Rosas

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sábado, 2 de enero de 2021

Brigadier General Angel Pacheco

Por el Profesor Jbismarck

Ángel Pacheco, uno de los principales comandantes de tropas de la Confederación Argentina durante los gobiernos de Juan Manuel de Rosas.  Hijo del acomodado matrimonio entre José Pacheco Gómez Negrete y María Teresa Gutiérrez de la Concha, nació en 1795 en Buenos Aires. A los 16 años inició su carrera militar, a la que por convicción dedicó el resto de su vida, según los dichos de Ernesto Quesada, un intelectual casado con una de sus nietas. Comenzó alistándose como cadete en el Regimiento de Patricios y luego pasó al de Granaderos a Caballo. En estas unidades participó en enfrentamientos de relevancia contra las fuerzas españolas, entre otros, en las batallas de San Lorenzo (3 de febrero de 1813) y Rincón de Zárate (23 de agosto de 1813). En noviembre de 1813 fue transferido al Ejército del Norte para cubrir la retirada después de las derrotas de Vilcapugio (1 de octubre) y Ayohúma (14 de noviembre). Estuvo presente en los combates de Puesto del Marqués (14 de abril de 1815), Venta y Media (20 de octubre de 1815) y Sipe-Sipe (29 de noviembre de 1815). Luchó junto a Manuel Dorrego en Salta, para después dirigirse a Mendoza, donde se sumó al Ejército de los Andes en la campaña libertadora de Chile y actuó en la columna de Mariano Necochea como escolta del general San Martín

Se destacó de tal manera en Chacabuco (12 de febrero de 1817), que mereció una mención en el parte de la batalla. Además, intervino en las acciones de Curapaligüe (4 de abril de 1817), en el sitio y asalto de Talcahuano (5 y 6 de diciembre de 1817), en Cancha Rayada (19 de marzo de 1818) y en Maipú (5 de abril de 1818). No obstante, las heridas lo obligaron a un retiro forzoso por lo que, en el convulsionado año de 1819, pasó brevemente por Buenos Aires. Bajo el mando de Dorrego, intervino en las operaciones militares contra la provincia de Santa Fe en San Nicolás de los Arroyos y en Pavón, y presenció la derrota de su jefe en Gamonal (2 de setiembre de 1820). Durante la Guerra contra el Brasil, combatió a las órdenes de Carlos María de Alvear en las batallas de Ituzaingó (20 de febrero de 1827) y Camacuá (23 de abril de 1827). A poco de firmarse la paz con el Imperio fue encarcelado por Juan Galo Lavalle, que acababa de derrocar y fusilar al gobernador de Buenos Aires, Manuel Dorrego. Vencido Lavalle en Puente de Márquez (26 de abril de 1829), Pacheco luchó contra la Liga del Interior de José María Paz y se impuso sobre Juan Esteban Pedernera en Fraile Muerto (5 de febrero de 1831). Tras haber reasumido el mando de los departamentos del norte de la provincia con sede en Salto, hizo frente a las primeras incursiones de los pueblos aborígenes, especialmente de los ranqueles, en Guardia de Rojas y el Salado; y se hizo cargo de la Jefatura del Estado Mayor de Juan Manuel de Rosas durante la primera campaña del desierto.     En aquellos años la reputación de Pacheco no dejaba de crecer: nunca había perdido una batalla que hubiera comandado.  En el sur bonaerense combatió a los mapuches que tenían escasa formación militar, alcanzando el territorio de Neuquén. Por el otro, se enfrentó a las invasiones unitarias gestadas desde el Uruguay y dirigidas por Juan Galo de Lavalle y otros experimentados jefes militares como Gregorio Aráoz de La Madrid, José María Vilela y Fructuoso Rivera. Como jefe de la caballería y bajo las órdenes de Manuel Oribe, consiguió una victoria decisiva contra Juan Lavalle en Quebracho Herrado (28 de noviembre de 1840). 

Tras este triunfo, persiguió al Ejército unitario en retirada y lo sorprendió por la noche en San Cala (8 de enero de 1841) en el valle de Traslasierra, cerca de San Carlos Minas en la provincia de Córdoba. En Mendoza, junto al fraile José Félix Aldao y a Nazario Benavídez, puso fin a otro capítulo de la guerra civil acabando con las fuerzas de Gregorio Aráoz de Lamadrid en el sangriento combate de Rodeo del Medio (24 de setiembre de 1841).   En la batalla de Arroyo Grande (6 de diciembre de 1842) estuvo al mando de la infantería de la Confederación, aliada con los blancos uruguayos comandados por el depuesto presidente oriental Manuel Oribe, que se enfrentó a los unitarios argentinos y a los colorados uruguayos liderados por Fructuoso Rivera. Entre 1843 y 1844, participó en el Sitio de Montevideo. Pacheco también ejerció algunos cargos políticos, si bien por períodos breves. En 1834 fue elegido para ocupar una banca en la legislatura bonaerense. Ese año, como Rosas había rechazado la nominación, fue electo Gobernador de la provincia, aunque no aceptó. En 1851 volvió a la Junta de Representantes pero, al año siguiente, fue convocado de urgencia para contener la invasión del Ejercito Grande comandado por Justo José de Urquiza, pero Integrado además por tropas del Imperio del Brasil y uruguayas. En 1852 fue designado Comandante en Jefe de los Ejércitos Federales.  Por primera vez se lo vió dubitativo, vencido, como cansado de haber luchado tanto y le presenta su renuncia al Restaurador.  Este le dice unas cuantas cosas irreproducibles pero no lo detiene, ni encarcela, retirándose en visperas de la derrota Nacional de caseros a su estancia ubicada en la localidad que actualmente se conoce con el nombre de Talar de Pacheco, en el norte bonaerense. La caída del Gobernador de la provincia de Buenos Aires no lo arrojó al ostracismo político, debido a la impecable foja de servicios que consiguió durante las Guerras de la Independencia. Fue consecutivamente Inspector y Comandante General de Armas, Ministro de Guerra del Estado de Buenos Aires, General en Jefe de las Fuerzas de la Capital y, finalmente, Enviado Extraordinario al Brasil. En 1869, ya retirado y acompañado por sus hijos y por su esposa María Dolores Reynoso y Más de Seixas, falleció en su estancia del Talar. 

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