Por Cecilia González Espul
El
2 de septiembre de 1935 denunciaba "una tiranía económica en beneficio de
capitalistas extranjeros". Se
llamaba en realidad Juan Hortensio. Había nacido en la estancia "La
Ley" a 20
km. de Curuzú Cuatiá, provincia de Corrientes, un primero de junio de
1884. Su padre Crescencio y su madre Teresa Balaguer. Antepasados tuvo que
participaron en la Guerra de la Triple Alianza. Era de los argentinos que no
habían bajado recién del barco. Realizó sus estudios primarios en Goya, los secundarios en el
Colegio La Fraternidad de Concepción del Uruguay y los universitarios en la
Universidad de Buenos Aires, graduándose de abogado en 1908 y en 1909 de
doctor en jurisprudencia con una tesis sobre la Reivindicación.
Regresó a su provincia y se instaló en Goya, donde ejerció su profesión,
siendo abogado del Banco Nación. Se dedicó a los negocios agropecuarios,
convirtiéndose en un importante hacendado, siendo uno de los fundadores de la
Sociedad Rural de Corrientes, y del Banco Popular de Goya, cuyo Directorio
integró.
En el ámbito de la política
ingresó a la Unión Cívica Radical , y en 1919
integró la fórmula de ese partido a la gobernación de Corrientes que
encabezaba el doctor Miguel Sussini. La provincia había sido intervenida por
Yrigoyen en 1917, pero ante el llamado a elecciones, la alianza entre liberales
y autonomistas cuya fórmula estaba integrada por Adolfo Conte y Edmundo
Resoagli, impidió el triunfo del radicalismo.
Ante este fracaso y por motivos personales,
su repentina viudez, se alejó de la política y se dedicó a la actividad
privada. En la selva chaqueña emprendió la construcción de una vía férrea de
trocha angosta, que atravesaba sus campos. Tarea que le llevó más de diez años,
en una ardua lucha contra los obstáculos de la naturaleza y los intereses de la
compañía inglesa La Forestal. Sólo por este hecho merecería la admiración y
reconocimiento de sus compatriotas. La vía bordeaba el río Bermejo, uniendo la
localidad de Lapachito con la de Colonia Zapallar y la realizó
entre los años 1923 y 1935. Este ramal pasó más tarde a manos del Estado, como
Ferrocarril Central-Norte. Gracias a ello, mediante combinaciones se
vinculaba con Resistencia, Presidencia Roque Saénz Peña, Buenos Aires y Salta,
Barranqueras, Metán, lo que actualmente es imposible. El objetivo era el
transporte de la producción agrícola y forestal, algodón y rollizos de
quebracho hacia la fábrica de taninos de La Verde. También cumplió a partir de
1934 con el servicio de correspondencia y poco después con el de transporte de
pasajeros. También en el Chaco presidió
la Sociedad Rural de Resistencia. Felix Luna en su ilustrativa crónica sobre
"El 45", nos deja una sugestiva semblanza de nuestro personaje. Dice
así:" Quijano era el típico
"rubichá" correntino, el patrón a la antigua, despótico y paternal,
arbitrario e imprevisto. Un siglo atrás hubiera podido ser un caudillo
jordanista, violento, ecuestre, chinetero. Sus bigotazos y su desprolija melena
le daban un aspecto anacrónico, acentuado por el cuello "Palomita" que
solía usar por entonces. Vestía siempre
de negro: sus amigos aseguraban que cargaba luto permanente por su primera
mujer, una de las más bellas niñas de la ciudad de Goya. En Corrientes no había nunca conseguido ascendiente político: fue
candidato a gobernador en una disidencia antipersonalista, en la década del 20.
Después sus omprovincianos lo hicieron delegado invariable al Comité Nacional y
allí intimó con Alvear, que apreciaba sus originalidades.
La oposición intentó
ridiculizar a Quijano y aun subsiste de su persona una imagen excéntrica. En
realidad era una figura muy interesante: había construido un pequeño ferrocarril
para su estancia en el Chaco, luchando a brazo partido con los poderosos
intereses de la Forestal, y el mantenimiento de esa aventura empresaria lo tuvo
año tras año al borde de la quiebra. Todo el litoral sabía que para ser
protegido de Quijano bastaba caer a su estancia y pedir trabajo alegando deber
varias muertes. El mismo Quijano solía contar que una vez llegó un correntino
de aspecto insignificante; él le preguntó si había cometido algún delito.-Delitos
no, che patrón -contestó el hombre-. Maté
un gringo en Alvear y un brasilero en Curuzú, pero respeto a mi semejante y no
soy robador...Y Quijano estallaba en grandes risas que descomponían su rostro
de cacique toba y terminaba atorándose de tos y escupiendo un semejante
gargajo sobre la más próxima alfombra..." Este retrato
pintoresco de Quijano nos muestra a un hombre de la patria vieja, un criollo de
pura cepa. De esta semblanza quedan pendientes hechos
también muy significativos de su participación política, por los que merece un
lugar destacado en nuestra historia, y por los que paradójicamente ha sido
completamente borrado de la memoria de los argentinos. A raíz de la revolución del 6 de septiembre
de 1930 que depuso a Yrigoyen retornó a la actividad partidaria en momentos en
que el Comité Nacional del radicalismo lo presidía Marcelo Torcuato de Alvear. Para comprender la actuación de Quijano
debemos explicar cuál fue la situación del partido radical en este período,
llamado por José Luis Torres, la década infame, debido a los sonados casos de
corrupción y peculado, descarado fraude electoral, y sometimiento a
intereses extranjeros. La revolución del 6 de septiembre de 1930, encabezada
por el general José Félix Uriburu, depuso a Hipólito Yrigoyen. De un
nacionalismo antiliberal y conservador, impuso la ley marcial y el estado de
sitio. Encarceló a los dirigentes
radicales confinándolos a Ushuaia, y a Hipólito Yrigoyen a la isla Martín
García. El único que se animó a defenderlo fue un senador radical por
Santa Fe, el doctor Armando G.Antille, del que ya hablaremos. La política
represiva contra las organizaciones obreras muestra su inclemencia con el
fusilamiento de dos obreros anarquistas. Se inauguró la utilización de la
tortura, con la picana eléctrica. En este clima de incertidumbre y violencia,
donde se pensaba que el Partido Radical desorganizado y con su líder preso carecía
de apoyo del pueblo, Uriburu decidió llevar adelante una experiencia
piloto de elecciones en la provincia de Buenos Aires, confiando en un fácil
triunfo sobre el radicalismo. El 5 de abril de 1931, se realizaron las
elecciones pero sus predicciones fueron equivocadas porque triunfó el
binomio radical Honorio Pueyrredón- Mario Guido. Este fracaso del plan político
llevó al gobierno a la suspensión del Colegio electoral y la posterior
anulación de las elecciones. Al
regresar Alvear de París el 25 de abril de 1931 presidió el
partido, mientras seguía su jefe confinado en la isla Martín García, y logró reorganizarlo
uniendo a dirigentes personalistas como Adolfo Güemes, H.Pueyrredón, Ricardo
Caballero, Francisco Ratto, y antipersonalistas como Gallo, Ortiz, Mosca,
Saguier y Tamborini, a través del llamado manifiesto de la "Junta del
City", hotel donde se hospedaba. La cuestión era por cuál de los grupos se
inclinaría Alvear. En un comienzo fue por el ala yrigoyenista. El fracaso de la conspiración militar de
Gregorio Pomar en Paraná, de la que no participaron las autoridades
partidarias, dio ocasión al gobierno de perseguir a los radicales, cientos de
sus dirigentes fueron encarcelados, (Alvear deportado). y de paso vetar la
fórmula Alvear- Güemes para las elecciones nacionales de noviembre de 1931. El que salió beneficiado fue el astuto
General Agustín P. Justo, de signo político opuesto a Uriburu, quien sin
proponérselo otorgó la posibilidad de triunfo a quienes en realidad quería
combatir, los liberales. Estos llegaron al poder con una alianza de
partidos integrada por conservadores, radicales antipersonalistas, y el
socialismo independiente, llamada la Concordancia. Su fórmula será Agustín
P.Justo, Julio A.Roca (hijo). Los socialistas y demócratas progresistas
proclamaron a Lisandro de la Torre-Nicolás Repetto. Los radicales volvieron a
su política de abstención electoral revolucionaria. El 30 de enero de 1932 el colegio electoral
eligió presidente a Justo y vice a Roca. Se inició así la Década Infame, que
duraría hasta la revolución del 4 de junio de 1943, y abarcaría las
presidencias de Agustín P. Justo-Julio A.Roca, y de Roberto M. Ortiz- Ramón
Castillo. Como última medida Uriburu
otorgó el indulto a Yrigoyen que aunque lo rechazó queda en libertad. Más
de un año y medio estuvo preso, ya anciano, tenía 78 años cuando se produjo el
golpe, y enfermo, soportó con dignidad su destino. Cuando regresó a su hogar
aconsejó a los radicales que apoyaran a Alvear, a pesar de que éste desde París
había hecho declaraciones en su contra.
Podemos dividir en dos etapas la actuación del radicalismo, bajo la
conducción de Alvear. La primera, de 1932 a 1935, en pleno gobierno de
Justo, donde se mantuvo la abstención electoral, y donde se produjeron revoluciones
todas fracasadas, y todas sin la aprobación de las autoridades del partido. La segunda,
de 1935 a 1943, que se caracterizó por el levantamiento de la abstención
electoral. Esta decisión tuvo funestas consecuencias pues condujo al partidoa
la complicidad con el fraude y con los negociados escandalosos que le dieron el
nombre de infame al período.
PRIMERA ETAPA (1932-1935) La Convención Nacional de abril de 1932
decidió expulsar a todos los afiliados que aceptaran cargos en el gobierno,
defendiendo una postura intransigente, y de abstención electoral, que condujo a la revolución. Pero
gran parte de los dirigentes no tenían una conciencia revolucionaria,
principalmente Alvear. No así Güemes, Dellepiane, y un joven que
tendrá gran predicamento más tarde como Arturo Jauretche. La revolución, sin embargo, se produjo, sin
la anuencia, aparentemente de las autoridades partidarias, pero fue descubierta
y fracasó. Sus jefes fueron el coronel Atilio Cattaneo, y los coroneles
Francisco y Roberto Bosch. Consecuencia de lo cual se declaró el estado de
sitio y cientos de detenciones se realizaron.
Entre los detenidos figuran el mismo Hipólito Yrigoyen, Alvear, Güemes, confinados
en Martín García, otros en San Julián, en la provincia de Santa Cruz. A Yrigoyen al poco tiempo le permitieron regresar a Buenos Aires debido a
lo delicado de su salud, temerosos de un
desenlace fatal y de la sublevación del pueblo. El resto de los radicales estuvieron cuatro
meses presos hasta que Justo decidió el levantamiento del estado de sitio y la
liberación de los detenidos. Nuevamente
se reorganizó el radicalismo, y reunido el Comité Nacional el 3 de junio
reeligió como presidente a Alvear, y como vicepresidentes a Güemes y Mosca. Al
mes siguiente se produjo la muerte de Hipólito Yrigoyen. Murió recibiendo los
sacramentos de la religión católica, confesión, eucaristía y extremaunción, y
bendición papal impartida por Monseñor de Andrea. Rodeado su lecho por sus
familiares y algunos de sus correligionarios. Sus funerales duraron tres días,
rindiéndolo su pueblo su merecido homenaje. Su familia rechazó los honores
oficiales. Fue un tres de julio de 1933 a las siete y veinte de la tarde. La política del radicalismo frente al
régimen siguió siendo la de la abstención electoral, pero la abstención por sí
sola sin la revolución era estéril. En realidad le dejó el campo libre a
partidos como el socialismo y el demócrata progresista, que obtuvieron bancas,
gracias a la no participación de los radicales. Por esta razón muchos radicales
se inclinaron por el levantamiento de la abstención, entre ellos Oyhanarte,
quien propuso "el sufragio revolucionario" o "la revolución por el comicio".
Pero participar en comicios fraudulentos era convalidarlos. A fines de diciembre de 1933 se reunió la
Convención Nacional en Santa Fe en donde gobernaban los demócratas
progresistas. La cuestión que se plantea es la abstención o el levantamiento de
la misma. El despacho de la mayoría fue categórico: mantener la abstención intransigente en toda la República.
Mientras se desarrollaban estas deliberaciones, y con absoluta prescindencia de
las autoridades partidarias, ignorantes de todo, la última insurgencia del radicalismo
intransigente se produjo. Sus jefes eran el Tte. Coronel Francisco Bosch, el
mayor Domingo Aguirre y el doctor Benjamín Ábalos. Gregorio Pomar debía
participar también pero quedó retenido en Brasil. Se ocupó Paso de los Libres y
Santo Tomé, comisarías en Rosario y Cañada de Gómez. Pero fueron vencidos por
los efectivos nacionales, y hubo muertos y miles de detenidos en Capital
Federal, Rosario, Santa Fe y el interior. Los convencionales también fueron
detenidos en el buque "Gral. Artigas", aunque se sabía que eran
ajenos a la revolución. El 1 de enero de 1934 quedaron confinados en la isla
Martín García.
Se les dio la opción de abandonar el país. Veintidós de ellos optaron
por el exilio en Europa, entre ellos su
jefe Alvear, ¿cómo no preferir la vida aristocrática en París, a la sórdida
prisión en el sur? Lisandro Salas, Ernesto Bavio, Carlos Cisneros, Elías
Melópulos, Néstor Aparicio, Manuel Goldstraj, Florencio Lezica Alvear, fueron
otros que eligieron Europa. Los que prefirieron
la confinación en Tierra del Fuego, veinticuatro en total, fueron entre
otros, Honorio Pueyrredón, Mario Guido, Ricardo Rojas, Cantilo, O´Farrell,
Mosca. Era otra actitud, también muchos de ellos contaban con suficientes
bienes económicos para sostenerse en Europa
Controlada la situación por la mano dura de Justo, no era necesario
recurrir al fraude electoral en las próximas elecciones de marzo de 1934 para
renovación de la Cámara de Diputados y legislaturas provinciales. El
radicalismo se mantuvo en la abstención, el socialismo triunfó en la Capital
federal, en Santa Fe los demócratas progresistas, en Tucumán triunfaron los
radicales concurrencistas. En el resto del país, conservadores y
antipersonalistas. Ya tampoco era necesario mantener el estado de sitio, los
presos fueron puestos en libertad y los exiliados regresan. Es un hecho
repetido. En octubre de ese año regresó Alvear. Y nuevamente se reúne la
Convención Nacional. Aquí se produjo el punto de inflexión. El radicalismo
abandonó la táctica yrigoyenista y decidió levantar la abstención electoral, el
3 de enero de 1935. Aunque establecía ciertas restricciones, a larga no
se tuvieron en cuenta y en poco tiempo se concurrió a todas las elecciones.
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