Rosas

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viernes, 28 de agosto de 2020

Juan Manuel de Rosas y el primer homenaje a Cornelio Saavedra

Por Julio R. Otaño 

29 de marzo de 1829. En Buenos Aires muere Cornelio Saavedra. Nadie, en ese momento, toma en cuenta la desaparición del hombre que jugó un papel decisivo en el triunfo de la revolución que puso en marcha el proceso de la emancipación argentina. 

Saavedra desaparece en momentos en que el país se encuentra envuelto en la enconada lucha civil provocada por el golpe unitario que encabeza Juan Lavalle

Sin embargo, las honras a Saavedra no tardan en efectuarse. A poco de asumir el gobierno de Buenos Aires, Rosas expide este decreto: 

“Buenos Aires, 16 de diciembre de 1829. El primer comandante de patricios, el primer presidente de un Gobierno patrio, pudo sólo quedar olvidado en su fallecimiento por las circunstancias calamitosas en que el pais se hallaba. Después que ellas han terminado, sería una ingratitud negar a ciudadano tan eminente el tributo de honor debido a su mérito y a una vida ilustrada con tantas virtudes, que supo consagrar entera al servicio de su patria. El gobierno, para cumplir con un deber tan sagrado, acuerda y decreta: Art. 1-) En el Cementerio del Norte se levantará, por cuenta del gobierno, un monumento en que se depositarán los restos del Brigadier General D. Cornelio Saavedra. Art. 2*) Se archivará en la Biblioteca pública un manuscrito autógrafo del mismo Brigadier General, con arreglo a lo que previene el decreto de 6 de Octubre de 1821. Art. 39) Comuniqúese y publiquese — Rosas — Tomas Guido."

El 13 de enero de 1830 se celebran en la iglesia de la Merced solemnes funerales para honrar a Saavedra. A ellos asisten, como lo registra el diario El Lucero: “El Excmo. Señor Gobernador (Juan Manuel de Rosas) acompañado de los señores ministros Guido y Balcarce, y un gran número de generales, jefes y oficiales”

El mismo periódico agrega la siguiente noticia: “Por una singular coincidencia estos honores postumos de un benemérito ciudadano se tributarán el día mismo en que a petición del señor Coronel Celestino Vidal, los batallones cívicos de la Capital reasumían el título de Regimiento de Patricios. Hubiese sido difícil hacerlo revivir más oportunamente".

Bibliografía:

Furlong Guillermo. Cornelio De Saavedra. El Padre De La Patria

lunes, 24 de agosto de 2020

El paso del Coronel José de San Martín por el pago de los "Santos Lugares" (hoy día General San Martín) yendo a San Lorenzo....

 Por el Prof. Julio Otaño

La historia del Regimiento de Granaderos a Caballo, comienza juntamente con la aparición de San Martín en el escenario americano (1812) Con fecha 16 de marzo el gobierno superior provisional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, con las firmas de Chiclana, Sarratea y Rivadavia, expide el nombramiento efectivo de José de San Martín como Teniente Coronel de caballería y “Comandante del Escuadrón de Granaderos que ha de organizarse”.  Para la concreción del mismo, San Martín había expuesto la necesidad de formar un cuerpo modelo, donde privara la calidad humana de sus integrantes sobre la cantidad, núcleo de un ejército disciplinado y moderno, capaz de combatir con todas las probabilidades de éxito contra las veteranas fuerzas del rey.

Formaron en el núcleo inicial de aquel escuadrón: En la plana mayor como Comandante el Teniente Coronel don José de San Martín; el Sargento Mayor don Carlos María de Alvear; el Ayudante Mayor don Francisco Luzuriaga, el Capitán don José Zapiola, el Teniente don Justo Bermúdez, el Alférez don Hipólito Bouchard,  y el Alférez don Mariano Necochea.  Dijo Espejo  “los soldados educados en la escuela de San Martín eran entonces y han sido después un modelo digno de ser imitados, por su gallarda apostura, sus airosos movimientos y su arrogante despejo, tanto en las funciones militares cuanto en las civiles y sociales. ¿Y qué diremos acerca del aseo personal y la uniformidad del traje. No se toleraba una manchita en el uniforme, ni un botón no bien limpio. El Jefe del Regimiento de Granaderos estableció un código de honor cerrado y eficaz”.  Con fecha 11 de setiembre de 1812 se crea, por decreto, el segundo escuadrón, y el 5 de diciembre de ese mismo año, con las firmas de Rodríguez Peña, Alvarez Jonte y de Tomás Guido como secretario interino de Guerra, se dispone la formación del tercer escuadrón. Y un decreto asciende a Coronel a San Martín, con fecha 7 de diciembre de 1812, al mismo tiempo que se establece su cuartel definitivo en la zona del Retiro, denominado luego de la Revolución de Mayo, como “Campo de Marte.”

 

El Regimiento “que nunca fue rechazado y cubrió de laureles a la Patria, había hecho honor a las palabras de su glorioso Jefe “de lo que mis Granaderos son capaces sólo yo sé; quien los iguale habrá, quien los exceda no”.

En ese año y en los posteriores de la lucha por la inde­pendencia, en los reclutamiento realizados para integrar los ejércitos de la Patria, fueron incorporados muchos ve­cinos de Santos Lugares, como por ejemplo Francisco González, incorporado a fines de 1812.

En 1813 también fueron reclutados numerosos escla­vos que habitaban esos parajes para integrar el regimiento de libertos.   Cinco días antes de la batalla de San Lorenzo, el 29 de Enero de 1813, a las doce de la noche, cruza los caminos dormidos y polvorientos de Santos Lugares al frente de su flamante regimiento de granaderos a caballo, el genio mili­tar de la Independencia Nacional.   El bizarro y valiente hombre, entonces Coronel San Martín, que había de llegar a ser el prócer máximo de la nacionalidad, no pensaba al pisar esas tierras que con el andar del tiempo, sobre esa desolaba llanura con pequeños y humildes caseríos, se levantaría la industriosa y pu­jante población que llevaría su nombre.  Comisionado por el Gobierno para que iniciara la cam­paña de vigilancia de las costas del Paraná, había salido del Cuartel del Retiro el 29 de enero en dirección a la posta de los San­tos Lugares, (ubicada donde se encuentra el “Urbión” según el historiador Barbera) donde debía hallar 250 caballos para que mon­taran sus granaderos.

El guía que le acompañaba extravió el camino, lo cual le hizo llegar tarde a la posta, donde comprobó con sorpresa, que el Maestro de la misma, Pedro Coronel no había recibido orden para tener pronta la caballada, tanto para los granaderos como- para el Regimiento 2 de Infantería.

EI futuro Libertador hizo las sucesivas etapas de su viaje en horas de la noche, no solo para evitar el cansancio de los caballos y la tropa que de día hubieran debido soportar el intenso calor estival, sino también para eludir la vigilancia de los espías enemigos que todavía abundaban en el Plata.


El coronel San Martin se alojó unas horas ese 29 de Enero, en la casa del coronel Jose Manuel de la Serna y de su mujer y prima Doña Manuela Gomez de la Serna, ubicada en la calle Rivadavia y Caseros,cuyos dueños de casa eran amigos de la familia Escalada.  A la madrugada parte, dejando la infantería que no había conseguido montar, y adelanta un oficial para que avise a las demás Postas, tuvieran la ca­ballada lista a fin de evitar inconvenientes tan graves y perjudiciales para su avance. Este antecedente histórico vincula a la posta de Santos Lugares con el combate de San Lorenzo (3 de febrero de 1813).  El 9 de febrero volvió a pasar el coronel San Martín por Santos Lugares de retorno a Buenos Aires, triunfador de su primer combate en tierras americanas, al frente de su caballería, conduciendo los dos cañones, el estandarte y demás pertrechos tomados al enemigo.  Cabe finalmente destacar que el viaje acaballo de ida y vuelta a San Lorenzo desde Buenos Aires, aproximadamente cuatrocientos cincuenta kilómetros, sin contar entonces con puentes y taludes para salvar los ríos, cañadas y bañados, hoy resultaría una extraordinaria hazaña.  Mientras se suceden los acontecimientos de nuestra gesta emancipadora, Santos Lugares sigue su monótona vida de caserío de campaña, interrumpida de vez en vez por las noticias contradictorias de los acontecimientos bélicos.

sábado, 22 de agosto de 2020

"Extremos"

 por José Luis Muñoz Azpiri (Buenos Aires. Argentina)

“Todo lo que es exagerado es insignificante.” Charles Maurice de Talleyrand
La Argentina es un país de extremos, en un suspiro pasamos de desmantelar el monumento a Colón a pedirle disculpas al abdicado Rey (ya en Retiro Efectivo) por declarar la independencia en el exacto día que se conmemoraba el bicentenario de su nacimiento como nación independiente. Un país que sin solución de continuidad viró de un altisonante y provocador antiimperialismo de sobremesa a un realismo y pragmatismo que suena más a la resignación de la derrota o la conveniencia colaboracionista de los traidores y perduellis, que en estas pampas solemos denominar como "cipayos". No obstante, se porfía sin solución de continuidad, en recitar el mantra de la Leyenda Negra, acompañado por carnestolendas de supuestos integrantes y representantes de los "pueblos originarios" que han surgido en las últimas décadas como una lluvia de meteoritos, por su número y por su súbita aparición en una sociedad donde siempre se los consideró "criollos".
Esta novedosa etimología fantástica que últimamente de impone con singular rigor, nos tiene particularmente hartos. La definición “políticamente correcta” de “pueblos originarios, implica un contrasentido, dado que según los iletrados que la utilizan (que van desde las más altas magistraturas hasta los militantes del común), aborigen significaría “sin origen”. Ab es preposición latina que significa “desde”, es decir, aborigen es el que está desde los orígenes, ya sean habitantes, plantas o animales. Las llamas eran aborígenes, pero las vacas no, por ejemplo.
Los romanos llamaban aborígenes a los primeros habitantes, prerromanos, de Italia y consideraban esta palabra equivalente a indigenae (etimológicamente “nacidos u originarios del lugar”) y al griego autóchthones (”de la tierra misma”). Ahora se les ha dado por hablar de pueblos originarios, creo que por “corrección política”, de la misma forma que el eufemismo de “matrimonio igualitario” para parejas del mismo sexo, o “carenciado social” para las personas en situación de marginalidad, pues no entienden que significa aborigen y les parece que indígena tiene una connotación despectiva (lo relacionan erróneamente con indio, palabra que etimológicamente no tiene nada que ver). Y como suele suceder en estos casos, el remedio es peor que la enfermedad, porque el adjetivo originario necesita una indicación del lugar, y los inmigrantes y sus descendientes también son originarios de un lugar, aunque el lugar sea otro.
Pero la insistencia en su utilización no responde solo a un criterio equivocado, a un moda pasajera o a la frívola necesidad de aparentar ser novedosos (costumbre bastante extendida en ciertos escribas e intelectuales avante la lettre de las orillas del Plata), sino que reconoce un origen más remoto. Destacaba Fermín Chávez, cuya fisonomía distaba mucho de ser la de los personajes del Conde de Gobineau que "En la primera mitad de 1825 llegó a México un yanqui cuarentón, oriundo de Carolina del Sur, nombrado primer embajador estadounidense ante la República hacía dos años proclamada. Se llamaba Joel Roberts Poinsett y tendría mucho que hacer en el flamante Estado. No bien llegó se dedicó a crear logias nuevas, afiliadas al rito masónico de York, para oponer a las probritánicas existentes. Pero el acto más llamativo del diplomático tuvo lugar durante la primera recepción que ofreció en su Embajada, hizo colocar en un extremo del salón el retrato de Moctezuma. Y a partir de allí dicho agente fue alentando el indigenismo como impulso e política antihispánica y anticatólico, con el fin de ocupar ideológicamente el espacio cultural vacío que la ruptura de la continuidad histórica provocaría."
La inteligencia anglosajona y protestante (la misma que hoy opera desde la CIA y ciertas ONGs europeas) había hallado una tesis adecuada que jamás abandonaría hasta el presente ¿Fue un hallazgo y una originalidad? En modo alguno, la "Leyenda Negra" fue concebida como una serie de leyendas, manipulaciones y medias verdades sobre la historia de España. En su versión más extrema - que en los últimos tiempos y en particular en la península Ibérica por esa aberración de llamar "Nacionalismos" a particularismos sin consistencia histórica - la leyenda ve a los españoles, principalmente a los castellanos y a veces por extensión a los hispanos en general, como fanáticos religiosos crueles y sin escrúpulos y como oscurantistas contrarios a la ilustración, a las ciencias y a la verdad. En principio fue una reacción al poder imperial español del siglo XVI y a la amenaza que representaba para las demás naciones europeas, sobre todo Gran Bretaña. Lo que distingue a la Leyenda Negra de otras - larga es la historia de la infamia - es tanto su extensión e influencia como su persistencia en el tiempo. Una leyenda que, curiosamente, no es imputada - o si lo es, atenuadamente - a Portugal, nación católica también, pero que nunca fue fuente de debate enardecido como su vecina en la península. En Portugal actuó la inquisición, también fueron expulsados los judíos, la esclavitud fue más importante que en las colonias españolas, hubo conquistadores violentos como Alfonso de Albuquerque y gobernantes brutales como Men de Sá. La única explicación que encontramos a esta suerte de memoria histórica hemipléjica es la larga amistad, por no decir alianza, entre los ingleses y lusitanos, contubernio que se hizo evidente en el siglo XX en el enfrentamiento entre las naciones "autoritarias" (Alemania, Italia, España) con las "democráticas o parlamentarias" (Gran Bretaña, Francia) mientras Portugal, gobernado férreamente por Antonio Oliveira Salazar, permaneció en un limbo hasta la denominada "Revolución de los Claveles". La tesis tuvo fortuna en el México de Benito Juárez y de los liberales que hicieron suya la estrategia "poinsetista", y después también en el México de la Revolución, en su etapa final, con burgueses progresistas de la talla de un Diego Rivera, cuyos murales bajan línea anticolonial y antiespañola, pro no antianglosajona, puesto que en ellos el imperialismo yanqui prácticamente desaparece. Y es coherente, si nos atenemos a los criterios de su maestro y profeta político:
"En América hemos presenciado la conquista de México, la que nos ha complacido. Constituye un progreso, también, que un país ocupado hasta el presente exclusivamente de sí mismo, desgarrado por perpetuas guerras civiles e impedido de todo desarrollo, un país que en el mejor de los casos estaba a punto de caer en el vasallaje industrial de Inglaterra, que un país semejante sea lanzado por la violencia al movimiento histórico. Es en interés de su propio desarrollo que México estará en el futuro bajo la tutela de los Estados Unidos. Es en interés del desarrollo de toda América que los Estados Unidos, mediante la ocupación de California, obtienen el predominio sobre el Océano Pacífico". [Engels. Del artículo "Die Bewegungen von 1847", publicado el 23 de enero de 1848 en la Deutsche Brüsseler Zeitung. MEW, t. IV, p. 501.] Tomado de Karl Marx, Friedrich Engels, Materiales para la historia de América Latina, Cuadernos Pasado y Presente, Siglo XXI Editores, 1980,
"¿O acaso es una desgracia que la magnífica California haya sido arrancada a los perezosos mexicanos, que no sabían qué hacer con ella? ; ¿lo es que los enérgicos yanquis, mediante la rápida explotación de las minas de oro que existen allí, aumenten los medios de circulación, concentren en la costa más apropiada de ese apacible océano, en pocos años, una densa población y un activo comercio, creen grandes ciudades, establezcan líneas de barcos de vapor, tiendan un ferrocarril desde Nueva York a San Francisco, abran en realidad por primera vez el Océano Pacífico a la civilización y, por tercera vez en la historia, impriman una nueva orientación al comercio mundial? La "independencia" de algunos españoles en California y Tejas sufrirá con ello, tal vez; la "justicia" y otros principios morales quizás sean vulnerados aquí y allá, ¿pero, qué importa esto frente a tales hechos histórico-universales?". [Engels. De la primera parte del artículo "Der demokratische Pauslawismus", publicada el 15 de febrero de 1849 en la Neue Rheinische Zeitung MEW, t. VI, p, 273-274.] Tomado de Karl Marx, Friedrich Engels, Materiales para la historia de América Latina, Cuadernos Pasado y Presente, Siglo XXI Editores, 1980, pp. 189-190.
"Así terminaron, por ahora y muy probablemente para siempre, las tentativas de los eslavos de Alemania para recobrar una existencia nacional independiente. Restos dispersos de numerosas naciones cuya nacionalidad y vitalidad política estaban agotadas desde tiempo atrás y que, por ello, se habían visto obligadas, durante casi un milenio, a seguir las huellas de una nación más poderosa que los había conquistado —tal como los galeses en Inglaterra, los vascos en España, los bajo-bretones en Francia y en un período más reciente los criollos españoles y franceses en las partes de Norteamérica ocupadas por la raza angloamericana— esas nacionalidades agonizantes, los bohemos, carintios, dálmatas, etc., habían intentado aprovechar la confusión universal de 1848 para restablecer su status quo político del Anno Domini 800. La historia de un milenio tendría que haberles mostrado que una regresión tal era imposible, que si bien todo el territorio al este del Elba y del Saale había estado otrora ocupado por eslavos vinculados entre sí, ello sólo demuestra la tendencia de la historia y al mismo tiempo la capacidad física e intelectual de la nación alemana para someter, absorber y asimilar a sus viejos vecinos orientales; que esta tendencia de los alemanes a la absorción constituyó siempre, y constituía aún, uno de los más poderosos medios de propagar la civilización de Europa Occidental en el este del mismo continente; que esta tendencia sólo se detendría cuando el proceso de germanización hubiera alcanzado los confines de naciones grandes, compactas e incólumes, capaces de una vida nacional independiente, tal como los húngaros y, hasta cierto punto, los polacos; y que por lo tanto el destino natural e ineluctable de estas naciones moribundas era dejar que se consumara ese proceso de disolución y absorción por vecinos más poderosos que ellas". [Engels y Marx. Del artículo de la serie Germany -Revolution and Counter-Revolution, publicado el 24 de abril de 1852 en The New-York Daily Tribune. Traducido del original inglés, que tornamos de F. Engels, The German Revolutions, University of Chicago Press, 1967, p. 209-210.] Tomado de Karl Marx, Friedrich Engels, Materiales para la historia de América Latina, Cuadernos Pasado y Presente, Siglo XXI Editores, 1980, pp. 199-200.
"Anteayer recibí por fin los dos tomos de la Mexican War de Ripley , aproximadamente 1.200 páginas, de gran formato. Ripley me parece a mí — por lo tanto opinión puramente profana— haberse formado plus ou moins tras las huellas de Napier como historiador militar. El libro es sensato y, a mi juicio, no carece de sentido crítico. Dana seguramente no lo ha leído. Si lo hubiera hecho, habría visto que su héroe, el general Scott, by no means neither como comandante en jefe ni como gentleman, aparece bajo una luz favorable. Me interesa especialmente esta historia, porque hace poco he leído en Antonio de Solís, Conquista de México, la campaña de Fernando Cortez. Se puede realizar comparaciones muy interesantes entre las dos conquistas'. Por otra parte, aunque los comandantes en jefe —Taylor 200 tanto como Scott— me resultan muy mediocres, toda la guerra constituye seguramente una digna obertura para la historia bélica de la gran Yanquilandia". De Marx a Engels, 30 de noviembre de 1854, tomado de Karl Marx, Friedrich Engels, Materiales para la historia de América Latina, Cuadernos Pasado y Presente, Siglo XXI Editores, 1980, p. 201.
"Los españoles están completamente degenerados. Pero, con todo, un español degenerado, un mexicano, constituye un ideal. Todos los vicios, la fanfarronería, bravuconería y donquijotismo de los españoles a la tercera potencia, pero de ninguna manera lo sólido que éstos poseen. La guerra mexicana de guerrillas, una caricatura de la española, y aun las huidas de los regular armies infinitamente superiores. En esto, empero, los españoles no han producido ningún talento como el de Santa Anna". De Marx a Engels, 2 de diciembre de 1854, tomado de Karl Marx, Friedrich Engels, Materiales para la historia de América Latina, Cuadernos Pasado y Presente, Siglo XXI Editores, 1980, p. 201.
Opiniones sin duda impiadosas, inflamadas del etnocentrismo y racismo que cierta izquierda tarada dice combatir y que autores como Eduardo Galeano (que adjuró de su obra poco antes de su muerte) no mencionan. Parecería que fueron españoles los cazadores de cabelleras que saboreaban el refrán: "The best indian in the dead indian".
No hace mucho, en vísperas del V Centenario, un grupo de diputados (algunos de ellos ya fallecidos) encabezados por Roberto Digón y secundados por Rabanaque Caballero, Riutort de Flores, Spila, Arabolaza, entre otros, pidieron al Poder Ejecutivo que se declare el día 11 de octubre como el Día de la Soberanía de América Latina y el Caribe, por representar éste "el último día de la libertad y soberanía de los originarios habitantes de nuestro continente". Los diputados sostenían que la llegada de los españoles a América inició una etapa histórica signada por la destrucción el saqueo y las matanzas. A tal punto fue así, aseguraban, que los "70 millones y quizás más" de aborígenes que vivían aquí "ya en los primeros años de esta cruzada civilizatoria, la población hubiera quedado reducida a un 25 por ciento" Cifras que serían envidiadas por los "SS" del Tercer Reich., ya que significaba 2.877 muertos por día, 120 por hora, dos por minuto, uno cada treinta minutos.
Al margen de opiniones de antropólogos como el desparecido Darcy Ribeiro, autor de una obra cardinal como "Las Américas y la civilización", que sostenía que la población americana, al descubrimiento no superaba los ocho millones de aborígenes, y al margen también de la extensa bibliografía norteamericana y hasta inglesa sobre los orígenes de la "Leyenda Negra" elaborada por los estrategas británicos para fomentar el pánico que favoreciera su expansión ultramarina, los ilustrados "tribunos de la plebe" argentinos entendían que el desembarco de Cristóbal Colón significó un cubrimiento de la auténtica historia americana, el inicio de una era de oprobio. Así, sostenían que "el conquistador trajo una cultura que le otorgará a su acto de avasallamiento una justificación en la superestructura legitimándolo en el plano institucional.".
En este espíritu, Día del Respeto a la Diversidad Cultural es el nombre que recibe en Argentina el 12 de octubre, (anteriormente denominado "Día de la Raza"), a partir del Decreto Presidencial 1584/2010 publicado el 3 de noviembre de 2010, firmado por Cristina Fernández de Kirchner.
Dentro de las consideraciones tomadas, se destaca un extracto del citado decreto el cual expresa:
"[...] asimismo, se modifica la denominación del feriado del día 12 de octubre, dotando a dicha fecha de un significado acorde al valor que asigna nuestra Constitución Nacional y diversos tratados y declaraciones de derechos humanos a la diversidad étnica y cultural de todos los pueblos."
A todas luces un concepto ambiguo, que pretende ser objetivo y no lo es y obedece a los imperativos con la que cierta propaganda subliminal y también explícita pretende minar los cimientos de nuestra identidad.
Dice el chileno Pedro Godoy P., profesor universitario y miembro del Centro de Estudios Chilenos Cedech La conmemoración reflota la fobia antihispana y, de yapa, pro indígena. De fuera vienen los invasores y los explotadores. Hoy la moda es posar de indigenista y, en consecuencia, mirar la fecha como maldición. Lo cierto, no somos conquistadores� ni conquistados. Sin embargo, quienes con más entusiasmo agitan aquellas banderolas de odio y amor son los mestizos. Hasta esa tipificación los pone sobre ascuas. Se saben no aborígenes, sin embargo, repudian a quienes -a partir de la hazaña colombina- fundan Hispanoamérica. No quieren ser lo que son. Padecen de crisis de identidad. Creen que nuestra historia comienza en 1810. Las minorías amerindias son el 5% de nuestra America. Eso de pueblos originarios� es otro error: los hijos de la mezcla� somos también originarios. Constituimos la mayoría étnica� con 500 millones. No es nostalgia virreinal y tampoco indolatría, sino asumir el mestizaje. No somos españoles. Tampoco amerindios, sino -como lo advierte Bolívar “ un pequeño género humano mixto".
El izquierdista o liberal proanglosajon, mononeuronal y binario, rechazará siempre este planteo. Necesita una cosmovisión de opuestos, que haga más fácil su comprensión de lo complejo e impredecible: la historia como expresión máxima de la existencia humana. sí, en este espíritu, buscará héroes y villanos, absolutos e incomovibles, sin posibilidad de evolución, conversión o, incluso regresión. Necesita un molde fijo, imperturbable y eterno, como su ideología, que le resuelva todo que le facilite las tareas para las cuales está negado como el pensamiento y la reflexión. pero, fundamentalmente, necesita las herramientas para distraer y justificar la cobardía de su trayectoria política, la felonía de su acción, la mendacidad de sus dichos, la obscenidad de su ambición, la voracidad de fortuna (ajena) maquillada de altruismo, solidaridad y "revolución"
Pensamos que estas clase de desatino obedecían tan solo a una pandemia de "meningitis cultural" iberoamericana, pero no salimos de nuestro asombro cuando una amiga española acaba de comunicarnos que la estatua de Cristóbal Colón de la Plaza de Barcelona será removida "porque la alcaldesa del lugar ha propuesto cambiarla por la estatua de un indígena, como si a la idiota esa le importase algo más que poner su culo nacionalista burgués en un asiento remunerado." Es decir, se intenta balcanizar a España con el mismo mecanismo con que se pretende desmantelar los ya de por si fallidos Estados Nacionales Iberoamericanos.
De España copiamos la manía de crear banderitas de comunidades inexistentes, de fundar una Vexilología más propia de las novelas de Tolkien que de la crónica histórica. De América han importado ellos esta suerte de iconoclastia barata de la "Desmonumentación" (por usar una suerte de neologismo) para desarmar la estructura identitaria que cohesiona a las comunidades. Y todo utilizando soportes teóricos que lejos de ser genuinos están sedimentados en interpretaciones imaginativas, capciosas o directamente ridículas con las que ciertos traficantes de emociones lucran en base a los funerales del indio desaparecido.
El gaucho Fermín Chávez solía referirse a ellos con la sorna y picardía de un Viejo Vizcacha:
" Miro - gracias a nuestra Biblioteca Nacional - el "Manifiesto of de Communist Party", de Marx y Engels, edición de 1888 anotada por Engels, y velay, leo horrorizado: El descubrimiento de América y circunnavegación del Cabo..." (The Discovery of America, the rouding of the Cape...")
Estos bárbaros tampoco se acordaron de Moctezuma, ni de los demás de este lado del charco, que no tuvimos la suerte de "descubrir" al Viejo Mundo y hacer que Marx y Engels hablaran por lo menos el Ki- ché. Y que al final leyéramos no el Manifiesto de 1848, sino el Popol Vuh, salvado, a la final por un invasor casi olvidado: el dominico fray Francisco Jiménez".

sábado, 15 de agosto de 2020

Mary Terán de Weiss, la GRAN tenista pionera.

 POR ROBERTO PARROTINO

Estuvo entre las 10 mejores del mundo pero era criticada por usar pollera corta. Tras el golpe de septiembre del 55, se exilió en España: la prensa omitió sus triunfos. A la vuelta, los clubes argentinos le cerraron las puertas.

“Putita rosarina”, le dice por lo bajo en un cambio de lado Felisa Piédrola a Mary Terán de Weiss, en plena final del Campeonato de la República de 1939 en el Buenos Aires Lawn Tennis Club. Terán de Weiss no le contesta, pero le pide permiso al árbitro para retirarse un momento. Vuelve. Y pierde sin terminar el partido: 4-6, 7-5 y 4-0. Hija del bufetero y cuidador de las canchas del Rowing Club de Rosario, Terán de Weiss era vista de reojo en aquel ambiente elitista, incluso antes de su militancia peronista. 

La sorprendente vida y el trágico final de Mary Terán de Weiss, la tenista  olvidada que encandiló a Perón Pero con su juego de fondo, menos técnico aunque más consistente, desplazó a Piédrola como tenista argentina Nº 1 en 1941, lo que repitió en 1944, 1946, 1947, 1948 y 1952. La rivalidad se acentuó durante el gobierno de Juan Domingo Perón. “Cuestiones ideológicas” y cierto favoritismo de la Asociación Argentina de Tenis (AAT). Aunque juntas ganaron el dobles femenino en los Juegos Panamericanos de Buenos Aires 1951. El golpe de Estado del 16 de septiembre de 1955 que derrocó a Perón, del que se cumplen este miércoles 65 años, cambió la vida de Terán de Weiss, la tenista argentina perseguida, ocultada y olvidada.   Terán de Weiss se encontraba jugando el Abierto de Alemania Occidental cuando se produjo el golpe de Estado. Los militares de la “Revolución Libertadora” llamaron a los organizadores para que se le prohibiera seguir en el torneo. “Adhiere al régimen depuesto”, dijeron. En Argentina, mientras, le confiscaban el departamento de Belgrano y el negocio de ropa deportiva. Se mantuvo en el exilio en España. A pesar de los pedidos de la AAT, intervenida por los militares, la Federación Internacional de Tenis le permitió jugar torneos por Europa. La prensa argentina omitía sus triunfos. Antiperonismo. Regresó en 1959, con Arturo Frondizi en la presidencia. El “ambiente” se tomó revancha. En el Belgrano Athletic, su club después del Rowing, el portero le negó el ingreso. La rechazaron en otros. Habilitada, no podía competir. En 1963, River la inscribió en su equipo. Los demás se negaron a jugar contra River. Perón había colocado a los clubes, cuyos campos eran concesiones, bajo control del gobierno. Ella era la cara del tenis peronista. “Había un poco de abuso de poder y se ganó antipatías –cuenta Roberto Andersen, autor de la biografía Mary Terán de Weiss–. Pero, por otro lado, ella evitó que la CGT hiciera asados en las canchas de tenis y muchos otros males mayores”.  “Si a Evita no le perdonaban ser mujer –dijo Terán de Weiss, según cita la periodista Liliana Morelli en su libro Mujeres deportistas–, conmigo no iba a ser menos. Yo, además de peronista, era una mujer que había logrado destacarme mundialmente en un deporte que, acá, era exclusividad de una élite masculina y esas cosas en este país no se perdonan”.    “Mary Terán de Weiss es una referente que tenemos de la que se sabe muy poco”, dice Podoroska, y amplía: “La conocí debido al nombre del estadio que está en Parque Roca, cuando fui a ver una Fed Cup de chica. Ahí me enteré, y me llamó la atención. “¿Una mujer tenista?”. Sólo conocía a Gaby Sabatini, la mayor referente. Y ahí empecé a buscar cosas, de curiosa, por mi cuenta. Me enteré de que hasta era rosarina como yo y que se tuvo que exiliar por peronista. Pero la conocí por el estadio”. Lo mismo le sucedió a Paola Suárez, número uno del mundo en dobles en 2002, ganadora de 48 títulos: “La primera vez que escuché su nombre fue cuando llamaron así a la cancha de Parque Roca y me contaron su historia”. El estadio ubicado en Villa Soldati recibió en 2007 el nombre “Mary Terán de Weiss”. En 2012, el Gobierno de la Ciudad, entonces a cargo de Mauricio Macri, y la AAT recibieron denuncias por omitir su nombre. “No hay que ponerse quisquilloso –alardeó Arturo Grimaldi, entonces presidente de la AAT–. No tengo nada contra la señora, pero hubiera preferido el nombre de alguien que una a los argentinos, no que los desuna”. El año pasado, en ocasión de una exhibición del tenista suizo Roger Federer, el gobierno de la Ciudad lo nombró “Arena Parque Roca”.

Terán de Weiss aún molesta. Los diarios la criticaron porque usaba polleras cortas y vestidos modernos con transparencias de Teddy Tinling, el diseñador del tenis en el siglo XX. Porque usaba aros, reloj, cadenas y pulseras de oro. Porque su belleza enamoró a Perón después de que muriera Evita (cuentan que le propuso casamiento y ella lo rechazó). Porque como directora de los campos deportivos municipales de la Ciudad de Buenos Aires popularizó el tenis. Porque durante la última dictadura, en 1980, organizó una campaña, juntó 5000 firmas y publicó una solicitada en La Nación en repudio a los agravios de la AAT en una disputa económica contra Guillermo Vilas.  

Primera top ten argentina –en 1950, los periodistas británicos encargados del ranking la ubicaron Nº 10–, Terán de Weiss jugó 1100 partidos internacionales (ganó 832 entre singles y dobles mixto y femenino) y ganó 28 títulos. Venció a las mejores de su época, menos a Althea Gibson, primera tenista negra en obtener Wimbledon, en 1957. El 8 de diciembre de 1984 se suicidó tirándose desde el séptimo piso de un edificio en Mar del Plata. Tenía 66 años. “Estaba cansada de sufrir tantas injusticias –dijo Alfredo Terán, su sobrino–. La llamaban por teléfono, la amenazaban, fue una lucha permanente”. En febrero pasado, el Rowing, su club de Rosario, organizó la primera edición de la Copa Mary Terán de Weiss. Las tenistas jugaron con ropa blanca y raquetas de madera. Y recolectaron útiles y libros para donar a la Escuela Provincial Nº 1254, cercana a una calle del barrio La Cerámica: Mary Terán de Weiss.

domingo, 9 de agosto de 2020

Estado Burocrático Autoritario: Ongania y la "Revolución Argentina"

Por el Dr. Julio R. Otaño
PRESIDENCIA DE FACTO DE JUAN CARLOS ONGANÍA (1966-1970)
Juan Carlos Onganía, el dictador que se proponía gobernar la Argentina por cuarenta años, nació en Marcos Paz, provincia de Buenos Aires, el 17 de marzo de 1914. Sus padres se dedicaban a las tareas agrícolas y atendían un pequeño almacén. Cursó la escuela primaria en colegios parroquiales. A los diecisiete años ingresó al Colegio Militar y a los veinte se graduó como teniente. Fue ocupando diversos destinos y ascendiendo en la carrera militar hasta llegar en 1959, durante el gobierno de Arturo Frondizi, al grado de General de Brigada en el arma de caballería. Ascendido a Comandante en Jefe del Ejército. En agosto de 1964, el general Onganía pronuncia en la Academia Militar de West Point, Estados Unidos, durante la Quinta Conferencia de Ejércitos Americanos, un discurso que preanuncia la Doctrina de la Seguridad Nacional, según la cual, el enemigo estaba ahora fronteras adentro. Los opositores eran calificados genéricamente como comunistas, en contra del sistema de vida “occidental y cristiano”.  Pese a sus logros, Illia estaba muy condicionado por los factores de poder que mantenían una rígida postura frente al peronismo y presionaban para que siguiera proscripto y comenzaron a conspirar con los sectores golpistas del ejército a los que se sumaron sectores gremiales y la mayoría de la prensa.  Los medios de prensa hicieron el resto para crear un clima de inconformidad y golpismo. En las primeras horas del 28 de junio de 1966, cumpliendo su amenaza, las fuerzas armadas ingresan a la Casa Rosada.. El día 30 de junio, asumió el nuevo presidente, Juan Carlos Onganía, jurando sobre los estatutos de la autodenominada «Revolución Argentina».   Pero la oposición existía y el descontento también. Fundamentalmente en las fábricas y en las universidades.   En mayo de 1969, comenzaron a evidenciarse los síntomas de un descontento que venía creciendo entre distintos sectores de la población debido al cierre de los canales de participación política, la política educativa, social y económica del gobierno.  El 29 de mayo de 1969, se produjo un hecho que quedará en la memoria como el Cordobazo. La Policía fue desbordada y debió retirarse. Finalmente, el ejército logró controlar la situación en la ciudad, pero en el país la cosa parecía incontrolable.  El desprestigio alcanzó al ejército. Su líder indiscutido, el general Lanusse, optó por permanecer en segundo plano y preservar su figura, derrocando a Onganía el 7 de junio de 1970 y designando como presidente a Roberto Marcelo Levingston, un general que cumplía funciones como agregado militar en Washington.  Tras su derrocamiento y su posterior pase a retiro, Juan Carlos Onganía adoptó un perfil bajo. Se lo vio intermitentemente en los palcos colmados de generales que acompañaban los actos de la dictadura militar desde marzo de 1976.  En 1995, reapareció en los medios lanzando su candidatura a presidente. Se lo escuchó reivindicar su obra de gobierno y denunciar la decadencia moral del menemismo. Por falta de apoyo, debió retirar la candidatura. Pocos meses después, a mediados de 1996, moría Juan Carlos Onganía. Habían pasado 40 años de aquel golpe militar que según su protagonista se prolongaría por ese lapso de tiempo.
A 50 años del Cordobazo: Onganía, el militar que quiso gobernar 20 años  pero no pudo ver su propio fin - Clarín ongania
El gral. Onganía designo Ministro de Economía a Adalbert Krieger Vasena y este respondía a los intereses de los monopolios extranjeros radicados en la Argentina y de los grupos nacionales vinculados a dichos intereses.
Para poder hacerlo Onganía reprimió toda tentativa sindical y política.
Su primera medida fue disolver los partidos y prohibir la vida política del país. Además, cortó las barbas  a pintores y estudiantes y prohibió la ópera “Bomarzo”; apaleo profesores en la noche de los “bastones largos”, estableció una rígida censura literaria y artística, estableció la ley contra el marxismo y al estallar una huelga en los portuarios les envió a la prefectura.Cuando los ferroviarios iniciaron protestas ordenó que se les rebajara a 120.000 obreros y empleados una categoría en sus sueldos. 
Toleró al sindicalismo “negociador”  expresado por VANDOR (peronista independiente) Krieger Vasena estableció:

Congelamiento de salarios
Créditos a los grupos económicos más importantes (extranjeros)
Sistemática destrucción de la pequeña y mediana industria (sin créditos)
Postuló “la economía abierta” en un mundo de “economía cerrada”
Krieger respaldó importaciones innecesarias y suntuarias permitiendo el egreso de miles de millones de dólares.
El plan para Tucumán desmanteló la más importante industria sin sustituirla por otras: más de 250.000 tucumanos emigraron de su tierra.
La desolación castigaría también a Chaco, Formosa, Corrientes, y Santiago del Estero.
El séquito de tecnócratas de Harvard que rodea a Krieger no alcanzaron a comprender la situación de miseria del interior, hasta que llegaron a Buenos Aires las noticias del movimiento de protesta surgido el 29 de mayo de 1969: “el cordobazo”.
Al día siguiente de su renuncia como Ministro Krieger fue contratado por la empresa de Alimentos estadounidense DELTEC con un sueldo de 100.000 dólares mensuales.


Durante su presidencia es asesinado:
Ernesto “Che” Guevara (1928-1967), revolucionario y líder político sudamericano, cuya negativa a adherirse tanto al capitalismo como al comunismo ortodoxo, le convirtió en un héroe de los nuevos grupos izquierdistas que surgieron en la década de 1960.
Ernesto Guevara (Che es el sobrenombre por el que pasó a ser conocido) nació en el seno de una familia de clase media de Rosario (Argentina) y obtuvo el doctorado en medicina por la Universidad de Buenos Aires en 1953. Convencido de que la revolución era la única solución posible para acabar con las injusticias sociales existentes en Iberoamérica, en 1954 marchó a México, donde se unió al Movimiento 26 de Julio, grupo integrado por revolucionarios cubanos exiliados a las órdenes de Fidel Castro.
A finales de la década de 1950, jugó un importante papel en la lucha de guerrillas iniciada por Castro contra el dictador cubano Batista. Cuando Castro llegó al poder en 1959 tras el triunfo de la Revolución Cubana, Guevara fue nombrado ministro de Industria (1961-1965). Opuesto enérgicamente a la influencia estadounidense en el Tercer Mundo, su presencia fue decisiva en la configuración del régimen de Castro y en el acercamiento del régimen cubano al bloque comunista, abandonando los tradicionales lazos que habían unido a Cuba con Estados Unidos. Guevara escribió Relatos de la guerra revolucionaria en Cuba (1961) y Diario de campaña en Bolivia (1968), dos libros sobre la lucha guerrillera en los que defendió los movimientos revolucionarios de base campesina en los países en vías de desarrollo. Desapareció de Cuba en 1965, reapareciendo al año siguiente en Bolivia, como líder de los campesinos y mineros bolivianos contrarios al gobierno militar. Fue capturado por el Ejército boliviano y fusilado cerca de Vallegrande el 9 de octubre de 1967).
La gran amistad entre el Che y Camilo
Onganía adhirió a la Doctrina de la Seguridad Nacional auspiciada en América Latina por los Estados Unidos frente al peligro comunista (estamos en plena guerra fría)  ponía el acento en la persecución de los opositores; y, según ella, los enemigos estaban fron­teras adentro de los países latinoamericanos.
En lo educativo, Onganía decretó la inter­vención a las universidades nacionales y la "depuración" académica, que consistía en expulsar de las casas de altos estudios a los profesores opositores, sin importar su nivel académico.
Las universidades nacionales fueron intervenidas y ocupadas militarmente el 29 de julio de 1966, en el episodio que se conoce como la "noche de los bastones largos", en la que cientos de profe­sores, alumnos y no-docentes, que ocupaban varios de los edificios de las facultades de Buenos Aires en defensa de la autonomía universitaria y la libertad de cátedra, fueron salvajemente golpeados por miembros de la Guardia de Infan­tería de la Policía Federal, enviados por Onga­nía.
La consecuencia de esta noche negra para la cultura nacional fue el despido y la renuncia de 700 de los mejores profesores de las universi­dades argentinas, que continuaron sus brillantes carreras en el exterior.
Los años que van de 1955 a 1966 fueron, sin duda, los del auge de la investigación científica en las universidades argentinas.
De esas casas de estudio, salieron en esos años figuras de la cien­cia y de la cultura que prestigiaron la Argentina en todo el mundo.
Sin embargo, la "noche de los bastones largos" dio comienzo a una verda­dera "fuga de cerebros" y a una etapa de crisis en los claustros académicos de la cual estos no se recuperarían nunca.Los sectores vinculados con la producción agropecuaria se encontraron entre los beneficiarios de la política económica llevada adelante por Onganía.
A 53 años de la noche de los bastones largos - Baradero Te Informa
LOS BASTONES LARGOS según un testigo presencial.
"La policía exigió la evacuación del edificio anunciando que entraría por la fuerza. La gente permaneció inmó­vil; entonces, entró la policía. Lo pri­mero que escuché fueron bombas que resultaron ser de gases lacrimóge­nos. Luego nos ordenaron a los gritos pasar a una de las aulas grandes, don­de se nos hizo permanecer de pie con los brazos en alto contra una pared. Luego, a los alaridos, nos agarraron a uno por uno y nos empujaron a la sali­da del edificio. Pero nos hicieron pasar por una doble fila de policías, coloca­dos a una distancia de tres metros en­tre sí, que nos pegaban con palos o las culatas de sus rifles y nos pateaban ru­damente en cualquier parte del cuer­po. Esta humillación fue sufrida por to­dos nosotros. Esta conducta del gobierno va a retrasar seriamente el desarrollo de la Argentina país, por muchas razones; entre ellas, se en­cuentra el hecho de que muchos de los mejores profesores se van a ir del país."

Movimiento Obrero: En agosto de 1963, las 62 Organizaciones re­sumieron las principales demandas del movi­miento obrero: pleno empleo, control de los costos, nacionalización de los depósitos bancarios, interrupción de las relaciones con el FMI (Fondo Monetario Internacional), cancelación de todos los contratos petrolíferos con empresas extranjeras y denuncia de todos los acuerdos que otorgaran privilegios al capital extranjero.
Sin embargo, en el interior del sindicalis­mo peronista, no todos estaban de acuerdo en confrontar abierta y permanentemente.
Desde la época del gobierno de Frondizi fue creciendo la figura del líder de los metalúrgicos: .Augusto Timoteo Vandor.
El "vandorismo" constituyó un estilo de conducción sindical caracterizado por la pretensión de transformar al peronismo en un partido político de base sindical independizado de la tutela de Perón (por ese entonces, radicado en Madrid) y por el control de la actividad gremial a partir de un autoritarismo que ignoraba la voluntad de gran parte de los trabajadores que decía representar.

Tres actos determinaron la caída de Onganía:

Los levantamientos populares cuyo centro fue el “cordobazo”: la protesta se dirigía contra Onganía, las fuerzas armadas y la destrucción de la economía.
El asesinato de Vandor secretario de la UOM: quien era un gran dirigente sindical que tenía un proyecto peronista pero independiente de Perón. Sus asesinos se integraron más tarde a la organización terrorista montoneros
A pesar de ser el sindicalista más importante de su tiempo su viuda trabajó como enfermera para poder subsistir.
Secuestro y asesinato de Pedro Eugenio Aramburu: echo reivindicado por montoneros (Firmenich)

El Cordobazo
La represión de Onganía originó gran descontento en Córdoba, donde existía una estrecha relación entre los estudiantes y los obreros de las grandes fábricas instaladas en el cordón industrial, ya que muchos trabajadores estudiaban en la Uni­versidad de Córdoba.
Este hecho, sumado a la constitución de un movimiento obrero muy combativo, surgido con posterioridad al peronismo al calor de las corrientes de ideas revolu­cionarias de los años 60, llevaron a que el pro­ceso de politización creciera notablemente tan­to en las fábricas como en las facultades.
A la indignación por los graves hechos de Corrientes y de Rosario se sumó, en Córdoba, el descontento provocado por la decisión del go­bierno provincial de suprimir el "sábado inglés" (trabajar solo medio día los sábados), lo que im­plicaba en los hechos una rebaja salarial porque no se pagaban las horas extras.
Los trabajadores de la CGT de Córdoba, li­berada por Elpidio Torres, de la industria auto­motriz, nucleados en la SMATA liderados por. Rene Salamanca, y los de Luz y Fuerza, conducidos por Agustín Tosco, convocaron a un paro activo con movilización, por 36 horas a partir de las 10 de la mañana del 29 de mayo, en coincidencia con la celebración del día del Ejército. Inmediatamente, los estudiantes adhirieron a la medida de fuerza.
La dictadura de Onganía y el Cordobazo: de la tensa calma a la rebelión  popular Revista La Ciudad | 29 de mayo de 1969 – El Cordobazo
Por la mañana del 29 ya podían verse las grandes columnas de obreros y estudiantes que se fueron acercando al centro de Córdoba.
La represión policial se cobró la primera víctima, en el obrero Máximo Mena.
Este hecho aumentó la indignación de los huelguistas, que formaron; barricadas y desbordaron la represión de la policia, que debió retirarse perseguida por los manifestantes.
 La ciudad fue controlada por ellos durante unas 20 horas en las que se produjeron incendios y roturas de vidrieras de las principales empresas multinacionales instaladas en Córdoba, el gobierno encargó la represión después de algunas horas y varios enfrentamientos. Agustín Tosco y Elpidio Torres fueron encarcelados.   Desde los hechos de Córdoba, el Ejército, mediante el General Lanusse venía presionando a Onganía para que tomara conciencia de la gravedad de la situa­ción nacional: en ella, ya no cabía su proyecto de dictadura autoritaria y paternalis­ta sin plazos, cuyo modelo era el régimen instaurado por Franco en España.


SECUESTRO Y MUERTE DEL GENERAL PEDRO EUGENIO ARAMBURU
El se­cuestro y asesinato del general Aramburu, llevado a cabo por los Montoneros, y la incapacidad del gobierno para esclarecer el hecho fueron el detonante para un nue­vo golpe interno.
El desprestigio involucró al Ejército; su líder indiscutido, el gene­ral Lanusse, optó por permanecer en segundo plano y preservar su figura designando como presidente, en junio de 1970, a Roberto Marcelo Levingston, un general que cumplía funciones como agregado militar en Washington.

PRESIDENCIA DE LEVINGSTON (1970/1971)
Lanusse y sus compañeros eligieron un nuevo Presidente en la figura del agregado militar en EE.UU, Gral. Roberto Levingston; aclarándole previamente que su autoridad estaba subordinada a la “Junta de comandantes”.
Levingston comenzó por pelearse con casi todos los ministros. Encima comenzó a pronunciarse contra los políticos (estos lograron el permiso para reunirse en la denominada Hora del pueblo y buscaba una salida democrática y electoral, luego de un acuerdo telefónico entre Balbín y Perón). 
El mejor Ministro de Levingston, el radical Ferrer aprovechó el momento político e intentó reorientar el crédito hacia la industria nacional, dictar la Ley Compre Nacional y adoptar otras medidas protectoras.
El gigantesco poder de compra del estado era entendido como una palanca de crecimiento de la empresa privada nacional.
Al misma tiempo disminuía los créditos bancarios a Bunge y Born y rehusaba créditos a la inmobiliaria Lanusse y Cía, primos del Comandante en Jefe. Balbín señalaba irónicamente “Levingston lo primero que señaló fue ‘no tan pronto’ ahora nos hablan de 4 o 5 años, sin decir desde cuando se cuenta. Cuando llegan al poder ponen a un Ministro, luego a otro y otro sucesivamente....”.
Las rencillas personales y las zancadillas que se practicaban entre sí el Presidente Levingston y el General Lanusse finalizaron con la destitución del primero y el reemplazo por el segundo.  Comenzaba el tercer round.....

CULTURA Y SOCIEDAD DECADA DEL 60-70
Las décadas de 1960 y 1970 estuvieron marcadas por la internacionalización de la cultura y el desarrollo de la industria cultural.  Las producciones generadas en el centro del sistema capitalista se propagaron rápidamente hacia la periferia.
En la Argentina, algunas de esas producciones (como la minifalda, los Beatles, los Rolling Stones, el cine “de protesta” y el “de reflexión”) tuvieron un vigoroso impacto entre los sectores juveniles.
La cultura y sociedad en los años sesenta y setenta, estuvieron plasmados por el protagonismo de los jóvenes. El deseo de cambios revolucionarios y la necesidad de adoptar actitudes radicales, vanguardistas y de ruptura con el sistema, fueron las notas distintivas de la cultura de una gran parte de la sociedad en aquellos años.
Casi ninguna esfera de la vida cultural estuvo ajena a ese espíritu cuestionador y de transformación de todo lo existente, en el que se entremezclaron las influencias procedentes del exterior con posiciones que reivindicaban las raíces nacionales y populares.
Una generación joven de rockeros, folcloristas, artistas de vanguardia, intelectuales y militantes políticos fue la expresión de esos anhelos y utopías.
Los intelectuales que acordaban con esta corriente plantearon como alternativa un pensamiento antiimperialista, que debía buscar sus raíces e identidad en la cultura latinoamericana. El resultado de esta re orientación ideológica fue  la formación de una corriente de pensamiento que se conoció como “izquierda nacional”.
En esta nueva corriente confluyeron escritores, poetas, novelistas y periodistas, entre otros Leopoldo Marechal, Arturo Jauretche, Rodolfo Walsh, Francisco Urondo, Juan Gelman, Humberto Constantini, los hermanos Cedrón; filósofos, historiadores, y ensayistas, como Juan José Hernández Arregui, Rodolfo Ortega Peña, Eduardo L. Edualde, José María Rosa, Jorge A. Ramos.
Todos ellos provenían de diferentes corrientes ideológicas y políticas, pero compartían la necesidad de expresar un ideal revolucionario “nacional y popular”, que se integrara con las “luchas por la liberación de los pueblos”. La noción de “socialismo nacional” fue la fórmula que expresó de manera sintética sus anhelos de vincular el pensamiento y la teoría marxista  con la experiencia política peronista de la clase obrera argentina, a la que consideraban el sujeto revolucionario.
Los intelectuales revisaron la historia argentina buscando las claves de interpretación en las luchas populares contra la dominación colonial. Se reivindicó la Historia de Juan Manuel de Rosas y de los caudillos federales. La revisión de la experiencia peronista incluyó la valoración de la figura de Eva Perón, que se transformó en un mito revolucionario. La izquierda peronista la exaltó en sus banderas con la consigna “Si Evita viviera sería montonera"
Caudilos Federales : Juan Manuel de Rosas, Francisco Ramirez, Facundo  Quiroga, Estanislao Lólez, Manuel Oribe, Jose Gervacio Artigas Unitarios  federales y parteños Historia Confederación Argentina Leonardo Castagnino
La radicalización política que se intensificó en la década del 1970 y este conjunto de influencias ideológicas favorecieron la aceptación de la violencia como un camino legítimo para transformar un orden social considerado injusto. La violencia constituyó un elemento constante en la cultura política argentina de aquellos años, al mismo tiempo que la democracia política aparecía desjerarquizada, luego de muchos años de proscripciones y gobiernos militares y civiles ilegítimos. Para amplios sectores de la sociedad argentina en los años sesenta y setenta, la violencia política era un fenómeno cotidiano, al que se aceptaba como normal e inevitable. Se hizo de uso frecuente la expresión “la violencia de arriba engendra la violencia de abajo”, para justificar el derecho del oprimido a liberarse del opresor. La violencia, “en manos del pueblo” fue considerada por muchos como sinónimo de justicia.

La televisión: La televisión en la Argentina se inicia en 1951, respondiendo a una política estatal desarrollada por el gobierno de Juan Domingo Perón. De la mano de Jaime Yankelevich, la primera transmisión tuvo lugar desde LR 3 Radio Belgrano, con los mismos locutores que hasta el momento trabajaban para la emisora. Con una antena instalada en el Ministerio de Obras Públicas y el discurso de Eva Perón en los actos centrales de la Plaza de Mayo, fue inaugurado oficialmente el pionero Canal 7. Pocas fueron las personas que contaban con aparatos receptores en sus hogares y la novedad fue compartida en bares, cafés y negocios de Buenos Aires entre un público que hasta entonces había sido esencialmente radioescucha. Precisamente, fueron locutores radiales quienes pronto se convirtieron en primeras figuras del nuevo medio: Guillermo Brizuela Méndez, Nelly Prince, Adolfo Salinas, Pinky (Lidia Elsa Satragno) y Antonio Carrizo.
En el único canal estatal se irían formando artistas, técnicos, camarógrafos y directores, la mayoría de ellos provenientes del mundo del espectáculo que en aquel momento atravesaba su época de oro: el teatro, con dos funciones diarias, y el cine, con una cuantiosa producción de títulos. Los programas se emitían por la noche y en vivo, modalidad que dio lugar al más frondoso anecdotario de equivocaciones y obstáculos. 
 El primer formato de producción nacional fue el telenoticioso, al que seguirían los musicales y los programas culinarios con la mítica figura de Petrona C. de Gandulfo. La grilla televisiva se completaba con series norteamericanas de media hora de duración, como Patrulla del camino, El llanero solitario o Cisco Kid. A partir de 1956, atendiendo a las demandas de un público predominantemente femenino se pusieron en pantalla las primeras telenovelas; 
En la programación general, en tanto, la oferta comenzó a ampliarse: se impusieron los periodísticos con figuras como Blackie; las comedias de asunto familiar con Mirtha Legrand, Ángel Magaña, Jorge Salcedo y Osvaldo Miranda; y los shows musicales con la presentación de cantantes solistas. Al mismo tiempo, la exhibición de series norteamericanas se extendió a una hora de duración y así se impuso en la Argentina el mítico lejano Oeste con Cheyene, o Caravana.
Los aparatos receptores de la década inicialmente habían sido importados hasta que comenzó la producción nacional; En 1959 diez cronistas de radio y televisión fundaron la Asociación de Periodistas de la Televisión y Radiofonía Argentinas (APTRA).   A fin de año se realizó la entrega del primer premio: “El gaucho”, una escultura de Perlotti. Entre los ganadores se destacó Narciso Ibáñez Menta, primer actor y director del ciclo Obras Maestras del Terror. Al año siguiente, ya bautizada la estatuilla con el nombre de “Martín Fierro”, APTRA distinguió a Tato Bores, un actor clásico del humor político que mantendría su vigencia hasta los 90, con interrupciones impuestas por la censura de distintos gobiernos. 
En 1960 iniciaron sus transmisiones desde Buenos Aires los canales 9 Cadete y 13 Proartel (TV PRIVADA), con escasos cuatro meses de diferencia. Surgieron otros en el interior del país, en especial en Rosario y en Mar del Plata; en 1961 lo hizo Teleonce y en 1966, Canal 2 de La Plata. Se trató de una época de gran expansión del medio basada en una programación diversificada, en adelantos técnicos notables que permitieron la grabación en carreteles de cinta sin cortes, en la ofensiva publicitaria que deshechó las viejas placas estáticas y comercializó directamente los segundos de aire por medio de gerencias comerciales de los propios canales y en una industria que comenzaba a crecer a su sombra y a retroalimentar su funcionamiento: las revistas especializadas (TV Guía, Canal TV y Antena TV) y las mediciones de audiencia –rating–. Estas últimas dan cuenta de que los programas cómicos (Felipe, Viendo a Biondi, Telecómicos, La Nena); las telenovelas (El amor tiene cara de mujer, La Familia Falcón); las series (El fugitivo,  Bonanza, Ruta 66 o La caldera del diablo) y comedias norteamericanas (El show de Dick Van Dyke, Yo quiero a Lucy, Los 3 chiflados) se encuentran entre las preferencias del público.
Sabías que se celebra el día mundial de la Televisión?

Crecieron también los productos destinados a segmentos particulares de la población: los programas infantiles (Disneylandia, Lassie, Rin Tin Tin, Titanes en el ring, Las Aventuras del Capitán Piluso y Coquito, El flequillo de Balá); los femeninos (Buenas tardes, mucho gusto; Dr. Cándido Pérez, señoras). Sin embargo, esta segmentación no descartó los programas ómnibus del fin de semana (el pionero Sábados circulares de Pipo Mancera; Domingos de mi ciudad, luego convertido en Feliz Domingo, un clásico de los estudiantes secundarios) de gran impacto receptivo.  El 20 de julio de 1969 se cubrió la llegada del hombre a la luna y en septiembre se inauguró la primera antena parabólica o estación terrestre (vía satélite de Balcarce). La década se cerró con la entrega del "Martín Fierro" por primera vez a la producción radial y televisiva del interior y con el éxito de programas, hoy ya clásicos, como Los Campanelli, Telenoche –conducido por Mónica Cahen D´Anvers y Andrés Percivale– y Almorzando con Mirtha Legrand.
SERIES (CLÁSICAS) ....... A GO GO.
  En 1972 a partir de la promulgación de la Ley Nacional de Telecomunicaciones se creó el Comité Federal de Radiodifusión (COMFER). Dos años después los canales privados pasaron a manos del Estado Nacional.  En el transcurso de la década continuó creciendo la oferta segmentada: musicales para el público joven (Música en libertad, Alta Tensión) y para un público mayor (Grandes valores del tango, Asado con cuentos con Luis Landriscina), las grandes transmisiones deportivas (las peleas de box de Monzón y Galíndez y el Mundial 74), los programas cómicos (Hiperhumor, Operación Ja Ja, El chupete, Porcelandia), los relacionales de Roberto Galán (Si lo sabe cante y Yo me quiero casar… ¿y usted?) y los unitarios de factura dramática entre los que se destacaba especialmente Cosa Juzgada, dirigido por David Stivel con uno de los mejores elencos de la escena nacional.  Las telenovelas por su parte, comenzaron a ocupar la franja nocturna, horario que hasta el momento les había sido ajeno. Se sucedieron los grandes éxitos de Alberto Migré (Rolando Rivas, taxista; Pobre Diabla; Dos a quererse; Piel naranja), mientras el público consagraba a nueva figuras formadas o entrenadas en el medio: Soledad Silveyra, Claudio García Satur, Beatriz Taibo, Arturo Puig, María de los Ángeles Medrano, Claudio Levrino y Arnaldo André, entre otros.  Paralelamente los canales del interior comenzaron a incorporar las máquinas Ampex, recibiendo la programación de Capital Federal en diferido y a veces filmada de la pantalla. La escasa calidad en la definición de la imagen más allá de los 60 kilómetros de la antena transmisora, llevó a la creación de los pioneros circuitos cerrados de televisión en los pequeños pueblos, germen de lo que luego sería la TV por cable.

EL ROCK AND ROLL EN EL RÍO DE LA PLATA
 El rock hasta los años ochenta debió afrontar severas dificultades de orden tecnológico solo superadas por el esfuerzo y la creatividad de los técnicos y músicos locales. Si en el rock argentino hay una santísima trinidad, sus integrantes son Charly Garcia, Luis Alberto Spinetta y León Gieco.  Todos son "hijos" de la camada de LittoNebbia, Vox Dei, Manal, Moris y Tanguito, que abrieron el camino. a la vez. está claro que la influencia de Spinetta y García generó en parte la estética de Fito Paez y que la de Andrés Calamaro reconoce importantes aportes de todos los pioneros. A Spinetta le queda bien el papel de poeta disconforme consigo mismo, Gieco es el dueño de la conciencia social y Garcia se comportó desde el principio como el cronista. En buena parte de la obra de Charly puede leerse entre líneas y a veces directamente las dificultades, represiones, ideales, sueños frustrados y esperanzas de la sociedad argentina.  El primero de Charly:  Sui Géneris, entre 1970 y 1975, en un turbulento período de la vida política argentina que quedó reflejado en su tercer disco, "Instituciones", una serie de canciones pensadas como una crítica a la fuerzas armadas, la censura, el matrimonio, la salud, la familia, la justicia, la iglesia que sufrió fuertes problemas de censura en su momento. Su segundo grupo "La máquina de hacer pájaros" (1976-1978) y su tercer grupo "SerúGirán" (1978-1983) . Este último considerado por su formación en cuarteto, la amplitud para abordar géneros y su enorme popularidad el equivalente argentino de los Beatles. Coincidiendo con el fin de la dictadura Garcia inició una carrera solista que mantiene hasta hoy.
   El lema “paz y amor” fue una respuesta de jóvenes norteamericanos a la política imperial de agresión al pueblo vietnamita. El amor libre pasó a ser un patrimonio de las nuevas generaciones. La introducción en el mercado mundial de las pastillas anticonceptivas produjeron una revolución en los hábitos sexuales. La procreación – al menos en las clases medias urbanas – pasó a ser una actividad más propia del orden de la planificación racional que del azar.
Los planes de Lanusse para condicionar y proscribir a Perón en 1972 -  Infobae  Perón y Lanusse


PRESIDENCIA DE LANUSSE (1971/1973)
Lanusse asumió el poder persuadido que el ejército debía abandonar el poder, pero tenía dos  exigencias: 1)Preservar al ejército de la indignación popular
2)Impedir la elección de Perón
Lanusse buscó negociar con Perón (seguía en España). Así nació el GAN.
Este acuerdo consistía en un compromiso para que a cambio de una reivindicación histórica de la figura de Perón, la devolución de sus bienes y de la legalidad del partido peronista, Perón apoyaría la candidatura a Presidente Constitucional del propio Lanusse.
Perón cortó bruscamente las negociaciones en junio de 1972. Lanusse lanzó entonces una acusación al exiliado: “a Perón le falta el cuero para volver”. 
Convoca a elecciones para marzo de 1973, estableciendo la legalización de los partidos políticos.
Diversos grupos: FAR, Montoneros y el ERP DESARROLLARON una actividad múltiple: asaltos de bancos, secuestros de empresarios, eliminación de militares y policías etc. impregnando de violencia la vida argentina entre 1970 y 1973.
Perón designó como candidato de su partido a H. Cámpora; este cotejaría electoralmente con la UCR, ES DECIR, Ricardo Balbín, el socialista Américo Ghioldi, y los candidatos militares: Francisco Manrique y Ezequiel Martínez. 
El 11 de marzo la formula peronista sin Perón  reunía 5 millones de votos. Lanusse sintió el veredicto como una gran derrota.