La rendición de su primo Pío Tristán a las fuerzas de Belgrano,
en febrero de 1813. decidió la suerte de José Manuel de Goyeneche, a la sazón
mariscal de campo de los ejércitos reales. Quien había Incursionado en el Nuevo
Mundo a través de "veinticinco acciones contra los americanos", según
subrayan sus biógrafos españoles, vio en la derrota de su pariente una especie
de presagio infausto, y decidió entonces abandonar la guerra y retirarse de
Inmediato hacia la Península. Aunque prácticamente sólo estuvo en América cinco
años en la campaña hispanoamericana, este lustro fue suficiente para cubrirlo
de brillo ante sus contemporáneos y la posteridad de los españoles. Aquéllos le
confirieron múltiples honores, y ésta lo tiene como una figura espectable de su
historia militar.
Nació en Arequipa, Perú, en 1775, pero se trasladó muy joven
a la Madre Patria, ya como miembro del ejército. De cadete de las milicias
disciplinarias pasó a teniente de caballería y capitán de granaderos. Participó
en la defensa de Cádiz en oportunidad de ser atacada esta ciudad dos veces por
los Ingleses, y estuvo en la última ocasión al mando de doscientos granaderos y
de las dos baterías de Capuchinos y Plataforma. Manuel Godoy, el Príncipe de la
Paz, se Interesó por el joven oficial y lo envió a recorrer Europa para que
estudiara más profundamente los secretos de la guerra. Presenció, así, las
maniobras de Berlín y Postdam (dirigidas por Guillermo de Prusia); las de Viena
(a cargo del archiduque Carlos), Bruselas y París (organizadas por Napoleón
Bonaparte). Aprovechó también para viajar por Inglaterra, Suiza, Italia,
Holanda y Sajonia. A su regreso, redactó un Informe que Godoy pasó a la
Comisión Real, organismo éste que lo aprobó con elogios.
Con la Invasión de Napoleón, en 1808, Goyeneche recibe el
grado de brigadier y la orden de partir hacia el Río de la Plata. Se embarca en
Cádiz en la goleta 'Carmen" —al mando del alférez de navio Eugenio Cortés—
el 25 de junio de 1808 y arriba a Montevideo el 19 de agosto. Cuatro días más tarde
se encuentra en Buenos Aires y, al mes siguiente, recibe la designación de
presidente Interino de la Audiencia de Cuzco.
Su primer encuentro con los patriotas americanos se efectúa
el 25 de octubre de 1809, cuando vence a los revolucionarlos de La Paz, dirigidos
por Pedro Domingo Murillo, a quien hace ejecutar junto con sus principales
lugartenientes. En mayo de 1810 recibe el mando del ejército realista que debía
reconquistar las provincias rioplatenses para la corona española, y el 20 de
junio del año siguiente derrota a los patriotas en la batalla de Huaqui o del
Desaguadero, triunfo éste que le hace acreedor, más tarde, a un título de
Castilla: conde de Huaqui.
Los triunfos se siguen acumulando en la hoja de servicios de
Goyeneche: el 8 de julio de 1811 entra en La Paz; el 13 de agosto vence en Sipe
sipe; el mismo mes triunfa en
Cochabamba. Pero en 1813, con la capitulación de Tristán, Inicia negociaciones
con Belgrano para Interrumpir las hostilidades. Renuncia como general en jefe y
retorna a España. Al regresar de su cautiverio, Fernando VII reconoce sus
servicios, designándolo teniente general. Las distinciones y nombramientos se
añaden con rapidez a su historial, Condecorado con la Gran Cruz de Isabel la
Católica, es también ministro de la Asamblea de esta venerable orden, vocal de
la Junta de Generales de América y gentilhombre de cámara agregado al cuarto
del infante Don Antonio.
Más tarde se lo nombra para presidir la Junta de Arreglo de
Comercio de Ultramar, y no tarda en alcanzar la dignidad de consejero honorario
de Estado. El papa Gregorio XVI lo distingue el 3 de abril de 1832 con la Gran Cruz
do Comendador de la Orden de San Gregorio, y bajo el reinado de Isabel II llega
a la cúspide, al ser designado prócer y senador del Reino, recibiendo también
las grandes cruces de San Hermenegildo y Carlos III y el título de caballero
del hábito de Santiago. El 4 de setiembre de 1846, la reina lo nombra Grande de
España. Precisamente moriría al mes siguiente, a los 71 años de edad.
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