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domingo, 9 de agosto de 2020

Estado Burocrático Autoritario: Ongania y la "Revolución Argentina"

Por el Dr. Julio R. Otaño
PRESIDENCIA DE FACTO DE JUAN CARLOS ONGANÍA (1966-1970)
Juan Carlos Onganía, el dictador que se proponía gobernar la Argentina por cuarenta años, nació en Marcos Paz, provincia de Buenos Aires, el 17 de marzo de 1914. Sus padres se dedicaban a las tareas agrícolas y atendían un pequeño almacén. Cursó la escuela primaria en colegios parroquiales. A los diecisiete años ingresó al Colegio Militar y a los veinte se graduó como teniente. Fue ocupando diversos destinos y ascendiendo en la carrera militar hasta llegar en 1959, durante el gobierno de Arturo Frondizi, al grado de General de Brigada en el arma de caballería. Ascendido a Comandante en Jefe del Ejército. En agosto de 1964, el general Onganía pronuncia en la Academia Militar de West Point, Estados Unidos, durante la Quinta Conferencia de Ejércitos Americanos, un discurso que preanuncia la Doctrina de la Seguridad Nacional, según la cual, el enemigo estaba ahora fronteras adentro. Los opositores eran calificados genéricamente como comunistas, en contra del sistema de vida “occidental y cristiano”.  Pese a sus logros, Illia estaba muy condicionado por los factores de poder que mantenían una rígida postura frente al peronismo y presionaban para que siguiera proscripto y comenzaron a conspirar con los sectores golpistas del ejército a los que se sumaron sectores gremiales y la mayoría de la prensa.  Los medios de prensa hicieron el resto para crear un clima de inconformidad y golpismo. En las primeras horas del 28 de junio de 1966, cumpliendo su amenaza, las fuerzas armadas ingresan a la Casa Rosada.. El día 30 de junio, asumió el nuevo presidente, Juan Carlos Onganía, jurando sobre los estatutos de la autodenominada «Revolución Argentina».   Pero la oposición existía y el descontento también. Fundamentalmente en las fábricas y en las universidades.   En mayo de 1969, comenzaron a evidenciarse los síntomas de un descontento que venía creciendo entre distintos sectores de la población debido al cierre de los canales de participación política, la política educativa, social y económica del gobierno.  El 29 de mayo de 1969, se produjo un hecho que quedará en la memoria como el Cordobazo. La Policía fue desbordada y debió retirarse. Finalmente, el ejército logró controlar la situación en la ciudad, pero en el país la cosa parecía incontrolable.  El desprestigio alcanzó al ejército. Su líder indiscutido, el general Lanusse, optó por permanecer en segundo plano y preservar su figura, derrocando a Onganía el 7 de junio de 1970 y designando como presidente a Roberto Marcelo Levingston, un general que cumplía funciones como agregado militar en Washington.  Tras su derrocamiento y su posterior pase a retiro, Juan Carlos Onganía adoptó un perfil bajo. Se lo vio intermitentemente en los palcos colmados de generales que acompañaban los actos de la dictadura militar desde marzo de 1976.  En 1995, reapareció en los medios lanzando su candidatura a presidente. Se lo escuchó reivindicar su obra de gobierno y denunciar la decadencia moral del menemismo. Por falta de apoyo, debió retirar la candidatura. Pocos meses después, a mediados de 1996, moría Juan Carlos Onganía. Habían pasado 40 años de aquel golpe militar que según su protagonista se prolongaría por ese lapso de tiempo.
A 50 años del Cordobazo: Onganía, el militar que quiso gobernar 20 años  pero no pudo ver su propio fin - Clarín ongania
El gral. Onganía designo Ministro de Economía a Adalbert Krieger Vasena y este respondía a los intereses de los monopolios extranjeros radicados en la Argentina y de los grupos nacionales vinculados a dichos intereses.
Para poder hacerlo Onganía reprimió toda tentativa sindical y política.
Su primera medida fue disolver los partidos y prohibir la vida política del país. Además, cortó las barbas  a pintores y estudiantes y prohibió la ópera “Bomarzo”; apaleo profesores en la noche de los “bastones largos”, estableció una rígida censura literaria y artística, estableció la ley contra el marxismo y al estallar una huelga en los portuarios les envió a la prefectura.Cuando los ferroviarios iniciaron protestas ordenó que se les rebajara a 120.000 obreros y empleados una categoría en sus sueldos. 
Toleró al sindicalismo “negociador”  expresado por VANDOR (peronista independiente) Krieger Vasena estableció:

Congelamiento de salarios
Créditos a los grupos económicos más importantes (extranjeros)
Sistemática destrucción de la pequeña y mediana industria (sin créditos)
Postuló “la economía abierta” en un mundo de “economía cerrada”
Krieger respaldó importaciones innecesarias y suntuarias permitiendo el egreso de miles de millones de dólares.
El plan para Tucumán desmanteló la más importante industria sin sustituirla por otras: más de 250.000 tucumanos emigraron de su tierra.
La desolación castigaría también a Chaco, Formosa, Corrientes, y Santiago del Estero.
El séquito de tecnócratas de Harvard que rodea a Krieger no alcanzaron a comprender la situación de miseria del interior, hasta que llegaron a Buenos Aires las noticias del movimiento de protesta surgido el 29 de mayo de 1969: “el cordobazo”.
Al día siguiente de su renuncia como Ministro Krieger fue contratado por la empresa de Alimentos estadounidense DELTEC con un sueldo de 100.000 dólares mensuales.


Durante su presidencia es asesinado:
Ernesto “Che” Guevara (1928-1967), revolucionario y líder político sudamericano, cuya negativa a adherirse tanto al capitalismo como al comunismo ortodoxo, le convirtió en un héroe de los nuevos grupos izquierdistas que surgieron en la década de 1960.
Ernesto Guevara (Che es el sobrenombre por el que pasó a ser conocido) nació en el seno de una familia de clase media de Rosario (Argentina) y obtuvo el doctorado en medicina por la Universidad de Buenos Aires en 1953. Convencido de que la revolución era la única solución posible para acabar con las injusticias sociales existentes en Iberoamérica, en 1954 marchó a México, donde se unió al Movimiento 26 de Julio, grupo integrado por revolucionarios cubanos exiliados a las órdenes de Fidel Castro.
A finales de la década de 1950, jugó un importante papel en la lucha de guerrillas iniciada por Castro contra el dictador cubano Batista. Cuando Castro llegó al poder en 1959 tras el triunfo de la Revolución Cubana, Guevara fue nombrado ministro de Industria (1961-1965). Opuesto enérgicamente a la influencia estadounidense en el Tercer Mundo, su presencia fue decisiva en la configuración del régimen de Castro y en el acercamiento del régimen cubano al bloque comunista, abandonando los tradicionales lazos que habían unido a Cuba con Estados Unidos. Guevara escribió Relatos de la guerra revolucionaria en Cuba (1961) y Diario de campaña en Bolivia (1968), dos libros sobre la lucha guerrillera en los que defendió los movimientos revolucionarios de base campesina en los países en vías de desarrollo. Desapareció de Cuba en 1965, reapareciendo al año siguiente en Bolivia, como líder de los campesinos y mineros bolivianos contrarios al gobierno militar. Fue capturado por el Ejército boliviano y fusilado cerca de Vallegrande el 9 de octubre de 1967).
La gran amistad entre el Che y Camilo
Onganía adhirió a la Doctrina de la Seguridad Nacional auspiciada en América Latina por los Estados Unidos frente al peligro comunista (estamos en plena guerra fría)  ponía el acento en la persecución de los opositores; y, según ella, los enemigos estaban fron­teras adentro de los países latinoamericanos.
En lo educativo, Onganía decretó la inter­vención a las universidades nacionales y la "depuración" académica, que consistía en expulsar de las casas de altos estudios a los profesores opositores, sin importar su nivel académico.
Las universidades nacionales fueron intervenidas y ocupadas militarmente el 29 de julio de 1966, en el episodio que se conoce como la "noche de los bastones largos", en la que cientos de profe­sores, alumnos y no-docentes, que ocupaban varios de los edificios de las facultades de Buenos Aires en defensa de la autonomía universitaria y la libertad de cátedra, fueron salvajemente golpeados por miembros de la Guardia de Infan­tería de la Policía Federal, enviados por Onga­nía.
La consecuencia de esta noche negra para la cultura nacional fue el despido y la renuncia de 700 de los mejores profesores de las universi­dades argentinas, que continuaron sus brillantes carreras en el exterior.
Los años que van de 1955 a 1966 fueron, sin duda, los del auge de la investigación científica en las universidades argentinas.
De esas casas de estudio, salieron en esos años figuras de la cien­cia y de la cultura que prestigiaron la Argentina en todo el mundo.
Sin embargo, la "noche de los bastones largos" dio comienzo a una verda­dera "fuga de cerebros" y a una etapa de crisis en los claustros académicos de la cual estos no se recuperarían nunca.Los sectores vinculados con la producción agropecuaria se encontraron entre los beneficiarios de la política económica llevada adelante por Onganía.
A 53 años de la noche de los bastones largos - Baradero Te Informa
LOS BASTONES LARGOS según un testigo presencial.
"La policía exigió la evacuación del edificio anunciando que entraría por la fuerza. La gente permaneció inmó­vil; entonces, entró la policía. Lo pri­mero que escuché fueron bombas que resultaron ser de gases lacrimóge­nos. Luego nos ordenaron a los gritos pasar a una de las aulas grandes, don­de se nos hizo permanecer de pie con los brazos en alto contra una pared. Luego, a los alaridos, nos agarraron a uno por uno y nos empujaron a la sali­da del edificio. Pero nos hicieron pasar por una doble fila de policías, coloca­dos a una distancia de tres metros en­tre sí, que nos pegaban con palos o las culatas de sus rifles y nos pateaban ru­damente en cualquier parte del cuer­po. Esta humillación fue sufrida por to­dos nosotros. Esta conducta del gobierno va a retrasar seriamente el desarrollo de la Argentina país, por muchas razones; entre ellas, se en­cuentra el hecho de que muchos de los mejores profesores se van a ir del país."

Movimiento Obrero: En agosto de 1963, las 62 Organizaciones re­sumieron las principales demandas del movi­miento obrero: pleno empleo, control de los costos, nacionalización de los depósitos bancarios, interrupción de las relaciones con el FMI (Fondo Monetario Internacional), cancelación de todos los contratos petrolíferos con empresas extranjeras y denuncia de todos los acuerdos que otorgaran privilegios al capital extranjero.
Sin embargo, en el interior del sindicalis­mo peronista, no todos estaban de acuerdo en confrontar abierta y permanentemente.
Desde la época del gobierno de Frondizi fue creciendo la figura del líder de los metalúrgicos: .Augusto Timoteo Vandor.
El "vandorismo" constituyó un estilo de conducción sindical caracterizado por la pretensión de transformar al peronismo en un partido político de base sindical independizado de la tutela de Perón (por ese entonces, radicado en Madrid) y por el control de la actividad gremial a partir de un autoritarismo que ignoraba la voluntad de gran parte de los trabajadores que decía representar.

Tres actos determinaron la caída de Onganía:

Los levantamientos populares cuyo centro fue el “cordobazo”: la protesta se dirigía contra Onganía, las fuerzas armadas y la destrucción de la economía.
El asesinato de Vandor secretario de la UOM: quien era un gran dirigente sindical que tenía un proyecto peronista pero independiente de Perón. Sus asesinos se integraron más tarde a la organización terrorista montoneros
A pesar de ser el sindicalista más importante de su tiempo su viuda trabajó como enfermera para poder subsistir.
Secuestro y asesinato de Pedro Eugenio Aramburu: echo reivindicado por montoneros (Firmenich)

El Cordobazo
La represión de Onganía originó gran descontento en Córdoba, donde existía una estrecha relación entre los estudiantes y los obreros de las grandes fábricas instaladas en el cordón industrial, ya que muchos trabajadores estudiaban en la Uni­versidad de Córdoba.
Este hecho, sumado a la constitución de un movimiento obrero muy combativo, surgido con posterioridad al peronismo al calor de las corrientes de ideas revolu­cionarias de los años 60, llevaron a que el pro­ceso de politización creciera notablemente tan­to en las fábricas como en las facultades.
A la indignación por los graves hechos de Corrientes y de Rosario se sumó, en Córdoba, el descontento provocado por la decisión del go­bierno provincial de suprimir el "sábado inglés" (trabajar solo medio día los sábados), lo que im­plicaba en los hechos una rebaja salarial porque no se pagaban las horas extras.
Los trabajadores de la CGT de Córdoba, li­berada por Elpidio Torres, de la industria auto­motriz, nucleados en la SMATA liderados por. Rene Salamanca, y los de Luz y Fuerza, conducidos por Agustín Tosco, convocaron a un paro activo con movilización, por 36 horas a partir de las 10 de la mañana del 29 de mayo, en coincidencia con la celebración del día del Ejército. Inmediatamente, los estudiantes adhirieron a la medida de fuerza.
La dictadura de Onganía y el Cordobazo: de la tensa calma a la rebelión  popular Revista La Ciudad | 29 de mayo de 1969 – El Cordobazo
Por la mañana del 29 ya podían verse las grandes columnas de obreros y estudiantes que se fueron acercando al centro de Córdoba.
La represión policial se cobró la primera víctima, en el obrero Máximo Mena.
Este hecho aumentó la indignación de los huelguistas, que formaron; barricadas y desbordaron la represión de la policia, que debió retirarse perseguida por los manifestantes.
 La ciudad fue controlada por ellos durante unas 20 horas en las que se produjeron incendios y roturas de vidrieras de las principales empresas multinacionales instaladas en Córdoba, el gobierno encargó la represión después de algunas horas y varios enfrentamientos. Agustín Tosco y Elpidio Torres fueron encarcelados.   Desde los hechos de Córdoba, el Ejército, mediante el General Lanusse venía presionando a Onganía para que tomara conciencia de la gravedad de la situa­ción nacional: en ella, ya no cabía su proyecto de dictadura autoritaria y paternalis­ta sin plazos, cuyo modelo era el régimen instaurado por Franco en España.


SECUESTRO Y MUERTE DEL GENERAL PEDRO EUGENIO ARAMBURU
El se­cuestro y asesinato del general Aramburu, llevado a cabo por los Montoneros, y la incapacidad del gobierno para esclarecer el hecho fueron el detonante para un nue­vo golpe interno.
El desprestigio involucró al Ejército; su líder indiscutido, el gene­ral Lanusse, optó por permanecer en segundo plano y preservar su figura designando como presidente, en junio de 1970, a Roberto Marcelo Levingston, un general que cumplía funciones como agregado militar en Washington.

PRESIDENCIA DE LEVINGSTON (1970/1971)
Lanusse y sus compañeros eligieron un nuevo Presidente en la figura del agregado militar en EE.UU, Gral. Roberto Levingston; aclarándole previamente que su autoridad estaba subordinada a la “Junta de comandantes”.
Levingston comenzó por pelearse con casi todos los ministros. Encima comenzó a pronunciarse contra los políticos (estos lograron el permiso para reunirse en la denominada Hora del pueblo y buscaba una salida democrática y electoral, luego de un acuerdo telefónico entre Balbín y Perón). 
El mejor Ministro de Levingston, el radical Ferrer aprovechó el momento político e intentó reorientar el crédito hacia la industria nacional, dictar la Ley Compre Nacional y adoptar otras medidas protectoras.
El gigantesco poder de compra del estado era entendido como una palanca de crecimiento de la empresa privada nacional.
Al misma tiempo disminuía los créditos bancarios a Bunge y Born y rehusaba créditos a la inmobiliaria Lanusse y Cía, primos del Comandante en Jefe. Balbín señalaba irónicamente “Levingston lo primero que señaló fue ‘no tan pronto’ ahora nos hablan de 4 o 5 años, sin decir desde cuando se cuenta. Cuando llegan al poder ponen a un Ministro, luego a otro y otro sucesivamente....”.
Las rencillas personales y las zancadillas que se practicaban entre sí el Presidente Levingston y el General Lanusse finalizaron con la destitución del primero y el reemplazo por el segundo.  Comenzaba el tercer round.....

CULTURA Y SOCIEDAD DECADA DEL 60-70
Las décadas de 1960 y 1970 estuvieron marcadas por la internacionalización de la cultura y el desarrollo de la industria cultural.  Las producciones generadas en el centro del sistema capitalista se propagaron rápidamente hacia la periferia.
En la Argentina, algunas de esas producciones (como la minifalda, los Beatles, los Rolling Stones, el cine “de protesta” y el “de reflexión”) tuvieron un vigoroso impacto entre los sectores juveniles.
La cultura y sociedad en los años sesenta y setenta, estuvieron plasmados por el protagonismo de los jóvenes. El deseo de cambios revolucionarios y la necesidad de adoptar actitudes radicales, vanguardistas y de ruptura con el sistema, fueron las notas distintivas de la cultura de una gran parte de la sociedad en aquellos años.
Casi ninguna esfera de la vida cultural estuvo ajena a ese espíritu cuestionador y de transformación de todo lo existente, en el que se entremezclaron las influencias procedentes del exterior con posiciones que reivindicaban las raíces nacionales y populares.
Una generación joven de rockeros, folcloristas, artistas de vanguardia, intelectuales y militantes políticos fue la expresión de esos anhelos y utopías.
Los intelectuales que acordaban con esta corriente plantearon como alternativa un pensamiento antiimperialista, que debía buscar sus raíces e identidad en la cultura latinoamericana. El resultado de esta re orientación ideológica fue  la formación de una corriente de pensamiento que se conoció como “izquierda nacional”.
En esta nueva corriente confluyeron escritores, poetas, novelistas y periodistas, entre otros Leopoldo Marechal, Arturo Jauretche, Rodolfo Walsh, Francisco Urondo, Juan Gelman, Humberto Constantini, los hermanos Cedrón; filósofos, historiadores, y ensayistas, como Juan José Hernández Arregui, Rodolfo Ortega Peña, Eduardo L. Edualde, José María Rosa, Jorge A. Ramos.
Todos ellos provenían de diferentes corrientes ideológicas y políticas, pero compartían la necesidad de expresar un ideal revolucionario “nacional y popular”, que se integrara con las “luchas por la liberación de los pueblos”. La noción de “socialismo nacional” fue la fórmula que expresó de manera sintética sus anhelos de vincular el pensamiento y la teoría marxista  con la experiencia política peronista de la clase obrera argentina, a la que consideraban el sujeto revolucionario.
Los intelectuales revisaron la historia argentina buscando las claves de interpretación en las luchas populares contra la dominación colonial. Se reivindicó la Historia de Juan Manuel de Rosas y de los caudillos federales. La revisión de la experiencia peronista incluyó la valoración de la figura de Eva Perón, que se transformó en un mito revolucionario. La izquierda peronista la exaltó en sus banderas con la consigna “Si Evita viviera sería montonera"
Caudilos Federales : Juan Manuel de Rosas, Francisco Ramirez, Facundo  Quiroga, Estanislao Lólez, Manuel Oribe, Jose Gervacio Artigas Unitarios  federales y parteños Historia Confederación Argentina Leonardo Castagnino
La radicalización política que se intensificó en la década del 1970 y este conjunto de influencias ideológicas favorecieron la aceptación de la violencia como un camino legítimo para transformar un orden social considerado injusto. La violencia constituyó un elemento constante en la cultura política argentina de aquellos años, al mismo tiempo que la democracia política aparecía desjerarquizada, luego de muchos años de proscripciones y gobiernos militares y civiles ilegítimos. Para amplios sectores de la sociedad argentina en los años sesenta y setenta, la violencia política era un fenómeno cotidiano, al que se aceptaba como normal e inevitable. Se hizo de uso frecuente la expresión “la violencia de arriba engendra la violencia de abajo”, para justificar el derecho del oprimido a liberarse del opresor. La violencia, “en manos del pueblo” fue considerada por muchos como sinónimo de justicia.

La televisión: La televisión en la Argentina se inicia en 1951, respondiendo a una política estatal desarrollada por el gobierno de Juan Domingo Perón. De la mano de Jaime Yankelevich, la primera transmisión tuvo lugar desde LR 3 Radio Belgrano, con los mismos locutores que hasta el momento trabajaban para la emisora. Con una antena instalada en el Ministerio de Obras Públicas y el discurso de Eva Perón en los actos centrales de la Plaza de Mayo, fue inaugurado oficialmente el pionero Canal 7. Pocas fueron las personas que contaban con aparatos receptores en sus hogares y la novedad fue compartida en bares, cafés y negocios de Buenos Aires entre un público que hasta entonces había sido esencialmente radioescucha. Precisamente, fueron locutores radiales quienes pronto se convirtieron en primeras figuras del nuevo medio: Guillermo Brizuela Méndez, Nelly Prince, Adolfo Salinas, Pinky (Lidia Elsa Satragno) y Antonio Carrizo.
En el único canal estatal se irían formando artistas, técnicos, camarógrafos y directores, la mayoría de ellos provenientes del mundo del espectáculo que en aquel momento atravesaba su época de oro: el teatro, con dos funciones diarias, y el cine, con una cuantiosa producción de títulos. Los programas se emitían por la noche y en vivo, modalidad que dio lugar al más frondoso anecdotario de equivocaciones y obstáculos. 
 El primer formato de producción nacional fue el telenoticioso, al que seguirían los musicales y los programas culinarios con la mítica figura de Petrona C. de Gandulfo. La grilla televisiva se completaba con series norteamericanas de media hora de duración, como Patrulla del camino, El llanero solitario o Cisco Kid. A partir de 1956, atendiendo a las demandas de un público predominantemente femenino se pusieron en pantalla las primeras telenovelas; 
En la programación general, en tanto, la oferta comenzó a ampliarse: se impusieron los periodísticos con figuras como Blackie; las comedias de asunto familiar con Mirtha Legrand, Ángel Magaña, Jorge Salcedo y Osvaldo Miranda; y los shows musicales con la presentación de cantantes solistas. Al mismo tiempo, la exhibición de series norteamericanas se extendió a una hora de duración y así se impuso en la Argentina el mítico lejano Oeste con Cheyene, o Caravana.
Los aparatos receptores de la década inicialmente habían sido importados hasta que comenzó la producción nacional; En 1959 diez cronistas de radio y televisión fundaron la Asociación de Periodistas de la Televisión y Radiofonía Argentinas (APTRA).   A fin de año se realizó la entrega del primer premio: “El gaucho”, una escultura de Perlotti. Entre los ganadores se destacó Narciso Ibáñez Menta, primer actor y director del ciclo Obras Maestras del Terror. Al año siguiente, ya bautizada la estatuilla con el nombre de “Martín Fierro”, APTRA distinguió a Tato Bores, un actor clásico del humor político que mantendría su vigencia hasta los 90, con interrupciones impuestas por la censura de distintos gobiernos. 
En 1960 iniciaron sus transmisiones desde Buenos Aires los canales 9 Cadete y 13 Proartel (TV PRIVADA), con escasos cuatro meses de diferencia. Surgieron otros en el interior del país, en especial en Rosario y en Mar del Plata; en 1961 lo hizo Teleonce y en 1966, Canal 2 de La Plata. Se trató de una época de gran expansión del medio basada en una programación diversificada, en adelantos técnicos notables que permitieron la grabación en carreteles de cinta sin cortes, en la ofensiva publicitaria que deshechó las viejas placas estáticas y comercializó directamente los segundos de aire por medio de gerencias comerciales de los propios canales y en una industria que comenzaba a crecer a su sombra y a retroalimentar su funcionamiento: las revistas especializadas (TV Guía, Canal TV y Antena TV) y las mediciones de audiencia –rating–. Estas últimas dan cuenta de que los programas cómicos (Felipe, Viendo a Biondi, Telecómicos, La Nena); las telenovelas (El amor tiene cara de mujer, La Familia Falcón); las series (El fugitivo,  Bonanza, Ruta 66 o La caldera del diablo) y comedias norteamericanas (El show de Dick Van Dyke, Yo quiero a Lucy, Los 3 chiflados) se encuentran entre las preferencias del público.
Sabías que se celebra el día mundial de la Televisión?

Crecieron también los productos destinados a segmentos particulares de la población: los programas infantiles (Disneylandia, Lassie, Rin Tin Tin, Titanes en el ring, Las Aventuras del Capitán Piluso y Coquito, El flequillo de Balá); los femeninos (Buenas tardes, mucho gusto; Dr. Cándido Pérez, señoras). Sin embargo, esta segmentación no descartó los programas ómnibus del fin de semana (el pionero Sábados circulares de Pipo Mancera; Domingos de mi ciudad, luego convertido en Feliz Domingo, un clásico de los estudiantes secundarios) de gran impacto receptivo.  El 20 de julio de 1969 se cubrió la llegada del hombre a la luna y en septiembre se inauguró la primera antena parabólica o estación terrestre (vía satélite de Balcarce). La década se cerró con la entrega del "Martín Fierro" por primera vez a la producción radial y televisiva del interior y con el éxito de programas, hoy ya clásicos, como Los Campanelli, Telenoche –conducido por Mónica Cahen D´Anvers y Andrés Percivale– y Almorzando con Mirtha Legrand.
SERIES (CLÁSICAS) ....... A GO GO.
  En 1972 a partir de la promulgación de la Ley Nacional de Telecomunicaciones se creó el Comité Federal de Radiodifusión (COMFER). Dos años después los canales privados pasaron a manos del Estado Nacional.  En el transcurso de la década continuó creciendo la oferta segmentada: musicales para el público joven (Música en libertad, Alta Tensión) y para un público mayor (Grandes valores del tango, Asado con cuentos con Luis Landriscina), las grandes transmisiones deportivas (las peleas de box de Monzón y Galíndez y el Mundial 74), los programas cómicos (Hiperhumor, Operación Ja Ja, El chupete, Porcelandia), los relacionales de Roberto Galán (Si lo sabe cante y Yo me quiero casar… ¿y usted?) y los unitarios de factura dramática entre los que se destacaba especialmente Cosa Juzgada, dirigido por David Stivel con uno de los mejores elencos de la escena nacional.  Las telenovelas por su parte, comenzaron a ocupar la franja nocturna, horario que hasta el momento les había sido ajeno. Se sucedieron los grandes éxitos de Alberto Migré (Rolando Rivas, taxista; Pobre Diabla; Dos a quererse; Piel naranja), mientras el público consagraba a nueva figuras formadas o entrenadas en el medio: Soledad Silveyra, Claudio García Satur, Beatriz Taibo, Arturo Puig, María de los Ángeles Medrano, Claudio Levrino y Arnaldo André, entre otros.  Paralelamente los canales del interior comenzaron a incorporar las máquinas Ampex, recibiendo la programación de Capital Federal en diferido y a veces filmada de la pantalla. La escasa calidad en la definición de la imagen más allá de los 60 kilómetros de la antena transmisora, llevó a la creación de los pioneros circuitos cerrados de televisión en los pequeños pueblos, germen de lo que luego sería la TV por cable.

EL ROCK AND ROLL EN EL RÍO DE LA PLATA
 El rock hasta los años ochenta debió afrontar severas dificultades de orden tecnológico solo superadas por el esfuerzo y la creatividad de los técnicos y músicos locales. Si en el rock argentino hay una santísima trinidad, sus integrantes son Charly Garcia, Luis Alberto Spinetta y León Gieco.  Todos son "hijos" de la camada de LittoNebbia, Vox Dei, Manal, Moris y Tanguito, que abrieron el camino. a la vez. está claro que la influencia de Spinetta y García generó en parte la estética de Fito Paez y que la de Andrés Calamaro reconoce importantes aportes de todos los pioneros. A Spinetta le queda bien el papel de poeta disconforme consigo mismo, Gieco es el dueño de la conciencia social y Garcia se comportó desde el principio como el cronista. En buena parte de la obra de Charly puede leerse entre líneas y a veces directamente las dificultades, represiones, ideales, sueños frustrados y esperanzas de la sociedad argentina.  El primero de Charly:  Sui Géneris, entre 1970 y 1975, en un turbulento período de la vida política argentina que quedó reflejado en su tercer disco, "Instituciones", una serie de canciones pensadas como una crítica a la fuerzas armadas, la censura, el matrimonio, la salud, la familia, la justicia, la iglesia que sufrió fuertes problemas de censura en su momento. Su segundo grupo "La máquina de hacer pájaros" (1976-1978) y su tercer grupo "SerúGirán" (1978-1983) . Este último considerado por su formación en cuarteto, la amplitud para abordar géneros y su enorme popularidad el equivalente argentino de los Beatles. Coincidiendo con el fin de la dictadura Garcia inició una carrera solista que mantiene hasta hoy.
   El lema “paz y amor” fue una respuesta de jóvenes norteamericanos a la política imperial de agresión al pueblo vietnamita. El amor libre pasó a ser un patrimonio de las nuevas generaciones. La introducción en el mercado mundial de las pastillas anticonceptivas produjeron una revolución en los hábitos sexuales. La procreación – al menos en las clases medias urbanas – pasó a ser una actividad más propia del orden de la planificación racional que del azar.
Los planes de Lanusse para condicionar y proscribir a Perón en 1972 -  Infobae  Perón y Lanusse


PRESIDENCIA DE LANUSSE (1971/1973)
Lanusse asumió el poder persuadido que el ejército debía abandonar el poder, pero tenía dos  exigencias: 1)Preservar al ejército de la indignación popular
2)Impedir la elección de Perón
Lanusse buscó negociar con Perón (seguía en España). Así nació el GAN.
Este acuerdo consistía en un compromiso para que a cambio de una reivindicación histórica de la figura de Perón, la devolución de sus bienes y de la legalidad del partido peronista, Perón apoyaría la candidatura a Presidente Constitucional del propio Lanusse.
Perón cortó bruscamente las negociaciones en junio de 1972. Lanusse lanzó entonces una acusación al exiliado: “a Perón le falta el cuero para volver”. 
Convoca a elecciones para marzo de 1973, estableciendo la legalización de los partidos políticos.
Diversos grupos: FAR, Montoneros y el ERP DESARROLLARON una actividad múltiple: asaltos de bancos, secuestros de empresarios, eliminación de militares y policías etc. impregnando de violencia la vida argentina entre 1970 y 1973.
Perón designó como candidato de su partido a H. Cámpora; este cotejaría electoralmente con la UCR, ES DECIR, Ricardo Balbín, el socialista Américo Ghioldi, y los candidatos militares: Francisco Manrique y Ezequiel Martínez. 
El 11 de marzo la formula peronista sin Perón  reunía 5 millones de votos. Lanusse sintió el veredicto como una gran derrota.

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