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martes, 29 de noviembre de 2016

Arturo Frondizi: "De Petróleo y Política" a "Laica o Libre"


Por el Prof. Jbismarck 
Arturo Frondizi nació en Paso de los Libres, Corrientes, el 28 de octubre de 1908.  Era el decimotercer hijo de Julio Frondizi, constructor de caminos y puentes, y de Isabel Ercoli; ambos habían llegado al país a comienzos de la década de 1890 provenientes de la región de Umbría, Italia.    Resultado de imagen para frondizi frases
En 1927 ingresó a la Facultad de Derecho. Tras una brillante carrera se graduó en 1930 con diploma de honor, que se negó a recibir porque le sería entregado por el dictador general José Félix Uriburu.  Frondizi tomó contacto en la clandestinidad con jóvenes radicales y en marzo de 1931 fue detenido por miembros de la temida sección Orden Social de la Policía Federal, a cargo del comisario Leopoldo Lugones hijoPasó veinte días en la cárcel de Villa Devoto. A poco de salir de prisión se afilió formalmente a la UCR.  El 5 de enero de 1933 se casó con Elena Faggionato, hija también de inmigrantes italianos de Umbría. Seis meses después, el 6 de julio, moría Hipólito Yrigoyen.   “El día del sepelio, todavía enfermo, fui junto con mi mujer a formar parte como un joven anónimo, de la gran columna popular. Desde la esquina de Tucumán y Callao vi pasar a miles de argentinos que acompañaban al gran caudillo. El espectáculo era imponente no solo por la multitud sino por su composición humana. Me emocionó profundamente ver a la gente humilde sollozante, y una nota totalmente inesperada para mí, la presencia de una multitud de negros…El caudillo era ya un mito de la Patria.     En diciembre del 33, Frondizi hizo su debut como abogado penalista defendiendo a los 300 detenidos por la fallida revolución radical originada en su pueblo natal, Paso de los Libres, aquella sublevación narrada magistralmente por don Arturo Jauretche en su libro que lleva el prólogo de Jorge Luis Borges.  Tras el golpe del 4 de junio de 1943 que puso fin a la «década infame», el radicalismo intentó una reorganización. Los sectores más progresistas del partido propusieron un replanteo programático que se expresó en la «Declaración de Avellaneda» de abril de 1945, redactada por Moisés Lebensohn y Arturo Frondizi.   En ella planteaban la «organización de una democracia económica […] al servicio del pueblo y no de minorías» la «nacionalización de los servicios públicos —energía, transportes, combustibles— y de los monopolios»   En las elecciones de febrero de 1946 que le dieron el triunfo a Perón, Frondizi fue electo diputado nacional. La derrota de la Unión Democrática produjo un profundo debate en el radicalismo y la renuncia de toda su conducción. En agosto del año siguiente, nuevamente en Avellaneda, se reunió el primer Congreso de la corriente interna radical Movimiento de Intransigencia y Renovación (MIR). Frondizi y Crisólogo Larralde redactaron las conclusiones, en las que reaparecen principios básicos del yrigoyenismo, como sus conceptos antiimperialistas.   Es evidente la necesidad de industrializar al país. Debemos industrializarnos para elevar técnica y culturalmente al hombre que vive al amparo del país. Solo pueden oponerse a la industrialización de nuestro país los sectores terratenientes regresivos interesados exclusivamente en vender al exterior sus productos agropecuarios. Resuelto el problema de la necesidad de la industrialización, se plantea un segundo interrogante que se refiere al alcance de esa industrialización.   A comienzos de 1948 fue reelecto diputado y el MIR se impuso en los comicios internos de la capital. Fue el vicepresidente del célebre bloque de los 44 diputados radicales desde donde desarrolló una intensa tarea legislativa. En ella se destacan los proyectos de Plan Siderúrgico, la construcción de la represa de Salto Grande, la nacionalización de la Unión Telefónica y muy particularmente el proyecto de monopolio estatal de la industria del petróleo.   En 1951 fue elegido por la Convención Nacional del radicalismo para acompañar a Ricardo Balbín en la fórmula presidencial en los comicios de ese año. A partir de entonces, la relación con Balbín y los sectores más recalcitrantemente antiperonistas se fue enfriando.  En enero de 1954 Frondizi fue elegido presidente del Comité Nacional de la UCR y escribió su famoso libro Petróleo y política, en el que se adelantaba al fuerte debate de ese año en torno a los contratos petroleros con la Standard Oil de California propuestos por Perón.  En su libro, Frondizi pone al petróleo en el centro de la dependencia imperialista de la Argentina, tema planteado en la introducción bajo el título «La lucha antiimperialista. Etapa fundamental del proceso democrático en América Latina». Ubicaba a la Argentina como un país dependiente que debía transformar la estructura agraria tradicional a través de la industrialización, en la que el Estado tendría un rol fundamental junto con factores de poder que se distinguían de los clásicos y que centraba en un partido nacional y popular, el movimiento obrero y las Fuerzas Armadas.  Gracias a los votos peronistas, Frondizi asumió la presidencia el 1ro de mayo de 1958, con 49 años de edad y 38 grados de fiebre, rodeado de una enorme expectativa popular y la sospecha de los factores de poder y de buena parte de las Fuerzas Armadas.   Entre los invitados especiales se destacaban el vicepresidente de los Estados Unidos, Richard Nixon (futuro presidente de su país y genocida del pueblo vietnamita); el presidente del Perú, Manuel Prado, y el de Uruguay, Carlos Fischer.    En el clave y flamante Ministerio de Defensa fue designado Gabriel Del Mazo, uno de los líderes de la Reforma Universitaria de 1918.    En el Ministerio de Hacienda, que en junio pasó a llamarse de Economía, fue designado el radical Emilio Donato del Carril. Para su principal socio político, Rogelio Frigerio, Frondizi creó el cargo de secretario de Relaciones Socio-Económicas en la Casa Rosada, algo así como un superministerio.  Durante la campaña electoral, Frondizi había dicho que «para corregir el estado actual de la educación y la cultura» era «necesario reconocer a los distintos sectores nacionales el derecho de enseñar y aprender». Y para ello tendría «que modificarse la estructura universitaria para ponerla al servicio del país».     La comisión de «notables» para analizar la cuestión, creada por Frondizi antes de asumir, apuntaba en el mismo sentido: estaba integrada por Aristóbulo Aráoz de la Madrid, de la UCRI, el peronista cercano a la Iglesia Raúl Matera y el rector del Instituto Superior de Filosofía del Salvador, padre Ismael Quiles. El triunvirato se expidió el 11 de junio de 1958 favorablemente al impulso de la actividad privada.   El Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires, cuyo rector era Risieri Frondizi, hermano menor del presidente, emitió un comunicado señalando que las universidades públicas eran la mejor garantía para la enseñanza «libre» y oponiéndose al otorgamiento de títulos habilitantes por las que calificaba acertadamente como «empresas privadas».

 Muy pronto, lo que parecía una simple medida de carácter educativo se convirtió en motivo de debate nacional. La sociedad argentina se dividió entre los defensores de la «laica» educación estatal y los de la llamada «enseñanza libre», partidarios del funcionamiento de establecimientos privados con facultad de otorgar títulos habilitantes. Y no faltaron quienes consideraban que la reglamentación del decreto era una cortina de humo lanzada por Frondizi para distraer a los sectores medios mientras se firmaban sin el debido control parlamentario los contratos petroleros.   La protesta no se limitó a emitir comunicados. Hubo multitudinarias marchas y ocupaciones de facultades, como las de Medicina y Ciencias Económicas, y colegios como el Nacional Buenos Aires, el Carlos Pellegrini, el Mariano Moreno y el Manuel Belgrano. En todos los casos la policía actuó con total brutalidad usando palos y gases lacrimógenos para desalojar a los estudiantes.  Mientras el proyecto de ley pasaba de una Cámara a otra, crecía la movilización de los partidarios de una y otra postura. La Iglesia movilizó a todos los estudiantes de sus colegios, a los que se les computaba doble falta si no concurrían a la «espontánea» demostración, y a los feligreses de sus parroquias, traídos en micros y trenes fletados por el gobierno nacional. Tras los discursos, los defensores de la universidad privada marcharon a la Plaza de Mayo en apoyo de Frondizi al grito de «Laika perra rusa» y «U U U / Risieri a Moscú». El presidente salió gentilmente a saludar a sus ocasionales simpatizantes. Parecía el mundo del revés.     Los partidarios de la enseñanza laica concretaron su mayor movilización marchando masivamente al Congreso. Iban encabezados por el rector de la Universidad de Buenos Aires y por el vicerrector, el reconocido pediatra y escritor Florencio Escardó. A pesar de todos los esfuerzos, la ley fue aprobada y la iniciativa privada pudo de ahí en más crear universidades con la oferta de otorgar títulos académicos. La habilitación profesional se obtendría a través de un examen en organismos estatales y se establecía que estos establecimientos no podrían recibir subsidios del Estado.     Al romper el histórico monopolio estatal en la enseñanza superior, Frondizi obtuvo un relativo respaldo de la Iglesia Católica pero perdió la simpatía de los sectores medios de tradición liberal y anticlerical y de la mayoría del movimiento estudiantil. Su hermano Risieri lo acusó de haber abandonado «el programa democrático, progresista y popular”    Las «62 Organizaciones» tienen la obligación de pronunciarse en favor de la enseñanza Estatal de acuerdo a los postulados de la Doctrina Peronista y convalidando los pronunciamientos ya realizados por la CGT de Córdoba, de La Plata, por el Movimiento Universitario Peronista de Santa Fe y por la Junta Coordinadora Provisoria Nacional de la Juventud Peronista. Deben también hacerlo porque vastos sectores estudiantiles, actualmente dirigidos por liberales y comunistas, esperan la solidaridad de los trabajadores en la lucha que están librando. Los trabajadores Peronistas no pueden dejarlos abandonados a merced de los comunistas. Debemos ganarlos para la causa de la Revolución Nacional demostrándoles que solo el Peronismo es capaz de luchar hasta el fin en defensa de una enseñanza Nacional abierta al Pueblo.  La realidad demostraría que las universidades privadas, en su mayoría propiedad de la Iglesia, no estaban a la altura de las circunstancias. Contrariamente a lo que pensaba Frondizi, no se dedicarán a producir los técnicos que el país necesitaba, que seguirán proviniendo de la universidad pública, sino a carreras humanísticas o empresariales.  Desgraciadamente las universidades privadas proliferaron como hongos tras la lluvia y todos pretendieron la propia. La situación hizo crisis durante el gobierno de Onganía por la falta de fondos disponibles y el consiguiente descenso de la calidad de enseñanza y de investigación, favoreciéndose la creación de carreras humanísticas —sin futuro real en el país— en desmedro de los cursos de alta tecnología de demanda efectiva y urgente. Arturo Frondizi falleció el 18 de abril de 1995 a los 86 años en el Hospital Italiano de la ciudad de Buenos Aires por causas desconocidas. Su muerte pasó tan desapercibida, que hasta hoy en día es muy difícil averiguar la causa exacta de ello. Sus restos fueron inhumados en el cementerio de Olivos . 

«Creo que Frondizi fue uno de los últimos grandes presidentes que tuvo la Argentina... Cuando algunos retrógrados querían volver al modelo económico agroexportador, Frondizi impulsó la integración productiva entre los distintos sectores y potenció la siderurgia, la industria pesada y la petroquímica dando protagonismo a las inversiones de capital y las tecnologías intensivas». 
Roberto Lavagna

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Frondizi fue una figura por lo menos polemica!!
    Sin entrar en aspectos menores, su mano derecha y ministro del Interior Rogelio Frigerio (su nieto ocupa ahora su mismo puesto), llego a un acuerdo con Peron para que apoyara la candidatura de Frondizi en 1958. No se sabe bien lo que ofrecio a cambio, pero debia terminar con la proscripcion del peronismo, cosa que no hizo. En la politica petrolera habia escrito antes de asumir su libro "Politica y Petroleo", donde coincidia con las ideas del Gral. Mosconi que el petroleo y el gas debian ser siempre explotados por el Estado, pero una vez en el poder llamo a la Exxon, a la Shell y otras empresas extranjeras, cuando YPF bien administrado podria haber logrado el autoabastecimiento como demostraron Canessa y Silenzi de Stagni.
    Ademas en su gobierno, un grupo comando israeli entro en la Argentina clandestinamente, (como si el pais fuera un basural) y secuestro a un aleman que estaba trabajando en Mercedes Benz, el que habia llegado en la epoca de Peron, supuestamente el "criminal de guerra nazi", Eichmann, que fue juzgado sumariamente y ejecutado en Israel. El gobierno de Frondizi no efectuo ninguna queja por ese pisoteo que sufrio el pais. Yrigoyen y Peron no lo hubieran permitido.
    En fin, no coincido con la opinion de Lavagna de que fue "un gran presidente". Podriamos decir que no fue un mal presidente, e incluso considerarlo "aceptable".

    Carancho de Monte.

    07 diciembre, 2016 23:52

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