Rosas

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martes, 30 de noviembre de 2010

MÁXIMO TERRERO Y MUÑOZ ( YERNO Y ÚLTIMO GRAN COLABORADOR LEAL A ROSAS )

Por Ricardo Geraci Del Campo Ríos
Máximo Terrero nació en Buenos Aires el 4 de mayo de 1817, fue hijo de Juan Nepomuceno José Miguel Buenaventura Terrero y Villarino, íntimo amigo de Juan Manuel de Rosas. El padre de Máximo fue además socio del Restaurador y posterior a su caída, fue el encargado de vender los bienes de Rosas en el corto tiempo que duró el levantamiento del embargo de las propiedades del caudillo bonaerense. Juana Josefa Muñoz de Ravago y García de la Mata fue la madre del futuro esposo de Manuelita Rosas. 

En 1848 fue nombrado Comisario del ejército y al poco tiempo estaba en Palermo con el cargo de secretario personal de Rosas. Hasta allí Máximo solamente se contentaba con "espiar" discretamente al objeto de sus tímidos deseos, doña Manuelita Rosas. Samuel Green Arnold, un norteamericano de paso por Buenos Aires a quien se llevó a conocer la Casona de Rosas, dio cuenta de lo que sus ojos veían. Observó en varias oportunidades como Máximo desde detrás de árboles, setos y cortinados la espiaba con frecuencia.
Quizas tanta constancia hizo que Manuela lo distinguiera desde la cantidad de mozos que con gran galantería usualmente buscaban ganarse su amor.
Peleó al lado de Rosas en la batalla de Morón y fue tomado prisionero. Fue dejado en libertad por orden de Urquiza y a los pocos días el ex secretario del derrocado caudillo partía rumbo a Inglaterra, luego de decidir casarse con su amada y con ello soportar el destierro.
El 6 de mayo de 1852 arribaba a Southampton y trasladándose de inmediato a Devonport. Máximo llegó con dos noticias, una mala y otra que compensaría. Se le habían confiscado los bienes a Juan Manuel y por otro lado llegaba don Máximo con una suma de dinero que Juan Nepomuceno le enviaba al Restaurador de la venta de la estancia San Martín gracias a la premura del amigo.  El 23 de octubre de 1852 Máximo Terrero y Manuela Robustiana Rozas se casaban en la iglesia católica de Southampton.
Es aquí donde surge un pequeño desencuentro que durará poco entre Rosas y su yerno.
El Brigadier confió a lo largo de varios encuentros e intercambio epistolares con algunos de sus amigos, el disgusto que le causó dicha unión. Más alla que ya sabía del noviazgo e inclusive les hacía bromas.

No por considerar indigno de su hija a Máximo, sino por que a la muerte de Encarnación su hija ocupo simbólicamente el lugar de Primera Dama que dejaba prematuramente su madre, y desde allí ( 1838 ) hasta el destierro fue la hada buena de su padre, haciendo muchas veces de sostén anímico y en gestiones sociales que el padre rehusaba. Rosas temía quedarse solo. Aún así la situación económica apremiaba, y era Juan Manuel el que debía solventar los gastos de todos en el destierro, hasta que estos se independizaron.  De todas maneras Máximo le pidió caballerosamente la mano de su hija al Restaurador, y éste asintiendo a tamaño pedido, Rosas demandó según una versión de Salustio Cobo- director del periódico El Comercio- que habló con Rosas en el vestíbulo de un hotel de Southampton en agosto de 1860 y luego remitió dicha conversación a su amigo, historiador y político chileno Benjamín Vicuña Mackenna, refiriéndose los pormenores de esa conversación. En un pasaje escribió:
Rosas a Cobo_ " Máximo le dije yo, dos condiciones pongo: la primera, que yo no asistiré a los desposorios; la segunda, que Manuelita no seguirá viviendo en mi casa.."
No fue cumplido por Rosas esto último, ya que siguieron un tiempo más con el caudillo y los Terrero luego hacía 1854 arrendaron una pequeña propiedad en las afueras de Southampton.

Manuelita Rosas daba constancia de su felicidad al contraer nupcias con don Máximo, a su amiga Petrona Villegas de Cordero en noviembre:
" ¡ Petronita ! ¡ Ya estoy unida a mi Máximo ! el día 23 del pasado octubre recibimos en la Santa Iglesia Católica de este pueblo la santa bendición nupcial a que nuestros antes corazones han aspirado tantos años. Tú que conoces a mi excelente Máximo puedes tener la certitud ( sic ) que me hará completamente feliz. Sus bondades y la ventura de pertenecerle, me han hecho ya olvidar los malos momentos y contrariedades que he sufrido en mi vida. Abrázame muy fuerte, amiga mía, gózate en.la felicidad de tu amiga ".
Fueron duros los primeros años donde Máximo buscaba empleo y su padre Juan le enviaba dinero para poder subsistir.
En 1855 en el reconocimiento de la Independencia del Paraguay por parte de la Confederación Argentina sirvió al yerno de Rosas para obtener un gran empleo: el de Cónsul de esa naciente república en Londres. Detrás de ese nombramiento estaban las gestiones de su hermano Federico Terrero.
En 1856 nace su primer hijo Manuel Máximo. Rosas abuelo opto por llamarlo cariñosamente " Nepomuceno José " seguramente en honor al cariño y lealtad profesada a su amigo Juan Nepomuceno.
Mientras Máximo y familia transitaban momentos de prosperidad y paz, nacía su segundo hijo, Rodrigo Terrero, y le pedía junto a Manuelita a Rosas en infinidad de cartas que se vaya con ellos a vivir a su casa de Hampstead. Juan Manuel deprimido e irritable desechaba con su habitual cortesía para responder cada invitación de los Terrero. Mientras tanto Máximo se convertía en un colaborador leal, incansable y eficiente del exiliado Rosas, cada vez más acorralado por la pobreza y la indigencia de tener que producir en una pequeña chacra que fue Burgess Farm, a la cual tuvo que remodelar con su marcado y meticuloso modo de trabajo. En cuanto a las quejas que Rosas le hacía a éste sobre su penosa situación, fue su yerno el que le daba ideas y el empuje para un Rosas ante todo laborioso.
Se encargó muchas veces de las suscripciones que conseguía la gran y leal amiga del Restaurador, Josefa Gómez y eventualmente utilizando su influencia para conseguirle dinero cuantas veces pudo.
CONFLICTO CON ALBERDI .
Alberdi que había sido asesor en el cargo de Cónsul que desempeñaba Máximo, tuvo un desentendimiento, ya que prácticamente olvidado por sus compatriotas y subsistiendo en París de su profesión de abogado y de los alquileres de sus propiedades en Chile, se ofreció de asesorar a Máximo sobre un empréstito que estaba gestionando desde Londres para el Paraguay. Terrero cobró un dinero de parte de la comisión de la Banca prestamista y al enterarse Juan Bautista le reclamó un porcentaje por dichos honorarios. Terrero (h) no acepto y se generó una enemistad y el fin de la correspondencia entre ambos. El nutrido intercambio que habían tenido tuvo de todo referido a la política y la enemistad entre Alberdi y Mitre, el arrepentimiento del primero hacia su combatividad hacia Rosas y demás yerbas. Hacia finales de la déca
da de los 60' Rosas que estaba más retraído que nunca, empieza a aceptar las continuas visitas de Máximo, Manuelita y sus nietos.
Pasan largos días paseando, charlando y disfrutando del hermoso paisaje que brindaba el Burgess.
Manuelita y Máximo procuraban en aquellas visitas festejar aniversarios de gran valor histórico, como el 11 de octubre, aniversario de la Revolución de los Restauradores y el 25 de Mayo, como tambien su propio cumpleaños.
Hacía 1871 una carta fechada el 5 de octubre de ese año, de Manuelita a su padre, daba cuenta de la terrible enfermedad que atravesaba Máximo de viruela. La cual lo dejó al borde de la muerte, pero lograría recuperarse.
El chacarero del Burgess le escribía a su amiga Pepa Gómez sobre lo angustiado que estaba por la delicada salud de su yerno, lo cual documenta su cariño y afabilidad para con el hijo de su gran amigo.
Rosas a Gómez:
" (...) Si desde antes de la peligrosa enfermedad de Máximo, mi espirítu sin ánimo, ni consuelo, era penoso...".
CODICILO
Adhesiones al testamento de Rosas.
Máximo recibió cuanto Rosas había dejado a su padre o su hija, ya que a la muerte de estos dos, heredaría lo que le era por disposición de Rosas. Como así heredó directamente del Restaurador sus papeles públicos,sus perros, Soto y Guló, sus manuscritos y loro Blagard, fue junto a Manuelita a la muerte de Palmerston, su albaceas, su libro de la nobleza de sus antepasados, sus dos pistolas fierro del Tucumán, entre algunos tesoros.
EJEMPLO DE LEALTAD Y SERVICIO.
En los comienzos de 1877 y a poco de la muerte de Rosas, Máximo se reunió en la chacra de su suegro, para ultimar los detalles de su partida hacia Buenos Aires para agilizar el trámite referido a las propiedades que pertenecían a Manuelita como heredera de su madre y que se hallaban en los Tribunales desde largos años atras.
Fue acordado que Máximo viajara con su hijo menor, Rodrigo, de 18 años por ese entonces.  Manuel debió quedarse ya que tenía que rendir sus últimas materias para recibirse de Ingeniero.   Servir a su familia era para Rosas, servirlo a él, el gaucho de los Cerillos, sabía que su hija feliz , casada y con hijos, tenía un hombre a la altura de lo que fue su vida, y él, despidiéndose de la vida física,encontraba en ello una certeza.
Partió de Southampton el 24 de febrero de 1877 a bordo del vapor Minho de la Royal Mail Company hacia Buenos Aires. Volvía por primera vez desde su exilio.

El barco en que viajaban los dos Terrero aún en alta mar la tarde del 12 de marzo, cuando Manuela recibió un telegrama que daba cuenta de la gravedad del padre, escribe a su marido:
" Mi Máximo:
Cuando recibas ésta estarás ya impuesto de que mi pobre y desgraciado padre nos dejó por mejor vida el miércoles 14 del corriente ".
PROTOCOLO DE CUARENTENA EN EL PUERTO DE BUENOS AIRES.
Máximo y su hijo al llegar al puerto de la ciudad de la Santísima Trinidad, debieron permanecer quince días a bordo del vapor, debido a un protocolo preventivo que seguía en uso luego de la epidemia de Fiebre amarilla de 1871, donde cualquier embarcación extranjera debía someterse a ese protocolo.
Se sabe de está peculiar situación de incomodo para Máximo e hijo, por un diario de cuarentena que llevó a cabo el yerno de Rosas que fue en parte publicado por Manuel Bilbao en su libro Tradiciones y Recuerdos de BsAs en su capitulo sobre la "Cuarentena". ( 1934 ).  Máximo Terrero sobrevivió seis años a su querida Ita, nombre afectuoso que daba a Manuela en la intimidad. Falleció en 1904 en Southampton y sus restos, tal como se hiciese con el de su esposa, se colocaron en el mausoleo en nicho de material separado, y sobre aquel en que yacían los del general Rosas.
Ricardo Geraci.
Fuentes consultadas:
Manuel Gálvez
Vida de don Juan Manuel de Rosas.
Todo-Argentina
Página online de Historia Argentina.
Beatriz Doallo
El exilio del Restaurador.
La Nación.
Articulo sobre la cuarentena de Máximo.
Soledad Gil.
Secretaria de redacción revista Lugares en el mencionado diario

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