Rosas

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martes, 31 de mayo de 2011

El otro 2 de Abril...

Por Adolfo Mosso

Cuando mencionamos la fecha 2 de abril, irremediablemente la memoria nos convoca al recuerdo del año 1982 y al acontecimiento, quizás, más caro a nuestros sentimientos nacionales, Las Islas Malvinas Argentinas.
Pero este es el 2 de abril de 1976, esa tarde el flamante Ministro de Economía de la no menos nueva Dictadura Militar, José Alfredo Martínez de Hoz por Cadena Nacional de Radio y Televisión daba a conocer el "Programa de Recuperación, Saneamiento y Expansión de la Economía", es decir las bases del plan economico del nuevo Gobierno.
Nos decía:
"... la economía argentina no tiene ningún mal básico. Tiene un alto indice cultural y bajo nivel de analfabetismo, con una alta calidad de profesionales, técnicos y obreros. Completado con el nivel de ingresos, por habitante, más alto de Latinoamérica, generandola clase media más grande de la región" (SIC)

Analizando desde este inicio del discurso sería lógico preguntarnos: ¿Cuál es el objeto de un nuevo plan económico?
En el desarrollo del mismo esta la respuesta:
"... de limitar la función del Estado, ya que la empresa privada es el verdadero motor de la economia moderna..."
Este era el inicio de un proceso económico dirigido en favor de los grandes monopolios extranjeros.
En su discurso el Super Ministro del Gobierno Militar dejó en claro que el primer objetivo era detener la inflación y para ello avanzo con el plan de ajuste:

-Congelamiento salarial por tres meses

-eliminación del sistema de control de precios

-incremento en el tipo de cambio

Con estos tres puntos se experimento un deterioro, de los salarios reales, del 30%, para esto se disolvió la CGT, se suspendieron las actividades gremiales y el derecho a huelga. Era el inicio de un intento de disciplinar a los sectores obreros y una transferencia fenomenal de ganancias de los asalariados a los grupos económicos concentrados, profundizado más adelante con una salvaje apertura economica y reducción de los aranceles de importación que llevo a la ruina la industria nacional y al desmantelamiento productivo.

Pero esto no fue suficiente también arremetio contra las tarifas de las empresas energéticas nacionales aún:

"...ante la falta de recursos de Y.P.F.... para aumentar la producción convocamos a empresas privadas nacionales o extranjeras..."

"...también aumentamos los combustibles un 30%..."

"...las tarifas de Gas Natural se incrementarán a partir del 1 de Abril..."
Para rematar:
"...las empresas eléctricas deben acelerar la recuperación tarifaria, ya que son extremadamente bajas en el consumo residencial..." (SIC)
Recordar este 2 de Abril de 1976 en estos tiempos es fundamental, porque no sólo el sector del dinero se beneficio, ese discurso dejó bien en claro que país era el que querían:
"...a la frontera agropecuaria se le incorporarán las tierras improductivas, siendo el Estado el encargado de poner en condiciones (desmontes, desagües, caminos, etc...) para luego vender a productores agropecuarios..." (SIC)
"...se quita el monopolio de la Junta Nacional de Granos en el comercio exterior...
...disminuyendo los derechos de exportación..."
"...la comercialización externa de carnes y granos deberá volver a encontrarse a cargo del sector privado..."
Era un proyecto de país para el 40% de los habitantes que nuestra patria tenía, volver a ese modelo agroexportador de principios del Siglo XX, era el objetivo perseguido desde 1955 y nunca estuvo tan cerca de concretarse.

Este era el concepto moderno que tenía el liberalismo sobre la nueva forma de la división internacional del trabajo, vendemos materias primas y compramos industrializados.
No fue casual que la U.I.A (Unión Industrial Argentina) y la S.R.A. (Sociedad Rural Argentina) saludaron con alborozo ese primer discurso del retoño más preciado de la rancia oligarquía vernácula.
Por ese motivo, es imprescindible recordar esa tarde, se nos presentó ante los ojos para iniciar un camino de crisis economicas constantes y que hoy tenemos la obligación de repensar, porque quienes nos llevaron a la crisis vuelven con las mismas recetas.
En definitiva, es otra batalla de una misma guerra contra el Imperialismo y sus personeros de adentro.

Secuestro y desaparición de Oscar Smith

Por Daniel Chiarenza
Al ser detenido y desaparecer para siempre, Oscar Smith tenía 45 años. Nacido el 8 de enero de 1932 en Villa Dominico, partido de Avellaneda, provincia de Buenos Aires. Casado con Maruja Pérez, con quien tuvo dos hijas. Era peronista e hincha de Independiente.
Smith, parte de su formación la hizo al lado de Félix Pérez y Juan J. Taccone, dos históricos de Luz y Fuerza.
Secretario general de este gremio, el que agrupa a los trabajadores del sector energético, hasta abril de 1976, cuando el mismo fue intervenido por el ejército. La empresa estatal SEGBA fue ocupada por la Marina, cuando las fuerzas armadas se repartieron los organismos del Estado. El interventor de Luz y Fuerza fue el coronel Saumel y el de SEGBA el coronel Roberto Roualdés. Tras el golpe militar hubo un despido masivo de delegados de Luz y Fuerza, y el ejército –con capacidad “constitucional”, que no era del arma de caballería- derogó las convenciones colectivas de trabajo. En febrero de 1977, Oscar Smith pretendió "negociar" la reincorporación de los compañeros despedidos por el ministro de Trabajo, general Liendo, y con el segundo de éste, general Daer (homónimo del traidor sindicalista). Entre el 7 y 8 de febrero Smith se reunió con Liendo y Daer y llegaron a un acuerdo, en el que se levantarían las medidas de fuerza. Tres días después, Oscar fue detenido desaparecido. Antes de su secuestro, el general Viola le había advertido que saliera de circulación porque estaba en peligro. El 11 de febrero Oscar salió de su casa -en pasaje Diamante al 5.000- con su automóvil. Tomó por avenida Mitre y luego giró por la calle Debenedetti hacia el Riachuelo. Allí fue encerrado por otros autos. Un grupo de civiles se lo llevó en un Falcon blanco. Aparentemente la Marina, recelosa por el acuerdo final con el ejército sobre zonas de jurisdicción, no respetado éste por el arma terrestre, los navales tuvieron que demostrar su poder “desapareciendo” al dirigente máximo lucifuercista.
Roberto Corrales, un ex detenido desaparecido con fama de mitómano, testimonió ante la subsecretaría de Derechos Humanos que había sido el compañero de celda de Oscar en un centro clandestino de detención ubicado en el sótano de una fábrica abandonada, en avenida La Plata y 12 de Octubre, Quilmes (donde hoy funciona el hipermercado Carrefour). Corrales dio nombres. También confesó tener miedo de ser represaliado. Allí Oscar fue torturado y murió entre el 8 y el 10 de enero de 1978. Se cree que fue enterrado en ese predio. Sobre los represores: Corrales relata que reconoció a uno, llamado Pastorini, que había sido su amigo de otrora, prometiéndole que colaboraría con ellos si lo soltaban. Así fue, quedó libre el 27 de enero del ´78. Luego, facilitó la detención de su viejo amigo Corsini. “Cantó” también que el jefe del grupo de tareas era el comisario Alberto Rousse, jefe de la policía bonaerense, que dependía del general Camps. Corrales había pasado por la subsecretaría de Derechos Humanos –dependiente del ministerio del Interior- por lo menos un año antes, con la intención de consultar sobre reparaciones para las víctimas de la dictadura. Allí contó lo que referimos más arriba. El supuesto compañero de celda de Oscar dijo también que él era obrero de la General Motors-Barracas, ingresando por su amistad con Corsini, sindicalista en esa fábrica. Corrales fue echado en el invierno del ´77 tras discutir con el jefe de seguridad; supo, también, del secuestro de un obrero de Citroen, de un ingeniero de la Peugeot y otros. Explicó que un día ingresaron a alguien en muy malas condiciones físicas, quien dijo ser Oscar Smith. Destacó que éste moralmente conservaba su entereza, insultando a sus captores. Smith fue víctima de un método de tortura llamado “el chupete”: le colocaban en el pene una especie de preservativo de goma gruesa que le impedía orinar y le provocaba fuertes dolores.
Smith se jugó la vida por los derechos de los trabajadores, y cada 11 de febrero el gremio Luz y Fuerza recuerda su desaparición.

sábado, 28 de mayo de 2011

La infamia de Caseros


Por Edgardo Atilio Moreno

El 3 de febrero de 1852 la Confederación Argentina, que conducía legítimamente y conforme a derecho don Juan Manuel de Rosas, cayó derrotada en los campos de Caseros frente a la infame coalición que conformaron brasileños, orientales y urquicistas.
Aquella tragedia, que marcó a fuego nuestro destino nacional, fue el fruto de una trama perversa comenzada varios años atrás.
En efecto, nuestro enemigo histórico en la región, el Imperio del Brasil, hacia tiempo que estaba preocupado por que el gobierno de Rosas se había convertido en un escollo insalvable para sus ambiciones expansionistas, de modo tal que ordenó a su hábil diplomacia que encontrase la forma de derrocar al Ilustre Restaurador de las Leyes y el Orden.
En esto los brasileños coincidieron con los intereses económicos y geopolíticos de los ingleses, los cuales no cejaban en su intento por imponer la libre navegación de nuestros ríos interiores y el sistema de librecambio.
Para tales fines, los imperiales comprendieron que debían ganarse el apoyo de los enemigos internos de Rosas. Su presa mas codiciada fue el general Justo José de Urquiza, a la sazón gobernador de la provincia de Entre Ríos y a cargo del ejercito mas poderoso que disponía la Confederación Argentina.
Con ese afán ya en 1850 habían tentado al caudillo entrerriano solicitándole su neutralidad ante una eventual invasión al territorio argentino; oportunidad en la cual Urquiza supo contestar que no podía tomar tal actitud sin traicionar a su Patria.
Sin embargo, poco tiempo después, su forma de ver las cosas cambiaria. Razones de peso -o mejor dicho de pesos- influirían en ello. Y es que don Juan Manuel había resuelto poner fin al comercio espurio que había enriquecido al entrerriano.
Como bien lo explica el historiador José María Rosa, la política económica proteccionista que impulsó don Juan Manuel -instrumentalizada principalmente con la Ley de Aduana-, si bien protegió y dio un gran impulso a la actividad industrial en las provincias del interior –desencadenando así las agresiones anglofrancesas que culminaron en la Vuelta de Obligado-, sin embargo se convirtió en una molestia para los negocios personales de Urquiza.
Y aunque todos los gobernadores conservaron el derecho de adoptar las medidas económicas que deseen para sus provincias, siempre y cuando no perjudicaran a la Confederación; además de tener sus propias aduanas interiores y exteriores, sin que Buenos Aires obtuviera ninguna renta que les correspondieran a ellas; el caso es que Urquiza fue mas allá, en pos de su interés personal, abasteciendo a Montevideo, plaza enemiga sitiada por la Confederación, así como traficando oro y transgrediendo la ley de aduana en detrimento del bien común de los argentinos.
Su mismo secretario personal, Nicanor Molina reconoció que “Al pronunciamiento se fue porque Rosas no permitía el comercio del oro por Entre Ríos”. Claro que Urquiza debió encubrir esas motivaciones y alegó que se pronunciaba en contra de Rosas para dar al país una Constitución y terminar con la tiranía. Cuestiones que nunca antes le habían interesado y que tampoco podían justificar que un general de la Nación se una a los enemigos de la Patria con el objeto derrocar un gobierno e imponer otro ajeno a los intereses nacionales.
Así fue que, con ese pecado original –crimen de lesa patria-, se llegó al oprobioso 3 de febrero de 1852 y a la derrota inevitable de la Confederación Argentina frente a fuerzas mucho más poderosas. Fuerzas que dicho sea de paso habían sido financiadas por el enemigo extranjero poniéndose el patrimonio nacional como garantía del pago por dicha ayuda.
La ola de crímenes que se desató inmediatamente después de esta batalla fue otro baldón en dicho proceso, y fue un ejemplo más del proceder consuetudinario de unitarios y liberales en nuestra Patria. Más de 600 asesinatos en la ciudad de Buenos Aires, acompañados de toda clase de vejámenes a la población civil. Miles de ejecuciones en la campaña; toda una división del ejercito federal –la división Aquino- pasada por las armas; el coronel Chilavert y cientos de los héroes que lucharon en la Vuelta de Obligado asesinados cruelmente por los vencedores de Caseros.
El proceder de estos “iluminados”, que decían luchar contra la tiranía y el terror, y que prometían traernos los beneficios de la civilización; así como todo lo que vino después de Caseros, justificaría aun más todo lo hecho por don Juan Manuel de Rosas.
Las consecuencias de tal ignominia serian tristes, gravísimas y perdurables.
Por lo pronto, con la batalla de Caseros, Brasil salvó su destino y lavó sus afrentas. El hecho de que si bien la misma tuvo lugar el día 3 de febrero y que sus tropas esperaran hasta el día 20 de ese mes –aniversario de nuestra victoria en Ituzaingo- para recién entrar desfilando victoriosas en Bs As., lo dice todo.
Pero lo más grave fue que para la Nación Argentina Caseros vino a ser el comienzo de su declive nacional. Este hecho significó la interrupción de aquella empresa común iniciada en 1550 con la fundación de la ciudad de Santiago del Estero; determinó la ruptura de nuestra tradición histórica y el aborto de nuestro destino de grandeza.
A partir de entonces se comenzó a inventar un nuevo país, una antiargentina, de espaldas a la Argentina real y en contra de su verdadero Ser nacional.
El país que nació de aquel oprobio se edificaría conforme a los dictados de la masonería internacional y respondería a los intereses del imperialismo anglosajón.
El Estado que se organizará será la base del actual sistema de dominación que asegura el gobierno de los peores y la sumisión de nuestra Patria al capital financiero internacional.
El modelo económico a implantarse de aquí en más se encargará de transferir nuestras riquezas al extranjero; y nuestra cultura hispano católica y criolla sufrirá el embate de la cosmovisión materialista, laicista y liberal que transmiten las logias masónicas
.
Incluso el repudio a lo autóctono llegó a tal punto que se intentó implementar un verdadero genocidio con nuestro pueblo criollo a los efectos de reemplazarlo por una inmigración anglosajona y protestante que gracias a Dios no arribó a estas tierras. De todos modos, aquellas matanzas sistemáticas de gauchos habrían de afectar la sicología del arquetipo del hombre argentino, contribuyendo a la perdida de nuestro antiguo espíritu heroico y digno.
Ese espíritu fundacional perdido -pero materialmente vivo-, justamente es lo que los nacionalistas debemos recuperar para que volvamos a tener una Nación grande, fuerte e independiente, como la de los tiempos de don Juan Manuel; y para que los felones de hoy –del mismo linaje de los de Caseros- tengan su merecido.

viernes, 27 de mayo de 2011

Fray Francisco de Paula Castañeda

Fray Francisco de Paula Castañeda
El Padre Castañeda, alias “Carancho”, luchó incansablemente con su pluma filosa en los periódicos que el mismo fundaba, entre otros:

“El Lobera”
“La Verdad Desnuda”
“Vete Portugués que aquí no es”.
"Eu no me meto con ninguem"
"ven portugués que aquí es"
"Buenos Aires cautiva"
"Nación Argentina decapitada por el nuevo catilina Juan Lavalle."
“El Doña María Retazos”
“El despertador Teofilantrópico Misticopolítico”
“El Doña Matrona Comendadora de los cuatro periodistas”
“El desengañador gauchi-político, fedeimontonero, chacuacoriental, chotiprotector, putripublicador de todos los hombres que viven y mueren descuidados en el siglo diez y nueve de nuestra era cristiana”.

Desde sus periódicos descargó sus dardos y su artillería verbal contra sus enemigos políticos, a quien no dudó en ridiculizar y poner originales apodos, utilizando seudónimos que el mismo se atribuía.
Tuvo la predilección por los seudónimos con “Doña”. En el “Desengañador Gauchipolitico” del 5 de agosto de 1820 firmaba un Comunicado como “Doña viuda de la Patria” y en distintas oportunidades lo hizo con “”Doña Aburrida de Ingratos”, “Doña a Veces me Falta la Paciencia”, “Doña Detesta Niños”, “Doña Honesta Recreación, “Doña Lección no Interrumpida”, “Doña Estense los Cristos Quedos” o “Doña Mejor Jugador no Debe Quedar sin Cartas”.

Ofendido por los apodos que el Padre Castañeda le endilgaba, el general Hilarión de la Quintana lo llamó “Fraile Bigardo” (Fraile desenvuelto y de vida libre) y lo amenazó con hacerle dar “cincuenta azotes borneados por un negro” . Lejos de amedrentarse, el fraile le respondió al militar: “Mientras el general con su espada ande buscando el corazón de Fray Francisco, entre tanto sayal y tanta jerga, el Padre Fray Francisco le encontrará la boca y no le dejará diente a vida ni para comer mazamorra”

A Bernardo González Rivadavia, más conocido como Bernardino Rivadavia le dedicó estos versos:

"No hay provenir maravilloso
ni otro contenido más delicado
que librarse del Sapo del Diluvio
El Sapo es Rivadavia o Rivaduvio
o el Robespierre el renegado".


También lo apodó “Crispinillo el Trompudo”, en su canción “El Teruleque”, “Escriba”, “Doctor Bernardino Garrapata” y “Don Bernardote Riobombo” en el periódico “Vete Portugués que aquí no es”.

También refiriéndose a Rivadavia “Del nuevo Don Quijote de La Mancha, de la trompa grandísima, del inflado con antiparras, del sapo diluviano, del escuerzo de Buenos Aires, del Rey loco, del Ombú empapado en aguardiente, del Doctor en Ignorancia, de la Sota de Bastos (…) ¡Libera nos Domine!”

Mientras las provincias luchaban con los españoles por la independencia, los emisarios de Buenos Aires Rivadavia y Valentín Gómez recorrían las cortes de Europa en busca un príncipe para coronar en el Río de la Plata. Pueyredón ofrecía la corona a algún príncipe de Francia …”a la familia tan querida de nuestros corazones” (la de Borbón-Orleans).

Los ingleses no querían la coronación de un francés que compensaría la balanza (hasta ese entonces totalmente favorable al comercio ingles), y preferían la dependencia de España y la libertad del comercio ingles. Como no pudieron conseguir un príncipe de “pais de primer orden” para gobernarnos, a Valentín Gómez le ofrecieron un “premio consuelo” para que se corone a Carlos Luis de Borbón, Príncipe de Luca ...”un joven, casi un niño, del que solo puede enterarse que tocaba el violín y era soberano de un pequeño Estado Italiano”...Se negoció en forma reservada y se aprobó en forma secreta por el Congreso.

Como Valentín Gómez (preparándose para la próxima ceremonia) trajo un peluquín de Europa para tapar su pelada, el siempre original padre Castañeda le diría en verso:

"Mama Valentina.
se puso peluca,
cuando fue a traernos,
al duque de Luca."


Fuentes:
- Cutolo-Ibarguren (h). Apodos y denominativos en la historia argentina.
- La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar

martes, 24 de mayo de 2011

Guerrilla Naval

Por Leonardo Castagnino

A principio de 1866, durante la Guerra del Paragauy, los ejércitos en conflicto estaban separados por las aguas del Paraná, y los paraguayos hacían algunas excursiones de reconocimiento en territorio argentino. En una de esas excursiones se habia dado el combate de Corrales o Pehuajó.
Mientras tanto la poderosa armada brasileña permanecía fondeada en la rada de Corrientes, mientras el almirante Tamandaré paseaba por las calles de Buenos Aires.
Mitre manda a llamar al almirante, que llega a Corrientes el 21 de febrero de 1866, anunciado el 23 de enero que las tropas paraguayas no pasarían más el río Paraná, porque la escuadra les cortaría la retirada.
El 25 se reúne una junta aliada en Corrientes, a la que asiste el almirante y el mismo Mitre, quien expone el plan de operaciones, al tiempo que Tamandaré anuncia que va a subir el río Paraguay y a “descangalhar” los muros de Humaitá. Vale la pena aclarar que el soberbio almirante no alcanzaría a ver Humaitá, ni subido al palo mayor con anteojo de gran alcance.
Recién el 17 de marzo la flota deja el fondeadero, subiendo hacia Paso de la Patria con cuatro acorazados, trece cañoneras y cuatro transportes, con 100 bocas de fuego. El 22 del mismo mes, otra junta de guerra resuelve que la escuadra haga un reconocimiento aguas arriba y destruya Itapirú el día 25, para facilitar el desembarque. Iba a empezar entonces un duelo singular. López se preparaba para darles una sorpresa: había resuelto que un lanchón saliese a retar a duelo a toda la escuadra.
En la mañana del 23 de marzo el pequeño vapor Gualeguay remolca un diminuto lanchón hasta la punta de Itaípirú, dejándolo en al costa. El lanchón era tripulado por el sargento Francisco López y cinco compañeros, todos buenos tiradores, que le salen al encuentro a los acorazados “Brasil” y “Bahía”. Los acorazados les responden el fuego en forma desproporcionada, no obstante lo cual la refriega se prolongó por bastante tiempo, hasta que lo paraguayos deben abandonar el lanchón para ganar la orilla a nado, mientras los acorazados continuaban el fuego contra el lanchón hasta destruirlo.
Por la tarde del mismo día, aparece otro lanchón remolcado hasta Itapirú, tripulado por el famoso sargento José María Fariña, reanudando el combate con los acorazados hasta el atardecer. Al otro día se reanuda el combate y los paraguayos, que habían afinado la puntería, logran algún daño a los acorazados mientras éstos no lograban dar en el pequeño blanco móvil que los desafiaba.
El 25 de marzo la armada amaneció empavonada de fiesta conmemorando el aniversario imperial. A mediodía se daba una fiesta en la nave almirante, cuando de improviso apareció el impertinente lanchón paraguayo resuelto a disolver la reunión del festejo. Se posicionó frente al buque y comenzó a cañonearlo.
Desde el principio se vio que los tiros eran cada vez más certeros, y debió disolverse de urgencia la reunión porque los tiros pasaban rozando la cubierta ante el espanto y corrida de los antes alegres comensales. Un cañonazo dio en el pañol de víveres del “Apa” haciendo un destrozo tremendo. Alarmado el almirante ordenó que el acorado “Tamandaré” y la cañonea “Enrique Martins” avanzasen haciendo fuego contra el impertinente, pero el corajudo Fariña tranquilamente varó su lanchón en la costa, y pusieron pie en tierra desapareciendo el la selva contigua, donde estaba destacado el batallón 12.
Las naves brasileñas, envalentonadas, desprendieron tres botes con 25 hombres cada uno con el propósito de apoderarse del lanchón, pero fueron recibidos por un fuego graneado de fusilería que los obligó a retirarse precipitadamente. En su bronca de impotencia, los brasileros continuaron haciendo fuego con bombas, granadas y metralla contra la costa, sin lograr ningún blanco efectivo, prolongando el bombardeo hasta las 10 de la noche. Una de las bombas que había caído a lo lejos en un carrizal reseco, produjo un fenomenal incendio. El campo incendiado y el trazado de los proyectiles incendiados daban la impresión de una batalla naval de proporciones, sin que los paraguayos sufrieran el más mínimo daño.
Natalicio Talavera, que hacía de corresponsal, relató el episodio: “Todo elogio no es bastante para ponderar la serenidad y bravura de los seis tripulante del lanchón y del Alférez Fariña que los mandaba”, agregando también conceptos sobre el comportamiento del Alférez primero de marina Domingo Antonio Ortiz, “que hallándose accidentalmente en aquel lugar, pidió colocación al pie de una pieza y la dirigió con bastante acierto”.
Al amanecer siguiente, día 26 de marzo, el lanchón se prepara para un nuevo duelo; a las dos de la tarde Fariña se deja arrastrar por la corriente hasta posicionarse con el lanchón frente a toda la flota enemiga. Sus primeros tiros dieron en el navío almirante produciendo alarma generalizada, por lo que el indignado Tamandaré ordena que tres acorazados cargasen contra el lanchón para aplastarlo, pero lejos de amedrentarse por los acorazados que se les venían, desde le lanchón los recibieron a cañonazos. El “Bahía” recibió tres cañonazos: el primero dio el la coraza, el segundo en la proa y el tercero le destrozó el mástil.
Ya con los acorazados encima, Fariña y sus compañeros se tiraron al agua y ganaron la costa a nado. El lanchón quedó destruido por una explosión en el depósito de pólvora, pero la pieza de artillería fue recuperada para artillar con ella un nuevo lanchón, el diminuto “Antelo”, que todos los días reaparecía por el Paraná como por arte de magia.
El día 27 se reanuda el duelo; el lanchón se había colocado en la punta de Iatpirú, y desde las primeras horas de la tarde comenzaron a intercambiarse fuego con los acorazados, mientras Bruguez lo hacia de la costa. El singular combate siguió hasta las cuatro de la tarde en que los acorazados empezaron a retroceder con algunas averías, pero en ese momento Bruguez desde tierra arreció el fuego, y le metió dos cañonazos dentro de la torre del “Tamandré”, donde se habían refugiado unos cincuenta hombres y el Comandante Barros, haciendo un verdadero desastre. Con estas bajas de dio por terminadas la jornada.
Al amanecer del día 28, nuevamente colocado el lanchón en le mismo sitio, despierta a la armada cañoneando los navíos de casco de madera, como lo eran “La Princesa de Joinville” y los trasportes “Riachuelo” y “Paranayba” , que recibieron los primeros tiros, debiendo intervenir los acorados “Barroso” y “Bahía”, que también fueron recibidos a cañonazos por Bruguez desde tierra. Los del lanchón saltaron a tierra cuando había agotado la munición, unos 40 proyectiles. En dos días, sólo el “Barroso” había recibido 30 tiros.
La prensa europea y americana comento largo tiempo este singular duelo entre un lanchón contra toda la armada brasileña, destacándose la figura de José María Fariña. Éste había empezado su actuación en los tiempos de don Carlos López y cuando la pequeña flota Paraguaya fue destruido, Fariña se incorporó al ejército como artillero, llegando a ser uno de los mas famosos tiradores.
José María Fariña fue tomado prisionero y sobrevivió a la guerra.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Encuentro de Revisionismo Histórico Gobernador Manuel Dorrego

El sábado 14 de mayo se llevó a cabo en el Parque Dorrego de la ciudad de Navarro, Pcia. de Buenos Aires, el “Encuentro de Revisionismo Histórico Gobernador Manuel Dorrego”.
Al mismo asistieron más de dos mil personas provenientes de todo el país, quienes participaron de las distintas mesas presididas por historiadores y periodistas pertenecientes a la corriente revisionista, los que abordaron diversos temas de nuestra historia.
También fueron de la partida integrantes de los centros tradicionalistas de Navarro, camaradas del Regimiento de Granaderos a Caballo Gral. San Martín y de la Asociación Colorados del Monte.
A propuesta del presidente de dicho Encuentro, el Dr. Mario “Pacho” O’Donnell, los Patricios de Vuelta de Obligado fuimos distinguidos con un premio.
El texto de la plaqueta obsequiada dice lo siguiente: “El Encuentro de Revisionismo Histórico Gobernador Manuel Dorrego” ha decidido distinguir a Patricios de Vuelta de Obligado con el Premio José María Rosa por su talentosa y esforzada vocación por el estudio, investigación y difusión del Revisionismo Histórico de esencia nacional, popular y democrático – 14 de mayo de 2011 – Navarro, Provincia de Buenos Aires – Mario Pacho O’Donnell, Presidente del Encuentro de Revisionismo Histórico Gobernador Manuel Dorrego – Victor Ramos, Luis Launay Secretarios Ejecutivos”.

Artigas y la "Junta de Mayo"

Por Alberto Umpiérrez
Un problema de interpretación histórica de hechos y documentos probados
Convengamos en que la Historia es una Ciencia y como tal debe basarse en hechos y documentos probados. Pero también, como todas las Ciencias sin excepción, tiene algo de Arte, de Filosofía y de Política, en tanto los hechos se relacionan y se interpretan en función de determinados criterios o paradigmas cuya “objetividad”, en el mejor de los casos, radica en un consenso entre varios historiadores que en principio configuran al menos una corriente de opinión.
Mucho se discutió y se sigue discutiendo sobre la relación entre José Artigas y la Junta Gubernativa establecida en Buenos Aires a partir del 25 de Mayo de 1810. Uno de los elementos centrales que sirven de prueba para demostrar su adhesión y subordinación a esa Junta es el famoso “Plan de Operaciones” cuya redacción se atribuye a su Secretario Mariano Moreno. No es el único elemento de juicio, pero nos focalizaremos en él asumiendo, junto con la mayoría de los historiadores, que efectivamente fue obra de Mariano Moreno y expresa una tendencia “jacobina” (revolucionaria republicana).
En el mencionado Plan se establece como principal objetivo estratégico promover una insurrección popular en la Banda Oriental que, al cabo de seis meses, habría de terminar con el poderío español en Montevideo. Luego se pensaba seguir adelante en la guerra revolucionaria insurreccional en la Provincia de Rio Grande, hasta liquidar al Imperio Portugués, independizando al Brasil y logrando en definitiva la liberación de toda América del Sur. Para ejercer el liderazgo y comando militar de dicha insurrección popular en la Banda Oriental, se define expresamente a dos personas: José Rondeau y José Artigas.
¿Fue aprobado este Plan por la Junta? Algunos dicen que fue aprobado secretamente… tan en secreto que no hay ninguna referencia a este Plan en ningún otro documento de la época, ni oficial ni privado. Tal fue el secreto que su texto recién fue descubierto por casualidad en 1896 en los Archivos de Indias, en España, y generó discusiones que llegan hasta el presente sobre su autenticidad.
El historiador argentino Norberto Galasso afirma que “…el 17 de junio, le encomiendan al Secretario Mariano Moreno que redacte un Plan de Operaciones. Este Plan se presenta a la Junta el 31 de agosto…” (“La Revolución de Mayo y Mariano Moreno”, 2004). ¿Qué pasó después?...
Veamos los hechos. El 4 de setiembre la Junta designa a uno de sus vocales, Manuel Belgrano, como comandante del Ejército destinado a la Banda Oriental, pero el 22 de setiembre se le asignan nuevas instrucciones que destinan ese ejército al Paraguay. Los hechos fríos y probados parecen indicar que el “Plan de Operaciones” fue rechazado por la Junta en aquella oportunidad, en la medida que se rechaza el ofrecimiento de Rondeau y Artigas para encabezar el Ejército, y luego también se rechaza a la Banda Oriental como principal objetivo de la Expedición.
Poco después, en noviembre y diciembre de ese año 1810, los referidos capitanes Rondeau y Artigas, todavía al servicio del gobierno de Montevideo, encabezan una invasión a Entre Ríos, logrando en pocos días expulsar a todos los partidarios de la Junta porteña. ¿Tendrá esta acción militar alguna relación con la decisión de la Junta? ¿Acaso Rondeau y Artigas no sabían que sus nombres estaban siendo ofrecidos por Mariano Moreno, nada menos que para comandar la insurrección de la Banda Oriental?
Tal vez cabría como mínimo una duda razonable respecto a la posibilidad de que Rondeau y Artigas estuvieran negociando con Mariano Moreno y con la Junta, a través de voceros. Si esto fuera así, entonces quedarían más claras sus actitudes en una secuencia lógica: primero ofrecen sus servicios y ponen condiciones (Plan de Operaciones); luego son rechazados por la Junta y por lo tanto demoran su adhesión a la misma; tercero procuran presionar a la Junta haciendo una demostración de poder en Entre Ríos.
Quizá aprovechando la invasión de Entre Ríos, Mariano Moreno vuelve a intentar en la Junta la aprobación de su “Plan de Operaciones”, pero al ser rechazado finalmente decide renunciar y pedir su designación para realizar la misión en Londres, embarcándose el 14 de enero de 1811 y falleciendo durante el viaje el 4 de marzo.
Ahora bien, Artigas y Rondeau resuelven simultáneamente marchar a Buenos Aires el 15 de febrero de 1811. ¿Por qué cambian de opinión? Seguramente en esta decisión pesó fundamentalmente la derrota de Manuel Belgrano en Paraguay, en la batalla de Paraguarí, el 19 de enero. En tal caso también se explica que vayan con ellos el Teniente Rafael Hortiguera y el sacerdote párroco de Colonia José María Enríquez de la Peña, que seguramente eran los intermediarios entre Artigas y la Junta, como lo fueron también después durante el conflicto con Manuel de Sarratea en 1812.
Pero cuando llegan a Buenos Aires, el nuevo Secretario de la Junta Gubernativa es Hipólito Vieytes, viejo amigo y correligionario de Manuel Belgrano en el Partido “Carlotista”, al igual Juan José Castelli (primo de Belgrano y jefe del Ejército del Norte) y varios otros integrantes porteños de la Junta.
Seguramente Hipólito Vieytes, presionado por las circunstancias, accede de muy mala gana a designar a José Artigas como Teniente Coronel y Jefe de las Milicias Patrióticas de la Banda Oriental, el 9 de marzo. Pero el comando del Ejército se mantiene en manos de Belgrano, quien además había sido ascendido a Brigadier General el mismo día de su primera derrota en Paraguay.
Paradójicamente, el mismo día 9 de marzo, el Ejército de Belgrano sufre una segunda derrota en Tacuarí, a raíz de la cual se le obliga a retirarse del territorio paraguayo. Este desastre total en Paraguay termina desencadenando la reacción popular de la noche del 5-6 de Abril que se ha denominado “Revolución de los Orilleros”, provocando la caída del Secretario Hipólito Vieytes e imponiendo en su lugar a un nuevo Secretario de Gobierno, el Oriental Joaquín Campana. Poco después, el 22 de abril, es destituido y sometido a juicio militar el Brigadier Manuel Belgrano, designándose en el cargo de Comandante del Ejército en la Banda Oriental al Coronel José Rondeau. Entonces sí, finalmente es bajo el gobierno de Joaquín Campana que comienza a ejecutarse el “Plan de Operaciones” elaborado meses atrás por Mariano Moreno y rechazado en su momento por una Junta mayoritariamente de origen “Carlotista”, o sea monárquica legitimista borbónica, oligárquica en el más estricto sentido de la palabra y conservadora del Orden social de estamentos privilegiados.
Si esto es así, entonces cabría preguntarse hasta qué punto el propio Joaquín Campana estaba involucrado desde el principio en la negociación y redacción del “Plan de Operaciones”. Se sabe que Campana y Moreno se conocían desde antes: ambos eran abogados de los hermanos Gregorio y Ambrosio Funes, el primero de los cuales fue diputado por Córdoba en la Junta Gubernativa. El Plan se focaliza en la Banda Oriental e incluye sobre ella y su gente una cantidad de información que Moreno no podía conocer directamente porque nunca la visitó, forzosamente algún oriental debió aportar esa información y asesoramiento. ¿Por qué no Joaquín Campana?
En definitiva, esta interpretación de los hechos establece clara y nítidamente una fuerte contradicción ideológica y de intereses entre una oligarquía comercial monopolista porteñista-monarquista, representada por los viejos cortesanos “Carlotistas” (Belgrano, Castelli, Vieytes), desde el principio al menos implícitamente partidaria de abandonar a la Banda Oriental en manos de los portugueses. Y otra tendencia, americanista-republicana, que busca su base de sustentación en la insurrección de los Pueblos de las Provincias (Moreno, Campana, Artigas). La confrontación entre ambas tendencias radicalmente antagónicas tuvo su epicentro geográfico en la Provincia Oriental, pero en el fondo y desde el principio, es el reflejo político de la contradicción Oligarquía-Pueblo, Imperio-Nación.
Pero la eventual identificación de José Artigas con el “Plan de Operaciones” amerita una salvedad, como mínimo: “Clemencia para los vencidos”. La revolución de Artigas no sigue los lineamientos de Moreno en lo referente a la implantación del “Terror Revolucionario”, en cambio si lo hace la Junta de Buenos Aires, luego los Triunviratos y Directorios, hasta llegar al terrible baño de sangre que fue la Guerra del Paraguay. Resulta paradójico que el gran monumento ecuestre de Manuel Belgrano en la Plaza de Mayo de Buenos Aires, se inaugurara en 1873, después de haberse completado tres años antes la destrucción del Paraguay, última Patria de Artigas. Tal vez para el Presidente Sarmiento y para el exPresidente Bartolomé Mitre, ellos completaron la misión que la Junta de Mayo le asignara a Belgrano en 1810… Vaya a saber.

lunes, 16 de mayo de 2011

El Rey José

Por Raúl Lima

Se cumplen 233 años del nacimiento del Gral. José de San Martín, en Nuestra Señora de los Reyes Magos de Yapeyú, bautizado al día siguiente con el nombre de Francisco Joseph.
Con el estudio de los próceres suele suceder que, cuanto más se lo profundiza, más asoman los pies de barro bajo el pulido bronce que apoya en el pedestal (a Carlos de Alvear, cuya estatua ecuestre es la más bella del país, sólo su facilitada entrada en Montevideo y la batalla de Ituzaingó, evitan que el barro lo cubra por completo).
No ocurre lo mismo con San Martín; su figura se agiganta en la medida que aumenta el conocimiento que de él se tiene. Hoy es el Padre de la Patria, el prócer indiscutido (salvo algún ocasional infundio ya desbaratado). Pero no siempre fue así, y durante su vida tuvo que soportar calumnias que pesaron sobre su ánimo, al punto de obligarlo a vivir su último cuarto de siglo fuera del país, donde poco a poco fue recibiendo el reconocimiento que le era debido.
Uno de los cargos que más lo indignó fue el de haber pretendido coronarse Rey en el Perú, a la manera en que Itúrbide lo hizo en Méjico. Los propios oficiales de su ejército (entre ellos Juan Galo de Lavalle) lo llamaban, a sus espaldas, “el Rey José”. Muchos años después, aún se hicieron caricaturas al respecto (como la que ilustra esta nota, atribuida a Alvear, en la que se lo presenta como un tigre que pierde su corona; entre sus garras y a sus pies, las cabezas de sus supuestas víctimas).

¿Monárquico o Republicano?
Republicano en principio (“Amo
el gobierno republicano y nadie lo es más que yo”, afirmó en carta a Guido), consideró que estos jóvenes Estados nacientes eran proclives a caer en la anarquía, y creyó que la Monarquía constitucional era la forma de gobierno más indicada para evitarla.
En 1816 apoyó a Belgrano con su proyecto de monarquía incaica.
Ya en Perú, pocos días antes de entrar en Lima, en las negociaciones de Punchauca (2-6-1821) propuso al Virrey La Serna, previo reconocimiento de la independencia del Perú, la venida de un príncipe español para gobernarlo (Muchos opinan que esta propuesta no fue más que un modo de ganar tiempo para afianzarse militarmente y ganar el apoyo de la opinión pública).
Como Protector del Perú, el 24-12-1821 convocó a sesión a su Consejo de Estado. En ella se otorgaron facultades a dos de los consejeros, Juan García del Río y el Coronel Diego Paroissien, para que, trasladándose a Europa y previo reconocimiento de la independencia, pase a “coronarse Emperador del Perú”, un miembro de la Casa real de Inglaterra, o de Rusia, o de Alemania, o de Francia, o de Portugal (en ese orden); en su defecto, podía admitirse hasta al príncipe De Luca, de la Casa de España (este último con la condición de no ser acompañado por ninguna fuerza armada). Firman San Martín y los demás consejeros. Esta reunión fue secreta y el acta está escrita en clave, la que fue descifrada oficialmente por orden del Congreso del Perú, al año siguiente.
Los dos emisarios también estaban encargados de contraer un empréstito en Londres. Antes de viajar a Europa, y de acuerdo a las instrucciones recibidas, pasaron por Chile, a fin de intentar igual iniciativa de parte de su gobierno. Luego debían pasar por el Río de la Plata –-adonde envió a Toribio Luzuriaga-, lo que demuestra su deseo de integrar en una gran monarquía todo el Sur de la América hispana. San Martín escribió a su amigo O’Higgins, Director de Chile: “Al fin (y por si acaso o bien dejo de existir o dejar este empleo) he resuelto mandar a García del Río y a Paroissien a negociar, no sólo la independencia del Perú, sino también dejar puestas las bases del gobierno que debe regirlo: marcharán a Inglaterra, y desde allí, según el aspecto que tomen los negocios, proseguirán a la Península. A su paso, le instruirán verbalmente de mis deseos; si ellos convienen con los suyos y los intereses de Chile, podrán ir diputados por ese Estado, que unidos con los de éste, harían mucho mayor peso en la balanza política, e influirían mucho más en la felicidad de ambos Estados. Estoy persuadido que mis miras serán de su aprobación, CONVENCIDO DE LA IMPOSIBILIDAD DE ERIGIR ESTOS PAÍSES EN REPÚBLICAS. Al fin, yo no deseo otra cosa sino que el establecimiento del gobierno que se forme sea análogo a las circunstancias del día, EVITANDO POR ESTE MEDIO LOS HORRORES DE LA ANARQUÍA”.
O’Higgins, prudentemente, contestó a los emisarios que “lo mejor era dejar las cosas en el estado en que se hallaban”.
Mitre critica lo que llama esta “idea fija” de San Martín con respecto a la monarquía, y dice que tanto él como su ministro Monteagudo “estaban ciegos y sordos”. Escribe el gran biógrafo de San Martín: “El acto más trascendental, que decidió fatalmente del protectorado y del Protector, fue el malhadado plan de monarquizar al Perú, que le enajenó hasta la opinión del mismo país libertado, y aflojó más los vínculos de la disciplina militar ya relajados”. “El protectorado estaba moralmente perdido a los ocho meses de nacer, y no le quedaba (a San Martín) más salida que la abdicación o el despotismo”.
Luego vendría el “desencuentro” de Guayaquil, en cuyo resultado tuvo no poco que ver la postura de San Martín a favor de una monarquía.

Conclusión
¿Se equivocó San Martín en este aspecto, como sostiene Mitre? Es probable, pero jamás pretendió coronarse él, por lo que el mote de “Rey José” fue injusto. Bolívar mismo quedó persuadido de ello.
Procuró lo más conveniente para el pueblo que había liberado, según su leal saber y entender (y atento a la experiencia vivida por las Provincias Unidas del Río de la Plata).
Muchos años después le escribió al General chileno Pinto (26-9-1846): “Su afortunada patria ha resuelto el problema -confieso mi error, yo no lo creí- de que SE PUEDE SER REPUBLICANO HABLANDO LA LENGUA ESPAÑOLA”.

miércoles, 11 de mayo de 2011

24 de febrero de 1946: Primer triunfo peronista

por el Lic. Pablo A. Vázquez

“Salite de la esquina oligarca loco, tu madre no te quiere y Perón tampoco”

Cántico popular

“Las palabras hacen estragos cuando encuentran un nombre para lo que hasta entonces ha vivido innominado”

Jean – Paul Sartre

La revolución del 4 de junio de 1943, y en particular la figura de Juan Perón, dividieron a la comunidad política argentina. Este hecho se reflejó en la opinión pública y tuvo correspondencia en las publicaciones de la época, casi todas contrarias al golpe de Estado y al ascendiente joven coronel. Sean los de proyección nacional ligados al viejo patriciado como La Nación y La Prensa, como diarios más populares a saber Clarín, La Razón, El Mundo, Noticias Gráficas y Crítica; aquellos de alcance provincial, como La Gazeta (Tucumán), La Voz del Interior (Córdoba), El Día (La Plata - Provincia de Buenos Aires), Los Andes (Mendoza), El Intransigente (Salta) y La Capital (Rosario - Provincia de Santa Fe); como el diario El Pueblo (católico); y la prensa partidarias, por ejemplo, La Vanguardia (socialista), Orientación y La Hora (comunista)[1]; y en las revistas como La Linterna o Cascabel.

Producido el 17 de octubre toda esa superestructura cultural operó en contra de ese hecho histórico que afectó a la “gente decente” y “el pueblo pensante”, denigrando el accionar del pueblo trabajador, desde compararlo con el Fascismo y su “Marcha sobre Roma”, hasta endilgarle epítetos como “murga”, “negrada”, “grasas” y “descamisados”.

Fue vital para Perón contar con medios afines, ya que su proyecto fue apoyado solamente por el periódico La Época, de Eduardo Colom, de impronta yrigoyenista; el diario El Laborista, de extracción sindical; el diario Tribuna, bajo el signo nacionalista de Lautaro Durañona y Vedia; la revista La Descamisada; y algún medio nacionalista que se sumó a la campaña de 1946.

A eso se sumó la injerencia de la embajada de los EE. UU. Con la publicación del Libro Azul, que denunció las supuestas actividades nazis en Argentina e involucrando al coronel Perón. La respuesta fue el libro “Azul y Blanco”, denunciando las pretensiones imperialitas Yankees, una fuerte campaña electoral con el tren “El Descamisado”, por tierra y por los ríos del litoral. El plus de esa época fue la participación de su esposa Eva Duarte, siendo la primera mujer de un candidato en acompañarlo en su actividad proselitista. Hasta la propia Revista Life de los EE.UU informó sobre la campaña de Perón.

Pero a falta de prensa bueno fue la creatividad de Perón y el ingenio popular. Tomando las tradiciones culturales rurales y de los suburbios, unidos al legado sindicalista que amasó una masa crítica de pensamiento y emoción que fueron imbatibles. Cánticos, panfletos, actos callejeros, manifestaciones y murgas sirvieron para la ocasión. Muchachos coreando en barra: “Tambo – orín y Mosca”, para enfrentar a los candidatos de la Unión Democrática. Llevando aparatos mata mosquitos al grito “a Mosca le echamos Fly”. Desfilando en comparsas con imágenes de Perón y de trabajadores.[2] Las mujeres participan en mítines, marchas, se unen a los trabajadores y toman un incipiente protagonismo que al poco tiempo sería reafirmado por Perón y Evita al sancionar al ley 13.010 de voto femenino en 1947.

Escribió Daniel James: “Gran parte de ese espíritu de irreverencia y blasfemia, y de esa redistribución del espacio público, característicos del 17 de octubre y la campaña electoral siguiente, parecían construir una suerte de “antiteatro” basado en el ridículo y el insulto, contra la autoridad simbólica y las pretensiones de la elite argentina”.[3] Las descalificaciones se resignificaron como signos positivos para el primer peronismo. A falta de medios abundaron pintadas con frases y dibujos ingeniosos. La consigna Braden o Perón fue el caballito de batalla. El discurso oficial incorporó el lunfardo, el tango, lo campestre, la murga, el habla popular. La identificación Perón = Pueblo fue absoluta!

Afirmó Pierre Bourdieu que “las experiencias privadas pasan nada menos que por un cambio de estado cuando se reconocen a sí mismas en al objetividad pública de un discurso ya constituido, signo objetivo de su derecho a que se hable de ellas y a que se hable públicamente”.[4]

Con la unión del Partido Laborista, la UCR Junta Renovadora, El Partido Independiente, los Centros Coronel Perón, la Alianza Libertadora Nacionalista y el apoyo de los viejos forjistas y los sindicatos Perón ganó con el 56 % de los votos. Las elecciones del 24 de febrero de 1946, custodiadas por el Ejército, resultan inobjetables. Perón obtiene la victoria sumando 1.500.000 votos contra 1.200.000 de sus opositores.

Tras el triunfo electoral, el peronismo “procedió a implementar una serie de medidas tendientes a revertir la desfavorable relación de fuerzas en el ámbito periodístico. Para ello se siguieron dos caminos: por un lado, se adquirieron varios diarios a través de terceros; por el otro, se silenciaron aquellos medios opositores que se mantenían irreductibles. En el primer caso debe consignarse la compra de la editorial Haynes, de capital anglonorteamiericano, que publicaba el diario El Mundo y una serie de revistas de gran aceptación popular. Al frente de la empresa fue designado el mayor Carlos Aloé, futuro gobernador de la provincia de Buenos Aires. Paralelamente se conformó otra empresa, Democracia S.A, que pasó a editar los periódicos Democracia, El Laborista, Crítica y Noticias Gráficas. Hacia 1951 surge otra gran empresa periodística oficial, Alea S.A, también dirigida por Aloe, que absorbió a Haynes y Democracia S.A, a quienes se les sumaron La Razón, La Época, el Líder – que había aparecido en 1946 – y varios diarios del interior del país. (…). Respecto del segundo camino enunciado, diversas fueron las maneras de cercar y silenciar a la prensa opositora. La clausura fue una de ellas. Dicha medida recayó sobre le semanario Provincias Unidas (…), sobre La Vanguardia y sobre Tribuna Democrática (…) Pero sin lugar a dudas el hecho emblemático (…) fue la expropiación, por ley del Congreso Nacional (…) del diario La Prensa”.[5] En este marco fue de suma importancia el aporte que los diarios favorables al peronismo brindaron en la campaña electoral y en los primeros meses de gobierno[6].





[1] Ver PANELLA, Claudio y FONTICELLI, Marcelo, La prensa de izquierda y el peronismo (1943 - 1949), Socialistas y comunistas frente a Perón, La Plata, EDULP, 2007.

[2] Ver LUNA, Félix, El 45, Bs. As, Hyspamerica, 1984.

[3] JAMES, Daniel, Resistencia e integración, El peronismo y la clase trabajadora argentina 1946 – 1976, Bs. As, Sudamericana, 1999, p. 50.

[4] Ver BOURDIEU, Pierre, Razones Prácticas, Sobre la teoría de la acción, Barcelona, Anagrama, 1999.

[5] PANELLA, Claudio y FONTICELLI, Marcelo, ob. cit, pps. 16 – 17. Sobre el caso específico de La Prensa ver PANELLA, Claudio, La Prensa y el Peronismo, Crítica, conflicto, expropiación, La Plata, EPC, Facultad de Periodismo y Comunicación Social, Universidad de La Plata, 1999.

[6] Según los datos brindados por el propio Carlos Aloé a la Comisión Investigadora º 7, impulsada de facto por la Revolución Libertadora, las publicaciones favorables al peronismo fueron 224, las opositoras, 120, y las independientes 227, en Comisión Nacional de Investigaciones, Libro Negro de la Segunda Tiranía, Decreto ley nº 14.988/56, Bs. As, s/e, 1958, p. 101.

jueves, 5 de mayo de 2011

Testamento del Gral Manuel Belgrano

Dias antes de morir el Gral Manuel Belgrano redactó su testamento designando como Albacea a su hermano el canónigo don Domingo Estanislao Belgrano, a quien nombró patrono de las escuelas por él fundadas, legándole su retrato, con encargo secreto de que, pagadas todas sus deudas, aplicase todo el remanente de sus bienes en favor de una hija natural llamada Manuela Mónica, que en edad de poco más de un año había dejado Tucumán, recomendándole muy encarecidamente hiciera con ella las veces de su padre, y cuidara de darle la más esmerada educación”.
Texto del testamento “En el nombre de Dios y con su santa gracia amén. Sea notorio como yo, Dn.Manuel Belgrano, natural de esta ciudad, brigadier de los ejércitos de las Provincias Unidas en Sud América, hijo legítimo de Dn. Domingo Belgrano y Peri, y Da. María Josefa González, difuntos: estando enfermo de la que Dios Nuestro Señor se ha servido darme, pero por su infinita misericordia en mi sano y entero juicio, temeroso de la infalible muerte a toda criatura e incertidumbre de su hora, para que no me asalte sin tener arregladas las cosas concernientes al descargo de mi conciencia y bien de mi alma, he dispuesto ordenar este mi testamento, creyendo ante todas cosas como firmemente creo en el alto misterio de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero, y en todos los demás misterios y sacramentos que tiene, cree y enseña nuestra Santa Madre Iglesia Católica Apostólica Romana, bajo cuya verdadera fe y creencia he vivido y protesto vivir y morir como católico y fiel cristiano que soy, tomando por mi intercesora y abogada a la Serenísima Reina de los Angeles María Santísima, madre de Dios y Señora nuestra, a su amante esposo el señor San José, al Angel de mi Guarda, santo de mi nombre y devoción y demás de la corte celestial, bajo de cuya protección y divino auxilio otorgo mi testamento en la forma siguiente:

“1a. Primeramente encomiendo mi alma a Dios Nuestro Señor, que la crió de la nada, y el cuerpo mando a la tierra de que fue formado, y cuando su Divina Majestad se digne llevar mi alma de la presente vida a la eterna, ordeno que dicho mi cuerpo, amortajado con el hábito del patriarca Santo Domingo, sea sepultado en el panteón que mi casa tiene en dicho convento, dejando la forma del entierro, sufragios y demás funerales a disposición de mi albacea.

“2a. Item, ordeno se dé a las mandas forzosas y acostumbradas a dos reales con que las separo de mis bienes.

“3a. Item, declaro: Que soy de estado soltero, y que no tengo ascendiente ni descendiente.

“4a. Item, declaro: Que debo a Dn. Manuel de Aguirre, vecino de esta ciudad, dieciocho onzas de oro sellado, y al Estado seiscientos pesos, que se compensará en el ajuste de mi cuenta de sueldos, y de veinticuatro onzas que ordeno se cobre por mi albacea, y presté en el Paraguay al Dr. Dn. Vicente Anastasio de Echevarría, para la compra de una mulata - Cuarenta onzas de que me es deudor el brigadier Dn. Cornelio Saavedra, por una sillería que le presté cuando lo hicieron Director; dieciséis onzas que suplí para la Fiesta del Agrifoni en el Fuerte, y otras varias datas: tres mil pesos que me debe mi sobrino Dn. Julián Espinosa por varios suplementos que le he hecho.

“5a. Para guardar, cumplir y ejecutar este mi testamento, nombro por mi albacea a mi legítimo hermano el Dor. D. Domingo Estanislao Belgrano, dignidad de chantre de esta Santa Iglesia Catedral, al cual respecto a que no tengo heredero ninguno forzoso ascendiente ni descendiente, le instituyo y nombro de todos mis acciones y Dros. presentes y futuros. Por el presente revoco y anulo todos los demás testamentos, codicilos, poderes para testar, memorias, u otra cualesquiera otra disposición testa¬mentaria que antes de ésta haya hecho u otorgado por escrito de palabra, o en otra forma para que nada valga, ni haga fe en juicio, ni fuera de él excepto este testamento en que declaro ser en todo cumplida mi última voluntad en la vía y forma que más haya lugar en Dro. En cuyo testimonio lo otorgo así ante el infrascrito escribano público del número de esta ciudad de la Santísima Trinidad, puerto de Santa María de Buenos Aires, a veinticinco de mayo de mil ochocientos veinte. Y el otorgante a quien yo dho. escribano doy fe conozco, y de hallarse al parecer en su sano y cabal juicio, según su concertado razonar, así lo otorgo y firmo, siendo testigos llamados y rogados don José Ramón Mila de la Roca, Dn. Juan Pablo Sáenz Valiente, y Dn. Manuel Díaz, vecinos. M. Belgrano (firma). Narciso de Iranzuaga (firma) Escribano Público".