Rosas

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sábado, 29 de abril de 2023

La caída y exilio de José Artigas

Por el Prof. Jbismarck
Tras la rendición de Montevideo, ocurrida en ju­nio de 1814, continúa en la Banda Oriental la hos­tilidad entre las fuerzas de Buenos Aires y las de Artigas, hasta que Alvear, entonces Director Supre­mo, dispone el regreso de las primeras a la Capital. Con esto Artigas consolida su autóridad en aquella Banda y ya en marzo de 1815 domina también En­tre Ríos, Corrientes, Santa Fe y, en cierto modo, Córdoba. Son los llamados "Pueblos Libres" quienes lideradas por el Protector proclaman la Independencia de España y de cualquier Nación del Mundo en junio de 1815 , en el Congreso de Arroyo de la China. Pero en julio de 1816 la Banda Oriental es invadida por los portugueses y comienza enton­ces la declinación del poder de Artigas. Derrotado en Carumbé (27 de octubre de 1816) y en el arroyo Catalán (3 de enero de 1817), su desesperada de­fensa del territorio oriental concluye al ser vencido definitivamente en Tacuarembó el 14 de enero de 1820. 
En Curuzú Cuatiá, donde tiene su campamento, se entera del Tratado del Pilar, firmado sin su participación, y se indigna con Ramírez que lo ha suscripto. Pronto estalla la guerra entre ambos. Artigas invade con sus fuerzas el territorio entrerriano donde vence a Ramírez en Las Guachas, lue­go es derrotado por éste en Las Tunas y se ve precisado a retroceder. Cerca de Curuzú Cuatiá es vencido nuevamente el 29 de julio de 1820 y en­tonces busca asilo en el Paraguay.  De los últimos 30 años de la vida de Artigas en Paraguay se sabe que vivió pobremente y lo poco que tenía lo compartía ocn los más necesitados; era llamado “padre de los pobres”, de Curuguaty, entre los que distribuía la mayor parte de sus cosechas y todo su sueldo, prodigando a los enfermos cuantos auxilios estaban a su alcance.  Iba a misa todos los domingos, rezaba diariamente el rosario, daba catequesis a los niños, leía la Biblia y poseía un libro de espiritualidad cristiana que le ayudaba en sus oraciones. El ideario social de Artigas era de inspiración cristiana y se manifiesta en muchos de sus gestos.  Su amistad con los franciscanos, “amigos de los matreros”, empezando por su secretario Monterroso que lo acompañaba en todas partes, influyeron sobre sus ideales de justicia e igualdad social.   Cuando la enfermedad de Artigas se agravó, manifestó deseos de recibir los últimos sacramentos y poco después el general en un último esfuerzo se había incorporado y abriendo desmesuradamente sus ojos gritó: ¡Mi caballo! ¡Tráiganme mi caballo!, vuelto a caer en la cama cerró sus ojos y murió.  Los restos del general recibieron sepultura en el Cementerio de la Recoleta , en el sector denominado “Campo Santo de los Insolventes”, a poca distancia de la quinta en la que entonces vivía. Era el 23 de septiembre de 1850

1 comentario:

  1. Entre todo lo leído en diferentes textos e historias dadas a conocer,nunca supe de éste momento de don José Gervasio Artigas.
    Dios lo guarde!

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