POR EL DR. JULIO R. OTAÑO
ELECCIONES
DE 1983
Raul
Alfonsín: Desde fines de 1982, una vez abierto el proceso de transición a la
democracia bajo la presidencia del general Reynaldo Bignone, Alfonsín se convirtió, primero en presidente de la Unión
Cívica Radical al imponerse el Movimiento de Renovación y Cambio en las
elecciones internas partidarias. Poco después fue nominado candidato a presidente de la Nación, cuando el otro
precandidato radical, Fernando de la Rúa, declinó su candidatura ante el amplio
apoyo que estaba recibiendo Alfonsín en todo el país. Como candidato a vicepresidente fue nominado Víctor
H. Martínez. Alfonsín era uno de los dos principales candidatos
presidenciales, mientras que el otro era el peronista Ítalo Luder por el Partido Justicialista (PJ). Existía
entonces un generalizado sentimiento de que el peronismo sería un claro
ganador, incluso entre los propios dirigentes radicales. La campaña electoral
de Alfonsín se caracterizó por renovar los canales de la comunicación política
en la Argentina. Ocho meses antes de la elección, Alfonsín contrató al publicista David Ratto para dirigir su campaña. Por
entonces los partidos políticos argentinos solían restar importancia a la
publicidad como método para lograr adhesión electoral y solía ser realizada por
los propios dirigentes políticos. El equipo publicitario decidió
personalizar la campaña, centrándola en
la imagen del candidato y destacando sus cualidades naturales. Varios lemas tuvieron impacto masivo, como la
frase «Ahora Alfonsín», o la imagen
de un escudo con los colores de la bandera
argentina y las iniciales «RA», correspondientes tanto a Raúl Alfonsín como
a República Argentina. También fue importante el «saludo de Alfonsín», con la forma de un «abrazo a la distancia», que surgió del gesto que el propio Alfonsín
tuvo en un acto en el Luna Park el 7 de diciembre de 1982. Un momento clave de
la campaña electoral fue la denuncia de
un pacto entre la cúpula de las fuerzas armadas y la dirigencia sindical para
no juzgar los crímenes cometidos por estos, lo que tuvo repercusión en el
mundo.A través de la denuncia de ese arreglo político —que de acuerdo a las
encuestas fue considerado por el grueso de los electores como algo real y
negativo para el destino del país— Alfonsín
logró identificar a su principal oponente con el pasado inmediato, con el
conflictivo periodo 1974-1976, y con la dictadura. Esa jugada política fue efectuada en un momento en que los expertos coincidían
en que la tasa de los intencionados de voto por la UCR se había estabilizado en
tanto crecía la del peronismo.La campaña de Alfonsín buscó sobre todo
transmitir una imagen de paz, evitando
cuidadosamente todo conflicto, gestos de violencia en los actos o discursos
agresivos. Para acentuar la importancia de su mensaje democrático eligió
para cerrar sus discursos en los actos el
Preámbulo de la Constitución Nacional. En cambio, el cierre de campaña del PJ se destacó por la quema de
un ataúd con las siglas de la UCR. Además, durante el cierre de la campaña
electoral justicialista, el 27 de octubre de 1983 frente al Obelisco, ante a
una multitud de más de dos millones de personas tras el discurso moderado del
candidato a presidente, ítalo Argentino
Luder siguió con la actitud de Herminio Iglesias, quien le prendió fuego a
un ataúd "con la inscripcion
"UCR - Alfonsín". Esto fue
mal visto por los electores y lo aprovecha Alfonsín llamando a votar "en defensa propia. A partir de mediados de 1983 varias
encuestadoras comenzaron a reflejar en sus datos la posibilidad de que por
primera vez en la historia argentina un candidato radical podría ganarle a un
justicialista. La sorpresa más notable surgía al analizar estos datos por zona.
Allí podía advertirse que Alfonsín aparecía aventajando a Luder en distritos de
tradición peronista, cordones industriales y barrios obreros. Las elecciones se realizaron el 30 de octubre
de 1983 A las 20 horas de aquel domingo histórico en el que el pueblo argentino
comenzaba recuperar sus derechos, las dudas cedieron su lugar a la realidad: la
fórmula Alfonsín-Martínez había obtenido 7 millones y medio de votos, el 52 %
del electorado, frente a los 5 millones 700 mil votos de la fórmula Lúder
-Bittel con casi el 40 % de los votos. Oscar Alende con el 2 % de los votos y
el cuarto con el 1 % fue Alvaro Alsogaray.


PRESIDENCIA
DE RAUL ALFONSÍN (1983-1989)
Asumió en el cargo el 10 de diciembre, fecha en que tuvo lugar una
gran concentración popular en la Plaza de Mayo, pero en lugar de saludar desde
los balcones de la Casa Rosada Alfonsín
habló desde el Cabildo de Buenos Aires. Durante la campaña electoral, los
discursos de Alfonsín impactaron por
recordar algunos principios constitucionales que la dictadura había ignorado y
por haber centrado las promesas de la campaña en trabajo, salud y educación. La frase' "con la democracia se come, se cura y se educa", mencionada
por Alfonsín en reiterados actos de campaña resumió convincentemente estas
ideas. Su gobierno enfrentó dos
grandes grupos de problemas: la consolidación de la democracia y la difusión de
la misma hacia todos los ámbitos de la sociedad y la relación con las Fuerzas
Armadas; y la obra general de gobierno
condicionada por la inflación y la crisis de la deuda. La civilidad vivió la euforia y la ilusión de que la democracia por si sola
resolvería los problemas económicos y sociales imponiéndose pacíficamente a los
poderosos intereses establecidos que se le oponían. El gobierno en su
diagnóstico de la crisis consideró que los problemas económicos eran menos
significativos que los políticos: lo fundamental era eliminar el autoritarismo
y encontrar los modos auténticos de representación de la voluntad ciudadana: se propendió a la libertad de expresión, a
la libertad de opinión, se buscó una sociedad de participación, el pluralismo y
el rechazo de los dogmatismos. Se realizó un programa de alfabetización
masiva, el congreso pedagógico, la eliminación de la censura en las actividades
artísticas. En el campo de las
relaciones individuales se promovió la ley de divorcio vincular y la patria
potestad compartida.
Raúl Ricardo Alfonsín (Chascomús, 12 de marzo de 1927 – Buenos Aires,
31 de marzo de 2009) fue un abogado, político, y promotor de los derechos
humanos argentino. Fue concejal, diputado provincial, diputado nacional,
senador nacional y Presidente de la Nación Argentina. En 1983, tras las elecciones
presidenciales, asumió el cargo de Presidente de la Nación, con lo cual
finalizó el gobierno de facto de la dictadura militar autodenominada Proceso
de Reorganización Nacional. Fue también el fin de los golpes de Estado en
Argentina, ya que no hubo nuevas interrupciones al orden constitucional desde
entonces hasta la actualidad. La gestión de Alfonsín es conocida
principalmente por la realización del Juicio a las Juntas, así como también
por el Tratado de paz y amistad entre Argentina y Chile y la mejora de las
relaciones con Brasil, lo que posteriormente llevó a la formación del
Mercosur. Alfonsín entregó el mando a Carlos Saúl Menem en 1989 en forma
anticipada, en medio de un proceso hiperinflacionario. Tras dejar la
presidencia realizó el Pacto de Olivos con Menem, que permitió la realización
de la Reforma de la Constitución Argentina de 1994. Unos años después
participó en la formación de la Alianza por el Trabajo, la Justicia y la
Educación, que llevó al gobierno a Fernando De la Rúa. Falleció el 31 de
marzo de 2009 debido a un cáncer pulmonar.
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Muchos de los
que votaron a Alfonsín lo habían hecho porque ansiaban la reconstrucción de un
estado de derecho. Quizás fue por ello que las primeras medidas adoptadas por
su gobierno estuvieron destinadas al problema de la secuelas de la represión y
a la grave situación social.
El
14 de diciembre el gobierno anuló la Ley de Autoamnistía dictada por el general
Bignone y dispuso el juzgamiento, por el Consejo Supremo de las Fuerzas
Armadas, de los miembros de las tres primeras Juntas militares del Proceso
militar. Simultáneamente, ordenó el
procesamiento por la justicia civil de las cúpulas guerrilleras del ERP y
Montoneros.
El 15 de diciembre, por el decreto 187
fue creada la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep), organismo independiente
integrado por prestigiosas personalidades de la sociedad argentina (como Ernesto Sábato y Adolfo Pérez
Esquivel) que, disponiendo de facultades investigadoras, fue encargada del
esclarecimiento del criminal hecho de la desaparición de personas. Meses
más tarde, la (Conadep) entregó el informe Nunca más, que fue editado por
Eudeba. Prestigiosas personalidades de la sociedad argentina como el cirujano
Rene Favaloro, ll obispo de Neuquén Jaime de Nevares, el filósofo Gregorio
Klimovsky, el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel y Graciela Fernánde
Meijide.

A la comisión, que estaba presidida
por el escritor Ernesto Sábato, se le otorgaron facultades para obtener datos
de todos los Concluido ese estudio los miembros, acompañados por una numerosa
manifestación entregaron el resultado de su dolorosa tarea: 50 mil folios en los 9 mil desapariciones,
cerca de 400 centros de detención, la mayoría de ellos ubicados en dependencias
militares.
Política
económica
La situación económica y social en la
que Alfonsín asumió el gobierno era realmente desfavorable, interna y
externamente. En 1982 estallaba la crisis de la deuda latinoamericana, ante la
moratoria de México y la negativa de los acreedores a refinanciar préstamos,
así como la exigencia de que la deuda se cancelara con los activos de los Estados deudores. Internamente, la deuda externa
argentina había pasado de 6.075 millones
de dólares al finalizar 1975, a 45.087 millones de dólares al finalizar 1983.
Por otro lado el retraso salarial y la
pobreza, que había aumentado del 5% en
1975 al 37% en 1982 (datos para el Gran Buenos Aires), anticipaban grandes
presiones sociales una vez reconquistada la democracia. Para América Latina, la
década de los años ochenta fue conocida
como la década perdida. En una primera etapa Alfonsín recurrió
al esquema económico que el radicalismo había utilizado con considerable éxito
durante la presidencia de Arturo Illia 20 años antes. Su
primer ministro de Economía, Bernardo Grinspun, y gran parte de sus
colaboradores habían sido parte de aquel equipo. De esa primera etapa proviene una frase
recordada que repitió durante toda la campaña electoral: “Con la democracia se come, se educa y se cura”. A poco andar fue
evidente que el nacionalismo económico
clásico del radicalismo, que estaba llevando adelante Grinspun, tenía
serios problemas. Para el ministerio de Economía fue
designado Bernardo Grinspun, quien lejos de inspirarse en las recetas de la
revolución conservadora neoliberal, trató de aplicar las tradicionales medidas
económicas distribucionistas, ligadas a
las ideas keynesianas, logró, inicialmente, reactivar el mercado interno
mediante subas salariales, control de las empresas. Esta
fue la última vez que un equipo económico
aplicó recetas keynesianas hasta bien entrado el año 2003 con los
Kirchner. Al finalizar 1984 la inflación alcanzó 625% anual. En febrero de
1985 Alfonsín reemplazó a Grinspun por Juan Vital Sourrouille con el fin de
implementar una política económica que atacara frontalmente la inflación. El 14
de junio Alfonsín y Sourrouille anunciaron por televisión la puesta en marcha
del Plan Austral, por el que se
creaba una nueva moneda, el Austral, se congelaban
todos los precios de la economía, y se establecía un mecanismo de
"desagio" para desindexar los contratos. El Plan Austral funcionó bien al
principio. En octubre la tasa de inflación mensual fue del 2%, una tasa
inusualmente baja para la economía argentina del último medio siglo. La
estabilidad económica jugó un importante papel en el amplio triunfo electoral del radicalismo en las elecciones
parlamentarias de noviembre de 1985. Pero en 1986 la inflación volvió a
mostrar una tendencia ascendente y los precios relativos de cada sector
comenzaron a verse afectados, situación que se vio agravada por la gran caída
de los precios de los productos argentinos de exportación. Para 1987 comenzaba a hacerse evidente
que era necesaria una reforma económica estructural que resolviera la brecha
entre recursos con que contaba el Estado y las funciones que desarrollaba. En julio de 1987 los ministros de
Economía, Sourrouille y de Obras y
Servicios Públicos, Terragno anunciaron conjuntamente un paquete de medidas
para la reforma del sector público. El
gobierno de Alfonsín no pudo avanzar mucho en este plan de reforma del Estado, en parte por la oposición del peronismo en
el Congreso. Finalmente estas
reformas serán realizadas drásticamente durante el gobierno de Carlos Menem,
utilizando según sus propias palabras, un método de “cirugía mayor sin
anestesia”.
Entre las transformaciones económicas
estructurales diseñadas por el gobierno de Alfonsín, merece destacarse la
iniciación de un proceso de integración
económica con Brasil, Uruguay y Paraguay que dio origen al Mercosur. Esta iniciativa ha sido considerada como “el
legado más perdurable de toda la política económica del gobierno de Alfonsín”. En abril de 1988, Argentina entró en moratoria del pago de su deuda externa.
En agosto la inflación alcanzaba el
27,6% mensual. En octubre entonces, el gobierno de Alfonsín puso en
práctica un plan de salvataje, el Plan
Primavera, cuyo objetivo primordial era llegar a las elecciones con la
economía bajo un mínimo de control. El
Plan Primavera duró poco. Los operadores cambiarios lo rechazaron, no generó
confianza y adicionalmente a comienzos de 1989, el Banco Mundial suspendió su ayuda a la Argentina. El 5 de febrero,
el ministro Juan Vital Sourrouille, el presidente del Banco Central, José Luis
Machinea, y el secretario de Hacienda del Ministerio de Economía de la Nación,
Mario Brodersohn, resolvieron aplicar cambios en la política económica. Para
ello dispusieron decretar un feriado bancario por 48 horas. Ante los rumores de
inestabilidad, se inició una corrida masiva hacia el dólar. La inflación, que
en febrero de 1989 era del 9,6% mensual, alcanzó 78,4% en mayo, mes de las
elecciones presidenciales.
La
hiperinflación de 1989, llevó la pobreza de 25% a comienzos de 1989, al récord histórico de 47,3% en
octubre del mismo año. En las
elecciones presidenciales del 14 de mayo, el candidato de la Unión Cívica
Radical, Eduardo Angeloz, fue derrotado por Carlos Menem. Pero aún faltaban 7 meses para la fecha de entrega del mando que debían
transcurrir en medio de la hiperinflación. Ante el riesgo de disolución del
Estado y la eventualidad de un nuevo golpe militar, Alfonsín resolvió adelantar
el cambio de mando a Carlos Menem para el 9 de julio de 1989, ya que por esos
días una escalada de saqueos se dieron en todos los comercios y supermercados
del país por parte de la población marginal. Fueron unos días de mucha tensión,
violencia y robos descontrolados.
Política
internacional Alfonsín sostuvo una activa política internacional implementada
por su ministro de Relaciones Exteriores, Dante
Caputo, el único que se mantuvo durante casi todo su mandato. Las
prioridades fueron fortalecer el sistema democrático en Argentina, evitar que
la Guerra Fría no regenerara la concepción de la seguridad nacional, impulsar
el proceso de democratización regional, resolver las cuestiones limítrofes,
generar mayor capacidad negociadora regional frente a las grandes potencias y
promover la integración subregional. Así, a principios de 1985 Alfonsín propuso
al presidente electo del Brasil, Tancredo Neves, iniciar un proceso de
integración económica entre Argentina y Brasil “para fortalecer la democracia, afrontar
la deuda externa y posibilitar la modernización productiva” que fue
recibida con agrado por el mandatario brasileño. Poco después Tancredo Neves
falleció, pero su sucesor José Sarney adoptó con entusiasmo el proyecto de
integración, y autorizó al embajador Francisco Thompson Flores una importante
compra de trigo argentino en condiciones desventajosas, por razones puramente
políticas. A partir de allí el proyecto de integración se desarrolló
vertiginosamente:El 30 de noviembre de 1985 Alfonsín y Sarney suscribieron la Declaración de Foz de Iguazú, piedra basal del
Mercosur. En 2004, Argentina y Brasil resolvieron conjuntamente que el 30 de
noviembre se celebrara el Día de la Amistad Argentino-Brasileña. El
proceso se completaría el 26 de marzo de 1991, ya durante las presidencias de
Fernando Collor de Mello y Carlos Menem, con la firma del Tratado de Asunción
en el que se constituye el Mercosur. Para
Alfonsín garantizar la paz con Chile fue una cuestión prioritaria desde el
momento de asumir: En 1984 la mediación estaba prácticamente agotada y Chile
aún se encontraba gobernado por una dictadura militar. La persistencia del
conflicto era un factor de fortalecimiento del militarismo en ambos países, y
por lo tanto una amenaza inmediata a la
democracia argentina.

En 1983 el Papa presentó una segunda
propuesta de solución (la primera había sido rechazada por Argentina). Alfonsín buscó generar un sólido consenso
interno mediante una consulta popular no vinculante, pero que presionara a los
senadores. Si bien los principales líderes del peronismo (Lúder, Cafiero,
Carlos Menem, Lorenzo Miguel, Isabel Perón) estaban a favor de aceptar la
propuesta papal, la oposición a la misma había crecido y sumaba a varios
senadores peronistas. En esas
condiciones se produjo el famoso debate
televisivo entre Dante Caputo y Vicente Saadi que tuvo un impacto decisivo para
el triunfo del "SI" a la propuesta papal. El 25 de noviembre de
1984 se realizó el plebiscito y triunfó el "SI" con un apoyo del 81,32%.47 Cuatro días después, el 29 de
noviembre de 1984 se firmó el Tratado de Paz y Amistad con Chile.

Cultura,
educación y transformaciones sociales
Plan
Alimentario Nacional Alfonsín implementó el “Plan
Alimentario Nacional” (PAN), que se hizo conocido por su Cajas PAN, como
solución de emergencia para afrontar el hambre y la pobreza. El plan PAN se implementaba mediante la distribución de cajas de
alimentos a través de los municipios. Autores
críticos delinean que no se trataba de un programa dirigido a reducir la
pobreza estructural sino de una medida que seguía la tradición asistencialista
del Estado argentino y de corto plazo. La
crisis hiperinflacionaria y la destrucción de la moneda, llevó la pobreza al
47%, volviendo a su nivel previo en 1991.El PAN inspiró posteriormente otros
planes similares implementados en otros países latinoamericanos.
Patria
potestad compartida
En Argentina, la patria potestad
compartida había sido establecida en 1949, mediante la reforma constitucional
realizada ese año. La derogación de dichas reformas por proclama militar en
1956, y la ratificación de dicha derogación por la Convención Constituyente de
1957, restableció la desigualdad de la
mujer frente al hombre por varias décadas más. En 1974 el Congreso volvió a
establecer la patria potestad compartida, pero la presidenta María Estela
Martínez de Perón vetó la ley. Básicamente los influyentes sectores conservadores en Argentina argumentaban que
la unidad de la familia exige que uno de los cónyuges tenga "la última
palabra", y que por razones culturales y tradicionales, resultaba
razonable que esa facultad fuera atribuida por la ley al varón. En 1985, durante el gobierno de
Alfonsín se restableció la patria potestad compartida, mediante la Ley 23.264,
un derecho largamente reclamado por las mujeres.
Divorcio En Argentina
el primer proyecto de ley de divorcio vincular fue presentado en 1888 pero su
tratamiento fue bloqueado sucesivamente por los sectores católicos y
conservadores. En 1954, el presidente Juan Domingo Perón en su etapa de
enfrentamiento con la Iglesia Católica impulsó un proyecto que fue transformado en ley. Como represalia el
Papa excomulgó a varios legisladores peronistas. El golpe de estado conocido
como Revolución Libertadora derogó la ley en 1955. En 1984 Argentina era uno de
los pocos países en el mundo en el que no existía el derecho al divorcio
vincular; en ese momento existían 3.000.000 de personas, un 10% de la
población, separadas de hecho, inhabilitadas para volver a casarse
legalmente.Bajo el gobierno de Alfonsín fue presentado nuevamente un proyecto
de ley de divorcio vincular, que fue sancionado como Ley 23.515 del 8 de junio
de 1987 a pesar de una fuerte presión
ejercida por la Iglesia Católica, incluso recurriendo a manifestaciones
públicas, que no resultaron convocantes. La Iglesia presionó entonces al
presidente Alfonsín para que vetara la ley, pero ello no sucedió. La Iglesia Católica, que mantuvo siempre una
tirante relación con el presidente Alfonsín, se mostró dividida frente a la ley
de divorcio.
Traslado
de la capital
El 16 de abril de 1986, Raúl Alfonsín
dio desde los balcones del ministerio de economía de la provincia de Río Negro
un efusivo discurso donde invitaba a los argentinos a "avanzar hacia el
sur, hacia el mar y hacia el frío" y donde anunciaba el traslado de la
Capital Federal al área patagónica integrada por las ciudades de Carmen de
Patagones (en la Provincia de Buenos Aires), Viedma y Guardia Mitre (ambas en
la provincia de Río Negro). El proyecto tuvo enorme rechazo de los sectores
ligados a los intereses políticos y económicos de la ciudad de Buenos Aires y
de los medios de comunicación porteños, los cuales lo tildaban de "costoso", "faraónico" e
"innecesario".
Política
laboral
Siete días después de asumir el
gobierno Alfonsín abrió la confrontación
frontal con los sindicatos, enviando al Congreso, sin consulta ni diálogo
alguno, un proyecto de reforma sindical
conocido como "ley Mucci", con el objetivo de incluir a las minorías
en los organismos de dirección de los sindicatos. El proyecto fue aprobado
por la Cámara de Diputados pero rechazado por la Cámara de Senadores, dominada
por la oposición peronista que controlaba la CGT. Pero el proyecto tuvo el efecto de unir
rápidamente a todos los sectores sindicales, y establecer una lógica de
confrontación entre el gobierno radical y los
sindicatos, que se expresará en 13 huelgas generales organizadas por la CGT.
Estas huelgas fueron calificadas como políticas, ya que al estar la CGT
controlada por el peronismo, la huelga general era un instrumento que utilizaba
el Partido Justicialista para entorpecer la acción del gobierno radical. En 1987 Alfonsín cambia su táctica de
confrontación con el movimiento obrero y ofrece
el Ministerio de Trabajo a uno de los principales dirigentes sindicales del
país, Carlos Alderete, secretario general de Luz y Fuerza. Como resultado
de este acuerdo, el gobierno de Alfonsín elaboró una nueva Ley Sindical que fue
aprobada en 1988 (ley 23.551), con el apoyo unánime de todos los sindicatos y
parlamentarios de todos los partidos políticos. En cambio fue cuestionada ante
la OIT por la Unión Industrial Argentina (UIA), la principal organización
empresarial de Argentina.
Mundial Mexico 1986
Los Carapintadas
Durante
la campaña electoral de 1983 el candidato radical Raúl Alfonsín ante la
imposibilidad concreta de juzgar a todas las fuerzas armadas el futuro
presidente había optado por una política judicial en la que diferenciaba tres
niveles de responsabilidad.
“En un primer plano excluyente se situaban los
altos jefes militares que habían dado las órdenes para la represión. Luego
se hallaban los que habían cumplido
estrictamente con ellas, y, finalmente aquellos que habían delinquido o cometido “excesos” durante
la represión. La idea central era crear
un escudo protector –luego conocido como Obediencia Debida- para los
subordinados castrenses.Alfonsín sostuvo “Se propiciará la anulación de la
ley de amnistía dictada por el
gobierno militar y se pondrá en manos de la
justicia la importante tarea de evitar la impunidad de los culpables. La
justicia, asimismo, tendrá las herramientas necesarias para evitar que sean
considerados del mismo modo quienes decidieron la forma adoptada en la lucha
contra la subversión, quienes obedecieron órdenes y quienes se excedieron en su
cumplimiento” Se esperaba que cientos de
altos oficiales, se calculaba en 400, desfilarían por los tribunales de
distintas ciudades del país:
La
situación desbordó la escasa prudencia de los Carapintadas, (Se trataba de jóvenes oficiales –de capitán para
abajo- que habían formado parte de la 94ª promoción del Colegio Militar, y
que, la mayoría de ellos, para 1979 habían egresado de la Escuela Superior de
Guerra. Mantenían una lealtad indoblegable para con Rico y Seineldín, quienes creían que debían ser los futuros
conductores del arma; se consideraban
hermanados por la sangre vertida en la guerra contra la subversión y el
conflicto austral –en ambos habían estado en la primera línea de fuego- Sus objetivos generales pasaban por
reivindicar ambas “gestas”, oponerse al proyecto radical de enjuiciamiento de
los represores, reconstituir una fuerza de combate eficaz, proteger en forma
corporativa a la institución castrense frente a lo que consideraban la
“política anti militar del gobierno de Alfonsín.
Finalmente
descreían de la batalla jurídica que proponía el generalato, proponiendo en
cambio una amplia amnistía)
quienes realizaron una reunión secreta de sus líderes en febrero de 1987, en
la estación ferroviaria de Chacarita, donde acordaron “Levantarse en armas
contra el gobierno civil si uno solo de sus subalternos era citado por algún
juez”. De modo tal que nos hallábamos en las vísperas de la puesta en
práctica de los planes pensados por los Comandos para enfrentar a la
justicia, y al gobierno, con los fusiles en la mano.
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Los levantamientos comenzaron en la semana
Santa de 1987:
Fecha:
16 al 19 de Abril de 1987. Lugar: Escuela de Comandos, Campo de Mayo.
Líder: teniente coronel Aldo Rico. Objetivos: 1) Detener la política
“antimilitrar” del gobierno
2) Demandar una “solución política” a los juicios contra los militares en
actividad.
3) Provocar la remoción de la cúpula del ejército, concretamente el general
Héctor Ríos Hereñú. 4) Reivindicar la guerra antubversiva.Sucesos: El mayor
Barreiro, citado por la justicia por su actuación en el centro de detención La
Perla se declara en rebeldía, refugiándose en el Regimiento de Infantería 14 de
Córdoba, esta era la señal esperada para que Aldo Rico se sublevara. Este y sus
seguidores ocupan y se atrincheran en la
Escuela de Infantería de Campo de Mayo, y, desde allí lanzan sus demandas. El
movimiento no logra que se le sumen los
mandos superiores, con lo que la situación se empantana durante toda la Semana
Santa de 1987. El gobierno de Alfonsín
no logra que el generalato cumpla con la
orden de reprimir a los insurrectos, por lo que el presidente en persona se
traslada a la unidad rebelde y llega a un acuerdo –“la solución política”- con
los sublevados, otorgándoles días
después la Ley de Obediencia Debida –(Nª 23.521), que exceptúa de
responsabilidad al uniformado que hubiera acatado las órdenes de un superior.
También se establece la remoción de Ríos
Hereñú –reemplazado por el general Dante Caridi-, el teniente coronel Rico será
detenido-considerándoselo como el único responsable del levantamiento- y
enjuiciado por el delito de motín. Al
enterarse la opinión pública de la concesión hecha por el presidente a los
rebeldes estalló una ola de feroces críticas-aún dentro de la propia U. C..R.
Meses después estalla
en segundo levantamiento en Monte Caseros – Corrientes Fecha 14 al 18 de enero de 1988. Líder:
teniente coronel Aldo Rico
Objetivos: 1) Demandar
el cumplimiento de lo pactado en Semana Santa
2) Resolver la
situación procesal de Rico 3)
Repotenciar el movimiento Carapintada y la figura de Rico.
Sucesos El general
Caridi había decidido ralear de las filas del arma al sector Carapintada, lo
que convence a Rico de la necesidad de alzarse en armas nuevamente, y lo hará
a partir de que se le decrete la prisión preventiva rigurosa; con la
connivencia de la guardia policial que lo vigilaba abandonará
subrepticiamente el Country Los Fresnos –donde cumplía el arresto
domiciliario- para aparecer tres días más tarde en el Regimiento de
Infantería 14 de Monte Caseros, provincia de Corrientes.
En esta oportunidad
los generales respondieron afirmativamente la orden de Caridi y cercaron a
Rico –junto a 340 oficiales que le eran leales- en las instalaciones del
cuartel obligándolo a rendirse, Seguramente el desgaste de la figura de Rico
obedezca a una división en el seno del movimiento Carapintada, dentro del
cuál la mayor parte de los implicados en la represión del proceso estaban
ahora amparados por la ley de Obediencia Debida; lo concreto es que la
estrella de Rico comienza a apagarse, mientras en el firmamento se empieza a
vislumbrar la figura de Mohamed AlíSeineldín como nuevo líder de los
rebeldes. Ambos jefes Carapintadas estaban enemistados por la falta de apoyo
del Turco al Ñato en las rebeliones, es que el primero temía no llegar a ser
promovido a general si participaba de los levantamientos.
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Tercer Levantamiento
Carapintada
Fecha: 2 al 9 de
diciembre de 1988
Lugar: Villa Martelli
Líder: Mohamed AlíSeineldín
Objetivos: 1) Lograr el retiro del general Caridi del mando de la fuerza
2) Posicionar a Seineldín como líder natural del ejército
3) Estructurar el “Ejército Nacional” como sustento material de la futura
presidencia de Carlos Menem Sucesos:
Ante la certeza de que finalmente no
sería promovido a general de la nación Seineldín decidió encabezar un nuevo
levantamiento, si bien la imposibilidad del ascenso encuadraba en las
disposiciones legales del arma es indudable que esta decisión contaba con el
beneplácito del general Caridi y del propio presidente Alfonsín. Todo comenzó un primero de diciembre de
1988 cuando los Albatros –tropas de elite de la Prefectura Naval- abandonaron
su guarnición, saquearon el armamento de una dependencia en Zarate y se
refugiaron en la Escuela de Infantería de Campo de Mayo. Paralelamente el turco abandonó subrepticiamente
Panamá y se puso al frente de la
rebelión. Inmediatamente el general Caridi ordenó al general Isidro
Cáceres que cercara la Escuela de Infantería é intimara la rendición de los
rebeldes. Estos hicieron públicas
sus demandas: Pedían la destitución de
Caridi, la extensión de los beneficios de la ley de obediencia debida para
todo el personal militar –exceptuándo a las Juntas condenadas- y una amplia
amnistía para todos los uniformados que se habían sublevado en dos
oportunidades junto a Aldo Rico. Luego
de una serie de deliberaciones el generalato aceptó el petitorio rebelde,
siendo el general Cáceres garante de este Pacto de Villa Martelli, y cesó el
levantamiento. Pocos días después Caridi pidió el pase a retiro,
reemplazándolo en la comandancia del ejército el general Francisco Gassino
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D) Seineldin Fecha:
3 de diciembre de 1990
Lugar: Regimientos de Patricios, Edificio Libertador, fábrica de tanques TAMSE,
Regimientos de Villaguay y Concordía Líder: Mohamed Alí Seineldín
Objetivos: Cumplimiento del Pacto de Villa Martelli - Exigir la remoción del
general Isidro Cáceres de la Jefatura del Estado Mayor Presionar al gobierno de
Menem para que retome el ideario nacionalista enarbolado en la campaña del ‘89
Sucesos:
El coronel Seineldín, quien había
mantenido mas de 50 reuniones con allegados a Menem –incluso con el mismo
presidente en persona- para acordar la política militar y de Defensa del nuevo
gobierno el jefe Carapintada consideraba que pese a los Indultos dictados por el
ejecutivo –que liberaron a los condenados de las Juntas, a Rico y a todos los
uniformados que lo habían seguido en Semana Santa y Monte Caseros- el gobierno
nacional no estaba cumpliendo con las promesas de campaña.
Era evidente la antigua alianza entre Menem
y los Carapintadas se diluyó muy rápidamente. La
política económica liberal del nuevo presidente y su alineamiento estratégico
con los Estados Unidos eran repudiados por estos militares que profesaban un
nacionalismo acérrimo. Además se estaba
traicionando el Pacto de Villa Martelli en función de la persecución interna
que el generalato estaba realizando sobre los Carapintadas en actividad. El general Isidro Cáceres, con el aval de
Menem, había procedido a pasar a retiro a todos los jefes Carapintadas del
ejército.
El gobierno sabía de la
proximidad del alzamiento, por lo que trasladó detenido a San Martín de los
Andes a Mohamed Alí Seineldín.
La mañana del 3 de diciembre de
1990 se puso en marcha el Plan de Operaciones Virgen de Luján, en forma sincronizada
eran tomados los cuarteles de Palermo, el Edificio Libertador, la fábrica de
tanques TAMSE, el Regimiento 2 de Caballería y otros dos regimientos en
Villaguay y Concordia; los rebeldes no lograron liberar de su cautiverio a
Seineldín. El generalato –encabezado por
Bonnet y Balza- procedió a reprimir a los rebeldes, la orden presidencial era
“Aniquilar rápidamente con la rebelión, sin ninguna clase de negociación”- recordemos que ese mismo día legaba al país
el presidente Bush de EstadosUnidos.En este levantamiento fue el único que
se produjeron enfrentamientos entre los bandos que generaron un saldo de 21
muertos –entre ellos el teniente coronel
Pita –Jefe del Regimiento de Patricios- y el mayor Federico Pedernera- algunos de ellos cuando un tanque aplastó a
un colectivo 60, 50 heridos y mas de 300 detenidos.
Finalmente tras casi un día de duros combates los sublevados fueron vencidos; Seineldín sería condenado a cadena
perpetua, y se separarían de la fuerza a todos los que habían participado del
levantamiento.
De este modo el último, el más
sangriento, y el definitivo alzamiento Carapintada era doblegado, concluía así
una disputa en un arma cuyo estado deliberativo ya comenzaba a amenazar con su
propia destrucción.

La
Renovación Peronista: En la derrota
radical de 1987 no solo habían influido los vaivenes económicos y la gran
desilusión por el final del alzamiento carapintada. El peronismo, tras la derrota electoral de
octubre del 83, había comenzado un proceso de reformas y saneamiento de su
imagen a través de una corriente interna que se conoció con el nombre de
Renovación Peronista, cuyos principales referentes fueron Antonio Cafiero y el
cordobés José Manuel de la Sota. El
triunfo de Cafiero en la provincia de
Buenos Aires en 1987 pareció confirmar que la Renovación iba por buen
camino y abrió un espacio de esperanza para la militancia peronista. Era una clara demostración de disconformidad
popular con la gestión de Alfonsín, a partir de la cual retornaba un peronismo
reorganizado, ubicado en inmejorables condiciones para triunfar en las
elecciones presidenciales de 1989. Esta
situación intranquilizó a los grandes grupos económicos, que comenzaron a dudar
respecto de la representatividad del gobierno para controlar una situación
socioeconómica delicada, y a temer por el nuevo protagonismo de un
justicialismo de tradición estatista, que seguía reclamando la necesidad de una
mayor justicia social
Fin
del mandato Alfonsín debía terminar su mandato el 10 de diciembre de 1989. Sin
embargo, por razones electorales vinculadas a la grave situación económica,
decidió adelantar considerablemente la fecha de las elecciones estableciéndolas
el 14 de mayo, casi siete meses antes de la entrega del mando. Alfonsín, en el
futuro, calificaría como "un error
tremendo" de su parte, haber adelantado las elecciones de esa manera. Los dos candidatos con posibilidades de
resultar elegidos eran el radical Eduardo
Angeloz, por la Unión Cívica Radical, y el peronista Carlos Menem, por el
Partido Justicialista.
Hasta enero de 1989 la posibilidad de
que la Unión Cívica Radical volviera a ganar las elecciones tenía un serio
fundamento en las encuestas electorales. Sin embargo, a partir de febrero, el proceso hiperinflacionario destruyó toda
posibilidad de triunfo. El diario Ámbito Financiero de Buenos Aires, en aquel
año, tituló "Golpe de Mercado" y analizó de este modo la fuerza
real que había producido la derrota del radicalismo: "Esta
Argentina democrática no quiere más golpes de Estado militares pero ha adoptado
una estrategia para defenderse de la demagogia de los políticos". Las elecciones se realizaron en medio del
proceso hiperinflacionario y en un clima
de desorden y saqueos. El 14 de mayo Carlos Menem triunfó con el 47% de los
votos, frente a 32% del candidato radical. En ese mismo mes la inflación
alcanzó el 78% mensual y la pobreza comenzó a crecer de modo exponencial: en
mayo era del 25% y en octubre del 47%. El 30 de mayo Alfonsín decretó el estado de
sitio. La situación era insostenible y poco después Alfonsín anunció que
entregaría el poder en forma adelantada.
De ese modo y en esas condiciones se
cumplió la primera sucesión entre dos mandatarios constitucionales civiles de
distintos partidos desde 1916

El
Estado Democrático Neoliberal
En los años “80 y “90 comenzó a
configurarse este tipo de estado cuyos orígenes están signados por la vuelta a
la institucionalidad democrática. “Consenso
de Washington” y se convirtió en la agenda político económica que ellas
establecieron como paradigma dominante confiando en que el Consenso y el
proceso globalizador aumentarían el crecimiento económico y disminuirían la
pobreza y la inseguridad. Hay que
puntualizar que por "Washington", se entiende el complejo político-económico-intelectual
que tiene sede en Washington: los organismos financieros internacionales (FMI,
BM), el Congreso de los EEUU, la Reserva Federal los altos cargos de la
Administración y los institutos de expertos económicos. Elaboraron un documento
destinado a los Estados de América Latina.
1)
establecer una disciplina fiscal;
2)
disminuir el gasto público en educación
y salud;
3)
llevar a cabo una reforma tributaria;
4)
establecer tasas de interés positivas determinadas por el mercado;
5)
lograr tipos de cambio competitivos;
6)
desarrollar políticas comerciales liberales;
7)
una mayor apertura a la inversión extranjera;
8)
privatizar las empresas públicas;
9)
llevar a cabo una profunda desregulación; y
10)
garantizar la protección de la propiedad privada.
Ha condicionado las políticas
nacionales principalmente en los países de América Latina en los que se
acentuaron las desigualdades socio-económicas, el desempleo y la pobreza, en un
marco de corrupción estructural sin precedentes.
Las ideas y herramientas del
neoliberalismo por un lado, y la globalización en cuanto proceso económico por
otro, pueden considerarse estrechamente
vinculados.
La globalización como un fenómeno
multidimensional y ambivalente en el contexto internacional, fue el escenario
propicio para la instalación de los gobiernos neoliberales.
Ello acompañada a su vez de la
Aparición de la nueva revolución científico – tecnológicay el sistema
financiero mundial.
Se establecía así una suerte de
“chantaje inflacionario”.
La inflación mantenía al Gobierno
como único eje de atención pública, consolidando sus facultades extraordinarias,
lo que no era malo en sí, sino por los fines que perseguía, contrarios a los
intereses del pueblo y de la nación.
Lomás perverso del ajuste fue que
dejaba a la inflación sobrevivir en tanto continuara siendo útil alGobierno y a
sus eventuales aliados.
Carlos Saúl Menem, (1989/1995 & 1995/1999)
político argentino, presidente de la
República (1930- ), tras producirse la primera cesión de poder según cauces
constitucionales desde 1928. Nació en Anillaco (La Rioja) y se licenció de
abogado en la Universidad de Córdoba. Hijo de inmigrantes sirios, fue educado
como musulmán suní. En su adolescencia se convirtió al catolicismo e inició su
actividad política cuando aún estaba en la universidad. Miembro del Partido
Justicialista (PJ), en 1955 fundó el grupo Juventudes Peronistas.Al año
siguiente, fue encarcelado por su participación en el intento de restablecer en
el poder al desterrado Juan Domingo Perón. En 1956, Menem se convirtió en
asesor legal de la Confederación General del Trabajo (CGT), un grupo sindical
peronista. En las elecciones de 1962 se presentó candidato al cargo de
gobernador adjunto de su provincia natal de La Rioja, pero un golpe militar
hizo fracasar las elecciones. Sin embargo, en 1963 fue elegido presidente
provincial del PJ.En 1973, tras el regreso al poder de Perón, Menem fue elegido
gobernador de la provincia de La Rioja.Fue encarcelado en 1976, cuando la
presidenta María Estela Martínez de Perón, viuda y sucesora del dictador, fue
derrocada por un golpe militar, y no fue liberado hasta 1981. Reelegido
gobernador de La Rioja en 1983 y 1987, en 1989 fue elegido presidente de
Argentina.Es el único ciudadano argentino en haber completado dos mandatos
presidenciales constitucionales de forma consecutiva y el que permaneció
durante más tiempo, de forma ininterrumpida, ejerciendo la primera
magistratura.
Además, ganó las tres elecciones presidenciales
para las cuales se presentó, aunque desistió de presentarse al balotaje en el
año 2003 tras triunfar en la primera vuelta.La llegada del peronismo por cuarta
vez al poder se produjo en julio de 1989. Fue el año de la caída del Muro de
Berlín y el derrumbe de los regímenes comunistas en Europa central en el marco
de la disolución de la Unión Soviética, ocurrida en 1991. El mundo bipolar, el dividido en dos grandes
bloques, con la existencia de modelos económicos y sociales opuestos,
desaparecía rápidamente.
El
año 1989 fue también el del Consenso de Washington.
Se acordó que se otorgaría ayuda
financiera a los países que sufrieran inconvenientes con el sector externo, en
la medida en que estos aceptaran las ideas económicas del Consenso.
Las medidas que los países en
dificultades es decir, los países no desarrollados, y entre ellos los de
América latina- deberían implementar eran las siguientes: reformar al Estado desregulando sus actividades, otorgar
facilidades a las inversiones extranjeras, liberar el sistema financiero, mejorar el sistema impositivo y luchar contra
el déficit fiscal.
Eran
en síntesis las ideas de la llamada economía libre de mercado, que buscaba acabar con el modelo de sustitución de
importaciones, sostenido por un Estado que, para el Consenso, era grande.
Carlos Menem asumió la presidencia el
8 de julio de 1989, tras el retiro anticipado de Raúl Alfonsín. Haya tenido o no un discurso populista en la
campaña electoral, lo cierto es que la
plataforma programática del PJ nada tenia que ver con el plan de gobierno que
se fijo Carlos Menem. Por intermedio
de un audaz giro ideológico, paso a
sostener las ideas y el programa que había defendido
por años el enemigo acérrimo del peronismo, la derecha liberal, encarnada por
ese entonces, en la UCeDe (Unión del Centro Democrático).
El núcleo argumental en que se
sustentaba este giro era: la crisis
fiscal y la perdida extrema de capacidades estatales muestra una constitutiva ineptitud del Estado para
intervenir en la economía. Se
entronizaba así al mercado como
único coordinador imaginable de las decisiones de los agentes económicos. Eran dogmas
para esta concepción y, lo serian para la administración menemista, la desregulación, la privatización de las
empresas de servicios públicos, la descentralización administrativa y la
glorificación del libre mercado. Estas ideas implicaban un “realineamiento automático” con la política exterior de EEUU y una relación
de sumisión con los organismos multilaterales de crédito (el FMI, el BID y el
Banco Mundial). Así, para ganar la
confianza del mundo empresario, Menem se
vio obligado a sobreactuar, prometiendo garantías y jugosas ganancias a quienes
deseaba convencer, haciendo así un corte abrupto con buena parte de la
tradición justicialista. Para hacer
más creíble esta “conversión”, Menem
nombró al fundador de la UCeDe, Alvaro
Alsogaray, como asesor presidencial para el tratamiento de la deuda externa
y puso al frente de la Secretaria de
Comercio Exterior al también ucedeista Alberto Albamonte. Poco mas adelante nombro a Maria Julia Alsogaray como interventora – privatizadora de ENTEL.
Estos nuevos compañeros de ruta
reafirmaban en la escena pública la conformación de una nueva coalición para
respaldar social y políticamente el programa reformista del gobierno. Siguiendo
esta lógica, el hecho más trascendente fue el nombramiento de uno de los
gerentes del conglomerado multinacional Bunge & Born al frente del
Ministerio de Economía, en lo que el gobierno llamaría “alianza estratégica”.
Entregándole el manejo de la economía
a una de las multinacionales más
identificadas con el antiperonismo. Este grupo empresario había hecho grandes
aportes de campaña. El primer ministro
de economía, Miguel Roig, duró muy poco
en su cargo, al fallecer a la semana de asumir. Fue reemplazado por otro integrante de la
multinacional, Néstor Rapanelli
quien, “bajo el supuesto de que lo que era bueno para el grupo exportador Bunge
&Born era lo mejor para la
Argentina, unifico el tipo de cambio, practica una devaluación de casi el 100 %
, decidió un ajuste fiscal e inicio la política de desarticulación del Estado y
la extranjerizacion”.
Política
económica El principal
problema que debió enfrentar al asumir la presidencia fue el de una economía en
crisis con hiperinflación. El
gobierno de Menem introdujo una serie de reformas neoliberales: con la
aprobación de la Ley de Reforma del
Estado fue autorizado a privatizar varias empresas estatales, en la forma
que el presidente estimara conveniente.
Las
primeras privatizaciones efectuadas fueron las de la empresa telefónica Entel y
la de Aerolíneas Argentinas. Las mismas, y otras posteriores, se privatizaron
rápidamente buscando conseguir con ello réditos mediáticos que instalaran la
idea de la voluntad reformista del gobierno, pero dicha rapidez condujo luego a
numerosas críticas y denuncias de irregularidades, omisiones y casos de
corrupción.
Pronto se privatizaron también la red vial, los canales televisivos (con
la excepción de ATC, hoy Canal 7), gran parte de las redes ferroviarias,
Yacimientos Petrolíferos Fiscales y Gas del Estado.
se desreguló la economía, reduciendo cupos, aranceles y prohibiciones de importaciones, y se
estableció la libertad de precios. Con
el aumento de impuestos como los del Valor Agregado y Ganancias se aumentó la
recaudación fiscal. Aun así, a pesar de dicho aumento y de los ingresos
generados por las privatizaciones, la situación económica se mantenía
convulsionada y a fines de 1989 se produjo una segunda hiperinflación.
Durante la gestión de Domingo Cavallo, ministro de Economía de su
gobierno, se estableció la Ley de Convertibilidad, cuya aplicación se
prolongaría hasta la crisis argentina de fines de 2001 y comienzos de 2002. El
Banco Central de la República Argentina estaba obligado a respaldar la moneda
argentina con sus reservas en una relación de cambio en la que un dólar estadounidense equivalía a un peso (moneda de
Argentina). De esta forma se restringía la emisión de billetes como medio de
financiamiento del Estado.
Estas medidas lograron una estabilidad económica sin inflación significativa, mientras
que el PBI industrial se contraía y la economía
argentina se privatizaba.
La estabilidad económica fue entonces,
sólo aparente, ya que disminuía la capacidad de la economía de emplear mano de
obra y cerraban incontables
establecimientos industriales.
Durante su gobierno la deuda externa
pública se multiplicó desde los 45.000 millones que había dejado el gobierno de
Alfonsín, hasta finalmente llegar en el 2000 a 145.000 millones.
En
los servicios públicos las privatizaciones produjeron mejoras de calidad en
algunas rubros (electricidad, telefonía), mientras que en otros el impacto fue
negativo (transportes ferroviarios), este último en particular por el cierre
masivo de los servicios de pasajeros de larga distancia ocurrido puntualmente
el 10 de marzo de 1993. Si bien los servicios de trenes privatizados urbanos del área
metropolitana y cargas en general registraron leves mejorías, finalmente con la
crisis de 2001 y la devaluación, desnudaron las frágiles condiciones
contractuales que llevaron a las empresas a la quiebra, posterior vaciamiento
de su infraestructura y finalmente a un
deterioro del servicio en parte sostenido por subsidios
Empresas
privatizadas Administración General de Puertos AGP: privatizada.Aerolíneas Argentinas SE: privatizada.Aeropuertos:
concesionados.Agua y Energía Eléctrica
SE, Sector Eléctrico: privatizada.Area Material Córdoba Aviones:
privatizada.Banco Hipotecario
Nacional: privatizado.Banco Nacional de Desarrollo (BANADE): disuelto.Caja
Nacional de Ahorro y Seguro: privatizada.Canal 11, Dicon Difusión SALS 84 TV:
privatizada.Canal 13, Río de la Plata SALS 85 TV: privatizada.Carboquímica
Argentina Sociedad Anónima Mixta: privatizada. Carolina SAMinera: disuelta.Compañía
Azucarera las Palmas SAI.C.A.P.U.: disuelta.ConarsudSAAsesoría y Consultoría:
disuelta.Consultara SAConsultara de la Armada: disuelta.Corporación Argentina de Productores (CAP): disuelta.Empresa
Desarrollos Especiales SAEDESA: disuelta.Empresa
Líneas Marítimas Argentinas ELMA: Disuelta ley 23.696 de Reforma del
Estado. Empresa Nacional de Correos y
Telégrafos (ENCOTEL): disuelta.
Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL): privatizada.Empresa
Nuclear Argentina de Centrales Eléctricas SAENACE: disuelta.Establecimientos Altos Hornos Zapla:
privatizada.Fábrica Militar de Ácido Sulfúrico: privatizada.Fábrica
Militar de Tolueno Sintético: privatizada.Fábrica Militar de Vainas y
Conductores Eléctricos ECA: privatizada.Fábrica
Militar General San Martín: privatizada.Fábrica Militar Pilar:
privatizada.Fábrica Militar San Francisco: privatizada.Ferrocarril Belgrano SA: concesionado. Ferrocarriles Argentinos SA:
concesionado. Ferrocarriles
Metropolitanos SA: concesionado. Fondo
Nacional de la Marina Mercante: disuelto.
Forja Argentina SA: disuelto.Gas del Estado SE: privatizada. Hidroeléctrica Norpatagónica SA Sector
Eléctrico (HIDRONOR):
privatizada.Hierro Patagónico de Sierra Grande SA Minera (HIPASAM):
provincializadaHipódromo Argentino:
concesionado.Induclor Sociedad Anónima Mixta: privatizada.Indupa SA:
privatizada.Instituto Nacional de
Reaseguros SEINDER: disuelto.Interbaires SA: privatizado.Intercargo SA: privatizado.Junta Nacional de Carnes: disuelta.Junta
Nacional de Granos: privatizada.LR3 Radio Belgrano: concesionada. LR5 Radio Excélsior: concesionada. LV3 Radio Córdoba: concesionada. LlaoLlao Holding: privatizado.Monómetros
Vinílicos: privatizado.Obras
Sanitarias de la Nación (OSN):concesionada.Petropol: privatizada.Petroquímica Bahía Blanca S.A:
privatizada.Petroquímica General
MosconiSAI.y C.: privatizada.Petroquímica Río Tercero: privatizada.Polisur
Sociedad Mixta: privatizado.Redes de Acceso a grandes ciudades:
concesionada.s.Servicios Eléctricos
del Gran Buenos Aires Sector Eléctrico (SEGBA): privatizada.Sociedad Mixta
Siderurgia Argentina SOMISA: privatizada.
Talleres Navales Dársena Norte SAC.I.y N.TANDANOR: privatizados.Tanque
Argentino Mediano SETAMSE: disuelto.Tecnología Aeroespacial SATEA:
disuelta.Yacimientos Carboníferos Fiscales YCF: concesionada.Yacimientos
Petrolíferos Fiscales YPF: privatizada. Al mismo tiempo, los principales
inconvenientes económicos generados por esta política fueron una disminución
de la competitividad basada en el tipo de cambio y un crecimiento del desempleo.
|
Relaciones
Exteriores y corrupción
En política exterior, desde el inicio
mismo de su mandato se promovió un alineamiento automático hacia los Estados
Unidos, con lo cual la Argentina abandonó el
Movimiento de Países No Alineados. El ministro Guido Di Tella se refirió a
dicho alineamiento en forma humorística
como "Relaciones carnales", pero más adelante el término sería tomado
por los críticos de dicha política internacional para referirse a ésta en forma
denigratoria.
Poco después de la implementación del
Plan Bonex tuvo lugar el Swiftgate,
en el cual la empresa estadounidense Swift
denunció verse perjudicada en una operación comercial al no aceptar otorgar un
soborno. Swift recurrió al embajador de los Estados Unidos, TerenceTodman, y el propio gobierno
estadounidense tomó cartas en el asunto. La corrupción se practicaba
ostentosamente nadie hizo la plata trabajando, declaro el sindicalista Luis Barrionuevo, antes de proponer, la
solución para los males del país,…dejar
de robar durante dos años. Era el signo de pertenencia a la cúspide del
poder.
Luego la corrupción se normalizo, así como se encontró la manera de estabilizar la economía, también se
aprendió a transferir discretamente los recursos públicos a los patrimonios
privados. Distintos personajes
notables, representantes de los grandes lobbies o iniciadores de una fortuna
nueva, tenían acceso privilegiado a las decisiones del gobierno y destinaban
parte de los beneficios obtenidos a vastas
cajas negras, cuyo contenido se redistribuía ampliamente, según normas
de rango y jerarquía. En otros planos,
en 1991 promovió la formación del Mercosur y restableció relaciones
diplomáticas con el Reino Unido, interrumpidas desde la Guerra de Malvinas.
En política exterior, el peronismo
había siempre sostenido la llamada tercera posición, según la cual se estaba a
igual distancia del llamado imperialismo norteamericano que del soviético.
La Argentina, desde tiempos lejanos
integraba el movimiento de Países no Alineados, posición mantenida por los
últimos gobiernos, tanto el militar como el radical.
Desde
principios de 1991 compartió responsabilidades con el profesional grupo de
técnicos dirigido por Cavallo. Eran dos equipos diferentes pero
complementarios: Menem y Cavallo, tan distintos entre sí, armonizaron y se
potenciaron y se desarrollaron a costa de
las instituciones públicas. Las denuncias de corrupción sobre su gobierno no
impidieron que su gestión mantuviera una imagen favorable debido al éxito en la
faz económica. En 1993, su Ministro del Interior, Gustavo Béliz, renunció a su cargo y declaró
públicamente que el presidente estaba
rodeado de corruptos. No era ni el primero
ni el último de los asuntos escandalosos del gobierno de Menem. Los
ministros Eduardo Bauza y Roberto Dromi y la Ing Alsogaray fueron
acusados de beneficiarse con las privatizaciones. El diputado José Luis Manzano
y Emir Yoma, regenteaban un centro de tráfico de influencias denominado la
CARPA CHICA: Una frase de Manzano-
yo robo para la corona se hizo célebre.
La política exterior argentina,
conducida en un primer momento por Domingo Cavallo, y desde enero de 1991, por
Guido Di Tella, fue modificada significativamente. El primer gran síntoma fue el envío de un destructor y una corbeta misilística al conflicto
que, las Naciones Unidas, y en especial los Estados Unidos, mantenían con Irak,
por la invasión de este a Kuwait, ordenada por Sadam Husseim. Menem explicó que los beneficios de esa
acción serían superiores a los costos. Unilateralmente,
el gobierno argentino anunció el levantamiento de todas las restricciones vigentes desde los tiempos
dela guerra por Malvinas- al comercio con el Reino Unido. De aquí en más, la estrategia de la
coacción sería reemplazada por lo que se dio en llamar la búsqueda de la seducción. En
septiembre, en las Naciones Unidas, Menem informó sobre el deseo de la
Argentina de reanudar las relaciones diplomáticas con Gran Bretaña, hecho
concretado el 15 de febrero de 1990. Hacia
1991, ya con Di Tella en la cancillería, la política -según la frase del canciller- de "relaciones
carnales" con los Estados Unidos continuó. Y tuvo sus costos: los norteamericanos
exigían el desmantelamiento del Plan
Cóndor. El misil del mismo nombre
era de gran alcance, podía transportar cargas nucleares, y era parte de un
proyecto de la Fuerza Aérea Argentina. En
junio de 1991, el gobierno aceptó los requerimientos estadounidenses. En setiembre de ese año, la Argentina se
retiró del Movimiento de Países no Alineados. Di Tella lo explicó
sencillamente: "no podemos ser parte del Tercer Mundo, porque no existe
ahora un segundo". En realidad, no era compatible una política de
adhesión a los Estados Unidos, con la presencia en un foro que le era adverso.

La Argentina fue blanco de dos ataques
terroristas: el primero a la embajada de
Israel, el 17 de marzo de 1992, y el segundo contra la AMIA (Asociación Mutual
Israelita Argentina), el 18 de julio de 1994, que provocaron 29 y 85
muertos respectivamente. Distintas fuentes, entre ellas la de los dirigentes de
la comunidad judía, afirmaron que el atentado fue perpetrado por organizaciones fundamentalistas islámicas
con sede en el Líbano, y acusaron al presidente de desviar la investigación
que conduciría a la responsabilidad de ese país. Esta teoría se consolidó
cuando un ex miembro de la inteligencia iraní aseguró que Menem recibió dinero
para desvincular a ese país del ataque. En el 2004 un tribunal federal
comprobaría que el juez que hacía 10 años investigaba la causa, Juan José
Galeano, habría sobornado, siguiendo instrucciones del gobierno de Menem, a uno
de los inculpados para que incriminara a oficiales de la policía bonaerense.
Más aún, en junio de 2006, Hugo Anzorreguy, jefe de la Secretaría de
Inteligencia del Estado (SIDE) durante el gobierno menemista, manifestó ante el
juez federal que Menem había ordenado dicho soborno utilizando dinero de los
fondos públicos. Hasta esa fecha la investigación no se ha completado.
PRIVATIZACIÒN
DEL RÉGIMEN PREVISIONAL El 22 de septiembre de 1993, el Senado
transformó en ley la modificación del
sistema previsional que había tenido un complejo paso por la Cámara de
Diputados. La ley respondía a un reclamo
del ministro de Economía, Domingo Cavallo, convencido de la necesidad de poner
fin al sistema estatal, basado en el sistema solidario de reparto para
reemplazarlo por otro, en el que también empresas
privadas se ocupasen de administrar e invertir los fondos provenientes de los
aportes de los trabajadores. De las 1.219 leyes aprobadas entre 1983 y
1993 fue la que mayor relación tuvo con las protestas de los jubilados de
cada semana frente a Diputados. Hasta su fallecimiento, en esas protestas se
destacó Norma Plá. Precisamente por el problema de los jubilados, Plá había
hecho llorar públicamente a Cavallo
cuando un día la recibió ante los periodistas en una comisión de la Cámara de
Diputados Se encaró la reforma del
régimen previsional, en lugar de fundarse en la solidaridad de los activos con
los pasivos, cada trabajador pasaría a
tener su cuenta de ahorro propia, administrada por una empresa privada.
Hubo muchas resistencias, que se
expresaron en el Congreso, y luego de una larga negociación se decidió mantener el régimen mixto:
privado y estatal
DESEMPLEO Cada privatización estuvo acompañada
de una elevada cantidad de despidos.
Los efectos se disimularon al principio,
por las importantes indemnizaciones pagadas, pero explotaron a partir de
1995. Si las empresas quebraban, dejaban
a todo el mundo en la calle; si mejoraban su rendimiento, se llegaba al mismo
punto: trabajadores que sobraban. En
este aspecto fue decisiva la
flexibilización de las condiciones laborales; se produjo de hecho, y la
posibilitó la baja capacidad de
resistencia de las organizaciones sindicales, que cuando recurrieron a la
huelga fueron derrotadas. El desempleo,
que en 1993 supero la línea histórica del 10%, era un dato grave, pues se
producía en un contexto de expansión económica y crecimiento global del
producto. Otro sectores eran golpeados
por el congelamiento de sus haberes, como los empleados estatales o los
jubilados, por el encarecimiento de
los servicios públicos, debido a las privatizaciones de las empresas, por
el cierre de sus establecimientos, como muchos empresarios pequeños o medianos,
o por los cortocircuitos financieros de varios gobiernos provinciales: en
Santiago Del Estero, Jujuy o San Juan se produjeron las primeras
manifestaciones públicas y violentas de descontentos por el nuevo orden.
Se atenúo la apertura económica,
para atender las protestas mas fuertes; así la industria automotriz recuperó
casi todos sus beneficios tradicionales. Los sectores exportadores recibieron
subsidios, reintegros y compensaciones fiscales. Al asumir Menem el gobierno,
los valores de desocupación y subocupación habían alcanzado picos históricos
(8,1 y 8,6% de la población económicamente activa, respectivamente). para el final de su gobierno, estas cifras
eran de 13,8 y 17,3%.
El
poder y la Justicia
Durante su gobierno, se modificó por ley del Congreso el número de
integrantes de la Corte Suprema de Justicia, elevándolo a nueve miembros.
Parte de la prensa denominó a esta corte ampliada la mayoría automática, aduciendo que en la mayor parte de los casos
polémicos los votos de estos cinco
jueces coincidían con la posición del gobierno
|
Y hasta avanzo por sobre jueces y
Cámaras, mediante el novedoso recurso
del per saltum.
En la misma línea de eliminar posibles
controles y restricciones, el Presidente
removió a casi todos los miembros del Tribunal de Cuentas y al Fiscal General –
el prestigioso Ricardo Molinas-, nombró por decreto al Procurador General
de la Nación, redujo el rango institucional de la Sindicatura General de
Empresas Publicas y desplazó o reubicó a
jueces o fiscales cuyas iniciativas resultaban incómodas. Menem consiguió también sumar algunos
recursos adicionales: reunió apoyos fuera del movimiento, en la UCEDE del Ing Alsogaray, o entre
connotados comunicadores sociales, muy
vinculados al establishment, como Bernardo Neustad, que le organizaron una de
sus pocas manifestaciones plebiscitarías, la Plaza del Si, en abril de 1990. Menem sabia comunicarse fácilmente con la
gente en general, sin necesidad de montar la compleja maquinaria de la
movilización callejera: en lugar de
hablar en la
plaza, le bastaba con responder a entrevistas radiales o visitar los programas
de televisión más populares. Menem
demostró que, en última instancia podría
prescindir del peronismo y de sus cuadros.
Antonio Cafiero, fue ominosamente derrotado cuando pretendió reformar la Constitución de la
Provincia de Bs. As para ser reelecto, debió ceder la presidencia del
partido a Menem y la gobernación al
vicepresidente Eduardo Duhalde, quien constituyó en la provincia un poderoso
bastión desde donde avizorar la sucesión de Menem.
Entre los sindicalistas, Saul Ubaldini reivindicó la tradición
histórica, dividió la CGT e intentó nuclear a los más directamente golpeados
por las reformas, como los trabajadores estatales o los telefónicos.
Pero Menem logro la adhesión de otros sindicalistas, que advirtieron los beneficios de
plegarse a la política reformista, y sobre
todo los costos de no hacerlo, muchos dirigentes obtuvieron beneficios
personales y, algunos gremios como Luz y Fuerza, transformados en organizaciones
empresarias, participaron de las privatizaciones. En los comicios de 1991, Menem lanzó al
ruedo a nuevos dirigentes; los gobernadores de Tucumán, Ramón Palito Ortega y Carlos Lole Reuteman. La elección fue un éxito para el presidente,
y convenció a los dudosos de que el peronismo tenía un nuevo jefe. Las reticencias iniciales se apagaron, con
excepción de un pequeño grupo de diputados, Los Ocho, encabezados por Carlos Chacho Alvarez, que abandonaron el
partido. Fue entonces cuando Menem comenzó a hablar de la actualización
doctrinaria del peronismo, declaró
que se apartaba de la línea histórica trazada por Perón, aunque asevero que el líder hubiera hecho lo mismo, y empezó a
pensar en la posibilidad de su reelección. Fuera del peronismo, la oposición
política fue mínima. La UCR no pudo remontar el descrédito de 1989, y en las
elecciones de 1991 solo ganó en la Capital Federal, Córdoba, Río Negro, Chubut
y Catamarca. En 1993 perdió inclusive en la Capital Federal. Los radicales no sabían como enfrentar a
Menem.
Fin del servicio Militar El presupuesto
militar fue drásticamente podado y se
privatizaron numerosas empresas militares. En 1994 en el cuartel de Zápala
murió un conscripto-Omar
Carrasco-victima de malos tratos, el escándalo, cuando Menem preparaba su
reelección, culmino en la supresión del servicio militar obligatorio y su
reemplazo por un sistema de voluntariado profesional.
La Iglesia Catòlica Un apoyo
similar encontro Menem en la Iglesia, en la figura del cardenal Antonio
Quarracino, arzobispo de Bs As. Un
grupo de obispos que creció a medida que se agudizaban los efectos del ajuste y
la reforma, se hizo vocero del amplio sector de las victimas y reclamó del
gobierno políticas de sentido social. Quarracino moderó este coro de
disconformes, y evitó pronunciamientos masivos de la Conferencia Episcopal en
cambio Menem lo acompañó en la defensa de las posiciones más tradicionales,
sostenidas por el Papa, como el rechazo del aborto y el derecho a la vida. Por
entonces cambiaron las autoridades de la Conferencia Episcopal, Monseñor Estanislao Karlic, mas severo, reemplazo a
Quarracino, complaciente en el gobierno, y la Iglesia comenzó a sumar su voz a
la protesta.
LEY
DE CONVERTIBILIDAD
El 19 de
febrero de 1991 Cavallo con buena imagen, asumió la conducción del Ministerio
de Economía y envió su proyecto de Ley de Convertibilidad al Congreso. El plan
fue convertido en ley de la nación; en Diputados votaron en su contra el radicalismo, el partido Intransigente, la
democracia cristiana y otros partidos de izquierda. A partir de enero de 1992
comenzó a circular la nueva moneda: el
peso, que equivalía a un dólar. El Banco Central debía contar con una
reserva de divisas igual a la moneda en circulación, y se prohibió emitir
moneda sin respaldo. El alza de precios se desaceleró, y continuó así, hasta
que, en el año 1996, la Argentina figuró entre los países de menor inflación
del mundo. Los años 1991, 92 y 93 evidenciaron esa recuperación: de 200 mil
heladeras vendidas en 1990 se pasó a cerca de 800 mil en 1993, la demanda fue
también intensa en lavarropas, televisores, y automóviles. Domingo Cavallo,
junto con buena parte de los economistas de la Fundación Mediterránea, presidida por él, fue el responsable del
plan de convertibilidad que permitió la estabilidad de la economía, aunque al alto precio de multiplicar el
número de desocupados. Estos logros tenían una contracara: la caída del salario real.

La convertibilidad no solo ocasionó el derrumbe de los salarios, sino
un masivo ingreso de capitales que produjo una desconocida liquidez
(disponibilidad de dinero), a partir de
la
cual apareció una sensación de riqueza disfrutada por los sectores medios que
no volvería a repetirse.
Mientras tanto, la espectacular
venta de empresas o activos públicos atraía a inversores externos y capitales
repatriados.Su compra fue disputada por los grandes grupos económicos
locales, y conglomerados extranjeros conocidos, desarrollándose un proceso de
concentración económica que perjudicó y, en
numerosos casos, llevó a la quiebra a la mediana y pequeña empresa nacional.
El Estado se fue
desprendiendo de la administración de tantas empresas deficitarias y había
recibido unos 20.000 millones de dólares por las privatizaciones.
Ahora tenía las
manos y el presupuesto libres para ocuparse de los temas que justifican su
existencia: salud, educación, y previsión social y seguridad.
En 1996 la crisis provocó la renuncia de Cavallo, y Roque Fernández asumió como ministro de
Economía, sin que mejorara sustancialmente la situación económica. Este proceso fue simultáneo a una fuerte caída del salario real y a la
precarización de las relaciones laborales, lo que produjo una profunda
fragmentación de los trabajadores entre ocupados y desocupados.
Otra característica de las nuevas condiciones laborales fue la extensión de la jornada de trabajo, que
pasó de 9 horas diarias a ubicarse entre las 12 y 16 horas, y se destruyó
el salario básico común para pasar a configurarse el mismo en sus porciones más
significativas mediante premios por
productividad, por presentismo, etcétera, empeorando las condiciones laborales.
Es decir, el
proceso de disciplinamiento y transformación de las condiciones de trabajo
comenzado durante la dictadura se profundizó y extendió durante la década de
los 90.
Estos cambios
estructurales en la clase obrera afectaron la representatividad de los
sindicatos, recreados desde los años 45-46 a partir de una organización
centralizada por rama, que les garantizó un poder de negociación de los
Convenios Colectivos de Trabajo, que les otorgó un poder económico anexo por
manejar los fondos de las Obras Sociales
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Indultos realizados por Carlos Menem
Se conoce como los
indultos de Menem una serie de diez decretos sancionados el 7 de octubre de 1989 y el 30 de
diciembre de 1990
por el entonces presidente de la ArgentinaCarlos Menem, indultando civiles y militares que cometieron delitos durante
la dictadura autodenominada Proceso de Reorganización Nacional
incluyendo a los miembros de las juntas condenados en el Juicio a las Juntas de 1985, al procesado
ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz y los
líderes de las organizaciones guerrilleras. Mediante estos
decretos fueron indultadas más de 200 personas. Las leyes de Punto Final
y Obediencia Debida dictadas durante el Gobierno de
Raúl Alfonsín y los indultos de Menem son conocidas como las leyes de impunidad, aunque las dos primeras fueron leyes
votadas por el parlamento y con el libre juego de
la oposición, en cumplimiento de la promesa electoral de campaña de la UCR (los
3 niveles de responsabilidad); y solo atenuaron las consecuencias para
militares de baja graduación pero no
frenaron los juicios por terrorismo de estado; en cambio el indulto fue una
decisión unilateral e inconsulta y muy posterior a la sanción de las leyes. Luego de que en 2003 el Congreso de la Nación Argentina declarara la nulidad de las leyes de Punto
Final y Obediencia Debida algunos jueces comenzaron a declarar
inconstitucionales aquellos indultos referidos a crímenes de lesa humanidad.
Convocatoria de la Comisión Nacional contra el indulto
integrada por organismos de Derechos Humanos. El 7 de
octubre de 1989
el presidente Menem sancionó cuatro decretos indultando a 220 militares y 70
civiles.Decreto 1002/89: Indulta a todos los jefes militares procesados que no
habían sido beneficiados por las leyes de Punto Final y Obediencia Debida,
excepto el ex-general Carlos Guillermo Suárez Mason, que
había sido extraditado de los Estados
Unidos. Decreto 1003/89:
Indulta a líderes y miembros de los grupos guerrilleros
y otras personas acusadas de subversión, entre ellas personas que se
encontraban muertas o “desaparecidas". También indulta a militares
uruguayos. Decreto 1004/89: Indulta a
todos los participantes de las rebeliones militares carapintadas
de Semana Santa y Monte Caseros en 1987 y de Villa
Martelli en 1988. Decreto 1005/89:
Indulta a los ex-miembros de la Junta de Comandantes Leopoldo
Galtieri, Jorge Isaac Anaya y Basilio
Lami Dozo, condenados por los delitos cometidos en la conducción de la Guerra de las
Malvinas. Los indultos de 1990 El 29
de diciembre de 1990
el presidente Menem sancionó seis decretos indultando a un nuevo grupo de
personas.Decreto 2741/90: Indulta a los
ex miembros de las juntas de comandantes condenados en el Juicio a las Juntas de 1985
Jorge Rafael Videla, Emilio Massera,
Orlando Ramón Agosti, Roberto Viola,
y Armando Lambruschini. Indulta también a los militares condenados en crímenes de lesa
humanidad Ramón Camps y Ovidio Riccheri. Decreto 2742/90: Indulta a Mario Eduardo Firmenich, líder de la organización guerrillera Montoneros.Decreto 2743/90: Indulta a Norma Bremilda Kennedy
procesada por malversación de fondos públicosDecreto 2744/90: Indulta a Duilio
Antonio Rafael Brunello condenado a inhabilitación absoluta y perpetua por el
delito de malversación de fondos públicos. Decreto 2745/90: Indulta al ex-ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz procesado por participación en los delitos
de lesa humanidad (secuestro y torturas) contra Federico y Miguel Ernesto
Guthein.Decreto 2746/90: Indulta al ex
militar Guillermo Suárez Mason por delitos de lesa humanidad.
Inconstitucionalidad de los indultos
Luego de que en 2003 el Congreso de la Nación declarara la
nulidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida algunos jueces
comenzaron a declarar inconstitucionales aquellos indultos referidos a crímenes
de lesa humanidad y a reabrir los casos.
El 15 de junio de 2006la Cámara de Casación Penal, máximo
tribunal penal de la Argentina, consideró que los indultos concedidos en
delitos de lesa humanidad eran inconstitucionales.
El 31 de
agosto de 2010la Corte Suprema de Justicia
confirmó sentencias de tribunales inferiores, dictando que los indultos no
fueron constitucionales y las condenas que anularon debían ser cumplidas.
LA REELECCIÒN: REFORMA CONSTITUCIONALLuego del éxito electoral de 1991,Menem comenzó a hablar de la reforma constitucional, que lo habilitara para ser reelecto. Trabajo con notable empeño en el proyecto, supero todo tipo de dificultades, soporto en su transcurso un grave problema de salud primero, y la muerte de su hijo después, y concluyó finalmente logrando su objetivo: ser reelecto.
No le fue fácil, en su partido encontró reticencias de quienes esperaban a sucederlo o de los que buscaban negociar provechosamente su apoyo.
Tampoco fueron fáciles las cosas con el ESTABLISHMENT económico, preocupado por los conflictos que podía generar tal proyecto. Pero el problema principal estaba en el Congreso: la reforma constitucional debía ser habilitada en ambas Cámaras, por dos tercios de los votos. Inmediatamente después de las elecciones de 1993, Menem logró la aprobación del Senado, y convocó a una consulta popular, no vinculante, con la intención de presionar a los diputados de la UCR, pues el PJ y sus aliados estaban muy lejos de alcanzar allí los dos tercios. La UCR estaba a la defensiva, sin planes y dividida. Así en noviembre de 1993 Menem y Alfonsín se reunieron en secreto y acordaron las condiciones para facilitar la reforma constitucional, ésta habría de contener la cláusula de reelección y una serie de modificaciones impulsadas por la UCR con ánimo de modernizar el texto y reducir el margen legal para la hegemonía presidencial.
Estas eran la elección directa, con balotaje, la reducción del mandato a cuatro años, con la posibilidad de una reelección- pero sin vedar la electividad futura-, la creación del cargo de Jefe de Gobierno, la designación de los senadores por voto directo, incluyendo un tercero por la maniobra, la elección directa del jefe de Gobierno de la Ciudad de Bs As , la creación del Consejo de la Magistratura, para la designación de los jueces, y la reglamentación de los decretos de necesidad y urgencia. Con dificultad Alfonsin logró que la UCR aceptara el acuerdo, argumento sobre el riesgo de una derrota en el plebiscito, sobre la posibilidad de la división y las defecciones, y sobre los riesgos de una reforma llevada adelante por el presidente sin el consentimiento de las fuerzas políticas.
Un estado de satisfacción plena tenía el justicialismo que el 3 de octubre de 1993 había logrado en las elecciones legislativas el 42,3 por ciento de los votos (incluyendo un inesperado triunfo en el distrito porteño), contra 30% del radicalismo, en tanto que el Frente Grande lograba en la Capital el 13,4% y en la provincia de Buenos Aires el 4,1 por ciento.
EL FRENTE
GRANDE
En 1993 se concretó la formación de un frente opositor en el que
confluyeron los ex diputados justicialistas del grupo de los 8, liderados por
Carlos "Chacho" Álvarez, con
sectores de la Democracia Cristiana de Carlos Auyero y Graciela Fernández
Meijide y grupos socialistas como el de Alfredo Bravo. La nueva agrupación
recibió el nombre de Frente Grande. En 1994 los comicios para la Constituyente le dieron la mayoría al PJ,
el segundo lugar a la UCR y un auspicioso tercer puesto al Frente Grande. Las
reformas propuestas por el pacto de Olivos fueron aprobadas y Menem quedó
habilitado para un segundo mandato.En
mayo de 1995 Menem obtuvo la reelección frente a una oposición dividida entre
la UCR y el FREPASO (Frente del País Solidario), la unión del Frente Grande y
la agrupación PAIS del senador José Octavio Bordón, candidato a presidente. Los analistas políticos hablaban del "voto-cuota", refiriéndose al
enorme peso de la sensación de estabilidad y confianza transmitida por el
plan cavallo en medio del temor a los
efectos de la crisis mexicana. Lo económico y el pánico a la vuelta de la
hiperinflación volvieron a primar en la decisión de los electores más que
cualquiera otra consideración ética o política
ELECCIONES NACIONALES PARA PRESIDENTE Y VICE Fórmula
ganadora: Carlos Menem - Carlos Ruckauf
|
PARTIDO
|
TOTALES
|
Partido Justicialista
|
7.818.036
|
Frente País Solidario
|
5.074.515
|
Unión Cívica Radical
|
2.914.241
|
Unión de Centro Democrático
|
456.594
|
Movimiento Dignidad e Independencia
|
291.306
|
Partido Fuerza Republicana
|
79.609
|
Frente de los Jubilados
|
74.561
|
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El 14 de mayo de 1995 la mayoría del
pueblo decidió renovarle la confianza a quien había sido capaz de controlar
el flagelo de la inflación. El denominado “voto cuota” le garantizó la victoria y a la noche el riojano
celebró con su ministro de cultura en las sombras, Bernardo Neustadt.
Después de la reelección, las cosas empiezan a cambiar comienza
una crisis mundial, recesión y
ajuste, mientras se disparan el déficit, el endeudamiento y la
desocupación.
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Ante los bjos sueldos de los docente ellos montan una carpa
blanca frente al Congreso y se forman grupos de docentes de todo el país
que realizan ayunos por turno.
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Los Docentes y
la Protesta Social Emerge la otra Argentina, la de
los pobres, que son muchos más y se han quedado a la intemperie sin salud, sin
educación, sin seguridad, sin empleo; sólo pueden protestar con desesperación,
cortando las rutas.
Al año siguiente los gremios docentes- la CTERA- que venían realizando infructuosamente marchas y huelgas,
encontraron una nueva forma de acción, que resultó muy eficaz, instalar una
carpa blanca frente al Congreso.
Algo parecido, aunque en otro tono, fueron los cortes de ruta, en,
Cutral Co y Tartagal, localidades de las zonas petroleras de Neuquén y Salta,
muy afectadas por la privatización de YPF y los despidos masivos. Piqueteros y fogoneros- que también
aparecieron en Jujuy, afectados por los despidos del Ingenio Ledesma-
interrumpieron el tránsito, incendiaron neumáticos, organizaron ollas populares
y reunieron tras de si a trabajadores desocupados, a jóvenes que nunca pudieron
trabajar, y sus familiares y amigos, dispuestos a enfrentar la eventual
represión a pecho descubierto, con piedras y palos.
Era la movilización de los desocupados, violenta y a la vez reacia a
cualquier tipo de acción organizada. El
gobierno a veces apeló a la justicia y a la Gendarmería y entonces hubo
violencia , heridos y algún muerto.
Los piqueteros solían contentarse con poco: ayuda en alimentos o ropa y
sobre todo contratos de empleo transitorio, los PLANES TRABAJAR.
Este tipo de movilización tuvo imitadores y se acentúo a medida que
avanzaba la crisis: estudiantes que cortaban las calles de las ciudades, o
productores rurales que realizaban tractorazos, como en los años 70, pero esta vez ante la televisión, que era
el vehículo fundamental para que la acción tuviera trascendencia y eficacia, el
gobierno sumo problemas en su frente interno.
Quien supuso que los flagrantes hechos de corrupción cometidos durante
las privatizaciones o la impericia del gobierno nacional para esclarecer los
atentados a la Embajada de Israel y la Amia iban a provocar un gigantesco voto
castigo, se equivoco groseramente.
Carlos Menem resultó reelecto porque Domingo Cavallo logró, gracias a
la ilusión de la convertibilidad, controlar
la inflación. La fractura de la
oposición también ayudó a Menem.
Por aquel entonces había surgido el Frepaso, una agrupación política de
centro izquierda que intentó disputarle la presidencia al riojano. Resultó,
finalmente, una misión imposible.
La fórmula Bordón-Álvarez no obtuvo la cantidad de votos necesaria para
forzar el balotaje y debió conformarse con un lejano segundo puesto. Por su
parte, el radicalismo hizo hasta ese momento la peor elección de su historia. Massaccesi fue votado por apenas el 17%
del electorado resultando por demás evidente la gran cantidad de radicales que
se volcaron por el Frepaso.
Con una oposición fragmentada y un Menem que había garantizado la
estabilidad monetaria y que acababa de perder
a su hijo en un extraño accidente, su victoria en primera vuelta estaba cantada.
El 14 de mayo de 1995 a la noche Menem alcanzó la cúspide de su carrera
política. Fue el apogeo del menemismo. La mitad del electorado lo había
premiado por aplicar sin anestesia una
“economía popular de mercado” bendecida por el establishment vernáculo y la
república imperial. Esa noche pareció que el fin de la historia se hacía
realidad. El neoliberalismo era intocable y nadie osaba cuestionarlo. Menem era el nuevo rey mientras el orden
conservador festejaba con champagne.

El 14 de mayo de 1995 Menem tuvo el
país en sus manos. Los Poderes Legislativo y Judicial le obedecían sin chistar,
el orden conservador estaba exultante y
desde el exterior llovían las felicitaciones por el triunfo. Su hegemonía política era indiscutible. A
partir de entonces le declaró la guerra a los únicos políticos que podían
entorpecer sus planes hegemónicos: Domingo Cavallo y Eduardo Duhalde. Menem
no soportaba la soberbia de su ministro de Economía. Hubo entre ellos una lucha
durísima de egos que finalmente fue resuelta por el presidente en 1996 cuando decidió despedir al Mingo. El gobierno quedo atrapado entre las exigencias de mayor ajuste, para cerrar las
cuentas, y los reclamos crecientes
de una sociedad que iba recuperando su voz. Quien primero sintió el impacto
de la nueva coyuntura fue Cavallo. El Ministro salió con éxito de la crisis de
1995. Inicio una nueva serie de
privatizaciones, hizo declarar la emergencia provisional y, básicamente
restringió los fondos transferidos a los gobiernos provinciales. Muchos no pudieron pagar los sueldos de sus
empleados, y finalmente se vieron obligados a realizar su propio ajuste,
sacrificando algunas de sus fuentes de clientelismo: venta de empresas públicas
y de bancos provinciales, reducción de la plantas de empleados y transferencia
a la Nación de sus sistemas jubilatorios. Los dirigentes provenientes del peronismo tradicional se hicieron eco del
fuerte malestar social, reclamaron contra una política que ahora juzgaba poco
peronista y excesivamente apegada a las reglas del FMI y centraron sus baterías
en el Ministerio: a principios de 1996 retacearon la aprobación de la Ley de
Presupuestos y se negaron a aprobar otra, que entendía las atribuciones
económicas del ejecutivo
CAVALLO
CONTRA LA POLITICA :El conflicto mayor fue el que enfrento a Cavallo y su
equipo técnico con La Banda Gobernante: el vasto contingente de allegados que
rodeaban al Jefe.Con motivo de la Ley de Patentes medicinales. Cavallo
sostuvo la posición norteamericana y chocó con los senadores, encabezados por
Eduardo Menem, que defendía a los laboratorios locales.La privatización del
Correo produjo otros enfrentamientos: según Cavallo, que era partidario de
las empresas postales norteamericanas, el Congreso estaba haciendo una ley a
la medida de Alfredo Yabran, el empresario postal que manejaba negocios
bastos y pocos conocidos. Respaldado por el embajador y el propio presidente
norteamericano, Cavallo acusó a Yabran de evasor de impuestos y de mafioso:
también acuso a dos ministros muy cercanos al presidente: el del Interior,
Carlos Corach y el de Justicia, Elías Jassan, de amparo y manipular a ,los jueces
en su favor.Cavallo, furioso, arremetió contra todos, instaló en la discusión
pública el tema de la corrupción gubernamental.Cavallo llego hasta a
mencionar al presidente, No se atreve a mirarme a los ojos, dijo.A fines de
julio de 1996 Menem lo relevó y lo reemplazo por Roque Fernandez, un
economista ortodoxo que presidía el Banco Central. Los “mercados” no se
alteraron porque su lugar fue ocupado por un “Chicago Boy”, Roque Fernández
|
A diferencia de Cavallo, Roque Fernández, no tenía pretensiones de político,
preocupado exclusivamente por ajustar las cuentas fiscales, no se aportó un
ápice de esa línea. Así subió sin piedad
el precio de los combustibles, elevo el impuesto al Valor Agregado, que llego
al insólito nivel del 21%, redujo el número de empleados públicos y finalmente
realizó sustantivos recortes en el presupuesto. Además impulsó las
privatizaciones pendientes: el Correo,
los Aeropuertos y el Banco Hipotecario Nacional, y vendió las acciones de YPF
en poder del estado al accionista mayoritario, la empresa española REPSOL.
Resolvió todo rápidamente, con la única preocupación, de mejorar los ingresos
de caja.
Cada medida de ajuste que requería una Ley tuvo que ser
arduamente negociada en el Congreso, donde el ministro fracasó con la legislación
sobre flexibilizaron laboral. Se trataba de una cuestión emblemática para
los empresarios y para el FMI. También se opuso categóricamente a otra ley que
garantizaba un fondo de mejoramiento
salarial para los docentes y rechazó un ambicioso proyecto de construcción de
10 mil kilómetros de autopista, que hubiera significado un rápido descenso de
la desocupación. En julio de 1997,
Tailandia devalúo su moneda, y se desató la crisis, cuando en Octubre se
derrumbó la bolsa de Hong Kong. Los derrumbes siguieron: Corea, Japón, Rusia, y
finalmente Brasil, que devalúo su moneda en los primeros días de 1999. Este fue un golpe duro para la Argentina,
ya afectada por el encarecimiento del crédito y la caída en los precios de sus
exportaciones, e imposibilitada de adoptar la solución devaluatoria. La empresas mas grandes, con mayor
libertad de acción, empezaron a considerar la posibilidad de trasladarse a
Brasil, o al menos, subcontratar allí parte de lo que producían. La crisis iniciada en 1998 fue más profunda.
Todo se sumó: aumentaron los intereses
de la deuda, escasez y alto costo del crédito, caída de los precios de
productos exportables y recesión interna. Ese año el PBI retrocedió alrededor
del 4% y la producción de automotores
cayó casi a la mitad. Todo ello profundizó la trasnacionalización: varios
bancos y empresas fueron comprados por corporaciones multinacionales El gobierno de Menem llegó a su fin sin
margen siquiera para ser beneficencias electorales y debió cerrar su
presupuesto con un déficit tan abultado que no se atrevió a declararlo. La
deuda externa trepara por entonces a 160 mil millones, el doble que en
1994.Menem comenzó a sufrir una oposición social cada vez mas activa. Quien
hasta entonces habían callado, empezaron a hablar, agitadas incluso por una
oposición levantada dentro mismo del peronismo.
Duhalde: Con el gobernador de la provincia de Buenos Aires la pelea fue
más encarnizada. Duhalde había acompañado al presidente en la fórmula que
disputó la elección de 1989 pero dos años después abandonó la vicepresidencia para candidatearse a la gobernación de Buenos
Aires. A partir de entonces la relación entre ambos se cortó. Duhalde siempre soñó con ser presidente pero
la ambición reeleccionista de Menem impidió que lo materializara. Soportó
como pudo la reelección de 1995 y cuando se enteró que el riojano aspiraba a
la reelección indefinida decidió declararle la guerra. La resurrección de peronismo histórico, que
descubrió el problema del ajuste y la reforma, se produjo en el momento en el
que se discutía el cambio del liderazgo o, mas simplemente, la selección de
un candidato presidencial justicialista para 1999. En 1995, a penas pasadas
las elecciones presidenciales, el gobernador de Bs As, Eduardo Duhalde,
anuncio que seria candidato y empezó a desempeñarse como tal: viajo por
Europa y EEUU, anuncio sus planes de gobierno y planteo su voluntad de
distinguirse del modelo y recuperar las banderas históricas del peronismo. Mientras Cavallo continuaba con sus
denuncias de negocios ilícitos, otras manos, allegaron a los periodistas
informaciones para perjudicar a sus ocasionales rivales, y los medios lo
difundieron ampliamente. La profunda corrupción del grupo gobernante se hizo
publica: las ventas clandestinas de
armas a Croacia y a Ecuador, que complicaban a varios ministros e incluso
al Presidente: los negocios de la
mafia del oro, que realizaba exportaciones ficticias, la Aduana Paralela, mas
tolerante que la oficial, y finalmente las coimas pagadas por la empresa
norteamericana IBM a directores del Banco Nación. También hubo hechos
violentos: la explosión de la fabrica
de armamentos de Río Tercero, que había borrado las huellas del contrabando
de armas, a costa de muchas vidas: los dudosos suicidios de un intermediario en
esas ventas y de quien pago las coimas en el Banco Nación, y el secuestro y
tortura de la hermana del fiscal que investigaba el caso del oro
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Hubo verdadero destape, impulsado por el peronismo indagador y
facilitado por la guerra interna del peronismo. La Policía de la Provincia de Bs As, La
Bonaerense, que en un momento fue calificada por Duhalde como la mejor del
mundo, apareció implicada en varios casos de corrupción; robo de autos, tráfico
de drogas, prostitución, hasta se probó su participación en el brutal atentado
a la AMIA: fue un alto jefe quien suministró el auto usado para hacer explotar
el edificio. Cuando Duhalde inició su
depuración, estallo el caso Cabezas, un
periodista gráfico, brutalmente asesinado, cuyo cuerpo apareció en las
cercanías de la residencia veraniega del Gobernador.Me tiraron el cadáver- afirmo Duhalde-. La investigación llegó rápidamente a la
Bonaerense, luego al empresario Yabran,
el hombre misterioso a quien Cabezas había fotografiado contra su voluntad y
por último al círculo presidencial, y hasta el propio Menem, que al principio
defendía a Yabran.
Finalmente fueron
incriminados un oficial de la Policía Bonaerense, autor material de la muerte,
y el Jefe de Seguridad de Yabran, su investigador directo, cuando la justicia
pidió su prisión, Yabran se suicidó de manera espectacular. Quedaron muchas cosas oscuras,
pero dos resultaron claras: la Corrupción penetraba en todas las instituciones
del estado , y nadie vacilaba ante los medios en la disputa por el poder y los
negocios.
Menem hizo todo lo que estuvo a su alcance por obtener la reforma constitucional que le permitiera presentarse en
1999. La férrea resistencia de Duhalde fue un escollo insalvable. Menem jamás le perdonó semejante “afrenta”.
Imposibilitado de presentarse en 1999, Menem se recluyó en la Casa de Gobierno
y observó cómo el justicialismo elegía al binomio Duhalde-Ortega. En la
campaña electoral Duhalde cometió un
craso error: dijo que el peronismo debía regresar a sus fuentes ideológicas,
con lo cual dio a entender que si llegaba a la Rosada aplicaría un plan
económico diferente de la convertibilidad.