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sábado, 30 de abril de 2022

Una guitarra para Manuelita

POR ROBERTO L. ELISSALDE

EL Museo Histórico Nacional acaba de publicar el segundo volumen dedicado a sus colecciones, esta vez centrado en a ponchos e instrumentos musicales. En el mismo llaman la atención dos guitarras: una de Juan Manuel de Rosas y otra encargada para su hija Manuelita.­  La afición por la guitarra viene desde tiempos inmemoriales, traída por los conquistadores, el padre Furlong recuerda que "el siglo XVI fue en España el siglo de la guitarra''. Se conocieron varias obras referidas a este instrumento: Luis Millán publicó su Libro de música de vihuelas de mano en 1535; Luis de Narváez al año siguiente; Los seis libros del Delfín de música para tañer vihuela; Enrique Enríquez doce años más tarde; lo mismo que tratados de Miguel de Fuenllada, Luis Venegas, Tomás de Santa María, Esteban Daza; siendo la última la que apareció en 1586 con el título: Luz y Norte musical para caminar por las cifras de la guitarra española.­

Fue tal el interés que hubo por ellas que en 1604 en una tienda de Córdoba se vendían "100 cuerdas de bigüela, a dos reales la cuerda'', y en 1614 un comercio similar tenía "4 docenas de cuerdas'' del mismo instrumento. Los aficionados encontraban guitarras misioneras y chilenas, lo que significa que las primeras eran fabricadas por los naturales en las reducciones de los jesuitas. ­Las mujeres debieron ser buenas ejecutantes ya que el antecedente más remoto sobre ellas lo tenemos en doña María de Tejeda que en 1609 tenía "una bigüela buena''.  Alexander Gillespie rescató durante su estadía en Buenos Aires en 1806 que "los valses estaban en boga y la música de piano acompañado con guitarra, que todos los rangos tocaban''. Fue invitado a comer a la casa "de un capitán de ingenieros'', era José Gregorio Belgrano el anfitrión a quien acompañaba su mujer María del Carmen Cabral (no Manuel como lo supone la autora de la nota), y en esa reunión "la dueña de casa con otras dos damas que entraron, nos divirtieron con algunos lindos aires ingleses y españoles en la guitarra, acompañados por esas voces femeninas''.­    Un paisano oriental, Bartolomé José Hidalgo, excelente autor se dedicaba a exaltar a los gauchos con sus cielitos patrióticos o las proezas de San Martín, admiraba el arte de Mariquita Sánchez para ejecutar la guitarra le dedicó sus versos en El Censor del 23 de mayo de 1818, bajo el título de "Remitido'':    "Señor Censor: La crítica de que V. está encargado por su oficio abraza en uno de sus extremos, el elogio de los talentos y de las producciones discretas que hacen honor a nuestra ilustración. Con este objeto le remito la adjunta Oda compuesta en momentos por un admirador de la singular destreza con que una señorita de esta capital toca la vihuela. Se sabe bien quien es entre nuestras damas la que descolla sobre todas en esta habilidad -no es preciso nombrarla. Todo lo raro y honesto merece alabanza. El poeta ya ha cantado El triunfo de Maipo con mucho brío, y con muchas sales; esta advertencia es precisa para que no le muerda por la elección del asunto". Y a continuación se reproducen los versos de Hidalgo que comienzan así: "¿Que mano angelical en mis oídos / derrama generosa su dulzura? / ¿Quién embargando ¡Oh dioses! Mis sentidos / su canto lleva a la celeste altura / y roba la armonía de las aves''.    Unos años más tarde el joven Juan Cruz Varela también en referencia a Mariquita y su virtuosismo en la guitarra apuntó: "Un instrumento igual, con igual arte, escuché yo esta vez, pero tañido. Por diestra mano de argentina airosa''.­

EL LUTHIER  ­No es de extrañar que Manuelita Rosas fuera una ejecutante de guitarra, y posiblemente bastante buena, pero no encontramos documentación alguna que lo prueba. Por el instrumento que se conserva en el Museo Histórico Nacional (una guitarra de seis cuerdas) ahora sabemos esta afición de Manuelita. Fue encargada hacia 1850 por un grupo de partidarios de su padre al luthier Francisco Pedro España, un hombre entonces de 57 años, natural de San Juan les Fonts en la provincia de Gerona, quien había estudiado con el francés Thérèse de Mirecourt con quien trabajó hasta 1835. Fue un luthier muy exitoso en su taller, empleando artesanos de nivel, además de violines, violas, violoncelos, contrabajos y pianos que llevan su sello; hizo guitarras decoradas y confeccionadas con maderas exóticas, como se puede apreciar en la encargada por los admiradores de su padre para Manuelita.­

La guitarra llegó a Buenos Aires después de la batalla de Caseros y fue subastada entre los que habían puesto el dinero para adquirirla. Le cupo la suerte a Gregorio Ibarra que pagó por ella 20 onzas de oro. El adquirente era el conocido litógrafo porteño, cuyo negocio situado en la calle de la Catedral (hoy San Martín) 77, alcanzó amplia fama y también muy meritoria, donde no faltaron láminas costumbristas o reproducciones de edificios públicos, como también los Trajes y Costumbres de la Provincia de Buenos Aires.   Hombre de indudable cultura fue quien en 1846 tasó la biblioteca de Bernardino Rivadavia, además aficionado a la música en 1837 publicó el Boletín Musical que alcanzó 16 números y en el que colaboraban entre otros los jóvenes Nicanor Albarellos y Fernando Cordero, que como Ibarra eran eximios guitarristas.­

Los retratos del general Oribe y de doña Encarnación Ezcurra de Rosas salieron de su taller; su hijo Francisco fue ahijado de doña Agustina López de Osornio madre del Restaurador lo que demuestra la relación familiar. Ibarra falleció en Montevideo el 3 de diciembre de 1883 y hasta el fin de sus días conservó esa guitarra para Manuelita en su poder.­

Fue justamente su hijo Francisco quien en 1899 vendió esta guitarra al Museo Histórico Nacional, representado por su director Adolfo P. Carranza, con correspondencia que da cuenta de lo comentado. El instrumento con su estuche original entró al patrimonio el 16 de junio de 1899.­

LA OTRA­  ­El Museo Histórico conserva otra guitarra de origen gaditano cerca de 1840, obra del luthier Federico Dañino, que perteneció a Juan Manuel de Rosas, comprada por la institución a su nieto Manuel Terrero, hijo de Manuelita. Esto nos hace pensar que en la intimidad familiar el gobernador también era aficionado a ese instrumento. Fue en La Prensa donde el 12 de junio de 1932 se publicó la tradición de Manuel Bilbao, que durante una fiesta en Los Cerrillos en San Miguel del Monte, "terminado el pericón, don Juan Manuel, en medio de la expectativa general, tomó una guitarra en la que punteó un gato''.­  Quizás en ella Manuelita también aprendió a tocar, observando de lejos a los paisanos de la estancia mencionado o a los de la Estancia del Pino, donde pasaba algunas temporadas.   Lo cierto es que la publicación del Museo Histórico Nacional, dando a conocer sus colecciones, auspiciada por sus autoridades y solventada por los Asociación de Amigos, es como afirma en el prólogo el director "una instancia de producción de conocimiento''.­

viernes, 29 de abril de 2022

"LOS NOBLES ODIOS" Monumento a Sarmiento en tierras de Rosas.

 POR RICARDO GERACI DEL CAMPO RIOS

La historia nacional no ha podido escaparse de los revanchismos y las causas basadas -en algunos casos- por el total desprecio hacia el "otro" como recurso ideológico. La escuela historiográfica mitrista se ha encargado bien en poner el acénto en la construcción de antagonismos, héroes y villanos. Pero no hay un sólo responsable en la fabricación de un relato aprobioso contra los vencidos. Los mal llamados "Vencedores de Caseros" (*) no fueron los mismos que erigieron el parque Tres de Febrero o el monumento a Sarmiento donde antes estuvo la casona del Restaurador en Palermo de San Benito. Si, la misma linea antirrosista se fue amalgamando y estableciéndose con más fuerza, en tiempos donde era visible, el fin de la época criolla.
Basta con indagar variedad de fuentes en relación al emplazamiento del monumento a Sarmiento para establecer un tufillo a morbo y a revancha. Y no justamente de parte del sanjuanino, que fue enemigo político de Rosas, pero que no dudó en utilizar la honestidad intelectual cuando reconoció en don Juan Manuel aquello imposible de ocultar, o cuando él mismo dio a entender que muchas de sus críticas estaban infundadas.
¿Fue Palermo de San Benito el lugar físico usado por los vencedores de Rosas y posteriores liberales, para el manoseo, la burla, la revancha sedienta y sín límites? ¿fue el lugar simbólico que eligieron para denostar, ocultar , defenestrar y tergiversar a Rosas?. Creo que no cabe duda que sí. Pero ¿porqué?. La Comandancia de Rosas de los Santos Lugares fue quizás el lugar físico más importante desde lo político y militar. Desde allí se comandó la Guerra del Paraná y desde allí salieron las milicias que iban a defender el régimen rosista en Caseros. Palermo fue el centro de las relaciones sociales y diplomáticas del periodo 1843-1852. Por su cercanía al casco urbano de la ciudad, también podría que su utilización difamante, tuviera que ver con ello. Rosas era dueño, amo y señor de toda la campaña. En la ciudad los negros, mulatos y orilleros, más una acotada pero leal comitiva de "buenos apellidos"
eran sus únicos seguidores. El resto durante el período que abarcó desde 1835 hasta 1852 (excluyendo a un importante número de comerciantes nacionales y en su mayoría extranjeros) lo odió con firmeza y desdeño.
¿SE PUEDE OCULTAR EL PASADO CON EL EMPLAZAMIENTO DE UN MONOLÍTO?
El primer error que los vencedores cometieron y siguieron sus acólitos a lo largo de las décadas no fue la confiscación ilegal de los bienes de Rosas, sino el premeditado ocultamiento de los hechos. Con Rosas prohibido, negado, ninguneado, lo único que lograron fue estimular en las expresiones políticas que se sucedían, una permanente relación con el pasado punzó.
El emplazamiento del monumento a Sarmiento expone de manera categórica a Rosas y lo cubre con velo al "padre del aula". Si el objetivo era construir sobre una parte muy importante del periodo rosista que fue Palermo de San Benito, un monumento impactante desde la intención psicológica de lo social y que determine una sola visión del pasado, entonces ello ,que por décadas se trató de establecer con discursos escolares y desde la Academia Nacional de Historia, no tuvo ni tendrá el impacto que quiso dársele a perpetuidad.
En 1855 se creó el Municipio de Belgrano y las tierras del caserón de Rosas ya confiscadas conservaban el casco. Pertenecían a dicho municipio por ley de la Legislatura de Buenos Aires. De a poco se fue utilizando el predio para diversas tareas o exposiciones y le seguía siempre la idea de hacer provecho de los grandes espacios verdes, para convertir gran parte del predio en un parque público. Esto merece una aclaración. Las tierras de Palermo de San Benito, si bien su dueño -desde la adquisición de las tierras a Domingo Palermo- era Rosas, lo hizo un paseo en grandes extensiones de carácter público. De hecho, la mesa de todas las noches estaban abiertas a sesenta comensales. El avance de la modernidad fue mejorando luminaria y el suelo, más allá de que el piso de conchilla utilizado por el Restaurador fue de una calidad suprema, se fue mejorando los caminos, aún así, antes que todo eso sucediera, tuvo mucho que ver el trabajo faraónico de darle calidad de habitat a unas tierras inhabitables por parte del rosisno en su totalidad Es vergonzoza la falta de sinceridad en las investigaciones acerca de las tierras en cuestión. Se ocupó parte del edificio como lugar de instrucción del Ejército que sería antecedente del Colegio Militar de la Nación. También pegado a los terrenos de la Casona El “Buenos Aires Cricket Club” arrienda al Municipio de Belgrano una franja de Palermo
vecina al lago de la residencia de Rosas, donde hoy funciona el Planetario Galileo
Galilei. En esos terrenos se jugará en 1866 el primer partido de fútbol en territorio
argentino, organizado por el Buenos Aires Foot Ball Club.
Por decreto-ley, la antigua residencia de Rosas se convierte en sede del Colegio Militar.
Permanecerá allí hasta 1892. En 1875 el Presidente Nicolás Avellaneda inaugura el Parque 3 de febrero en honor (el nombre) a la fecha en que se efectuó la batalla de Caseros. la Comisión Administradora del Parque 3 de febrero llevaban la firma de su Presidente Domingo Faustino Sarmiento y su Secretario Carlos Pellegrini. Lo que siguió fue una permanente acentuación de los valores liberales en función del trato a nuestra historia. En la plaza de los Portones ( hoy Plaza Italia ) el Congreso Nacional autoriza en 1897 al Ejecutivo a erigir en aquella plaza un monumento a Garibaldi. Invasor, mercenario y asesino de gauchos. Está de más decir que los reconocimientos y monolitos se iban efectuando, acentuando más los odios para nada nobles, que el mismo Mitre había fomentado. Se seguía combatiendo a Rosas y lo que representaba. aún con el caudillo vencido y hasta fallecido. Cada acto de aprobio hacia el Restaurador estaba solapado por la intencionalidad en reconocer a aquellos que lo habian enfrentado. Como mueca burlona, intencionada desde el odio, se sucedian los nombres y homenajes. Se intentaba romper cada molécula de rosismo como tratando de borrar en la memoria colectiva, cualquier alusión o atisbo de tal concepto.
El 3 de febrero de 1899 en la madrugada, se inició el derrumbe definitivo del Caserón de Rosas en Palermo. Un año después. el 25 de mayo del 1900 se inauguró sobre los restos del Caserón el monumento a Sarmiento. Sarmiento ¿es culpable? pues no, fallece un 11 de septiembre de 1888. Ni de eso lo podemos responsabilizar ni de la bochornosa inauguración. Dejemos que Pablo Tour un historiador palermitano nos de una idea de que fue lo que ocurrió:
" El monumento generó descontento popular debido a la falta de parecido del rostro de Sarmiento. El día de la inauguración estaba organizado como un verdadero festejo, incluyó la iluminación de la parte céntrica de la ciudad y de la Casa de Gobierno. Todas las celebraciones se vieron empañadas por el comentario generalizado de los asistentes al acto, cuando el monumento fue descubierto, la exclamación fue generalizada: ‘¡Ese no es Sarmiento!' ".
El trabajo hecho por Rodin en Francia que suscitó algunas críticas tuvo la justificación artística del autor. Según Tour, Rodin expresaba: “para mí la escultura moderna no debe ser una imitación de la fotografía. El artista no solamente tiene que trabajar con su mano, sino, sobre todo, con su inteligencia”.
El Sarmiento digno de una pose yendo hacia adelante como aparece en la obra de Rodin, urgido como el vencedor de la civilización frente a la barbarie, tampoco es obra del sanjuanino. Toda intencionalidad estuvo manifestada desde distintos sectores que contribuyeron a unificar el relato antirrosista. Los "nobles odios" de Mitre fueron la llama precursora de la tergiversación de los hechos históricos en pos de la conveniencia político-ideológica. Lo ironico es que han combatido al realismo político de Rosas, con ideas y elucubraciones, intrigas de por medio. Lo han seguido combatiendo aun fallecido el caudillo pampa desde la perspectiva ideológica. Eregir un monumento a instancias de disciplinar a la chusma y manipularla en el afán del desconocimiento de las causas reales, no es otra cosa, que favorecer el oscurecimiento del espíritu de un pueblo que ha sabido pelear siempre del lado correcto. Más allá de a quien o quienes hayan seguido, el pueblo jamás se equivoca.
Nunca será una solución fomentar los "nobles odios". De frente se encuentran hoy Sarmiento y Rosas cada uno reconocido en monumentos. Sigamos escribiendo la historia sin militar por las causas resentidas.
Ricardo Geraci.
(*) Los vencedores en el Palomar de Caseros fueron los entrerrianos, orientales y brasileños. No se puede afirmar que el gobierno nacional de Julio Argentino Roca sea esa linea.
Fuentes consultadas:
Sarmiento / Espacio y Política dirigido por Estela Pagani. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires Año 2010
Schávelzon-Ramos/ El Caserón de Rosas.
Historia Palermo/ Pablo Tour Net

A 40 años del hundimiento del Crucero General Belgrano

Por el Prof. Julio R. Otaño

Hoy estamos nuevamente reunidos, como lo hacemos año a año, para rendir homenaje a los “Navegantes de la Guerra de Malvinas” del Crucero General Belgrano, del submarino “Santa Fe”, del Aviso ARA “Alférez Sobral”, de la Corbeta “Guerrico”, y demás unidades de la Flota de Mar que participaron en el conflicto del Atlántico Sur.  El Belgrano, llamado USS Phoenix, fue el tercero en llevar ese nombre en la armada estadounidense. Fue botado el 12 de marzo de 1938. Durante la Segunda Guerra Mundial operó en la costa oeste y se encontraba en el interior de Pearl Harbor durante el ataque japonés del 7 de diciembre de 1941.   Fue vendido a la Argentina con otro de su clase, el USS Boise, en octubre de 1951. Fue bautizado ARA 17 de Octubre y luego la “Revolución Libertadora” lo rebautizó como General Belgrano.  Sobrevivió al ataque japonés a Pearl Harbor, pero un 2 de mayo de 1982 y a las 4 de la tarde, fue atacado por el submarino nuclear Conqueror fuera de la zona de exclusión y, de sus 1092 tripulantes, se llevó la vida de 323 Héroes de nuestra patria. 

Dos torpedos impactaron en el crucero Belgrano, iniciando una rápida escora a su babor y comenzaba a hundirse, partiendo a su apostadero definitivo, dando tiempo a que gran parte de su dotación pudiera abandonarlo, llevando consigo 323 marinos convertidos en su más leal guardia de honor, acompañándolo en el lecho del mar para su reposo final.  Su Comandante,  Capitán de Navio Héctor Bonzo, dió órdenes para salvar al Crucero ya herido de muerte. Firme, inquebrantable, con absoluto control de sí mismo, mientras se vivían momentos trágicos que, sin duda, destrozaban su corazón.  Finalmente ordenó abandonar el buque.  Dando ánimo y apoyo, recorriendo las cubiertas, donde permaneció hasta último momento, no sin antes asegurarse que todos los sobrevivientes hubiesen abordado su correspondiente balsa.  No hubo lugar para titubeos, actitudes egoístas o pérdidas de control por la situación tensa que se estaba viviendo; todo lo contrario: liderazgo, disciplina, asistencia al compañero en dificultades, Y en el último adiós al guerrero herido, cuando su figura desaparecía hundiéndose en la inmensidad del océano, un solo grito se escuchó desde todas las balsas que comenzaban su largo periplo en el mar: “¡Viva la Patria, Viva el crucero Belgrano!”.  También hay que rendir homenaje a los cientos de marinos que desde el mar y el aire, se comprometieron en la operación de rescate más ardua y exitosa de la historia naval Argentina, acudiendo con altísimo riesgo.  Como aquella aeronave Neptuno que localizó las primeras balsas, y cuya dotación aceptó continuar la búsqueda a pesar de no contar con combustible suficiente para aterrizar.  Todo queda resumido en la respuesta que dio el entonces Comandante del aviso ARA Gurruchaga, bastión en esta operación, ante la pregunta de un integrante de su dotación, ya agotado después de tanto esfuerzo, y conociendo el enorme riesgo al que estaban expuestos, sobre hasta cuanto más iban a permanecer en el área de operaciones. La respuesta fue clara y contundente: “Hasta la última balsa”.   Hoy 323 voces nos hablan de patria e ideales, resuenan como un eco profundo en nuestras almas, humedecen nuestros ojos, nos marcan una ruta y un destino.  323 tripulantes continúan, en esas bravas y heladas aguas, custodiando nuestra soberanía y nuestro pabellón, que seguramente continúa ondeando en lo alto del palo mayor, y en fechas como estas, nos recuerdan que hay una misión no concluida.  Trescientas veintitrés voces que nos gritan Que todavía queda abierta una herida Todos los días nos recuerdan que Malvinas Fueron son y serán Argentinas.

lunes, 25 de abril de 2022

ALBERDI Y ROSAS SE CONOCEN…

Por Ricardo Geraci del Campo Ríos

El 17 de octubre de 1857 en la casa de un banquero inglés, Mr Dickson, don Juan Manuel de Rosas y Juan Bautista Alberdi se encontraban por primera vez personalmente en Londres.
Entre estos dos, hubo idas y vueltas propios de los vaivenes lógicos de la historia argentina del siglo XIX, pero que se podrían de buena fe, analizar cada uno en su contexto. Alberdi ni Rosas eran los mismos en aquel 1857, de lo que fueron veinte años atrás. Aun así, hay algunas confluencias interesantes entre ambos ya hacia 1837, de manera indirecta.
El folleto u opúsculo (*) titulado “Fragmento preliminar al estudio del Derecho” de Juan Bautista Alberdi, editado en Buenos Aires hacia 1837, que sirvió justamente de base para “Las Bases…” y que plantea de forma esquemática los hechos ocurridos en el país desde el 25 de Mayo de 1810 y analiza la independencia americana y el rol del entonces gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas. En uno de los párrafos hace mención al caudillo bonaerense, y afirma:
…” No es (Rosas) un déspota que duerme sobre bayonetas mercenarias. Es un representante que descansa sobre la buena fe, sobre el corazón del pueblo. Y por pueblo no entendemos aquí la clase pensadora, la clase propietaria únicamente, sino también la universalidad, la mayoría, la multitud, la plebe”.
Hay otra confluencia interesante que mencionar entre el intelectual y el estanciero, a causa de las “Bases…”, que tan buen servicio si se quiere prestaran a la Convención Constituyente, Urquiza decidió que Alberdi serviría mejor fuera del país que dentro del mismo. Por ello, aun con la imposibilidad del intelectual de volver a la patria, el entrerriano lo nombró Encargado de Negocios de la Confederación Argentina en Paris y Londres.
Para ese 1857, Rosas y Urquiza ya tenían un fluído intercambio epistolar desde 1852 cuando luego de las confiscaciones de los bienes del Restaurador, Rosas imposibilitado económicamente para poder valerse en el exilio, reclama de buenos modos, diría Alberdi al escribirle a Urquiza: “… indudablemente el general Rosas se conduce mejor como vencido, que lo hacía como vencedor”, sobre la ilegal tarea a la que estuvo casi obligado Urquiza de confiscarle los bienes. San Nicolás de los Arroyos fue a mi modo de ver, el guiño de Urquiza a Rosas de que el “rosismo” no había sido sepultado, por el hecho de tener a su máximo representante, exiliado. Don Justo José convoco a los gobernadores que en su mayoría fueron gente de Rosas, a firmar un acuerdo que, en definitiva, reconoce en suma lo realizado por el gaucho de los Cerrillos.
Hay una confluencia entre Rosas, Alberdi y Urquiza aquí. El Restaurador buscó a su manera, reconociendo el gobierno de la Confederación y a su jefe, un buen resultado que le permita de hacerse de la venta de algunos de sus bienes y de esa manera, poder tener algo de dinero para la subsistencia en Inglaterra. Esto lo digo, más allá de que uno puede percibir en el trato epistolar con Urquiza y su trato con Alberdi al poder conocerlo personalmente, que Rosas no actuaba. Sus palabras parecen la de un hombre derrotado, con el orgullo herido por andar pidiendo en definitiva lo que legalmente le correspondía, pero consiente de ser un vencido y con la humildad de quien sabe reconocer en los otros las conquistas, pero absolutamente se lo percibe honesto. Rosas podía en una oración o en algún pasaje de alguna charla pasar de la picardía de quien maneja bien el lenguaje, los tiempos y los climas, a ser severamente brutal desde la honestidad sin percatarse inclusive de incurrir hasta en alguna grosería.
Alberdi como Encargado de Negocios de Urquiza, le va a visitar y naturalmente no lo hace en función de ese cargo. El tucumano, residía en Paris y los viajes a Londres por temas que le eran obligatorios, lo llevaron a entrevistarse con Rosas. Este último conservaba el opúsculo de Alberdi en un lugar de su biblioteca que fue descubierta tras la batalla de Caseros. Con esto no puedo afirmar a ciencia cierta si Rosas había o no leído la obra de Alberdi, pero no se puede negar que había consideraciones de todo tipo y no solamente la antinomia propuesta por algunos, descontextualizando al personaje y condicionando su obra, a interpretaciones obsecuentes y para nada verosímiles.
Lo siguiente parte de lo que don Juan Bautista Alberdi remite de manera minuciosa y descriptiva a Urquiza, sobre su visita en Londres al ex Gobernador de la provincia de Buenos Aires.
“Londres, 18 de octubre de 1857”
Anoche conocí a Rosas. Consentí en encontrarme con él en casa de Mr Dickson, por sus actuales circunstancias. Procesado sin discernimiento, ni derecho, quise protestar en cierto modo contra eso, tratándole. Su actitud respetuosa a la nación y a su gobierno nacional, me han hecho menos receloso hacia él.
Hablaba inglés con las damas cuando yo entre. El señor Dickson nos presentó, y me dio la mano con palabras corteses. Poco después me habló aparte, sentándonos en sillas puestas por él ambas. Me encargó de asegurar al general Urquiza la verdad de lo que me decía como a su representante en estas cortes: “que estaba intensamente reconocido por su conducta recta y justa hacia él; que, si algo poseía hoy para vivir, a él se lo debía”. Me renovó a mí sus palabras de respeto y sumisión al gobierno nacional.
Al verle le hallé más viejo que lo creía, y se lo dije. Me observó que no era para menos, pues tenía sesenta y cuatro años.
Al ver su figura toda, le hallé menos culpable a él que a Buenos Aires por su dominación, porque es la de uno de esos locos y medianos hombres en que abunda Buenos Aires, deliberados, audaces para la acción y poco juiciosos. Buenos Aires es el que pierde de concepto a los ojos del que ve a Rosas de cerca. ¿Cómo ha podido este hombre dominar ese pueblo a tanto extremo? es lo que uno se repite dentro de sí al conocerle.
Habló mucho. Habla inglés, mal, pero sin detenerse, con facilidad. Es jovial y atento en sociedad.
Después de la mesa, cuando se alejaron las señoras, habló mucho de política: casi siempre se dirigió a mí, y varias veces vino a mi lado. Me llamaba señor ministro y a veces paisano; otras por mi nombre.
Habló mucho de caballos, de perros, de sus simpatías por la vida inglesa, de su pobreza actual, de sus economías, de su caballo y de los caballos ingleses.
No es ordinario. Está bien en sociedad. Tiene la fácil y suelta expedición de un hombre acostumbrado a ver desde alto el mundo. Y sin embargo, no es fanfarrón, ni arrogante, tal vez por eso mismo, como sucede con los lores de Inglaterra, las más suaves y amables gentes de este país.
Su fisonomía no es mala. Se parece poco a sus retratos. La cabeza es chica, y la frente, echada atrás, es bien formada más bien que alta. Los ojos son chicos. Está cano. No tenía bigotes ni patilla. No estaba bien vestido: no tenía ropa en Londres. Ha venido por quinces días a imprimir y publicar su protesta. (nota mía: la protesta fue la carta que Rosas publicó en diarios franceses e ingleses sobre el tema de sus confiscaciones, para que el gobierno de Buenos Aires reconsidere el asunto).
Me dijo que no había sacado plata de Buenos Aires, pero sí, todos sus papeles históricos, en cuya autoridad descansaba. Él dice que guarda sus opiniones sin perjuicio de su respeto por la autoridad de su nación.
Recordó que él no había echado a Rivadavia, ni hubiera rehusado recibirlo. Fue bajo Viamonte, según dijo, el destierro de aquel.
Después de Balcarce, ningún porteño en Europa, me ha tratado mejor que Rosas, anoche, como a representante de la Confederación Argentina.
Otra de las peculiares cuestiones que unieron si se quiere a estos dos hombres de la historia argentina, fue el intercambio epistolar entre Alberdi e Ignacia Gómez de Cáneva, viuda y hermana de la fiel amiga del Restaurador y de Manuelita, Josefa “pepa” Gómez, que tuvo un largo y nutrido intercambio con el tucumano y residió durante un tiempo en casa de Manuelita en Londres. Leyendo solamente algunos pasajes de ese intercambio, queda clarísimo que en cada documento válido y fidedigno se esconde muchísima información de primera mano, acerca de elementos que pintaban en este caso a Manuelita, como generosa, buena madre, buena esposa, sincera, afectuosa y sublime. Marca una distancia entre su amiga y Eduarda Mansilla, a la que, en muchos pasajes de sus cartas con Alberdi, la crítica por su maldad, por vivir en una irrealidad incapaz de hacer feliz siquiera a su esposo. Estas palabras que compartía con Alberdi, le daban aún más al hombre de Las Bases descripciones sobre la familia Rosas y por sobre todo hablaba de por sí del hombre que años antes había sido el más poderoso de la América del Sud.
Si bien fue la única vez donde Dickson en que Alberdi y Rosas tuvieron contacto cara a cara, los intercambios de mensajes fueron sucediendo y aquí remitiré uno del 3 de noviembre de 1857 en donde JB le escribe a Urquiza sobre sus impresiones sobre Rosas:
“Yo no creo insignificantes la adhesión y respeto que Rosas profesa hoy al gobierno nacional argentino. Prescindo de lo que él pueda valer en nuestro país. En Inglaterra hay preocupaciones en su favor; y las simpatías inglesas no son un elemento de desdeñar. Lord Palmerston , Lord Aberdeen, el banquero Baring, y gentes así, le visitan y reciben con distinción. El espectáculo de la vida libre en Inglaterra le ha enseñado a conocer que se puede pensar en oposición con el gobierno sin ser enemigo del país y digno del cadalso. Cinco años de esta escuela y de la de su desgracia, han influido en él, indudablemente, y yo creo que su respeto al gobierno parlamentario que ha organizado V.E no es del todo afectado. Es más o menos el sistema de gobierno que él ve ahora en Inglaterra”.
Luego hay más intercambios entre el Encargado de los Negocios en el Exterior de la Confederación Argentina y Urquiza, que datan del 7 de abril de 1858 y otra del 7 de mayo.
No hay intención alguna de evitar coincidir con aquellos que antagonizan a estos dos personajes de nuestra historia, es quizás la manera de entender también que descontextualizar al personaje, utilizando artilugios tales como agarrar una frase y enjuiciar con tan solo elementos que no determinan absolutamente nada, sino se los engloba como parte del proceso natural que las personas experimentamos a lo largo de nuestras vidas. Nunca somos lo mismo, ni año a año, ni mucho menos en décadas. Lo que no intento aquí es indultar a Alberdi (como si hubiera que hacerlo) ni hacer lo mismo con Rosas.
Es simplemente la coincidencia si se quiere de dos hombres con diferencias notables, pero que en algún punto en situaciones donde los encuentra diametralmente opuestos (uno como plenipotenciario y el otro exiliado) confluyen y logran acercar posiciones que en definitiva son la prueba cabal de que no todo en la historia se puede medir desde “el aguante”. No se puede tomar posición por uno u otro, porque tal cosa no existe. Los hombres de nuestro pasado aun con diferencia, podían diferenciar entre Ser y Parecer, se era patriota o no, en consecuencia, a eso, se actuaba. Rosas fue más bien un hombre de acción, como inclusive lo pinta Alberdi cuando no ve en Rosas nada distinto a esos hombres desprejuiciados de Buenos Aires, de pocas palabras y mucho entusiasmo. Rosas se dirigió a Alberdi sin distinciones, y con el respeto debido, más que al hombre de letras o al genio escritor, al funcionario nacional. Entre ambos escribieron a su modo parte fundamental de los hechos más destacados de nuestra historia nacional.
(*) opúsculo: Tratado científico o literario de corta extensión.
Ricardo Geraci.
Fuentes consultadas: Cartas de una dama porteña a Juan Bautista Alberdi. PDF
Alberto Moreno: Correspondencia entre Rosas y Urquiza. PDF
Beatriz Doallo: El Exilio del Restaurador.

domingo, 24 de abril de 2022

LA CARTA DE SAN MARTÍN SOBRE LAS MALVINAS

 Por Luis Carranza Torres

Se trata de una misiva que San Martín le escribió desde Mendoza el 14 de agosto de 1816 al ministro de Guerra en Buenos Aires, coronel Antonio Beruti.  La misma fue comprada por el gremio de los diplomáticos argentinos en 1988 en una subasta en Londres, y luego donada a la Cancillería, cuyo original sigue en poder del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto.
Desde agosto de 2014 una copia es exhibida en el Museo de Malvinas e Islas del Atlántico Sur en la ciudad de Buenos Aires.


El por entonces coronel mayor San Martín, gobernador intendente de Cuyo y General en Jefe del Ejército de los Andes, se encontraba en la plena tarea de reclutar hombres para remontar los efectivos de dicha gran unidad militar para poder cruzar los Andes e iniciar su campaña libertadora.
Por ello es que escribe tal misiva al ministro de guerra.
Un detalle curioso de la historia: no existía en el ejército de las provincias unidas el grado de general, sino de Brigadier, como actualmente en la Fuerza Aérea Argentina. El grado de coronel mayor, creación revolucionaria, pertenecía a la categoría de los oficiales superiores y era el inmediato anterior de éste.
San Martín no sería ascendido a Brigadier sino después de la batalla de Maipú.
En la misiva del Libertador, respecto de los condenado por penas militares, "con el objeto de hacer útiles al Estado estos individuos... retrayéndolos de sus pasados extravíos, los conduzcan por las sendas de la probidad y honor con provecho de la causa pública”, le pide al ministro de Guerra en Buenos Aires que «disponga que todos los de alta clase que se hallen presos en esa jurisdicción de su mando sentenciados a los presidios de Patagones, Malvinas u otros sean remitidos a esta capital con copias de sus respectivas condenas y a la mayor seguridad posible comprendiendo también en ellos a los desertores contumaces en este delito».

Ello, por "resultar conveniente al puntual cumplimiento de esta revolución". La necesidad de soldados para terminar de completar los efectivos del Ejército de Los Andes, era la causa de tal pedido. Para ello, el Libertador había echado mano a todos los medios. Redención de esclavos, cumplimiento de penas en el ejército, incorporar emigrados chilenos, leva de gentes sin oficio, a lo que sumaba la medida pedida en la carta.  La pena de presidio era más gravosa que la que se cumplía en simple "penitenciaría".
consistía "en la sujeción a trabajos forzados y constantes sin compensación, en los establecimientos militares destinados al efecto", trayendo aparejado la degradación militar, más la inhabilitación para cargos público por la mitad del tiempo de condena, a contar desde el cumplimiento de ésta, así como la interdicción civil que hace al penado inhábil para la administración de los bienes y lo somete a las disposiciones respecto de los incapaces.
Si bien en Malvinas nunca hubo un presidio o cárcel, sí se enviaba allí a personas condenadas por delitos a cumplir con su condena, permaneciendo allí en condición de reclusos.

Su texto muestra a las claras, a la par del conocimiento de San Martín sobre los territorios que integraban las Provincias Unidas, la efectiva y pacífica administración de tal territorio por las autoridades luego de la independencia de España. Un antecedente no menor a la hora de fundamentar los reclamos de soberanía sobre el particular y entender que la acción inglesa de 1833 no se verificó sobre una "res nulius" ni un territorio disputado por nadie. Se trató, pura y simplemente, de una apropiación por la fuerza.
Otro dato curioso es que por esa época, 1816, empezaba desde Buenos Aires a denominarse a los habitantes de las provincias unidas como "argentinos". Una denominación que pronto sería la del propio territorio.  No es el único antecedente que muestra el ejercicio de soberanía, relacionado a las penas de presidio: Otro remite al 28 de febrero de 1810, cuando se pronuncia sentencia contra Isidoro Zegarra y José Ximenes por parte del brigadier Goyeneche, comisionado por el virrey Cisneros, a seis años de presidio en las Islas Malvinas.
Dichas sentencias fueron oficializadas y publicadas en Buenos Aires por la Imprenta de los Niños Expósitos. Luego de acaecida la Revolución de Mayo, el 15 de junio de 1810, la Gazeta de Madrid publicó un fragmento del fallo dictado por Goyeneche, donde se remitía a los condenados a las Islas Malvinas.
El 29 de diciembre de ese año, Ximenes Pintado, agradeció al gobierno de Buenos Aires por haber sido liberado de su destino en las Malvinas. Manuel Moreno recordó el antecedente en una publicación editada en Londres en 1812, donde cumplía funciones para el gobierno revolucionario.
Pruebas, todas ellas, de los derechos soberanos de la República Argentina respecto de tal territorio. Al que desde finales de la década de 1980 se le suma además, la contribución de San Martín, impensada al ser redactada pero crucial en el presente.
Fuentes:
Barcelona, Eduardo, "En una carta histórica, San Martín mencionó en 1816 a las Malvinas como territorio argentino", TELAM 29-04-2017 17:40 - DOCUMENTO.
República Argentina, Código de Justicia Militar para el Ejército y la Armada, Compañía Sud-Americana de Billetes de Banco, Buenos Aires, 1898, disponible en Biblioteca de la Corte Suprema de Justicia, Número de Orden 2998, ubicación K 15.

viernes, 22 de abril de 2022

PARAGUAY E INGLATERRA.

Por Jorge Deniri
A efectos de aportar una información real respecto de la acción inglesa antes y durante la Guerra del Paraguay, transcribo algunos, - sólo algunos -, elementos de juicio al respecto.
• En junio de 1845, López padre ofreció sus soldados a Inglaterra y a Francia para su bloqueo a Buenos Aires.
• El 4 de marzo de 1853, su hijo Francisco Solano López firmó un tratado con Inglaterra por el cual el Imperio reconocía la independencia paraguaya a cambio de abrir el río Paraguay a la navegación de barcos mercantes británicos.
• En su misión oficial a Europa hacia , Solano López contrató técnicos e ingenieros ingleses y compró maquinarias inglesas para promover el desarrollo industrial de su país. Incluso trajo consigo de Londres un imponente barco de guerra, el Tacuarí, botado en astilleros ingleses.
• En septiembre de 1857, llegó a Londres el buque Río Blanco con un importante cargamento de productos paraguayos que fueron volcados al mercado inglés.
• La fundición de Ybycuí, de avanzada para la época, fue diseñada y construida bajo la dirección técnica del ingeniero inglés William Godwin, quien luego reemplazado por otro ingeniero inglés, John W. Whitehead.
• El ferrocarril paraguayo también fue construido por ingenieros ingleses, entre quienes se destacó William Pedisson.
• Las fortificaciones de Humaitá fueron construidas por el coronel inglés George Thompson, quien fue secundado en su obra por técnicos e ingenieros también ingleses.
• La trinchera de Curupaity también fue ejecutada en gran parte por George Thompson, el ingeniero inglés que también tuvo a su cargo la construcción de las fortificaciones de Pikysyry y Lomas Valentinas.
• Francisco Solano López siempre estuvo rodeado de colaboradores ingleses, entre ellos John Nesbitt, Charles H. Thompson, Percy Burell, Henry Volpi y Charles Twite
• El 5 de marzo de 1865, el Congreso Nacional paraguayo declaró la guerra a la Argentina. Para financiar la guerra, autorizó a López a tomar de Inglaterra un préstamo de 5.000.000 de libras esterlinas.
• El cuerpo médico del ejército paraguayo tenía un cirujano mayor, tres cirujanos con rango de capitán y un farmacéutico con jerarquía de teniente, todos ellos profesionales ingleses.
• Los cañones que se fabricaban en el Paraguay durante la guerra eran obra de ingenieros ingleses.
Hay mucho más, pero para muestra... y aclaro que en esto no tiene nada que ver la simpatía o la antipatía por los ingleses. Simplemente es una pesquisa sobre la verdad histórica. Quien tenga dudas, que lo corrobore o desmienta. Incluso las cañoneras que contrató López, fueron encargadas a Inglaterra. Como no las pagó, terminaron por adquirirlas los brasileños, que las usaron en su contra. Y el algodón que producía Paraguay, no "tapaba una muela" de las necesidades de los telares ingleses, que reemplazaron por algodón asiático el que ya no les llegaba del sur de los Estados Unidos.

martes, 12 de abril de 2022

Nuestras Mujeres Veteranas de Guerra de Malvinas

Por Julio R. Otaño
Las Islas Malvinas son un archipiélago formado por más de doscientas islas, en las que se destacan dos principales: Isla Gran Malvina e Isla Soledad. Casualmente, las dos llevan nombre de mujer. Están ubicadas en el Océano Atlántico Sur, a 343 kilómetros de la provincia argentina Tierra del Fuego y a 12.686 kilómetros del Reino Unido (El nombre “Malvinas” proviene de los primeros habitantes de las Islas, que eran malouines, franceses de Saint Maló, y ocupaban la parte occidental del archipiélago). Pero… ¿En Malvinas hubo mujeres? En ningún manual escolar figuran, pero dieciseis mujeres argentinas son consideradas veteranas de guerra. También hubo civiles que prestaron servicios sanitarios durante el conflicto y otras que se hicieron eco de la lucha por la soberanía nacional en las Islas. Todas fueron silenciadas, omitidas, y tuvieron que pasar muchos años para que, finalmente, se reconocieran sus presencias.

A partir de la Independencia, obtenida el 9 de julio de 1816, las Islas pasaron a formar parte del territorio argentino. En 1826 Luis Vernet, nacido en Hamburgo pero radicado en Buenos Aires, fundó Puerto Luis y en 1829 fue nombrado Comandante Político y Militar del archipiélago, convirtiéndose en el primer y único gobernador argentino en las Islas Malvinas. Vernet estaba casado con María Sáez, rioplatense y quien escribió “Diario de 1829 en Malvinas”. En sus escritos, relató la vida cotidiana de las mujeres malvinenses: organizaban cenas, visitas al cementerio y fiestas criollas. Se encargaban de colaborar con la tala de árboles y preparar equipaje para las expediciones de los hombres. De esta manera, María Sáez, fue la primera cronista de las Islas Malvinas. En algunos tramos de su diario cuenta: “Viernes 24 de julio: Buen tiempo, impaciente por aprovechar tan hermoso día, salí sin esperar a Vernet. Me encaminé hacia el arroyo del puente, y queriendo beber del agua tan cristalina que veía correr, pedí un vaso en la casa más próxima. Con ese motivo vi lo bien que se habían acomodado algunos de los nuevos colonos. No sentí frío alguno. La hermosura del pasto,siendo tan verde y tupido, pareció que pisé sobre una alfombra.”Miércoles 12 de Agosto: Chubascos de nieve con viento fuerte todo el día. Hoy se fue Doña Mariquita al pescadero de su marido. Ella se va a encargar de dirigir la salazón de los pescado.” “Domingo 30 de Agosto: Vernet tomó hoy posesión de la isla en nombre del gobierno de Buenos Aires. Se reunieron los habitantes,se enarboló la Bandera Nacional y se tiraron veintiún cañonazos, repitiendo sin cesar el ¡Viva la Patria!. Repartí a los ciudadanos dos cintas, una por cada color de nuestra Bandera Nacional” . Dentro de la familia Vernet, estuvo el primer nacimiento registrado en el archipiélago, y fue el de una mujer: Matilde Vernet y Sáez (1830-1924). Hija del matrimonio gobernante y apodada Malvina. Fue la primera persona documentada como ciudadana isleña, además su documento de identidad era argentino. Matilde Malvina de grande se transformó en la primera mujer activista en reclamar nacionalidad y soberanía argentina en las Islas, reivindicando ante el periodismo mundial la demanda.

Desde la usurpación, Argentina mantuvo firme su postura y siguió reclamando soberanía y el derecho a la administración política y económica de las Islas. La resolución 2065 de la Asamblea General de la ONU, aprobada en diciembre de 1965, reconoció la existencia de una disputa de soberanía entre Reino Unido y Argentina en torno a las Islas Malvinas. De igual manera, encuadró el conflicto en una situación colonial y obligó a Gran Bretaña a negociar con Argentina. Esto significó el primer avance concreto en términos de políticas de estado. En este contexto, según documentos de la Cancillería Argentina, comenzaron a firmarse tratados de mutua cooperación para mejorar la vida de los isleños, con el objetivo de comenzar a acercar la vida cotidiana de las islas al Estado Argentino. Fue así que se enviaron maestras argentinas a enseñar castellano, se otorgaron becas para que los jóvenes malvinenses puedan estudiar en las Universidades Nacionales, las mujeres embarazadas podían atenderse en los hospitales públicos argentinos, se otorgó la doble nacional a los isleños y se instaló una planta de YPF en las Islas para brindar el gas en los hogares, entre otras cuestiones. En septiembre de 1966, un grupo de diecisiete jóvenes llevó a cabo el Operativo Cóndor. Tomaron un avión de Aerolíneas Argentinas, lo desviaron de la ruta autorizada y lo aterrizaron en las Islas Malvinas, desplegando 7 banderas argentinas y permaneciendo, de manera pacífica, 36 horas en las Islas. Al volver al país fueron encarcelados en Ushuaia. Entre los integrantes del grupo se encontró María Cristina Varrier, escritora y periodista, única mujer que participó del operativo. Guardó las siete banderas durante más de cuarenta años, prometiendo entregarlas al Estado Nacional cuando el gobierno reconociera el hecho como un acto patriótico y no delictivo.
El 2 de abril de 1982, se produjo la reconquista de las Islas Malvinas . La guerra duró 74 días, más de 23 mil soldados argentinos fueron movilizados, más de 1200 fueron heridos de gravedad y hubo un total de 649 muertos . También participaron 16 mujeres argentinas: Marta Beatriz Giménez, Graciela Liliana Gerónimo, Mariana Florinda Soneira, Marcia Noemí Marchesotti, Olga Graciela Cáceres, Doris Renee West, Susana Mazza, Silvia Barrera, María Marta Lemme, Norma Etel Navarro, María Cecilia Ricchieri, María Angélica Sendes, María Liliana Colino, Maureen Dolan, Silvia Storey y Cristina María Cormack . Todas se mantuvieron, durante más de treinta años, en el anonimato. Sin embargo, sufrieron los mismos problemas que los hombres combatientes: estrés postraumático, enfermedades relacionadas al mismo y angustia.
Las enfermeras Silvia Barrera , Susana Mazza, María Marta Lemme, María Cecilia Ricchieri, María Angélica Sendes y Norma Navarro, con su ejemplo de trabajo, sacrificio, abnegación, contención y cuidado lograron demostrar que la mujer está igualmente capacitada para participar en las fuerzas de defensa de una Nación, e hicieron que las autoridades pertinentes pensaran seriamente en incorporarlas. Abandonaron sus delantales blancos de instrumentistas quirúrgicas y tuvieron que usar uniformes y borceguíes que les quedaban grandes; y tras una breve instrucción partieron. La fuerza naval lo hizo desde el Palomar a Rio Gallegos y de allí, a bordo de buques mercantes o helicópteros al rompehielos Almirante Irízar, convertido en un gigantesco hospital flotante donde comenzaron a desempeñar sus roles. La principal misión de las enfermeras fue atender a cientos de soldados, darle fuerzas, contención, esperanzas y cuidarlos. A veces les pedían que les escribieran las cartas para sus familiares aunque muchos no tenían las manos heridas. Como consecuencia de la adrenalina de escuchar los bombardeos, el estrés del viaje y de la guerra, el trabajo de atender a los heridos a los que también tenían que contener afectivamente y la experiencia nueva de estar en un avión, un helicóptero o en un buque en altamar (en el que los vientos y las olas gigantes golpeaban obligándolas a atarse con vendas en las camillas, como también lo debían hacer los médicos y pacientes), las enfermeras durante estos diez días que estuvieron en la guerra no durmieron y tuvieron graves problemas y secuelas de salud. Los horrores de la guerra los vivieron en carne propia, el dolor de los soldados era su dolor, sanarlos era su tarea, contenerlos era inherente al instinto humano. Y así lo hicieron, con cada uno ellos, valiéndose de las herramientas que podían, aplicando lo aprendido, pero nada alcanzaba, aprendieron del día a día del conflicto bélico. Su lugar de trabajo fue el Buque Hospital ARA “Almirante Irízar” que navegaba en alta mar. Silvia Barrera, por entonces próxima a cumplir 23 años, recordó en una entrevista que se quedó a bordo del buque como todos los demás, a sólo 500 metros de la costa malvinense. Desde la cubierta, vivió los combates aéreos sobre su cabeza y el fuego cruzado de tierra, porque el barco estaba fondeado en una bahía. El Irízar albergó a casi un millar de heridos de todo tipo. Tras los combates fuertes, muchos de ellos provenían directamente del campo de batalla para evitar toda demora. Las instrumentistas hacían su trabajo y también, de camilleras y enfermeras. La tarea era doblemente difícil porque el Irízar rolaba hasta los 45 grados por efecto de las olas, y en esas condiciones debían operar con precisión. También la flota de la Marina Mercante dio su apoyo en el teatro de operaciones del Atlántico Sur.

LA ÚNICA MUJER EN MALVINAS DURANTE EL COMBATE María Liliana Colino Tenía 26 años, se había recibido de enfermera y de veterinaria, y obtuvo el grado de cabo principal. Su misión era la de salvataje y enfermería a bordo de los cargueros Hércules, que volaban bajo y a oscuras. Fue la enfermera que se ocupó de armar los botiquines de emergencia médica, que se llevaban en el Hércules C-130 cada vez que se iba a Puerto Argentino en busca de soldados heridos. Una noche uno de los médicos le dijo: –Lili,¿no te animas a venir con nosotros? Porque tenemos que transportar a muchos heridos y necesito a alguien que pueda actuar rápido. Así fue que empecé a participar de las misiones del Hércules. El Hércules C-130 es un avión de transporte táctico medio o pesado. Durante el conflicto armado, la Fuerza Aérea Argentina lo utilizó para llevar hacia las islas insumos bélicos y de supervivencia, también para trasladar a los heridos hasta el continente. Los viajes a Malvinas eran siempre de noche. Cuando llegó a Puerto Argentino, quedó carreteando, nunca podía parar o aterrizar porque debía estar siempre listo para levantar vuelo nuevamente en caso de ser detectado por las tropas británicas. Con el avión en movimiento Liliana logró bajar, una vez en tierra estaba todo oscuro, de lejos se escuchaban los bombardeos. El avión seguía carreteando mientras la mujer corría detrás de él, esperando que quedara vacío para volver a subir y poder cargar a los heridos. De pronto pudo ver que el avión comenzaba a querer levantar vuelo, eso significaba que los ingleses los habían detectado y se estaban aproximando al lugar, tenían que abandonar Malvinas lo antes posible. La cabo principal empezó a estirar su brazo derecho hacia adelante mientras corría, hasta que por fin logró tomarle la mano al oficial y quedó con los pies colgando a unos cuantos centímetros del piso. Los camilleros tomaban a los heridos de las piernas y Liliana los agarraba de las manos y arrastraba hasta el interior del Hércules, colocándolos uno al lado del otro en el piso. Luego de 36 dos minutos, el Hércules tomó vuelo y abandonó Malvinas, ya no podían permanecer allí. –Esa fue la primera vez que pisé Malvinas. Tenía un cagazo, fue pura adrenalina, creí que el Hércules iba a levantar vuelo sin mí y quedaría en medio de los bombardeos. Años después, en un reencuentro de oficiales que se hizo en Morón, un oficial me preguntó si yo era la mujer voladora. –recuerda entre risas y reflexiona -Para mí no significó nada en especial ser la única mujer en estar en Malvinas, fui una persona más ahí. Era mi trabajo, mi vocación y lo hice voluntariamente. El Hércules no podía viajar todos los días hacia Malvinas a descargar mercadería y rescatar soldados heridos esto, según Colino, fue lo que ocasionó que a los soldados argentinos les faltara comida y abrigos. “Por eso cuando llegan a Puerto Argentino lo encuentran lleno de cosas, llegó un momento en el que ya no se pudieron hacer más viajes en helicópteros para abastecer las distintas posiciones y quedó todo ahí.” El último vuelo del Hércules a Malvinas fue la segunda y última vez que Liliana prestó servicios en las Islas. Fue una noche de fines de mayo, el procedimiento fue el de siempre: Liliana bajó corriendo, sus compañeros tiraron los containers, se acercaron las ambulancias y se empezaron a cargar los heridos. Mientras se cargaban heridos, el piloto ordenó a los gritos cerrar las puertas de inmediato, debió despegar de urgencia y abandonar las islas. Dos aviones Sea Harrier detectaron la presencia del Hércules y comenzaron a perseguir a la aeronave argentina. Los ochenta heridos más los tres oficiales de la fuerza aérea iban sentados en el piso, aterrados, sin saber qué hacer ante el peligro de que los bombardearan y el avión cayera en medio del mar. Una vez que la nave se liberó de las amenazas de la aviación británica pudo volver a ingresar al país desde el lado chileno. El vuelo duró mucho más horas de lo normal, y al ser con silencio de radio, desde Comodoro Rivadavia no tenían noticia de ellos. Al bajar el piloto, Liliana y los dos oficiales de la Fuerza Aérea comenzaron a abrazarlos y tocarlos. No podían creer que estuvieran vivos.

Tahiana Marrone combatió en las islas como Osvaldo Marrone, sin embargo, a partir del 2015 afirma su identidad de mujer. Con 17 años formó parte del Batallón de Ingenieros N°9 y estuvo en Bahía Fox. Si bien busca ser reconocida como veterana de guerra, en los listados del Ministerio de Defensa su nombre continúa figurando como Osvaldo. Así, el caso de Tahiana Morrone tiene una peculiaridad: es estigmatizada y discriminada por su autoafirmación identitaria.

Silvia Barrera a bordo del Irízar durante Malvinas Profesional de la sanidad, civil, participó como voluntaria en el conflicto del Atlántico Sur. Reconocida oficialmente como Veterana de Malvinas, es en la actualidad la mujer más condecorada de la historia de las FF. AA. “Llegamos a hacer cirugías con una oscilación de 45 grados, atados los profesionales y pacientes, para movernos al mismo ritmo”. A los 23 años se anotó como voluntaria para viajar a las Islas Malvinas. Embarcada en el rompehielos ARA Almirante Irízar, permaneció dentro de la zona de conflicto desde 8 al 18 de junio de 1982. En la actualidad, se desempeña como encargada de Ceremonial del Hospital Militar Central y se dedica a dar charlas y organizar congresos en todo el país para difundir su experiencia. Al preguntarle sobre qué es lo peor de la guerra, no duda en afirmar: "Lo más doloroso es el después, la indiferencia, los detalles de la vida cotidiana. En mi caso, por ejemplo, aunque soy la instrumentadora más antigua del hospital y la mujer más condecorada de las FF. AA., tengo que pelear por un lugar en el estacionamiento del hospital. Sé que es algo menor, pero evidencia la falta de reconocimiento". No fueron designadas para trabajar en el Hospital de Puerto Argentino por un tecnicismo: no les habían dado "grado militar". Después de mucho discutir, decidieron que los heridos fueran atendidos en el barco. La mitad de los médicos bajó a tierra y el resto permaneció embarcado. El buque tenía 250 camas y trajeron al continente 370 heridos. Antes de bajar del barco, luego del cese el fuego, el 14 de junio de 1982, en Comodoro Rivadavia, debieron firmar un documento en el que se comprometían a no contar nada de lo vivido. Llegaron al Palomar el domingo 20 de junio y, al día siguiente, se presentaron a trabajar en el hospital, donde sufrieron una gran indiferencia. A la distancia, creyó que debieron pelear contra el prejuicio de hombres que no estaban preparados para reconocer el trabajo de las mujeres. En el 2002 recibiero el premio a las mujeres destacadas del Ejército, distinción instituida ese año. En 2012 fue reconocida oficialmente como Veterana de Guerra y en 2014 fuimos condecoradas por el Estado con la Medalla al Valor. Acota “Según nos dijeron, dentro de la historia de las FF. AA., después de las mujeres que participaron de las guerras de la Independencia, somos las más reconocidas. Pese a ello, durante décadas no nos incluyeron en los actos ni en los homenajes”…”Malvinas no es un tema cerrado en mi vida, ni en la de ningún veterano. Hace unos días se planteó la discusión acerca de si nosotros seguimos peleando o no. Las opiniones estaban divididas. Yo creo que seguimos peleando otras batallas y me pregunto qué va a pasar cuando ya no estemos para seguir contando la verdad de lo que vivimos”.

Tanto en el marco de los reconocimientos por parte del Estado como en el imaginario popular, podemos ver que existe hoy en día un profundo desconocimiento de la pluralidad de actores de este fenómeno histórico. Esta situación se debe a la idea de que la guerra “es cosa de hombres” mientras las demás quedan relegadas a roles pasivos. Las mujeres son actrices secundarias y el resto de las identidades de género quedan directamente fuera del reparto. Todas ellas tuvieron una etapa de recuperación después del horror. Las secuelas fueron físicas y psicológicas, predominando la segunda. Muchas tardaron años en hablar y contar lo que vivieron en esa época, otras tuvieron problemas de salud graves, otras quisieron olvidar para siempre lo que habían presenciado. Imposible fue dejar de lado lo que habían vivido, superarlo es una etapa en transición que todas atraviesa, despojarse de los horrores no es posible por decisión personal cuando el gobierno del momento y los que siguieron no hicieron nada por ayudarlas, ni a ellas ni a los ex combatientes. Los dejaron solos, los abandonaron, creyeron que con una pensión iban a poder tapar los errores políticos que cometieron en la Guerra de Malvinas. Hoy Podemos ver con satisfacción que a 40 años de la recuperación transitoria de Malvinas hoy la sociedad brinda su reconocimiento…la justicia tarda pero llega y también el reconocimiento a nuestras heroínas que arriesgaron su vida por la patria. Gloria eterna a los Héroes Nacionales caídos y a los Veteranos y Veteranas de Guerra de Malvinas y familiares

Bibliografía

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Di Giorgio, J. Maccarí, A. Reda, & A. C. Bromida, Desafío Epistémico: cuestionar el imperativo patriarcal dentro de la academia (págs. 57-75). La Plata: Universidad Nacional de La Plata, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. Obtenido de https://www.jursoc.unlp.edu.ar/images/banco_fotos/academica/Dossier%20de%20investigaci%C3%B3n-1.pdf

Di Giorgio, F. (2019). Polemizar y controvertir lo incuestionable. Deconstruir conceptos estáticos mediante nuestra historia personal. Anuario Latinoamericano. Ciencias Políticas y Relaciones internacionales, 8, 237-261. doi: 10.17951/al.2019.8.237-261

Maccarí, J. (2019). Maestras y maestros en Malvinas: construcción de imágenes en base a la asignación de roles. En F. Di Giorgio, J. Maccarí, A. Reda, & A. C. Bromida, Desafío Epistémico: cuestionar el imperativo patriarcal dentro de la academia (págs. 36-56). La Plata: Universidad Nacional de La Plata, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. Obtenido de https://www.jursoc.unlp.edu.ar/images/banco_fotos/academica/Dossier%20de%20investigaci%C3%B3n-1.pdf

Maccarí, J., & Ruíz, M. C. (junio de 2018). Heroínas de la Guerra de Malvinas. Entornos, 31(1), 115-120. Obtenido de https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6937175 Ley N°24.652. (1996). Ciudad de Buenos Aires. Obtenido de http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/35000-39999/37605/norma.htm Boletín informativo / / Año 3 Número 11 / Página 36 Instituto de Relaciones Internacionales – Universidad Nacional de La Plata 48 N.º 582, 5to piso, (1900) La Plata, Argentina,

Panero Alicia , Mujeres Invisibles -

Sánchez, L. (23 de febrero de 2020). Nuestras heroínas del Sur: mujeres en la Guerra de Malvinas. Mil Patagonias. Obtenido de https://www.milpatagonias.com/nuestras-heroinas-del-sur-mujeres-laguerra-malvinas-

domingo, 10 de abril de 2022

Contralmirante Carlos Hugo Robacio (1933-2011) y el BIM 5...Héroes de Malvinas

Por Julio R. Otaño

Contralmirante Carlos Hugo Robacio (1933-2011) comandó el Batallón de Infantería de Marina Nº 5 durante la Guerra de Malvinas. El desempeño de la unidad fue reconocido como excepcional e incluso los jefes británicos pidieron conocer al Comandante de esos hombres que se asemejaban a “demonios tirando”.  El Batallón de Infantería de Marina Nº 5 Escuela, conocido por su sigla BIM 5, con asiento en Río Grande, provincia de Tierra del Fuego, es una unidad de la Armada Argentina, cuyo lema es “luchar para morir por la Patria” Cumplió con su lema con heroísmo cuando le tocó pelear en la batalla de Tumbledown, en los alrededores de Puerto Argentino, en las Islas Malvinas, hasta después de haberse decretado el cese de hostilidades en el conflicto del Atlántico Sur, en junio de1982.   El Capitán de Fragata Carlos Hugo Robacio estuvo en el frente junto a sus combatientes hasta el final.  Operó estableciendo fortificaciones de defensa alrededor de Puerto Argentino, en las alturas de Tumbledown, Monte Williams y Sapper Hill. El BIM5 soportó durante más de 44 días el fuego naval y de artillería sobre sus posiciones, para luego defender cada palmo de terreno, hasta agotar su munición, enfrentando incluso cuerpo a cuerpo a fuerzas de paracaidistas ingleses, comandos escoceses y del regimiento de Gurkhas. 

El Contralmirante Robacio relató sus días en Malvinas de la siguiente forma:  “Tenía a mi mando 700 hombres del batallón y alrededor de 200 efectivos del Ejército, con los que luchamos en el momento más crítico y más feroz del ataque británico; pese a ello, se registró un grado increíblemente ínfimo de bajas: 30 muertos y 105 heridos. Como contrapartida, le provocamos al enemigo el más alto número de muertos: aunque no lo reconocen oficialmente, en la zona donde peleó el BIM 5 los británicos perdieron 359  hombres. ¿De dónde saco esa cifra? Ellos mismos me la dijeron.  De los 74 días que pasamos en Malvinas, 44 recibimos fuego permanente sin poder responder. Sólo los 4 o 5 últimos días fueron de real combate para nosotros. Recuerdo un momento del último día, el 14 de junio, a las 10 y media de la mañana. Era un momento muy crítico. Nos estábamos replegando sobre Sapper Hill, desde Tumbledown y Williams. Veo que el segundo comandante, Daniel Ponce, capitán de fragata, cae, agotado, rendido. Él fue un segundo comandante perfecto, un ejemplo. Cuando cae, dos conscriptos van a auxiliarlo. No estaba herido. Estaba agotado, no podía más. Ponce ordena a los conscriptos que lo dejen. Ellos le dicen: “Si hay que morir, morimos los tres”. Lo ayudaron, lo levantaron, lo llevaron y los tres salieron con vida. A esto yo le llamo cohesión.  Todos sabían lo que estaban haciendo. Me conmovió la entrega del subteniente Silva, del Ejército, que se incorporó a mi unidad cuando se replegó el Regimiento 4. Silva era un valiente. Vino y me dijo que lo destinara en el lugar donde se iba a luchar más duramente. Fue a Tumbledown. Murió con sus 4 soldados, peleando con la mayor bravura. Allí estaban los escoceses (muy buenos, como los paracaidistas ingleses) y los famosos gurkhas, que eran pura propaganda. Caían como moscas.  También recuerdo a un conscripto que desobedeció mis órdenes. En un momento del combate en que los británicos eran rechazados, él corrió detrás de ellos, baleándolos sin parar. Yo le ordené que se detuviera. Pero él siguió. El fuego enemigo lo alcanzó y cayó muerto. Yo mismo lo enterré, estaba a 500 metros delante de las posiciones en que debía estar y rodeado de enemigos muertos. Actos de arrojo así hubo a montones, aunque no por desobedecer mis órdenes.”  El Segundo Jefe de la Compañía Mar, Teniente de Fragata Julio César Binotti, relata su experiencia de la siguiente forma: “Caía una lluvia de bombas, de artillería terrestre y naval de los ingleses. Era casi el mediodía, cuando la unidad finalizó su repliegue. Nosotros la seguíamos cubriendo. De repente escuchamos la aproximación de dos helicópteros, que pasaron y se detuvieron detrás de unos contenedores de munición. Allí bajaron ingleses que empezaron a hacernos fuego de morteros… En ese momento la actuación más destacada la cumplió el guardiamarina Koch, que era el jefe de la tercera Sección. Cuando ya tenía la orden de desprenderse, este oficial agarró su ametralladora, disparó con todo y permitió el repliegue de sus hombres, batiendo con fuego al enemigo. Le dio a un helicóptero, que quedó echando humo por ahí, delante de él mismo. Hizo que los ingleses retrocedieran y cayeran en un campo minado… El otro helicóptero inglés fue bajado por la Browning cal. 12,7 del suboficial Vaca, mientras las ametralladoras y tiradores de la segunda sección también abrían fuego. A eso de las dos de la tarde del 14 de junio llegamos al pueblo. Allí nos confirmaron que todo había terminado. Que no se podía pelear más. Entonces destruimos todas nuestras piezas: armas, visores, todo. La bandera de nuestra Compañía Mar fue a encontrarse con su nombre, bien al fondo del mar.”

El Suboficial Mayor de Infantería de Marina Daniel Benítez, en aquel entonces Cabo Segundo, recuerda al Contralmirante Robacio como un comandante que, pese a todas las inclemencias, siguió combatiendo y contraatacando. Afirma que era de carácter firme, pero siempre estaba al lado de la tropa. “Dado su accionar, fue admirado por comandantes gurkhas y galeses”, concluye.  Robacio se destacó por preparar a sus tropas, exigiéndolas al máximo, en tiempos de paz, para que estuvieran listas el día del combate. El Contralmirante Robacio obtuvo la condecoración de la Nación Argentina al Heroico Valor en Combate; la del Congreso de la Nación a los Combatientes de Malvinas; y las del Ejército Argentino “Orden a los Servicios Distinguidos” y al “Mérito Militar” en grado de Comendador. También recibió las medallas “Cruz Peruana al Mérito Naval” y “La Legión al Mérito” en grado de Comandante de la República del Perú.  En nuestras Islas Malvinas, Carlos Hugo Robacio combatió al frente de sus hombres de una manera tan decidida que asombró al enemigo. The Sunday Times dijo: “No se rindieron ni se retiraron los argentinos en la montaña de Tumbledown, donde la Guardia Escocesa debió enfrentar la más violenta de todas las acciones. Allí se hallaba el Batallón de Infantes de Marina argentinos muy expertos y bien atrincherados que disparaban sin cesar y de una manera impresionante”.   “A las 3 de la madrugada del 14 de junio hicimos uno de los contraataques más intensos contra el enemigo, en Tumbledown, junto con la compañía de Ejército del Mayor Jaimet. Ellos son los que chocan con los famosos gurkhas. Los nuestros eran más o menos 150 hombres. Ellos eran entre 800 y 1.000. Allí concentré fuego de la artillería de Ejército . Según me contó luego el General inglés Wilson, de la Quinta Brigada –con quien conversé cuando estuve prisionero- allí sólo quedó un tercio en pie. Los barrimos. Aunque ahora lo niegue, fue así”.  Robacio y su BIM 5 no acataron la orden de rendición el 14 de junio de 1982. Siguieron combatiendo con furor hasta agotar la munición y luego en combate cuerpo a cuerpo con armas blancas. Entraron a Puerto Argentino en perfecta formación, armas al hombro y a paso de desfile. Los ingleses, asombrados por tanto derroche de coraje, se formaron para saludarlos militarmente y recibirlos con honores.

Robacio nació en Caá Catí, ciudad distante 126 kilómetros de Corrientes Capital. En 1988, cuando Robacio era Capitán de Navío, el Municipio de Caá Catí le realizó un homenaje y un año después fue declarado ciudadano ilustre. La plaza Manuel Belgrano de Caá Catí, donde se encuentra un monumento a los caídos en Malvinas, cuenta ahora con una placa homenaje de la AIMARA al Contralmirante Robacio en la que se puede leer: “Comandó al Batallón de Infantería de Marina N°5, de sobresaliente desempeño durante la batalla de Puerto Argentino en nuestras Islas Malvinas”. Fue colocada el pasado 29 de mayo, fecha en la que en 2011 falleció el Contralmirante Robacio.

Palabras del héroe de Malvinas: “Yo no soy ni bravo ni valiente ni nada por el estilo. Soy un hombre común. Tengo miedo cuando cruzo la calle. Pero en Malvinas no pude tener miedo. No pude tenerlo porque creo que Dios no me dejó tenerlo, y la preocupación por mis hombres, su entrega, obviamente no me podían permitir el privilegio de tener miedo”.

Con la bravura y eficiencia que condujo a su unidad de combate, también vivió la post guerra, nunca se olvidó de sus hombres y de la reivindicación de la causa Malvinas. Trabajó incansablemente para que nadie se olvide de esos ‘leones’, apodo que él mismo les había asignado a sus subordinados, y con los que le tocó contribuir con la Defensa de la soberanía de nuestra Patria.

A VEINTE AÑOS DE LA GUERRA DE MALVINAS (1982-2002). Entrevista al Dr. Enrique Díaz Araujo

Por Omar Alonso Camacho y José Luis Tello
La guerra de Malvinas ha sido analizada de distintas vertientes. Se han escrito numerosos libros (tanto políticos, diplomáticos, militares, etc) en torno a la guerra del Atlántico Sur; sin embargo, falta una obra integral que abarque todos estos temas desde una perspectiva histórica nacional. Enrique Díaz Araujo ha intentado unificarlo en una investigación de largo aliento. Numerosos artículos parciales y un libro polémico sobre el conflicto lo convierten en uno de los especialistas más importantes sobre Malvinas. Dado que no todo lo que ha escrito Díaz Araujo se encuentra publicado, y muchos puntos siguen siendo de gran interés, hemos decidido entrevistarlo con el fin de conocer su visión.
1. Un acercamiento al especialista El Dr. Enrique Díaz Araujo nació en Mendoza el 25 de abril de 1934. Se graduó en Abogacía en la Universidad de La Plata en donde también cursó hasta cuarto año el profesorado de Historia. Está casado, es padre de seis hijos y en 1999 alcanzó la jubilación en la docencia. Magistrado durante diecisiete años en la Justicia de la Provincia de Mendoza, se dedicó, simultáneamente, a la enseñanza y a la investigación histórica. Ha sido Profesor de Historia en la Universidad Nacional de Cuyo y ha dictado cursos en Universidades de Chile y de México. Es Miembro de la Junta de Estudios Históricos de Mendoza y autor de unas 90 obras de las más variadas temáticas. Este hombre culto, polifacético, crítico agudo, jurista, historiador, filósofo, todo a la vez y, en cada tema, erudito y penetrante, bien dice Alberto Caturelli, se ha especializado en el análisis del pasado argentino; aunque, no por ello, ha dejado de profundizar sobre cuestiones de la historia universal o americana o sobre temas filosóficos, teológicos, jurídicos y educativos y todo lo ha realizado con tanta altura intelectual, que hoy sus trabajos constituyen una cita obligada para aquellos que se inicien en algunos de estos asuntos, siempre atrayentes.

  
Como historiador se identifica con la Escuela Nacional de la Historia, iniciada por Julio Irazusta. Sus libros, llenos de valiosos aportes y siempre respaldados por una cantera de citas, constituyen un corpus tan elaborado que es muy difícil que el lector honesto y respetuoso de la verdad no quede convencido frente a tal grado de precisión. Es hoy, a nuestro entender, el estudioso más destacado que haya producido la corriente historiográfica católica, tradicionalista y nacionalista en la Argentina.  Hay en los trabajos de Díaz Araujo ciertas constantes, entre otras, el rescate de los valores tradicionales y el repudio a las ideas progresistas o revolucionarias, la lucha contra el imperialismo de cualquier naturaleza; la condena a todos los gobiernos que no hicieron de la defensa de la independencia su preocupación cardinal3 y, fundamentalmente, una profunda preocupación por el destino de su patria.  Descendiente orgulloso de viejas familias mendocinas (los Araujos y los Vargas) que desde el siglo XVII viven en esta tierra, sostiene que el llevar mucho tiempo en un suelo dado,...solo otorga deberes, no privilegios4 y este espíritu se ve reflejado en su trayectoria pública. Ha sido el primero en estar presente a la hora de defender los intereses de la patria. Cuando se planteó la cuestión del Beagle, durante 1984, publicó una docena de artículos en rechazo de la entrega de las islas, escribió un libro, aún inédito, y logró, junto con un grupo de jóvenes, que el distrito de Mendoza alcanzara el mayor índice de votos por el “No” (33%), después de Tierra del Fuego y la Antártida, en todo el país.  Por cierto, la guerra de Malvinas no le fue ajena. Apenas terminó el conflicto, cuando todos querían olvidar rápidamente esa “aventura incalificable”, Díaz Araujo hizo suyo el mandato del piloto mendocino Daniel Vázquez que atacó el portaaviones “Invencible”: No aflojés, que esto recién empieza e inició otra batalla. Con sus mejores armas -el estudio y la investigación- se adentró en el pasado para demostrar que la guerra de 1982 fue una guerra justa, que la Argentina tiene legítimos derechos históricos, geográficos y diplomáticos sobre Malvinas y que, pese haber perdido una batalla, no debemos olvidar la gesta del 2 de abril ni a sus héroes.  En la imperiosa necesidad de encontrar la mayor cantidad de argumentos que respaldaran nuestros derechos, se enfrentó con los títulos dominiales sobre América y ello derivó en otra investigación sobre la Donación Pontificia a los Reyes Católicos, de la cual con el correr de los años se desprendieron una serie de artículos y el libro América, la bien donada, publicado en México, y que el mismo autor considera como uno de sus mayores aportes historiográficos.  Simultáneamente, Díaz Araujo no dejó de analizar cada nuevo libro publicado sobre la guerra de 1982 o de dar su opinión sobre los actos diplomáticos de nuestros gobernantes, en artículos que muchos fueron publicados y otros quedaron archivados en la redacción de los diarios por ser demasiados polémicos o porque simplemente ya no resultaban de interés en un país contaminado por la campaña de “desmalvinización”   De aquella original investigación sobre la guerra ha quedado un extenso libro inédito. Parte de sus conclusiones fueron volcadas en la obra 1982: La guerra que no fue (2002); de donde se puede ampliar parte de lo expresado aquí por nuestro entrevistado.

3- Un acercamiento al conflicto Malvinas
Dado que no podemos abarcar en una entrevista la totalidad de la cuestión, nos atendremos a los temas más polémicos.  
- O.A. y J.L.T.: Profesor ¿es verdad que los archipiélagos son “unos desiertos” (como solía decir Jorge Luis Borges), llenos de peñascos helados que valen muy poco desde un punto de vista económico?

- E.D.A.: Las Malvinas son las islas más importantes del Atlántico Sud. Económicamente, tiene una reserva de hidrocarburos que superan en diez veces la del Mar Norte, y una alta capacidad de capturas pesqueras y la existencia de pinnipedos, cetáceos, krill, nódulos polimetálicos, algas, sin contar las miles de cabeza de ganado que se extienden por las islas ¿se podían seguir los desdenes borgianos...? La verdad es que la Argentina tenía brindado por la Providencia un inmenso y valioso espacio geopolítico, que de recuperarlo, podría transformar a este país en una genuina talasocracia.

- O.A. y J.L.T.: ¿Cuál era la situación a fines de 1981?
- E.D.A.: Los ingleses sabían que la Argentina estaba cansada de “hablar por hablar”, y que pronto exigiría concreciones que, por modo alguno, el Reino Unido estaba dispuesto a conceder. Para ello venían preparando, desde varios años atrás, la erección de una fortaleza armada en las islas. Es decir que Inglaterra preveía y buscaba la guerra. El 3 de abril de 1983, el ex ministro de Defensa John Nott admitió en el Parlamento: Si hubiésemos estado sin preparación ninguna, ¿cómo el siguiente lunes 5 de abril, unos pocos días después, hubiera podido la Armada Real ponerse en campaña en orden de batalla y con armamento y recursos propios de tiempo de guerra?... Los preparativos estaban en marcha desde hacía varias semanas. Estábamos listos. Por lo tanto, la acción armada inglesa en las Malvinas estaba prevista para 1982.

- O.A. y J.L.T.: ¿La Argentina también se había preparado para una posible guerra?
- E.D.A.: Nuestra clase dirigente, a diferencia de la inglesa, no se preparó para una guerra. Pensaban que todo se resolvería en los foros internacionales pacíficamente. La atención principal de los argentinos -antes, durante y después de la guerra- se centró en la ONU, como si de ese organismo dependiera íntegra nuestra suerte. Y por esa razón, no se adoptaron medidas adecuadas, no ya el de “ocupar para negociar” del Gral. Galtieri, sino el de “luchar hasta morir”, de nuestras mejores tradiciones bélicas.

qué medidas, a su entender, debía haber adoptado la Argentina para enfrentar una guerra que se presentaba como “indefectible ”?
- E.D.A.: Para una empresa bélica de tal magnitud, la Argentina debía admitir que la guerra sería forzosa, en primer lugar. En segundo término, que Inglaterra contaría con el auxilio norteamericano y de la NATO. Por último, que Chile intentaría sacar partido de la oportunidad en contra nuestra.   Luego, las previsiones debían ser completas y rápidas. Nos limitaremos a indicar algunos ejemplos: Había que crear un Comando Conjunto de las tres Fuerzas, bajo el mando de un militar prestigioso que tuviera a su disposición tropas de élite y de montaña bien adiestradas en la Patagonia y una fuerza aeronaval unificada con suficientes ejercicios de ataques sobre buques de transporte y desembarco. Luego, mejorar el stock de armamentos del país y exigir a Israel la entrega de aviones comprados; entre otras cosas. Nada de lo expuesto constituía un requerimiento desorbitado para nuestro presupuesto; ni era llamativo a nivel internacional. También sin mucho costo se pudo haber transformado en aviones cisternas a nuestros transportes (C-130); modernizado la aviónica; reemplazado las ruedas de los camiones por orugas y adquirido suficiente cantidad de motocicletas “enduro” para la infantería. Finalmente, dejar preparado todo el material para prolongar la pista de aterrizaje de Puerto Argentino, así nuestros aviones podrían haber operado desde allí, manteniendo alejada a la Task Force. En fin que con algunas de esas medidas el poderío inglés hubiera quedado neutralizado. Esto se pudo hacer y no se hizo porque toda la clase dirigente en lugar de pensar en la guerra, pensaba en la paz.

- O.A. y J.L.T.: ¿Es común encontrar en los manuales de historia argentina que la decisión de recuperar Malvinas el 2 de abril de 1982 se hizo para tapar los problemas internos que tenía Galtieri y los militares del Proceso? ¿Qué hay de verdad en esto?
- E.D.A.: Los preparativos ingleses estaban en marcha desde hacía varias semanas y la Task Force fue despachada dos días y medio antes que la Junta (Militar Argentina) resolviera el probable ataque. Para Inglaterra la guerra empezó el 26 de marzo; para la Argentina, el 2 de abril. La distancia diferente que debían recorrer ambas flotas generó la idea de que había sido la Argentina la que empezó el conflicto bélico, simplemente porque llegó primero a las islas.

- O.A. y J.L.T.: ¿Fue adecuada la elección del día 2 de abril para recuperar las islas? ¿Por qué no se esperó, como estaba planificado, realizarla hacia mediados de mismo año?
- E.D.A.: En realidad, la Junta Militar fijó el día 26 de marzo al 2 de abril como "Día D", impulsada por una actividad de desinformación adversaria ya que el mando inglés difundió una mentira: la zarpada del submarino nuclear HMS Superb hacia Malvinas. Con ello consiguió que el mando argentino estimara que en 15 días arribaría a Stanley, y que, en consecuencia, sería casi imposible entonces el envío de nuestra Fuerza de Tareas Anfibia 40, por los obvios riesgos de torpedeamiento de sus buques. Luego, se decidió el adelantamiento de la fecha.

- O.A. y J.L.T.: De todos modos, ¿cuál es su opinión personal al respecto?
- E.D.A.: Ante esa decisión es muy difícil formular un juicio intelectual posterior. El examen de oportunidad que hizo la Junta, que implica un juicio prudencial, no es posible reconstruirlo. Es claro que a la Argentina le convenía esperar un tiempo. En julio contaríamos con buques, aviones y misiles adicionales. Pero la interdicción submarina sería también concluyente. En tal caso, el beneficio de la duda ampara al Gobierno; máxime que éste tuvo el notable mérito histórico de ordenar el "Operativo Rosario". Aunque los cálculos fueran erróneos, aunque el momento elegido no fuera el oportuno, aunque los propósitos del Operativo fueran equivocados, el sólo hecho de romper la inercia de un siglo y medio de parálisis política, lo justifica ampliamente.

- O.A. y J.L.T.: Volvamos a la defensa de Malvinas. ¿Los argentinos cómo tendrían que haber preparado la defensa de Malvinas?
- E.D.A.: En primer lugar, el tener un conocimiento previo era inexcusable para cualquier proyecto bélico. Lamentablemente, el terreno de la eventual batalla, sin cuyo estudio no hay estrategia posible, era ignorado por los mandos militares. No se tuvo en cuenta, los sistemas de altura, los oasis protegidos de los vientos; los caminos y sendas; la ubicación de ríos y arroyos donde cubrir la escasez hídrica potable y la falta de alimentos. Se ha insistido en las carencias al respecto, sin nombrar que existen recursos alimenticios suficientes y que existían cientos de viviendas con luz eléctrica, sanitarios y agua caliente que demostraban que no era ése un desierto donde cupiera perecer en la intemperie. Si se hubiera sabido de esta tremenda dicotomía territorial: ¿se hubieran mandado tropas al páramo central a luchar contra la naturaleza, o se hubieran destinado a esos lugares humanamente confortables?   En segundo lugar, esperar al enemigo, sin malgastar ni buques ni aviones, ni desplegar tropas a la intemperie, hasta el momento preciso que comenzara la operación anfibia adversaria. Lo menos aconsejable para la defensa era adoptar posiciones estáticas para una guerra de trincheras tipo 1914.
Por supuesto, Puerto Argentino, se debió haber reforzado con los cañones de 6 pulgadas y alcance de 20 km. Creemos que con la mitad de los MM-38, de 42 km de alcance, montados en plataformas móviles y acompañados de radares se podría haber multiplicado la capacidad de defensa. Otro tanto cabe decir de los cañones de 155 mm, de 20 km de alcance, de los cuales el EA sólo transportó 3. De todos modos, era casi obvio que los ingleses no iban a poner en riesgo completo su desembarco atacando la fortificada capital. Tampoco se podía saber donde iban a desembarcar los ingleses; pero sólo tres sitios eran los previsibles: Fitz Roy, Bahía de la Anunciación y San Carlos. En San Carlos desembarcaron el 21 de mayo; pero ese puerto no había sido protegido convenientemente.

- O.A. y J.L.T.: Otra falencia operacional que provoca polémica es la extensión de la pista de Puerto Argentino. ¿Por qué no se amplió la misma para facilitar el descenso y ascenso de aviones A4 y Mirages y así controlar el espacio aéreo?
- E.D.A.: El porqué no se alargó la pista de aterrizaje con planchas de aluminio, es difícil de explicar. Si se hubiera ampliado y llevado a ellas aviones de combate, en vez de dejar que éstos operaran desde el continente al extremo de su alcance, el centro de gravedad de la guerra se hubiera desplazado y los desembarcos enemigos hubieran sido costosísimos. Pero, nada se hizo y esa falla, como señala el Alte. US Train, fue fatal y tuvo profundo impacto tanto en la guerra marítima como en la terrestre.
Las justificaciones son variadas: dicen que no se alargó porque los asesores técnicos de la Fuerza Aérea consideraron imposible prolongarla; porque era “una tarea titánica”; porque al carecer de aeródromo de alternativa, en el caso de ser inutilizada, los cazas no tendrían dónde volver, etc. Dichas respuestas no nos convencen. A pesar que la pista de Puerto Argentino había sido alargada unos 80 m, sólo podía utilizarse por aviones de alta perfomance en caso de emergencia. Y en el caso que quedara inutilizada esa pista, los aeródromos patagónicos eran la alternativa. No era una tarea titánica. En San Julián, demandó instalar una longitud siete veces mayor a la de Malvinas, un poco más de una semana. A los ingleses, las tareas de extensión de la pista de Puerto Stanley no les llevó más de 10 días. En fin, aquí no hubo una “tremenda imprevisión” sino una tremenda decisión, perfectamente premeditada, de ciertos jefes de la FAA.


- O.A. y J.L.T.: El Almirante Carlos Büsser dice que el 22 de mayo cuando los ingleses desembarcaron en San Carlos, la Argentina perdió la gran oportunidad favorable y ella no apareció nunca más. ¿Qué explicación nos puede dar sobre este suceso decisivo?
- E.D.A.: Con el desembarco inglés la oportunidad del contraataque era ésa y no otra. Había que concentrar todo el poder de fuego argentino en procura de una definición completa. El ARA, con sus corbetas, submarinos, lanchas y con su fuerza aeronaval y las FAA, con los 100 aviones de combate, debían atacar los buques de transporte y lanchas de desembarco de tropas, mientras las fuerzas de tierra avanzaban hacia San Carlos, las unidades de élite debían ser transportada en helicópteros artillados para impedir la consolidación de la cabecera de puente. El resto de la tropa deberían emprender la marcha hacia esa zona. Pero nada de esto se hizo, tolerando, plácidamente, el establecimiento de la cabecera de playa británica.

- O.A. y J.L.T.: Aún con todos los errores cometidos por los argentinos durante el conficto, Ud. concluye que la victoria era posible hasta en los últimas días.
- E.D.A.: Hasta las semanas finales de la lucha, en el comando naval de la NATO se preveía "la victoria argentina”. Expertos militares ingleses coinciden que Gran Bretaña pudo perder la guerra. Charles Koburger ha estimado que los británicos ganaron, no por superioridad bélica, sino por las oportunidades que los argentinos perdieron en San Carlos, Darwin y Bahía Agradable; el Secretario de Marina de USA, John F. Lehman, dijo: La rendición de los argentinos parece haber llegado justo a tiempo para las fuerzas británicas, cuyas provisiones de municiones estaban agotadas. Éstos dictámenes objetivos demuestran la falsedad del mito de la invencibilidad británica. Leyenda ésta tejida con el objetivo notorio de convencernos de que “nunca más” podríamos enfrentar al colonialismo, y que, por lo tanto, debíamos eliminar la esperanza de la Reconquista. Tal la campaña de posguerra que se denominó “desmalvinización”. Porque el imperialismo no se conforma con vencer, también quiere convencer.

- O.A. y J.L.T.: ¿Por qué parece que los argentinos lucharon a media máquina durante todo el conflicto y no vencieron a los ingleses?
- E.D.A.: Si eso no ocurrió fue por la indignidad, por un lado, de muchos dirigentes, civiles y uniformados, que en Buenos Aires, en la antesala de la embajada norteamericana, tramaban nuestra derrota, y, por otro lado, la incompetencia del mando táctico que flaqueó en los momentos decisivos.

- O.A. y J.L.T.: ¿Tuvo algo que ver con esto las reuniones realizadas por los generales argentinos en Buenos Aires? 
- E.D.A.: Eso es lo que se desprende del libro de los periodistas ingleses A.Gavshon y D.Rice en el libro El hundimiento del Belgrano. Allí se señala que el Io de mayo entre 15 y 20 generales reunidos en Campo de Mayo decidieron que la Argentina debía negociar y evitar a toda costa la guerra. El Gral. de división Vaquero, jefe del Estado Mayor, luego reunido con los más altos jefes en el edificio del Estado Mayor Conjunto, le resumió al Presidente Galtieri las recomendaciones de lo acordado anteriormente: No queremos guerra abierta. Sumado a ello, la presión del Gral.(R) norteamericano Vernon Walters y el embajador Harold Schlaudeman que convencieron a diferentes políticos (Alfonsín, Cafiero, Trócoli, Ricardo Yofre) y militares (Gral. Viola, Gral. Bignone, Gral. Villarreal, etc), a fin de que vehiculizaran un recambio gubernamental que hiciera cesar la guerra, completa el cuadro de nuestra anticipada derrota.

- O.A. y J.L.T.: Sin embargo, a diferencia de estos generales que se resistían a hacer la guerra abierta, hubo militares que no tuvieron miedo a enfrentar a los ingleses. ¿Qué sorpresa se encontraron nuestros enemigos en el Monte Tumbledown ?
- E.D.A.: Por primera y única vez en la guerra, los ingleses se enfrentaron con toda una unidad de combatientes profesionales argentinos. El 12/13 de junio, el BIM 5 (Batallón de Infantería de Marina N° 5), a cargo de la defensa de Monte Tumbledown, se enfrentó al ataque de la Guardia Escocesa de la Reina. El número de bajas sufridas por los británicos sería tan elevado que sus mandos se vieron obligados a ocultarlo, aún ahora, para proteger el mito de la invencibilidad británica. Pasada la noche del 13 de junio, el BIM 5 se replegó hacia el Sapper Hill, para planificar el contraataque. Dos veces se le ordenó cesar en el combate; pero el BIM 5 siguió combatiendo hasta las 12,30 hs, pese que ya el Gral. Menéndez hacía dos horas que había firmado la rendición. A la tercera orden de hacer un alto el fuego, armas al hombro, el BIM 5 se retiró hacia Puerto Argentino. Pero, todavía a las 14.15 hs. del 14 de junio, la retaguardia del repliegue tomó contacto con una formación enemiga de 8 helicópteros. Murieron 3 conscriptos y uno quedó herido. Los británicos tuvieron alrededor de 40 muertos y 2 helicópteros abatidos. Ahí terminó la batalla. En junio de 1982, el General Menéndez, solicitó una sanción para Robacio, comandante del BIM 5, por haber continuado combatiendo cuatro horas, a pesar de haber recibido la orden de deponer las armas. El empeño en el combate fue objeto de sanción disciplinaria.

- O.A. y J.L.T.: Con el respeto adecuado que debemos tener a todos los argentinos que murieron en el conflicto, ¿merecen todos el mismo calificativo de héroes de Malvinas?
- E.D.A.: No todo los caídos en Malvinas merecen el apelativo de héroes. Héroes son aquellos que ofrenden su vida, en forma voluntaria por la Patria. No todos los soldados que mueren en una guerra lo hacen de esta forma; pues muchos de ellos caen sin convicciones por las causas por la que combaten y muchos, incluso, mueren contra su propia voluntad.

- O.A. y J.L.T.: Para Ud. ¿Quésoldados merecerían considerarse héroes?
- E.D.A.: Deberíamos recordar; aunque algunos no hayan muerto en el campo de batalla, a Pedro Edgardo Giachino, a Roberto Néstor Estévez, a J.J. Gómez Centurión, a Braghini, Chananpa, Aliaga y Peluffo, a Juan Domingo Baldini, Marcelo Llambías, Oscar Silva y Daniel Vázquez, entre otros.

- O.A. y J.L.T.: Por último, profesor, la guerra de Malvinas ¿qué significado histórico tiene para los argentinos actuales?
- E.D.A.: La historia es maestra de la vida, según Cicerón, y de las derrotas, conforme a Simón Bolivar, se puede extraer la lección histórica más dura, que configure un futuro mejor. Para que eso acontezca, lo primero es contar con buena memoria. Cual decía en su "Reto" el poeta Enrique Vidal Molina: Ni silencio ni olvido: que nos duela/ como un dolor de artera puñalada/.../que nadie mienta: "No ha pasado nada". /Vivamos en eterna duermevela /de nuestros muertos/.... Es decir: no perderse en los episodios cambiantes del día, y poner oído a la voz de bronce de la Argentina eterna, que siempre resucita de sus cenizas sin rendirse moralmente. Así hay que vivir cada aniversario del 2 de abril. Y esperar sin bajar la guardia. Porque la esperanza, lo dijo Goethe, es una memoria que obstinadamente nos aguarda.