Rosas

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viernes, 30 de abril de 2021

Pago Largo.....profanación de los restos de Berón de Astrada

 Por Marcos Azcona

El Gobernador correntino coronel Berón de Astrada reunió a su Ejército en la loca­lidad de Ábalos, organizándolo de la siguiente manera: la infantería de 450 plazas mandada por el coronel Tiburcio Rolón. La artillería estaba servida por dos Compañías a órdenes del teniente coronel Juan Navarro. En la caballería el grueso eran los contingentes milicia­nos, más los Regimientos regulares de Granaderos a Caballo y de Rebajados (veteranos retirados del servicio), el último de los cuales montaba caballos de un solo pelo blanco. Era su jefe el coronel Manuel de Olazábal, secundado por ­los coroneles Vicente Ramírez y José López. Toda la tropa usaba gorros pla­nos con la divisa “Ejército Libertador", y uniforme de color celeste. 

En Entre Ríos su Gobernador el general Echagüe reunía unos 7.000 hom­bres de las tres armas, bien equipados, y reforzado por contingentes de Bue­nos Aires y emigrados orientales. La mayoría de sus integrantes había partici­pado en numerosas acciones de guerra, por lo que su instrucción y disciplina era mejor que la de sus adversarios.

Berón de Astrada contaba con el movimiento que su aliado el general Ri­vera debía efectuar sobre el río Uruguay, amenazando o atacando el llanco de­recho entrerriano. Desgraciadamente para su confianza, Fructuoso Rivera no se movió de sus lejanas posiciones: una total pasividad fue su conducta.  La única provincia que podía haber ayudado a Corrientes, Santa Fe, estaba ya en ma­nos del nuevo Gobernador Juan Pablo López. Al iniciar la campaña, Berón de Astrada y su Ministro Pedro Díaz Colodrero difundieron una proclama fecha­da el 28 de marzo, justificando su actitud, bajo el lema ¡Viva la Federación Ar­gentina! Era una larga expresión de agravios: incriminaba a Rosas haber des­conocido la autonomía de la Provincia de Córdoba, no cumplir el Pacto Federal  su declaración de guerra contra Santa Cruz, y su conducta en la cuestión francesa.  

Para fines de marzo de 1839, ambos Ejércitos enemigos se aproximaron a la frontera que los separaba. El de Corrientes fuerte en alrededor de 5.000 efec­tivos, y el de Entre Ríos en algo más de 6.000.  Ninguna noticia se tenía del general Rivera en el Estado Oriental. El 30 de marzo las fuerzas de Berón de Astrada acampa­ron sobre el camino que conducía a Entré Ríos, cerca de la margen sur del arroyo Pago Largo. Próximos estaban los montes aledaños al río Mocoretá, lí­mite entre ambas provincias.

El día 31 por la mañana, el general Pascual de Echagüe abandonó sus po­siciones, y marchando por el camino indicado, invadió Corrientes, arrollando a la caballería de Ramírez.  Éste se replegó en confusión sobre el Ejército Correntino. Era ya cerca de mediodía y las fuerzas de Berón de Astrada se disponían a comer, cuando tras el primer parte de su vanguardia se pudo escuchar el tiroteo que anunciaba la proximidad del enemigo. Echagüe avanzaba en tres columnas paralelas, y sin variar este dispositivo entró en batalla. El Gobernador de Entre Ríos conducía la columna de la iz­quierda, el general Servando Gómez (oriental) el centro, y el general Justo J. de Urquiza la derecha.  El coronel Vicente Ramírez se retiraba en desorden y lo hizo sobre el ala derecha de sus camaradas, ocasionando confusión en sus filas, pero el centro correntino avanzó disparando sus fusiles y cañones. Pronto la caballería de Corrientes abandonó el campo de batalla con sus jefes Olazábal, Ramírez y López. No ocurrió lo mismo en el centro: allí mu­rieron el propio coronel Berón de Astrada, y los coroneles Navarro y Rolón. La infantería correntina fue dividida, y la que no se entregó prisionera en los primeros momentos, comenzó a retirarse hacia los montes vecinos al río Mo­coretá para buscar la salvación en ellos.

Un grupo de infantes que se rindió primero al norte del arroyo Pago Largo fue rodeado por la caballería entrerriana y pasado a cuchillo.  Un oficial entrerriano de apellido Calvento con una larga tira de cuero blanco que sobaba con empeño, y haciendo gala de su entretenimiento decía rién­dose: ¡Éste es el cuero del salvaje unitario Berón de Astrada!”.  Juan Bautista Botello, quien siendo mozo de 15 años recorrió el campo de batalla tres días después de librada:

"El campo estaba cubierto de cadáveres, en grupos más o menos gran­des: había muchos degollados y también mujeres degolladas. En la costa del arroyo Pago Largo vi muchos muertos. Se hallaba el cuerpo del Gobernador Berón de Astrada, y el del coronel Navarro; ambos sobre un cuero de garras, los dos completamente desnu­dos. El de Berón estaba boca abajo: un cuerpo muy blanco, sin una oreja, y notándose que le habían sacado una lonja como de cuatro dedos de an­cho desde la raíz de la nuca hasta la rabadilla".

El entonces joven oficial de la artillería correntina (luego General oriental) Ventura Rodríguez escribió en sus Memorias que al cadáver del Go­bernador “un tal Calvento le sacó una lonja de la piel de las espaldas para ha­cerle una manea al Restaurador". El general Paz alude durante su campaña en Entre Ríos en 1842 a “un comandante de los tiempos de Artigas y Ramírez, de tristísima celebridad”, que era el teniente coronel Mariano Calvento.  El degüello de prisioneros, que orde­nó el general Urquiza: éste mismo, al tiempo de negar la afrenta al cadáver de Berón, admitió su responsabilidad en lo último.

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