Rosas

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martes, 16 de abril de 2013

Alberdi y la guerra del Paraguay

Por el Profesor Jbismarck

Se cumplen 200 años del nacimiento de uno de los intelectuales más brillantes y discutidos de la Historia Argentina: Juan Bautista Alberdi. Vamos a hacer referencia a un aspecto no tan conocido de su pensamiento: el referente a una de las páginas más tristes de la Historia Americana: la llamada “Guerra del Paraguay”.

El 29 de agosto de 1810 nacía en San Miguel del Tucumán Juan Bautista Alberdi, hijo de Salvador de Alberdi, comerciante próspero de la región y vecino respetable, y de Josefa de Aráoz, quien pertenecía a una familia tradicional y aristocrática del noroeste argentino. A los pocos meses del nacimiento de Juan Bautista muere su madre, y cuando él tiene 10 años, su padre. Recibe la instrucción primaria en una de las escuelas que Belgrano donara a su provincia natal y luego estudiará Derecho en la Universidad de Buenos Aires.
A los 25 años Juan Bautista Alberdi, formaba parte de Asociación de Mayo; jóvenes románticos, idealistas y liberales, obnubilados por las nuevas corrientes filosóficas y encandilados los “las luces” de Europa, creen poder convencer al Restaurador Rosas de sus ideas. Alberdi lo llama “el Gran Rosas”. Pronto, al ver que Rosas no está en camino de aplicar las libertades ni filosofías de la Revolución Francesa, serán sus enemigos. Alberdi publica artículos en “La Moda” de crítica costumbrista, con el seudónimo de Figarillo. Este grupo de jóvenes afrancesados se sienten en cierta forma amenazados y Alberdi, temeroso, pide audiencia a Rosas: “Más tolerante que sus consejeros, me dispensó de ella, mandándome palabras calmantes por medio de Mariño” confesará Alberdi. Emigrado en Montevideo (1838), junto a otros jóvenes se dedicará a combatir a Rosas. Alberdi reconoce que emigran espontáneamente, sin ofensas ni odios y sin motivos personales, y solo por combatir la “Dictadura”. Desde “El Nacional” predica la alianza entre los emigrados y la escuadra francesa que bloquea y ataca. A la confederación. Cuales son los argumentos: “nosotros no somos hijos de nuestra tierra sino de la Humanidad” (…) “para los espíritus vastos y serios que saben no estacionarse en el círculo estrecho de la Nación, la patria es la Humanidad“.dice Alberdi. En 1847 desde Chile, publica “La Republica Argentina luego de 37 años después de la revolución de Mayo” donde dice…. “Rosas es un mal y un remedio a la vez”… “Bolívar no ocupó tanto el mundo con su nombre como el actual gobernador de Buenos Aires” … “el nombre de Washington es adorado en el mundo, pero no más conocido”… “los Estados Unidos, a pesar de su celeridad, no tienen hoy un hombre público más expectable que el General Rosas”… “se habla de él popularmente de un cabo al otro de América”… “no hay lugar en el mundo donde se ignore su nombre…” “Cual es la celeridad parlamentaria de esta época que no se haya ocupado de él”… “A pesar de ser un enemigo político de Rosas, honestamente…” “Si se pidiesen títulos de Rosas a la nacionalidad Argentina, yo contribuiría con un sacrificio no pequeño al logro de su rescate”…. “El primer partido de América que haya repelido a los estados de Europa, es el de Rosas”.
A la caída de Rosas surgen las disensiones entre los emigrados Las intenciones constituyentes de Urquiza pondrán en funcionamiento el genio de Alberdi, dando origen a las Bases y puntos de partida para la organización nacional. La lucha política no atrae a Alberdi; pero se convierte en un decidido defensor de la política urquicista. En 1854 Urquiza es designado presidente de la República y Alberdi es nombrado encargado de negocios ante los gobiernos de Francia, Inglaterra y España. Sin hacer escala en Buenos Aires, se embarca para Europa a bordo del “Lima”. El gobierno de Mitre lo remueve de su cartera diplomática. Publica en 1869 una serie de folletos denunciando el carácter de la guerra, reunidos bajo el título “EL CRIMEN DE LA GUERRA”
En 1863 una revolu­ción fraguada en Uruguay contra el presidente uruguayo Pereyra (Blanco) por el coronel Venancio Flores (colorado), que había formado en las filas de los liberales mitristas que avasalla­ron el interior argentino, le dio ocasión al imperio de Brasil para algo de mayor alcance. El gobierno paraguayo solicitado por el de Mon­tevideo en sus apuros, intervino en el conflicto ante la amenaza que para el equilibrio de la Amé­rica Austral, comportaba la descarada intromisión imperial Brasileña en el Plata. Lo cierto es que el Paraguay de Francisco Solano López resistió durante cinco años a la Argentina de los liberales mitristas, al Uruguay de Venancio Flores y al Imperio del Brasil en la denominada “Guerra de la triple alianza” que algunos historiadores llaman de la “Triple Infamia”

Estos le llevaron guerra de exterminio. Esa guerra que resultó de la injerencia argen­tino-brasileña en el Uruguay; se inició con el bom­bardeo de Paysandú por la escuadra imperial, mandada por el almirante Tamandaré el 2 de ene­ro de 1865.

El asedio de la plaza por los revolucionados orientales en tierra y por los marinos brasileños en el agua, duró tanto que los pertre­chos de guerra de la escuadra imperial se agotaron. Y entonces el arsenal de Buenos Aires suministró las bombas que faltaban a los atacantes para con­tinuar el bombardeo. Mostrando su beligerancia.

Solano López (Presidente Paraguayo) solicitó permiso para cruzar territorio correntino y atacar la ciudad Brasileña de Uruguayana; Mitre le contesta que no porque ÄRGENTINA ERA NEUTRAL” entonces Solano López ataca a Corrientes (previa de­claración de guerra) el 13 de abril de 1865; Provincias enteras se mostraban apáticas ante este ataque.

El gobierno nacional debió constantemente dis­traer tropas del ejército en guerra con el Paraguay, a cuidar su retaguardia en el interior. En la lucha fratricida las fuerzas de los dos países her­manos (Argentina y Paraguay) hicieron prodigios de valor y de heroísmo sin ninguna ventaja para ninguno de ellos, sino únicamente para el Brasil,

Mitre, aliado a Brasil y al gobierno impuesto por este, declarara la Guerra al Paraguay, como de costumbre, con frases célebres: “Tres días en los cuarteles, tres semanas en campaña, tres meses en Asunción”. La guerra duraría cinco penosos años, y Mitre, como no podía ser menos, fue general de todos los ejércitos. No gana ni una batalla y los brasileros lo reemplazan. Una guerra injusta, un genocidio del pueblo paraguayo.

Muchos se opusieron a esa guerra infame, entre otros el autor del Martín Fierro, José Hernández y Juan Bautista Alberdi….éste entabla con Mitre una agria polémica publica en la que entre otras cosas, refiriéndose al propio Mitre, le enrostró la siguiente frase: “Si al menos hubiera yo tomado una escarapela, una espadas, una bandera de otro país, para hacer oposición al Gobierno del mío, como en Monte Caseros lo hizo otro Argentino contra Buenos Aires, con la escarapela Oriental, como oficial Oriental, bajo la bandera oriental y alienado con los soldados de brasil..” y opinando luego además sobre la política del mitrismo agrega: “Para gobernar a la República Argentina vencida, sometida, enemiga, la alianza del Brasil era una parte esencial de la organización Mitre-Sarmiento; para dar a esa alianza de gobierno interior un pretexto internacional, la guerra al Estado Oriental y al Paraguay, viene a ser una necesidad de política interior; para justificar una guerra al mejor gobierno que haya tenido el Paraguay, era necesario encontrar abominables y monstruosos esos dos gobiernos; y López y Berro han sido víctimas de la lógica del crimen de sus adversarios”. (Juan Bautista Alberdi)

“En nombre de la libertad y con pretensiones de servirla, nuestros liberales, Mitre, Sarmiento y Cía., han establecido un despotismo turco en la historia, en la política abstracta, en la leyenda, en la biografía de los argentinos. Sobre la revolución de Mayo, sobre la guerra de la independencia, sobre sus batallas, sobre sus guerras ellos tienen un Alcorán, que es de ley aceptar, creer, profesar, so pena de excomunión por el crimen de barbarie y caudillaje”

Juan Bautista Aberdi al hacer referencia a los Empréstitos y negociados para reconstruir el Paraguay luego de la guerra dice que “los empréstitos paraguayos tuvieron inspiraciones extranjeras al Paraguay”. Alberdi ve claramente esos episodios de vasallaje y extorsión financiera sobre Paraguay, y señaló los empréstitos como “un entuerto que por su origen e inspiración no fue paraguayo, sino exótico, y surgido desde fuera por gentes afiliadas desde mucho antes en la obra de destruir Paraguay, en el interés de un poder que aspira a absorberlo todo después de arrasado”, y dirá con razón: “López no dejó deuda exterior paraguaya. La tiranía no pensaba como el liberalismo de sus adversarios que han probado su ´patriotismo´ endeudando a su país en millones que su tesoro escaso no puede pagar. Hechos después de la guerra y como consecuencia suya, se diría que esos empréstitos han sido una prosecución de la campaña contra ese país, al coincidir sus efectos y condiciones desastrosas y el papel de sus inspiradores durante la celebre contienda”

“Toda la prensa del General Mitre - escribió Alberdi - ha recibido la consigna de imputarme el folleto titulado “Les dissensions des Républiques de La Plata er les machinactions du Brasil”, como un acto de traición…Que el folleto precitado sea o no mío, es cuestión de poca monta, desde que todas sus ideas me pertenecen” (Alberdi: Los intereses argentinos en la guerra)
La campaña de los “liberales Mitre y Sarmiento” siguió personalizándose en Alberdi porque su voz era la mas respetable y resonante de todas las que habían logrado sucumbir de esa hecatombe.
El ilustre pensador no dejó de presentarles batalla. En 1867 sintetizaba la esencia del problema: “Luego yo he sido atacado esta vez, no por defender al Paraguay, sino por defensor de la República Argentina; no por aparaguayado como se dice en Buenos Aires, sino por argentino; es el patriotismo nacional argentino bien entendido”
Todavía en 1879, en conversación que tuvo en Paris con el doctor Ernesto Quesada, Alberdi le decía:
“Para consolidar tal ´Redención´ y uniformar el país en ese sentido, los hombres de Buenos Aires se enfeudaron a la política brasilera, y fomentaron la revolución Oriental de Flores, el escándalo de Paysandú y terminaron con el tratado de la triple alianza para arrasar al Paraguay y obligar a las provincias, so capa de la guerra internacional y merced al estad de sitio, a someterse a la política porteña. Consideré tal guerra como el más funesto error histórico y la mayor calamidad para nuestra nacionalidad: por eso la combatí desde el extranjero, como lo hicieron Guido Spano y la mismo Navarro Viola, que como verdadero patriota, debía mostrar a nuestras provincias el abismo que conducía tan monstruosa guerra, contraria a los intereses verdaderos de Plata y que solo serviría al Brasil para debilitar a sus linderos del Sud, consolidar su influencia agresivamente imperialista y legalizar sus usurpaciones territoriales…”( Entrevista celebrada en Paria, el 6 de junio de 1879. Quesada: La figura histórica de Alberdi)
La estadía de Alberdi en Buenos Aires no po­día ser pacifica. Su sola presencia era un factor de beligerancia. Cuando el Presidente Julio A. Roca, admirador confeso del padre de la Consti­tución, envió un mensaje al Congreso (14 de no­viembre de 1880) solicitando una edición de las obras de Alberdi, Mitre y “La Nación” declararon abiertamente la guerra contra lo que constituía la reivindicación oficial de sus ideas sobre la or­ganización nacional, sobre la guerra del Para­guay y otros tantos temas.
Los mitristas habrían de oponerse también al nombramiento de Alber­di como representante diplomático en París, ne­gando al Presidente Roca el acuerdo del Senado.
El 8 de agosto de 1881, enfermo y amargado, Alberdi volvió a Europa, embarcándose en el Equateur. Roca lo nombró ministro en Chile, pe­ro la enfermedad de Alberdi, agravada su viaje a Europa, le Impedirla ya definitivamen­te regresar.
Su misión en la patria estaba cumplida. La patria le daba un mezquino agradecimiento para remediar sus angustias económicas: el Presidente Roca lo nom­bró Comisario de Inmigración, y aún el Congre­so le acordó una pensión. No era mucho; pero si mucho mas que lo que dio a otros grandes hom­bres. Murió en Nueilly-Sur-Seine, cerca de París, el 19 de junio de 1884.
Sus restos fueron repatriados en 1889 y descansan en la Casa de Gobierno de la provincia de Tucumán.
Bibliografía:
García Mellid, Atilio ”Proceso a los Falsificadores de la Guerra del Paraguay“
García Mellad, Atilio “Proceso al liberalismo Argentino”
“La Gazeta”.com
Quesada Ernesto “La figura histórica de Alberdi”
Rosa, José María “Historia Argentina”
Rosa, José María “La Guerra del Paraguay y las montoneras Argentinas”

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