Rosas

Rosas

jueves, 30 de noviembre de 2017

La Batalla de las Islas Malvinas..8 diciembre de 1914

Por Alberto Moroy
Tuvo lugar el 8 de diciembre de 1914. La formación alemana estaba a cargo del conde Maximilian Johannes Maria Hubert von Spee. En 1934, Hitler nombró un acorazado de bolsillo, Graf Spee, en su memoria. La inglesa del  Comandante en Jefe de la estación del Atlántico sur Frederick Charles Doveton Sturde. Al comenzar la Gran Guerra el 28 de julio de 1914 (posteriormente denominada Primera Guerra Mundial), las potencias involucradas de inmediato movilizaron a sus fuerzas para la acción.  El almirantazgo británico dispuso de recursos para bloquear a las naves alemanas, lo que logró en el Mar del Norte y también en el Mar Mediterráneo. Sin embargo, la situación fue distinta con la flota alemana apostada en el Este Asiático, de la cual se tenían noticias que indicaban que había abandonado su base y navegaba hacia las costas de América del Sur. Si las naves alemanas no eran neutralizadas, se ponía en riesgo no sólo la navegación en el Pacífico Sur, sino que la amenaza se proyectaba también sobre la Base Naval de las Malvinas (Falklands) y, si ella caía, quedaría también  desprotegida la estratégica zona del Atlántico Sur. 
Resultado de imagen para von spee
El almirantazgo ingles a recibido in telegrama de Montevideo  anunciando que el paquebote  ingles Correntina fue capturado por el crucero auxiliar alemán KRONPRIZ WILHEM  a 270 millas al este de la isla de Lobos, el 7 de octubre de 1914 y lo a echado a pique el 14, despues del trasbordo de los pasajeros, de la tripulación, de una parte del cargamento y todo el carbón (El combustible de la epoca) del paquebote. Los pasajeros y tripulación han sido desembarcados en Montevideo por el vapor del Lloyd de  Alemania del Norte “Sierra de Córdoba” el 22 de noviembre.

La formación alemana  en el Pacifico (Chile)La formación alemana completa estaba conformada por dos Cruceros pesados (S.M.S. Scharnhorst y S.M.S. Gneisenau) y tres cruceros livianos (S.M.S. Leipzig, S.M.S. Nüremberg y S.M.S. Dresden). Se trataba de naves modernas, fuertemente armadas y con capacidad para navegar y maniobrar con facilidad en cualquier condición de mar.

La escuadra britanica La Cuarta Escuadra de Cruceros británica estaba compuesta por dos cruceros acorazados (HMS Good Hope y HMS Monmouth), un crucero liviano (HMS Glasgow) y un lento mercante convertido a navío de guerra (HMS Otranto). Batalla de Coronel o batalla del día de Todos los Santos fue un combate naval de la Primera Guerra Mundial que se libró en aguas territoriales chilenas a la altura de la Bahía de Coronel (Chile),entre la flota del almirante alemán Maximilian Von Spee, compuesta por los cruceros acorazados Scharnhorst y Gneisenau los cruceros ligeros Leipzig, Nürnberg, Dresden y la flota británica compuesta por el Glasgow, el Crucero Monmouth, el paquebote convertido en crucero auxiliar Otranto y el Crucero Good Hope, al mando del almirante sir Christopher Cradock, en la que resultaron hundidos el Good Hope y el Monmouth el 1 de noviembre de 1914, muriendo el almirante Cradock en la batalla .¡Sin sobrevivientes en ambos navios!
 Habla un testigo Teníamos tres meses de mar. Desde que abandonamos las costas de la China veníamos ‘haciendo estricto servicio de vigilancia, navegando a luces apagada y explorando el Océano. Sabíamos que una flota inglesa nos aguardaba a en el Pacifico del Sur y que una escuadra japonesa nos perseguía de cerca… Después de visitar las islas Marshall, Tahití, el sábado 31 de octubre avistamos tierra chilena, a la altura de Valparaíso. Ai día siguiente, al caer la tarde, divisamos dos buques ingleses que navegaban rumbo al norte, hacia la bahía de Arauco, los que al advertir nuestra presencia en el horizonte viraron en redondo y pusieron proa al sur. Muy pronto se avistaron dos naves más, también Inglesas, que se unieron a las primeras, formando en «línea de fila» en el orden siguiente: “Good Hopo”, «M o n m o u t h», «Glasgow» y «Otranto». Nuestra flota, que la componía el «Sclianhorst», «Gneisnau», «Dresde»y «Nurenberg», navegaba con rumbo S. O. El almirante inglés gobernó hacia tierra, como  si pretendiese tomar la costa, con lo que estrechó por momentos la distancia que nos separaba de los enemigos.Todos íbamos en nuestros puestos de combate. Las máquinas trabajaban desesperadamente. La mar, que nos tomaba de costado, barría las cubiertas de nuestras naves y de las enemigas. El fuerte viento del N. O. y una lluvia torrencial nos azotaba la cara… Estábamos a 10.400 metros del «Good Hope» cuando se disparo la primera andanada. Eran las 0.32 p. m. minutos después, cuando la  distancia se había acortado a   7.000 metros, el «Good Hope» y el «Monmouth» contestaron con viveza nuestros fuegos;  sus tiros no nos hacían daño: el fuerte balanceo les impida fijar la puntería Entretanto nuestras granadas incendiaban el «Good Hope»,  y el «Glasgow» y el  «Otranto» abandonaban la línea de batalla, rumbo al oeste, perdiéndose muy pronto en el horizonte.

El «Good Hopo» viró a estribor, incendiándose, con el objeto de separarse de nosotros. Quedaba frente a nuestros cañones sólo el «Monmouth», sobre cuyo casco se concentraron nuestros fuegos. El «Good Hopo» huía incendiado; una gran llamarada salió de entre sus chimeneas; luego una explosión, y   ¡nada!. No lo vimos más: se perdió en las brumas del anochecer. ¿Naufragó? No nos consta, pero creemos que sí. El «Monmouth>, incendiado y muy averiado, disminuyó sus fuegos. Después de una andanada del «Nuremberg», se dio vuelta y se hundió para siempre; el combate había terminado. Eran las 7.13). PM…. En esos momentos llovía torrencialmente. El sol se había ocultado tras el horizonte. La mar rompía furiosa contra nuestros costados y nos rodeaba de sombras, mientras que en la costa brillaban los destellos de las luces: eran los faros de la Isla Santa María y de la Punta Lavapie. Después… sólo nos quedaba constatar nuestras averías y nuestras bajas. Varios tiros nos alcanzaron, pero sin causarnos grandes daños. Muertos no hubo en los buques alemanes. Sólo tuvimos una decena de heridos leves. Así habló aquel testigo ocular, alternando su ración «con grandes tragos de cerveza alemana, y de platos con «sandwiches» de caviar y de anchoas. De pronto, después de encender su pipa, contemplando con sus ojos claros las espirales de humo, nos dijo con un aire de profunda convicción;«Mañana temprano zarparemos mar afuera. Nadie sabe donde iremos. Quizás muy luego tengamos que morir, como murieron nuestros camaradas delMonmouth»… ¡No volveremos jamás a Alemania! (Almirante Von Spee) Valparaíso. 8  noviembre de 1914 (Marino chileno, Mario de Arauco)

La batalla de las Malvinas 8 de diciembre de 1914

El plazo ha sido quizá más breve de lo que se imaginaba el valeroso almirante alemán; pues apenas trascurridos treinta y ocho días de su triunfo, una nueva y poderosa escuadra inglesa, al mando del almirante Sturdee, destrozó la suya, y él mismo encontró la muerte a bordo de su buque el acorazado Scamhors. Sin puertos de refugio, sin estaciones carboneras, la escuadra alemana tuvo que proveerse en alta mar, para esperar el inevitable ataque. En los primeros “días de noviembre zarpó de Inglaterra la escuadra del almirante Sturdee, cuya composición no se conoce, y se puso en busca de los buques alemanes. La lucha fué mortal; la escuadra del káiser fué casi totalmente destruida; Los buques alemanes fueron hundidos después de tenaz resistencia, y sus tripulaciones, con el almirante mismo, buscaron su tumba en las ondas vivando a Alemania.         

La escuadra alemana La escuadra alemana vencida cerca de las islas Malvinas se había formado con buques procedentes de. todos los extremos dé mundo. “El Gueiseman” y “el Scharnhorst”, habían partido de los mares de la China; “el Leipziff”, del Pacífico septentrional; “el  Dresden”, del mar de las Antillas; “el Nuremberg”, de los mares africanos. Junto todos, después de largos viajes durante los cuales hicieron todo el daño posible a sus enemigos, obtuvieron el triunfo del 1° de corriente; y durante varias semanas dominaron en los mares del sur, amenazando seriamente el comercio británico, que quedó poco menos que suspendido. Entre los muertos estaba el jefe de escuadrón, Vice Almirante Graf Spee, con sus dos hijos, a todos los comandantes y toda la tripulación del acorazado Scharnhors (860 muertos).

Montevideo, diciembre de 1914 En las primeras horas del domingo 20, la silueta recia y negra del acorazado inglés «Invencible» empezó a insinuarse por la parte sur de! horizonte. Montevideo lo esperaba con el ansia que inspira lo grande y lo desconocido. Y apenas la formidable nave dejó caer sus anclas en las aguas del estuario, a tres cuartos de hora de la costa, un grupo de curiosos y uno que otro profesional del periodismo se dirigió hacia la imponente máquina de guerra para curiosear su estructura y las heridas hechas por el enemigo en el combate de Malvinas. ¿Causa de esta aparente indiferencia, contradictoria de la ansiedad antes citada?

Asi lo vivió Caras y Caretas En primer lugar lo amenazante del tiempo y, en segundo, los pocos halagos de un viaje largo y quizás infructuoso. En época de guerra todo el mundo es sospechoso para los beligerantes, y si se considera lógico que no se permita a cualquier particular aproximarse a una trinchera, más lógico es aún que los portalones de un buque de las escuadras en lucha se cierren herméticamente a todo individuo que no pertenezca a su tripulación. Fué de tarde, bajo un cielo tormentoso, con el mar un tanto picado, que el «Invencible» recibió nuestra visita. Para penetrar en la fortaleza flotante hubo que invocar el nombre del prestigioso periódico, que es llave segura siempre para vencer las mayores resistencias. Sólo un requisito se nos impuso: registrar nuestro nombre y domicilio en un libro.Un oficial de guardia, que, aunque inglés, hablaba perfectamente el español, se puso a nuestra disposición, y nos paseó por cubierta, mostrándonos, con discreción verdaderamente británica, los estragos causados por las balas alemanas en el combate de Malvinas.  Aquí una lesión, allá una hendidura, más allá una constelación de agujeros, obra de la metralla.Poca cosa para un monstruo, como lo es para el elefante el rasguño de un felino, pero lo suficiente para evidenciar que los vencidos no se humillaron sin antes derrochar en la lucha hasta el último esfuerzo. Unas salpicaduras bastantes visibles, en uno de los costados del gigante, decían claramente de los loables propósitos de los germanos de perforar la coraza de la nave por debajo de la línea de flotación. Por lo demás, todo muy ordenado, muy en su sitio: las máquinas de destrucción como los seres que las manejan a voluntad. Un cartelón, colocado en lugar bien claro, decía: «Most oportune victory». Nos inclinamos ante él comprendiendo el legítimo placer que el hecho importaba para toda la población del barco. La marinería, desparramada en ordenado desorden por todas partes, respiraba satisfacción y alegría. No parecía elemento de aniquilamiento, de fuerza arrolladora, sino gente que aprovechaba el buen día para gozar de la vida. tan discutible hoy para el soldado como para el marinero. Observamos todo lo que del barco se nos enseñaba minuciosamente,  escarbando con la mirada en la más insignificante resquebrajadura de las planchas o en la más tenue escoriación de las corazas, para descubrir una tragedia. Y anotamos en nuestra memoria, ya que fuera descortesía adjuntar en el carnet cosas que pudieran rozar la galantería de nuestros huéspedes. Cuando nos cansamos de andar de aquí para allá, de pasar de un oficial a otro oficial, de hacer conjeturas sobre el ir y venir que los sucesos depararán a aquellos novecientos y tantos hombres que divagaban alegremente sobre el monstruo de hierro y acero, nos decidimos a abordar al oficial, galante hasta el exceso, que nos había recibido a bordo.

— ¿Podría usted decirnos algo del combate librado en Malvinas?

— Oh, no. La consigna lo prohíbe. Sólo puedo acompañar a ustedes en esta rápida excursión por la cubierta de la nave.

— ¿Por la cubierta  nada más?

— Nada más — reptió sonriendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario