Por el Prof. Jbismarck
Durante las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX, Falucho –nombre de guerra del soldado afrodescendiente Antonio Ruiz, mártir del Ejército de los Andes– era uno de los héroes militares más honrados por el pueblo argentino. En 1897, se le realizó una estatua en Buenos Aires. Al presente, pocos argentinos reconocen su nombre. La “desaparición” afroargentina se suele explicar mediante diversas hipótesis. Entre las principales explicaciones de la supuesta inexistencia afro en el país se encuentran la muerte a gran escala como resultado de las diferentes epidemias de las últimas décadas del siglo XIX, la utilización de los afrodescendientes como “carne de cañón” en las guerras de ese siglo, el mestizaje o el bajo índice de masculinidad de la población afro. La figura de Falucho está indisociablemente ligada a la de Bartolomé Mitre (1821-1906). Quien plasmó por vez primera la historia del héroe. Mitre publicó por primera vez la crónica de la muerte heroica de Falucho en 1857. Según su relato, Falucho era un soldado negro que habría muerto el 7 de febrero de 1824 durante la sublevación del Callao (Perú), cuando suboficiales y soldados se amotinaron debido al atraso en los pagos de salarios, lo que derivó en la recuperación del sitio por parte del ejército español. En esas circunstancias, Falucho se inmoló por el honor del “pabellón argentino” al romper su fusil y gritar de rodillas frente a los traidores “¡Viva Buenos Aires!”, por lo que fue inmediatamente fusilado. Recordado porque “prefirió morir como héroe y con honor antes de hacer traición a su bandera”
La estatua de Falucho, realizada en bronce por el escultor Lucio Correa Morales, fue inaugurada el 16 de mayo de 1897. La inauguración de la estatua fue un evento que atrajo a gran cantidad de gente y se pronunciaron varios discursos que culminaron con el de Mitre, se ejecutó la marcha sinfónica Falucho, compuesta por el músico afroporteño Zenón Rolón, se colocaron tres placas de bronce y se distribuyeron medallas conmemorativas. La ubicación elegida también resaltaba su importancia. El monumento se erigió frente a la estatua ecuestre del General San Martín, ubicada aún sobre su sencillo pedestal original, en la plaza que lleva su nombre. La misma había sido realizada por el escultor francés Louis Joseph Daumas e inaugurada en 1862. Hoy está presente un monumento en su honor entre las avenidas Santa Fe y Luis María Campos, en la ciudad de Buenos Aires Está allí desde el 23 de mayo de 1923 y es la primera obra íntegramente realizada por artistas argentinos. Hecha en bronce fundido también en talleres argentinos, la obra fue iniciada por Francisco Cafferata (1861-1890), quien se suicidó a los 29 años. La continuó su discípulo Lucio Correa Morales. De este modo, Falucho es, sin duda, un gesto de reconocimiento en la memoria nacional del aporte militar de los negros, pero su carácter anónimo y “raso” es también una forma de anunciar la desaparición de los negros. Falucho es la cabeza visible que emerge como mito que consolida el relato de la desaparición de la población negra.,,,
No hay comentarios:
Publicar un comentario