Rosas

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martes, 24 de julio de 2012

Ayer deseo; hoy realidad

Por Doc9

Una fuerte militarización en su legado, un manto de oscuridad en su condición de gran economista, un silencio de su labor como periodista y un freno en su empeño por el acceso a la educación pública, sufre la figura de Manuel Belgrano. El relato de la historia oficial resumió su herencia a no ser.

El hijo de la Patria no tiene día que lo recuerde en el calendario oficial; el día de su fallecimiento, el 20 de junio de 1820, y por la ley N° 12361 sancionada en tiempos de la “década infame” (1938) se celebra el Día de la Bandera.
El cambio nace cuando desde el propio Estado nacional se comienza a resignificar la figura del hombre que a los 36 años se involucró en la defensa de los intereses de una nación emergente, desde las primeras invasiones inglesas en 1806 hasta liderar ejércitos sin ser militar, invirtiendo su salud y todo su capital económico.
Los días 12 y 13 de febrero de 1812, Manuel Belgrano comenzó hacer realidad la creación de un símbolo que estimulara a la tropa a su cargo. Fue durante las expediciones libertadoras del Paraguay, poco antes de hacerse cargo del Ejército del Norte, que había sido creado a instancias de Mariano Moreno semanas después del 25 de mayo de 1810 para perseguir hasta la muerte al ex virrey Santiago de Liniers y tras la derrota frente a los realistas en Huaqui un año después, recaía en Belgrano en reemplazo de su primo Juan Castelli y el breve interinato de Juan Martín de Pueyrredón. El flamante distintivo tenía los colores de la “escarapela nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata”, aprobada por el primer Triunvirato a instancias del propio Belgrano, quien se hacia cargo de esos soldados criollos con las intenciones de transformarlo en una milicia ordenada y regular.
El 27 de febrero de 1812, tras inaugurar una nueva batería militar, denominada Independencia, en la ciudad santafesina del Rosario, Cosme Maciel quedaba inmortalizado para siempre en ser el primero en izar la bandera a instancias de Belgrano, vocal de la Primera Junta de Gobierno y devenido por las circunstancias en General de la Revolución.
La flamante insignia inquietó al entonces secretario del Triunvirato, Bernardino Rivadavia, preocupado en no lastimar los intereses de Inglaterra, tan relacionados con los hacendados de Buenos Aires, prohibiendo su uso para continuar bajo la bandera española.
La igualdad de oportunidades para el hombre y la mujer, la enseñanza estatal, gratuita y obligatoria, el aprendizaje de las tareas agrícolas y ganaderas, la importancia de disponer de una fuerte industria, eran las eternas luchas que Belgrano venía revindicado desde los días en que se hizo cargo del Consulado en 1794 o en la pluma periodística en el primer diario que se editó en Buenos Aires (1801), el Telégrafo Mercantil del Río de la Plata; en las batallas contra los ingleses, en la confección del Plan de Operaciones, que erróneamente se atribuye exclusivo a Mariano Moreno.
En ese mítico 27 de febrero, Belgrano hizo oídos sordos a los reclamos porteños con Rivadavia a la cabeza de retornar las tropas a Buenos Aires por temor a una invasión española. De haber cumplido, la futura Argentina hubiese perdido a manos de la contrarrevolución las provincias norteñas.
La bandera fue bendecida el día del segundo aniversario de la Revolución de Mayo, en 1812, en la catedral de Jujuy, por el sacerdote Juan Ignacio Gorriti.
La enseña nacional, que comienza a usarse con franjas horizontales celeste, blanca y celeste y poco después, cuenta con la presencia del Sol Inca, en un reconocimiento de Belgrano por los primeros habitantes y al Dios Inti, que significa Sol en quechua. La bandera, que supo brillar en las victorias de Tucumán y Salta y en enero de 1813 fue avalada por la Asamblea General Constituyente de 1813 y aprobada por el Congreso que declararía la independencia de España tres años después.
Al igual que con la creación de la enseña nacional, la reivindicación inca y la defensa de los pueblos originarios le costaron a Belgrano no pocos encontronazos con los dirigentes porteños. El proyecto de la monarquía constitucional incaica, tenía un objetivo principal: ganar las masas indígenas y ampliar la base social de la Revolución.
“Me parece realmente admirable el plan de un Inca a la cabeza; las ventajas son geométricas”, decía José de San Martín en apoyo a la propuesta que finalmente no fue.
Manuel Belgrano murió en soledad, pobre y olvidado. “Espero que los buenos ciudadanos de esta tierra trabajarán para remediar sus desgracias”, fueron sus últimos deseos, que se convertirían en realidad muchos años después, cuando Evo Morales, un hijo de los primeros habitantes americanos, llegaría a la presidencia de Bolivia en el año 2006 o en la protección e incentivación de una industria latinoamericana propia.
Porque la figura de Belgrano, del hijo pródigo de estas tierras, es para revisar y resignificar frente a quienes la escondieron, cuyo legado es ser un modelo a continuar, en el deseo patriota de un civil, abogado, economista y periodista que no dudo en luchar por sus sueños y deseos de un país libre, con más educación e igualdad para todos.

El viejo Bruno

Por Rodolfo Rudy

Así llamaba Juan Manuel de Rosas al almirante Guillermo Brown, del mismo modo cariñoso y familiar con que los paisanos argentinos pronunciaban su nombre.


Guillermo Brown nació en Foxford, pueblo de Irlanda el 22 de junio de 1777, en épocas difíciles, en las cuales los hogares católicos eran arbitrariamente atacados por los dominadores ingleses. Intentando respirar algo de libertad y escapando del acoso permanente de los británicos, su padre lo llevó a los EEUU. Allí quedó huérfano, ingresó como grumete en un barco y en una ocasión cuyos detalles no son bien conocidos, fue obligado por el comandante de un buque inglés a formar parte de la tripulación. En la época eran frecuentes los enrolamientos forzosos de marinos.



Sea como sea, pronto se convirtió en un marino experto, con un coraje a toda prueba. Inteligente y con naturales condiciones de mando, por la admiración que sabía despertar en sus subordinados. Estuvo prisionero de los franceses, logró fugar y llegó hasta Inglaterra, en donde contrajo matrimonio en 1809. En ese mismo año, el matrimonio Brown se traslada al Río de la Plata en busca de paz y con la digna aspiración de labrarse un futuro promisorio.


Allí lo sorprende la revolución de mayo, a la cual se pliega con fervoroso entusiasmo. Sus proezas individuales enfrentando a los barcos realistas procedentes de Montevideo que acosan a sus naves mercantes por navegar bajo la soberanía de Bs As, le merecen la admiración de todos los patriotas.


En 1814 se le encarga el mando supremo de la flota naval que debe vencer a la escuadra realista del almirante Romarate. Con un valor a toda prueba defiende la isla de Martín García y destroza completamente a las naves de su rival. Sus triunfos constantes en las aguas del Río de la Plata concretaron la rendición de Montevideo.


Para ir sembrando las ideas de libertad en los territorios sudamericanos bañados por el Pacífico, preparando el terreno a la posterior expedición sanmartiniana, a fines de 1815, Brown emprende un crucero en su fragata “Hércules”, transitando por las aguas de Chile, Perú, Ecuador y Colombia.


Luego de varias peripecias regresa a nuestro país y se retira a la vida privada, hasta que, habiéndose desencadenado la guerra contra el Brasil, el gobierno lo convoca para que dirija nuestra escuadra nacional, llevando su insignia en la fragata “25 de Mayo”. Brilló en varios combates, principalmente en “El Juncal” y en “Los Pozos”.


Terminada la guerra, el bravo marino, argentino de corazón y patriota sincero, que no sabía nada de política, fue engañado por la logia unitaria, que dirigía desde bambalinas su amigo Rivadavia. De ese modo, lo vemos aparecer junto a la Lavalle en el movimiento del 1º de diciembre, siendo designado gobernador suplente de la provincia de Bs As. Tras haberse producido el fusilamiento de Dorrego y comprendiendo cuáles eran las verdaderas intenciones de los instigadores de la sublevación, Brown renuncia, volviendo nuevamente a la vida privada. Durante su breve desempeño como gobernador en ausencia de Lavalle, se ocupó de muchísimas cuestiones, lo que inspiró al irrespetuoso Salvador María del Carril, quién apodó al marino “La máquina de firmar”.


Prueba de su patriotismo sincero es que cuando nuestro país era hostigado por naves anglofrancesas, en 1838, el gobernador Rosas lo convocó y Brown no solamente aceptó el mando sino que se desempeñó con lealtad y temerario arrojo en su lucha contra los invasores.


Habiendo sido vencido Rosas en Caseros, Brown se retira nuevamente a la paz de su hogar y allí es visitado, por Grenfell, almirante de la armada brasileña cuando nuestro país confrontó con el país vecino. Cuando el visitante se queja de lo ingratas que son las Repúblicas con sus leales servidores, Brown exclama con convicción: “Sr. Grenfell, no me pesa haber sido útil a la patria de mis hijos; considero superfluos los honores y las riquezas cuando bastan seis pies de tierra para descansar de tantas fatigas y dolores.”


Falleció en Bs As en 1857. El próximo 3 de marzo, se cumplirán 150 años de la desaparición física de este patriota insigne, que se mostró siempre mucho más argentino que muchos nacidos en esta tierra.

jueves, 19 de julio de 2012

La guerra del Paraguay y la “libre empresa”

Por Arturo Jauretche “Al niño a quien le enseñan la historia oficial no entiende cómo ese pequeño país casi indígena, pudo resistir durante cinco años la coalición Argentina, Brasil y Uruguay, en su contra. No le dan otra explicación que el heroísmo del pueblo paraguayo, producto de su ignorancia y su brutalidad, como lo han explicado nuestros próceres. No se le dice que Paraguay era una potencia entonces porque tenía tanto ferrocarril como tiene ahora, cuando aquí no había un metro; que tenía fábricas de armas, altos hornos, fábricas de vidrio, astilleros. Que en lugar de importar inmigrantes, mandaba a sus hijos a aprender la técnica de Europa, ingenieros, doctores, militares. Pero que esos hijos habían aprendido primero a ser paraguayos, de lo que tenían orgullo, orgullo que demostraron muriendo heroicamente el noventa por ciento de su población masculina en la guerra que vino después. Porque nosotros también exportamos técnicos para que se perfeccionen, pero de vuelta nos vienen almirantes, generales y brigadieres que en lugar de aprender la técnica, han aprendido las ideas y el concepto de superioridad que les imponen los ingleses, alemanes o norteamericanos, según la época y la moda, donde se perfeccionan para coloniales, como si el sastre que les hace el traje les hiciera también la cabeza. Y lo mismo que pasa con éstos, pasa con los ingenieros, los juristas, los literarios y los artistas. De modo que en vez de viajar para servir al país, viajan para jo…robarlo. Si no basta con el ejemplo del Paraguay, recordemos el del Japón, que hizo lo mismo que el Paraguay, cuando a cañonazos lo obligaron a conocer los beneficios de la civilización. Los técnicos japoneses, como los paraguayos, aprendieron la técnica para ser mejores japoneses, y no para vender su alma, porque de esta venta del alma sale el vendepatria, que es la imagen política del tilingo, utilidades aparte.” Arturo Jauretche Filo, contrafilo y Punta (Otras prosas de hacha y tiza) 1964. Pág 77.

miércoles, 18 de julio de 2012

Que cunda este ejemplo de Ituzaingó....



El Restaurador, El General, La Abanderada de los Humildes y el primer presidente democrático....

que viva la Línea Nacional carajo...

jueves, 12 de julio de 2012

Arturo Sampay

Por Alberto Buela

Se conocen como "pensadores nacionales" a todos aquellos hombres y mujeres que han colaborado con su trabajo intelectual, artístico y cultural a explicitar todos o algunos de los rasgos que constituyen el fenómeno de "lo nacional argentino y/o iberoamericano".
La recuperación de la especificidad propia de "lo nacional" por parte de estos autores como objeto último y permanente de su actividad los ha llevado a algunos a la producción de denuncia, a la polémica económica, política, social, ideológica y a otros, a la investigación histórica, jurídica, teológica y filosófica. De modo tal que todos estos autores con metodologías diferentes según sea su ámbito de expresión y estudio, tienen en común por objeto propio la defensa de lo nacional, su recuperación y explicitación. Arturo Enrique Sampay (1911-1987) ha sido uno de ellos y fue uno de los más destacados pensadores nacionales cuyo campo de estudio fue el jurídico político.
Profesor universitario, autor de numerosos ensayos jurídicos, constitucionalista de origen católico, Arturo Sampay adhirió en 1929 a la campaña de Hipólito Irigoyen a favor de la nacionalización del petróleo. Al igual que muchos otros radicales, el movimiento militar del 4 de junio de 1943 lo llamará a colaborar en la función pública y a partir del 17 de octubre de 1945, será uno de los tantos ciudadanos que se incorporará al peronismo.
Se lo nombra fiscal de Estado de la provincia de Buenos Aires y en 1949 es elegido convencional constituyente, cumpliendo una destacadísima actuación en la Asamblea y transformándose en el miembro informante de la misma, que termina sancionando la Constitución Nacional de 1949, también llamada Constitución de Perón.
En 1952 la intolerancia política de la interna del peronismo lo lleva a exiliarse en Montevideo donde continuó con su producción jurídico-política. Con la revolución libertadora, mejor denominada fusiladora, de 1955, no varió su condición y recién pudo regresar en 1958 donde prosiguió su tarea de investigaciones y publicaciones, entre las que se destaca la revista "Realidad Económica" a partir de 1968, que lo tuvo como fundador y director.
En 1973 saludó la vuelta del peronismo al poder y recuperó la cátedra universitaria como profesor de derecho constitucional, aunque no ocupó cargos oficiales durante el gobierno justicialista. Enfermó mortalmente en 1976, según relatara su hijo Enrique, y falleció el 1 de febrero de 1987 en La Plata, su ciudad adoptiva.
La obra de Arturo Sampay se caracteriza por ser una producción de carácter jurídico-política. De la multitud de artículos, folletos y libros se destacan tres obras principales: La crisis del estado de derecho liberal-burgués (1942); El informe de la comisión revisora de la Constitución (1949) y Introducción a la teoría del Estado (1951). En su primera gran obra La crisis del estado de derecho liberal-burgués, Sampay enjuicia a liberalismo sosteniendo la tesis que "la democracia liberal, agnóstica y relativista, conduce fatalmente a la democracia cesarista". En una palabra, la democracia liberal por el hecho de negar a Dios, la verdad y la persona, genera por reacción la democracia totalitaria, sea el nazismo sea el marxismo. El estado de derecho liberal-burgués que aparece, históricamente, con la Revolución Francesa se encuentra, según Sampay, en su última etapa hoy en día, y su agente es "el burgués" tan bien pintado por Sombart, que trastocó felicidad por bienestar (posesión de cosas y valores utilitarios) por valores vitales y espirituales.
El Estado para Sampay no es un hecho natural según sostienen la teorías naturalistas sino es que es concebido como un ente de cultura, que como tal es inseparable de la cosmovisión del pueblo de donde surge. Esta vinculación entre cosmovisión y Estado lo ubica a Sampay en la tradición de pensamiento político que va de Donoso Cortés a Carl Schmitt, que sostiene que los Estados no pueden ser entes neutros como los estados modernos que son inmenantistas, que carecen de una visión trascendente porque representan teologías secularizadas.
Termina la obra estudiando las nuevas formas de Estado que se venían dando en su época: el Estado fascista, el nacional-socialista, el soviético y los Estados corporativos portugués e irlandés. Y es en esta última forma donde Sampay observa un sano esfuerzo por superar el estado de derecho liberal-burgués "sin recurrir a la absorción de la persona humana por parte de entidades colectivas hipostasiadas ".
En su segunda gran obra Informe de la comisión revisora de la Constitución, nuestro autor expone en lenguaje llano la medulares meditaciones expuestas con anterioridad en sus densos artículos La doctrina tomista de la función social de la propiedad en la Constitución irlandesa de 1937 de 1940 y La filosofía del Iluminismo y la Constitución Argentina de 1853 de 1943. En su Informe, Sampay distingue claramente entre la parte dogmática - donde se sientan los fines a lograr - y la parte orgánica - que fija los mecanismo del poder político- de la Constitución.
Denuncia la antropología liberal que informa la Constitución de 1853. Rescata los derechos sociales del pueblo trabajador, la función social de la propiedad, la dirección de la economía en función del bien común, el principio de reciprocidad de los cambios, la familia como sociedad primaria e indisoluble, los derechos de la ancianidad, los principios de la reforma agraria, la ilegitimidad moral de la actividad usuraria, la nacionalización de las fuentes de energía como bienes públicos que no se pueden enajenar a particulares para su explotación, la formación política del universitario, la educación del niño en la práctica de las virtudes personales, domésticas, profesionales y cívicas. Como puede apreciarse todo un programa de gobierno en orden a construir en la Argentina una Nación socialmente justa, económicamente libres y políticamente soberana, tal como lo planteará el General Perón en su proyecto político, expresado en el texto de La Comunidad Organizada (1949) como en el Modelo Argentino (1974).
Tenemos por último su principal obra científica Introducción a la teoría del Estado que comenzó a elaborar en 1947 y terminó y fue publicada en 1951. En ella, nuestro autor, brilla con todo su esplendor, su admirable erudición humanista le permite transitar con igual comodidad a los filósofos alemanes del siglo XIX como a los clásicos griegos y latinos de la antigüedad.
En cuanto a su contenido el trabajo se inscribe dentro de la gran tradición que parte de Aristóteles, continua con Santo Tomás de Aquino y descolló en el siglo XX con filósofos del derecho como Georg Jellinek, Hermann Heller y Carl Schmitt.
Somete a crítica las teorías idealistas del Estado en la línea que va de Kant a Kelsen y se vuelve a la descripción del Estado descarnada del realismo de Maquiavelo pero para completarlo y superarlo buscando los fundamentos metafísicos y gnoseológicos realismo tomista. Su teísmo metafísico y la aceptación de un orden moral objetivo, su naturalismo político (hacemos política no por contrato social sino por tendencia natural), su nacionalismo político y económico como único medio para liberar a la nación de su dependencia extranjera y su confianza en el juicio del pueblo(su popularismo y no populismo) como sujeto del poder constituyente de la Nación, han hecho que pueda definirse a Arturo Sampay como el padrino del constitucionalismo social.
Finalmente en 1973 publicó un último trabajo Constitución y Pueblo en donde recopiló toda una serie de artículos que venía escribiendo, la radicalización de alguno de ellos motivó las preferencias de sectores juveniles de la izquierda socialista más que peronista, que tiño en alguna medida, la actitud política coyuntural de nuestro autor durante los últimos años de su existencia.

lunes, 9 de julio de 2012

Felipe Varela II


Por Don Singulario
La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner comunicando el ascenso de Felipe Varela a General de la Nación
MANIFIESTO DEL CORONEL FELIPE VARELA EMITIDO DESDE POTOSÍ
EN ENERO DE 1968 (primera parte)
-Hola don Singulario, como quedamos el otro día espero que nos traiga aquel Manifiesto de don Felipe Varela. Le prometo no interrumpirlo
 -Se lo agradezco. Lamentablemente he perdido (en alguno de aquellos desbandes de bibliotecas por las dudas, durante el proceso genocida) el libro “Felipe Varela Contra el Imperio Británico” editado por Shapire en 1975 del eminente historiador asesinado en 1974 por la Triple A, diputado Rodolfo Ortega Peña que lo escribió conjuntamente con el recientemente fallecido Eduardo Luis Duhalde.  En ese libro es el único que lo encontré casi completo.
Para poder chequear el Manifiesto que conocí por aquellos años y que siempre tuve como una de las más bellas explicaciones sobre la Guerra de la Triple Alianza, solo me queda una fotocopia poco legible y es la que vamos a transcribir (todo sic), que contrasté por Internet con las pocas versiones existentes, que contienen tremendas quitas y tergiversaciones.
«¡VIVA LA UNION AMERICANA! Manifiesto a los pueblos Americanos,  sobre  los acontecimientos políticos de la República Argentina, en los años 1866 y 1867
I
El desarrollo de los sucesos  políticos  de  la  República Arjentina en  los años 1866 y 67, han sido  objeto de la atención de los demás pueblos americanos, como que ellos envolvían una alta significación para los grandes destinos de la América Unida.
Cuando el actual Presidente de la República Boliviana indicó al Continente, el medio de ser fuerte, invencible, grande, glorioso,  es decir:  la  Alianza de las Repúblicas para  repeler las ambiciones monárquicas de Europa, los ojos americanos se fijaron allá en la marjen del Atlántico, en las costas Uruguayas  y Arjentinas, como la llave principal de todos los pueblos que se estienden desde esas costas hasta las del Pacífico
Aquel  pensamiento fue acojido con todo el entuciasmo y acatamiento de su magna importancia, por todos los hombres patriotas del Sud del Nuevo Mundo, no habiendo uno solo de ellos que dudase de la sola aquiescencia del Gobierno Arjentino a estos grandes principios, renuevo de los que llegaron a todas las Repúblicas, cuando se trató de su libertad contra el Poder de la España que las subyugaba.  [...] 
Los pueblos jenerosos de la América, como se ha dicho, acojieron llenos de entuciasmo la iniciación de esta grande idea, por que ella es el escudo de la garantía de su órden social, de sus derechos  adquiridos con su sangre
Hai un gran  principio social que dice: LA UNION ES LA FUERZA; pero no es la verdad lójica desprendida de él, lo que movió a los pueblos a formar la liga, sino la evidencia práctica desprendida de los hechos mismos que han tenido lugar en nuestro jóven Continente, en los primeros años de este siglo, cuando las ideas de democracia y de República, comenzaban a jerminar en nuestro corazón, oprimido por un yugo monárquico.
El Gobierno de Buenos-Aires, sin embargo, por miras que se pondrán luego de relieve, negó solapadamente la justicia de esta grande idea, negándose también a tomar parte en la Unión que se consolidaba por medio de un Congreso Americano en Lima, so pretesto de ser inconveniente a los intereses arjentinos, comprometidos en una alianza con la corona Brasilera [...]
Decía que, según la política de Mitre, el compromiso con la corona del Brasil en que su Gobierno se hallaba, hacía inconveniente a los intereses arjentinos la Alianza con las Repúblicas Americanas. [...]
Ese primer paso de la política de Mitre, dio su fruto deseado: la anecsión, que no tardará mucho, del Uruguai al Imperio, pues desde entonces le pertenece, y la guerra con el Paraguai, que envuelve por parte de Mitre aspiraciones más crecidas pero aún criminales
II
En efecto, la guerra con el Paraguai era un acontecimiento ya calculado, premeditado por el Jeneral Mitre.
Cuando los ejércitos imperiales atraídos por él, sin causa alguna justificable, sin pretesto alguno razonable, fueron a dominar la débil República del Uruguai, aliándose con el poder rebelde de Flores en guerra civil abierta con el poder de aquella República, comprendió el Gobierno del Paraguai que la independencia Uruguaya peligraba de un modo serio, que el derecho del más fuerte era la causa de su muerte, y que por consiguiente las garantías de su propia libertad quedaban a merced del capricho de una potencia más poderosa.
Pesaron estas razones en la conciencia del Jeneral Presidente López de la República Paraguaya, y buscando una garantía sólida á la conservación de sus propias instituciones, desenvainó su espada para defender al Uruguay de la dominación brasilera á que Mitre lo había entregado.
Fue entonces que aquel Gobierno se dirijió al Arjentino solicitando el paso inocente de sus ejércitos por Misiones, para llevar la guerra que formalmente había declarado el Brasil
Fustas en mano dialogan el General Bartolomé Mitre
y el Brigadier General Francisco Solano López
Este paso del Presidente López, era una gota de rocío derramada sobre el corazón ambicioso de Mitre, por que le enseñaba en perspectiva el camino más corto para hallar una máscara de legalidad con que disfrazarse, y poder llevar pomposamente una guerra Nacional al Paraguai: guerra premeditada, guerra estudiada, guerra ambiciosa de dominio, contraria á los santos principios de la Unión Americana, cuya base fundamental es la conservación incólumne de la soberanía de cada República.
El Jeneral Mitre, invocando los principios de la más estricta neutralidad, negaba de todo punto al Presidente del Paraguai su solicitud mientras con la otra mano firmaba el permiso para que el Brasil hiciera su cuartel jeneral en la Provincia Arjentina de Corrientes, para llevar el ataque desde allí a las huestes paraguayas.
Esa política injustificable fue conocida ante el parlamento de Londres por una correspondencia leída en él del Ministro Inglés en Buenos-Aires, a quien Mitre había confiado los secretos, de sus grandes crímenes políticos.
Testualmente dice el Ministro inglés citado: «Tanto el Presidente Mitre como el Ministro Elizalde, me han declarado varias veces, que aun que por ahora no pensaban en anexar el Paraguai a la República Argentina, no querían contraer sobre esto compromiso alguno con el Brasil, pues cualesquiera que sean al presente sus vistas, las circunstancias podría cambiarlas en otro sentido» (Nota al pié en el libro: Correpondence of April 24 of 1865, respecting Hostiliities in de River Plate,  del Ministro Inglés en Buenos Aires á Lord Russell, miembro del Parlamento de Londres ).
Los destinos de esa desgraciada República están amenazados de ser juguete de las cavilosidades de Mitre [...] »


-Don Singulario, nunca había comprendido aquella guerra y este fulano la explica con lujo de detalles…
-Este fulano como usted lo llama es una gloria de la Patria Grande silenciada por la Historia Oficial. Si tiene paciencia, la semana que viene traemos el  resto.


(Se publicará en Informaciones Semanales de San Martín el sábado 21 de julio de 2012)

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Felipe Varela en Catamarca en 1870, rodeado de sus lugartenientes
MANIFIESTO DEL CORONEL FELIPE VARELA EMITIDO DESDE POTOSÍ
EN ENERO DE 1968 (segunda parte)
-¡Hola don Singulario! Aquel Manifiesto de don Felipe Varela (me estoy corrigiendo del exabrupto de la semana pasada porque realmente me emocionó su valentía) lo estuvimos leyendo con mi nieto y comenzamos a comprender el terrible e infame poder del puerto de Buenos Aires. ¿Sabe una cosa? Me parece que tiene mucha actualidad para comprender tantas zancadillas que tiene el gobierno cuando privilegia la unidad nacional
-No le quepa la menor duda que los poderosos terratenientes y los comerciantes de la metrópoli, junto con las oligarquías encaramadas en las ciudades, siempre están al acecho para no perder sus prebendas, así sea con la sangre de los pueblos, Por eso es necesario estar atentos.
Pero no venimos a analizar nuestra actualidad, continuamos con aquel Manifiesto redactado por Felipe Varela justamente hace 144 años y reiteramos el último párrafo cuando había denunciando una clara traición a la Patria de los gobernantes, confidenciándose con el embajador de una potencia extranjera
-Y encima de los piratas invasores tantas veces de nuestra soberanía. Siga don, porque la bronca me va a desubicar…

« [...] Los destinos de esa desgraciada República están amenazados de ser juguete de las cavilosidades de Mitre
Esta verdad se confirma con estas otras palabras del mismo Ministro Inglés citado:  «El Ministro Elizalde, que cuenta como cuarenta años de edad,  me ha dicho que espera vivir lo bastante para ver a Bolivia, el Paraguai y la República Argentina, unidos formando una poderosa República en el Continente»
Estas han sido las aspiraciones del Jeneral Mitre y los propósitos de su política, desde que entregó criminalmente á la dominación de la corona, la vecina é inofensiva República del Uruguay.
Estas también han sido las razones que han pesado en su conciencia para rehusar la Unión que le pedían las Repúblicas Aliadas, invocando toda la comunidad de antecedentes que desde la guerra de su emancipación las liga
Aquellos también han sido los motivos que pesaron en la conciencia de los gobiernos Americanos, en la protesta que hicieron contra la alianza tripartita del Plata y sus miras respecto de la hermana República del Paraguay.
No he hecho esta lijera reseña con el ánimo de hacer cargo de ninguna naturaleza al emperador de Brasil, pues  en mi conciencia, él no ha hecho más que aprovechar la circunstancia que le  ha presentado el poder de Mitre, para engrandecer su imperio, y dar riquezas a su Gobierno  [...]
Las provincias arjentinas, empero, no han participado jamás de estos sentimientos, por el contrario, esos pueblos han contemplado jimiendo la deserción de su Presidente, impuesto por las bayonetas, sobre la sangre arjentina, de los grandes principios de la Unión Americana , en los que han mirado siempre la salvaguardia de sus derechos y de su libertad, arrebatada en nombre de la justicia y la lei. [...]
Se llevó la guerra al Paraguai: miles de ciudadanos fueron llevados atados de cada provincia, el teatro de aquella escena de sangre: ese desde la epoca en que el Gobierno libre se organizó en el país. Buenos Aires, á título de Capital es la provincia única que ha gozado del enorme producto del país entero, mientras en los demás pueblos, pobres y arruinados, se hacía imposible el buen quicio de las administraciones provinciales, por falta de recursos y por la pequeñez de sus entradas municipales para subvenir los gastos indispensables de su gobierno local.
A la vez, que los pueblos jemían en esta miseria sin poder dar un paso por la via del progreso, á causa de su propia escasez la orgullosa Buenos-Aires botaba injentes sumas en embellecer sus paseos públicos, en construir teatros, en erijir estatuas y en elementos de puro lujo.
De modo que las provincias eran desgraciados países sirvientes, pueblos tributarios de Buenos-Aires, que perdían la nacionalidad de sus derechos, cuando se trataba del tesoro Nacional.
En esta verdad está el orijen de la guerra de cincuenta años en que las provincias han estado en lucha abierta con Buenos-Aires, dando por resultado esta contienda, la preponderancia despótica del porteño sobre el provinciano, hasta el punto de tratarlo como á un ser de escala inferior y de más limitados derechos.
Buenos-Aires es la metrópoli de la República Arjentina, como España lo fue de la América. Ser partidario de Buenos-Aires, es ser ciudadano amante a su patria, pero ser amigo de la libertad, de las provincias y de que entren en el goce de sus derechos ¡oh! eso es ser traidor a la patria, y es por consiguiente un delito que pone a los ciudadanos fuera de la lei!
He ahí, pues, los tiempos del coloniaje existentes en miniatura, en la República, y la guerra de 1810 reproducida en 1866 y 67, entre el pueblo de Buenos-Aires (España) y las provincias del Plata (colonias americanas).
Sin embargo, esa guerra eterna dio á fines de 1859 por resultado la victoria de los pueblos arjentinos sobre el poder dominante de la Capital. Sus diez millones de renta estaban, por consiguiente recobrados, pero como no era posible despojar a Buenos Aires de un solo golpe de tan injente cantidad, arreglada á la cual había creado sus necesidades, pues eso hubiera sido sepultarla en una ruina completa, tuvieron todavía la jenerosidad los provincianos, de celebrar un pacto, por el cual concedían á Buenos-Aires el goce por cinco años más de las entradas locales para llenar su pomposo presupuesto.
Fue entonces que los Porteños invocaron la hidalguía del que hoi llaman bárbaro, del presidente actual del Paraguai Mariscal Don Francisco Solano López, para que con su respetabilidad y talento interviniese en el pacto que celebraban las provincias arjentinas con Buenos-Aires vencida.
El Mariscal López accedió jeneroso, garantiendo el cumplimiento del tratado por ámbas partes con su propio poder.
En Noviembre de 1865 debían espirar estos tratados, y entrar las provincias en el goce de lo que verdaderamente les pertenece, las entradas nacionales de diez millones que ellas producen.
Cuando el sesenta y cuatro aun no llegaba, cuando Mitre aun no asaltaba la Presidencia de la Nación, por un órgano público de Buenos-Aires decía el futuro caudillo, sobre el pacto con el Paraguai: «Esos tratados serán despedazados y sus fragmentos arrojados al viento.»
Por fin el Jeneral Mitre revolucionó a la Provincia de Buenos Aires contra las demás provincias Arjentinas, cuyos dos poderes se batieron en Pavon.
La suerte estuvo del lado de aquel Porteño malvado que se sentó Presidente sobre un trono de sangre, de cadáveres y de lágrimas arjentinas.
Entre tanto los tratados por el Paraguay vivían, y llegado el término podía esta nación exigir su cumplimiento.
He aquí otra de las causas fundamentales de la guerra llevada por Mitre a la República Paraguaya, desarmando así á las provincias del poder aliado que garantía su felicidad, contra la infamia de un usurpador.
Después de este golpe maestro, el Jeneral Mitre desfiguró la carta democrática dada por las provincias vencedoras en Caceros, y la desfiguró á su antojo, después de haber jurado con lágrimas en los ojos respetarla, explotando así la jenerosidad de los pueblos, que entonces pudieron plantar la bandera de la humillación y del dominio en la misma plaza de Buenos-Aires.
Esa reforma dio por fruto el regalo eterno de las rentas nacionales a la ciudad bonaerense, el despojo para siempre de la propiedad de los pobres provincianos, y aun algo más, el empeño de las desgraciadas provincias en más de cien millones, para sostener una guerra contra sus intereses, contra su aliado, contra el poder combatido por tener el crimen de haber garantido la paz arjentina y la felicidad de todos los pueblos, en Noviembre de 1859.
Es por estas incontestables razones que los arjentinos de corazón, y sobre todo los que no somos hijos de la Capital, hemos estado siempre del lado del Paraguai en la guerra que, por debilitarnos, por desarmarnos, por arruinarnos, le ha llevado Mitre á fuerza de intrigas y de infamias contra la voluntad de toda la Nación entera, á escepción de la egoista Buenos-Aires.
Es por esto mismo que es uno de nuestros propósitos manifestado en la invitación citada, la paz y la amistad con el Paraguai .
-Bárbaro don Singulario, esta joyita la estoy recortando para que mi nieto la lleve al colegio y se la muestre al gorilita del profe de historia que siempre menta a Mitre como el creador de la Historia Argentina, que lo desmienta si puede...
-Misión cumplida si logramos que se conozca la verdad de nuestra gesta,

Felipe Varela I

Por Don Singulario
 
 
Felipe Varela viene / por los Cerros del Tacuil…
-¡Hola don Singulario! Se vino zambero hoy, me parece escuchar a los Fronterizos con Gerardo López y se me pone la piel de gallina, guitarreábamos hasta el amanecer con vino de damajuana y empanadas salteñas, al final terminábamos con la Luna Tucumana y un dope bárbaro…
- Y el Sapo Guitarrero con el Jangadero, ¡Qué linda época! Todos rasgaban la viola y los más duros el bombo… yo ni eso, apenas las palmas y siempre a destiempo.
-La voz de López era muy norteña…
-Puro grupo, era un entrerriano que los imitaba. Casi todos cuando cantábamos también copiábamos: se pronunciába con eye, acentúabamos esdrújulo cantando la chaia yiójana. Me parece que por los ’60 que nos sentíamos más argentinos…
-¡Aquíii Cosquín!
-¡Pare amigo! Recordando esos lindos momentos me está sacando de la nota …
-Fue Ud. el que lo trajo con el título
-Tiene razón, pero utilicé el comienzo de aquella zamba para recordar a uno de los caudillos más controvertidos de nuestra historia…
-Más que caudillo, era un fascineroso que asolaba los pueblos que pisaba, recuerde que: matando llega y se va…
-¡Ya empezamos con la historia falsificada…!
-Don, ¿me va a decir que es mentira?...
La Presidenta de la Nación Cristina Fernández de Kirchner
y la Gobernadora de Catamarca Lucía Corpacci
-Si lo digo yo no me va a creer, prefiero traer algunos ejemplos para recapacitar, pero antes le recuerdo que hace muy poquito su memoria fue rehabilitada oficialmente por un decreto nacional promoviendo al grado de General del Ejercito post mortem al Coronel Felipe Varela.
Hemos hablado mucho sobre las diferentes historias que recorren nuestra Historia, valga la redundancia. Tenemos una historia liberal que arranca con la de Mitre y sus adláteres, fogoneada por la Academia Oficial y el diario prócer que le cuida las espaldas. Tenemos las historias revisionistas que se oponen, pero que, provenientes de diferentes líneas han teñido sus conclusiones con parcialidades manifiestas.
-Claro don, siempre que los hombres opinan, le agregan su carga emotiva…
-Muchos “académicos” pretenden ser independientes y nos engrupen sobre su “cientifismo impoluto”. En esta columna no nos la creemos y nos rebelamos contra toda receta intocable, venga de donde venga, aunque respetamos a aquellos que opinando nos abren puertas para ampliar los puntos de observación y sacar nuestras propias conclusiones…
-¡Pare la mano don! Se me hace que está abriendo el paraguas para tirarse contra algunos historiadores de nuestro lado (por su culpa, hoy me siento revisionista)…
- Ud. recuerda que en mi viejo boliche había pocos íconos, un Sábat para un Carlitos alado y una foto de Jauretche, dos posters con las imágenes de Scalabrini Ortiz y de don Juan Manuel. De alguna manera significan mi admiración. Me chimentaron que el capo de la histórica casa de la calle La Crujía, que memora al Restaurador descree de mi “rosismo”. Escaso valor como anécdota, pero me recuerda la cantidad de “viudas” que se sienten dueñas de la herencia del finado cornamentado.
-Ya me imaginaba que por ahí andaba el asunto
-Con respecto a Felipe Varela queremos recordarlo como un federal enemigo de la prepotencia porteña y las oligarquías lugareñas, que luchó y perdió en las terribles guerras intestinas que asolaron nuestro país desde el inicio de la Patria, que murió pobre y olvidado, destino al que manda la historiografía oficial a quienes la desafían. No fue bandido sino líder de sus iguales, tuvo una inteligencia superior que le permitió comprender los conflictos en su concepción profunda. 
Al decir de José Pablo Feinmann (Envido Nº 2, 1970): «[...] lo que quizá distinga a Varela  de otros montoneros (Peñaloza especialmente) sea su penetrante lucidez política con que interpretaba los alcances de su propio movimiento. La Proclama del 66 y el Manifiesto del 68 constituyen uno de los más altos momentos del pensamiento nacional argentino [...]»
Sobre él se ha escrito obras de indudable valor por historiadores de la talla de José M. Rosa, el duo Duahalde - Ortega Peña, Norberto Galasso, Hugo Chumbita, Félix Luna y muchos otros, De este último quiero rescatar una semblanza del pueblo que defendía Varela y su decidida oposición a la guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay (Los Caudillos, Peña Lillo 1987, p 250)
[...] A boleadora limpia y engrillados: de tal suerte iban al Paraguay los pobres voluntarios del interior, Nadie quería servir en esa guerra, como si una oscura intuición les apuntara que a las guerras injustas no hay obligación de concurrir [...]                                                       
En esas condiciones que se encontraba todo el interior del país frente a lo que consideraban algo ajeno a su historia: una lucha de las oligarquías porteñas aliadas a sus enemigos tradicionales como la potencia escalvista brasileña y el imperio británico se alzó este caudillo.
Lanzó la Proclama, que aún hoy está en la polémica revisionista. En ella cuestiona la guerra, ataca a Mitre y el centralismo porteño y fundamentalmente considera a Urquiza como el “magnánimo” jefe vencedor en Caseros promovedor de “la más bella y perfecta Carta Constitucional democrática republicana federal”. Estos últimos aspectos, naturalmente, incomodan, al decir de Norberto Galasso “no se puede combatir las falsedades de la Historia Oficial y de la Historia Social ‘halperindonguista’, incurriendo en omisiones que restan valor y seriedad”
-Me parece don que anda medio calentito y se metió en la polémica…
-Sólo me gustan los documentos completos y pensar con mi cabecita. Cuando los mutilan, me dá mala espina porque –como me enseñó Jauretche– algo me están ocultando. Y fíjese como será la cosa que tanto esa Proclama como el Manifiesto que emitió nuestro Quijote de los Andes, poco o nada conocidos,  deberían ser dignos de enmarcarse como recordatorio de nuestra vigencia de ciudadanos latinoamericanos al estilo de San Martín y Bolívar. Le transcribo el primer párrafo de la proclama fechada el 6 de diciembre de 1866, que se encuentra mochado en muchos libros revisionistas. La próxima semana Ud. y yo nos haremos a un costado para que nuestro director publique íntegramente esta obra de Felipe Varela.
«¡ARJENTINOS!: El hermoso y brillante pabellón que San Martín, Alvear y Urquiza llevaron altivamente en cien combates, haciéndolo tremolar con toda gloria en las tres más grandes epopeyas que nuestra patria atravesó incólume, ha sido vilmente enlodado por el jeneral Mitre, gobernador de Buenos Aires [...]»

 (Publicado en Informaciones Semanales de San Martín el sábado 7 de julio de 2012)

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 Proclama de Felipe Varela

-¡Hola don Singulario! ¿Viene a cumplir la promesa?
-Tal como propusimos la semana pasada presentamos la Proclama (*) emitida por el hoy General del Ejército Argentino D. Felipe Varela en diciembre de 1866 con motivo de la guerra de agresión de la Triple Alianza entre Argentina, Brasil y Uruguay contra el Paraguay. Nos hemos propuesto no hacer comentarios para cederle todo el espacio y que nuestros lectores saquen sus propias conclusiones:
«¡ARJENTINOS!: El hermoso y brillante pabellón que San Martín, Alvear y Urquiza llevaron altivamente en cien combates, haciéndolo tremolar con toda gloria en las tres más grandes epopeyas que nuestra patria atravesó incólume, ha sido vilmente enlodado por el jeneral Mitre, gobernador de Buenos Aires. La más bella y perfecta Carta Constitucional democrática republicana federal, que los valientes Entrerianos dieron a costa de su sangre preciosa, venciendo en Caseros al centralismo odioso de los espúreos hijos de la culta Buenos Aires, ha sido violada y mutilada desde el año sesenta y uno hasta hoi, por Mitre y su círculo de esbirros.
El Pabellón de Mayo que radiante de gloria flameó victorioso desde los Anades hasta Ayacucho, y que en la desgraciada jornada de Pavón cayó fatalmente en las febrinas manos del caudillo Mitre -orgullosa autonomía política del partido rebelde- ha sido cobardemente arrastrado por los fangales de Estero-bellaco, Tuyutí, Curuzú y Curupaití.
Nuestra Nación, tan feliz en antecedentes, tan grande en poder, tan rica en porvenir, tan engalanada en glorías, ha sido humillada como una esclava, quedando empeñada en mas de cien millones de fuertes, y comprometido su alto nombre a la vez que sus grandes destinos por el bárbaro capricho de aquél mismo porteño que, después de la derrota de Cepeda, lacrimando juró respetarla.
COMPATRIOTAS, desde que AQUEL usurpó el Gobierno de la Nación, el monopolio de los tesoros públicos y la absorción de las rentas provinciales vinieron a ser el patrimonio de los porteños, condenando al provinciano a cederles hasta el pan que reservara para sus hijos. Ser porteño, es ser ciudadano esclusivista; y ser provinciano, es ser mendigo sin patria, sin libertad, sin derechos. Esta es la política del Gobierno de Mitre.
Tal es el odio que aquellos fraticidas tienen a los provincianos, que muchos de nuestros pueblos han sido desolados, saqueados y guillotinados por los aleves puñales de los degolladores de oficio, Sarmiento, Sandez, Paunero, Campos, Irrazábal y otros varios oficiales dignos de Mitre.
Empero, basta de víctimas inmoladas al capricho de mandones sin lei, sin corazón y sin conciencia. Cincuenta mil víctimas hermanas, sacrificadas sin causa justificable, dan testimonio flagrante de la triste e insoportable situación que atrevesamos y que es tiempo ya de contener.
¡VALIENTES ENTRERIANOS! Vuestros hermanos de causa en las demás provincias, os saludan en marcha al campo de la gloria, donde os esperan. Vuestro ilustre jefe y compañero de armas el magnánimo Capitán Jeneral Urquiza, os acompañará y bajo sus órdenes venceremos todos una vez más a los enemigos de la causa nacional.
A ÉL, y a vosotros obliga concluir la grande obra que principaistes en Caseros. de cuya memorable jornada surjió nuestra redención política, consignada en las pájinas de nuestra hermosa Constitución que en aquel campo de honor escribisteis con vuestra sangre.
¡ARJENTINOS TODOS! ¡Llegó el día de mejor porvenir para la Patria! a vosotros cumple ahora el noble esfuerzo de levantar del suelo ensangrentado el Pabellón de Belgrano, para enerbolarlo gloriosamente sobre las cabezas de nuestros liberticidas enemigos.
COMPATRIOTAS: ¡A LAS ARMAS!... ¡es el grito que se arranca del corazón de todos los buenos arjentinos!
¡ABAJO los infractores de la lei! ¡Abajo los traidores a la Patria! ¡Abajo los mercaderes de cruces en la Uruguayana, a precio de oro, de lágrimas y de sangre Arjentina y Oriental!
¡ATRAS los usurpadores de las rentas y derechos de las provincias en beneficio de un pueblo vano, déspota e indolente!
¡SOLDADOS FEDERALES! nuestro programa es la práctica estricta de la Constitución Jurada, el orden común, la paz y la amistad con el Paraguai, y la Unión con las demás Repúblicas Americanas ¡¡Ay de aquel que infrinja este Programa!!
¡COMPATRIOTAS NACIONALISTAS! el campo de la lid nos mostrará al enemigo, allá os invita a recojer los laureles del triunfo o la muerte, vuestro coronel y amigo.
Campamento en marcha, Diciembre 6 de 1866. »

-Lo siento don Singulario pero me voy a meter, es fantástica su construcción y aunque podemos no compartir algunos de sus tramos, es muy injusto que se nos hayan escamoteado sus conceptos.
-Tal como lo venimos haciendo desde el inicio de nuestras columnas, siempre que podamos vamos a reproducir íntegros los documentos liminares de nuestra historia. Tenemos un alto grado de respeto a nuestros lectores como para darlos masticados a nuestro gusto. Que cada uno saque sus propias conclusiones.
La próxima semana haremos lo mismo con el Manifiesto que al decir de José Pablo Feinmann, junto al hoy publicado constituyen de los más altos momentos del pensamiento nacional argentino

La Batalla Olvidada

Por Raúl Eduardo González

 

20 de Noviembre de 1845 - Vuelta de Obligado

 


En su Libro “La Escuadra Anglo-Francesa en el Paraná”, del año 1846, el teniente Británico Lauchlan Bellingham Mackinnon señala que: “En medio de las discusiones originadas por sus actos sanguinarios, Oribe mostró tal insensatez que lanzo una proclama, según la cual, ni vidas ni propiedades serian respetadas tratándose de tomar la ciudad. De no haberse dado ese decreto, Montevideo hubiera caído en poco y tiempo, pero ya los ánimos estaban exaltados y esa situación se agravo con la proclama, a tal punto que tres mil residentes extranjeros se armaron enseguida y los comandantes navales de Inglaterra y Francia creyeron que era justo desembarcar fuerzas. Ayudado de esta forma, Montevideo se mantuvo todavía firme y Rosas vio frustrado su deseo de apoderarse de ambas márgenes del Rió de la Plata y de controlar la ruta que conduce alas regiones que pueden proveer como ninguna otra de materia prima al Viejo Mundo, y consumir a su vez enorme cantidad de artículos manufacturados.”
Este marino Británico, tripulante de la fragata “Alecto” de la Armada de su Majestad, escribió esto en dos meses posteriores a la Batalla de “Vuela de Obligado”. En su recuerdo Mackinnon señala que, por un viejo tratado, los gobiernos ingles y francés habían garantizado la integridad de la Banda Oriental y Rosas fue formalmente intimado para retirar sus tropas del territorio. Como esto no fue aceptado inmediatamente la escuadra Argentina que estaba bloqueando a Montevideo para apoyar el sitio, fue capturada por la flota combinada de ambas potencias.
Mas adelante el marino ingles recuerda que “El bloqueo (de Buenos Aires) dio comienzo a mediados de 1845 y quizás continué todavía, por lo menos en el nombre, porque ha de decirse que, en realidad, nunca fue mucho mas que eso. Como consecuencia del contrabando el azúcar, el te, el vino y otros productos extranjeros, estaban tanto o mas baratos en Buenos Aires en pleno bloqueo, que en Montevideo; y el mismo Rosas ha enviado diversos cargamentos de productos del País a Inglaterra por la Aduana de Montevideo, también a otros Países”.    Lo cierto que ante la gravedad de los acontecimientos, y suponiendo Rosas que las naves anglo francesas remontarían el Paraná, dio instrucciones el 13 de agosto de 1845 al Jefe del Departamento Militar del Norte con asiento en San Nicolás, General Lucio Norberto Mansilla, para que construyera baterías costeras artilladas según su criterio.

¿POR QUE EN OBLIGADO?

El proceso que terminara el 20 de Noviembre de 1845 con el Combate, se inicia tres meses antes con el desplazamiento de numerosas familias indígenas que habitaban en ese lugar, (tal como lo confirma la gran cantidad de cerámica hallada por los estudiantes de arqueología en el sitio a partir del año 2000), y la construcción de las defensas. La recomendación ya la había hecho Hipólito Vieytes en 1811 para impedir una eventual invasión de la flota española. En un informe Vieytes señala la conveniencia de fortificar ese lugar donde hace la curva el río ya que era un sitio sumamente estratégico, con barrancas altas, una curva muy pronunciada donde los buques se tenían que recostar para tomarla y todo eso la convertía en una zona ideal para la defensa.

PREPARATIVOS

En los primeros días de noviembre zarpo de Montevideo la escuadra combinada con el fin de remontar el Paraná, estando compuesta por seis barcos con bandera inglesa y otros cinco con la de Francia, además de las barcas carboneras para abastecer los navíos a vapor. detrás de este contingente bélico, navegaba un convoy de noventa barcos mercantes de distintas banderas cargado con mercadería para ser comercializadas en Corrientes y el Paraguay. Señala el Historiador Alberto Noblia en su “Reseña Histórica de San Pedro” que “el 14 de Agosto el General lucio N. Mansilla solicita por nota al Juez de Paz sampedrino, don Benito Urraco, le informe el estado de todas las fuerzas del distrito desde la edad de 15 a 70 años, como también del armamento existente y agrega que se mantenga en Estado de Asamblea a la Milicia Activa. El 22 el mismo jefe militar pide al Juez el envió de 25 o 30 tirantes de madera fuerte, posiblemente para la construcción de las baterías. El 12 de Noviembre Mansilla envía a San Pedro al Sargento Mayor Julián Bendim al mando de “ciento setenta y tantos” soldados de caballería e infantería, con el fin de rechazar cualquier intento de desembarco por parte de los anglo franceses”.

ENCUENTRO PREVIO A LA BATALLA

El 18 de noviembre, la flota invasora pasó frente a San Pedro y desprendió de ella a varias balleneras que penetraron en la laguna con el fin de efectuar un desembarco armado. No lograron su objetivo al ser rechazados a tiros de fusil por un grupo de valientes vecinos comandados por Tomas Obligado. En la tarde de ese mismo día la flota fondeo a la vista de la vuelta de Obligado, pero fuera del alcance de los cañones.

LAS DEFENSAS

La construcción de las fortificaciones fue dirigida por el Ingeniero Hilario López Culle, colaborando activamente el Sampedrino José Rufino Núñez, estando compuesta por cuatro baterías según podemos observar en el croquis:


          BATERIAS                          ALTURA             PIEZAS


“RESTAURADOR ROSAS”           20 m.              6 de regular calibre 2/24 y 4 / 16
“GENERAL BROWN”                     17 m.              5 de regular calibre entre 24 y 12
“GERAL MANSILLA”                      rasante           3 de pequeño calibre de 12 y a 8
“MUNUELITA”                                  19 m.              7 de a 10.


Estas 21 piezas se hallaban servidas por 220 artilleros, protegidos por débiles parapetos de tierra y madera, siendo mandadas respectivamente por Álvaro Alzogaray, Eduardo Brown (Hijo menor del almirante) Felipe Palacio y Juan Bautista Thorne.

Junto a la batería Mansilla, ubicada sobre la playa para tiro rasante, se hallaban amarradas tres gruesas cadenas que atravesaban el rió, sostenidas por 24 pontones a los que se había quitado los mástiles y que se hallaban ancladas y aseguradas en la margen opuesta al Bergantín “Republicano”, al mando del capitán de marina Thomas Craig. La cadena poseía un espesor de 1 1/8 de pulgadas y 360 brazadas de largo, habiendo sido solicitada por Mansilla  a Buenos Aires el 27 de agosto de ese mismo año.    
Tres lanchones, el “Místico”, el “Restaurador” y el “Lagos”, dotados de piezas de pequeño calibre se hallaban detrás del “Republicano” para repeler cualquier intento de la marinería anglo francesa de cortar las cadenas.
El capitán de fragata Teodoro Cailler-Bois en su “Historia Naval Argentina” señala también la presencia de seis balleneras y ocho embarcaciones pequeñas destinadas a transportar unos 200 infantes a la orilla opuesta del rió si es que el enemigo desembarcaba e intentaba construir baterías allí.
Por ultimo cinco pequeñas chalanas se hallaban preparadas con materiales incendiarios para hacerlas actual como “brulotes”, se las incendia y envía en dirección a la flota enemiga.
Alberto Luis Noblía señala la disposición de las tropas: “Entre la primera y segunda batería, un poco más atrás, se encontraban 100 hombres al mando del teniente Juan Gainza, detrás de estos y a su derecha , se hallaban 400 soldados del Regimiento de Patricios de Buenos Aires. Luego estaban situados cuatro cañones de a 4 al mando del teniente coronel Sereso. Más atrás aún, y a la altura de la segunda batería, se encontraba el Coronel José María Cortines que, secundado por el Mayor Julián de Rot y el vecino Sampedrino Facundo Quiroga, hijo del “Tigre de los llanos”, comandaba a 220 soldados de caballería y 600 de infantería componentes del Regimiento de Milicias N° 4 con asiento en San Nicolás de los Arroyos y entre los que se encontraban un centenar de Sampedrinos.

INGENIEROS
“(...) En el flanco izquierdo de la batería “Mansilla” en el mogote izquierdo, estaban apoyadas las anclas que sostenían a la  línea de 24 buques, desmantelados y fondeados en línea con tres cadenas corridas por la proa, centro y popa, su espesor la más gruesa de una y octava de pulgada.
Mas con el fin de mantener los buques en línea, que con el fin de privar el paso a la potencia de los vapores y con el propósito de manifestar que el paso del río no era libre. Así como el de obligar a los enemigos a batirse si intentase cortarlas.
El costado izquierdo o extremo de las cadenas estaba guardado o sostenido por el bergantín “Republicano” con sus piezas de 10 toneladas a su costado de estribor (...)”Informe de Mansilla a Rosas
20 –11 1845

Finalmente y más atrás de los últimos nombrados, se encontraba el Juez de Paz de San Pedro Benito Urraco acompañado con 170 de sus vecinos. Allí también estaban los de igual cargo de Baradero y San Antonio de Areco, Juan de Magallanes y Tiburcio Lima, con 100 y 30 de sus vecinos respectivamente.
A retaguardia de la tercera batería se encontraban 200 milicianos del Batallón Norte al mando del Teniente Coronel Virto, también entre ellos se hallaban múltiples Sampedrinos. Detrás de estos se encontraba el General Lucio Mansilla, como comandante el Jefe de todas las fuerzas, el segundo jefe Juan Crespo y 70 soldados a caballo del grupo Escolta.
Detrás de la cuarta batería se encontraban 200 soldados pertenecientes a la Compañía de Patricios de San Nicolás bajo las órdenes del Comandante Luis Barrera, cuerpo éste integrado por muchos Sampedrinos. A las espaldas de éstos, se encontraban dos piezas volantes de artillería comandados por el Teniente Coronel Laureano Anzoátegui.

CABALLERIA
“(...) A pesar de que la excesiva ventaja de los cañones de los inicuos extranjeros hayan conseguido denostar y despedazar las baterías de Obligado, no por eso osaran a invadir en tierra. La Caballería cubre los alrededores de aquel punto y no ocupan nuestros cobardes agresores más terreno que el que alcance su metralla (...)”.
ESTACION DE CATEVRA.
Noviembre 22 de 1845
General Lucio Mansilla al Comandante Militar de Rosario Sargento Mayor Don Agustín Fernández.
A un cuarto de legua de la costa, entre la tercera y cuarta betería y sobre el “camino de la bajada”, estaban el “Parque de Artillería” y la Enfermería, esta última encabezada por la Nicoleña Petrona Simonino, secundada por un grupo de damas de San Pedro y San Nicolás.
En total, y al margen de los artilleros, había 2.290 hombres en condiciones de combatir, incluidos los vecinos.

ARTILLERIA

“(...) El territorio Argentino ha sido atacado por las fuerzas Anglo francesas sobre las márgenes del Paraná. La poderosa artillería de las escuadras combinadas ... ha destruido en ocho horas consecutivas de vivo fuego nuestras baterías compuestas de 35 piezas de los calibres de a 4 8 10 12 16 18 y 24, servidas por artilleros y soldados improvisados, cuyo valor heroico no han podido abatir los invasores, a pesar de la inmensa ventaja de sus fuerzas de artillería y de sus cañones y del valor e intrepidez que han desplegado en el ataque (...)”

GACETA MERCANTIL

Tomado del archivo Americano 1
Serie N 23 pag.65 67

LAS FUERZAS ATACANTES
Esta “Task Force” estaba formada por las siguientes naves:
INGLESES

                                               COMANDANTE      ARTILLERIA            TONELAJE
Vapor             “Gorgon”        Ch. Hotham               6/64 y 4/32                1.100
Vapor             “Firebrand”    J: Hope                      6/64 y 4/32                1.190
Corbeta         “Comus”         Inglefield                    16/32                            490
Bergantín       “Philomel”      Sullivan                      10/32                            428
Brergantín      “Dolphin”        Leringe                      3/32                               318
Bergantín       “Fanny”           Key                             1/24                              -------


FRANCESES

Bergatín         “San Martín”   Tréhouart                   2/24 y 16/16                 200
Vapor             “Fulton”           Maziéres                   2/80                               650
Corbeta         “Expéditive”   De Miniac                  16 de a 8 pulg.             ------
Bergantín       “Pandour”      Du Paie                     10 paixhans de 30 lbs.
Berg – Gol.    “Prócide”       De la Rivére              3/18


El total general de tripulantes era de 3.000, en tanto que los infantes de marina embarcados sumaban 800.
Esta flota combinada no poseía un comando único. Las insignias venían en el “Gorgon” y en el “San Martín”, siendo Hotham el comandante más antiguo.
La artillería de los invasores era la más moderna que existía en el mundo. Los barcos ingleses poseían cañones cuya particularidad era que el interior del caño era “rayado”, siendo los primeros que se empleaban en la guerra. El “alma rayada” revolucionaría la armamentística mundial. Por su parte los franceses emplearon el modernísimo cañón-obús “Paixhands” que disparaba balas explosivas de 40 kilos.
Como se sabe esta flota de guerra custodiaba a unos 90 mercantes que querían llevar producción al Paraguay. Esas naves aguardaban detrás de las de guerra, en espera que liberaran el paso defendiendo la banderas del libre cambio y forzando la navegación de lo que eran ríos interiores del país.
Esto era descabellado, como si naves Argentinas pudieran haber navegado de prepo el Sena o el Támesis.
Señala Noblía en su obra citada que: “según las costumbres de esa época, los ríos interiores pertenecían al territorio que surcaban, o sea que se los consideraba como verdadera tierra firme, siempre y cuando ambas orillas pertenecieran al mismo estado. En el caso que las orillas tuvieran distintos propietarios solamente ellos poseían la exclusividad de navegarlo. Estos conceptos jurídicos tenían aceptación mundial y no había legislación, ni nacional no internacional, que expresara lo contrario, salvo pactos aislados surgidos luego de la finalización de alguna guerra, donde los vencidos se veían obligados a perder parte de sus derechos otorgando al vencedor la libre navegación de sus ríos interiores”.
Cuando aconteció esta batalla las dos orillas del Paraná pertenecían a la Confederación Argentina comandada por Rosas, y recién la Constitución de la Nación Argentina de 1853, dictó el artículo 26: “la navegación de los ríos interiores de la Confederación es libre para todas las banderas”.

INICIO DEL COMBATE Y UNA HISTORICA PROCLAMA

En la noche del 18 Mansilla con dos balleneras se acercó a la flota enemiga para reconocerla personalmente. Disparos de fusilería provenientes de las naves invasoras lo obligaron a retornar a las baterías. El día 19 transcurrió en paz por dos razones, carencia de vientos favorables para las velas de las naves invasoras y por una intermitente lluvia. Por su parte Mansilla, ese día, efectuaba un segundo reconocimiento.
El 20 cambian las condiciones atmosféricas, finaliza la lluvia, se disipa la niebla y comienza a soplar un viento suave, sostenido y a favor para las naves invasoras. A las 8,30 de la mañana de ese mismo día, los barcos anglo-franceses comienzan a moverse.

PROCLAMA DE LUCIO MANSILLA

“(...) Considerad el tamaño del insulto que vienen haciendo a la Soberanía de nuestra Patria, al navegar las aguas de un río que corre por el territorio de nuestra República, sin más título que la fuerza con la que se creen poderosos...

¡¡¡MUERAN LOS ENEMIGOS!!!

Tremola en el Río Paraná, y en sus costas el pabellón azul y blanco, muramos todos Antes de verlo bajar en donde flamea (...)”
18 – 11 – 1845

Al notarlo Mansilla arengó a sus hombres diciendo:” ¡Allá la tenéis! Considerad el insulto que hacen a la soberanía de nuestra Patria al navegar, sin más título que la fuerza, las aguas de un río que corre por el territorio de nuestro País. ¡Pero no lo conseguirán impunemente! ¡Trémola en el Paraná el pabellón azul y blanco y debemos morir todos antes que verla bajar de donde flamea! A continuación la banda del Regimiento Patricios de Buenos Aires comenzó con los acordes del Himno Nacional que fue coreado por toda la tropa.
Al frente de la escuadra navegaba la fragata “San Martín”, ex nave insignia del Almirante Brown, vilmente apresada frente a Montevideo, luciendo el pabellón de Francia. Cuando llegó a las proximidades de la primer batería Mansilla dio la orden de fuego gritando “VIVA LA PATRIA”, señal ya tradicional en nuestras guerras. A medida que los invasores se acercaban se generalizó el cañoneo.
Según Teodoro Caillet Bois los barcos avanzaron formados en dos divisiones de nacionalidad combinada. La primera: “San Martín”, “Pandour”,”Dolphin” y “Comus”, al mando de Tréhouart. La segunda división comandada por Sullivan estaba integrada por “Philomel”, “Prócide”, “Expedictive” y “Fanny”, que se situó sobre la costa entrerriana, a unos 700 metros de la batería “Restaurador Rosas” al mando de Alzogaray.
LAS CADENAS DETIENE LA FLOTA

Por medio del río continuó navegando el “San Martín” rumbo a las cadenas con el fin de cortarlas, detrás continuaba la marcha el resto de la escuadra. A medida que los invasores se acercaban a las baterías, se generalizó el cañoneo siendo los primeros blancos la corbeta “Expeditive”, la goleta “Procide” y el bergantín “Philomel”.

Ya frente a las baterías y próxima a las cadenas, el “San Martín” detiene su andar al calmar el viento, razón por la cual debe anclar para no ser arrastrado por las corrientes río abajo, ya que esto produciría un extraordinario desorden en la formación.
Así la nave insignia de la flotilla Francesa queda inmóvil justo enfrente de las baterías patriotas, quienes aprovechan el acontecimiento acribillándola con mas 100 balas de cañón. En la nave quedan fuera de combate 2 oficiales y 44 tripulantes, a lo que se suma la arboladura a punto de caer. En su ayuda acude el “Fulton” con sus poderosas piezas de a 80 dándole algo de alivio, pero un cañonazo corta la cadena del ancla y el “San Martín” comienza a ser arrastrado aguas abajo por lo que el comandante de la escuadra de Francia, Tréhouart, decide trasbordar a la corbeta “Expedictive”. El “Comus”, otra nave que recibió bastante castigo, registra en su bitácora que las dos baterías centrales fueron cuatro veces abandonadas por su gente.
A las 9,30 horas, y con el primer intento de romper las cadenas rechazado a cañonazos, se combate en toda la línea. Todos los buques anglo-franceses han entrado en acción y todas las baterías Argentinas han contestado el fuego disparo por disparo y, a pesar de la desigualdad de armas, los defensores Argentinos logran hacer retirar detrás de la línea de fuego a los bergantines “Dolphin” u “Pandour” por las múltiples averías sufridas. Es de hacer notar que a pesar que los proyectiles patriotas eran macizos, cuando impactaban en la madera de las naves hacían saltar decenas de astillas de todos los tamaños que producían gran cantidad de heridas, a veces mortales, entre los marineros europeos.
Pero los formidables “Paixhans” franceses con sus balas explosivas, comienzan a cobrar un alto precio entre los heroicos defensores.
Para tener una idea, debemos pensar en una pelota N° 4 o n° 5, a fin de referencia el tamaño de los proyectiles franceses, que además estaban rellenos con metralla, pedazos de hierro y explosivo. Cuando esas bombas explotaban causaban un desastre en las baterías Argentinas.
De acuerdo a algunos cálculos, no muy aproximados, hechos por el Lic. Ramos y la Universidad de Luján, se habrían intercambiado proyectiles en una cantidad que oscilaría entre los 25 y 30 mil en esas 8 o 9 horas de batalla, sobre todo del lado de los aliados. Teniendo en cuenta el cálculo de decenas de miles de proyectiles arrojados y considerando que los núcleos principales de la batalla eran las cuatro baterías instaladas en la costa, (Manuelita, Mansilla; Brown y Restaurador Rosas) tres arriba de la barranca y una rasante. Una estimación hace pensar que los artilleros que servían a esas baterías no vivirían más de media hora en su puesto, siendo reemplazados por otros artilleros, ya que la flota anglo-francesa prácticamente haría tiro al blanco con ellos.
Casi al medio día, Mansilla envía una nota a Rosas comunicándole que el enemigo todavía no ha podido vencer la línea de las cadenas, “Aunque supone que podrá hacerlo, pues a él le quedan pocas municiones”. Siendo la una de la tarde continúan sin poder cortar las cadenas, sin embargo el “Republicano” vuela por los aires por orden de su capitán Thomas Craig, ya que habían quedado sin municiones y suma sus hombres a las tropas de tierra. Al desaparecer el obstáculo que presentaba el “Republicano”, el vapor “Fulton” logra llegar hasta las cadenas, aunque sin poder cortarlas por el intenso cañoneo que recibía, que incluso mata a su maquinista principal.


RUIDO DE ROTAS CADENAS

En este punto los anglo-franceses perciben que, si bien la potencia de la artillería de las naves inclina la suerte de la batalla a su favor, de nada servirá si no cortan las cadenas que obstruyen el paso. Estratégicamente la situación es crítica ya que la flota se halla encajonada recibiendo más y más castigo de las baterías Argentinas, sin poder moverse.
Es ahí cuando Hope, al mando de la “Firebrand”, estima que es el momento de jugarse el todo por el todo. Ordena posicionar nuevamente la nave respondiendo a las baterías costeras y dispone bajar una pequeña lancha de desembarco. Un enorme martillo y un yunque es todo lo que carga sobre la pequeña embarcación. Hope salta sobre la misma y ordena dirigirse contra la línea de botes que soportaban las cadenas.
Los patriotas observando la acción e intuyendo el objetivo les tiran con todo. Enormes columnas de agua producidas por los proyectiles se levantan a escasos metros de la lancha, bañando a los desesperados remeros que redoblan sus esfuerzos. Más peligrosos son los proyectiles que se disparan desde la batería colocada sobre la playa ya que los mismos rebotan en el agua y se vuelven a elevar, pasando a metros del bote con un silbido aterrador. Uno solo que impacte de lleno y la pequeña embarcación se partirá en pedazos matando a todos.
Llegados a las barcazas, Hope salta sobre una de ellas, dos marineros que le siguen colocan el yunque debajo de una de las cadenas y es el mismo capitán de la “Firebrand” quién, con indudable sangre fría, la emprende a martillazos contra los duros eslabones.
En esta oportunidad la diosa fortuna decide inclinarse por los protagonistas del heroico acto quienes, de milagro, logran escapar a todo lo que le tiraban desde las barrancas: Minutos más tarde los castigados eslabones saltan y las cadenas se deslizan hacia el fondo del Paraná.
La lucha continúa pero ya las naves invasoras van cruzando la línea mientras cañonean terriblemente a la batería Manuelita, quién puede contestar solo esporádicamente debido a la escasez de balas.
En esos momentos un proyectil de artillería enemigo voltea al heroico Juan Bautista Thorne, jefe de la batería que, al golpear su cabeza en la tierra sufre una afección por la cual pasará a la historia con el apodo de “El Sordo de Obligado”. Otra versión sostiene que la sordera de Thorne se produjo a consecuencia de estar tanto tiempo al lado de cañones que disparaban sin cesar durante casi nueve horas, varios artilleros sobrevivientes padecieron las mismas consecuencias. Las baterías finalizan su lucha ya sea por falta de municiones, o porque directamente habían sido arrasadas por el cañoneo. Es en éste momento cuando comienzan los intentos de desembarco masivo del enemigo.
A las dos y media de la tarde el General Mansilla recibió un parte que le informaba que a una 15 cuadras al sur de las baterías, en el lugar llamado “Playa de los Pescadores”, el enemigo desembarca considerables fuerzas de infantería, para atacar sin dudas por el flanco. De inmediato imparte la orden de atacar al Coronel Ramón Rodríguez quien, al mando de 400 hombres del Batallón “Independencia” (Regimiento 1 Patricios), se hallaba a la espera en el bosque de talas, ubicado entre y detrás de las baterías “Restaurador Rosas” y “General Brown”. Los soldados avanzan a la carrera para evitar la maniobra de flanqueo. En el lugar unos lanchones ya habían desembarcado a numerosos infantes, pero otros todavía navegaban en dirección a la playa, por lo que el enemigo no había conseguido aún desplegar todo su poderío. Rodríguez no desaprovecho la oportunidad y ordeno cargar. Los oficiales anglo-franceses pensaron en resistir el ataque, pero viendo que no sería posible sin tener a todos los hombres en la playa ordenaron el reembarque, acción que se cumplió bajo una feroz arremetida a la bayoneta que realizaron los patriotas.
Sin embargo la situación no da para mucho más. Con las baterías mudas por el fuego enemigo o la falta de municiones, la “Gorgon” y la “Firebrand” se acercan a la costa. Son las 5,45 de la tarde. Dos compañías de infantes comandadas por Sullivan se descuelgan de los barcos hacia los botes y enfilan hacia la playa en un segundo intento de desembarco. Este nuevo ataque se compone de 325 hombres que hacen pié en tierra firme a la altura del morro donde estaban amarrados los extremos de las cadenas, con el apoyo constante de la artillería de sus barcos. Media hora después lo hace el comandante francés con 100 hombres más.
En ese momento los encargados de la defensa de la soberanía nacional, en esa zona, son el Batallón Norte y los Patricios Nicoleños, ambos de San Nicolás, compuesto por múltiples Sampedrinos, quienes cargan a bayoneta calada a los invasores y los obligan a retornar a sus botes para luego reembarcarse nuevamente. Mientras se desarrolla la lucha cuerpo a cuerpo, un casco de metralla hiere a Mansilla, quien debe ser sustituido en el mando por el segundo jefe de las fuerzas patriotas de Obligado, el Coronel Francisco Crespo.
Un tercer desembarco de los aliados se produce a continuación, pero esta vez no puede ser rechazado por los patriotas en retroceso debido al intenso cañoneo y los cohetes disparados por la “Expedictive”, “Procide” y “Philomel”. Las arremetidas de la caballería Federal en su intento de rechazar el ataque son vanas y las tropas anglo-francesas mandadas por Sullivan y Tréhouart en persona se hacen dueños del lugar.
Ha comenzado a caer la defensa de Obligado, luego de casi doce horas de intenso combate. Las fuerzas patriotas se retiran rumbo a San Nicolás con el fin de reorganizarse.
Termina el día con casi 300 Argentinos muertos y cerca de 500 heridos. Los invasores tenían poco más de un centenar de bajas entre heridos y muertos. Esta disparidad que marcan las cifras se explica únicamente por la diferencia tecnológica-bélica que existía entre ambos contenedores. La Argentina había retado a las dos mayores potencias juntas y así le había ido, pero había escrito una hermosa página en la historia de la Nación la que, lamentablemente, luego se dejo caer en el olvido.
Aún así y pese a lo desigual del armamento, la flota aliada tuvo que detenerse a curar sus heridas que no eran pocas. Los “Pandour”, “Fulton”, “Dolphin” y “San Martín” fueron acribillados por los cañones Argentinos, y no fueron destruidos totalmente debido al pequeño calibre de los mismos.
“Siento vivamente (dijo el almirante Inglefield en su parte de guerra) que este bizarro hecho de armas se haya logrado a costa de tal pérdida de vidas, pero considerando la fuerte posición del enemigo y la obstinación con que fue defendida, debemos agradecer a la divina providencia que aquello no haya sido mayor”. Tréhouart se expresó en términos análogos. A su juicio la posición había sido fortificada por una mano maestra. Según la prensa de Montevideo “nunca desde la paz napoleónica, encontraron franceses e ingleses tan heroica resistencia.


ARTILLEROS

A los Héroes caídos del Combate
de Obligado, que como Artilleros actuaron
en la defensa de la Soberanía Nacional
a las órdenes de:
Cnel. De Marina Alvaro J. De Alzogaray
Cnel. De Marina Juan B. Thorne
Teniente de Marina Eduardo Brown

LUCHARON HASTA AGOTAR LAS MUNICIONES



20 de Noviembre de 1845


INFANTERIA
“(...) Quiero restituirle al Coronel Ramón Rodríguez, si vive, o si no al Regimiento de Patricios de Buenos Aires, si aún existe, la bandera bajo la cual, y en la noble defensa de su Patria cayeron tantos de los que en aquella época lo componían.
Si el Coronel Rodríguez ha muerto y si el Regimiento no existe, ya yo pediría a cualquiera de los miembros de su familia que la acepten en recuerdo suyo y de la muy brava conducta de él, de sus oficiales y de sus soldados de Obligado (...)”
Almirante B. J. Sullivan 1883.



DESERTORES

Sobre esto señala Ramos que:”una alumna, pasante en la universidad, halló datos sobre Francisco Uturraspe, de 24 años.
Desde los 19 está sirviendo en uno y otro fortín, lo manda de acá para allá, a muchos los levantan con leva y los llevan de prepo a los Fortines. A este lo apresan en la Villa de Luján porque se había escapado de la Batalla de la Vuelta de Obligado, lo había ido a buscar su mujer y lo rescata a caballo del medio del combate, lo sube al anca del animal y se lo lleva. Lo apresan en Luján, lo traen a San Pedro y lo fusilan a los 24 años.
Hubo muchos desertores hasta el punto que, Rosas ordena que fusilen a todos los oficiales y a uno de cada siete, en caso de los soldados.
Pero esto no solo ocurrió después de esta batalla, ya que antes estaba sucediendo, pero hay que imaginarlo en un contexto de guerra civil que vivía el País. Por ahí había unitarios enrolados en la fuerza, habría gente que ni enterada de que se trataba la batalla.
Según registros de un historiador hubo gente que desertó preocupada porque había que levantar la cosecha.

ANTONIO RIVERO



"El ser gaucho es un delito" cantaba Martín Fierro en su inmortal poema:"siempre pobre y perseguido/...como si juera maldito/porque el ser gaucho, ¡carajo!/el ser gaucho es un delito".
De esa forma José Hernández nuestro máximo poeta, expresó el drama de los gauchos que quisieron ser libres "como el pájaro del cielo" y se debieron enfrentar con quienes los consideraron bandoleros..
"Le llaman gaucho mamao/si lo pillan divertido/si uno aguanta, es gaucho bruto/si no aguanta es gaucho malo/¡Déle azote, déle palo!/porque es lo que él necesita/de todo el que nació gaucho/esta es la suerte maldita”.
A esa estirpe de gauchos perteneció Antonio Rivero, nacido junto a la Patria en los pagos de Montiel (Entre Ríos), patriota como el que más y federal (por más datos). Fue un héroe nacional que pocos reconocieron, pero otro entrerriano cabal, el poeta gauchesco "Popo" Próspero Chávez (1929-1979) supo cantarle: “¡Ah! gaucho Antonio Rivero/que a bolas te abriste cancha/y en eso de hacer pata ancha/no mesquinastes el cuero”.
Arisqueándole tal vez a la triste suerte de los gauchos, Antonio Rivero se hizo a la mar guiado por la Cruz del Sur y terminó conchabándose de esquilador de ovinos en nuestras Islas Malvinas en tiempos que las administraban los gobernadores designados en Buenos Aires por Manuel Rodríguez y Juan Manuel de Rosas: Luis Vernet y Esteban Mestivier. “¡Ah! gaucho Antonio Rivero/que en esos pagos tan fríos/se te agrandó el Entre Ríos y el coraje montielero".
Pero un aciago 2 de enero de 1833 llegó a esas latitudes el comandante Onslow, de la fuertemente armada corbeta inglesa "Clio" y realizó el ultimátum de arriar la bandera argentina, procediendo a izar la británica, designándose gobernador: tenía órdenes de S.M. Británica de ocupar el archipiélago y someterlo al poder inglés.
Una vez concluida su tarea Onslow dejó como gobernador al despensero Dickson y el 14 de enero de 1833 zarpó hacia nuevos destinos de su misión pirata. Fue entonces cuando Antonio Rivero comenzó su labor de convencer a otro puñado de gauchos esquiladores para restablecer el pabellón argentino. El 26 de agosto de ese mismo año el grupo de gauchos comandados por Rivero tomó por asalto casas de Puerto Soledad y algunas embarcaciones inglesas. A lo gaucho ejecutaron a todos los que cumplían órdenes británicas.
"¡Pucha! q' les quedó fiero/que un gaucho con siete más/con alas de libertad/de esas que empluma mi tierra/le declarara la guerra/por su cuenta y nada más".
Antonio Rivero y sus gauchos estuvieron al gobierno de las Malvinas, arriando el pabellón inglés e izando la bandera argentina, hasta el 7 de enero de 1834 en que fueron reducidos por efectivos armados de la fragata inglesa "Challenger" comandada por el Capitán Seymour. Rivero y los suyos fueron embarcados para someterlos a juicio.
"Y no me extraña esa hombrada/cumpliendo sus pareceres/que al fin en esos deberes/de su indómita gauchada/en tan desigual patriada/con su apotrada hidalguía/ta' toda la tierra mía/quisquíllosa y corajuda/porque parió bien sin dudarla yegua e' la entrerrianía".
La crónica y periodismo inglés los consideró "bandoleros", "asesinos", "delincuentes". Primero se les hizo un proceso en el buque "Spartiate", de la estación naval británica en América del Sur. Fue tan inicuo que el almirante inglés no se atrevió a convalidarlo y prefirió desprenderse del asunto desembarcando a Rivero y los suyos en Montevideo.
"Ahijuna ... acostumbrao/a quedarse con lo ajeno/y Rivero que era güeno/pa' tirarle a los venao/tres barcos le había boleao/en insólito abordaje/y en aquel frío paraje/de la querida Argentina/no había libras de esterlina/para comprar su coraje”.
La cosa es que poco después Antonio Rivero fue dado de alta en el ejército de Buenos Aires por el gobernador Juan Manuel de Rosas y allí prestó nuevos servicios hasta que, como lo comprobara el historiador José María Rosa, murió en su ley de gaucho patriota, al pie de una batería argentina peleando contra los ingleses el 20 de noviembre de 1845 en la Vuelta de Obligado. Algunos "historiadores" (sic), a pesar de la heroica y esforzado vida de Antonio Rivero, prefirieron mezquinarle honores diciendo que fue un gaucho pendenciero porque se basaron en las crónicas británicas sobre la sublevación de Malvinas. Hasta la Academia Nacional de Historia en un dictamen dado en Buenos Aires 19 de abril de 1966 con la firma de los académicos Ricardo R. Caillet-Bois y Humberto F. Burzio sostuvo que "los antecedentes documentales hasta ahora conocidos, no son nada favorables para otorgar a Rivero títulos que justifiquen un homenaje". Como cantó Martín Fierro: "el ser gaucho, carajo!/el ser gaucho es un delito”.

Quiero homenajear su memoria repitiendo los versos de Próspero Chávez:

“El filo e' tu caronero
es una luz que ilumina
debe ser llama argentina
pal' q' se sienta servil
alumbre con su candil
el derecho a las Malvinas”.
Dr. Alberto González Arzac
Otro Rivero, Javier fue un Sampedrino caído en esa batalla y sepultado en el segundo camposanto que tuvo la Ciudad de San Pedro, en la intersección de las Calles Bartolomé Mitre y Bozzano.
En el sito existe un camino peatonal que conecta calle Mitre con 25 de Mayo, y en él un pequeño monolito levantado el 20 de Noviembre del 2000, por el Centro de Estudios Históricos de San Pedro, muestra una placa en la que se recuerdan los nombres de cuatro combatientes Sampedrinos caídos en el Combate de la Vuelta de Obligado. Ellos son el citado Rivero, Ceferino Celada, Pedro Pan y Agua y Santiago Moreira. Dos calles de la Ciudad fueron bautizadas con los nombres de los dos primeros.
Fueron muchos los Sampedrinos caídos en el combate. Lamentablemente sus nombres se han perdido por falta de rigor en el momento de la leva, de ahí lo valioso del trabajo de investigación, ya que el mismo nos ha permitido, con estos cuatro nombres, homenajear a todos los hijos de esta Ciudad caídos ese 20 de Noviembre de 1845.
El combate cubrió de gloria el nombre argentino, desprestigio el bloqueo e hizo comprender la justicia argentina a muchos adversarios de Rosas.
La resistencia se mantuvo admirablemente. Las provincias suplieron a la importación, y sus producciones artesanales crecieron en forma complementaria con la economía bonaerense.
Al cabo del tiempo el bloqueo resultaba un fracaso político, militar y económico, por su costo y las continuas subvenciones dadas a Montevideo.
Las grandes potencias enviaron sus mejores diplomáticos, que retornaron fracasados, sin doblegar a Rosas.
En 1846 llego al Plata, enviado por ambos gobiernos, el ex cónsul Thomas Samuel Hood y sus propósitos de arreglo no tuvieron éxito a pesar de su buena voluntad. El repetido fracaso de los diplomáticos europeos agudizaba el problema y tenía visos de nunca acabar.
Por ello, a comienzos de 1849, el Premier Palmerston envió a Buenos Aires a Henry Southern munido de especiales instrucciones, quien tras arduas negociaciones anuncio que su país aceptaba la posición defendida por nuestro gobierno.
Concluyeron las deliberaciones con los tratados Southern-Arana (24 de Noviembre de 1849) y Arana-Lepredour (31 de agosto de 1850) cuyos puntos análogos establecían: suspensión de hostilidades en Uruguay, devolución de Martín García y barcos apresados, reconocimiento de la exclusiva jurisdicción y control argentino sobre sus ríos interiores, consideración del general Oribe en su investidura legal.
El pabellón argentino seria solemnemente desagraviado. La victoria estaba totalmente consumada. Los cañones de la fragata Southampton, " saludaron con 21 disparos de desagravio y homenaje a una humilde bandera, desconocida del mundo, pero no ignorada por ellos”.

MANIFESTACIONES DE SAN MARTIN

Cuando el Libertador don José de San Martín se enteró del bloqueo a los puertos de la Confederación, inmediatamente le escribió a Rosas ofreciendo sus servicios de militar, y cuando tuvo noticias de los acontecimientos de Obligado, realizó otro tanto con el General Guido inmortalizando la frase:
“que los Argentinos no son empanadas que se comen sin más trabajo que abrir la boca”.

En marzo de 1849, Rosas contestó una carta al Libertador en los siguientes términos:

"Nada he tenido más a pecho en este grave y delicado asunto de la intervención, que salvar el honor y dignidad de las repúblicas del Plata, y cuando más fuertes eran los enemigos que se presentaban a combatirlas, mayor ha sido mi decisión y constancia para preservar ilesos aquellos queridos ídolos de todo americano. Usted nos ha dejado el ejemplo de lo que vale esa decisión y no he hecho más que imitarlo. Todos mis esfuerzos siempre serán dirigidos a sellar las diferencias existentes con los poderes interventores de un modo tal que, nuestra honra y la independencia de estos países, como de la América toda, queden enteramente salvos e incólumes." (Juan Manuel de Rosas).

“No puedo concebir que haya americanos que por un indigno espíritu de partido se unan al extranjero para humillar a su patria y reducirla a una condición peor que la que sufríamos en tiempos de la dominación española. Una tal felonía ni el sepulcro la puede hacer desaparecer."
Posteriormente antes de fallecer en 1850, determino como una de sus últimas voluntades (General don José de San Martín)

“El sable, que me ha acompañado en toda la guerra de la Independencia de la América de Sur, le será entregado al general de la República Argentina, don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarnos."

LA BATALLA IGNORADA

Desde la caída de Rosas hasta hace algunos años esta fue una batalla ignorada. En la Escuela la vimos pasar rápidamente y sin mayores comentarios, a pesar que casi trescientos Argentinos entregaron sus vidas defendiendo ni más ni menos que la SOBERANIA NACIONAL.

RESURRECTIO CARNI


A los caídos en los combates de

“VUELTA DE OBLIGADO”

20 – XI – 1845

Batalla de

“LAS MALVINAS”

02 – IV – 1982

SAN PEDRO

Madre de héroes
Cuna de VALIENTES


Algún día deberemos entender que Rosas, San Martín, Belgrano y el resto de los hombres de nuestra historia fueron justamente eso, hombres que creyeron que estaban haciendo lo mejor para el País y así debemos tomarlo. Traer conflictos de esa época a la actualidad para revitalizarlos y no para estudiarlos y comprenderlos en su contexto, es un error. Cuando superemos esa inmadura actitud nos encontraremos con toda la magnificencia, con todo el heroísmo y la grandeza que significó la Batalla de la Vuelta de Obligado.

Ese día comenzaremos a saldar una deuda con más de dos mil hombres y mujeres que enfrentaron a las dos mayores potencias del mundo en el siglo XIX.



"Llegará el día en que desapareciendo las sombras sólo queden las verdades, que no dejarán de conocerse por más que quieran ocultarse entre el torrente oscuro de las injusticias”