Rosas

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lunes, 28 de noviembre de 2011

La mujer y el mundo

La mujer, la máxima creación de Dios, es la encargada de perpetuar la especie, de concebir y albergar en su vientre a los nuevos seres.
La mujer fue maltratada y aún sigue siéndolo en un mundo, que parece ser propiedad, de los que tienen mas fuerza física. Los hombres construyeron el planeta tierra a su semejanza, lo delinearon a su gusto, se reservaron los puestos directivos, los lugares de decisión. “El Salvador” fue un hombre y las iglesias están pobladas de santos y muy pocas santas. La Sagrada Biblia refleja una participación estelar de los hombres, relegando a las mujeres. No hubo mujeres entre los apóstoles de Jesucristo Los dioses de las distintas religiones son hombres, cubriendo con una tenue duda a esas historias, porque la realidad es otra. Los papas y los obispos y demás autoridades de la iglesia católica son hombres. No existen “mamas”, u “obispas,” a pesar que la iglesia católica, lleva como bandera la no discriminación, el fundamentalismo macho esta a la vista.
Los hombres iban a las guerras, pero las mujeres cuidaban los hijos y producían comida para alimentarlos y concebían a más niños para reemplazar a los que caían en el combate, esos niños muchas veces eran productos de violaciones, cuando las ciudades eran invadidas.
Para exterminar a los judíos, los alemanes, enviaban a las cámaras de gas a las mujeres, para evitar la reproducción. Sin madres se aniquila la especie.
Las mujeres en Corrientes, fueron relegadas y explotadas y siguen siéndolo. Antiguamente los patrones, disponían de su servidumbre. El Gaucho Antonio Gil es hijo, ilegítimo, de un estanciero y la hija de un puestero. (Ver , Santos, Mártires, Leyendas y Creencias Correntinas- San La Muerte, el Séptimo Jinete Bíblico del Apocalipsis - Antonio Mamerto Gil, El Gaucho Mártir y Santo del Pay-Ubre, de mi autoría)
En los nuevos tiempos, algunos políticos aprovechan el estado de necesidad de humildes mujeres y de las que quieren escalar. Los harenes albergan gran cantidad de mujeres sometidas sexualmente. Los talibanes, consideran a la mujer como un ser inferior. La explotación física y moral de la mujer esta vigente, muchas niñas son el único sostén de su familia. La pedofilia avanza y se expande en el mundo. Las modelos deben someterse a regímenes que ponen en peligro su salud, para poder caminar raudamente en las pasarelas o ser fotografiadas en publicaciones de la moda. Se someten a riesgosas operaciones para quitarse arrugas. Continúa la explotación sin freno, en todo el mundo, el turismo sexual es muy requerido, a pesar de leyes que sancionan el acoso sexual y otros delitos. Los derechos de la mujer, están escritos, declamados, explicitados, utilizados, pero la realidad es muy distinta. El aborto es tema de discusión.
El acoso y las violaciones recrudecen y pocas son aclaradas. Se invierte la carga de la prueba, pero también se invierte la carga de la culpa, en muchos casos las víctimas son consideradas victimarias. Los violadores son incurables, sin embargo se los deja libres, para que sigan cometiendo sus felonías. ¿Quién protege a las mujeres de los abusadores en libertad?
Nada es fácil y gratuito para la mujer, que trabaja a la par del hombre y que sufre y mucho para dar a luz y en algunos casos, ofrenda su vida para alumbrar al nuevo ser. La misión encomendada la cumple, el mandato divino esta más allá del dolor y el riesgo.
La cruel venganza del sexo femenino, esta reflejada en la gran cantidad de seres del sexo fuerte, que quieren pertenecer al sexo débil, adoptando sus posturas y costumbres, la TV, se nutre de esos personajes impostados.
La batalla de la mujer, por la equidad, comenzó con el inicio mismo de la aparición de los humanos en la tierra. ¿Podrá ganarla? Es la gran incógnita para los próximos siglos

domingo, 27 de noviembre de 2011

CONFERENCIAS DEL 26 DE NOVIEMBRE DEL 2011

                                INSTITUTO DE INV. HISTORICAS

               JUAN  MANUEL  DE  ROSAS  DE GRAL. SAN MARTIN

                         Tiene el agrado de invitar a Usted a la disertación sobre
                
                  “Causas y consecuencias de la Guerra con el Paraguay “
                         Expositor: Ing. Leonardo Castagnino  
         
           “La importancia de F.O.R.J.A. en la historia nacional” 
                         Expositor: Dr. Julio R. Otaño

                         Museo Regional Brig. Gral. Don Juan Manuel de Rosas
  
Calle Diego Pombo Nº 3324 - San Andrés - Pdo.de Gral. San Martín

                              Sábado 26 de noviembre de 2011 a las 11 horas

                            Cdor. DANIEL HUGO                                             Dr. CARLOS ALBERTO  DE SANTIS
                               Secretario                                                   Presidente

jueves, 17 de noviembre de 2011

Dia del Militante...

17 de noviembre de 1972
¡Perón Vuelve! - Día del militante
El 17 de noviembre de 1972, hace ya 37 años, el general Perón volvió al país después de casi 18 años de injusto exilio y por eso, se recuerda el “Día del Militante”.
El Presidente de facto, Alejandro A. Lanusse, había dicho: “…no voy a admitir que corran más a ningún argentino diciendo que Perón no viene porque no puede. Permitiré que digan: porque no quiere; pero en mi fuero íntimo diré: porque no le da el cuero para venir”.
El 15 de agosto, desde Madrid, el delegado personal de Perón , doctor Héctor J. Cámpora, anunció que el General volvería a la Argentina antes de fin de año.

El 7 de noviembre, Perón decía en una solicitada: “…a pesar de mis años, un mandato interior de mi conciencia me impulsa a tomar la decisión de volver, con la mejor buena voluntad, sin rencores que en mi no han sido habituales y con la firme decisión de servir, si ello es posible”.
El 15 de noviembre, desde Roma, el General, preocupado por sus leales, enviaba un mensaje dirigido a todo el pueblo peronista :“Como en los viejos tiempos, quiero pedir a todos los compañeros de antes y de ahora, que dando el mejor ejemplo de cordura y madurez política, nos mantengamos todos dentro del mayor orden y tranquilidad. Mi misión es de paz y no de guerra”.
El 16 de noviembre, el gobierno de la dictadura de Lanusse, tomó medidas extremas rodeando el aeropuerto Ministro Pistarini (Ezeiza) con fuerzas militares para evitar que los militantes se acercaran a recibirlo.
A pesar de los cordones de soldados, miles y miles de peronistas se lanzaron a las calles bajo una fuerte llovizna y algunos lograron cruzar el río Matanza.
Mientras tanto, en el avión, 154 hombres y mujeres, entre ellos, 22 presidentes provinciales del Partido Justicialista y del distrito capital, miembros retirados de las Fuerzas Armadas, de la CGT, de las 62 Organizaciones, del empresariado, ex funcionarios, ex legisladores, científicos, artistas, profesionales, sacerdotes y deportistas, acompañaban al líder de los trabajadores en su regreso a la Patria.
El 17 de noviembre a las 11.20 horas, el DC-8 de Alitalia aterrizó en suelo argentino. El general Perón fue retenido en el Hotel de Ezeiza hasta la madrugada del día siguiente cuando decidieron liberarlo y pudo dirigirse a la casa de la calle Gaspar Campos, en Vicente López.
El 17 de noviembre fue el día que puso fin a las luchas de la gloriosa  Resistencia , fue el día en el que el General habrá sentido que se le hacía una reparación histórica, después de tanta difamación y tanto escarnio y es el día del gran triunfo popular del Movimiento Justicialista.
Por todo esto, el 17 de noviembre es el “DÍA DEL MILITANTE” en homenaje a los miles de compañeros que sufrieron persecución, cárcel y exilio, que arriesgaron sus vidas y en muchos casos las perdieron, por traer a Perón de vuelta a su Patria.
Para todas las Compañeras y para todos los Compañeros:
¡FELIZ DÍA DEL MILITANTE!

martes, 15 de noviembre de 2011

Historia del siglo XIX para la Militancia...

Por John William Cooke

El orden de la oligarquía liberal

“¿Cuál es la fuerza que impulsa ese progreso? Señores, ¡es el capital inglés!"
Bartolomé Mitre

La recolonización de 1955 permitió a la minoría explotadora ocupar económica y políticamente el país, pero no culturalmente. Antes una cosa implicaba a la otra, ahora no.
La fórmula había funcionado durante un siglo a partir de la derrota nacional de Caseros. Allí se liquidó el pleito entre las dos corrientes que chocaban desde los días de Mayo: la del puerto de Buenos Aires, cosmopolita, librecambista, vehículo de ideas e intereses que convenían a Europa y trataba de imponer al resto del país; y otra, nacionalista popular, que veía al país en su conjunto y como parte de la unidad latinoamericana. Antimorenistas y morenistas, dictatoriales y americanistas, unitarios y federales, fueron fases de ese enfrentamiento.
Una vez que Argentina quedó incorporada como satélite de la primera potencia capitalista de mediados del siglo XIX (Inglaterra) y se unificaba en la política de la oligarquía portuaria, los antagonismos se denominaban separatistas bonaerenses y hombres de Paraná: crudos y cocidos, chupandines y pandilleros, liberales y autonomistas, cívicos y radicales.

Desde la Independencia, los intereses foráneos tenían su aliado natural en la burguesía comercial de Buenos Aires, dispuesta a enriquecerse como intermediaria de un comercio sin restricciones en Europa. Su primera víctima fue Mariano Moreno, cuya visión americanista chocó con el centralismo unitario que subordinaba el país a la política bonaerense. A ellos se debe el rechazo de los diputados orientales que llevaban a la Asamblea del año XIII las instrucciones de Artigas sobre la organización confederal. Sólo desacatándose pudo realizar San Martín la campaña de Chile y Perú, pero el pago fue dejarlo abandonado a su propia suerte en suelo peruano, del cual pasó al exilio voluntario y definitivo.
Fue contra los devaneos monárquicos de ese grupo, que los gauchos impusieron el principio republicano en el año 20. Fue contra la Constitución aristocratizante de su agente conspicuo -Rivadavia- que se alzaron seis años después los caudillos federales. Dignos antecesores de la oligarquía contemporánea, en 1815 sancionaron la Ley de Vagancia, para terminar con la protesta de los gauchos hambreados por la política de los exportadores de carne.
En la Constituyente de 1826, los rivadavianos proponían una cláusula prohibiendo el voto de los domésticos, soldados de línea, peones, jornaleros, en una palabra, a la chusma que había hecho la Independencia. Dorrego, a quien luego harían asesinar por Lavalle, ridiculizó los argumentos de esa minoría reaccionaria. La de hoy, aplica el mismo principio proscriptivo aunque no tiene la valentía de sostenerlo con doctrina.
Fue ese unitarismo el que concedió a Inglaterra la franquicia para que sus barcos navegasen nuestros ríos, a cambio del derecho espectral de que los barcos que no teníamos navegasen por el Támesis. El mismo escandaloso unitarismo que dio toda la tierra pública como garantía para contraer el empréstito con Baring Brother’s, el que entregó las minas de Famatina a un consorcio europeo del cual Rivadavia estaba a sueldo, el que creó el Banco de Descuentos dando el control a los comerciantes ingleses.
La época de Rosas fue un compromiso entre Buenos Aires y el interior, unidos en una política defensiva contra el colonialismo anglofrancés y las fuerzas que secundaban sus planes para desintegrarnos. Buenos Aires retiene las ganancias del puerto, pero encabeza la lucha contra el extranjero. La Ley de Aduanas protegía a la industria artesanal, el coraje criollo, la soberanía acechada.
Rosas, caudillo de la conjunción de fuerzas populares que terminó con el unitarismo, era la cabeza de los ganaderos bonaerenses, y formaba con sus amigos y parientes el sector más dinámico de la economía, integrado como industria de tipo capitalista e independiente del sistema comercial de Inglaterra: cría de ganado, saladeros, flota de barcos para transportar los productos a diversos mercados.
Cuando esas circunstancias cambiaron, la política proteccionista del Restaurador ya no contó con el apoyo de los estancieros, que se unieron a la coalición organizada por Inglaterra y dirigida por el imperio esclavista de Brasil.
En 1852 el país necesitaba superar el equilibrio precario del período rosista e integrarse como nación moderna, constituyendo una unidad económica, con el territorio nacional como mercado interno único, y el puerto de Buenos Aires puesto al servicio común como base para un desarrollo capitalista autónomo. Ocurrió todo lo contrario.
La burguesía comercial portuaria afirmó su control al haberse constituido también como burguesía terrateniente. Los hombres de la Federación poco pudieron contra sus maquinaciones, especialmente cuando Urquiza hipotecó su caudillaje para salvar sus vacas, y la “barbarie” del interior fue aniquilada para asegurar la hegemonía de esa oligarquía ganadero-comercial.
La Argentina se incorporó al proceso económico mundial, pero como mercado complementario del capitalismo inglés. La manufactura importada terminó de aniquilar nuestras industrias embrionarias. Los ferrocarriles dibujaron una nueva geografía donde el intercambio interregional desaparece, se expande el mercado comprador de artículos ingleses y nacen “las provincias pobres”. Las compañías extranjeras, los grandes terratenientes y la burguesía que participaba del negocio importador y exportador, engordan a medida que la riqueza del interior cae en los toboganes que la deposita en los puertos para ser transferida a las islas británicas. Los ríos que el paisanaje había cerrado con cadenas para atajar a las flotas invasoras, pasan a ser vías internacionales por prescripción constitucional: no la prosperidad sino la miseria navegarán por ellos.
Zona marginal del centro capitalista inglés, también debíamos ser dependencia ideológica y política. Es que el imperialismo es tanto un hecho técnico-económico como cultural. El lugar de operaciones aisladas de intercambio, establece una relación permanente que no se agota en cada transacción. Los capitales colocados en la semicolonia deben rendir frutos durante muchos años. Es preciso entonces evitar toda inseguridad en los reintegros y pagos de intereses. Debe procurarse que crezca la economía agraria, para que sus productos fluyan a la metrópoli, y que no surjan industrias que desequilibren la “división internacional del trabajo”.
El imperio necesita contar con gobiernos estables, ordenados, buenos pagadores e inmunes al extravío nacionalista. Para eso no hace falta recurrir a la presión directa o a los groseros despliegues de potencia armamentista. La penetración financiera produce el encumbramiento de una oligarquía nativa cuyo destino estaba ligado al del “gran país amigo”.
Las expediciones punitivas de Mitre y Sarmiento ahogaron en hierro y fuego las protestas del pueblo, la cabeza de Chacho Peñaloza, exhibida en la Plaza de Olta, simboliza a la oligarquía mucho mejor que los mármoles y bronces con que ella se ha idealizado.
La dependencia económica aseguró la esclavitud mental. La semicolonia quedó unificada en el culto idolátrico de las ideas -símbolo del liberalismo- y cuanto se le oponía fue sentenciado y ejecutado en trámite sumario.
La lucha política era entre minorías. La montonera había sido una forma de política elemental en la que se participaba directamente. El hombre de nuestro campo tomaba la lanza y arrancaba detrás del caudillo: iba a pelear contra los españoles o al grito de “Federación o Muerte” (que según se ha demostrado, significaba “República o Muerte”), contra los proyectos monárquicos centralistas de la aristocracia porteña, o contra el chancho inglés o francés que rondaba nuestras aguas, en último caso para entreverarse en peleas de menor significación.
El enriquecimiento de la región pampeana significó, como contrapartida, el estancamiento del interior. El libre cambio tuvo un primer efecto negativo: la producción artesanal de las provincias interiores no pudo resistir a la afluencia de manufacturas extranjeras.
Durante la época de Rosas no se había contraído empréstitos con el extranjero, pero a medida que la Argentina aumenta sus exportaciones, y por ende su solvencia como deudor, se recurre al crédito externo con tal exageración que el país se va hipotecando hasta límites increíbles.
Sarmiento se vale del empréstito para terminar la guerra con el Paraguay y “pacificar” nuestro interior; otros empréstitos se piden para obras que no se construyen, para planes que nunca se inician, a veces sin buscar pretexto plausible. Después se van pidiendo empréstitos para pagar los servicios de empréstitos anteriores. Sólo de 1863 a 1873 los ingleses prestan a la Argentina 15 millones de libras esterlinas.
En estos idílicos tiempos, que tanto añoran los conservadores, el país sufría inmediatamente los efectos de cualquier contracción en los países industrializados. Éstos eran periódicamente sacudidos por las crisis que llegaban aquí con violencia multiplicada, al reducir la demanda de nuestras exportaciones y simultáneamente el precio que se nos pagaba por ellas. Además, justo cuando nuestro país entraba en crisis, Gran Bretaña drenaba nuestras reservas de oro agravando la situación.
Sin embargo, las clases dirigentes ponían todo su empeño en mantener el crédito internacional de la Nación a toda costa. Un presidente diría que “es necesario economizar sobre el hombre y la sed de los argentinos”. 



Fuente: El Ortiba.

viernes, 11 de noviembre de 2011

El Revisionismo Histórico

  Por PACHO O´DONNELL




Alguien que tiene una clara idea de la historia verdadera, como la doctora. Cristina Fernández de Kirchner, ha avanzado en la senda del revisionismo: la reivindicación de la gesta de la Vuelta de Obligado, el ascenso a Generala de Juana Azurduy, la puesta en relieve de Manuel Dorrego, también el guión historiográfico de la celebración del Bicentenario que tanto escozor provocó en sectores del liberalismo conservador.
Los vencedores de las guerras civiles del siglo XIX escribieron la historia oficial, la que siempre nos contaron y nos enseñaron, y su espíritu no pudo sino reproducir la ideología oligárquica, porteñista, liberal en lo económico y autoritaria en lo político, antiprovincial y anticriolla de aquellos cuyo proyecto de país estaba resumido en el dilema sarmientino entre “civilización”, lo europeísta-porteño, y “barbarie”, lo criollo-provincial.
Estaban convencidos del país que querían y lo llevaron adelante sin reparar en medios. Guiados por un abstracto “progreso”, diseñaron una sociedad a la imagen y semejanza de las naciones poderosas de la época y copiaron sus instituciones y sus cartas magnas sin importar que ellas respondiesen a circunstancias e idiosincrasias ajenas a las raigalmente nuestras. Para ellos, civilizar fue desnacionalizar. De allí nuestras costumbres, nuestros gustos, nuestra arquitectura, nuestros deportes, nuestros vicios. Nuestra historia.
Para llevar a buen puerto ese proyecto de organización nacional consideraron imprescindible renunciar a lo criollo y a lo popular que constituían la identidad medular de lo argentino. Comenzar de cero, imaginando haber nacido del otro lado del océano. O en el hemisferio norte. Sus ideólogos, en especial Sarmiento y Alberdi (este antes de su conversión y de su conflicto con el sanjuanino), bregaron por la transformación de la Argentina en lo que no era, pero que ellos consideraron que debía ser.
Debieron entonces enfrentar una dificultad supina: sus mayorías, la plebe, “no servían” para el proyecto “civilizador”. No olvidaban que era contra ellos que habían combatido a lo largo de los años de guerras civiles, pues los criollos, los indios, los gauchos, los mulatos, los orilleros habían sido leales, en su inmensa mayoría, a quienes representaron sus intereses ante el extranjerizante despotismo porteño: Artigas, Dorrego, San Martín (sí, San Martín) , Rosas, Ramírez, López, Peñaloza, Felipe Varela. Todos ellos, vale apuntar, de finales trágicos.
Porque no se trataba de hacer un país confortable para las grandes mayorías, sino de acomodarlo a las necesidades de los poderosos: “Hemos de componer la población para el sistema de gobierno, no el sistema de gobierno para la población (...) Necesitamos cambiar nuestras gentes incapaces para la libertad” (Sarmiento).
Luego del asesinato de Dorrego se desencadenó un genocidio de gauchos federales, matanza que se repitió, amplificada, luego de que Urquiza entregase a Mitre el triunfo en Pavón. Los porteños organizaron entonces el Ejército Nacional, que fue lanzado a las provincias para ocuparlas y desalojar a sus gobernantes federales. En los años posteriores a Pavón murieron la mitad de los gauchos de la campaña.
La propuesta fue más allá del aniquilamiento físico y apuntó a la extirpación cultural, también psicológica, de todo aquello que oliera a plebeyo y nacional, identificado con barbarie, y lo hispánico, homologado a decadencia. Se estableció así una condición esencial de la dependencia argentina de intereses ajenos a los patrióticos en complicidad con su dirigencia política y económica. Mecanismo automático que funciona a nivel colectivo, en cada argentina y argentino, y se activa sin que se tenga conciencia de ello, pues está muy arraigada en nuestra cultura −más aun: en nuestro psiquismo− la idea de que lo culto, lo civilizado, lo deseable es lo exógeno. Ese diseño es el que se prolonga hasta nuestros días, con las variaciones impuestas por épocas y circunstancias, y a su calor se desarrolló la historiografía que le era funcional, sustentada por ceremonias escolares, marchas patrióticas, libros de texto, cátedras universitarias, academias y el dominio de los mecanismos de prestigio y de financiación.
Contra esa versión tendenciosa surgió en el pasado el “revisionismo histórico”, cuyo primer antecedente puede encontrarse en el Juan B. Alberdi que había regresado del elitismo: “En nombre de la libertad y con pretensiones de servirla, nuestros liberales Mitre, Sarmiento o Cía. han establecido un despotismo turco en la historia, en la política abstracta, en la leyenda, en la biografía de los argentinos. Sobre la Revolución de Mayo, sobre la guerra de la independencia, sobre sus batallas, sobre sus guerras, ellos tienen un alcorán que es de ley aceptar, creer, profesar, so pena de excomunión por el crimen de barbarie y caudillaje” (Escritos póstumos).
Desde sus inicios pueden detectarse un “revisionismo de derecha” y un “revisionismo progresista”. El primero pondrá el énfasis, por ejemplo, en el Rosas amante del orden, defensor de la soberanía nacional, aferrado al catolicismo en contra de la difundida masonería de su época. El segundo es representado por quienes compartían la opinión de la columna vertebral del revisionismo progresista, José María Rosa: “El gobierno de Rosas puede llamarse socialista. La Confederación Argentina con su sufragio universal, igualdad de clases, fuerte nacionalismo y equitativa distribución de la riqueza era tenida como una verdadera y sólida república “socialista” adelantada al tiempo y nacida lejos de Europa.”
La historia oficial se recicló rebautizándose como “historia social”, dominante en las universidades argentinas, que incorporó criterios y tecnologías actualizadas en un cambio cosmético sincerado por uno de sus principal ideólogos, Halperín Donghi (Ensayos de historiografía): “Nos proponemos ilustrar y enriquecer, pero cuidando de no ponerla en crisis, a la línea tradicional.” Es decir que se trata de una historia oficial modernizada.
Cabe aclarar que ningún prejuicio existe contra las serias y honestas investigaciones historiográficas llevadas a cabo por quienes no se identifican con el revisionismo; lo que cava la diferencia entre las corrientes en disputa es la interpretación que de ellas se hace.
Algunas acciones del gobierno nacional presidido por alguien que tiene una clara idea de la historia verdadera, como la doctora. Cristina Fernández de Kirchner, han avanzado en la senda del revisionismo: la reivindicación de la gesta de la Vuelta de Obligado, el ascenso a Generala de Juana Azurduy, la puesta en relieve de Manuel Dorrego, también el guión historiográfico de la celebración del Bicentenario que tanto escozor provocó en sectores del liberalismo conservador.
Araceli Bellota, Hernán Brienza, Eduardo Rosa, Pancho Pestanha, Luis Launay, Víctor Ramos, Leticia Manauta, Leonardo Castagnino, Eduardo Luis Duhalde, Hugo Chumbita, González Arzac, Oscar Denovi, Enrique Manson, Vergara Bertiche, Pablo Hernández, Roberto Surra, Marcelo Gullo, Muñoz Azpiri, García Pérez, Caro Figueroa, los recientemente fallecidos Ernesto Ríos y Enrique Oliva, son algunos de los declarados revisionistas actuales del campo nacional y popular, mayoritariamente peronistas, a los que vale agregar también a Felipe Pigna, Jorge Lanata, Daniel Balmaceda y a aquellos que se han ocupado de reescribir la historia más reciente como Ceferino Reato, Roberto Caballero, Marcelo Larraquy, Vicente Muleiro, María Seoane, Eduardo Anguita y otros. También cabe consignar a los revisionistas marxistas como Norberto Galasso.
Lo que unía y une a los revisionistas es lo que expresó Arturo Jauretche: “Véase entonces la importancia política del conocimiento de una historia auténtica; sin ella no es posible el conocimiento del presente y el desconocimiento del presente lleva implícita la imposibilidad de calcular el futuro, porque el hecho cotidiano es un complejo amasado con el barro de lo que fue y el fluido de lo que será, que no por difuso es inaccesible e inaprensible.”
Es que no puede construirse un futuro venturoso sobre la base de un pasado falsificado.

jueves, 10 de noviembre de 2011

JOSÉ HERNÁNDEZ, UN MILITANTE

Por Miguel Landro Lamoureux
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Hernandez. Luchó por la autonomía de los gauchos.Curiosamente lo que no consiguió en su actividad política lo obtuvo por medio de la literatura.
JOSÉ HERNÁNDEZ

Recordamos que el 10 de noviembre de 1834 nacía, el creador del poema más grande de la historia gauchesca 'El Martín Fierro', traducido a 39 idiomas, entre ellos el japonés y el quechua, y el defensor de los derechos del gaucho argentino, senador provincial en 1881, reelecto en 1885, don José Hernández, periodista, maestro, escritor, político y militar, y en su homenaje se conmemora el Día de la Tradición.
 Luchó por la autonomía de los gauchos y curiosamente, lo que no consiguió en su actividad política, lo obtuvo por medio de la literatura. 
 Yo soy toro en mi rodeo
Y torazo en rodeo ajeno;
Siempre me tuve por güeno
Y si me quieren probar,
Salgan otros a cantar
Y veremos quién es menos

No me hago al lao de la güeya
Aunque vengan degollando,
Con los blandos yo soy blando
Y soy duro con los duros,
Y ninguno en un apuro
Me ha visto andar titubeando.

En el peligro, !qué Cristos!
El corazón se me enancha,
Pues toda la tierra es cancha,
Y de eso naides se asombre:
El que se tiene por hombre
Ande quiere hace pata ancha.

Soy gaucho, y entiendaló
Como mi lengua lo explica:
Para mi la tierra es chica
Y pudiera ser mayor;
Ni la víbora me pica
Ni quema mi frente el sol.

Mi gloria es vivir tan libre
Como el pájaro del cielo:
No hago nido en este suelo
Ande hay tanto que sufrir,
Y naides me ha de seguir
Cuando yo remuento el vuelo.

Ninguno me hable de penas,
Porque yo penando vivo,
Y naides se muestre altivo
Aunque en el estribo esté:
Que suele quedarse a pie
El gaucho mas alvertido.

Junta esperencia en la vida
Hasta pa dar y prestar
Quien la tiene que pasar
Entre sufrimiento y llanto,
Porque nada enseña tanto
Como el sufrir y el llorar.

JOSE  HERNANDEZ  CREADOR DEL POEMA
MAS GRANDE DE LA HISTORIA GAUCHESCA
EL MARTIN FIERRO

HOMENAJE AL DEFENSOR DE LOS DERECHOS DEL GAUCHO ARGENTINO

A la sombra de un esplendoroso ombú y acunado por el paisaje bonaerense, nació el 10 de Noviembre de 1834 en los caserios de Pedriel en la chacra de su tio Juan Martin de Pueyrredon Partido de San Martín Bs.As (República Argentina).

Demostró ambición por el estudio en la instrucción primaria pero tuvo que abandonar por causas de una enfermedad repentina y se marchó al campo en busca de salud.

Desde entonces todo lo aprendió por esfuerzo personal.

Observador entusiasta de los rudos trabajos de ganadería que dirigía el padre y desempeñaban los gauchos, luego, también él participaba de estas tareas siendo ya joven entró en contacto con el estilo de vida, la lengua y los códigos de honor de los gauchos.

Fue un autodidacta y, a través de sus numerosas lecturas, adquirió firmes ideas políticas.

Entre 1852 y 1872, época de gran agitación política, defendió la postura de que las provincias no debían permanecer ligadas a las autoridades centrales establecidas en Buenos Aires.
Participó en la última rebelión gaucha, la de López Jordán, un desdichado movimiento que finalizó en 1871 con la derrota de los gauchos y el exilio de Hernández. A su regreso a Argentina en 1874, continuó su lucha por otros medios tales como el periodismo y el desempeño de varios cargos oficiales. Pero fue, sin embargo, a través de su poesía como consiguió un gran eco para sus propuestas, y la más valiosa contribución a la causa de los gauchos. El gaucho Martín Fierro (1872) es un poema épico popular y está considerado una de las grandes obras de la literatura argentina.Tras la onceava edición, en 1879, publicó La vuelta de Martín Fierro. El gran mérito del autor del Martín Fierro fue el de llevar a la literatura la vida de un gaucho, contándola en primera persona, con sus propias palabras e imbuido de su espíritu. En el gaucho, Hernández descubrió la encarnación del coraje y la integridad inherentes a una vida independiente. Esta figura era, según él, el verdadero representante del carácter argentino, noción que le situó en directa oposición con el curso de los acontecimientos y con poderosos intereses políticos. En 1881 escribió Instrucción del estanciero y fue elegido senador provincial, reelecto en 1885.Luchó por la autonomía de los gauchos.Curiosamente lo que no consiguió en su actividad política lo obtuvo por medio de la literatura. Su poema épico conocido como Martín Fierro, formado por dos partes El Gaucho Martín Fierro (1872 - 395 Versos) y La Vuelta de Martín Fierro ( 1879 - 798 Versos), se convirtió en la obra capital de la literatura argentina y reflejo de la paz, sencillez e independencia de la gente de la Pampa: Los gauchos.10 De NoviembreDia de La TradicionHacia el año 1939, bajo la iniciativa de la Asociación Bases y la ley propuesta por Don Edgardo J. Miguez y Don Atilio Roncoroni a la legislatura de la Provincia de Buenos Aires, se votó por unanimidad, el proyecto de declarar el 10 de Noviembre de cada año, Día de la Tradición.Este día se celebra el nacimiento de uno de nuestros vecinos más ilustres José Hernández, autor del inmortal Martín Fierro y propone la Ley que en las escuelas públicas se dicten clases especiales de carácter folklórico, de arte, de ciencia y música nativa.José Hernández fue periodista, maestro, escritor, político y militar, sus pasiones fueron la causa Federal, la revaloración del hombre de campo y de las tradiciones Argentinas.Su libro mas conocido el MARTIN FIERRO ha sido traducido a 39 idiomas, entre ellos el japonés y el quichua. Representa en el mundo la poesía folklórica de tema gauchesco argentino por excelencia y está considerado como un clásico de la literatura hispanoamericana y uno de los mejores poemas del romanticismo hispano.Año 1831La chacra PueyrredónLa familia Pueyrredón adquiere la Chacra Perdriel. Esta chacra ya tenía su historia pués es allí donde se desarrolló el Combate de Perdriel en el año 1806 y que se conoce en la historia como el primer hecho de sangre y guerra en el que combatieron soldados nativos para repeler a los invasores ingleses.Año 1832Una historia de amorLos padres de José Hernández protagonizaron una verdadera historia de amor que se inscribe en las crueles luchas entre Federales y Unitarios.Cuando Don Mariano Pueyrredón compra la Chacra, su esposa Doña Victoria lleva a vivir con ella a su hermana menor Doña Isabel Pueyrredón quien es enamora de un joven de familia Federal Rafael Pedro Pascual Hernández Plata.Este noviazgo no es bien visto por la familia Federal del novio que lo presiona para que deje su relación con la joven Unitaria.El tenía 18 años y ella 19 y a la postre serán los padres de José Hernández( el autor del Martín Fierro).Pero el amor pudo más que los desencuentros entre familias federales y unitarias  Se casaron el 13 de Diciembre de 1832 en la Parroquia de Jesús Amoroso, aquí, en el Partido de General San Martín.Año 1834Nace José HernándezEl matrimonio vivió en la casona de Don Mariano Pueyrredón. Allí nacieron los dos primeros hijos: Magdalena y el 10 de noviembre de 1834 nace José Rafael hernández.En esta chacra José Hernández pasaría los primeros años de su vida compartiendo las tareas rurales junto a la peonada.Cuando José era pequeño quedó al cuidado de su tía materna Doña Victoria Pueyrredón, pués a su Papá, siendo federal, le iba muy bien con Don Juan Manuel de Rosas quién lo llamaba para que administrara un campo del Restaurador.Año 1840Rosas y los PueyrredónEl gobierno de Rosas se encontraba acosado por levantamientos y rebeliones; en 1840, cansado de esto, amenazó a todos los unitarios que quedaban en la provincia de Buenos Aires; los Pueyrredón fueron amenazados de muerte y tuvieron que huir a Brasil, de noche, para salvar sus vidas. José Hernández tenía 6 años y fue dejado al amparo de su abuelo paterno; los niños de esta manera estuvieron a salvo al pasar a un protectorado de familia federal como eran los Hernández.Así es, como la chacra de los Pueyrredón queda deshabitada y presa del saqueo, se destruyeron mobiliarios y permanece 12 años en estado de semiabandono.Año 1852Caída de RosasCon la caída de Rosas vuelve al país doña Victoria Pueyrredón, viuda de Pueyrredón; la casona vuelve a ser habitada. José Hernández con 18 años comienza a frecuentar el lugar de sus orígenes; ya había adquirido muchos conocimientos de la vida del campo y se había formado una férrea ideología popular.Durante toda su vida, el poeta, frecuentó su hogar natal, aquí en San Martín; En 1870 habitó la casa y una de sus hijas nació allí.Año 1853 –José Hernández Militar - Político - EscritorJosé Hernández combatió en Rincón de San Gregorio contra las fuerzas del Coronel rosista Hilario Lagos. En los años que siguieron Hernández se dedicó a las más variadas profesiones: escritor, periodista, político y militar; sus pasiones fueron la causa federal, la revalorización del hombre de campo y de las tradiciones argentinas.Año 1871Exilio en BrasilJosé Hernández se exilia en Brasil para salvar su vida al ser derrotado López Jordán (caudillo entrerriano con quién luchó en sus filas contra los gobiernos de Mitre y Sarmiento).Año 1872 –Publica el Gaucho Martín FierroRegresa a la Argentina y el 28 de Noviembre de 1872 se publica El Gaucho Martín Fierro; es recibido con tanta aceptación por el público que en sólo 5 años ya se llevaban vendidos 50.000 ejemplares. Todo un record para la época.Repentinamente el pais se viste de luto el Gaucho Argentino representante de los gloriosos Gauchos que dieron su vida por la Patria dejaba de existir José Hernández fallece en Buenos Aires el jueves 21 de octubre de 1886 atacado por una afección cardíaca  tenía 52 años. sus ultimas palabras fueron para su provincia natal Buenos Aires, Buenos Aires.ESTE ES UN SENCILLO HOMENAJE AL PATRIOTA JOSE HERNANDEZ QUIEN DEJO PLASMADA EN UN POEMA LA VIDA DEL GAUCHO ARGENTINO, JOSE HERNÁNDEZ, EL GRAN DEFENSOR DE LOS DERECHOS  DE LOS HUMILDES TRABAJADORES DE LA TIERRA, QUE DIERON LA VIDA POR SU PATRIA CUANDO ESTA NECESITO DE ELLOS. PARA QUE NADIE OLVIDE EN ESTA TIERRA A NUESTRO VALIENTE Y GALLARDOGAUCHO ARGENTINO¡¡SALUD MAESTRO JOSE HERNÁNDEZ!!

domingo, 6 de noviembre de 2011

Batalla de Apóstoles

Por Carmen Itatí Bonpland


Se denomina Batalla de Apóstoles al enfrentamiento ocurrido el 2 de julio de 1817, en el marco de la Invasión Luso-Brasileña, también conocida como Invasión Portuguesa de 1816, Guerra contra Artigas o Segunda Invasión Portuguesa de 1816. El general portugués Chagas invadió las Misiones Orientales y luego, el territorio que actualmente es la provincia argentina de Misiones, sometiendo y destruyendo varios pueblos misioneros. Posteriormente se dirigió hacia el Cuartel General de Apóstoles, donde fue completamente derrotado por el general Andrés Guazurary.
Antecedentes
En junio de 1817, Andrés Guazurary había establecido su Cuartel General en el pueblo de Apóstoles, meses antes saqueado y destruido por la invasión portuguesa y brasileña dirigida por el comandante Francisco das Chagas Santos. Andrés Guazurarí, conocido por su pueblo como Andresito, comenzó la organización de las fuerzas misioneras con la finalidad de contrarrestar las invasiones de los portugueses. La concentración de las fuerzas misioneras en Apóstoles exacerbó los ánimos del comandante portugués Francisco das Chagas Santos, quien decidió organizar una nueva invasión a Misiones con el objetivo de atacar a los misioneros que se hallaban concentrados en Apóstoles.
A fines del mes de junio del año 1817 una fuerza portuguesa compuesta por 800 hombres pertenecientes al Regimiento de Dragones de Río Pardo y a la Infantería de Santa Catalina, comandados por el Brigadier Francisco das Chagas Santos, el Mayor José María da Gama, el Capitán Alexandre José de Campos y el Alférez Antonio de Souza Coutinho, cruzaron el río Uruguay y se dirigieron hacia Apóstoles. Eran en su mayoría soldados veteranos, gran parte de ellos se habían formado en las guerras napoleónicas de Europa. Ante el avance decidido de los portugueses los gauchos que habitaban las chacras y estancias se fueron replegando junto a sus familias hacia la guarnición de Apóstoles, uniéndose a los guaraníes.
Composición de las Tropas Misioneras
Las tropas de Andresito estaban compuestas por los sobrevivientes de las matanzas realizadas por los portugueses en San Carlos, San José, Concepción, Santo Tomé, La Cruz, Mártires, San Javier, Apóstoles y otras tantas reducciones de Misiones, durante los meses de enero y febrero de 1817. Eran el mismo pueblo, integrado por indios guaraníes y gauchos criollos habitantes de la campaña adyacente a los pueblos.
La Batalla
Al amanecer del día 2 de julio el enemigo se presentó en formación de batalla en las afueras del pueblo, hacia el Este, sobre la margen izquierda del arroyo Cuñamanó, dispuesto a iniciar el ataque. Los misioneros decidieron salir a enfrentarlos enarbolando una bandera roja. El enfrentamiento se produjo a media legua del pueblo. Los gauchos y guaraníes fueron rechazados al no lograr quebrar la línea de artillería de los portugueses y se replegaron hacia el pueblo, fortificándose en los patios de talleres, residencia y en el templo. Entonces los portugueses, a media mañana, comenzaron el asedio del pueblo. Dice textualmente el parte de batalla redactado por el Brigadier Das Chagas Santos:
El escuadrón de la izquierda rompió el fuego tomando los costados del cementerio y la huerta. El de la derecha ganó al galope el portón del segundo patio y por el centro atacó nuestra infantería, que luego tomó la bandera encarnada siendo muerto su portador y atacando a los gauchos, huyeron éstos para la plaza y acosados por nuestra fusilería corrieron por el patio del colegio, cuyo portón cerraron guarneciéndose adentro con sus tiradores; así como por las ventanas de la iglesia de donde nos habían iniciado fuego. Al mismo tiempo, los milicianos de la derecha habían forzado el portón del segundo patio debajo del fuego de los gauchos, que precipitadamente corrieron para el primer patio, en que hubo mucho fuego de ambas partes.
Mientras la batalla se desarrollaba, una torrencial lluvia se abatía sobre el pueblo, lo que tornaba más confusa e indecisa la situación. La batalla llegó a una resolución a las 3 de la tarde, momento en que entró en escena el Comandante Andrés Guazurary al frente de un cuerpo de caballería compuesto por doscientos hombres. Llegaba al galope desde el vecino pueblo de San José con este importante auxilio. Das Chagas intentó detenerlo y mandó al capitán de granaderos José María da Gama junto a 120 hombres para que rechazara a Guazurary a las afueras del pueblo. Los doscientos lanceros guaraníes de Andresito arrollaron en su marcha a la columna portuguesa del capitán da Gama y cayeron violentamente sobre los portugueses que atacaban al pueblo. El combate, en medio de la lluvia y el barro, se volvió terrible. Las cargas de los fusiles estallaron y los choques del acero de las lanzas, los facones y los sables, se mezclaron con sapucays (típico grito de coraje o de alegría originado en la cultura guaraní) de coraje y gritos de dolor. Los lusobrasileños comenzaron a perder terreno, hasta que el mismo brigadier das Chagas fue herido en el hombro derecho. Entonces comenzó la retirada de los invasores, y la implacable persecución de los gauchos y guaraníes misioneros se convirtió en un azote para los portugueses y brasileños hasta que lograron repasar el río Uruguay.
Consecuencias
Al anochecer de aquel 2 de julio la Batalla de Apóstoles concluía con una victoria rotunda de las fuerzas del comandante Andrés Guazurary y sus lugartenientes y subordinados como:Pantaleón Sotelo, Nicolás Aripí, Nicolás Cristaldo, Francisco Javier Sití, Blas Basualdo y el apostoleño capitán Matías Abucú.
La Batalla de Apóstoles no constituyó un hecho aislado. Es un episodio crucial que llena de gloria a las campañas militares del comandante Andresito, desarrolladas en el transcurso de los años 1815 y 1819. Forma junto a la Batallas de Candelaria, San Carlos, Saladas, Lomas de Caa Catí, San José, la pura expresión de la lucha desatada por el pueblo misionero contra la dominación extranjera y la defensa de los principios de la Libertad y la autonomía. Las bajas de las tropas al mando de Andrés Guazurary se calculan en 84 misioneros gauchos y guaraníes.