Rosas

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martes, 24 de julio de 2012

El viejo Bruno

Por Rodolfo Rudy

Así llamaba Juan Manuel de Rosas al almirante Guillermo Brown, del mismo modo cariñoso y familiar con que los paisanos argentinos pronunciaban su nombre.


Guillermo Brown nació en Foxford, pueblo de Irlanda el 22 de junio de 1777, en épocas difíciles, en las cuales los hogares católicos eran arbitrariamente atacados por los dominadores ingleses. Intentando respirar algo de libertad y escapando del acoso permanente de los británicos, su padre lo llevó a los EEUU. Allí quedó huérfano, ingresó como grumete en un barco y en una ocasión cuyos detalles no son bien conocidos, fue obligado por el comandante de un buque inglés a formar parte de la tripulación. En la época eran frecuentes los enrolamientos forzosos de marinos.



Sea como sea, pronto se convirtió en un marino experto, con un coraje a toda prueba. Inteligente y con naturales condiciones de mando, por la admiración que sabía despertar en sus subordinados. Estuvo prisionero de los franceses, logró fugar y llegó hasta Inglaterra, en donde contrajo matrimonio en 1809. En ese mismo año, el matrimonio Brown se traslada al Río de la Plata en busca de paz y con la digna aspiración de labrarse un futuro promisorio.


Allí lo sorprende la revolución de mayo, a la cual se pliega con fervoroso entusiasmo. Sus proezas individuales enfrentando a los barcos realistas procedentes de Montevideo que acosan a sus naves mercantes por navegar bajo la soberanía de Bs As, le merecen la admiración de todos los patriotas.


En 1814 se le encarga el mando supremo de la flota naval que debe vencer a la escuadra realista del almirante Romarate. Con un valor a toda prueba defiende la isla de Martín García y destroza completamente a las naves de su rival. Sus triunfos constantes en las aguas del Río de la Plata concretaron la rendición de Montevideo.


Para ir sembrando las ideas de libertad en los territorios sudamericanos bañados por el Pacífico, preparando el terreno a la posterior expedición sanmartiniana, a fines de 1815, Brown emprende un crucero en su fragata “Hércules”, transitando por las aguas de Chile, Perú, Ecuador y Colombia.


Luego de varias peripecias regresa a nuestro país y se retira a la vida privada, hasta que, habiéndose desencadenado la guerra contra el Brasil, el gobierno lo convoca para que dirija nuestra escuadra nacional, llevando su insignia en la fragata “25 de Mayo”. Brilló en varios combates, principalmente en “El Juncal” y en “Los Pozos”.


Terminada la guerra, el bravo marino, argentino de corazón y patriota sincero, que no sabía nada de política, fue engañado por la logia unitaria, que dirigía desde bambalinas su amigo Rivadavia. De ese modo, lo vemos aparecer junto a la Lavalle en el movimiento del 1º de diciembre, siendo designado gobernador suplente de la provincia de Bs As. Tras haberse producido el fusilamiento de Dorrego y comprendiendo cuáles eran las verdaderas intenciones de los instigadores de la sublevación, Brown renuncia, volviendo nuevamente a la vida privada. Durante su breve desempeño como gobernador en ausencia de Lavalle, se ocupó de muchísimas cuestiones, lo que inspiró al irrespetuoso Salvador María del Carril, quién apodó al marino “La máquina de firmar”.


Prueba de su patriotismo sincero es que cuando nuestro país era hostigado por naves anglofrancesas, en 1838, el gobernador Rosas lo convocó y Brown no solamente aceptó el mando sino que se desempeñó con lealtad y temerario arrojo en su lucha contra los invasores.


Habiendo sido vencido Rosas en Caseros, Brown se retira nuevamente a la paz de su hogar y allí es visitado, por Grenfell, almirante de la armada brasileña cuando nuestro país confrontó con el país vecino. Cuando el visitante se queja de lo ingratas que son las Repúblicas con sus leales servidores, Brown exclama con convicción: “Sr. Grenfell, no me pesa haber sido útil a la patria de mis hijos; considero superfluos los honores y las riquezas cuando bastan seis pies de tierra para descansar de tantas fatigas y dolores.”


Falleció en Bs As en 1857. El próximo 3 de marzo, se cumplirán 150 años de la desaparición física de este patriota insigne, que se mostró siempre mucho más argentino que muchos nacidos en esta tierra.

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