Rosas

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miércoles, 29 de mayo de 2019

Belgrano y la Bandera Nacional

Por el Prof. Jbismarck
El Triunvirato decidió establecer dos baterías a la altura de Rosario para protección contra esas incursiones. Y nombró a Belgrano para hacerse cargo de ellas.  En esas circunstancias, Belgrano solicitó permiso del gobierno para que sus soldados llevasen un distintivo que los diferenciara de los enemigos y logró que un decreto del Triunvirato, del 18 de febrero de 1812, autorice la creación de la escarapela, «de dos colores, blanco y azul celeste», siguiendo el diseño propuesto por Belgrano.  El Triunvirato y, en especial, su secretario Bernardino Rivadavia estaban más interesados en las relaciones con Gran Bretaña (aliada de España contra Napoleón: el embajador inglés en Río de Janeiro, lord Strangford, no aceptaría ninguna nueva independencia)
 
Belgrano el 27 de febrero de 1812 hizo enarbolar en ella una bandera, cosida por doña María Catalina Echeverría, una vecina de Rosario, con los mismos colores de la escarapela. 
Todo parece indicar que la primera bandera tenía dos franjas verticales, una blanca y una azul celeste, como tendría luego la del Ejército de los Andes, que usará San Martín en sus campañas libertadoras. En Buenos Aires y el Litoral, a partir de 1813, la bandera cambiará su forma y su color.   Comenzará a usarse una con tres franjas horizontales: celeste, blanca y celeste. Estos eran los colores de la casa de Borbón, a la que pertenecía Fernando VII, y su adopción parecía una demostración de fidelidad al «rey cautivo», pero también, el celeste era el color de los morenistas y de la Sociedad Patriótica. Le comunicaba al gobierno: En este momento que son las seis y media de la tarde se ha hecho salva en la Batería de la Independencia y queda con la dotación competente para los tres cañones que se han colocado, las municiones y la guarnición.Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional, espero que sea de la aprobación de V.E. Cuando la noticia llegó a Buenos Aires, Rivadavia se puso furioso y le escribió:  "Ha dispuesto este gobierno que haga pasar como un rasgo de entusiasmo el enarbolamiento de la bandera blanca y celeste, ocultándola disimuladamente y sustituyéndola con la que se le envía, que es la que hasta ahora se usa en esta fortaleza; procurando en adelante no prevenir las deliberaciones del gobierno en materia de tanta importancia. El gobierno deja a la prudencia de V. S. mismo la reparación de tamaño desorden, pero debe prevenirle que esta será la última vez que sacrificará hasta tan alto punto los respetos de su autoridad y los intereses de la nación que preside y forma, los que jamás podrán estar en oposición a la uniformidad y orden. V. S. a vuelta de correo dará cuenta exacta de lo que haya hecho en cumplimiento de esta superior resolución. 
La bandera que acompañaba esta «misiva» no era otra que la española, que el Triunvirato seguía izando en el fuerte de Buenos Aires, sede del gobierno.
Belgrano no llegó a enterarse de esta resolución rivadaviana hasta varios meses después y siguió usando la bandera nacional.

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