Rosas

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lunes, 1 de agosto de 2011

Barranca Yaco...

Por Juan Martín Grillo
Otra vez cabalgan los bravos capiangos, al paso del Jefe…
Pero a lo lejos, se forman los nubarrones que anuncian un nuevo punto y aparte en nuestra historia. Estamos en parajes desconocidos de nuestra tierra… como buscando un símbolo que nos guíe. Somos los feroces testigos de una lucha, que se viene prolongando desde hace más de un lustro. Nos aprietan las pilchas de tanto matar caballos, de tanto galope, sin agua, sin una gota de esperanza.
Pero somos soldados del General Quiroga… somos una escolta reducida, pero de buenos federales. Amamos a esta tierra… la sentimos a cada paso… le somos leales porque ella es grande y generosa con los nuestros… no nos engrilla la prudencia, es cierto, pero nunca enseñamos los facones tan solo por prepotear… somos soldados de un ejército que ya es enorme… y solo la voz de Facundo, como un mandato de la Patria misma, acampa en nuestras mentes. Estas no son solo palabras, no son expresiones de deseo. Lo que “los pueblos quieren” es lo providencial. Es lo que Dios, en su infinita gloria, nos depara como buenos hijos suyos que somos. Pero el tiroteo resulta ser fatal. Las banderas azules y blancas… esas glorias que nos rezan “Federación o Muerte”… están manchadas por la infamia más virulenta. Tan solo un tiro, un degüello, una lanceada, y la voz de Facundo ya no es sino un recuerdo…
Pero un recuerdo poderoso… pues todos escuchamos ese alarido antes de la descarga. Todos oímos del Tigre ese último rugido que alega: “Yo soy el Gral. Quiroga… Quien manda esta partida?!”
Después… el silencio… y más al rato la lluvia, simbolizando la rabia contenida del Todopoderoso por la muerte sanguinaria de su Santo Facundo…
Todos fuimos presa del odio… a todos se nos cortó la garganta, como para que nunca más pronunciáramos el nombre de Juan Facundo Quiroga. A todos se nos mintió por muchos años. Y ni el Tata en las Alturas supo que decirnos frente al cruel atropello de unos sicarios. De esto ya han pasado 175 años… Nadie puede olvidar ese 16 de febrero…
Es por eso que ahora, y en voz del que nos lee, ratificamos una lucha que aún no visto el desenlace. No estamos, como más de uno nos ha injuriado, para tomar venganza por la muerte del caudillo. La venganza que nos achacan es tan vil y miserable como los asesinos de nuestro Facundo…
Tampoco nos inspira un falso sentimiento de odio y rebeldía. Todo lo contrario, pues el Gral. Quiroga nos enseñó a vivir en orden y con la fe puesta en los Evangelios. Somos hijos de una piedad que reconocemos como propia.
Pero eso si: somos Gauchos. Somos de esos que creen que hay muertes que sirven de coronación a la vida y que hay otras que solo la truncan.
La muerte de nuestro caudillo en plena refriega, en el calor del entrevero, es de las primeras. Es de esas muertes que no mueren nunca.
Por eso es que estamos aquí, sin perdón ni olvido, pero con la conciencia firme y limpia de pecados. No estamos para matar, sino para dar a luz a la verdad. Esa verdad que es la única realidad que tenemos.
Somos soldados del General Quiroga si, pero no peleamos porque la guerra sea cosa de hombres… peleamos porque Facundo es la verdad, y sus asesinos la mentira.
A Uds., firmes como nosotros, quienes estamos desde el más allá, les dejamos tan solo una copla, que más que copla se torna con el tiempo en un rezo, una plegaria que pide a gritos una verdadera reivindicación honrosa del Tigre de los Llanos: “El General diz que ha muerto, yo les digo así será; más tengan cuidado magogos, no vaiga a resucitar”.
VIVA JUAN FACUNDO QUIROGA! VIVA EL TIGRE DE LOS LLANOS! RELIGIÓN O MUERTE! FEDERACIÓN O MUERTE! VIVA LA PATRIA!

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