Rosas

Rosas

jueves, 7 de febrero de 2013

El uso de la Bandera Azul y Blanca

Por Roberto Antonio Lizarazu

La revolución que puso fin al régimen asambleísta del General Carlos María de Alvear, que gobernó como Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata pocos meses, desde el 11 de enero de 1815 hasta el 16 de abril del mismo año, produce un hecho histórico ajeno al del derrocamiento alvearista en sí. Es verdad que sobre este controvertido hecho del izamiento por primera vez de la bandera azul y blanca, varios autores opinan de manera diferente y dan por ocurrido el mismo suceso en otras oportunidades y bajo otras circunstancias, pero otros tantos autores, fundados en Diarios personales y Memorias de varios testigos presénciales de la mencionada Revolución de abril de 1815, dan por verdadero el hecho que nos ocupa en este comentario: el comienzo de la utilización en Buenos Aires de la bandera azul y blanca.
Probablemente el autor que más haya profundizado sobre este aspecto de nuestra historia, haya sido Dardo Corvalán Mendilaharzu, quien en su obra Los Símbolos Patrios, publicado en la Historia de la Nación Argentina, de la Academia Nacional de la Historia, Tomo VI, Segunda Parte, Buenos Aires, 1944. (Primera Edición), se precisan datos recopilados en Diarios y Memorias de varios testigos que estuvieron presentes ese día en la Plaza de la Victoria, como las imperdibles Memorias de Juan Manuel Beruti, por ejemplo, o los informes que elevaba a su gobierno el cónsul inglés Robert Staples o el cónsul norteamericano Thomas Lloyd Halsey que confirman lo sucedido respecto al comienzo de la utilización de nuestra bandera azul y blanca.
¿Y entonces cual bandera usábamos hasta ese momento? Muy sencillo, la que siempre habíamos usado, la española. Como veremos más adelante el día de la Revolución, varios personajes pretendieron utilizar la bandera inglesa con el objeto de obtener protección, lo que hace muy factible que ese día en pleno fragote se hayan usado las banderas españolas y las inglesas en algunos edificios y la azul y blanca por primera vez en el Fuerte y en la Plaza de la Victoria, de acuerdo al bando que había tomado el lugar. Veamos que tiene Corvalán Mendilaharzu para ilustrarnos.
La Revolución de abril de 1815.
Pero previamente para intentar comprender los hechos, nos detendremos en la Revolución de abril de 1815 y como culminación de ella veremos flamear por primera vez en el Fuerte de Buenos aires nuestra bandera. La misma y generalizada oposición que había sufrido Gervasio Antonio de Posadas en el cargo de Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata desde el 31.01.1814 hasta el 10.01.1815; oposición que en esa fecha lo había obligado a renunciar, dejando el cargo de Director Supremo en manos de su sobrino Carlos María de Alvear, es la que hereda a partir de ese momento. El régimen asambleísta y netamente unitario del Directorio, iba a contrapelo de los principios originarios por la que se habían realizado los sucesos de mayo de 1810. No tenían el apoyo mayoritario de la ciudadanía que pretendía otra forma de gobierno y sobre todo otra manera más equitativa y equilibrada de representación. Un sistema federal que sume a las provincias sin restar a nadie.
Este malestar finaliza en una revolución para intentar cambiar la modalidad de la forma de gobierno, siendo ese golpe cívico militar el del 15 y 16 de abril de 1815. No voy a detallar la revolución en sí, por que lo que intento en este comentario es contar, una sola de sus consecuencias, probablemente la más importante de sus consecuencias, el comienzo del uso de nuestra bandera azul y blanca en la ciudad de Buenos Aires.
La Bandera Azul y Blanca en el Fuerte.
Digno broche de esta revolución fue el suceso recordado por Juan Manuel Beruti en sus clásicas Memorias, tantas veces citadas y utilizadas por los ensayistas. Dice así: “Ese mismo día, el 17 de abril de 1815, amaneció puesta en el asta de la fortaleza, la bandera de la patria, azul y blanca, primera vez que en ella se puso, pues hasta entonces no se ponía otra sino la española; cuya bandera la hizo poner el comandante de la fortaleza que el día anterior fue nombrado por Soler para su cuidado y defensa; el coronel Dn. Antonio Luís Beruti, con la cual se entusiasmó sobremanera el pueblo en su defensa, y desde ese día ya no se pone otra sino la de la Patria.”
En este punto conviene aclarar algunos detalles. Juan Manuel Beruti, el autor de estas Memorias, es hermano mayor de Antonio Luís Beruti, quien juntamente con French integraron el grupo de Los Chisperos, de activa participación en los días de mayo de 1810 y quien tiene una destacada actuación militar en la Guerra de la Independencia. Probablemente una de sus intervenciones más relevantes haya sido en Chacabuco bajo las directas órdenes de San Martín.
Toda la familia Beruti vivía en la actual calle Defensa al 200, a una cuadra del Fuerte, y Juan Manuel efectivamente debe haber visto lo que dice que vio. Es verdad que lo que menciona resalta la figura de su hermano Antonio Luís, pero razonablemente no se debería dudar de sus escritos en este aspecto. Por otra parte, como veremos más adelante, su observación es corroborada por otros testigos.
En el párrafo que sigue, se despacha a gusto contra Alvear, del cual, ambos hermanos Beruti eran enemigos políticos declarados. Ambos eran partidarios del partido político de Los Segregatistas, de tendencia republicana y federal y Alvear respondía en última instancia a la Logia Lautaro y era apoyado por el partido de Los Congresales.
Juan Manuel Beruti continúa en sus Memorias diciendo: “Así terminó la inaveniencia (sic) causada por Alvear; este hombre loco por su ambición de mando, perdió su honor, grados y patria para siempre, dejando un nombre de tirano ambicioso y un odio execrable en la historia de las Provincias Unidas, como el de Catilina en Roma, pues de éste a su persona y hechos no hay diferencia.”
Esta información está corroborada por el oficio del 5 de mayo de 1815, que el cónsul norteamericano en Buenos Aires, Thomas Lloyd Halsey, dirigió a James Monroe informándole de los sucesos que habían determinado la caída del régimen asambleísta. En dicho oficio detalla: “Desde entonces ha estado tremolando la bandera de la Patria.”
Por otra parte en la obra de Martín Matheu “Biografía de Domingo Matheu”, Buenos Aires, 1914. En esta obra Martín Matheu transcribe partes de una Memoria que escribiera su padre Domingo Matheu y que nunca fueran publicadas completas. Solo quedan algunas partes levantadas por terceros, entre ellos su hijo Martín. Escribe Domingo Matheu: “… el caso es que ante el peligro que amenazaba, algunos se preocuparon por mostrar una bandera para la revolución actual, y alguno sopló ¡La Inglesa! y coincide que en esos momentos el jefe de estación propone bajar tropas y enarbolar como símbolo de protección deferida a la gloriosa ciudad en aquel trance, pero en los mayores conflictos este pueblo tiene un instinto, intuición o claridades, que una vez que otra han lucido algunos de los muchos repúblicos elevados –las eminencias de nuestros fatales partidismos- así es que unísonos gritaron ¡Nada de la Inglaterra!, solos y con nuestra bandera”.
Que patriotas que supimos tener. Prefirieron estar desprotegidos pero bajo la bandera de la patria, que protegidos por la bandera de Inglaterra. Así fue como se izara por primera vez en el Fuerte la bandera argentina, el 17de abril de 1815.

No hay comentarios:

Publicar un comentario