Rosas

Rosas

miércoles, 29 de junio de 2022

Negocios clandestinos Durante el bloqueo francés

 Por Tomás de Iriarte

El bloqueo francés del Río de la Plata, durante la época de Rosas, tuvo entretelones curiosos y no siempre confesables. Lo que pareció, en general, oposición a Rosas, derivó, por instantes, en negócios unitarios de dudosa o inconfesable ilicitud. El ferviente unitario Tomás de Iriarte. que integró la Comisión Argentina de Montevideo, en contacto con los sitiadores y apoyada por ellos, se queja así, en sus Memorias:

“Fue curioso ver que esos hombres, tan afectados de falsos sentimientos de ultrajada nacionalidad por el bloqueo francés, no sólo sacudieron el yugo de sus infundados escrúpulos, sino que abusaron de sus nuevas y recientes relaciones con las autoridades francesas para hacer negocios clandestinos lucrando. Con el pretexto de enviar un agente a Buenos Aires que se pusiese en relación con los descontentos y trajese noticias de la situación del país y de los recursos de Rosas, consiguieron del contraalmirante Le Blanc les proporcionase una embarcación con un salvoconducto para que las fuerzas bloqueadoras no impidiesen su entrada en el puerto de Buenos Aires. Este buque debió conducir, y condujo, en efecto, al comisionado Buter; pero el contraalmirante puso por condición del servicio que prestaba que el buque iría vacío y sin carga, porque, naturalmente, el jefe francés quería evitar que sus subordinados, con órdenes estrechas para hacer efectivo el bloqueo, sospechasen que él permitía aquella excepción con el objeto de alguna especulación mercantil en su propio provecho. Los hombres escrupulosos prometieron cuanto se les exigió a este respecto, y, sin embargo, la embarcación fue cargada hasta el tope de efectos y productos de ultramar, caros y escasos en el mercado de Buenos Aires. No sé si hubo también retorno, pero sí que la expedición fue tan feliz que el doctor Agüero, don Florencio Varela. don Juan Nepomuceno Madero y no sé qué otros individuos del mismo círculo reportaron del envío de su agente Buter una utilidad neta, cada uno, de nueve mil pesos plata. Cuando el contraalmirante Le Blanc tuvo conocimiento te esta sucia felonía, se indignó de que lo hubieran burlado, pero tuvo que disimular su enojo, porque ya no tenía remedio. He aquí el patriotismo y la pureza de los hombres fatuos que tenían la necia pretensión de considerarse como la flor y nata de la emigración argentina, y donde tuvieron manejos fraudulentos y escandalosos de los hombres, que para preparar la expedición del genera Lavalle, manejaron los fondos con que contribuyó el gobierno de Montevideo y muchos patriotas orientales y argentinos.

Muchos hicieron su negocio, pero particularmente una persona insignificante: don Juan Nepomuceno Madero (cuñado de Varela), a quien, por influjo y recomendación de su hermano político, el general Lavalle nombró su comisario. Madero, que no tenía medios de subsistencia, se enriqueció con sus robos y raterías y hasta ahora (1847) no ha rendido sus cuenta* Hoy día tiene un buen capital y trabaja a medías con su cuñado Varela en la imprenta del Comercio del Plata, establecimiento de que son propietarios.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario