Rosas

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domingo, 30 de abril de 2017

140° Aniversario del fallecimiento del Restaurador

por Norberto Jorge Chiviló
Cuando estaba finalizando el invierno, en la lejana ciudad de Southampton (1), el 14 de marzo de 1877, falleció quien había gravitado durante más de tres décadas en la política argentina, siendo también un personaje importantísimo en nuestra historia. Fue llamado El Restaurador de las Leyes, El Gran Americano, El Republicano, El defensor de la independencia americana, El padre de los pobres, Gran cacique indio, entre otros nombres. Sus enemigos lo apodaron El tirano, El Calígula del Plata, El Nerón del Plata. Nunca hubo un gobernante tan admirado y querido por la mayoría de la población argentina, pertenecientes a todas las clases sociales, como así también tan odiado por una minoría intelectual. Fue reconocido como gran gobernante no solo en toda América, sino también en los países más importantes de Europa, porque con astucia, tesón inconmovible y grandes dotes de diplomático y de gran estadista, hizo inclinar ante la nuestra -por los agravios inferido a nuestra soberanía-, las banderas de las dos más grandes potencias de la época, Francia e Inglaterra. Su nombre: Juan Manuel de Rosas.
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Aún hoy a 140 años de su desaparición física, se lo sigue atacando con gran pasión y con argumentos ya menguados y con gran pasión también se lo sigue defendiendo como el gran argentino que fue, porque como dice el profesor y doctor Jorge Oscar Sulé: "Rosas es la llave de la historia argentina". Quienes aún hoy lo atacan, no le perdonan ni lo más mínimo, pero sí perdonan, demostrando así su hipocresía, mayores y graves desaciertos a quienes fueron sus tenaces y desvergonzados opositores. Nuestro héroe, fue vencido en la batalla de Caseros por quién había sido uno de sus mejores generales, Justo José de Urquiza, devenido luego en felón y vendido como un Judas al oro del Imperio del Brasil, el enemigo por antonomasia de la Argentina de aquellos tiempos. Él, quien era una de los más ricos estancieros de nuestra tierra, después de la batalla que lo desalojó del poder, se embarcó en el navío inglés Centaur para pasar cuatro días después al Conflict en camino al exilio, junto a sus hijos Juan y Manuelita y otros importantes personajes de la Confederación Argentina. Después de atravesar el Atlántico en un largo viaje, desembarcó en la ciudad que veinticinco años después lo vio morir. Allí se afincó durante todos esos largos años, primero en el centro de la ciudad y luego en una finca alquilada, donde recreó una pequeña estanzuela al estilo criollo, para no extrañar tanto a su querida Pampa. Por su estrechez económica, debió procurarse el sustento con su trabajo personal, para poder vivir dignamente en esa tierra extranjera. Él, a quien en su patria no le faltaban bienes que habían sido bien habidos y logrados en forma honesta, no le preocupó llevar parte de ellos al exilio, que le hubieran permitido vivir como un príncipe y en forma desahogada. Sí se preocupó, en llevarse baúles repletos de documentos de su administración para salvar su honor y defender su honradez en el manejo de los dineros públicos de su administración. Esos baúles fueron acondicionados antes de la trágica batalla y como presintiendo que el fin de su gobierno estaba próximo, porque el destino de las armas le sería adverso. Él sabía que después de su derrota, sus enemigos políticos se ensañarían con su nombre y su honor -como lo habían hecho hasta ese momento- y tratarían de presentarlo ante las futuras generaciones como un monstruo execrable, con lo cual justificarían su propio proceder como aliados a los gobiernos enemigos y oposición a su gobierno, borrando todo lo que se pudiera de lo real acaecido y recreando una "historia" o como se diría en la actualidad una "memoria" o un "relato", totalmente parcializada y distorsionada de lo que habían sido los hechos sucedidos. Y así fue… durante más de un siglo, en el cual las distintas generaciones de argentinos fueron educados con esa "historia" llamada "oficial", distorsionada y mentirosa, construida por los vencedores de Caseros, reconocido por Sarmiento en carta a José María Ramos Mejía, cuando este estaba escribiendo Neurosis de los hombres célebres en la Historia Argentina, le decía: “Prevendríamos al joven autor que no reciba como moneda de buena ley todas las acusaciones que se han hecho a Rosas; en aquellos tiempos de combate y de lucha..." "Historia" que fue repetida y machacada año a año a cada argentino, prácticamente desde la cuna, desde la infancia en la escuela primaria hasta la adultez en la universidad, transmitida hasta el cansancio a través de la prensa y los medios de comunicación y denostando con los más variados epítetos a quienes osaran controvertirla.
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Pero no todos fueron dóciles a tal adoctrinamiento. Al principio, pocos fueron los que se dieron cuenta que se les quería vender gato por liebre, pero con el paso del tiempo y a través de la prédica de aquellos, más argentinos, fueron abriendo sus ojos y descubriendo así cual había sido la verdad histórica. Si bien actualmente el juicio de muchísimos argentinos sobre Rosas ha cambiado, aún muchos trasnochados siguen repitiendo sin ruborizarse esa "historia" devenida en historieta de quiosco, negando hechos ya incontrovertidos y que son muy gloriosos para nuestra Nación.   El odio a Rosas de estos despistados, puede más que el amor a la Patria. Por ejemplo, en cada aniversario del Combate de Vuelta de Obligado, y en especial después de convertida la fecha en feriado nacional, no faltan "historiadores", "escritores" y demás yerbas, quienes niegan el valor de ese hecho de armas en la historia Patria. Su argumento es, que el combate fue una "derrota" y que se trataría de un acontecimiento que atañe solo a la provincia de Buenos Aires y por lo tanto que nada tiene que ver la Nación. Aún cuando según sus limitadas miras, con respecto al primer argumento si ello así hubiera sido, no advierten que toda batalla librada en defensa de la soberanía nacional y el suelo patrio, en las que muchos argentinos dieron su sangre, nunca es una derrota, sino un peldaño más en la construcción de nuestra nacionalidad. Además no advierten el significado real de aquella batalla, con el cruce de cadenas sobre el río Paraná -con alto valor simbólico- y la férrea defensa opuesta por nuestros soldados y que esa fue la primera de una serie de hechos de armas que culminaron con una espléndida victoria del ejército nacional y más aún brillante victoria de la diplomacia de la Confederación Argentina, no solo nunca más igualada por nuestro país, sino también me animo a decirlo por ningún otro país del mundo. Con respecto al segundo argumento, el hecho de que la batalla hubiera tenido lugar en las costas de Buenos Aires - Vuelta de Obligado- y la mayoría de los defensores fueron bonaerenses, no le da un carácter localista al hecho, para que otros argentinos no puedan sentirse también orgullosos y considerar al hecho como propio y también como perteneciente a la Nación toda. Siguiendo el pensamiento mezquino de aquellas personas, cabría la pregunta: ¿solo los porteños podrían sentirse orgullosos de las jornadas de la Reconquista y Defensa de Buenos Aires y de los sucesos de Mayo de 1810 y los bonaerenses de la defensa en Vuelta de Obligado?, ¿solo los cuyanos podrían sentirse orgullosos de la hazaña sanmartiniana del cruce de los Andes y los salteños con respecto a la defensa gaucha del norte argentino?. Yo, como la inmensa mayoría nos sentimos orgullosos de todo ello, porque si bien pudieron haber tenido más protagonismo los porteños, bonaerenses, cuyanos o salteños en aquellos acontecimientos, pero todos eran ni más ni menos que argentinos… y ellos eran argentinos que nos antecedieron en la vida y que cada uno desde su lugar forjó la Patria que nos cobija a todos. Cuando en algunas oportunidades he polemizado con las personas que así piensan, les pregunté si de haber vivido en aquella época, donde hubieran preferido estar, ¿en los buques franceses o ingleses o entre los defensores de Obligado?; hubiera querido, de corazón, me dijesen que entre los defensores, pero no… siempre un elocuente silencio recibí como respuesta… su odio a Rosas puede más que el amor a la Patria. Además, todos ellos, generalmente, consideran a San Martín, como el gran personaje patrio y máxima figura de la nacionalidad, pero cuando se les habla sobre el legado del sable libertador que San Martín hizo en su testamento a favor de su amigo Rosas y las palabras elogiosas que tuvo hacia el mismo y su gobierno y la obstinada defensa de los valores patrios… ahí ya no aceptan ni ese gesto, ni las palabras y los conceptos en favor del "tirano". Para ellos como para la "historia oficial", la vida de San Martín termina con su regreso definitivo a Europa en 1829… de su testamento, de las cartas intercambiadas con Rosas… nada de nada… Rosas tuvo la dicha, que nadie pudo ni podrá borrar nunca, si bien durante muchísimos años fue vilmente ocultada y fue su relación con el Libertador y que este fue el primer rosista, ya que siempre lo consideró como un gran hombre y un gran patriota por la defensa a ultranza de la defensa y la dignidad nacional. Tampoco nadie nunca podrá igualarlo. El haber tenido en su casa el sable de San Martín!.¿Con que otro homenaje se lo podrá comparar?, …con ninguno. Él recibió el homenaje más importante para todo argentino, que no fue igualado por otro personaje histórico de nuestro país, ni ayer, ni hoy, ni mañana. En este 140 aniversario de su fallecimiento, podemos afirmar que su pensamiento, sus actos como buen, eficiente y honesto… sí, honesto gobernante, bien pueden ser tomados como ejemplos y siguen vivos. Su apego a la ley, resaltada en el manifiesto al pueblo de Buenos Aires del 10 de octubre de 1820: "…SED SUMISOS A LA LEY", lema que tomamos como estandarte en este periódico y que figura en cada número, es de incuestionable actualidad, como así también cuando años mas tarde en la proclama del 16 de setiembre de 1829, instaba al "RESPETO A LA AUTORIDAD Y OBEDIENCIA A LAS LEYES". C u a n t o s m a l e s n o s hubiéramos ahorrado los argentinos, de haberse cumplido y obedecido la ley a rajatabla tanto por el pueblo como por quienes nos gobiernan, cuan distinto hubiera sido nuestra actual realidad. El republicanismo de Rosas, con ejemplos varios que así lo pintan y que resaltamos en tres números de este periódico ( N° 26 a 28), debiera ser ejemplo para los políticos de nuestra época. A mediados de abril ppdo. los ciudadanos nos enteramos que patrulleros comprados con dinero público, habían sido ploteados con el nombre del jefe comunal que había hecho la compra. Pero por desgracia, ello no había ocurrido en una sola comuna y como un hecho aislado, sino en varias y de distintos signos políticos. Contraponiendo a esos desagradables hechos, he aquí uno de los ejemplos de Rosas. Cuando en el año 1841 la Confederación Argentina compró el bergantín "Oscar" para incorporarlo a la flota nacional, el jefe de la escuadra, el Alte. Guillermo Brown, por intermedio de su subordinado el capitán de marina Álvaro J. de Alzogaray, solicitó autorización al gobierno para darle el nombre del "muy esclarecido y muy querido de los Argentinos Federales, nombre de Ilustre Restaurador de las Leyes". Rosas, a través de su edecán, declinó el homenaje y pidió que al navío se le diera el nombre de San Martín "que este es el nombre del Santo patrono de esta Ciudad, que fue un bravo guerrero esclarecido, y que es también el nombre del Ilustre general San Martín a quien tantos y tan valerosos servicios eminentes debe la Causa de nuestra Independencia y la del Continente Americano" (ver texto de ambas cartas en ER N° 2, pág. 3). Existen otros ejemplos en el mismo sentido. Rosas, como San Martín y otros esclarecidos patriotas, no han muerto, ellos deben ser guía y ejemplo para los argentinos bien nacidos, del presente y del mañana. (1) Esta ciudad y puerto, es uno de los más importantes del Reino Unido, se encuentra situado al sur de Inglaterra y a 110 km. de Londres. En el siglo XX fue destino de lujosos transatlánticos y lo sigue siendo en la actualidad. Desde allí zarpó el RMS Titanic el día 10 de abril de 1912, iniciando su viaje inaugural hacia Nueva York, hundiéndose en la noche del 14 y madrugada del 15 de dicho mes después de chocar con un iceberg. Durante los primeros meses de la segunda guerra mundial, la ciudad sufrió continuos bombardeos por la ofensiva aérea de la Luftwaffe, por la existencia en sus suburbios de importantes industrias en especial dedicadas a la construcción de aviones, lo que ocasionó la destrucción de gran parte de la ciudad
EXTRAIDO DEL PERIODICO "EL RESTAURADOR"

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