Rosas

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sábado, 4 de febrero de 2023

Un gran Intelectual Pedro de Angelis

Por el Prof. Jbismarck
El cronista, biógrafo, archivero, bibliotecario y probablemente primer historiador del Río de la Plata, Pedro de Angelis, nació en Nápoles el 29 de junio de 1784. Perteneciente a una respetable familia burguesa, su padre fue el historiador Francesco de Angelis. Durante su juventud prestó servicios en el ejército borbónico, alcanzando el grado de oficial de artillería. Paralelamente se dedicó a la enseñanza y a la política vinculándose, gracias a su hermano Andrés, a la familia real de Joaquín Murat, rey de Nápoles, cuñado de Napoleón y mariscal de Francia. En la corte ofició como maestro de italiano de las jóvenes princesas Leticia y Luisa, y como tutor de los príncipes Aquiles y Luciano Murat. Por mediación real, también obtuvo el cargo de consejero de la Intendencia de la provincia de Nápoles, así como una membresía en la Academia de la ciudad. En 1811 dictó geografía e historia en la Real Escuela Politécnica y Militar, y luego, fue designado sub bibliotecario en ese instituto. Junto a su hermano, se desempeñó en la Secretaría del Ministerio de Relaciones Exteriores, justo en el momento en que estaba cayendo el régimen napoleónico, con el que colaboró hasta el final defendiendo, en 1815, al depuesto monarca ante el Congreso de Viena. Al reanudar su carrera castrense en 1817, fue nombrado corrector de la tipografía adjunta del Estado Mayor del Ejército hasta que, en calidad de oficial, pasó a la Secretaría de la Alta Corte Militar. En 1818 se trasladó a Ginebra, aprovechando la reputación de liberal que se había ganado gracias a sus publicaciones literarias, y se hizo amigo del historiador suizo Jean Charles Léonard de Sismondi. Consiguió el cargo de secretario de la Legación en San Petesburgo con una delicada misión ante el Congreso de Troppau. Esta conferencia tuvo como propósito discutir los procedimientos para acabar con la Revolución Napolitana de Julio de 1820 ratificando, además, los acuerdos de la Santa Alianza. Durante su estancia en Rusia, de Angelis contrajo matrimonio con la institutriz suiza Melanie Dayet y, tras fracasar su idea inicial de radicarse en ese país, se instaló en la capital francesa desde donde atendió por un tiempo los asuntos napolitanos. En París se destacó por su labor intelectual. Se dedicó a trabajos literarios, filosóficos e históricos, colaborando también en la “Revue Européene”. 
Asimismo, escribió para la Bibliographie Universelle Ancienne et Moderne, y contribuyó con Jules Michelet en los estudios de este historiador sobre Giambattista Vico, filósofo napolitano sobre el cual de Angelis ya había escrito una serie de artículos. En el círculo intelectual parisino, frecuentó a figuras de la talla de Anne Louise Germaine Necker, Baronesa de Staël Holstein o Madame de Staël, de Antoine-Louis-Claude Destutt, marqués de Tracy, de François Pierre Guillaume Guizot y de Marie-Joseph Paul Yves Roch Gilbert du Motier, Marqués de Lafayette, entre otras personalidades. En esta sociedad ilustrada de la época de la Restauración conoció a Bernardino Rivadavia, quien lo persuadió para que viniera a América con el objetivo de participar en la fundación de dos diarios oficiales. De Angelis arribó a Buenos Aires en 1827 para hacerse cargo de la imprenta estatal. Inmediatamente se integró a la vida intelectual local. Codirigió, junto a José Joaquín de Mora, la “Crónica Política y Literaria de Buenos Aires” y “El Conciliador”. Con este escritor español y con Francisco Curel fundó “El Ateneo”. A fines de ese año, debido a la caída de Rivadavia, desaparecieron las dos publicaciones y de Angelis se quedó sin protectores. No obstante, en 1828, pudo editar el texto latino Cornelli Nepotis vitae excellentum imperatorum, notis selectissimis illustratae, dedicado al rector de la Universidad, Dr. José Valentín Gómez. Por esos años, Manuel Dorrego llegó a la gobernación de Buenos Aires. Como, en el pasado y desde el diario “La Crónica”, de Angelis había sido bastante crítico del ahora primer mandatario provincial, debió recluirse casi exclusivamente en la enseñanza. Posteriormente trabajó como redactor de “El Lucero” (1829), primer periódico porteño en incluir partes meteorológicos, detalles del movimiento portuario, cambio de monedas e ingreso de hacienda; y de “El Monitor” (1833). Paralelamente realizó reseñas literarias y, por un breve tiempo, estuvo al frente de “La Gaceta Mercantil” (1829), sin dejar de lado sus trabajos de investigación. Escribió el Ensayo Histórico sobre la vida del Exmo. D. Juan Manuel de Rosas, aparecido en 1830 y reeditado en 1842; las Noticias Biográficas del Exmo. Sr. Gobernador y Capitán General de la Provincia de Santa Fe, Brigadier D. Estanislao López; e incluso biografías del general Juan Antonio Álvarez de Arenales y del científico Aimé Bonpland. Las dos primeras obras le valieron la enemistad no sólo de los exiliados en Montevideo durante el rosismo, sino también de muchos historiadores posteriores. Por otra parte, desde las páginas de “La Gaceta Mercantil”, de Angelis no ocultaba sus simpatías por el partido federal, en consonancia con su rol de administrador y arrendatario de la Imprenta del Estado, a cuyo frente estuvo entre 1832 y 1852. Su cargo público no le impidió continuar con sus estudios económicos, jurídicos y políticos, como los Ensayos literarios y políticos (1833); la Memoria sobre el estado actual de la hacienda pública (1834); y la Recopilación de leyes y decretos promulgados en Buenos Aires desde el 25 de Mayo de 1810 hasta fin de Diciembre de 1840 (1836 – 1841). Esta Recopilación, publicada en tres tomos más un índice, fue por muchísimos años una referencia insoslayable para las investigaciones sobre el derecho en la Argentina. Considerando sus aportes intelectuales, Rosas le encargaba permanentemente la difusión de los proyectos de su Gobierno, que de Angelis reunió en el Archivo Americano y Espíritu de la prensa del mundo, editado en tres idiomas (inglés, francés y español) y aparecido entre junio de 1843 y diciembre de 1851. Para esta obra reunió manuscritos y documentos valiosos de toda la primera etapa de la historia nacional. Desde sus páginas, combatió a los opositores al gobierno rosista, que en la mayoría de los casos ya estaban exiliados. Su interés se extendió a la geografía, la etnografía y las lenguas indígenas (fue el autor de un diccionario español – guaraní) y sus conocimientos en materia documental lo facultaron, a partir de agosto de 1840, para desempeñar también el cargo de archivero del Estado, compartiendo la dirección del Archivo General de la Provincia de Buenos Aires con Jerónimo Lasala. En sus trabajos literarios estuvo muy influenciado, por los conflictos de la Argentina de Rosas con las potencias extranjeras. En 1836 comenzó su Colección de Obras y documentos relativos a la Historia Antigua y Moderna de las provincias del Río de la Plata. Después de publicar los primeros seis tomos, de Angelis debió interrumpir la obra debido al bloqueo inglés al puerto de Buenos Aires. En 1839 la Imprenta del Estado sacó su folleto titulado “De la conducta de los Agentes de Francia durante el bloqueo del Río de la Plata” y, un año después, otro folleto denominado “Reflexiones sobre la conducta de los Agentes franceses en la cuestión pendiente con el Gobierno Argentino”. Otro trabajo de su autoría fue la “Memoria histórica sobre los derechos de soberanía y dominio de la Confederación Argentina a la parte austral del continente americano” (1852). Esta publicación se originó en un informe que preparó en 1848 por encargo de Rosas, y cuyo tema principal era la defensa de la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas. Tras la batalla de Caseros (3 de febrero de 1852), de Angelis se quedó en la miseria y sin respaldo político. En parte por este motivo, en 1853 decidió vender al Brasil, en la suma de ocho mil pesos fuertes, su rica biblioteca, entre la que se encontraban papeles y mapas que habían pertenecido al Archivo de la Provincia. Tales adquisiciones por parte del Imperio se debieron a las gestiones de Paulino José de Souza, Ministro de Relaciones Exteriores; de José María da Silva Paranhos, Vizconde de Rio Branco; y del propio emperador don Pedro II. La colección de Angelis se conserva actualmente en la Biblioteca Nacional carioca, y está integrada por 2.785 libros y folletos impresos, y 1.291 documentos manuscritos y mapas. Inclusive, de Angelis se estableció por algún tiempo en el país vecino, donde fue nombrado miembro correspondiente del Instituto Histórico y Geográfico de Río de Janeiro. Recibió designaciones similares de la Royal Geographic Society de Londres y de la Societé de Geographie de París, entre otros institutos científicos distribuidos por Europa y Estados Unidos. Durante su permanencia en el Imperio, escribió De la navigation de l´Amazone. Réponse á une Memoire de M. Maury, Officier de la Marina des Etats- Unis (1854), donde fundamentaba su oposición a la internacionalización del río Amazonas. No obstante, su intención no era permanecer en el Brasil sino retornar a Buenos Aires. Lo consiguió en 1855, tras una breve estadía en Montevideo. Ya en su vejez y pese a las críticas que soportó a la largo de su vida, y a los NOBLES ODIOS DEL MITRISMO, fue finalmente reconocido por la intelectualidad nacional. Murió en Buenos Aires el 10 de febrero de 1859.

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