Rosas

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lunes, 9 de abril de 2012

Mitre, Sarmiento y el Terrorismo de Estado

Por el Prof. Jbismarck

Despues de Caseros, el gobierno centralista de Buenos Aires no se contentó con reemplazar y aplastar los gobiernos provinciales sino que se dedicó a exterminar sistemáticamente a opositores políticos, sospechosos y hasta a los pobres gauchos. Sarmiento fue un terrorista de estado. Y Mitre usó el odio de Sarmiento. "Hemos jurado con Sarmiento que ni uno solo ha de quedar vivo" (Mitre en 1852)
En 1856, en los campos de Villamayor, Mitre hará fusilar al ilustre general del ejército Jerónimo Costa y todo su estado mayor, oficiales y suboficiales en número de 126, que se habían rendido. Y después dice representar la "civilización".
"Tengo odio a la barbarie popular... La chusma y el pueblo gaucho nos es hostil... Mientras haya un chiripá no habrá ciudadanos, ¿son acaso las masas la única fuente de poder y legitimidad? El poncho, el chiripá y el rancho son de origen salvaje y forman una división entre la ciudad culta y el pueblo, haciendo que los cristianos se degraden... Usted tendrá la gloria de establecer en toda la República el poder de la clase culta aniquilando el levantamiento de las masas". (En Buenos Aires, 1853; carta de Sarmiento a Mitre del 24 de Septiembre 1861).

El interior en general se revela contra el gobierno nacional, y quieren romper la alianza con Brasil. Se levanta entre otros el Chacho y Felipe Varela. Solamente Urquiza se mantiene en San José, haciendo sus "negocios con la guerra". Se reúne el congreso y declara una "guerra de policía".
"Todos los individuos que tomaran las armas o hayan tomado parte en la ejecución de atentados cometidos por los revolucionarios de Mendoza… y todos los que en cualquier punto del territorio sujeto a la jurisdicción nacional contribuyan con actos deliberados a estimular, fomentar o mantener aquel estado de anarquía, serán considerados como rebeldes y traidores a la Patria, y sometidos por la fuerza a la justicia nacional para ser juzgados como tales con toda severidad de las leyes" (19-01-1867).
Pero Mitre ni siquiera se conforma con esta ley, y lejos de cumplirla, nombra a Sarmiento director de la guerra y le dice "quiero hacer una guerra de policía. La Rioja es una cueva de ladrones que amenaza a todos los vecinos y donde no hay gobierno que haya la policía. Declarando ladrones a los montoneros sin hacerles el honor de considerarlos como partidarios políticos ni elevar sus depredaciones al rango de reacciones, lo que hay que hacer es muy sencillo". Tal vez para no comprometerse, no se lo dice directamente, se lo insinúa, pero el loco Sarmiento, que además de buen entendedor, resentido y racista como es siente un odio visceral hacia el gauchaje, no necesita mucho para embalarse, comienza una masacre salvaje contra el gauchaje de las provincias.

Siendo Sarmiento director de la guerra y gobernador de San Juan declara la intervención de las provincias vecinas. Como no tenía atribuciones para eso, recibe la queja del ministro Rawson y Sarmiento le contesta a Mitre (presidente): "Todo lo que nos divide es que yo he sido siempre hombre de gobierno y usted no. Ni quiere, ni acaso pueda serlo". Sarmiento declara el estado de sitio en las provincias vecinas y se dedica a confiscar bienes y exterminar opositores y a los que supone cómplices de los federales. Como Mitre trata de pararlo Sarmiento dice "Yo mandé a ejecutar a Baouna (estanciero de tradición federal), el gobernador de Mendoza por mi orden ha hecho ejecutar la sentencia a un Fonsalida (también estanciero), Sandes (uruguayo al servicio del ejercito de línea) ejecutó a Minuel (un paisano) en las Lagunas". Amparado en el estado de sitio manda a matar por abigeato a un pobre paisano "a la pena ordinaria de muerte que se ejecutará a tiro de fusil en la plaza principal de la ciudad, debiendo ser descuartizado su cadáver y puesta su cabeza y cuartos en los diversos caminos públicos" (J. Victorica) y se jacta ante Mitre. "Es de admirar la pasión con que la chusma ha entrado en el movimiento, fusilaré media docena de pícaros".
Irrazábal (del ejercito de línea) toma a siete paisanos partidarios del Chacho Peñaloza (retirado de la lucha) "y acto seguido se les tomó declaración" en el "cepo colombiano", (que consiste en poner al hombre en cuclillas y con un fusil al hombro atarlo con cuero mojado hasta que muere descoyuntado). Seis mueren en el tormento y el séptimo revela el paradero del Chacho, retirado de la lucha en casa de una familia. La partida de Vera lo sorprende desayunando con la familia: "¿Quien es el bandido del Chacho?" preguntan. "Yo soy el general Peñaloza, pero no soy un bandido" y entrega su cuchillo. (Peñaloza tenía el grado de general otorgado por Urquiza). Sin mediar palabra Irrazával toma una lanza y la clava en el vientre del Chacho que se entregaba desarmado, en presencia de la familia y la hijastra menor. Le saca una oreja y se la manda de regalo a Natal Luna (de La Rioja) y le corta la cabeza y la pone en una pica en la plaza de Olta. Sarmiento premia a Irrazával y Vera con un ascenso. Es tan alevosa la muerte que en Buenos Aires se levanta una protesta por la forma, pero "el loco" Sarmiento, descontrolado, refiriéndose a la muerte del Chacho le escribe a Mitre: "he aplaudido la medida precisamente por su forma" ya que "es legal matar a lanza y cuchillo" y "sin cortarle la cabeza a aquel inveterado pícaro y ponerla a la expectación, no se habrían quietado las chusmas en seis meses" (Sarmiento, carta a Mitre, 18.11.1862.) Doña Victorica Romero de Peñaloza es llevada encadenada a San Juan y obligada a barrer la plaza. Luego serian confiscados todos sus bienes.
"Necesitamos entrar por la fuerza en la Nación, la guerra si es necesario" (año 1861). "Los sublevados serán todos ahorcados, oficiales y soldados, en cualquier número que sean" (año 1868). "Es preciso emplear el terror para triunfar. Debe darse muerte a todos los prisioneros y a todos los enemigos. Todos los medios de obrar son buenos y deben emplearse sin vacilación alguna, imitando a los jacobinos de la época de Robespierre" "A los que no reconozcan a Paz debiera mandarlos ahorcar y no fusilar o degollar. Este es el medio de imponer en los ánimos mayor idea de la autoridad" (año 1845).
"Sandes ha marchado a San Luis... Si va, déjelo ir. Si mata gente, cállense la boca. Son animales bípedos de tan perversa condición que no sé qué se obtenga con tratarlos mejor" (carta de Sarmiento a Mitre, marzo de 1862).
El prestigioso caudillo sanjuanino Benavidez, fue gobernador de San Juan. Por ley de 1855 no podía ser reelecto y apoyó la candidatura de Manuel José Gómez, respetado vecino quedando el con la comandancia del ejército. Su ministro liberal Saturnino Laspiur, apoyado de través de Sarmiento por los liberales de Buenos Aires derroca al gobernador Gómez y encarcela a Benavidez. "La Tribuna" y "El Nacional" (redactado por Sarmiento) instigan la eliminación del "tirano" y simulando una fuga es asesinado en la cárcel. La crónica de Victorica da cuenta que "El general Benavídez medio muerto fue enseguida arrastrado con sus grillos y casi desnudo precipitado desde los altos del Cabildo a la balaustrada de la plaza donde algunos oficiales se complacieron en teñir sus espadas con su sangre atravesando repetidas veces el cadáver, profanándolo, hasta escupirle y pisotearlo". Sarmiento dirá "es acción santa sobre un notorio malvado. !Dios sea loado!" (El Nacional, 23/10/1858).
"Córteles la cabeza y déjelas de muestra en el camino" (Carta a Arredondo, 12/4/1873). "Si el coronel Sandes mata gente (en las provincias) cállense la boca. Son animales bípedos de tan perversa condición (esos provincianos que defienden sus autonomías) que no se que se obtenga nada con tratarlos mejor" (Informe a Mitre, 1863). El fusilamiento en masa de un batallón correntino: "brillante conducta". A los sublevados entrerrianos en 1868: "Proceda a diezmarlos, pasando por las armas a los que le toque en suerte". El degüello de Santa Coloma: "Acto de que gusté" (año 1852). Asesinato del gobernador Virasoro que él instigó desde Buenos Aires: "San Juan tenia derecho a deshacerse de su tirano" (año 1860). Aprobó el asesinato en masa en Villamayor el 2/2/1856 y como presidente ofreció $100.000 por la cabeza de López Jordán y entre las cabezas valuadas a 1.000 patacones estaba la de José Hernández, que acababa de publicar el "Martín Fierro".
"Tengo odio a la barbarie popular... La chusma y el pueblo gaucho nos es hostil... Mientras haya un chiripá no habrá ciudadanos, ¿son acaso las masas la única fuente de poder y legitimidad?. El poncho, el chiripá y el rancho son de origen salvaje y forman una división entre la ciudad culta y el pueblo, haciendo que los cristianos se degraden... Usted tendrá la gloria de establecer en toda la República el poder de la clase culta aniquilando el levantamiento de las masas". (En Buenos Aires, 1853; carta a Mitre del 24 de Septiembre 1861; en EEUU 1865).

Mitre y Sarmiento utilizan en la matanza a un grupo de orientales: Sandes, Arredondo, Paunero, Rivas, Conesa y Venancio Florez, que ganó el mote de "degollador de Cañada de Gomez" donde hizo pasar por las armas a cuatrocientos vencidos, entre oficiales, suboficiales y soldados. Y esta matanza no era el producto del desborde o "excesos" de horda de delincuentes, sino parte de un plan dirigido a "uniformar el interior", como lo demuestran los partes de batalla, como el de Sandes después de Aguaditas (11 de marzo de 1862) donde dice: "Entre los prisioneros se encuentran el sargento Cicerón Quiroga, capitán don Policarpo Lucero, ayudante mayor don Carmelo Rojas, tenientes don Ambrosio Medina, don Ignacio Bilbao, don Juan N. Vallejo y alféreces don Ramón Gutiérrez y don Juan de Dios Videla. Todos ellos han sido pasados por las armas, según orden de V.E."

Tratando de disimular lo evidente, Mitre le dice a Urquiza, "Aunque yo ni ninguno de los míos haya promovido ni aprobado de antemano la revolución de San Juan… yo me hago un deber en proclamar justa y santa esa revolución", pero Sarmiento lo deschaba en el Senado de la Nación, "En el caso de Virasoro, y debo explicarlo con justicia a mis compatriotas, estaba mezclado todo el partido liberal" (se refería al depuesto gobernador de San Juan, asesinado con su hijo en brazos.)
A esto llamó Mitre "Expedición pacificadora del ejército de Buenos Aires", y declarará alborozado en la Legislatura: "La mayoría de las provincias hermanas han uniformado su política con la de Buenos Aires".

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