Rosas

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viernes, 1 de marzo de 2019

General Manuel Corvalán: sanmartiniano y rosista....

El general Manuel Corvalán nació en Mendoza el 28 de mayo de 1774, y era hijo de Domingo Reje Corvalán y de Manuela Sotomayor. Estudió en el Real Colegio de San Carlos, y en 1806 y 1807 tomó las armas en el cuerpo de Arribeños y se batió con arrojo. Militarizada la capital del Virreinato a consecuencia de la Reconquista, Manuel Corvalán era reconocido el 8 de octubre de 1806, como porta-estandarte y alférez del cuerpo de Voluntarios Arribeños (que se llamó número 3). Por sus merecimientos en esta campaña fue promovido a teniente de Arribeños, y el 2 de setiembre de 1807 era graduado a capitán Su singular patriotismo no sólo le llevó a poner su brazo al servicio de la nación, sino que de su peculio personal equipó totalmente la compañía en que revistaba como oficial.
En mayo de 1810 fue portador de la comunicación de la Primera Junta al Cabildo de Mendoza por la que daba cuenta de su instalación. Siendo jefe de fronteras de San Rafael, condujo a Buenos Aires en 1812 unos 200 enganchados que sirvieron de base para el Regimiento de Granaderos a Caballo. En julio de 1814, el director supremo lo designó gobernador de San Juan, cargo que desempeñó hasta mayo del año siguiente.
El 27 de julio, San Martín salió de Mendoza para reconocer los campos del Sud y delegó el mando militar en el teniente coronel Corvalán.  A su regresó a Mendoza, San Martín lo nombra Mayor de órdenes del Ejército de los Andes; en este puesto fue encargado del equipo, armamento y demás preparativos de aquel ejército.   El 15 de octubre de 1816 San Martín le confió los establecimientos de armería, maestranza, parque y demás anexos de artillería, por considerarlo “como único jefe capaz por su inteligencia, probidad y actividad, para tan importante cargo”.  Por esa razón se vio privado de la gloria de tomar parte en la campaña libertadora de Chile.  Al respecto le dijo San Martín: “Tanto trabaja usted en su defensa (de la Patria) forjando en Mendoza los instrumentos de ella, como lanzándolos al frente de sus enemigos”.  Recibió las distinciones otorgadas a los vencedores de Chacabuco y Maipú.   A mediados de 1823, ya con el grado de coronel, fue enviado a Chile con el fin de reclamar la bandera que perteneció al Ejército de los Andes, para ser conservada en Mendoza, cuna de aquella falange libertadora; comisión que Corvalán cumplió, regresando a su ciudad natal con tan preciosa reliquia.  Más tarde retornó a Buenos Aires donde fue elegido diputado por Mendoza al Congreso General Constituyente de 1826.  El coronel Corvalán no disimuló en el seno de aquel Congreso sus simpatías por el sistema federal.  Caído Rivadavia y disuelta aquella Cámara Legislativa, el coronel Manuel Dorrego al ocupar el mando supremo de la provincia de Buenos Aires lo designa para ocupar el puesto de edecán del gobierno.
Cuando se produce la revolución del 1º de diciembre de 1828 y la prisión y fusilamiento de Dorrego, Corvalán fue dado de baja del ejército de la provincia de Buenos Aires.  Acompañó luego a Juan Manuel de Rosas en su campaña contra el gobierno de Lavalle, y cuando el Restaurador triunfó, con fecha 1º de octubre de 1829, es reincorporado a la Plana Mayor del Ejército y promovido a coronel efectivo en el arma de infantería.  Nombrado edecán de Rosas al asumir el mando el 6 de diciembre de 1829, acompañó a aquel gobernante cuando salió a campaña en 1831 con motivo de las operaciones contra el general Paz, en la provincia de Córdoba.  En 1830 la provincia de Mendoza lo nombró diputado a la Liga del Litoral, reunida en San Fe donde se efectuó el famoso pacto del 4 de enero de 1831.
En 1833 participó de la campaña al Desierto comandando el 4º Regimiento de Caballería.  En 1835 Rosas lo designó su primer edecán, promoviéndolo a coronel mayor en 1837 en premio a su lealtad y a sus servicios.  En el ejercicio de su cargo desempeñó funciones múltiples y de gran importancia.  Era el único que tenía acceso inmediato a Juan Manuel de Rosas, de día y de noche; y a cualquier hora se le veía vestido de uniforme de gala, revestido de discreción y afabilidad. 
Fue figura de gran probidad y que, siendo hombre de fortuna, durante su larga y penosa enfermedad, tuvo que aceptar de Rosas 10.000 pesos moneda de la época para satisfacer sus necesidades.
Falleció en Buenos Aires el 9 de febrero de 1847.  Había contraído enlace el 19 de octubre de 1800 con Benita Merlo, matrimonio del cual nacieron varios hijos.

Bibliografia:
Rosas su Iconografía de Pradere y Fermín Chávez

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