Rosas

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sábado, 7 de julio de 2018

Hortensio Quijano ¿sólo un caudillejo de provincia? !ra parte


Por Cecilia González Espul
El 2 de septiembre de 1935 denunciaba "una tiranía económica en beneficio de capitalistas extranjeros".  Se llamaba en realidad Juan Hortensio. Había nacido en la estancia "La Ley" a 20
km. de Curuzú Cuatiá, provincia de Corrientes, un primero de junio de 1884. Su padre Crescencio y su madre Teresa Balaguer. Antepasados tuvo que participaron en la Guerra de la Triple Alianza. Era de los argentinos que no habían bajado recién del barco.   Realizó sus estudios primarios en Goya,  los secundarios en el Colegio La Fraternidad de Concepción del Uruguay y los universitarios en la Universidad de Buenos Aires, graduándose de abogado en 1908  y en 1909 de doctor en jurisprudencia con una tesis sobre la Reivindicación.
Regresó a su provincia y se instaló en Goya, donde ejerció su profesión, siendo abogado del Banco Nación. Se dedicó a los negocios agropecuarios, convirtiéndose en un importante hacendado, siendo uno de los fundadores de la Sociedad Rural de Corrientes, y del Banco Popular de Goya, cuyo Directorio integró. 
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   En el ámbito de la política ingresó a la Unión Cívica Radical , y en 1919
integró la fórmula de ese partido a la gobernación de Corrientes que encabezaba el doctor Miguel Sussini. La provincia había sido intervenida por Yrigoyen en 1917, pero ante el llamado a elecciones, la alianza entre liberales y autonomistas cuya fórmula estaba integrada por Adolfo Conte y Edmundo Resoagli, impidió el triunfo del radicalismo.
Ante este fracaso y por motivos personales, su repentina viudez,  se alejó de la política y se dedicó a la actividad privada. En la selva chaqueña emprendió la construcción de una vía férrea de trocha angosta, que atravesaba sus campos. Tarea que le llevó más de diez años, en una ardua lucha contra los obstáculos de la naturaleza y los intereses de la compañía inglesa La Forestal. Sólo por este hecho merecería la admiración y reconocimiento de sus compatriotas. La vía bordeaba el río Bermejo, uniendo la localidad de Lapachito con la de Colonia  Zapallar  y la realizó entre los años 1923 y 1935. Este ramal pasó más tarde a manos del Estado, como Ferrocarril Central-Norte. Gracias a ello,  mediante combinaciones se vinculaba con Resistencia, Presidencia Roque Saénz Peña, Buenos Aires y Salta, Barranqueras, Metán,  lo que actualmente es imposible. El objetivo era el transporte de la producción agrícola y forestal, algodón y rollizos de quebracho hacia la fábrica de taninos de La Verde. También cumplió a partir de 1934 con el servicio de correspondencia y poco después con el de transporte de pasajeros.  También en el Chaco presidió la Sociedad Rural de Resistencia. Felix Luna en su ilustrativa crónica sobre "El 45", nos deja una sugestiva semblanza de nuestro personaje. Dice así:" Quijano era el típico "rubichá" correntino, el patrón a la antigua, despótico y paternal, arbitrario e imprevisto. Un siglo atrás hubiera podido ser un caudillo jordanista, violento, ecuestre, chinetero. Sus bigotazos y su desprolija melena le daban un aspecto anacrónico, acentuado por el cuello "Palomita" que solía usar por entonces.   Vestía siempre de negro: sus amigos aseguraban que cargaba luto permanente por su primera mujer, una de las más bellas niñas de la ciudad de Goya. En Corrientes no había nunca conseguido ascendiente político: fue candidato a gobernador en una disidencia antipersonalista, en la década del 20. Después sus omprovincianos lo hicieron delegado invariable al Comité Nacional y allí intimó con Alvear, que apreciaba sus originalidades.    
 
La oposición intentó ridiculizar a Quijano y aun subsiste de su persona una imagen excéntrica. En realidad era una figura muy interesante: había construido un pequeño ferrocarril para su estancia en el Chaco, luchando a brazo partido con los poderosos intereses de la Forestal, y el mantenimiento de esa aventura empresaria lo tuvo año tras año al borde de la quiebra. Todo el litoral sabía que para ser protegido de Quijano bastaba caer a su estancia y pedir trabajo alegando deber varias muertes. El mismo Quijano solía contar que una vez llegó un correntino de aspecto insignificante; él le preguntó si había cometido algún delito.-Delitos no, che patrón -contestó el hombre-.   Maté un gringo en Alvear y un brasilero en Curuzú, pero respeto a mi semejante y no soy robador...Y Quijano estallaba en grandes risas que descomponían su rostro
de cacique toba y terminaba atorándose de tos y escupiendo un semejante gargajo sobre la más próxima alfombra..."    Este retrato pintoresco de Quijano nos muestra a un hombre de la patria vieja, un criollo de pura cepa.   De esta semblanza quedan pendientes hechos también muy significativos de su participación política, por los que merece un lugar destacado en nuestra historia, y por los que paradójicamente ha sido completamente borrado de la memoria de los argentinos.  A raíz de la revolución del 6 de septiembre de 1930 que depuso a Yrigoyen retornó a la actividad partidaria en momentos en que el Comité Nacional del radicalismo lo presidía Marcelo Torcuato de Alvear.   Para comprender la actuación de Quijano debemos explicar cuál fue la situación del partido radical en este período, llamado por José Luis Torres, la década infame, debido a los sonados casos de corrupción y peculado, descarado fraude electoral, y  sometimiento a intereses extranjeros. La revolución del 6 de septiembre de 1930, encabezada por el general José Félix Uriburu, depuso a Hipólito Yrigoyen. De un nacionalismo antiliberal y conservador, impuso la ley marcial y el estado de sitio.   Encarceló a los dirigentes radicales confinándolos a Ushuaia, y a  Hipólito Yrigoyen a la isla Martín García. El único que se animó a defenderlo fue un   senador radical por Santa Fe, el doctor Armando G.Antille, del que ya hablaremos. La política represiva contra las organizaciones obreras muestra su inclemencia con el fusilamiento de dos obreros anarquistas. Se inauguró la utilización de la tortura, con la picana eléctrica. En este clima de incertidumbre y violencia, donde se pensaba que el Partido Radical desorganizado y con su líder preso carecía de apoyo del pueblo, Uriburu decidió  llevar adelante una experiencia piloto de elecciones en la provincia de Buenos Aires, confiando en un fácil triunfo sobre el radicalismo. El 5 de abril de 1931, se realizaron las elecciones pero sus predicciones fueron equivocadas porque  triunfó el binomio radical Honorio Pueyrredón- Mario Guido. Este fracaso del plan político llevó al gobierno a la suspensión del Colegio electoral y la posterior anulación de las  elecciones.  Al regresar  Alvear  de París el 25 de abril de 1931 presidió el partido, mientras seguía su jefe confinado en la isla Martín García, y logró reorganizarlo uniendo a dirigentes personalistas como Adolfo Güemes, H.Pueyrredón, Ricardo Caballero, Francisco Ratto, y antipersonalistas como Gallo, Ortiz, Mosca, Saguier y Tamborini, a través del llamado manifiesto de la "Junta del City", hotel donde se hospedaba. La cuestión era por cuál de los grupos se inclinaría Alvear. En un comienzo fue por el ala yrigoyenista.    El fracaso de la conspiración militar de Gregorio Pomar en Paraná, de la que no participaron las autoridades partidarias, dio ocasión al gobierno de perseguir a los radicales, cientos de sus dirigentes fueron encarcelados, (Alvear deportado). y de paso vetar la fórmula Alvear- Güemes para las elecciones nacionales de noviembre de 1931.  El que salió beneficiado fue el astuto General Agustín P. Justo, de signo político opuesto a Uriburu, quien sin proponérselo otorgó la posibilidad de triunfo a quienes en realidad quería combatir, los liberales. Estos llegaron al poder  con una alianza de partidos integrada por conservadores, radicales antipersonalistas, y el socialismo independiente, llamada la Concordancia. Su fórmula será Agustín P.Justo, Julio A.Roca (hijo). Los socialistas y demócratas progresistas proclamaron a Lisandro de la Torre-Nicolás Repetto. Los radicales volvieron a su política de abstención electoral revolucionaria.   El 30 de enero de 1932 el colegio electoral eligió presidente a Justo y vice a Roca. Se inició así la Década Infame, que duraría hasta la revolución del 4 de junio de 1943, y abarcaría las presidencias de Agustín P. Justo-Julio A.Roca, y de Roberto M. Ortiz- Ramón Castillo.    Como última medida Uriburu otorgó el indulto a Yrigoyen  que aunque lo rechazó queda en libertad. Más de un año y medio estuvo preso, ya anciano, tenía 78 años cuando se produjo el golpe, y enfermo, soportó con dignidad su destino. Cuando regresó a su hogar aconsejó a los radicales que apoyaran a Alvear, a pesar de que éste desde París había hecho declaraciones en su contra.   Podemos dividir en dos etapas la actuación del radicalismo, bajo la conducción de Alvear. La primera, de 1932 a 1935, en pleno gobierno de Justo,  donde se mantuvo la abstención electoral, y donde se produjeron revoluciones todas fracasadas, y todas sin la aprobación de las autoridades del partido. La segunda, de 1935 a 1943, que se caracterizó por el levantamiento de la abstención electoral. Esta decisión tuvo funestas consecuencias pues condujo al partidoa la complicidad con el fraude y con los negociados escandalosos que le dieron el nombre de infame al período.
PRIMERA ETAPA (1932-1935) La Convención Nacional de abril de 1932 decidió expulsar a todos los afiliados que aceptaran cargos en el gobierno, defendiendo una postura  intransigente, y de abstención electoral,  que  condujo a la revolución. Pero gran parte de los dirigentes no tenían una conciencia revolucionaria, principalmente Alvear. No así  Güemes, Dellepiane, y  un joven que tendrá gran predicamento más tarde como Arturo Jauretche.  La revolución, sin embargo, se produjo, sin la anuencia, aparentemente de las autoridades partidarias, pero fue descubierta y fracasó. Sus jefes fueron el coronel Atilio Cattaneo, y los coroneles Francisco y Roberto Bosch. Consecuencia de lo cual se declaró el estado de sitio y cientos de detenciones se realizaron.
Entre los detenidos figuran el mismo Hipólito Yrigoyen, Alvear, Güemes, confinados en Martín García, otros en San Julián, en la provincia de Santa Cruz.   A Yrigoyen al poco tiempo le  permitieron regresar a Buenos Aires debido a lo delicado de su salud, temerosos de un
desenlace fatal y de la sublevación del pueblo.  El resto de los radicales estuvieron cuatro meses presos hasta que Justo decidió el levantamiento del estado de sitio y la liberación de los detenidos.  Nuevamente se reorganizó el radicalismo, y reunido el Comité Nacional el 3 de junio reeligió como presidente a Alvear, y como vicepresidentes a Güemes y Mosca. Al mes siguiente se produjo la muerte de Hipólito Yrigoyen. Murió recibiendo los sacramentos de la religión católica, confesión, eucaristía y extremaunción, y bendición papal impartida por Monseñor de Andrea. Rodeado su lecho por sus familiares y algunos de sus correligionarios. Sus funerales duraron tres días, rindiéndolo su pueblo su merecido homenaje. Su familia rechazó los honores oficiales. Fue un tres de julio de 1933 a las siete y veinte de la tarde.   La política del radicalismo frente al régimen siguió siendo la de la abstención electoral, pero la abstención por sí sola sin la revolución era estéril. En realidad le dejó el campo libre a partidos como el socialismo y el demócrata progresista, que obtuvieron bancas, gracias a la no participación de los radicales. Por esta razón muchos radicales se inclinaron por el levantamiento de la abstención, entre ellos Oyhanarte, quien propuso "el sufragio revolucionario"  o "la revolución por el comicio". Pero participar en comicios fraudulentos era convalidarlos.   A fines de diciembre de 1933 se reunió la Convención Nacional en Santa Fe en donde gobernaban los demócratas progresistas. La cuestión que se plantea es la abstención o el levantamiento de la misma. El despacho de la mayoría fue categórico: mantener la abstención intransigente en toda la República. Mientras se desarrollaban estas deliberaciones, y con absoluta prescindencia de las autoridades partidarias, ignorantes de todo, la última insurgencia del radicalismo intransigente se produjo. Sus jefes eran el Tte. Coronel Francisco Bosch, el mayor Domingo Aguirre y el doctor Benjamín Ábalos. Gregorio Pomar debía participar también pero quedó retenido en Brasil. Se ocupó Paso de los Libres y Santo Tomé, comisarías en Rosario y Cañada de Gómez. Pero fueron vencidos por los efectivos nacionales, y hubo muertos y miles de detenidos en Capital Federal, Rosario, Santa Fe y el interior. Los convencionales también fueron detenidos en el buque "Gral. Artigas", aunque se sabía que eran ajenos a la revolución. El 1 de enero de 1934 quedaron confinados en la isla Martín García.
Se les dio la opción de abandonar el país. Veintidós de ellos optaron por el  exilio en Europa, entre ellos su jefe Alvear, ¿cómo no preferir la vida aristocrática en París, a la sórdida prisión en el sur? Lisandro Salas, Ernesto Bavio, Carlos Cisneros, Elías Melópulos, Néstor Aparicio, Manuel Goldstraj, Florencio Lezica Alvear, fueron otros que eligieron Europa.  Los que prefirieron
la confinación en Tierra del Fuego, veinticuatro en total, fueron entre otros, Honorio Pueyrredón, Mario Guido, Ricardo Rojas, Cantilo, O´Farrell, Mosca. Era otra actitud, también muchos de ellos contaban con suficientes bienes económicos para sostenerse en Europa  Controlada la situación por la mano dura de Justo, no era necesario recurrir al fraude electoral en las próximas elecciones de marzo de 1934 para renovación de la Cámara de Diputados y legislaturas provinciales. El radicalismo se mantuvo en la abstención, el socialismo triunfó en la Capital federal, en Santa Fe los demócratas progresistas, en Tucumán triunfaron los radicales concurrencistas. En el resto del país, conservadores y antipersonalistas. Ya tampoco era necesario mantener el estado de sitio, los presos fueron puestos en libertad y los exiliados regresan. Es un hecho repetido. En octubre de ese año regresó Alvear. Y nuevamente se reúne la Convención Nacional. Aquí se produjo el punto de inflexión. El radicalismo abandonó la táctica yrigoyenista y decidió levantar la abstención electoral, el 3 de enero de 1935. Aunque establecía ciertas restricciones,  a larga no se tuvieron en cuenta y en poco tiempo se concurrió a todas las elecciones.

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