"COINCIDENCIAS ENTRE ROSAS Y SAN MARTIN", DISERTACION DEL TCNL (R) HORACIO MORALES, EN SANTOS LUGARES
Un momento de la conferencia. A la izquierda de la imagen, el Dr. Carlos de Santis, presidente del Instituto Rosas de General San Martín, y a la derecha el teniente coronel (R) Horacio Morales.
Fue una mañana agradable la del sábado 16 de julio próximo pasado en los Santos Lugares de Rosas, en la localidad de San Martín. Diríamos, ideal para escuchar la interesante conferencia que otorgó el Tcnl (R) Horacio Morales en el marco de una serie de disertaciones que, habitualmente, organizan los integrantes del Instituto “Juan Manuel de Rosas” de la citada localidad bonaerense. Allí estuvo presente Jóvenes Revisionistas a través de su presidente, Gabriel O. Turone, y de uno de sus Vocales Titulares, Juan Manuel Cardoso.
El tema de la charla era atractivo, y siempre genera una enorme satisfacción para los que nos sabemos simpatizantes del Restaurador de las Leyes y su obra de gobierno, pues, como se sabe, ésta fue premiada cuando José de San Martín le lega a aquél su glorioso Sable Corvo desde Francia.
LOS 5 VIAJES DE LA RELIQUIA HISTORICA
El ocultamiento de la sana relación que mantuvieron Rosas y San Martín tiene como uno de sus puntos de partida la batalla de Caseros. Allí, los vencedores de la Federación tuvieron el tiempo suficiente para fabular sobre todos los aspectos de la vida de don Juan Manuel y sus funcionarios. Se dedicaron, sin más, a hacer pasar por ciertas aquellas mentiras que no tuvieron ninguna clase de asidero o sustento documental. Cuando la realidad de los hechos y testimonios se hacía patente, como ser la amistad entre el Restaurador y el Libertador, los unitarios ganadores emprendieron el ocultamiento pertinaz. “Todos estamos pagando las consecuencias de Caseros, que eliminó la etapa más gloriosa que fue la Confederación Argentina”, espetó Morales.
San Martín adquiere su sable en el año 1811 en la ciudad de Londres, Inglaterra. A partir de entonces, la reliquia será trasladada unas cinco veces de un lado a otro del Océano Atlántico, quedándose definitivamente en Argentina a partir de 1897. El itinerario bien merece ser puntualizado:
1) Estando José de San Martín en Inglaterra, a finales de 1811 adquiere el sable corvo. Un año más tarde, en 1812, ya se encuentra en las Provincias Unidas del Río de la Plata presto para iniciar la campaña libertadora. Aquí se produce el primer cruce trasatlántico de la espada (Inglaterra-Argentina).
2) Amenazado de muerte por los logistas de Buenos Aires, San Martín finaliza su campaña promediando 1824, ocasión que aprovecha para irse a Europa. Desde allá, le encarga a su hija Mercedes que le lleve su sable corvo al viejo continente. Estamos en las postrimerías de 1832, y ella cumple con el deseo de su padre. Segundo periplo trasatlántico (Argentina-Francia).
3) La muerte de San Martín se produce en 1850. Entonces, el sable corvo había pasado a engrosar el patrimonio de su yerno, Mariano Balcarce, y el de su hija Mercedes, quienes vivían en Buenos Aires. Aquí se produce el tercer viaje trasatlántico de la espada (Francia-Argentina).
4) Juan Manuel de Rosas es electo por segunda vez gobernador bonaerense en 1835. Ya en 1844, San Martín dicta su famosa Cláusula 3° donde le legaba su gloriosa espada al Restaurador. Sin embargo, semejante honor tendrá lugar a partir de 1850, cuando se lo hace saber Balcarce mediante una carta que le manda a Rosas el 30 de agosto de ese mismo año. Don Juan Manuel conservará la espada hasta Caseros y se la llevará consigo al exilio de Southampton. Cuarta travesía trasatlántica (Argentina-Inglaterra).
5) Rosas conservará la presea militar más gloriosa de la historia argentina hasta su muerte, ocurrida en 1877. La mantiene guardada en todos esos años dentro de su estuche original, con el único aditamento de mandar hacer una chapa de bronce con la Cláusula 3° (de 1844) que fijará en el mismo. Máximo Terrero y su esposa, doña Manuelita Rosas, se quedan con todos los bienes de Rosas, y se los llevan a Londres, casualmente la misma ciudad capital donde San Martín había adquirido el sable en 1811. En tierras inglesas permanecerá el sable hasta el año 1897, cuando, en el mes de febrero, retorna definitivamente a la patria. Se completa así el quinto viaje oceánico del sable (Inglaterra-Argentina).
La inquina no había diezmado las pasiones políticas en Buenos Aires. Muestra de ello fue la poca atención que mereció el retorno del corvo sanmartiniano a tierras criollas. Ni los periódicos de la época ni tampoco los altos oficiales del Ejército y la Marina estuvieron a la altura del acontecimiento que se vivía. “Solamente un viejo soldado, el antiguo trompa de órdenes de Lucio Norberto Mansilla en Vuelta de Obligado, el ya teniente general Donato Álvarez, se dignó encabezar la ceremonia militar que dio la bienvenida a la reliquia legada a Rosas por San Martín”, sostuvo el teniente coronel retirado Morales en su estupenda alocución.
PUNTOS DE CONTACTO
En vida, José de San Martín había llegado a la conclusión de que la única figura política nacional que se había acercado a sus valores era el brigadier general Juan Manuel de Rosas. “Si vemos la época –agrega Morales-, varias figuras pudieron haber sido honradas con la espada del Libertador. Antiguos colaboradores suyos como Tomás Guido, seguían vivos. El último sobreviviente de la Primera Junta, Juan Larrea, o el jefe máximo de la Armada Nacional, Guillermo Brown, también estaban vivos, y bien pudieron ser los herederos. Sin embargo, San Martín se quedó con Rosas”.
Al término de la conferencia, hubo tiempo para saborear unas empanadas y beber algo de vino y gaseosas. Todo se desenvolvió en un buen clima de camaradería, como se aprecia en la imagen.
Entre estas dos figuras claves de la historia patria hubo afecto, respeto y reconocimiento. El Restaurador le puso a dos de sus estancias nombres ligados al Libertador: a una le llamó “San Martín” y a otra “Ayacucho”. El bergantín “General San Martín”, que fuera robado por las fuerzas navales anglo-francesas en Montevideo, no habría llevado tal denominación si es que don Juan Manuel hubiera aceptado la propuesta que le presentaron sus funcionarios de ponerle “General Rosas”. Aquí, el gobernador desechó su nombre por el del anciano e ilustre general.
Como cada vez que transcurrían los últimos meses del año, Rosas se dirigía a los argentinos con un mensaje que voceaba desde la Legislatura (en la actual Manzana de las Luces de San Telmo). El mensaje de 1849 tenía exactas 240 páginas, lo que demuestra el genio de estadista que fue Juan Manuel de Rosas. En ese año, San Martín ya hacía rato que padecía problemas visuales que lo tenían a mal traer, por eso pidió en su residencia de Boulogne-Sur-Mer que ese mismo mensaje se lo lean en dos oportunidades. Así lo deja entrever San Martín en la última carta que le envía a Rosas el 6 de mayo de 1850: “El objeto de esta es tributar a Ud. mis más sinceros agradecimientos al ver la constancia con que se empeña en honrar la memoria, de este viejo amigo; como lo acaba de verificar en su importante mensaje del 27 de Diciembre pasado; mensaje que por segunda vez me he hecho leer…”.
El Libertador se siente altamente satisfecho al contemplar los importantes conceptos que Rosas a brindado a los habitantes de la Confederación Argentina en 1849: “como argentino –le dice en su última correspondencia- me llena de un verdadero orgullo, al ver la prosperidad, la paz interior, el orden y el honor restablecidos en nuestra querida patria”.
TERGIVERSACIONES Y OMISIONES
Algunos malintencionados han procurado olvidar u ocultar el verdadero significado de todas las cartas que Rosas y San Martín han intercambiado desde 1838 hasta 1850. La versión que más corrió, fue aquella que decía que San Martín “estaba viejo” y que, por lo tanto, “no sabía lo que escribía”. Otros decían que las cartas originales no eran tales porque las mismas habrían sido “cambiadas”; que dichas correspondencias no eran, para ellos, tan benévolas ni amistosas…
Un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores del entonces presidente Arturo Frondizi, afirmó el 17 de agosto de 1960 que la legación del sable de San Martín a Rosas se debió “únicamente” a que Rosas era en ese momento el representante de las relaciones internacionales de la Argentina, y que hubiese dado lo mismo legárselo a cualquiera si esa representación recaía en ese momento en cualquier otra figura política…
El Dr. Alberto Gelly Cantilo dejó un mensaje en representación del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas "Juan Manuel de Rosas", donde ratificó el apoyo de la entidad a sus pares de San Martín, y anunció que actuará del mismo modo su nuevo presidente, el Dr. Alberto González Arzac.
Un confundido Ricardo Rojas insistía en “separar” lo que fue Rosas en su política externa de la interna. Afuera, el Restaurador había sido un excelente defensor del país, sostenía Rojas, pero internamente había sido un “tirano” y un “déspota”. Aquí, Ricardo Rojas le erraba porque jamás se puede separar lo externo de lo interno, más teniendo en cuenta el contexto histórico que había tenido que vivir Rosas. Omitía decir Rojas que la política internacional rosista fue un producto surgido de la acción perversa de los unitarios salvajes que, internamente, se aliaban a las potencias extranjeras para atentar contra la soberanía nacional (guerras intestinas, bloqueos navales, focos de subversión en distintas provincias, etc., etc.). Por eso mismo, en lugares como “en el que estamos, la vieja Comandancia Militar federal, Rosas ordenó fusilar a los unitarios que conspiraban con el extranjero. Ramón Maza fue fusilado aquí, en Santos Lugares”, dijo Horacio Morales.
El teniente coronel (R) Morales dejó, y leyó, para el final una cita que dejó escrita Leopoldo Lugones a los 23 años de edad, en referencia a la repatriación del Sable Corvo que San Martín le cedió por testamento a Rosas en 1844. Al notar la indiferencia de las autoridades argentinas que lo tuvieron que ir a recibir (José Evaristo Uriburu era el presidente de la Nación), Lugones se mostró indignado, dejando unas hermosas palabras elogiosas de la figura del Ilustre Restaurador de las Leyes, don Juan Manuel de Rosas.
Así terminaba esta excelente disertación del militar retirado Horacio Morales. Siguieron, luego, algunas palabras que pronunció el Dr. Alberto Gelly Cantilo en representación del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas “Juan Manuel de Rosas”. No solamente felicitó al expositor sino que, además, envió un mensaje de adhesión del flamante presidente de dicha entidad, Dr. Alberto González Arzac, en apoyo a las actividades que desde la localidad de San Martín se desarrollan permanentemente en pos del revisionismo histórico.
La hora de las empanadas y el vino se había hecho presente. El cielo de la tarde era limpio, y las charlas muy amenas. Degustar empanadas en el lugar donde se firmó el Pacto Arana-Mackau, o donde se construyeron o repararon los fusiles de la patria federal, es un honor que algunas veces nos podemos dar los revisionistas.
Jóvenes Revisionistas quiso dar una última vuelta por el interior de la ex Secretaría General de la Comandancia. Ahí mismo, cintillos federales originales, retratos pintados de Encarnación Ezcurra y monedas de la Confederación Argentina se ubicaban en las vitrinas del lugar. Un sótano ubicado en uno de los salones internos, al cual se podía bajar mediante una escalera, sugería que allí pudo haber estado algún salvaje unitario penando por ser un desalmado traidor. No lo sabemos, en verdad.
Viejo sótano que está dentro de lo que hoy es el Museo Histórico Regional "Brigadier General Juan Manuel de Rosas", donde se ubicaba la Secretaría General de la Comandancia de Santos Lugares. ¿Habrá algún unitario salvaje allí, mazorquero?
Salimos del sitio histórico, por la calle Diego Pombo, dejando tras de nosotros ese mojón de patria gaucha que se confunde, hoy, con la moderna urbanidad.
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