Fue reconocido en vida como “Ciudadano Ilustre de
Diamante”, fue nombrado Comandante Honorario del Comando Antártico del Ejército
y fue homenajeado por la Honorable Cámara de Diputados de la Nación el 14 de
agosto de 1991. ¿Por qué entonces no hay calles y avenidas, plazas, o lugares
públicos que se llamen“General Hernán Pujato”? ¿Cuántas horas en un año le
dedican a él en lasescuelas primarias, secundarias, terciarias y en las
universidades nacionales? En el año 2010 visité por primera vez Ushuaia. Con la
inestimable compañía del coronel Valentín Ugarte recorrí la “costanera”,
próxima al puerto y al ahora museo que otrora fuera la cárcel más temida por
cualquiera que estuviera en situación de ser penado. Don Ugarte me mostró los bustos que se han
instalado para que todo visitante reconozca a los pioneros de la presencia del hombre
en el Continente Antártico: Garlach, Sobral, Irizar, Giro Taper. Como es fácil colegir
a todo argentino que recorra ese sitio le interesa la historia de esos héroes, sobre
todo la de los compatriotas. Y el coronel me hizo notar que allí “falta” un busto,
el del general Hernán Pujato.
La
pregunta que yo hice fue ¿Quién fue Hernán Pujato? Ya que a mí nunca en la
escuela primaria, ni en la secundaria y tampoco en algunos de los terciarios que
he frecuentado nadie me había dicho nunca que había un héroe argentino a quien
todos los argentinos (civiles y militares) le debemos la afirmación de nuestros
derechos en la Antártida y que se llama Hernán Pujato. Tampoco me había tocado pasar por una calle,
una plaza, una estación de ferrocarril, un apeadero, un barrio lejano al
centro, etc. que se llamara Hernán Pujato, o General Pujato…Valentín
Ugarte me ilustró abundantemente acerca de ese oficial entrerriano que un día
le propuso al general Perón un plan para que el Ejército Argentino fundara bases
en nuestro sector antártico y entonces los científicos pudieran instalarse y
hacer todas las investigaciones necesarias evaluadoras de lo que en 1949 era un
misterio: ¿qué cosas útiles hay para el hombre en ese continente donde las temperaturas
se miden en decenas de grados bajo cero y las tormentas vienen con vientos de
hasta 300 kilómetros por hora? También me contó que Perón le dio su apoyo y lo
nombró comandante de esa operación antártica. Había que hacerlo todo. No había
un rompehielos y al no contar con el apoyo de la Marina de Guerra había
que conseguir un buque mercante que reuniera las condiciones de seguridad para
cruzar los muy peligrosos mares que separan al continente americano del
antártico. 

Pujato seleccionó su equipo, se consiguió que la Naviera Pérez
Companc suministrara un barco cobrando al Estado por todo concepto ¡un peso
moneda nacional! para que, previo su acondicionamiento, se pudiera utilizar
para tamaña tarea. El “Santa Micaela”
partió con toda la dotación el 12 de febrero de 1951, despedido con todos los
honores por Perón y Evita. Las labores de preparación concluyeron en 1951, y el 12 de febrero de
ese año el transporte patagónico Santa Micaela, propiedad de la
empresa naviera argentina Pérez Companc,
comandado por el capitán Santiago Farrell, zarpó
con el material necesario para construir una instalación permanente en el
territorio antártico. La Primera
Expedición Científica a la Antártida Continental Argentina erigió el 21 de marzo la base San Martín, en la bahía Margarita, el primer asentamiento humano
al sur del círculo polar antártico y la primera
base científica argentina en el territorio continental antártico. A partir
de la base, equipos en trineo recorrieron la zona, recabando información
geográfica. En estas misiones relevaron unos 105.000 km. cuadrados, bautizando
con nombres argentinos los accidentes geográficos cartografiados. Ese mismo año, Pujato fue nombrado general de brigada y titular del
recientemente creado Instituto Antártico Argentino (IAA); insistió, de acuerdo
con su plan, en que éste dependiera del Ministerio del Asuntos Técnicos, no de
las autoridades militares, afirmando que la tarea principal de las bases
antárticas era la investigación. En 1952 se experimentó
con las comunicaciones aéreas; el 7 de febrero dos
hidroaviones partieron de Río Grande, en Tierra del
Fuego, y aterrizaron en la Antártida, regresando tres días más
tarde. En marzo, el ARA Bahía Aguirre llevó a la
base San Martín el primer helicóptero
empleado para la fotografía aérea en la Antártida. En 1954, pese a los informes
desfavorables, promovió la compra de un rompehielos;
finalmente se adquiriría en Alemania el
rompehielo ARA General San Martín, con la
intención de alcanzar el final del mar de Weddell. El 20 de
dic. 1954 zarpó, con Pujato a bordo, con la impedimenta
necesaria para instalar la base
antártica Belgrano. El 18 de enero de 1955, tras alcanzar la
costa sur del mar de Weddell, se fundó ésta, la más austral del mundo en su
momento. Las tareas de exploración se llevaron a cabo por tierra, empleando
trineos, y por aire, con dos monoplazas traídos a tal efecto, que alcanzaron
los 83º 10' de latitud sur; Pujato
piloteó personalmente muchos de los vuelos de reconocimiento. El éxito le valió
el nombramiento de general de división. El 16 de septiembre de 1955 el
Presidente Juan Domingo Perón fue derrocado y a su
regreso ninguna comitiva oficial lo recibió. Las condecoraciones que Perón le
había otorgado le iban a jugar en su contra, y Pujato fue llamado a comparecer
por las nuevas autoridades, que lo habían sumariado. Posteriormente por
decisión del gobierno de facto de Pedro Eugenio Aramburu pasó a
situación de retiro y apartado de sus cargos.
No había podido alcanzar el Polo Sur, pero ya había encontrado quien
pudiese terminar lo que él comenzó: el coronel Jorge Edgar Leal. Seis años más tarde, en momentos en que Pujato se alejaba para
siempre de las bases antárticas, llegó para hacerse cargo de la Base Belgrano
el entonces mayor Jorge Edgard Leal. Este salteño sería quien cumpliría en 1965
el sueño incumplido de Pujato: arribar por tierra al Polo Sur. Esta historia es apasionante, no solo por las
hazañas y los “records” que estos héroes protagonizaron y obtuvieron jugándose sus
vidas, sino porque nos demuestra que con espíritu sanmartiniano como el de
Pujato podemos enfrentar cualquier desafío. Con inteligencia, con patriotismo (que
significa hacer lo que se hace pensando en TODOS los que conformamos la Patria
y no solo en un individuo y/o un sector minoritario de la sociedad) y con la fe
y el optimismo imprescindible, que le dan valor cero a expresiones como “no se puede”
o a palabras como “bajón”. Fue
reconocido en vida como “Ciudadano Ilustre de Diamante”, fue nombrado Comandante
Honorario del Comando Antártico del Ejército y fue homenajeado por la Honorable
Cámara de Diputados de la Nación el 14 de agosto de 1991. ¿Por qué entonces no
hay calles y avenidas, plazas, o lugares públicos que se llamen. Con sus años y
toda su experiencia a cuestas y a fines de no molestar, obligando a su cuidado
a su familia, el General Pujato decidió internarse en el Hospital Militar de
Campo de Mayo, allí ocupó hasta su muerte una humilde y sencilla habitación.
Recibía a sus amistades con una bata de la Institución. Donó sus salarios de
militar retirado a ese Hospital para contribuir a su manutención y no causar
erogaciones al estado. Quienes lo atendían y los que lo visitaban gozaban de su
sabiduría y le pedían que les relatara sus acciones antárticas a lo que jamás
se negó. Recibió el reconocimiento de sus conciudadanos en vida. Falleció a los 99 años de edad en el Hospital
Militar de Campo de Mayo. Sus restos fueron llevados a la
Antártida, y descansan en el islote
Bárbara, cercano a la Base San Martín. “General Hernán Pujato”? ¿Cuántas horas en un año le
dedican a él en las escuelas primarias, secundarias, terciarias y en las
universidades nacionales? En otras palabras ¿qué se hace efectivamente para que
el pueblo argentino tenga aunque sea una mínima idea sobre lo realizado por
este patriota argentino del Siglo 20? ¿Acaso esta muestra de “ninguneo” se debe a
que para el “poder económico” que domina nuestro país el ejemplo de honestidad,
desinterés y entrega hacia la comunidad nacional dado por este patriota es mejor mantenerlo lo más en secreto
posible? ¿Quién le teme al general Hernán Pujato?
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