Uno de los más importantes movimientos de oposición a los intentos del liberalismo y momento culminante de la Resistencia Peronista contra el neoliberalismo.
El Estado de Bienestar en la Argentina, tuvo plena vigencia hasta mediados de la década del ’70, cuando el neoliberalismo se encontró o generó las condiciones óptimas para implementar su programa de saqueo y destrucción en nuestro país.
Sin embargo, los intentos por lograrlo, se remontan a varios años atrás, mediante la utilización, incluso de gobiernos constitucionales pero débiles en sus convicciones, rayanos con el cipayismo.
En 1958, con el peronismo proscripto, el desarrollismo que proponía la UCRI –una escisión de la UCR fundada por Arturo Frondizi, gana las elecciones nacionales a partir de un pacto que acuerda con el General Perón, que además le asegura una amplia mayoría en ambas cámaras legislativas del Congreso Nacional.
A pesar de ello, en un marco de frágil equilibrio, dicho acuerdo cada día se fue debilitando a partir de las concesiones que Frondizi empezó a otorgar al capital extranjero y al Partido Militar, en el que se apoyó para sostener, mediante la represión, la ruptura del acuerdo con el peronismo.
En rigor, con Frondizi comienza la entrega del patrimonio nacional mediante la aplicación de un programa que acuerda con Aramburu y Rojas, rompiendo automáticamente el que había acordado unos meses antes con Perón, y que desde el arranque de su gobierno se empezó a implementar con el monitoreo del FMI.
La firma de los contratos petroleros que le abrieron la puerta al capital extranjero –con el supuesto fin de conseguir el autoabastecimiento-; el desmantelamiento progresivo de la red ferroviaria nacional, con el propósito de desarrollar la red caminera nacional y el transporte de cargas; y la privatización del Frigorífico Municipal Lisandro de La Torre, fueron algunas de las medidas que los militares de la Libertadora nunca se animaron a hacer y que si pudo llevar adelante el entonces presidente Arturo Frondizi.
El FMI siempre presente
Sin embargo, Frondizi creyó que cumpliendo con algunos de los puntos que acordó con Perón, como la sanción de la Ley de Asociaciones Profesionales, la derogación de las inhabilitaciones gremiales y políticas (salvo la de Perón), el aumento de salarios, y la devolución de la personería jurídica de la central obrera, iba a lograr el apoyo de los sindicatos a su plan de gobierno.
Esta nueva relación entre el Estado y sindicalismo, sumió a éste último en una contradicción que llevó a una división de la dirigencia gremial peronista: o se subordinaban a los grupos de poder, o se enfrentaban a la represión del poder militar.
En este marco, Frondizi comenzó a implementar su programa, que además incluyó un Plan de Estabilización, sugerido por el FMI; un Plan de Austeridad que provocó la caída de los salarios; una devaluación de la moneda nacional; una inflación del 113 % y una desocupación que en dos años, trepó entre del 6 y al 10%.
La entrega del frigorífico (2)
En el transcurso del último mes de 1958 se habían realizado elecciones en el gremio de la carne, triunfando la lista encabezada por Sebastián Borro, quien había sido secretario adjunto y se desempeñaba como obrero en el frigorífico Lisandro de La Torre, que funcionaba en el populoso barrio de Mataderos en la Capital Federal, donde trabajaban cerca de 9.000 personas entre obreros y empleados.
El 10 de enero de 1959, Frondizi giró al Congreso Nacional el proyecto de ley por el cual se autorizaba la venta o arrendamiento del frigorífico, que daba prioridad para la compra a la Corporación Argentina de Productores (C.A.P).
El 13 de enero alrededor de 2000 personas se movilizaron hacia el Congreso.
En dos carteles expresaban sus demandas: -En defensa de nuestro patrimonio, contra la entrega de nuestro frigorífico a la empresa privada.
La vigilia se sucedió hasta la noche en que Diputados dio media sanción al proyecto de Ley, e inmediatamente girada al Senado, que en rápido trámite la sancionó sin debate previo.
Esto motivó que los delegados convocaron para el 14 de enero a una asamblea general del gremio donde se plantearon las diferentes propuestas: ocupar el establecimiento o realizar un paro de 24 horas y posteriormente ocuparlo.
Se pospuso la decisión para el día siguiente, porque una delegación de la Comisión Directiva fue recibida por el presidente Frondizi, a quien le solicitaron que vete la Ley sancionada.
Respuesta no positiva
La respuesta que el presidente le dio a Borro y demás dirigentes sindicales que lo acompañaban, fue negativa, lo que terminó por decidir por parte de los trabajadores la toma el edificio donde funcionaba el frigorífico acompañado por un paro por tiempo indeterminado, al tiempo que solicitaban a las 62 Organizaciones, y demás organizaciones obreras la convocatoria a un paro general de apoyo a la lucha.
Por su parte, el gobierno declaraba que, -Existiendo medidas de fuerza, no habrá lugar a ninguna clase de tratativas, y -si se mantiene la huelga y la ocupación, el Poder Ejecutivo actuará con toda decisión y energía, amenazaba; en tanto que el sindicato ratificaba las medidas resueltas por la asamblea, -la haremos cumplir hasta que sea derogada la Ley que dispone el traspaso del frigorífico.
Para justificar la represión, el gobierno declaró esa misma noche la ilegalidad del paro y exigió el desalojo del frigorífico para las tres de la madrugada del sábado.
Una hora más tarde de vencido el plazo, se produjo la represión.
A las fuerzas policiales se sumaron cuatro tanques Sherman del Regimiento de Granaderos a Caballo y varios jeeps con soldados provistos de ametralladoras, cien hombres de investigaciones con armas largas y efectivos de Gendarmería que se sumaron por la madrugada, totalizando más de 2.000 efectivos, que primero tomaron el local sindical y luego se posicionaron frente al frigorífico.
Histórica resistencia
A la orden de avance, un tanque atropelló el portón de acceso, por la ex calle Rodó, franqueando de esa manera el paso hacia el interior del predio, donde unos 6.000 obreros reunidos alrededor del mástil comenzaron a cantar el Himno Nacional.
A partir de ese momento y hasta las 8 de la mañana del sábado, se generó una intensa lucha que dejó como saldo 95 obreros detenidos, tres heridos y seis con lesiones de consideración, en tanto que entre las fuerzas de seguridad hubo 7 heridos.
Ese mismo sábado el plenario de las 62 Organizaciones, enterado de la situación, declaró un paro general por tiempo indeterminado en todo el país a partir del 19 de enero.
La resistencia a la privatización del frigorífico municipal, con los vecinos como protagonistas, se amplió al propio barrio de Mataderos, cuya población se desarrolló y creció acompañando la actividad del establecimiento.
Dentro de las acciones e resistencia organizada por los vecinos, estaban la construcción de barricadas para impedir la circulación de los carros de asalto, así como cortar el suministro de energía eléctrica, en tanto que los comerciantes del barrio, mantenían cerrados sus negocios.
Ante esta situación, el gobierno nacional decretó la aplicación del plan CONINTES (Conmoción Interna del Estado) que implicaba enjuiciar por tribunales militares, a los civiles que participaban del conflicto.
Sin embargo, la resistencia por falta de organización fue disminuyendo con los días hasta que el 22 de enero el paro general se levantó, aunque en el frigorífico la medida continuó, agravada la situación por una cesantía masiva de personal en más de 5000 obreros y empleados.
Al mes siguiente se reanudaron las tareas con personal contratado nuevo y en 1960 se concretó la venta del frigorífico a la Corporación Argentina de Productores de Carne.
El centenario edificio hoy es ocupado por el Laboratorio Roemmers, con su planta Pharma 2000.
(1) Editor del Semanario Informes, cuyo padre, Aníbal Luis Déboli, en 1959 era técnico de mantenimiento eléctrico del frigorífico Lisandro de La Torre, y a pesar de su filiación radical, no dudó en participar de la resistencia a la privatización de la empresa del Estado Municipal, que no sólo era eficiente, sino que ademés era superavitaria.
(2) Los historiadores Luis Cortese, Secretario de Redacción de Historias de la Ciudad y Teresita Mariaca, directora del área sociocultural del Centro de Gestión y Participación del Barrio de Mataderos, describen en su trabajo de investigación, los pormenores de aquella lucha de quines resistían la abolición del Estado de Bienestar en la Argentina.
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