Rosas

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viernes, 29 de noviembre de 2013

La democracia

por Julio Irazusta

Los radicales dicen hoy lo mismo que ayer decían los conservadores; y éstos hacen ahora lo que antes hacían aquéllos. Los radicales gritan contra el fraude y la falta de garantías con igual fuerza que los conservadores en tiempo de Yrigoyen; y los conservadores ejercen ahora la misma presión electoral que antes ejercían los radica­les. La alternancia de la farsa, siempre repetida en los mismos términos, revela en todos los partidos democrá­ticos la misma falla, y la necesidad imperiosa de cambiar, no los hombres, sino el sistema, según frase que se ha hecho famosa.

La democracia no respeta la dignidad ni la promueve. El vencido es insultado por su vencedor en los comicios, y el tráfico electoral rebaja tanto al elegido como aí elector, de modo que nadie queda sin tacha como para luego hablar con dignidad, y la del país se pierde. Su lenguaje se olvida, y, en los momentos necesarios, nadie la tiene.

La democracia es, para las personas desprovistas de ima­ginación creadora, el único gobierno posible; pero tam­bién es el único que siempre está por hacerse.

Lo malo no es que los políticos se hagan profesionales, sino que desempeñen mal o hipócritamente su profesión. La clandestinidad es grave inconveniente para el buen desempeño de cualquier oficio.

Liberalismo y democracia son dos grados de una misma tendencia; pero siendo ambos sistemas de provecho par­ticular, el liberalismo representa un usufructo más res­tringido, y la democracia un usufructo más general.

Es admirable el desenfado con que los demócratas in­terpretan la voluntad popular; y las interpretaciones son más fantasiosas cuanto más categóricos son los pronun­ciamientos electorales.

Los demócratas usan con la vo­luntad popular una patria potestad de genitores.

Muchos se sienten tentados a establecer una antinomia entre bien común y perfeccionamiento de la forma de gobierno, entre materialismo e idealismo políticos. Pero el bien común no se resume en el provecho material. Y el perfeccionamiento de la forma de gobierno sólo se puede buscar contra el provecho material en nombre de la verdadera salvación espiritual, no de un simple fan­tasma ideológico.

Los demócratas no pueden pasar por alto el resultado desastroso de repetidas elecciones. Pero como son dog­máticos, prefieren la ruina del país a la de los principios. Esto se podría conceder en un solo caso, el de la ciudad cristiana. Porque un alma vale más que un imperio; y en ese caso la salvación del principio vale más que la del país. Pero semejante posición intelectual es absurda en los sistemas políticos basados en el materialismo.

Los izquierdistas honrados son peores que los sinver­güenzas. Con su crédito moral prestigian ideas absurdas.

El poder siempre es remuneración de servicios prestados a la comunidad. Aun en la democracia es así. Pero en su grado más bajo. Porque el servicio prestado lo es a la comunidad partidaria.

Nuestro régimen político a base de sufragio universal es tan absurdo que en él los malos gobiernos no tienen otro remedio que la revolución y los buenos sólo pueden abstenerse por medio del fraude.

Los regímenes políticos que han dejado de ser útiles se, vuelven sistemáticos. El privilegio que ha cesado de justificarse con la prestación de servicios substituye el fundamento real de la utilidad con el fundamento formal del estatuto que sanciona la situación abusiva. Es la historia de todas las degeneraciones políticas.

(la nueva república, Buenos Aires, Nº 116, 9 de noviembre de 1931,en La Política,cenicienta del espíritu,Ediciones Dictio,Buenos Aires,1977,pp.315-317)

viernes, 22 de noviembre de 2013

Fermín Chávez. un Maestro...

Por: Enrique Manson

Hubiera cumplido 86 años. Porque el 13 de julio de 1924 en El Pueblito, caserío del departamento de Nogoyá, nació Benito Enrique o Benito Anacleto Chávez Giménez. ( Benito Enrique fue el nombre con que su padre lo anotó en la Alcaldía local, pero fue cristianado como Benito Anacleto). Desde la cuna, rozaba la clandestinidad del matrero. Con el tiempo se lo conocería como Fermín, nombre que apareció cuando ya era un joven crecido. ¿Por que Benito y por que Enrique? Don Eleuterio y Doña Gregoria eran criollos creyentes, y es posible imaginar la selección de santos de fechas cercanas de julio, San Benito y San Enrique.
El Pueblito es un paraje en el que su padre tenía un boliche, trabajaba como peluquero, y fabricaba escobas de palma. Benito se crió como un gurí criollo, escuchando sentencias morales de Eleuterio: Moral es la ley y la costumbre que debe guiar al hombre para obrar y hacer el bien. El peluquero también hablaba a sus hijos y a los gurises vecinos de Don Hipólito Yrigoyen, aquel caudillo a quien no habían visto personalmente, pero que había conquistado sus corazones. Doña Gregoria, a su vez, lo llevaba en sus recorridas por el campo en las que el futuro Fermín se fue identificando con el paisaje.
En la escuela primaria aparecieron diferencias con su casa. Las maestras enseñaban un pasado que no era el que había conocido en su hogar, donde se veneraba a Don Ricardo López Jordán. El prócer entrerriano era el Libertador, Don Justo José de Urquiza, precisamente “asesinado” por los “bárbaros” jordanistas. La contradicción se grabó en su memoria y lo llevaría a incursionar en las artes de Clío.
También fue importante Fray Reginaldo Saldaña y Retamar, sacerdote dominicano, historiador y misionero. Era nogoyaense y supuso en Benito un destino monacal. Terminado cuarto grado, último de la escuela del Pueblito, el fraile lo llevó a Córdoba. Allí estudió Humanidades en el Colegio Apostólico de la orden. Siguió el noviciado en el Convento de Santo Domingo, cerca de los restos de Belgrano y de las banderas inglesas de 1806 y 1807. Aprendió Filosofía, y desde 1944 Teología y Derecho Canónico, en el Colegio Internacional Dominicano del Cuzco. Fue en la capital de los incas donde oyó, por onda corta, una noticia que le despertaría una vocación más fuerte: la pueblada del 17 de octubre.
Ya había nacido su inclinación literaria. En marzo de 1941 el diario porteño Crisol publicó su poema Paisaje del Plueblito, que en julio salió en un periódico de Nogoyá. Ya lo tironeaba la política. Habían caído en tierra fértil las charlas con nacionalistas que visitaban el convento y, sobre todo, quedó cautivado por un coronel que conoció el 20 de junio de 1943 en la calle Victoria, frente a la Plaza de Mayo.
Aún novicio, en el nogoyaense El Parque publicó El general Perón y el derecho de gentes, en 1946. Ese año apareció en Tacuara de Buenos Aires A Darwin Passaponti, dedicado al mártir del 17 de octubre. En octubre recibió la dispensa que lo volvió a la vida civil.
De nuevo en Buenos Aires empezó a escribir en Tribuna y asistió a la Fiesta de la Poesía donde oyó recitar a Neruda, Guillén, León Felipe y Rafael Alberti.
Trabajó en el área de Cultura de Poder Ejecutivo, colaboró con la CGT , y continuó en el periodismo, sin abandonar su actividad literaria. En 1950 publicó, con Leonardo Castellani, una antología de la poesía lírica argentina. Ese año se iniciaron las reuniones de la Peña de Eva Perón, donde se escucharon poesías suyas. Allí conoció a la mujer de la que diría, en un libro de los ’90, Eva Perón no es un mito.
La revolución de 1955 lo llevó a vivir la política como lucha. Su acercamiento a la investigación histórica no fue poco riguroso. Ya viejo se enorgullecía al afirmar que en su Vida de López Jordán no había dato que no estuviera basada en documentos. A la del caudillo entrerriano, siguió la biografía de un intelectual que, como él, defendía sus verdades arriesgando el pellejo: José Hernández. Luego seguiría la Vida del Chacho.
Al mismo tiempo se sumó a la resistencia peronista, listo a la hora del combate, aunque remiso a la de los honores, ocupó puestos de riesgo y ganó la confianza personal de Perón. La ojeriza de López Rega lo excluyó del primer retorno “peroniano”. No ocurriría lo mismo con el segundo y definitivo. Fermín contaba del viaje de regreso que tenía buena orientación en el aire, y notó que el avión cambiaba su rumbo para aterrizar en Morón. Tardo en enterarse de los acontecimientos que habían obligado al cambio.
Vivió los agitados días de la tercera presidencia, y tuvo a su cargo la redacción del comunicado oficial de la muerte de Perón. Tras el golpe de marzo de 1976, cuando algunos académicos se entrevistaban con el dictador Videla o trabajaban en el diario del hampón Massera, retomó las costumbres clandestinas y comenzó la publicación de un periódico de salida incierta, irregular distribución y nombre elocuente: Pueblo Entero. En él colaboraban muchos grandes de la cultura peronistas, que serían recordados en su Alpargatas y Libros de 2003. Al recomenzar la actividad política, apoyó la candidatura presidencial de Antonio Cafiero, y dirigió la revista Movimiento. En su primera tapa, titulada Todos unidos triunfaremos, aparecían las caras de las principales figuras del peronismo.
Luego de la primera derrota electoral peronista, se volcó a la producción intelectual. Sin embargo, no estuvo ajeno a los hechos políticos, y acompañó a José María Rosa en el apoyo a la aprobación del acuerdo por el Canal Beagle. En 1986 fue uno de los principales animadores del homenaje a los 80 años de su “paisano, el gaucho Pepe de la parroquia de Catedral al Norte”, a quien le dedicó versos que firmaba “El gaucho Fermín de la parroquia de la Concepción ”.
Luego llegó la victoria electoral del candidato arribado de las faldas andinas. Fermín se encolumnó disciplinadamente. No duraron sus esperanzas, y al poco tiempo tomó distancia de un gobierno que, montado en la crisis, desmantelaba lo que quedaba de la obra del primer peronismo. Se había quedado, al decir de muchos, en el ’45. Por eso rechazó ofrecimientos de cargos. En 1993, fue convocado para continuar la Historia Argentina de Pepe Rosa, muerto dos años antes y que había llegado a 1946. Colaboramos en su realización Jorge Sulé, Juan Carlos Cantoni y quien esto escribe. Fueron momentos fecundos y felices.
En 2004, con su gran amigo Ángel Núñez y con el autor de este recuerdo
Volvieron sus ilusiones en 2003, y cuando festejamos sus ochenta años, le preguntaron como lograba mantenerse joven y saludable. Su respuesta –“trabajando”- estaba en los títulos casi cotidianos que salían de su pluma: La vuelta de Don Juan Manuel, Eva Perón no es un mito, De Matreros y Matreras, El Che, Perón y León Felipe, Diez hijos de Evita y hasta su insólito Pueri peronisti, versión en latín de la “marchita”, que mostraba su sentido del humor, tapado por su pudor de gaucho.
Sus últimas obras: Civilización y Barbarie en la Cultura , Historicismo e Iluminismo, La Reconstrucción de la Conciencia Nacional , Pero esto tiene otra llave, lo ubican entre los grandes intérpretes de nuestra cultura y nuestra identidad. El gaucho poeta volvió en su Otra vuelta con Martín Fierro, y en la monumental Historia y Antología de la Poesía Gauchesca de 2004, con estudios de Guillermo Ara, José Gabriel, Ángel Núñez y Aurora Venturini. Tuve el honor de escribir, junto a él, los cuatro tomos finales de la Historia , que llegan a 2001.
Recibió premios, menos sin duda de los que merecía: Consagración Nacional, la Orden Pampa , el Jauretche del Instituto Jauretche de Merlo, y el que recordaba con ironía: Mayores ilustres. Fue ciudadano ilustre de Nogoyá y de Buenos Aires, y profesor en las universidades de Buenos Aires y de Lomas de Zamora.
Nos habíamos acostumbrado a almorzar con él en un modesto restaurante de su barrio de San Telmo. Y nos dejó un 28 de mayo. Pudimos cumplir con su voluntad: dejar sus restos en El Pueblito, donde en el jardín de la iglesia, al son de chamarritas de gauchos jordanistas, oye el canto de los pájaros y siestea a la sombra de una tipa.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Acto Día de la Soberanía Nacional

Acto en Homenaje a los Héroes de Vuelta de Obligado y la epopeya del Paraná. DIA MIERCOLES 20 DE NOVIEMBRE DE 2013, A LAS 10 Y 20 HS EN LA PLAZA CENTRAL DE GRAL SAN MARTÍN - PROV. DE BS AS.
Organizan Municipalidad de Gral San Martín, Instituto Juan Manuel de Rosas de Gral San Martín y Cooperadora del Museo Rosas. Los esperamos.

viernes, 15 de noviembre de 2013

EL AVION NEGRO

Por Roberto Baschetti
“’El Avión Negro`, escrita por Cossa, Rozenmacher, Somigliana y Talesnik, en la que Perón aparece como un fantasma o un producto de la imaginación del protagonista –un muchacho ingenuo q
ue toca el bombo- y donde el propósito central del caudillo es frenar la lucha, traicionar las
promesas y abandonar a los ‘negros’ en el momentodecisivo. La obra teatral recrea la óptica de la desconfianza a Perón que alimentan las izquierdas tradicionales, por más que no pueden negar que las condicionespara la vuelta son cada día más posibles. Porque terminada la década de los
sesenta, una nueva generación política, con marcados componentes de clase media, mucho de ellos hijos de antiguos adversarios de Perón, que se suma a los viejos peronistas ‘combativos’, cree que la 
llegada del líder depende estrictamente de la voluntad de lucha” Pero más allá de esta interpretación “sui generis”dada por ciertos intelectuales sobre el rol de Perón en las luchas nacionales, debe recordarse
que la Resistencia Peronista –con sus 18 años de lucha sin concesiones  fue el hecho de masas más importante de nuestra historia que luego de muchos sacrificios, privaciones y persecuciones, lo
gró el objetivo propuesto: el regreso de Perón a la patria y a la presidencia de la Nación.
Y como parte de ese sueño hecho realidad, planeaba en el inconsciente colectivo, aleteaba en miles de corazones, volaba en un sinfín de pensamientos, El Avión Negro. ¿De qué se trataba?
En 1955 después del golpe triunfante de la autodenominada “Revolución Libertadora”, rápidamente rebautizada por las masas “RevoluciónFusiladora”, un mito surge y toma forma entre las grandes mayorías obreras y populares proscriptas, reprimidas y hambreadas: El Avión Negro.
Esa aeronave con la que, según la ilusión popular,regresaría el General Perón a la patria para encabezar la insurrección que lo depositaría nuevamente en la Casa Rosada. Algunos hasta daban 
precisiones. El Avión Negro iba a aterrizar en Tucumán y desde allí, desde el Norte, Perón iba a encabezar la larga marcha de su pueblo, bajando hasta Buenos Aires, para librar el combate final en aras de la victoria definitiva.
 

jueves, 14 de noviembre de 2013

Murió Don Luis C. Alén Lascano

Muestras de gran dolor y pesar se vivieron en el cementerio La Piedad (Santiago del Estero), donde fueron sepultados los restos del Prof Luis C. Alén Lascano. Familiares y amigos del ilustre historiador santiagueño lo despidieron con gran dolor y pesar. Momentos muy emotivos se vivieron en el lugar cuando sus seres queridos recitaron palabras alusivas a la persona de Alén Lascano, destacando sus virtudes. Además prometieron continuar con el legado de éste hacia las nuevas generaciones. Alén Lascano había nacido en Santiago del Estero el 10 de octubre de 1930 y falleció en la misma ciudad el 25 de septiembre de 2010. Se dedicó al periodismo y a los estudios de crítica histórica y literaria. Ejerció la docencia en la escuela normal "Manuel Belgrano"; colegio nacional "Absalón Rojas" y escuela nacional de comercio de Santiago del Estero. Fue candidato a diputado por el radicalismo en 1954 y 1958, y diputado nacional constituyente en 1957. Se desempeñó como diputado provincial en 1963-1966. Fue académico correspondiente por Santiago del Estero en la Academia Nacional de la Historia, del Instituto de Ciencias Genealógicas y del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas Comisión Nacional de la Reconquista, Corporación de Científicos Católicos, Centro Argentino de Investigadores de Historia y las Juntas de Estudios Históricos de varias provincias argentinas. Miembro cofundador de la Academia de Ciencias y Artes de Santiago del Estero. Profesor por concurso de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, y desde 1996 profesor consultor de la misma. Autor de numerosas obras de historia, ciencia política, folclore y literatura. Entre ellas “Juan Felipe Ibarra y el Federalismo del Norte” premiada por la Comisión Nacional de Cultura del Ministerio de Educación Nacional en 1970, “Pablo Lascano un precursor de la literatura regional”, Tucumán 1969; “Historia de Santiago del Estero” de interés provincial por la Subsecretaría de Cultura en 1992. Últimamente han aparecido: “Los orígenes de Santiago del Estero”, 2006; y “La Salud pública en Santiago del Estero”, 2009.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Cristóbal Colón, un marino valiente y arriesgado

Por el Profesor Rafael Franco.

Desde hace varios años y cada vez que llega la fecha 12 de octubre, que nosotros recordamos como Día de la Raza, hay grupos, más políticos que históricos, que critican aquel acontecimiento, o más bien gesta, que realizaron un grupo de marinos, poco más de 80 en total, en 1492. Actualmente hay una campaña que intenta cambiar el nombre con que se recuerda el descubrimiento, a pesar de que ya está bastante desdibujado con el que lleva actualmente. Noten que en los Estados Unidos celebran este día como el Columbus Day (Día de Colón), que me parece tiene más sentido, ya que la gesta les guste o no la llevó adelante un marino, después nombrado almirante, que se llamó Cristóbal Colón. Se tiene que fue un genovés, pero recientes descubrimientos cambian radicalmente el asunto, ya que parece que su origen es español, del sur de España precisamente, donde tiene parientes que se han dedicado a la marinería desde siempre teniendo este Colón un antepasado almirante; mientras que el genovés, que se tiene oficialmente como el auténtico Colón, se descubrió que era un hombre que a avanzada edad entró a trabajar de marino, y por tanto sería muy improbable que pueda llevar adelante semejante hazaña.
También el INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, de la Argentina) ha solicitado cambiar el nombre de Día de la Raza por el de Día de la Diversidad Cultural Americana, que en mi modesta opinión desdibuja aún más aquel acontecimiento digno de estudiarse desapasionadamente.
¿Y cómo hacer para entender aquel hecho desapasionadamente, ya que nos hablan de un genocidio por parte de los conquistadores? Primero, creo que para poder entender algo que pasó hace más de cinco siglos, hay que tratar de meterse en la mentalidad de aquel entonces, para eso debemos desembarazarnos por un momento de muchos conocimientos y creencias, sobre todo los adelantos tecnológicos que hoy disfrutamos y trasladarnos mentalmente a un mundo completamente distinto como era el fin de la edad media, que se toma como punto culminante el Descubrimiento, que a su vez da comienzo a la edad moderna.
Imaginemos por un momento un mundo sin electricidad, por tanto sin ningún artefacto que la necesite, un mundo iluminado con velas y lámparas con cabos mojados en aceite. Para los jóvenes me imagino no será fácil imaginar un mundo sin Internet, sin celular y sin el sachet de leche. También sin autos ni ferrocarriles, no hace falta que diga sin aviones; sin diarios, sin telégrafo, imagínense un mundo en donde las noticias se conocían después de meses, y me refiero a acontecimientos que consideramos hoy cruciales; en 1492 Galileo ni siquiera había nacido, faltaba un siglo para que dijera “el mundo se mueve” y comprobara la teoría de Copérnico que en ese momento era un adolescente; un mundo que se movía en carretas y barcos a vela, lentamente; con habitantes que creían ciegamente que la Tierra era plana; un mundo en el que los que sabían leer y escribir eran muy pocos y aún faltaban casi tres siglos para que se desarrolle la máquina a vapor que produciría la revolución industrial.
Bien, si podemos imaginarnos un mundo así, radicalmente distinto al nuestro, quizá podamos entender lo que sucedió en aquel tiempo previo al descubrimiento y contemplar un poco más benévolamente el asunto.
Por un lado Cristóbal Colón venía desarrollando el proyecto, la posibilidad de viajar al Oeste y llegar a las Indias, y planteaba ese asunto de que el planeta era redondo, cosa difícil de aceptar; ni siquiera le creyeron los reyes de Portugal, a quienes les fue a solicitar su apoyo a la vez que les ofreció el negocio; pero lo rechazaron, quizá pensaban que estaba loco. Unos frailes amigos, del convento de La Rábida, sí le tomaron en serio, y fueron éstos quienes lo acercaron a los reyes católicos, que después de muchas idas y venidas decidieron apoyar la empresa. Para llegar a esta instancia Colón ya llevaba más de ocho años con su proyecto durante los cuales tuvo que soportar varios rechazos al mismo y también supongo que para ese entonces ya habría roto muchos huevos. Al fin logró reunir, con mucha oposición de parte de los vecinos de Palos, la tripulación y armó una expedición, como se sabe de tres barcos. Los hermanos Pinzón aportaron mucho dinero y eligieron a “La Pinta” para el viaje; los hermanos Niño viajaron con su carabela, “La Niña”, que logró realizar tres viajes, eran todos marineros de prestigio. “La Santa María”, en la que viajó el Almirante era el barco más grande, con 51 toneladas y apenas 30 metros de largo (eslora), ésta se hundió en el Caribe en su primer viaje.
Partieron del puerto de Palos un 3 de agosto, primero arribaron a las islas Canarias, donde se reaprovisionaron, luego prosiguieron rumbo al Oeste, a lo desconocido, y cuando habían pasado más de dos meses del viaje y cundía la desesperación entre la tripulación, un tripulante, Rodrigo de Triana, avistó tierra un 12 de octubre. Llegaron a la isla que los nativos denominaban Guanahani, a la que los españoles le dan el nombre de San Salvador, hoy una de las islas de Bahamas. Posteriormente Colón recorrió varias islas, entre ellas Cuba y La Española. Regresaron a España, al puerto de Palos, un 15 de marzo de 1493, o sea que habían pasado más de siete meses desde la partida, y durante ese lapso para los que lo vieron partir supongo que la incertidumbre y esperanza, algunos, y la opinión de que habían fallecido en la empresa, la mayoría, sería el convencimiento general, pero por suerte volvieron y el festejo fue total, difundiéndose rápidamente la noticia, el mayor acontecimiento de 1493; y entonces para los habitantes de fines del siglo XV el mundo cambió, ya no era plano, Colón tenía razón, la Tierra es redonda.
Luego, como sabemos, Colón hizo tres viajes más, ínterin fue preso, condenado, difamado y reivindicado; pero nunca supo que había descubierto un nuevo continente. Falleció convencido de que había llegado a las Indias, fue enterrado en Valladolid un 20 de mayo de 1506.
Como ven aquella empresa no fue nada fácil y marcó un hito en la historia de la humanidad, nuestra humanidad con sus defectos y virtudes; algunos comparan este hecho con la llegada del hombre a la Luna. Por eso, a aquellos que juzgan a la ligera, si realmente quieren entender éste o cualquier hecho histórico de más de un siglo, les digo que se abstraigan de este moderno siglo XXI y trasládense mentalmente al siglo correspondiente, en este caso el siglo XV. Para finalizar le propongo un interrogante: ¿si a usted le hubiera tocado vivir en aquel siglo, de qué lado estaría; del lado del proyecto de Colón que no encontró mejor ejemplo que parar un huevo para demostrar su teoría, o de los que creían que estaba equivocado, o era un chiflado? No me diga que estaría del lado de Colón, porque no le creo.

EL FAMOSO MISTERIO DE GUAYAQUIL

Por Arturo Jauretche
La tentativa de que San Martín abandonara la cam­paña de la Independencia para decidir militarmente a fa­vor de los que luego constituirán el partido unitario, im­plica una doble maniobra: utilizarlo a él y su ejército para terminar con el interior que se resiste a la política de la factoría portuaria y dejarlo inhabilitado para la obra de conjunto de' la independencia americana que, junta­mente con Bolívar, están llevando a cabo.
Por eso cuando intenta -ya cortado el abastecimiento del ejército español con la conquista del litoral peruano-, bajar hacia el sur, reclamando para ello el aporte de
Buenos Aires, cuyas fuerzas deben avanzar desde la fron­tera jujeño-salteña para completar la pinza,  Rivadavia le niega el apoyo.
Esto está claramente expresado por Rivadavia que allí revela su pensamiento portuario y antiamericano con toda precisión al manifestar: "Lo único que convenía a Bue­nos Aires era plegarse sobre sí misma, ya que Buenos Aires había hecho todo lo que se podía hacer, es decir: darse la libertad, llevarla por diversos y distintos puntos de este continente a donde había alcanzado sus últimos esfuerzos y que erra, llegado el caso de que, por la expe­riencia y sus propios sacrificios, se hicieran estos pueblos dignos de la libertad". (Mensaje a la sala de Repre­sentantes pronunciado verbalmente por el ministro don Bernardino Rivadavia. al abrir las sesiones de la misma el 1º de mayo de 1822. explicando la negativa de ayuda. –
H Mabragraña "Los Mensajes':. Tomo 1, página 188/189)
¿Será casual la coincidencia de esta postura porteña, con la insubordinación de la escuadra del almirante Cochrane que priva a San Martín de sus recursos ma­rítimos? ¿O habrá que convenir que una misma directiva política opera sobre los rivadavianos y sobre el almirante extranjero de la flota del Pacífico?
I Bastante difícil se me ha hecho creerlo cuando en reciente viaje a Londres, visitando la Catedral de Wans­iter -enterratorio de las grandes figuras del imperio-, he visto ,en lugar preferente, el monumento donde repo­san los restos del almirante Cochrane, sin otros títulos inscriptos en la lápida que los de "Libertador de Chile y el Perú”!  Ya la revisión de la historia nos permitió comprender la entrevista de Guayaquil y descorrer el velo que oculta el misterio, que también ha servido para disociarnos entre sudamericanos del norte y sudamericanos del sur.
El Re­nunciamiento Sanmartiniano ante Bolívar, se convierte asíla necesidad en que se encuentra el más débil por la hostilidad de su gobierno a la empresa, de entregar el mando al más fuerte, a Bolívar, que es el que está en condiciones de completar la obra americana y no mera­mente porteña de los creadores de una factoría en lugar de una nación.
i Qué claras resultan ahora las palabras de San Mar­tín sobre Rivadavia en su carta al chileno Palazuelo, ha­blando del gobernante que le ha negado apoyo para completar la obra de la Independencia! i Y cómo contras­ta la visión sanmartiniana de la revolución, con la del pequeño sujeto que sustituye toda concepción nacional de grandeza con una concepción edilicia!
Le faltan a Buenos Aires fondos para la gran empre­sa. y debe replegarse sobre sí misma son las palabras de Rivadavia. ¿Para qué? He aquí las palabra de San Martín en su carta a Palazuelos :
"Tenga usted que se siguió en Buenos Aires por el célebre Rivadavia, que empleó sólo en madera para hacer andamios .. para componer la fachada de lo que llaman Catedral, .. 60.000 duros; que se gastaban ingentes sumas para .. contratar ingenieros en Francia y comprar útiles para .. la construcción de un canal de Mendoza a Buenos .. Aires; que estableció un banco donde apenas había .. descuentos; que gastó 2 00.000 pesos para la construcción de un pozo artesiano al lado de un río, en medio .. de un cementerio público, y todo esto se hacía cuando .. no había un muelle para embarcar y desembarcar los .. efectos, y por el contrario deshizo y destruyó el que .. existía de piedra y que había costado 60.000 pesos .. fuertes en el tiempo de los españoles; que el ejército .. estabain pallar Y en tal miseria que pedían limosna .. los soldados públicamente, en fin, que estableció el papel moneda, Que ha sido la ruina del crédito de aquella .. república y de los particulares. Sería de no acabar si se enumeran las locuras de aquel visionario y la admiración de un gran número de mis compatriotas, queriendo improvisar en Buenos Aires la civilización europea .. con sólo los decretos Que. diariamente, llenaban lo que .. se llamaba Archivo Oficial".
Como se ve, San Martín tenía una clara percepción de un problema Que saltaba a los ojos de los contemporáneos y que la historia oficial ha oscurecido.
24 de Julio de 1822 Encuentro de  Guayaquil.

PEDRO DE PAOLI



Por/ Alberto Buela
Nació este descendiente de piamonteses en Casilda al sur de la provincia de Santa Fe, en la denominada "pampa gringa" el 28 de junio de 1897 y murió en Mercedes, provincia de Buenos Aires el 15 de junio de l986.
Cursó la escuela primaria en el Colegio de los Talleres del Ferrocarril Central Argentino en Rosario. Fue maestro rural de su provincia, tarea que alternó con la literatura. Fue delegado del Consejo directivo de la Federación Agraria Argentina y se desempeñó como profesor en escuelas secundarias y del profesorado. Durante la primera Guerra Mundial fue como cronista voluntario al frente francés. Trabajó también como bibliotecario. Dictó la cátedra "Historia de los partidos políticos" en la Universidad Nacional del Litoral en Rosario. Con sus trabajos sobre temas de historia argentina se incorporóa la escuela revisionista, que tuvo sucede en el Instituto Juan Manuel de Rosas. Estuvo casado con Agustina Sánchez, quien lo sobrevivió.
Se destacó, como afirmamos, por ser un periodista perteneciente al ancho campo nacional con vocación por los temas históricos y como interés permanente la denuncia de la masonería en el manejo de la cosa pública en la vida de la república.
Al mismo tiempo ha sido un conocedor y cultor del tradicionalismo criollo , donde destaca la "democracia gaucha". Al respecto su trabajo Trayectoria del gaucho(1944/1949) debe contarse entre las obras más características sobre esta temática, junto con las de Justo P.Sáenz,Martiniano Leguizamón y Carlos Villafuerte.
Sus trabajos históricos comienzan conLos motivos del Martín Fierro en la vida de José Hernández (1947/1968) donde realiza la crítica histórica al período comprendido entre la batalla de Caseros y la Revolución de 1890, mostrando el influjo de la masonería en la paulatina extranjerización y dominación de la argentina.
Le sigue una extensa biografía del Facundo Quiroga titulada Vida del Brigadier General Don Juan Facundo Quiroga, víctima suprema de la impostura(1952) y continúan con Sarmiento: su gravitación en el desarrollo nacional(1964); El revisionismo histórico y las desviaciones del Dr. José María Rosa(1965); Sarmiento y la usurpación del estrecho de Magallanes. Réplica a las opiniones del prof. Campobassi (1968). Y su último trabajo en colaboración con el historiador riojano Manuel G.Mercado Proceso a los montoneros y Guerra del Paraguay: Aplicación de la justicia social de clases, Bs.As., Eudeba, 1973/1974.
Tenemos también otros libros como: Defrauden! (La quiebra escandalosa de la Federación agraria argentina),Bs.As., 1935 y Función social de la radiotelefonía, Bs.As., El Ateneo, 1943.
Llegamos finalmente al único trabajo político partidario de Pedro de Paoli, que es el que reeditamos en esta ocasión: Peronistas moriremos ahorcados?, editado en 1949 por José Luis Torres y bajo el sello de su editorial: Centro Antiperduélico Argentino. Es un trabajo breve de 85 páginas que resumen las tesis clásicas de los peronistas críticos, esto es, aquellos que han criticado al partido político por ser un trampolín para escalar posiciones personales y sociales. Aquellos que ven en los parvenu al peronismo a los aprovechadores de los cargos y canongías que ofrece semejante movimiento de masas. Sobre todo si se puede llegar a las cercanías del General Perón, rodeado según sus propias palabras de "adulones y alcahuetes". La tesis de este trabajo es que "son estos quienes están frenando la Revolución, echándole arena a los cilindros de su mecanismo(p.13)... es hora de llamar a los verdaderos peronistas y alejar a los infiltrados"(p.83). En realidad la historia política del partido justicialista puede leerse en su curso de medio siglo de vidabajo el hilo conductor de: auténticos peronistas abstenerse. La desfachatez, la mediocridad, la deshonestidad, la ramplonería, la trapisonda, la incapacidad y, sobre todo, la traición a los principios y valores que encarna el peronismo fueron, son y todo indica que serán las mejores cartas de presentación para ocupar un cargo en el partido, en una lista partidaria o en un cargo gubernamental. Estas tres posibilidades se han visto cubiertas durante el medio siglo que lleva de vida, salvo honrosas excepciones, por los mismos y reiterados nefastos personajes que generación tras generación se multiplican a sí mismos, tapando, estorbando e impidiendo la llegada de los mejores a los cargos políticos.
Pedro de Paoli cita una y otra vez la frase de Perón: La revolución se hace con los audaces y el gobierno con los capaces. La revolución iniciada en 1945 se abortó, no llegó a su plenitud y nunca llegaron los capaces a ejercer el gobierno. El peronismo tuvo cinco experiencias de poder 1946-1955; 1973-1976; 1989-1999; 2002 hasta el presente. Así gobernaron sucesivamente Perón, Cámpora, Isabelita, Menem, Duhalde y Kirchner . De todos ellos salvo el caso del general Perón, el resto son hombres absolutamente menores, sin el mínimo trabajo espiritual sobre sí mismos y menos aún sobre sus adláteres. Ignoran supinamente, y en algunos caso hasta desprecian la vida del espíritu. Al respecto conviene recordar lo afirmado por de Paoli aquí: Nuestra Revolución no tiene mística, carece de espíritu. No se ha hecho la revolución en los espíritus. Es totalmente materialista, solo se habla de mejoras materiales, sueldos, jubilaciones...Lo que da proyección a una revolución, lo que la hace permanente es el espíritu(p.31). Y éste, aunque nos duela, hay que decirlocon todas la letras no alumbró en el peronismo nunca. Hubo atisbos, pero no pasó de buenas intenciones con cursos de adoctrinamiento que repitieron mecánicamente "la monserga peronista" para entretener a la gilada, mientras que con los cargos se quedaban los vivos y ventajeros de siempre.
Pero Pedro de Paoli, no se quedó simplemente en la crítica sino que como buen tradicionalista argentino esbozó su propia teoría de lo que debería ser la Revolución peronista. Una Revolución hiere algo, va contra alguna cosa, lesiona algunos intereses...(p.23) sin olvidar lo que dijimos más arriba, que una revolución se torna permanente si se funda en el espíritu, afirmando que Nuestra Revolución que es, intrínsecamente, tradicionalista, patriótica, con arraigo en el pasado y con proyección hacia el futuro. Nuestra Revolución es de argentinos auténticos, integralmente argentinos sin conexión con fuerzas o intereses foráneos(p.33).Porque a diferencia de Europa " nosotros no tenemos en nuestro pasado lejano, un recuerdo de esclavitud, de oprobio, de explotación de los más por los menos. Nuestro pasado lejano es la aldea con pretensiones de ciudad, con artesanos de vida holgadísima, y de una vida tranquila y feliz. De una campaña con rebaños de centenares de miles de cabezas, con una extensión de tierra ilimitada sin dueño y con un habitante el gaucho, arquetipo de la raza, que era símbolo de libertad, de hidalguía, de coraje, de virilidad. De altivez, de integridad moral y de limpieza de espíritu. La explotación del hombre por el hombre, la esclavitud, el hambre, la supresión de la libertad, etc., no estuvieron nunca en el pasado argentino; no pertenecen a nuestra historia; jamás han sido cosas inherentes a nosotros"(pp.47/48).
Vemos pues, como para de Paoli el gaucho, su tiempo y sus virtudes, constituye la figura metapolítica de la revolución peronista.
Yo he conocido esta tierra
En que el paisano vivía
Y su ranchito tenía
Y sus hijos y mujer,
Era una delicia ver
Cómo pasaba sus días.
Su interpretación de la revolución peronista está dada en clave criolla que bien puede resumirse en esta otra estrofa del Martín Fierro:
Tiene el gaucho que aguantar
Hasta que lo trague el hoyo,
O hasta que venga un criollo
A esta tierra a mandar.
Finalmente el sentido popular de la revolución peronista lo encuentra allí donde dice Fierro:
Más Dios ha de permitir
Que esto llegue a suceder,
Pero hay que comprender
Para hacer bien el trabajo,
Que le fuego para calentar,
Debe ir siempre desde abajo.
(*) Estudio introductorio a la segunda edición del libro Peronistas  moriremos ahorcados? dePedro de Paoli, Ed.Theoría, Bs.As. 2006.-

ACERCA DE LOS DERECHOS EXISTENCIALES DESPUÉS DE LA BATALLA DE CASEROS (1852-1872)

por Sandro Olaza Pallero
 
“Queda abolida para siempre la pena de muerte por causas políticas”
(Art. 18 de la Constitución Nacional)
 
  1. INTRODUCCIÓN
    El 3 de febrero de 1852 en los campos de Caseros, vecinos a la ciudad de Buenos Aires, era derrotado Juan Manuel de Rosas, siendo obligado a renunciar a los cargos que venía ejerciendo (1). Buenos Aires presenció horrorizada los grandes fusilamientos de Urquiza en Palermo, las muertes inicuas de Chilavert y Santa Coloma, el asesinato del médico-poeta Claudio Mamerto Cuenca mientras atendía a los heridos federales, y la lista de grandes crímenes que en nombre de la pedagogía civilizadora ensangrentaron el resto de siglo, para imponer al  país y las provincias el fraude, la entrega, el unicato del Régimen.
    Después de Caseros se reagrupan las fuerzas políticas y las del pensamiento. Con el vencedor entraron en Buenos Aires, Mitre, Sarmiento... Europa. En este breve trabajo se hará un análisis de hasta qué punto fueron respetados los derechos existenciales en Argentina en el período 1852-1872(2). Decía Jauretche: “El protagonista de la historia no pierde nada como hombre cuando se lo baja del pedestal; ni siquiera como ejemplo. Por el contrario, gana al humanizarse con su carga de aciertos y errores” (3).
    Recordemos la vigencia de la Constitución desde 1853 y lo que establecen sus arts. 16 (igualdad de los habitantes); 18 (abolición de la pena de muerte por causas políticas); 14 (defensa del derecho de propiedad); etc. Es interesante analizar el pensamiento de los más destacados exponentes de la elite dirigente respecto de la defensa de los derechos existenciales, quienes fueron consecuentes con su actitud simiesca en cuanto a las doctrinas racistas y climáticas que profesaba la parte de Europa que para ellos representaba la civilización.
    La Carta Magna de 1853 establecía la organización y la constitución del país en la tan ansiada unidad nacional. Hay evidentes diferencias con el régimen político rosista; el cambio formal, teórico, es muy brusco. Se puede apreciar, que después de la caída de Rosas se forma, en realidad, la conciencia política argentina en esto que se llama la democracia.
    Los hechos que surgen en estos tiempos son los que determinarán el porvenir de nuestro pueblo y de nuestra nación. Los hombres señeros de esos acontecimientos, Sarmiento más que nadie, serán los acreedores –si los hechos son para bien- o los culpables –si son para mal-, para las generaciones sucesivas (4). Los dirigentes que nutrían su mente con teorías económico-políticas europeas, tomaron las riendas del poder y civilizaron el país encauzándolo por la senda del progreso.
 
  1. LA AURORA DE LA LIBERTAD
     El 3 de febrero de 1852, en el Palomar de Caseros, se desbandó el ejército de Rosas, derrumbándose su gobierno. De allí que no hubo mayor lucha por la defección de muchos regimientos rosistas. El Ejército Grande Aliado de la América del Sud quedó vencedor. Escenas de sangre se sucedieron en el campo de batalla (5).
    Las tropas del coronel oriental Palleja, dieron muerte en la casa de Caseros al médico y poeta Claudio Mamerto Cuenca por el solo delito de atender a los heridos federales; al atardecer Martín Santa Coloma era tomado prisionero en el camino de Santos Lugares y degollado por orden de Urquiza (6). Chilavert, que entregó su espada en su batería, será llevado ante Urquiza que lo reclamaba; después de una conversación a solas, Urquiza descompuesto de ira ordenó que lo fusilaran por la espalda (7).
    En los caminos de Palermo cada día hay más hombres colgados de los árboles y diariamente el olor es más fétido. Espectáculo de barbarie jamás dado en esa magnitud (8).
    Los colgados son federales. Los integrantes de la infantería rosista, que eran orilleros y menestrales, fueron apresados en número de 10.000 y retenidos prisioneros hasta después del desfile de los vencedores (9). La “aurora de la libertad y la civilización” titulaba Valentín Alsina su última editorial en el Comercio del Plata...
    Testigo de estos sucesos fue el general uruguayo César Díaz: “A la fusilación de Chilavert siguieron muchas otras. Un bando del general en jefe había condenado a muerte al regimiento del coronel Aquino sublevado en el Espinillo; y todos los individuos de este cuerpo que cayeron prisioneros en Monte Caseros, fueron pasados por las armas. Se ejecutaban todos los días de a diez, de a veinte y más hombres juntos, sin otra formalidad que la de justificar la identidad de las personas, para lo cual se consideraba suficiente la denuncia de los mismos prisioneros. Las ejecuciones tenían lugar en los campamentos, es decir, en medio de las quintas o a las orillas de los caminos más frecuentados; y los cuerpos de las víctimas quedaban insepultos en los mismos parajes en que habían sido privados de la vida, cuando no eran colgados en algunos de los árboles de la alameda que conduce de la ciudad a Palermo” (10).
    Otro protagonista nos relata los sucesos, en este caso es el sobrino de Rosas, Alejandro Baldez Rozas, ayudante y sobrino político del general Lucio Mansilla, teniente 2º de la 2º compañía de fusileros del 2º batallón de Patricios: “Se oían muchos tiros, era que los soldados sueltos de Urquiza, se ocupaban de saquear; almacenes, tiendas, joyerías, etc.; algunos extranjeros que estaban prevenidos les tiraban y mataban o herían a muchos. Por ejemplo Mr. Bazuil, que tenía sombrerería en la esquina de Victoria y Perú, les tiró con su rifle a unos  que saqueaban la joyería allí enfrente (donde está ahora la tienda de Londres) y volteó algunos” (11).
    La barbarie, el salvajismo, se ponían de manifiesto con sus expresiones más repulsivas, pese a que el Ejército Grande Aliado de Sudamérica se titulaba ejército de la civilización (12).

  1. EL PROCESO A ROSAS
     Después de Caseros, los unitarios se instalan firmemente en el gobierno de Buenos Aires, e inician de inmediato los actos ejecutivos, legislativos y finalmente judiciales en contra del depuesto Restaurador (13). Por decreto del 16 de febrero de 1852 se confiscan todos los bienes de Rosas, siendo acusado de malversación de caudales públicos (14). En su exilio inglés, Rosas no llevó dinero ni oro, sino sólo cajones de documentación, en la seguridad de que la principal tarea en su futuro sería la de defenderse de graves acusaciones. El odio de los vencedores hacia los derrotados no sólo acabó con muchas vidas sino que hasta la actualidad se verifica lo que O’Donnell llama una “purga histórica” (15). En la capital argentina, ninguna de sus calles lleva el nombre de Juan Manuel de Rosas ni tampoco de caudillos federales como Francisco Ramírez, Juan Felipe Ibarra, Juan Bautista Bustos, Angel Vicente Peñaloza, Felipe Varela, varios de ellos con destacada actuación en las guerras de la Independencia. Meses después, el 7 de agosto, Urquiza, en su carácter de Director Provisional, dicta un decreto anulando la confiscación dispuesta por la provincia de Buenos Aires y ordena la entrega de los bienes de Rosas en la persona de su apoderado (16). El Gobierno porteño seguía en poder de los bienes de Rosas, incluso en aquellos de propiedad  de sus familiares, haciendo actos de disposición sobre ellos, jurídicamente nulos ante la derogación del decreto que había determinado la confiscación.
    El ingenioso Jauretche ha mostrado bien estos hechos: “La confiscación de bienes queda abolida para siempre del Código Penal argentino (art. 17 de la Constitución Nacional). Esta zoncera se estableció en la Constitución Nacional sancionada en 1853. La Provincia de Buenos Aires se segregó, como hemos visto en otra parte, y sancionó su propia Constitución que contenía las mismas Declaraciones, Derechos y Garantías. Como antecedente de esta garantía se había procedido a confiscar los bienes de Juan Manuel de Rosas y sus amigos. Yo no sé si don Juan Manuel, allá en Southampton, creyó en la zoncera del art. 17. Me imagino que no, porque conocía el paño, era bastante desconfiado y además no era abogado recién recibido” (17).
    Es así que el  Poder Judicial se dirige al Ejecutivo señalando la oportunidad de iniciarle juicio a Rosas y aplicar sus bienes en obras públicas. Entre esas propiedades declaradas bienes públicos se encuentra una  casona de la calle Potosí (hoy Alsina), ubicada a pocos pasos de la iglesia de San Francisco, y que don Juan Manuel ha heredado de doña Agustina López Osornio de Ortiz de Rozas. Es la casa paterna de los Ortiz de Rozas que un decreto del gobernador López del 17 de febrero de 1852 convierte en residencia del gobierno provincial, ya que el viejo Fuerte –sede anterior del Poder Ejecutivo- debe ser reparado y refaccionado para estar en condiciones de acogerlo.
    El 29 de julio de 1857 es promulgada por el Gobierno porteño la Ley sobre enjuiciamiento a Juan Manuel de Rosas. Se inicia así el proceso criminal al Restaurador que lo declara “reo de lesa patria por la tiranía sangrienta que ejerció sobre el pueblo y por haber hecho traición a la independencia de su patria” (18).
    Los más entusiastas rosistas de otrora resultan los más enconados detractores de Rosas, entre ellos Rufino de Elizalde y Emilio Agrelo, que alguna vez habían empujado con fervor las ruedas del carruaje de Manuelita Rosas, según testimonio de Benito Hortelano. Pero, ironía del destino, el unitario Félix Frías, ex secretario de Lavalle, se pronunciaría en contra del proyecto. Otros apóstatas rosistas, que se muestran duros con don Juan Manuel fueron Francisco de Elizalde, Juan Bautista Peña y el doctor Vélez Sársfield (19).
    Ha de recordarse lo manifestado por Alberdi en carta del 8 de septiembre a Frías, donde le dice: “Le doy mil parabienes por su noble conducta con la oposición hecha al frío, rencoroso y triste proceso contra Rosas. A usted, secretario de Lavalle, soldado en tantos combates contra el tirano caído, le tocaba el alto rol de respetarle en el rol de vencido que ha llevado hasta aquí con silencio y resignación loables.” Cabe destacar que el Fiscal de la causa, Dr. Emilio Agrelo, sería a su vez procesado por imputársele graves delitos, entre los cuales se destacaban el apropiarse de depósitos judiciales. El fallo de última instancia condena al Restaurador, en rebeldía, a la pena de muerte con la calidad de aleve.
    En su protesta Rosas afirma: “¡El juicio del general Rozas! Ese juicio compete a Dios y a la historia; porque solamente Dios y la historia pueden juzgar a los pueblos. Porque no hay ley anterior que prescriba ni la sustancia del juicio, ni las formas que deban observarse. Porque no pueden constituirse en jueces los enemigos ni los amigos del general Rozas; las mismas víctimas que se dicen, ni los que pueden ser tachados en los delitos” (20).

  1. EL PROCESO A LOS MAZORQUEROS
    Pastor Obligado, elegido gobernador interino el 24 de julio de 1853, no respetó un decreto por el que se ofrecieron amplias garantías y seguridades para los vencidos y una amnistía otorgada por la mediación de los representantes extranjeros de Inglaterra, Francia y Estados Unidos. Es así que algunos civiles y militares que habían participado en el levantamiento federal de Lagos fueron desterrados, otros fueron encarcelados y ordenado su procesamiento.
    Por decreto del 11 de agosto, ordenó a los jueces del Superior y de 1º instancia Valentín Alsina, Juan José Cernadas, Alejo Villegas, Marcelo Gamboa y Dalmacio Vélez Sársfield, juzgar “con absoluta preferencia” las causas “pasadas por el ejecutivo”, pudiendo “acortar los términos y aun actuar en todas las horas del día y la noche y aun en los días festivos que se declaran hábiles” (21). Este decreto buscaba acelerar el proceso a los mazorqueros (22). Estos últimos fueron: Silverio Badía, Manuel Troncoso, Fermín Suárez, Estanislao Porto, Manuel Gervasio López, Manuel Leiva, Torcuato Canales, Ciriaco Cuitiño y Leandro Alén. A los reos se les imputaban las muertes de octubre de 1840 y abril de 1842, durante la época de Rosas (23).
    Otro procesado fue el antiguo edecán de Rosas, Antonio Reyes. Tuvo Reyes como sus defensores en el juicio a los doctores Miguel Estévez Saguí y Manuel María Escalada. El 4 de mayo de 1854 fue sentenciado, en primera instancia, a sufrir la pena de muerte en calidad de aleve. Obligado, a instancias del Presidente oriental Venancio Flores, pidió informes a la Cámara de Justicia y ésta acabó desaprobando el trámite del proceso incoado.
    Pero Reyes no esperó y el 6 de junio pudo fugarse de la cárcel porteña. Y así  fue que, en segunda instancia, el 30 de junio de 1855, la Cámara de Apelaciones revocó la sentencia de mayo de 1854 y lo absolvió, con el levantamiento del embargo de sus bienes. Con no mejor suerte Cuitiño aceptó la plena responsabilidad y libró de cargo a sus subordinados (24). Dijo que el gobernador le ordenó que con los serenos (era coronel de ese cuerpo), vigilantes y civiles de la Sociedad Popular Restauradora, tratara de contener a los más exaltados en esos momentos de efervescencia, y, necesariamente, empleó armas.
    El Fiscal se limitó a apuntar, con un laconismo remarcable en tratándose –como se trataba- de una cuestión jurídica tan compleja como la de la obediencia debida: “No es posible haya tranquilidad pública en Buenos Aires si se absuelve al asesino que alega en su defensa que asesinó porque lo mandaron asesinar.” El 13 de octubre, Obligado se recibe de gobernador permanente; y cuatro días después, el 17, son ajusticiados en la plaza 25 de Mayo los ex mazorqueros Manuel Troncoso y Silverio Badía, acusados de crímenes producidos entre los años 1840 y 1842 (25). Estos mazorqueros, un año antes, habían integrado las fuerzas premiadas por el gobierno liberal en mérito a su adhesión a la revolución del 11 de septiembre. El 28 de diciembre siguen igual suerte Ciriaco Cuitiño y Leandro Alén, ejecutados a las 9 de la mañana en la plaza de la Independencia, junto a los muros de la Concepción (26).

  1. EL PROCESO A LOS MONTONEROS
    A fines de enero de 1856 el general Jerónimo Costa desembarca en Zárate con escasos efectivos federales. Nos dice Arturo Jauretche: “Queda abolida para siempre la pena de muerte por causas políticas (Art. 18 de Constitución Nacional). También, como en el caso de la confiscación de bienes, esta garantía estaba incorporada a la Carta Magna y a lo que Buenos Aires se había dado con la segregación. Se supone que la prohibición de aplicar la pena de muerte por causas políticas rige para los casos extremos, como revoluciones, golpes de estados, etc., y no para los simples desacatos, interpelaciones parlamentarias o artículos periodísticos. Pues es precisamente, con las revoluciones o tentativas, cuando no funciona; se trata de otro paraguas para cuando no llueve” (27).
    La Constitución del año 1853 estableció en el papel la organización y constitución del país en la tan soñada unidad nacional. Sin embargo se siguió derramando sangre gaucha... y de la otra, en Buenos Aires, Cepeda, Pavón... hasta que en 1880 Buenos Aires se entregó al país, sujetándolo a su designio. Pero volvamos a Costa (28).
    Sin posibilidad de dar batalla, por la desproporción de las fuerzas, Costa se acercó a Buenos Aires, con la esperanza de recibir refuerzos que le habían sido prometidos si se acercaba a la ciudad. Situación que no se produjo (29). Los ejércitos se encontraron en Villamayor, paraje del partido de La Matanza, donde los federales se rindieron, pero haciendo honor al nombre de la localidad, sus oficiales fueron lanceados, no quedando ningún federal con vida, excediéndose los términos del Acuerdo firmado por Obligado, Alsina y Mitre que exceptuaba de la pena máxima a la tropa (30). Regía ya la garantía constitucional.
    No hubo ni siquiera juicio sumarísimo para el general Costa y sus compañeros de infortunio: la pena de muerte había sido establecida por Decreto y antes de ser habidos los inculpados (31). Sarmiento se alegró por la cobarde matanza, y escribió desde El Nacional: “Han muerto o han sido fusilados, en el acto de ser aprehendidos, Bustos, Costa, Olmos. Trofeos la espada de Costa ruin y mohosa. El carnaval ha principado. Se acabó la mazorca.” Después de Pavón hubieron unos años de respiro, turbados en parte por la guerra del Paraguay. Luego se impuso una batalla a muerte a quien se opusiese a la europeización del país: guerra a muerte a la barbarie, al gaucho, paso a la civilización.
    El gaucho tal vez se hubiese adaptado al progreso, si el exterminio no se hubiese predicado en su contra.  Aunque quizás se pensó que la altivez del gaucho, su espíritu de libertad y su soberbia, no hubiesen aceptado las condiciones esclavizantes que aceptaron los colonos extranjeros.
    Y quizás por eso, la frase de Sarmiento en la carta que le escribiera a Mitre: “No ahorre sangre de gauchos, es excelente para abonar la tierra”(32). O aquella otra escrita a propósito del asesinato alevoso del general Ángel Peñaloza (El Chacho): “Yo aplaudo la muerte del Chacho, precisamente, por la forma en que se llevó a cabo”, tuvieron cumplimiento inmediato y frío.
    En la tragedia de su clase oprimida y castigada, como es la gaucha, en nuestro caso, es donde está palpitante, como un corazón pleno de vida, la verdad histórica de nuestra tierra. Los ideales del liberalismo intransigente fueron los definidos por Sarmiento, con el beneplácito de sus opositores liberales, en aquel famoso discurso que pronunció en la logia Constancia, donde afirmó que había que imponer paulatinamente una sola lengua, y todo indicaba que debía ser la inglesa en razón de que esa potencia extendía su dominio por todo el mundo; había que desarraigar el hondo sentimiento religioso; había que destruir las tradiciones que sustentaban el  vínculo de cohesión nacional; y había que acabar con toda opinión política contraria al credo liberal.
    La montonera fue extirpada con energía, y los paisanos apresados marcharon a la frontera con el indio, que debía extenderse hasta el río Negro (33). Paralelamente, se intensificó el usual sistema de los contingentes armados mediante arreos de vagos "malentretenidos" en pulperías y enramadas.
La deserción se penó con la muerte por decreto de 1872 (34). Y, cuando los gauchos quisieron rebelarse en Loncohué, se ordenó diezmar a los insurrectos. Producida la guerra con el Paraguay a causa de las intrigas mitristas, y “cazados” los gauchos para formar los contingentes que debían marchar hacia aquella matanza, era natural que de las provincias salieran los caudillos que al frente de las “masas” –de las poblaciones- se opusieran, sublevándose, a la irrupción de las tropas mitristas (35).
    Por estas razones se sublevaron el Chacho (36), Felipe Varela, López Jordán, Chumbita,  Francisco Clavero y algunos otros.

  1. CONCLUSIONES
    Había caído Rosas, pero no la barbarie (37). Afirma Eliseo F. Lestrade que “después de la caída de Rosas el país presenció el asolamiento del interior y de la campaña de la provincia de Buenos Aires, realizado por los gobiernos que le sucedieron en la provincia y que desde ésta pretendieron subordinar todo el interior.”
    El poema Martín Fierro constituye un documento en cada uno de sus versos. Por otra parte, si los vencedores de Pavón hubieran deseado realmente pacificar el país, lo que correspondía al principio era ofertar la paz al interior, levantado en armas en defensa del gobierno constitucional de Derqui.
Es así que no se buscó un entendimiento pacífico con el interior. Se le presentó el hecho consumado de la guerra, prefiriendo conquistarlo, ejercer su dominio y aterrorizarlo. Con ese objetivo había que derramar mucha sangre argentina.
   Para terminar, diremos solamente que eso no importaba a los liberales que entonces detentaban el poder.
 
NOTAS
 
1) La noticia de la caída de Rosas significó un alza en los bonos del empréstito, que de 20 saltaron a 70 en la bolsa de Londres (Ferns) (ROSA, José María, Historia Argentina, Bs.As., Oriente, 1978 t. V, p 498).
2) Que la oligarquía haya creído un éxito definitivo su programa Civilización o Barbarie, es decir lo que llamó “el progreso” de la última mitad del siglo XIX, ha sido congruente con sus intereses económicos más que a la defensa de los derechos existenciales.
3) JAURETCHE, Arturo, Manual de zonceras argentinas, Buenos Aires, Peña Lillo, 1983, p 15.
4) DE PAOLI, Pedro, Sarmiento, su gravitación en el desarrollo nacional, Bs.As. Teoría, 1964, p 150.
5) Hasta el 19 de febrero los fusilamientos fueron continuos, a pretexto de desórdenes que se habían dejado de cometer el día 5 (ROSA, t. V, p 505).
6) Se dijo que Cuenca no era partidario de Rosas y en sus bolsillos se encontraron poesías contrarias a éste (ROSA, t. V, p 500).
7) El vencedor de Caseros habrá recriminado a Chilavert su defección del bando antirrosista. Pero don Martiniano le habría contestado que allí había un solo traidor: quien se había unido al extranjero para atacar su patria.
8) También todos los sobrevivientes del regimiento de Aquino fueron ahorcados sin juicio previo, a la vista de Urquiza mientras la gente aplaudía a medida que se cumplía con la bárbara sentencia (O’DONNELL, Pacho, Juan Manuel de Rosas. El maldito de nuestra historia oficial, Bs.As., Planeta, 2001, p. 267).
9) El 20 de febrero de 1852, aniversario de la batalla de Ituzaingó, el Ejército Libertador hace su entrada en Buenos Aires. Los brasileños han deseado que sea ese día: es un pequeño desquite que satisface su orgullo (DE PAOLI, p 125).
10) Gral. DÍAZ, César, Memorias: 1842-1852, Bs.As., Solar, 1943, p 268.
11) BENENCIA, Julio Arturo, Partes de batalla de las guerras civiles: 1840-1852, Bs.As., Academia Nacional de la Historia, 1977, t. III, p. 641.
12) Según Pedro de Paoli es después de Caseros que la Argentina toma perfiles de colonia británica, por la acción de los ex-exilados y sus descendientes. En efecto, desde entonces todo pasa al dominio inglés: ferrocarriles, puertos, agua corriente, gas, luz eléctrica, bancos, finanzas, etc. (DE PAOLI, Pedro, Facundo, Bs.As., Facundo, 1972, p. 7).
13) ZITO LEMA, Vicente, Juicio criminal a don Juan Manuel de Rosas, Bs.As., ed. del autor, 1973, p. 5.
14) “Juan Manuel de Rosas transformó los Presupuestos de Gastos –con exclusión de los cálculos de recursos del Estado Federal que gobernaba-, en instrumentos administrativos de suma eficacia, y los puso a alcance de todos los ciudadanos contribuyentes, deseosos de conocer el camino que seguían las inversiones públicas.” (FITTE, Ernesto J., Los presupuestos de Rosas, en Investigaciones y Ensayos, Bs.As., Academia Nacional de la Historia, 1978, Nº 25, p. 15).
15) O`DONNELL, p 275.
16) ZITO LEMA, p 6.
17) JAURETCHE, p 187.
18) PÉREZ AMUCHÁSTEGUI, Antonio J., Crónica Argentina histórica, Bs.As., Codex, 1979,  t. IV, p. 58.
19) Rufino de Elizalde, junto con Vélez Sársfield y otros abogados firmó, a fines de 1851, una ferviente adhesión a Rosas.
20) ZITO LEMA, p 97.
21) ROSA, t. VI, p. 127.
22) A Alén se le imputó un homicidio, que después se probó no había cometido (ROSA, t. VI, p. 127).
23) En correspondencia firmada por el edecán de Rosas, general Manuel Corvalán del 19 de abril de 1842, dirigida al coronel Joaquín María Ramiro, le manifiesta: “El infrascripto ha recibido orden del Excmo. Señor Gobernador de la Provincia Brigadier Don Juan Manuel de Rosas para decir a V.S. que ha mirado con el más serio profundo desagrado los escandalosos asesinatos que se han acometido en estos últimos días, los que aunque han sido sobre salvajes unitarios, nada, absolutamente nadie, está autorizado para semejante bárbara... licencia.” (ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN, Secretaría de Rosas, S. V, c. 30, A. 3, Nº 1; borrador de puño y letra de Rosas).
24) ROSA, t. VI, p. 127.
25) Estos mazorqueros fueron inmolados, más que por tales, por haber participado en el sitio del general Hilario Lagos a Buenos Aires, y quienes debieron cargar sobre sus pechos argentinos, las consecuencias de una política que sólo la Historia debió juzgar. (MONTEZANTI, Néstor Luis, Rosas y el terror, en Revista del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, Nº 43, Bs.As., 1996, p 37).
26) Cuitiño salió con paso firme, saludó por su nombre a los demás reos al pasar frente a sus calabozos, entre ellos a Reyes. Criollo de ley, al pasar frente a la casa de gobierno gritó repetidas veces con acento claro “¡Viva Rosas! ¡Muero por Rosas y su causa!”
27) Jauretche compara la matanza de Villamayor con los fusilamientos del 9 de junio de 1956 (p 192).
28) El general Jerónimo Costa nació en Buenos Aires en 1809, peleó en la guerra contra el Brasil, contra la Liga Unitaria y en la heroica defensa de la isla Martín García (1838) contra el ejército imperialista francés.
29) GONZALEZ ESPUL, Cecilia, Jerónimo Costa, héroe de Martín García, en Revista del Instituto Nac. de Inv. His. Juan Manuel de Rosas, Nº 47, Bs.As., 1997, p. 69.
30) JAURETCHE, p. 191.
31) Sin estar investido el gobernador Alsina de facultades extraordinarias (expresamente prohibidas por el art. 106 de la Constitución del Estado) ni declarar un estado de sitio no contemplado por el Código local, ordenaba el castigo de tan famosos criminales (ROSA, t. VI, p 156).
32) Cartas de Sarmiento a Mitre del 20 de septiembre de 1861 y 18 de noviembre de 1863 reproducidas completamente por PÉREZ AMUCHÁSTEGUI, pp XXXIV y XXXVIII.
33) El Martín Fierro de José Hernández “canta en su estilo nacional, sus aventuras, desdichas y tribulaciones de su vida nómade y del soldado en la frontera” (Diario LA REPUBLICA, Buenos Aires, 28 de noviembre de 1872).
34) Los contingentes de gauchos vuelcan en las unidades militares fronterizas a desgraciados que sólo tienen dos caminos: morir en la lucha contra el indio o ser sableados impunemente por la “autoridad” bajo la acusación de “vagos y malentretenidos”.
35) DE PAOLI, Pedro - MERCADO, Manuel G., Proceso a los montoneros y guerra del Paraguay, Bs.As., Eudeba, 1975, p 147.
36) El general Peñaloza devolvía a todos los prisioneros que había tomado, no faltaba uno solo, y no había uno solo entre ellos que pudiera alzar su voz para quejarse de violencias o malos tratamientos. Y, ¿dónde estaban los prisioneros que se habían tomado a él? (HERNÁNDEZ, José - SARMIENTO, Domingo F., Proceso al Chacho, Bs.As., Theoria, 1968, p 158).
37) EZCURRA MEDRANO, Alberto, Las otras Tablas de Sangre, Bs.As., Haz, 1952, p. 111.