Rosas

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viernes, 10 de julio de 2020

Un extraordinario Soldado de la Patria: Coronel Prudencio Arnold

Por el Prof. Julio R. Otaño
Nació en Buenos Aires en 1809 y era hijo de George Brown Arnold, estadounidense y de la porteña Magdalena Diana.  A los 17 años se incorporó como alférez al Regimiento 3ro de Milicias y luego vistió con orgullo el uniforme de Colorado del Monte. Su primera campaña comenzó a fines de 1828, formando en el ejército federal que debió enfrentar a las fuerzas regulares de Lavalle. Peleó en Navarro y tomó parte en las guerrillas que siguieron a esta batalla;  su relato de las Vizcacheras sigue siendo único: dijo en “Un soldado argentino”, que Rauch les venía pisando los talones, con la ventaja de comandar tropas veteranas de la guerra del Brasil.  Los federales llegaron a Las Vizcacheras casi al mismo tiempo que un nutrido contingente de indios, que combatirían a su lado.  Dice Arnold: “en tales circunstancias el enemigo se avistó.  Sin tiempo que perder, formamos nuestra línea de combate de la manera siguiente: los escuadrones Sosa y Lorea formaron nuestra ala derecha, llevando de flanqueadores a los indios de Nicasio; los escuadrones Miranda y Blandengues el ala izquierda y como flanqueadores a los indios de Mariano; el escuadrón González y milicianos de la Guardia del Monte al centro, donde yo formé”. Arnold nos dirá que Nicasio llevaba como apellido cristiano Maciel, “valiente cacique que murió después de Caseros”.
Rotas las hostilidades, Rauch arrolló el centro de los federales y se empeñó a fondo sin percibir que sus dos alas eran derrotadas. Se distrajo y comenzó a saborear su triunfo pero pronto se vio rodeado de efectivos a los que supuso suyos.  Hay que recordar que por entonces, los federales sólo se diferenciaban de los unitarios por un cintillo que llevaban en sus sombreros, el que decía “Viva la federación”.   Escribio Arnold cuando estuvo dentro de nosotros, reconoció que eran sus enemigos apercibiéndose recién del peligro que lo rodeaba. Trató de escapar defendiéndose con bizarría; pero los perseguidores le salieron al encuentro, cada vez en mayor número, deslizándose por los pajonales, hasta que el cabo de Blandengues, Manuel Andrada le boleó el caballo y el indio Nicasio lo ultimó… Así acabó su existencia el coronel Rauch, víctima de su propia torpeza militar”.  
A raíz de su acción, Andrada fue ascendido a alférez.  Según Bayer y otros historiadores Nicasio Maciel era llamado “Arbolito” por su estatura, delgadez y cabello crecido y habría cortado la cabeza de Rauch, que era un famoso degollador de indios…..en el relato de Arnold que es lo más fidedigno que poseemos en ningún párrafo habla de “Arbolito” y sí señala lo que Bayer y cía omiten: que era partidario y soldado de Juan Manuel y que falleció después de Caseros….
Dias antes de Puente de Marquez se incorpora a las filas de Rosas  Allí estaba el comandante General de Campaña don Juan Manuel de Rosas, el hombre de nues­tra predilección que con tanto gusto y sacrificio veníamos buscando desde la derrota de Navarro”.     Arnold después relata el entusiasmo que predominaba en las masas federales a favor de Juan Manuel de Rosas.  En un relato referido a cuando éste regresaba en 1829 de Santa Fe, hallándose reunidos en las cercanías de “La Turbia” alrededor de 2.000 hombres, al presentarse el Restaurador y “dirigirse en alta voz, diciendo ¡Viva la Patria!, fue contestado con entusiasmo.  Posteriormente el ¡Viva Rosas! fue un trueno que salió del corazón de aquella muchedumbre, demostrando el entusiasmo que tenían por el alma de aquel hombre”. 
Nuevamente se batió contra los unitarios en la jornada de dicho puente sobre el río de las Conchas, y participo en el sitio de Buenos Aires, lo que le valió recibir los despachos de teniente lro.  En octubre de 1833 se distinguió en la Revolución de los Restaurado­res, y por el éxito obtenido en una guerrilla sobre la plaza Miserere ganó el grado de capitán. Seis años después hizo la campaña de Chascomús, contra los estancieros enfiteustas del, sur levantados contra Rosas. Luego se retiró a su casa en el partido de San Miguel del Monte, con el premio otorgado por la Sala de Representantes a los vencedores de aquella sublevación. 
En agosto de 1840 hizo campaña contra Lavalle en Buenos Aires y se contó entre los vencedores de Quebracho Herrado, Córdoba, el 28 de noviembre de ese año. Fue ayudante en Córdoba del comandante general de Armas, coronel Vicente González (a) Carancho del Monte.   
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El 16 de noviembre de 1841 infligió una derrota a la indiada en el Arroyo del Medio. "Con los indios venían los dos coroneles Saá y el de igual clase Baigorria”, dice Arnold.  Pudo rescatar cautivos y cerca de 25.000 cabezas de ganado.   En 1842 el Regimiento Nº 3 se estableció en Boquerón, cercanías de la ciudad de Rosario (en la desembocadura del arroyo Saladillo en el río Paraná) con la misión de proteger la frontera de Santa Fe contar las avances aborígenes.   El entonces capitán Prudencio Brown Arnold sería el encargado de la custodia de esa región, siendo el asiento de su escuadrón el Fuerte Nuevo.  Allí permaneció por espacio de nueve años en continua lucha con los indígenas, a los que venció.
En abril de 1844 derrotó a la indiada en Los Chañaritos, sin lograr apresar al coronel Manuel Baigorria, que la comandaba.    A mediados de 1845 se incorporó a las fuerzas del goberna­dor Pascual Echagüe, para luchar contra el invasor “Mascarilla” Juan Pablo López.  Más tarde fue destacado al norte de la provincia de Santa Fe, donde a las órdenes del gobernador Pascual Echagüe participó en la batalla de Mal Abrigo,
La Batalla del Mal Abrigo fué un enfrentamiento entre ejércitos federales y unitarios.  El gobernador de Santa Fe, Juan Pablo López “Mascarilla”,  aliado de Juan Manuel Rosas, fue acercándose a enemigos de éste, como José María Paz y Pedro Ferre, gobernador de Corrientes. El tratado de unión firmado por Corrientes y Santa Fe en 1841, provocó la reacción inmediata de Rosas. Los ejércitos rosistas de Oribe y Echagüe derrotaron completamente a López que debió huir a Corrientes. Pascual Echagüe asume como gobernador de Santa Fe. A fines de junio de 1845, José María Paz envió a Mascarilla a Santa Fe.   Llevaba 400 exiliados santafesinos y 300 correntinos. Atravesó el Chaco rápidamente.  El gobernador Pascual Echagüe se retiró a Buenos Aires. 
López gobernó por espacio de un mes, hasta que Echagüe reapareció a principios de agosto, y rápidamente avanzó hacia la capital. López no estaba preparado, y abandonó precipitadamente la ciudad huyendo hacia el norte, perseguido por el ejército federal de Echagüe.  El 12 de agosto de 1845 se produjo el choque decisivo entre las tropas unitarias conducidas por Juan Pablo López y la fuerza federales que las perseguían, al mando de Gral. Echagüe, a orillas del Arroyo Malabrigo;  Las tropas unitarias fueron derrotadas y huyeron abandonando sus tres cañones, armas, y el bagaje de López en el que se hallaba gran parte del archivo de Santa Fe, que había sacado en la retirada. El capitán Arnold combatió al frente de su escuadrón.   En Malabrigo tomó 600 caballos tordillos y plateados al enemigo, y agrega: “carga como la de los correntinos en Malabrigo, no la presencie jamás”.
Luego de la batalla Arnold pide al Gobernador Echagüe, que le ha ofrecido su amistad, un poco de yerba y tabaco para sus hombres; el Gobernador no contesta, aunque más tarde regala a Arnold una bolsa con onzas de oro. Arnold las rechaza: “Yo habría recibido el obsequio en el acto y agradecido mucho; pero como él sólo se refería a un obsequio a mi persona, olvidando las necesidades de mis soldados que valían tanto o más que yo, puesto que si ellos no hubiesen derramado su sangre con tanta lealtad y constancia, yo no habría sido objeto de ese alto honor de S. E., si así puede llamársele, entendía que no era noble ni justo que se hicieran distinciones conmigo…”
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Después del pronunciamiento de Urquiza contra Rosas debió incor­porarse a la división del teniente coronel Martín Santa Coloma, en las cercanías de Coronda. En diciembre de 1851 pudo salvar de un desastre  a la división del coronel Serrano, que se había sublevado, por torpeza de este jefe. Su actuación movió a Rosas a otorgarle los despachos de coro­nel de caballería de línea, pero no llegaron a poder de Arnold a conse­cuencia de los sucesos de Caseros. 
Don Juan Manuel se los envió desde Southampton, a principios de 1876, veinticinco años después.  
El propio Sarmiento nos ha dejado un retrato de las tropas de Rosas que fueron entregadas en la capitulación de Montevideo, en que aún siendo enemigo apasionado, no había podido sustraerse a la admiración que le provocaban estos formidables y abnegados guerreros.  Dice Sarmiento: ¡Matar y morir! He aquí la única facultad despierta en esa inmensa familia de bayonetas y regimientos, y sus miembros separados por causas que ignoraban, del hombre que los tenía condenados a este oficio mortífero, y a esta abnegación sin premio, sin elevación, sin término, tenían por él, por Rosas, una afección profunda, una veneración que disimulaban apenas"
En vísperas de Caseros se incorporó a las fuerzas de Pascual Echague y luego operó sobre el sur de Santa Fe, hostilizando a los efectivos urquicistas. 
El 19 de enero de 1852, su columna de 160 hombres fue dis­persada en la Loma Negra por 2600 hombres de la división de Juan Pablo López.  
Su fidelidad a la Federación, en esos días, fue reconocida por el comandante en jefe del Departamento del Norte de Buenos Aires, co­ronel Hilario Lagos. 
En ningún momento dejó de hostilizar a las fuerzas enemigas, por su extremo derecho y retaguardia. La rápida conversión hecha por Urquiza desde la Guardia de Luján hacia Caseros cerró el paso a Arnold, que no pudo incorporarse a Rosas antes de la batalla. 
Luego de Caseros marchó a la Guardia del Monte y desde allí pidió órdenes al gene­ral Pacheco, quien dispuso se presentase a Urquiza.  Ordenó a su columna que no se rindiese y puso término a sus servicios. "Fui el último de los capitanes que mandaban fuerza de los Ejércitos Argentinos que obede­cían a este señor general [Rosas] y el único que no presentó armas al general vencedor”, escribe Arnold. 
Urquiza le dio seis meses de licencia con orden de presentarse nuevamente.
En enero de 1853, el coronel Hilario Lagos, comandante en jefe del Ejército Federal, lo designó comandante de milicias de los partidos de Rojas, Salto y Pergamino.
Semanas antes de Pavón, abandonó su estancia San Pascual, ubicada en el partido de Ramallo, y se presentó al general Ricardo López Jordán, que organizaba en Rosario fuerzas para la Confederación. El 17 de se­tiembre de 1861 luchó en Pavón como ayudante de Urquiza. Y tres días después el presidente Derqui lo nombró comandante de la Guardia Na­cional de los partidos de San Nicolás, Pergamino, Rojas, Salto y Junín. Mas el 2 de octubre renunció a dicho mando militar. 
Poco después Mitre lo autorizó a residir pacíficamente en su estancia o donde quisiera.  “Así concluí esta campaña —dice—, ahumado con la pestilente pólvora de Pavón”.
Vivió después en Rosario y San Nicolás, y posteriormente en su es­tancia Santa María, en el sur santafesino. En octubre de 1875 le escribía a Rosas:  “Su retrato de bulto (¿se trataria de una escultura?) es el único que hay en la salita de mi casa, en esta ciudad, frente a las ventanas de la calle”.   
Su afecto hacia el Restaurador permanecía incólume veinte años después de Caseros.   En 1875 remitió al exiliado 10 onzas de oro que Juan Manuel agradeció en una carta fechada el 7 de enero de 1876.    
Arnold dijo en su libro que en una oportunidad, visitando las ruinas de Santos Lugares (hoy General San Martín), escuchó al guía turístico explicar que el pozo que ocupaba el centro del cuartel era usado para arrojar los cadáveres de los ejecutados. Asombrado, preguntó entonces de dónde sacaban los soldados el agua para beber……Ayer mismo escuche a un supuesto Historiador sanmartinense repetir esta felonía (para ser bueno…2020)
El coronel Prudencio Arnold publicó importantes escritos históricos, entre ellos: Colección de artículos y refutaciones históricas sobre los acontecimientos del Rosario el 25 de diciembre de 1851;  Rectificaciones históricas al folletín del doctor Estanislao Zeballos titulado "Dinastía de los Piedra , Refutación histórica sobre la batalla de Malalabrigo; y sobre todo, Un soldado argentino, sus memorias autobiográficas, Rosario, 1893.
Murió el 31 de marzo de 1896.  En sus últimos tiempos apoyó a otro viejo rosista el doctor Bernardo de Irigoyen y a la Unión Cívica santafesina. Su hijo Jorge Brown Arnold, autor de La muerte de la República, fue secretario del nombrado doctor Irigoyen.
AUNQUE PAREZCA MENTIRA : Un proyecto en cámara de Diputados nos dice Que El Coronel Prudencio Brown Arnold LUCHÓ CONTRA ROSAS Y LOS MALONES INDÍGENAS....NI AUNQUE LO HAGAN A PROPÓSITO....
 

BIBLIOGRAFÍA:
Brown Arnold Prudencio Un soldado Argentino
Cutolo, Vicente, Nuevo diccionario biográfico argentino
Chavez Fermín; Iconografía de Juan Manuel de Rosas y la Federación
 Fradkin, Raúl, ¡Fusilaron a Dorrego!, o cómo un alzamiento rural cambió el curso de la historia
Irazusta, Julio, Vida política de Juan Manuel de Rosas a través de su correspondencia.
Sierra Vicente D. Historia Argentina 






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