Rosas

Rosas

viernes, 2 de julio de 2010

La historia de un aventurero: Ralph, el padre de Jorge Newbery.

Por Eduardo Rosa

Esta curiosa historia me la contó Alejandro Billoch Newbery, sobrino de Jorge Newbwery ya fallecido.

Su abuelo Ralph nació en Long Island, cerca de Nueva York.
A los ocho años se escapó de la casa y se unió a un circo; unos años después, unos amigos del padre lo encontraron y lo trajeron de vuelta y volvió a dispararse, esta vez para pelear en la guerra civil. A su regreso le prometió al padre estudiar y cumplió, recibiéndose de odontólogo. (supongo que en 1870 no era una carrera muy larga).
Pero no hizo más que regresar a casa, mostrarle el diploma al padre e irse a "recorrer el mundo".

En eso andaba, cuando en Buenos Aires, sin un céntimo en el bolsillo vió en Florida y (hoy) Sarmiento, un cartel de dentista y entró a ofrecer sus servicios. Era un dentista Francés de apellido Malagarie.
Como Ralph sabía técnicas de prótesis, que aquí no se aplicaban, hizo fama y algún dinerillo. Además se casó con la hija del dentista.
Alejandro – su nieto – me cuenta que la abuela, cuando llegaban "amigos" del marido - norteamericanos cow boys o lo que fuesen - los hacía dormir en la galería del patio, porque tenían un olor insoportable. (esto confirma la leyenda que los cow-boys se bañaban con los vaqueros puestos).
Un día Julio Roca, cliente de su consultorio, le dijo que en la Argentina no se hacía la plata trabajando sino que se hacía en el campo.

CON el campo, diría yo, porque todos las grandes fortunas se hicieron simplemente con influencias políticas o comprando por monedas o ganando en juegos de barajas, enormes extensiones de campo, en el club del Progreso o en el Jockey Club o por medio de los jueces de paz que despojaban a los gauchos (como se relata en el Martín Fierro).
Estas tierras, propiedad “legal” con papeles y escritura de nuevos e ilustres dueños, se las dejaban mayoritariamente inexplotadas (unas vaquitas a medias con un pobre poblador, si es posible un inmigrante, que son más mansos y agradecidos), - eso si, como arrendatarios con obligación de devolverlas mejoradas y con alfalfa sembrada – y excepcionalmente en alguno de esos campos, un "Castillo", a la imagen de una “manor” imglesa edificado en medio de la nada para darse aires de nobleza.
Ese campo espléndidamente edificado por algún arquitecto europeo, parquizado con raquíticos e incipientes arbolitos de especies exóticas por un parquista de renombre. (raquíticos porque lo único que no se podía comprar con dinero es tiempo, por eso las fotografías de aquellas estancias no pueden esconder la inmensidad de la pampa chata); esos campos, repito, servían para varias cosas. La esperada es recibir a las visitas ilustres que el dueño creía y quería deslumbrar, la segunda era para pasar largos veraneos familiares, pues era de rigor “irse a la estancia” y la tercera era para expatriar al tarambana de la familia, mandándolo a “trabajar el campo”, trabajo que se matizaba mayoritariamente con la timba o el prostíbulo del pueblo.

De estás impúdicas épocas en que una clase se repartía – literalmente – el país se cuenta esta anécdota: Un joven se había hecho de un campo (por herencia o por suerte con los dados) y en el Jockey Club, pidió consejo preguntando a un señorón: "¿Que debo echar en el campo para hacer dinero?" y la respuesta del elegante clubes fue muy sincera: Tiempo, m'hijo, tiempo. (aclaración: Tiempo esperando su valorización y la posterior e inevitable venta).
Estos eran los prohombres que hicieron la patria y este es el campo que trajo la riqueza de la nación.

Siguiendo el con el consejo de Roca Ralph se fue al campo a buscar fortuna – me imagino que llevándose algunos pesos para comprar lo que se le ofrezca; pero lo único que debió haber comprado fue wisky, porque por lo que conocemos, no encontró un campo que le gustase y seguramente fue dejando jirones de capital por el camino.
Un largo camino, ya que se sabe que llegó hasta tierra del fuego, buscando rehacer su maltrecha economía como buscador de oro. Allí murió - y allí está enterrado.
Un verdadero caballero, hecho más para la aventura que para la vida sedentaria de dentista.
Hace unos años el nombre de un dentista de apellido Newbery – George; volvió a la prensa. Este George, que era hermano de Ralph y también dentista – se ve que era la profesión de la familia – recibió tierras de Roca en Bariloche y, luego de vivir mucho tiempo en nuestro sur se las dejó a una comunidad Mapuche, quienes hace unos años debieron demostrar judicialmente su legado, ya que se los quería despojar de ellas. Ignoro cual fue el resultado del pleito.

6 comentarios:

  1. Gracias querido Eduardo por colaborar con el blog...el espíritu de tu viejo nos orienta y guia desde el firmamento Federal donde se encuentra.

    ResponderEliminar
  2. Carancho de Monte03 julio, 2010 00:31

    Hubiera sido mejor que este y otros yankis se hubieran quedado en su pais en vez de venir a "hacer plata" aca.

    ResponderEliminar
  3. Cuidado Carancho; el patriotismo nada tiene que ver con la xenofobia.
    Tipos como los dos Newbery de esta nota vinieron como tus abuelos o bisabuelos: A buscar su lugar en el mundo.
    Vinieron como uno más; no como patrones ni como empleados de empresas extranjeras ni como "inversores".
    Vinieron queriendo a la tierra que eligieron y respetando a su gente.
    De haber seguido lo que parece ser tu criterio nos hubiésemos quedado sin el gran Thorne, el sordo de Obligado; el que no quiso retirarse porque aún le quedaban unos tiros de cañón.
    Y era norteamericano.
    Eduardo Rosa

    ResponderEliminar
  4. Carancho de Monte05 julio, 2010 21:39

    Sr. Anonimo. Puede ser como Ud. dice, pero nuestros mayores españoles e italianos vinieron a trabajar y se hicieron argentinos en una generacion, en cambio la mayoria de los ingleses y yankis se hicieron (y se siguen haciendo) de nuestras tierras. Sus paises estaban superpoblados en cambio en EEUU tenian bastante "lugar en el mundo", para venir a buscarlo a 10.000 Km de distancia.

    A los norteamericanos parece que su inmenso pais les quedara chico y siempre les gusto meterse en otros lados.

    Ya vimos lo que hicieron en Mexico, Dominicana, Nicaragua, Panama, Japon, Vietnam, Libia, Irak, Afganistan y quizas dentro de poco, Iran.

    Sin perjuicio que Thorne haya sido un patriota argentino, no deja de ser una excepcion. ¿O no fueron complices con los ingleses para sacarnos las Malvinas?

    ResponderEliminar
  5. Carancho de Monte, supongo que Churchill no le gustara pero concedamos que algo en la cabeza tenia, el decia que cuando uno no sabe es mejor callar, por que si abre la boca seguramente lo confirmara.

    Aunque despues de leer sus resentidos comentarios, supongo que cuando se nace barrigon es al nudo que lo fajen.

    ResponderEliminar
  6. Es de muy mal gusto, exponer las ideas sino son constructivas y menos si estan llenas de resentimiento y odio. Eso solo daña el alma. Somos todos parte del mismo barco, y justamente somos diferentes porque evolucionamos a tiempos diferentes, y ahora en el 2012 estamos en el tiempo del no tiempo. Mi abuelo Ernesto Billoch Newbery y su hermano Alejandro vivian en la misma casa en Tigre, donde tambien vivía mi abuela y Yeyi Newbery , hermana de Jorge Newbery. A Yeyi la conoci.

    ResponderEliminar