¡ Viva la Confederación Argentina !
¡ Mueran los salvajes unitarios !
Baterías, Noviembre 20 de 1845.
Año 36 de la Lib., 30 de la Independencia y 16 de la
Confederación Argentina
Al General Primer Edecán de S. E. D. Juan Manuel
Corvalán.
Sírvase V. S. Elevar al Superior conocimiento del
Exmo. Señor Gobernador y Capitan General de la Provincia, Brigadier D. Juan
Manuel de Rosas, que hace tres horas nos estamos batiendo con los
Anglo-Franceses, y que hasta ahora no se han podido acercar a la línea de
atajo; pero que tengo el sentimiento que empeñado el combate de un modo
violento, tendré que suspenderlo por falta de municiones. Dios guarde a V. S. muchos años.
Lucio Mansilla
¡ Viva la Confederación Argentina!
¡ Mueran los salvajes unitarios!
Campamento, Noviembre 21 de 1845
Año 36 de la Lib., 30 de la Independencia y 16 de la
Confederación Argentina
Al General Primer Edecán de S. E. D. Manuel Corvalán.
El infrascripto ha mandado ayer un obstinado combate
durante ocho horas contra la Escuadra Inglesa y francesa que atacó
vigorosamente las baterías de la Vuelta de Obligado. La situación del infrascripto, a causa de una
herida que ha recibido, no le permite estender el parte; y remito a V. S. el
que ha ordenado al Coronel Jefe de las baterías, D. Francisco Crespo, que pase
a V. S. para que se sirva elevarlo al supremo conocimiento del Exmo. Señor
Gobernador y Capitán General de la Provincia, Brigadier D. Juan Manuel de
Rosas. La Escuadra Francesa e Inglesa ha
tomado y domina el punto de las baterías y está sitiada de parte de tierra en
la circunferencia del alcance de sus cañones por fuerzas nuestras suficientes
que no dejan a los invasores otro terreno que pisar que el que pueden defender
con sus fuerzas de artillería. Dios
guarde a V. S. muchos años.
Lucio Mansilla
¡ Viva la Confederación Argentina!
¡ Mueran los salvajes unitarios !
Campamento, Noviembre 21 de 1845
Año 36 de la Lib., 30 de la Independencia y 16 de la
Confederación Argentina
Al Sr. General primer Edecán de S. E., D. Manuel
Corvalán.
El infrascripto ha recibido orden del Sr. Comandante
en Jefe accidental del Departamento del Norte, General D. Lucio Mansilla, de
dirigir a Ud. el parte del combate que han sostenido ayer las Baterías en la
Vuelta de Obligado contra las Escuadras invasoras Inglesa y Francesa
combinadas. No siendo posible al Sr. General pasar el parte, a causa de haber
sido herido, dando a esta División un ejemplo de valor heroico, toca al
infrascripto este honor. El 18 del
corriente fondeó la Escuadra combinada francesa e inglesa, a dos tiros de cañón
de nuestras Baterías. Dispuso el Sr.
General que tres embarcaciones pequeñas explorasen hasta medio tiro de cañón de
las Escuadras enemigas, su actitud y disposición. Estas les hicieron fuego y
las persiguieron, y al punto se replegaron sobre las Baterías sin contestarlo. El 19 se preparó el enemigo para atacar; y el
20 a las ocho de la mañana toda su Escuadra maniobró hábilmente sobre las
baterías. A la vanguardia estaban en línea cuatro bergantines de guerra, uno
inglés y tres franceses; al centro los vapores Fulton, Gorgon y Firebrand; y en la retaguardia dos
corbetas y dos bergantines. A las nueve
y media de la mañana, estando el Sr. General al frente de las fuerzas de las
Baterías, se entonó el Himno Nacional de la Confederación Argentina, la banda
de música tocó dianas, y se empezó el combate.
El enemigo atacó con intrépido arrojo, y con el poder de 113 cañones de
los calibres de 24, 32, 48, 64 y 80, sosteniendo sin intermisión de un
instante, un bien dirigido, vivísimo y abrasante fuego de toda la línea sobre
el frente y flancos de nuestras baterías.
A este fuerte ataque, opusieron las Baterías un vigoroso fuego de 35
cañones de los calibres de a 4, 8, 10, 12,16, 18 y 24, y los soldados
argentinos sus pechos heroicos sobre las esplanadas. Estos, y el primero, el
Sr. General, se disputaban los peligros del combate y el honor de sostener la
dignidad del pabellón argentino. Después de ocho horas de un encarnizado
combate, valeroso de una y otra parte, el dominante fuego del enemigo apagó los
nuestros, desmontó una parte de nuestros cañones, desmontó los merlones, y
nuestros artilleros quemaron los últimos cartuchos, quedando concluídas así todas
nuestras municiones. Entonces se arrojó
el enemigo a un desembarco, protegido por su poderosa artillería. El Sr.
General al conducir valientemente en persona, en ese acto, la infantería para
cargar a la bayoneta, fue derribado por un golpe de metralla sobre el estómago,
que desgraciadamente lo dejó sin sentido y fuera de combate. El infrascripto, que acabado de recibir una
contusión, tomó el mando, y ordenó al Coronel Edecán de S. E. D. Ramón
Rodríguez, que se opusiese a las fuerzas enemigas de desembarco. Asi lo
enfrentó, arrastrando el fuertísimo fuego de la artillería enemiga y sus
proyectiles. Cubierto el enemigo con este poder, estando apagados ya nuestros fuegos,
desmontada parte de nuestra artillería, sin municiones, y puestos fuera de combate
por muertos y heridos en su mayor parte nuestros improvisados artilleros, logró
el enemigo penetrar en el punto de las baterías destruidas por sus fuegos. Se
le resistió con todo, disputándole siempre el terreno, y salvando toda la artillería
volante. Las Escuadras inglesa y
francesa, descargaron incesantemente sobre nuestras
frágiles esplanadas, una lluvia de bombas, granadas,
balas y proyectiles, con la prontitud, buena dirección y destreza de sus
expertos artilleros. Esta inmensa desproporción no sirvió sino para enardecer
el valor de nuestros Jefes, Oficiales y soldados, y del Sr. General que
dignamente las ha comandado con tanto denuedo; y que en un momento tan
importante cayó gloriosamente herido. El Comandante del Bergantín Nacional de
Guerra “Republicano”, D. Tomás Creig, después de haber consumido todas sus
municiones, quemó el buque, y arrastrando intrépidamente los fuegos enemigos,
se incorporó a las fuerzas de tierra. El
Coronel D. Ramón Rodríguez y todos los Comandantes de las Baterías, todos los
Oficiales y soldados han llenado heroicamente su deber. Los enemigos han
sufrido gran pérdida de vidas. Continuamente se les veía arrojar de a bordo de
sus buques los cadáveres de los muertos que flotaban en las aguas del Paraná.
Se calcula el número de los muertos y heridos del enemigo en más del doble que
los nuestros. Tres de sus buques salieron fuera de combate y los demás han
sufrido considerables averías y detrimento en su arboladura, velamen y cascos. Los Jefes, Oficiales y tripulaciones del
enemigo han correspondido en este fuerte combate al renombre y fama del valor
de las marinas de Inglaterra y de Francia. Los enemigos han visto la defensa
heroica que ha hecho esta División del Ejército Argentino de la independencia,
soberanía y honor nacional. Por nuestra
parte han muerto peleando con heroica valentía el Teniente de Marina D. José
Romero, los Subtenientes D. Marcos Rodríguez y Faustino Medrano, los
Alfereces Martínez y Sánchez y sesenta soldados de las
Baterías, fuera de los que han muerto con igual denuedo dentro del Monte de
Obligado donde se sostuvo el fuego hasta media noche. Su número, incluso los de
las baterías, se calculan ciento cincuenta. Han recibido honrosas heridas,
combatiendo valientemente, el Mayor D. Avelino Garmendia, Ayudante del Señor
General, los Tenientes de Marina D. Javier Gómez y D. N. Correa, el Subteniente
D. Víctor Fernando Elizalde, los Guardias Marinas D. Tomas Hallet y D. Fernando
Pastor, el Teniente D. Juan Gainzal, el Alferez D. Francisco Estevez y noventa y
tres individuos de tropa. También han
muerto con heroicidad varias virtuosas mujeres, que se mantuvieron en este
sangriento combate, al lado de sus esposos, hijos o deudos, socorriendo a los heridos,
y ayudando a los combatientes en la defensa del honor argentino. El
infrascripto cumple con el deber de presentar por el órgano de V.S., y por
orden de su valiente Jefe el Sr. General D. Lucio Mansilla, a la consideración
del Exmo. Sr. Gobernador y Capitán General de la Provincia, Brigadier Dn. Juan
Manuel de Rosas, la virtud y denodado valor de los Jefes, Oficiales y soldados
que han combatido en esta jornada de honor y gloria, contra enemigos, aunque
iguales en valor, muy superiores en medios de destrucción y personal de
artillería. Dios guarde a V.S. muchos años.
Francisco Crespo
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