Rosas

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miércoles, 16 de mayo de 2012

El combate de Montevideo

Por  Argent-Chacho
La victoria dejó sin sostén logístico a 20.000 soldados españoles, frenó la injerencia lusitana en territorio rioplatense y convirtió al río de la Plata en una vía de provisión de recursos para la Revolución. La importancia de una batalla.
Brown frente a Montevideo, según un grabado del artista uruguayo Diógenes Hequet (1866-1902)
Brown frente a Montevideo, según un grabado del artista uruguayo Diógenes Hequet (1866-1902)
 
El Ejército Argentino a órdenes del general Rondeau sitió Montevideo desde octubre de 1812, pero dos años más tarde seguía resistiendo el asedio por el continuo flujo de aprovisionamientos que recibían por el puerto.

La estrategia naval fue cortar con es suministro. Entonces, el almirante Brown zarpó con de nueve naves armadas con 147 cañones decidido a enfrentar a los españoles, que zarparon de Montevideo el 14 de mayo a bordo de 11 buques con 155 cañones, para hacer frente a las naves argentinas.

El plan de Brown fue simular que se retiraba mar afuera para que los realistas fueran en su persecución, luego cambiar de rumbo para interponerse entre la fuerza española y Montevideo y por último presentar batalla.


El triunfo de la escuadra nacional cortó con el poder naval español sobre el río, que había comenzado tres siglos antes.  La batalla que entabló Brown hizo posible la caída de la plaza de Montevideo en poder de las fuerzas argentinas. El 23 de junio de 1814, Alvear tomó posesión de la ciudad por tierra.


Las acciones se sucedieron entre los días 15 y 17. Este último día, la fragata "Hércules", buque insignia del almirante, penetró en aguas de Montevideo persiguiendo a los buques enemigos. Dos de ellos buscaron refugio al amparo de la Fortaleza del Cerro y otras tres naves se ubicaron bajo los muros de la ciudad.

La fuerza naval española abandonó la lucha y Brown impuso desde entonces un cerrado bloqueo a aquel puerto que derivó en la rendición de la plaza de Montevideo, el 23 de junio de 1814, a manos del Ejército Argentino a órdenes del general Carlos María de Alvear.

Buenos Aires conoció la buena nueva por intermedio del teniente Lázaro Roncayo, oficial de la sumaca "Itatí" que Brown comisionó para enviar el parte.

El pueblo manifestó su profundo júbilo llevando al marino de la escuadra vencedora en andas hasta el fuerte.

Tras la victoria de Montevideo y una vez consolidada la independencia en 1816, la Armada Argentina comenzó a desarrollar su misión.
 


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