Por Pino Solanas y Octavio
Getino Revista Crisis, 1974
A mediados de 1971 Fernando "Pino" Solanas y Octavio Getino realizaron para el grupo Cine Liberación un largo reportaje a Juan Perón. Se trataba de una singular experiencia cinematográfica: un trabajo para que las bases del movimiento justicialista pudieran elaborar y discutir con su máximo dirigente, una actualización política y doctrinaria para la toma del poder. La película, de dos horas cuarenta minutos, incluye fragmentos musicales y fotomontaje en las primeras secuencias. De allí en adelante, sólo el general Perón explicitando la doctrina y la práctica del movimiento justicialista. Este material fue exhibido, legal o clandestinamente, en sindicatos, reuniones de militantes, agrupaciones estudiantiles. Incluye dos cortes para posibilitar la discusión entre los espectadores. CRISIS ofrece fragmentos del guión en la convicción de que tanto la experiencia cinematográfica como la palabra del dirigente justicialista son de singular importancia. En particular hoy, a casi tres años de realizado el film. Hoy, en los días siguientes que Perón anunciaba.
A mediados de 1971 Fernando "Pino" Solanas y Octavio Getino realizaron para el grupo Cine Liberación un largo reportaje a Juan Perón. Se trataba de una singular experiencia cinematográfica: un trabajo para que las bases del movimiento justicialista pudieran elaborar y discutir con su máximo dirigente, una actualización política y doctrinaria para la toma del poder. La película, de dos horas cuarenta minutos, incluye fragmentos musicales y fotomontaje en las primeras secuencias. De allí en adelante, sólo el general Perón explicitando la doctrina y la práctica del movimiento justicialista. Este material fue exhibido, legal o clandestinamente, en sindicatos, reuniones de militantes, agrupaciones estudiantiles. Incluye dos cortes para posibilitar la discusión entre los espectadores. CRISIS ofrece fragmentos del guión en la convicción de que tanto la experiencia cinematográfica como la palabra del dirigente justicialista son de singular importancia. En particular hoy, a casi tres años de realizado el film. Hoy, en los días siguientes que Perón anunciaba.
El justicialismo, la unidad y la identificación del enemigo SOLANAS: Nuestra liberación es inseparable de la Liberación Continental. ¿Debemos coordinar también esta lucha con la de Asia y África? ¿Es esta lucha del Tercer Mundo la que puede universalizar la liberación del hombre?
PERÓN: ¡Natural! Es el Tercer Mundo, y hoy nosotros, los que trabajamos dentro de esta línea, estamos en el Tercer Mundo, y estamos conectados con la idea de la Liberación del Continente, trabajamos para eso. Y creemos que la juventud, la gente del futuro, debe aferrarse a esa posición, porque esa será la posición del futuro.
SOLANAS: Esta concepción, digamos, esta vocación independentista y liberadora, ¿es también continuidad de las viejas vocaciones nacionales, la "Guerra Patria"?
En nuestro país no es un
secreto para nadie que el imperio inglés se fundó sobre los despojos del
imperio español. Nosotros, colonia española, pasamos a ser colonia inglesa. Por eso en la Argentina ha habido una línea
anglosajona y una línea hispánica. La línea hispánica ha sido la que siguió con
la idea independentista, la otra es la línea colonial. Y en nuestro país, la línea nuestra es la línea de, diremos, de la
Primera Junta, que era independentista. Rosas, que defendió eso: Irigoyen, que
fue otro hombre que defendió también. Y Perón. Todos los demás gobiernos
argentinos han pertenecido a la línea anglosajona y la han servido, de una
manera directa e indirecta. De manera que todo esto tiene una continuidad
histórica en el mundo. Pero tiene también, en cada país, una continuidad
histórica, porque los países están viviendo el reflejo del resto del mundo.
Ya en el año 1949 dije, con motivo del Tratado de Complementación Económica -que tenía por finalidad constituir una comunidad económica latinoamericana con fines de integración continental-, que el año 2000 nos encontrará unidos o dominados. Pero han pasado los años. Y hoy vemos auspiciosamente surgir revoluciones salvadoras en varios países hermanos del continente: Cuba, Chile, Perú, son dignos espejos en los que han de mirarse muchos otros latinoamericanos que luchan por la liberación. Ahora es preciso que, sin pérdida de tiempo, se unan férreamente para conformar una integración que nos lleve de una buena vez a constituir la Patria Grande que la historia está demandando desde hace casi dos siglos. Y por la que debemos luchar todos los que anhelamos que nuestros actuales países dejen de ser factorías del imperialismo y tomen de una vez el camino de grandeza que nos corresponde por derecho propio.
El futuro de un mundo superpoblado y superindustrializado será de los que dispongan de mayores reservas de comida y de materia prima. Pero la historia prueba que tales reservas son solución sólo si se las sabe y se las quiere defender contra el atropello abierto o disimulado de los imperialistas.
Ya en el año 1949 dije, con motivo del Tratado de Complementación Económica -que tenía por finalidad constituir una comunidad económica latinoamericana con fines de integración continental-, que el año 2000 nos encontrará unidos o dominados. Pero han pasado los años. Y hoy vemos auspiciosamente surgir revoluciones salvadoras en varios países hermanos del continente: Cuba, Chile, Perú, son dignos espejos en los que han de mirarse muchos otros latinoamericanos que luchan por la liberación. Ahora es preciso que, sin pérdida de tiempo, se unan férreamente para conformar una integración que nos lleve de una buena vez a constituir la Patria Grande que la historia está demandando desde hace casi dos siglos. Y por la que debemos luchar todos los que anhelamos que nuestros actuales países dejen de ser factorías del imperialismo y tomen de una vez el camino de grandeza que nos corresponde por derecho propio.
El futuro de un mundo superpoblado y superindustrializado será de los que dispongan de mayores reservas de comida y de materia prima. Pero la historia prueba que tales reservas son solución sólo si se las sabe y se las quiere defender contra el atropello abierto o disimulado de los imperialistas.
GETINO: ¿Qué es lo que
define, hoy, en la Argentina, a una persona como peronista?
PERÓN: Peronista, para mí, como conductor del Movimiento, es todo aquel que cumple la ideología y la doctrina peronista. Por otra parte nosotros esto lo hemos aclarado bien en el Movimiento: hay un decálogo peronista, donde dice cuáles son las diez condiciones básicas que debe llenar un hombre para ser, sentir y poderse decir peronista. En ese sentido, con todo lo que ha pasado en el país, yo pienso que habrá un sector malintencionado, pero más que nada ha sido un sector desaprensivo e ignorante. Y el bruto es siempre peor que el malo, porque el malo suele tener remedio, el bruto no. He visto malos que se han vuelto buenos, jamás un bruto que se haya vuelto inteligente. De manera que todo esto que uno va echando a la balanza, en la apreciación de los hombres, debe servirle para calificar y para compensar; eso es conducción. Los hombres son útiles en la medida de su capacidad y su buena intención. El hombre bien intencionado, aun cuando no sea muy capaz, suele servir.
Es indudable que el hombre no puede ser perfecto, entonces tiene sus pasiones y tiene sus intereses. Las pasiones y los intereses individuales son los que desvían y deforman la actuación peronista. Porque no podemos pedir que en cada peronista haya un santo o un héroe, ésos no salen todos los días. Es bastante con que sea un hombre, con que sea un hombre con sentido y con sentimientos peronistas. Es lo más que podemos exigir. Un hombre de nuestro Movimiento podrá tener cualquier defecto, pero el más grave de todos será no ser un hombre del pueblo.
El Movimiento Peronista es de todos los que lo formamos y dependemos. Y allí radica el derecho que cada peronista tiene de sentir y de pensar para el beneficio común, como lo establece un viejo apotegma peronista: "Que todos sean artífices del destino común, pero ninguno instrumento de la ambición de nadie". Los hombres que vengan al peronismo deben hacerlo con la voluntad decidida de poner todos los días algo de su parte para ennoblecerlo y dignificarlo.
Eso es, en pocas palabras, y en síntesis, el Movimiento Justicialista.
El Movimiento tiene enemigos de afuera y enemigos de adentro: quien no lucha contra el enemigo ni por la causa del pueblo es un traidor. Quien lucha contra el enemigo y por la causa del pueblo es un compañero. Y quien lucha contra un compañero es un enemigo o un traidor.
Dice Mao Tsé-Tung que el que lucha contra un compañero es que se ha pasado al bando contrario. Esto lo hemos observado todos, no hay peronista que no haya observado este tipo de disidencia sospechosa, pero más que nada negativa, para el trabajo de conjunto que demos realizar. Ahora, hay que tener en cuenta que cuando aparece un hombre de nuestro Movimiento que lucha contra otro hombre de nuestro Movimiento puede ser lo que dice Mao, "que se haya pasado al bando contrario". Pero generalmente defiende un interés, no un ideal, porque el que defiende un ideal no puede tener controversias con otro que defiende el mismo ideal. Es que en la política, además de los ideales, juegan los intereses, desgraciadamente. Y hay horas distintas en la política: en 1955 fue la hora de los enanos; 1971 es la hora de los logreros. Entonces, naturalmente, son esos intereses los que han venido y siguen jugando. Pero el peronismo debe darse cuenta de que cualesquiera que sean sus intereses no deben estar sobre el ideal que todos defendemos y por el cual todos debemos luchar, porque el Justicialismo creó un apotegma que dice que "para un peronista no puede ni debe haber nada mejor que otro peronista". Entonces, ¡Cómo es posible que está en la misma lucha esté luchando contra otro peronista, cuando tiene un enemigo contra quien naturalmente debe luchar!
SOLANAS: ¿Cómo identificamos al aliado y al enemigo? Usted definió al compañero y al traidor; ¿Puede definir al aliado?
PERÓN: Bueno, un aliado es el que trabaja por la misma causa que trabajamos nosotros. También lo dice Mao: "Lo primero que el hombre ha de discernir cuando conduce es establecer claramente cuáles son sus amigos y cuáles sus enemigos", y dedicarse después, esto ya no lo dice Mao, lo digo yo, al amigo; al amigo, todo; al enemigo, ni justicia. Porque en esto no se puede tener dualidades. Todo el que lucha por la misma causa que luchamos nosotros es un compañero de lucha, piense como piense. Y sobre todo, nosotros no tenemos que tener suspicacias en este sentido, porque ninguno de los grupos que se incorporan al peronismo, con buenas y otras veces peligrosas intenciones, nos harán peligrar a nosotros. Porque todavía nadie ha conseguido teñir el océano con un frasco de tinta. En toda la marcha de nuestro Movimiento hemos demostrado que no ah habido fuerza política capaz de enfrentarse con nosotros, y en el futuro habrá menos, porque hoy ya esas cosas se están esclareciendo convenientemente como para que cada argentino pueda pensar lo que le conviene al país. Ahora, indudablemente quizá eso no sea lo que le convenga a él. Por la, diremos, compartimentación de intereses. Pero lo que le interesa y conviene al país es indudablemente la realización de nuestras ideas, y no las que acaban de fracasar a través de esta dura, amarga y triste experiencia de dieciséis años de desorganización, de desgobierno, de injusticia y de arbitrariedad. Los enemigos de la patria son los enemigos del pueblo. La Argentina actual es un satélite del imperialismo yanqui y su gobierno está al servicio de la oligarquía y de la burguesía. Su pueblo, lógicamente, está tan en contra del imperialismo como de la oligarquía y de la burguesía. Pero especialmente opuesto al gobierno que les sirve, y a las fuerzas de ocupación, que lo hacen posible. Cuando nosotros decimos que para un peronista no debe haber nada mejor que otro peronista estamos levantando la bandera de la solidaridad dentro de nuestras fuerzas: esa conciencia colectiva y esa conciencia social por la que nosotros luchamos. Lo importante es comprender que todo este espíritu de solidaridad hay que imponerlo. Hay que ir persuadiendo, si es preciso de a uno, para que cada uno sepa sacrificar un poco de lo suyo en bien del conjunto. Predicamos con el ejemplo, que es la mejor de todas las prédicas. Nuestra solidaridad no ha sido jamás ni sectaria ni excluyente. Para nosotros, todos los que luchan contra los enemigos de nuestro país son nuestros amigos y, en el carácter de tales, les hago llegar mi saludo emocionado y cariñoso. Somos solidarios con todos los pueblos del mundo que están luchando contra los enemigos de la patria grande.
PERÓN: Peronista, para mí, como conductor del Movimiento, es todo aquel que cumple la ideología y la doctrina peronista. Por otra parte nosotros esto lo hemos aclarado bien en el Movimiento: hay un decálogo peronista, donde dice cuáles son las diez condiciones básicas que debe llenar un hombre para ser, sentir y poderse decir peronista. En ese sentido, con todo lo que ha pasado en el país, yo pienso que habrá un sector malintencionado, pero más que nada ha sido un sector desaprensivo e ignorante. Y el bruto es siempre peor que el malo, porque el malo suele tener remedio, el bruto no. He visto malos que se han vuelto buenos, jamás un bruto que se haya vuelto inteligente. De manera que todo esto que uno va echando a la balanza, en la apreciación de los hombres, debe servirle para calificar y para compensar; eso es conducción. Los hombres son útiles en la medida de su capacidad y su buena intención. El hombre bien intencionado, aun cuando no sea muy capaz, suele servir.
Es indudable que el hombre no puede ser perfecto, entonces tiene sus pasiones y tiene sus intereses. Las pasiones y los intereses individuales son los que desvían y deforman la actuación peronista. Porque no podemos pedir que en cada peronista haya un santo o un héroe, ésos no salen todos los días. Es bastante con que sea un hombre, con que sea un hombre con sentido y con sentimientos peronistas. Es lo más que podemos exigir. Un hombre de nuestro Movimiento podrá tener cualquier defecto, pero el más grave de todos será no ser un hombre del pueblo.
El Movimiento Peronista es de todos los que lo formamos y dependemos. Y allí radica el derecho que cada peronista tiene de sentir y de pensar para el beneficio común, como lo establece un viejo apotegma peronista: "Que todos sean artífices del destino común, pero ninguno instrumento de la ambición de nadie". Los hombres que vengan al peronismo deben hacerlo con la voluntad decidida de poner todos los días algo de su parte para ennoblecerlo y dignificarlo.
Eso es, en pocas palabras, y en síntesis, el Movimiento Justicialista.
El Movimiento tiene enemigos de afuera y enemigos de adentro: quien no lucha contra el enemigo ni por la causa del pueblo es un traidor. Quien lucha contra el enemigo y por la causa del pueblo es un compañero. Y quien lucha contra un compañero es un enemigo o un traidor.
Dice Mao Tsé-Tung que el que lucha contra un compañero es que se ha pasado al bando contrario. Esto lo hemos observado todos, no hay peronista que no haya observado este tipo de disidencia sospechosa, pero más que nada negativa, para el trabajo de conjunto que demos realizar. Ahora, hay que tener en cuenta que cuando aparece un hombre de nuestro Movimiento que lucha contra otro hombre de nuestro Movimiento puede ser lo que dice Mao, "que se haya pasado al bando contrario". Pero generalmente defiende un interés, no un ideal, porque el que defiende un ideal no puede tener controversias con otro que defiende el mismo ideal. Es que en la política, además de los ideales, juegan los intereses, desgraciadamente. Y hay horas distintas en la política: en 1955 fue la hora de los enanos; 1971 es la hora de los logreros. Entonces, naturalmente, son esos intereses los que han venido y siguen jugando. Pero el peronismo debe darse cuenta de que cualesquiera que sean sus intereses no deben estar sobre el ideal que todos defendemos y por el cual todos debemos luchar, porque el Justicialismo creó un apotegma que dice que "para un peronista no puede ni debe haber nada mejor que otro peronista". Entonces, ¡Cómo es posible que está en la misma lucha esté luchando contra otro peronista, cuando tiene un enemigo contra quien naturalmente debe luchar!
SOLANAS: ¿Cómo identificamos al aliado y al enemigo? Usted definió al compañero y al traidor; ¿Puede definir al aliado?
PERÓN: Bueno, un aliado es el que trabaja por la misma causa que trabajamos nosotros. También lo dice Mao: "Lo primero que el hombre ha de discernir cuando conduce es establecer claramente cuáles son sus amigos y cuáles sus enemigos", y dedicarse después, esto ya no lo dice Mao, lo digo yo, al amigo; al amigo, todo; al enemigo, ni justicia. Porque en esto no se puede tener dualidades. Todo el que lucha por la misma causa que luchamos nosotros es un compañero de lucha, piense como piense. Y sobre todo, nosotros no tenemos que tener suspicacias en este sentido, porque ninguno de los grupos que se incorporan al peronismo, con buenas y otras veces peligrosas intenciones, nos harán peligrar a nosotros. Porque todavía nadie ha conseguido teñir el océano con un frasco de tinta. En toda la marcha de nuestro Movimiento hemos demostrado que no ah habido fuerza política capaz de enfrentarse con nosotros, y en el futuro habrá menos, porque hoy ya esas cosas se están esclareciendo convenientemente como para que cada argentino pueda pensar lo que le conviene al país. Ahora, indudablemente quizá eso no sea lo que le convenga a él. Por la, diremos, compartimentación de intereses. Pero lo que le interesa y conviene al país es indudablemente la realización de nuestras ideas, y no las que acaban de fracasar a través de esta dura, amarga y triste experiencia de dieciséis años de desorganización, de desgobierno, de injusticia y de arbitrariedad. Los enemigos de la patria son los enemigos del pueblo. La Argentina actual es un satélite del imperialismo yanqui y su gobierno está al servicio de la oligarquía y de la burguesía. Su pueblo, lógicamente, está tan en contra del imperialismo como de la oligarquía y de la burguesía. Pero especialmente opuesto al gobierno que les sirve, y a las fuerzas de ocupación, que lo hacen posible. Cuando nosotros decimos que para un peronista no debe haber nada mejor que otro peronista estamos levantando la bandera de la solidaridad dentro de nuestras fuerzas: esa conciencia colectiva y esa conciencia social por la que nosotros luchamos. Lo importante es comprender que todo este espíritu de solidaridad hay que imponerlo. Hay que ir persuadiendo, si es preciso de a uno, para que cada uno sepa sacrificar un poco de lo suyo en bien del conjunto. Predicamos con el ejemplo, que es la mejor de todas las prédicas. Nuestra solidaridad no ha sido jamás ni sectaria ni excluyente. Para nosotros, todos los que luchan contra los enemigos de nuestro país son nuestros amigos y, en el carácter de tales, les hago llegar mi saludo emocionado y cariñoso. Somos solidarios con todos los pueblos del mundo que están luchando contra los enemigos de la patria grande.
Parte II
Conducción política y guerra integral.
PERÓN: Lo que necesita nuestra juventud es
organizarse. En otras palabras, las masas no valen ni por el número ni por la
capacidad de sus componentes: valen por la clase dirigente que tienen a su
frente. De ahí la importancia de los dirigentes de conducción y de los
dirigentes de encuadramiento, de la ejecución de la lucha táctica. Pero todo
esto necesita una unidad de concepción y una unidad de acción. La unidad de
concepción pertenece al comando estratégico y la unidad de acción pertenece a
todos los comandos de lucha táctica. Así debe ser, desde un punto de vista
ideal, la organización de las fuerzas. Indudablemente, que de la clase de
conductor que se tenga depende en gran medida el éxito al que debe aspirarse. Siempre he pensado en este tipo de técnica de
la conducción. Yo digo siempre que si Dios bajara todos los días a la Tierra a
resolver el problema planteado entre los hombres, ya le habríamos perdido el
respeto. Y no habría faltado un tonto que quisiera reemplazarlo a Dios, porque
el hombre es así. Entonces, hay que copiar en eso a la naturaleza, que es en la
naturaleza donde está inspirada esta técnica. Lo demás, bueno, los demás
procedimientos son similares a esto. En política no hay nada directo, no hay
nada violento, no hay nada que llegue a forzar la voluntad de los hombres, sino
a promover esa voluntad, concebirla y lanzarla. El conductor político es un
hombre, que hace por reflejo lo que el pueblo quiere. El recibe la inspiración
del pueblo, él la ejecuta y entonces pueden tener la absoluta seguridad que lo
va a realizar mejor, porque los pueblos difícilmente se equivocan. Para conducir un pueblo la primera condición
es que uno haya salido del pueblo, que sienta y piense como el pueblo. Quien se
dedica a la conducción debe ser profundamente humanista. El conductor siempre
trabaja para los demás. Jamás para él. Hay que vivir junto a la masa, sentir
sus reacciones, y entonces recién se podrá unir lo teórico y lo real: lo ideal
a lo empírico. Conducción política y guerra integral.
Bien, la conducción política tiene un sin número de características que llevan a comprenderla. La política no se aprende, la política se comprende, y solamente comprendiéndola es como es posible realizarla racionalmente. Decía el Mariscal se Sajonia que él tenía una mula que lo había acompañado en más de diez campañas, pero decía también:"La pobre mula no sabe todavía nada de estrategia". Lo peor es que él pensaba que muchos generales que también lo habían acompañado sabían lo mismo que la mula. En la política pasa más o menos lo mismo: hay hombres que toda su vida han hecho la política, pero nunca la han comprendido. Y otros que , sin han haberla hecho, la han comprendido. El éxito será siempre para este que la haya comprendido, no para el otro que pretendió aprenderla. Porque la política es una sucesión de hechos concretos, en cada uno de los cuales las circunstancias varían diametralmente. Hay cosas que son semejantes y que pueden dar inspiración: pero igual no hay nada. El deber de vencer es indispensable en la conducción; aquel conductor que no sienta el deber de vencer, difícilmente va a vencer en cualquier acción. El que quiere conducir con éxito tiene que exponerse. El que quiere éxitos mediocres que no se exponga nunca; y si no quiere cometer ningún error, lo mejor es que nunca haga nada.
SOLANAS: ¿Cuál es la misión
de la conducción estratégica y cuál la de la conducción táctica y cómo se
articulan, General?
PERÓN: Lo estratégico toma el conjunto de las
operaciones. Yo, en este momento, soy el conductor estratégico; tengo cuatro
misiones: mantener la unidad del Movimiento; mantener la unidad de doctrina;
encargarme de las relaciones internacionales y revisar las grandes decisiones
tácticas que puedan tener influencia en la situación de conjunto. El comando
estratégico maneja el conjunto, sin detallar. La conducción táctica maneja la
lucha en el teatro de operaciones. Por eso yo puedo ser el conductor
estratégico a quince mil kilómetros, no podría ser el conductor táctico. El
conductor táctico es el Consejo Superior que está allá, dirigiendo el conjunto
de operaciones de la lucha en el propio terreno de operaciones y él debe estar
conectado con todas las fuerzas que accionan en cualquiera de las formas que
esta acción táctica se realiza. Táctica es la lucha directa, estrategia la
conducción de conjunto. La lucha
electoral es táctica. Ahora la orientación de eso la da la estrategia. No se
puede decir cuándo termina la estrategia y cuándo termina la táctica, están
ensambladas una con otra. Es indudable
que la articulación, tanto del dispositivo estratégico como del dispositivo
táctico para la lucha, trae, en algunos sectores, un cierto grado de confusión,
porque no todos pueden comprender ni conocer lo que se está realizando a su
lado, lo que indica que cuando uno está en una lucha de esa naturaleza y está conduciendo
una lucha de conjunto, cada uno debe mirar al frente, no mirar al costado; el
compañero está también en una tarea y en una acción. ¿Cuáles son las fuerzas
que en este momento, por ejemplo, están en acción? Hay fuerzas sociales,
fuerzas económicas y fuerzas políticas, cada una de ellas tiene una misión,
están coordinadas y están conducidas. Eso es lo que da el dispositivo. El
dispositivo aquí no es esquemático, los dispositivos políticos son de acuerdo a
las circunstancias como surgen las articulaciones. La sabiduría está en poderlas encaminar
coordinadamente hacia un objetivo y una acción común. Es lo que se está
haciendo actualmente en la conducción de nuestro Movimiento. En este momento,
dentro del panorama nacional y frente a la dictadura, hay tres acciones: una es
la guerra revolucionaria, otra es una insurrección que parece proliferar en el
ejército, con los generales y todas esas cosas, y otra es la línea pacífica de
la normalización institucional. Son las tres acciones que se están realizando. Quizás el camino mejor fuera la normalización
institucional. ¿Por qué? Y, es la que se puede alcanzar en menor tiempo. Ahora,
tiene un inconveniente: la mala intención. E indudablemente se pretende hacer
una trampa como nos han venido haciendo en los dieciséis años de guerra que
llevamos, porque piensen que estos son dieciséis años de guerra de los cuales
hemos ganado nosotros cinco o seis batallas, la última ganada es posiblemente
la decisiva. Este enemigo se siente vencido y comienza retirarse. Nosotros,
¿qué tenemos que hacer
frente a un enemigo que se
retira? ¡Perseguirlo! No dejarle levantar cabeza. Es lo que hacemos en esta
conducción. Pero
siempre que un enemigo se siente vencido busca la negociación, busca la mesa de
negociaciones. En la negociación cada uno quiere sacar ventaja, y algunos, como
nos pasa a nosotros allá en nuestra guerra, quieren hacer trampa. Pero para que
se pueda hacer trampa en una mesa negociadora tiene que haber un tramposo, pero
tiene que haber un tonto que le haga el juego, ¿no?... El secreto está en que
ese tonto no exista. Nosotros tenemos una larga experiencia que ha venido
pasando en el país durante dieciséis años. Cada vez que han hecho una acción
nos han querido meter la mula, digan que nosotros no los hemos dejado y
seguimos en la lucha. Bueno, pero ahora esto puede ser un intento más, porque
ya tenemos esa experiencia. Los hombres que están negociando ahora del otro
lado -enfrente nuestro- son los mismos que antes nos hicieron trampa. Le
hicieron trampa al Pueblo, no a nosotros, con los gobiernos
pseudoconstitucionales y las dictaduras que los sucedieron. Pero, ¿qué es lo
que ocurrió? El país estaba en una economía de abundancia, ellos llegaron y lo
condujeron a una economía de miseria. Ahora, nosotros, si llegamos, tenemos que
volver a una economía de abundancia, y eso es lo que pondrá en evidencia las
consecuencias de esta lucha.
Hay sectores activistas que hacen la guerra revolucionaria: ésos están luchando a su manera. Pero todos están luchando por un mismo objetivo. Ahora, eso en el orden político; en el orden económico, ¡también!; existen, con el orden económico, enfrentadas, dos grandes fuerzas: una la Confederación General Económica que está con la causa nuestra. Frente a eso está la Unión Industrial Argentina, que no es ni unión, ni es industrial, ni es argentina. Porque entre ellos andan a las patadas, no solamente no son industriales, sino que hay de todo allá adentro... y además, no es argentina, porque son todos los gerentes de las compañías extranjeras que han tomado a nuestro país. Entonces, esas fuerzas también juegan. Por otro lado está la Confederación General del Trabajo, que es la fuerza social, que es la fuerza de toda la organización sindical, ellos también están haciendo su lucha en su faja. Ahora, por ejemplo, allí, dentro de eso hay algunos que defeccionan; bueno..., donde hay muchos dirigentes algunos defeccionan... Hay otros, en cambio, que son firmes: la lucha que se está librando dentro del organismo es la misma lucha que libramos nosotros en todos los terrenos, no es que allí haya una cosa diferente, ¡no!, es lo mismo.
Los peronistas han de hacerse a la idea de que son ellos y solamente ellos los que han de poner el esfuerzo y, si es preciso, el sacrificio. La peor de todas las actitudes es permanecer inactivo cuando el destino del país está en juego.
Parte III
Transvasamiento, organización y socialismo nacional.
Hay sectores activistas que hacen la guerra revolucionaria: ésos están luchando a su manera. Pero todos están luchando por un mismo objetivo. Ahora, eso en el orden político; en el orden económico, ¡también!; existen, con el orden económico, enfrentadas, dos grandes fuerzas: una la Confederación General Económica que está con la causa nuestra. Frente a eso está la Unión Industrial Argentina, que no es ni unión, ni es industrial, ni es argentina. Porque entre ellos andan a las patadas, no solamente no son industriales, sino que hay de todo allá adentro... y además, no es argentina, porque son todos los gerentes de las compañías extranjeras que han tomado a nuestro país. Entonces, esas fuerzas también juegan. Por otro lado está la Confederación General del Trabajo, que es la fuerza social, que es la fuerza de toda la organización sindical, ellos también están haciendo su lucha en su faja. Ahora, por ejemplo, allí, dentro de eso hay algunos que defeccionan; bueno..., donde hay muchos dirigentes algunos defeccionan... Hay otros, en cambio, que son firmes: la lucha que se está librando dentro del organismo es la misma lucha que libramos nosotros en todos los terrenos, no es que allí haya una cosa diferente, ¡no!, es lo mismo.
Los peronistas han de hacerse a la idea de que son ellos y solamente ellos los que han de poner el esfuerzo y, si es preciso, el sacrificio. La peor de todas las actitudes es permanecer inactivo cuando el destino del país está en juego.
Parte III
Transvasamiento, organización y socialismo nacional.
Ello emerge de la necesidad
insoslayable de mantener el estado juvenil del Movimiento. Se trabaja normal
mente para el futuro, y ese futuro por fatalismo histórico y biológico, diremos
así, corresponde a las generaciones jóvenes. Un movimiento que sea, o que represente,
una revolución trascendente, difícilmente puede ser realizado por una
generación, sino por varias de ellas. La historia es bien clara en esto: la
Revolución Francesa tuvo casi treinta años de preparación a través de los
enciclopedistas. Bien, ya treinta años es una generación; la Revolución Rusa
tuvo como sesenta; el pobre Lenin fue el que preparó todo eso y no pudo
alcanzar sino una pequeña parte de la revolución y quedó marginado. ¿Por qué?
Y, porque la generación que lo sucedió lo reemplazó. Es indudable que esto da
un derecho a la juventud, es el derecho de intervenir en el quehacer actual,
preparando el cambio generacional. Si no, los movimientos envejecen y mueren;
lo que se trata es precisamente; de hacer ese cambio generacional a fin de que se
remoce el movimiento, se perfeccione y se adapte a las nuevas etapas. Las
revoluciones cumplen normalmente cuatro etapas: la primera que es la
doctrinaria -son los enciclopedistas de los franceses y es Lenin en Rusia, en
la Revolución Rusa; la segunda etapa es normalmente la toma del poder, o el
Golpe de Estado, -es Napoleón del 18 de Brumario y es Trozky con los Mil en
Moscú-; la tercera etapa es, diremos, la etapa que da verdaderamente la
ideología, que inculca eso, esa ideología -es Napoleón en el Imperio, y es
Stalin en la Revolución Rusa. O sea la Etapa Dogmática, donde se mete el dogma;
se mete en la forma que hay que meterlo, el dogma no se puede meter digamos ...
solamente con lindas palabras, sino también es con otra acción que hay que
meterlo, y la cuarta, definitiva, es la institucionalización de la Revolución,
y es la primera República Francesa después de la Revolución, y es Kruschev que
anula el culto a la personalidad a fin de reemplazarlo por la
institucionalización. Claro, cada una de estas etapas lleva un largo, largo
recorrido en la Historia. Y los mismos hombres difícilmente llegan. Entonces
esa preparación -diremos así- para las nuevas generaciones, es lo que hemos
llamado nosotros el transvasamiento. Es decir, que es necesario ir preparando
los dirigentes, porque las masas evolucionan solas ... y cuando están imbuidas
de una ideología y puestas en marcha por una doctrina, las masas continúan,
pero los dirigentes son los que deben ir evolucionando en sí y preparándose
para las nuevas circunstancias. Normalmente las ideologías no cambian, sino en
largos períodos de la historia. Ha habido ideología para la Edad Media, ha
habido para la etapa capitalista, hay ahora una para la etapa socialista, en
fin, pero duran siglos las ideologías. En cambio las doctrinas -que son la
forma de ejecución de esa ideología-, esas varían con las circunstancias de la
aplicación. A medida que se va aplicando esa ideología, la circunstancias, el
tiempo, el espacio, en fin ... cambian. A ese cambio es al que nosotros debemos
ir acostumbrando a las nuevas generaciones. Esos dirigentes que se forman para
las nuevas generaciones deben ir bien en claro, a través de una preparación
humana acabada, que permita dar continuidad; es decir ... que una generación
pueda entregar sus banderas a la que le sigue, para que ella las haga triunfar,
aplicándolas de acuerdo con las circunstancias y el lugar en que eso ha de
realizarse. Nuestras banderas de Justicia Social, Independencia Económica y
Soberanía Política son inamovibles: por lo menos por un largo período de
nuestra historia serán inamovibles. Naturalmente
que el capitalismo con su ... diremos, su fuerza, que es el liberalismo, está
luchando por no ceder, como los señores feudales lucharon con la Revolución
Francesa; también para no ceder. Pero indudablemente los acontecimientos
históricos del mundo nos están llevando a esa evolución que ya es insoslayable
y que en las tres cuartas partes del mundo ya las han aceptado. Ese es el transvasamiento generacional del
que nosotros hablamos. Yo siempre les digo que le metan nomás. Porque peor que
nosotros los viejos no lo van a hacer. Vea el mundo que les dejamos: por
macanas que hagan, peor de lo que nosotros hemos hecho, no lo van hacer. SOLANAS: General, hoy el justicialismo
explicita que su objetivo de gobierno es realizar el socialismo nacional. Como
la palabra socialista ha sido usada también para denominar proyectos
antirrevolucionarios o reformistas, o social-demócratas como los europeos, e
incluso social-imperialista, ¿qué sería para nosotros el justicialismo?
PERÓN: Bien, efectivamente, la determinación del término socialista, hoy en el mundo es muy difícil, porque toma una enorme gama de extensión, que va desde, diremos, un movimiento internacional dogmático hasta uno abiertamente democrático. Dentro de eso hay miles de gradaciones y uno puede observar en los cinco continentes los distintos sistemas, todos basados en un socialismo. Ahora, existen las monarquías con gobiernos socialista, existen los movimientos marxistas, también socialistas pero del otro extremo. Entre la extrema izquierda y la extrema derecha se escalonan todos los socialismos habidos y por haber. Nuestro Movimiento en ese sentido es mucho más simple, es indudablemente de base socialista. ¿Por qué? Porque pivotea sobre la justicia social, que es la base de toda nuestra promoción revolucionaria. El socialismo nuestro puede caracterizarse así: en estos dos siglos, como ya he dicho anteriormente, se ha producido un avance extraordinario que supera a los diez siglos precedentes. Esto ha estado en la máquina, la empresa, la ciencia, la técnica y el hombre.
SOLANAS: El capitalismo.
PERÓN: Bien, efectivamente, la determinación del término socialista, hoy en el mundo es muy difícil, porque toma una enorme gama de extensión, que va desde, diremos, un movimiento internacional dogmático hasta uno abiertamente democrático. Dentro de eso hay miles de gradaciones y uno puede observar en los cinco continentes los distintos sistemas, todos basados en un socialismo. Ahora, existen las monarquías con gobiernos socialista, existen los movimientos marxistas, también socialistas pero del otro extremo. Entre la extrema izquierda y la extrema derecha se escalonan todos los socialismos habidos y por haber. Nuestro Movimiento en ese sentido es mucho más simple, es indudablemente de base socialista. ¿Por qué? Porque pivotea sobre la justicia social, que es la base de toda nuestra promoción revolucionaria. El socialismo nuestro puede caracterizarse así: en estos dos siglos, como ya he dicho anteriormente, se ha producido un avance extraordinario que supera a los diez siglos precedentes. Esto ha estado en la máquina, la empresa, la ciencia, la técnica y el hombre.
SOLANAS: El capitalismo.
SOLANAS: ¿Y, al mismo tiempo esto sería el proyecto socialista del justicialismo, un socialismo argentino para los argentinos, autónomo, General?
PERÓN: Natural, porque cada comunidad tiene su propia idiosincrasia y sus propios valores intrínsecos que es necesario respetar. No son iguales dos comunidades, son las características distintas en las que influye hasta la situación geográfica absoluta, la situación geográfica relativa, la raza, en fin ... un sinnúmero de circunstancias que gravitan sobre la formación de esa comunidad. En consecuencia lo que queremos es una cosa para argentinos realizada por los argentinos. Y si en eso es necesario sacrificar algunas cosas, será necesario sacrificar otras. Ese es el proceso de pesos y contrapesos que no toda comunidad establece, el verdadero equilibrio de realizaciones. Eso es lo que nosotros aspiramos a hacer con el justicialismo. El hombre podrá independizarse, solamente, en una comunidad organizada. Donde cada uno haga lo suyo, realizándose dentro de la comunidad que también se realiza. Ya que es muy difícil que un hombre pueda realizarse en una comunidad que no se realiza. La comunidad organizada tiende hacia ese fin, y por eso nosotros a nuestro proceso ideológico anunciado, lo hemos llamado la COMUNIDAD ORGANIZADA. Porque es la comunidad organizada, precisamente, aquella donde el hombre puede realizarse mientras se realizan todos los hombres de esa comunidad en conjunto.
Fuente: www.elhistoriador.com.ar
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