Rosas

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jueves, 30 de junio de 2011

El primer sabio argentino : Francisco Javier Muñiz (1795-1871)

Por José Luis Muñoz Azpiri (h)

“Vivió en su patria precediendo su época en medio siglo”
Florentino Ameghino
Al hablar de los albores de la ciencia argentina, siempre que sea lícito de hablar de una ciencia “nacional”, pues si hay algo que realmente no tiene patria, eso es la ciencia; la figura de Francisco Javier Muñiz amanece en el firmamento de la República como el verdadero precursor de las ciencias naturales en el territorio rioplatense. Dice José Babini que “la vida de este estudioso autodidacto tiene contornos heroicos: nacido en 1795, a los doce años es herido mientras lucha en la segunda invasión inglesa; ingresa en el Instituto médico-militar, de donde egresa en 1822 y participa como “médico y cirujano principal” en la guerra del Brasil; más tarde actúa en Cepeda donde es malamente herido, y luego en la guerra del Paraguay; muere en 1871 durante la epidemia de fiebre amarilla, que contrae al atender a un enfermo.”,(1) y añade, “aunque Muñiz actuó también después de Caseros como hombre público, profesor y decano de la Facultad de Medicina, su labor científica se desarrolló principalmente durante su permanencia en Chascomús en 1825 y en Luján entre 1828 y 1848”.
Curiosamente, cuando en 1885 Domingo Faustino Sarmiento reunió y publicó los escritos de Muñiz, omitió las principales referencias sobre el quehacer cumplido por el primer naturalista argentino en el período de la Confederación, preocupándose especialmente en silenciar todo indicio que mostrase la filiación federal del personaje. Pero no fue el único caso en la historia de nuestra cultura, ni siquiera en la más reciente.
Francisco Xavier Thomás de la Concepción Muñiz nació en San Isidro (provincia de Buenos Aires) el 21 de diciembre de 1795. Estudió filosofía, latín, física, matemática y medicina.. En 1821 ejerció como médico reconocido por el gobierno en la lejana guarnición de Patagones, distanciada de Buenos Aires por una suerte de “estado-tapón” indígena que recién en 1833, con la “Campaña al Desierto” de Juan Manuel de Rosas, encontraría su ocaso. En 1825, por disposición del general Soler, marchó como cirujano al cantón de Chascomús donde surgió su vocación de paleontólogo, revelando la existencia fósil de un armadillo hallado en las orillas de la laguna homónima. Así inició sus investigaciones sobre mamíferos fósiles pampeanos que llamaron la atención de Charles Darwin, Germán Burmeister y Florentino Ameghino, quién, décadas más tarde, confesó “mis descripciones parecen copiadas de Muñiz.”.
Su labor como médico no fue notable: fue simplemente excepcional para su época. En 1832 la Real Sociedad Jenneriana de Londres le otorgó el grado de socio correspondiente en mérito a sus estudios, dado que había descubierto en los pezones de una vaca el cow-pox antivariólico, marcando un hito en la ciencia médica argentina y ganando para ella desde entonces un prestigio y un reconocimiento a nivel mundial, que solo una obstinación historiográfica partidista intentó silenciar por tratarse de un descubrimiento efectuado en la época de Rosas.
Jenner creía que sólo las vacas de Glowcester tenían el poder de transformadores del virus y que la humedad del terreno era condición para que se manifestara. Según Muñiz tales condiciones no eran esenciales. La eficacia de la vacuna argentina se demostró especialmente en las 1.847 personas que el Dr. Justo García Valdez, administrador de la vacuna en Buenos Aires, vacunó en el año 1841 con material facilitado por Muñiz. El hallazgo argentino fue reconocido por el doctor Juan Epps, director del la Real Sociedad Jenneriana, con un elogio al informe de Muñiz: “El presenta también – decía Epps – una hermosa evidencia corroborativa (respecto a la descripción de La vacuna según se ha presentado en Buenos Aires) de la perfección de la descripción de Jenner: y ofrece además el hecho que la Vejiguilla Vacuna, como toda composición química, tiene la misma constitución atómica, el mismo carácter, en cualquier parte del mundo que se haya presentado”.
Si las epidemias de viruela hacían estragos entre los europeos y sus descendientes, que de alguna manera poseían defensas orgánicas ya sean heredadas biológicamente (los europeos que arribaron a las orillas de América eran portadores naturales de esas defensas porque sus ascendientes sufrieron en carne propia esos flagelos y otros durante los siglos XIV y XV en el Viejo Continente), o por mejor alimentación, en el medio aborigen estas epidemias eran arrasadoramente mortales, ya que no hubo ningún tipo de inmunización anterior y la dieta era de subsistencia (entre los europeos la mortandad llegaba a un 20%, entre los indios un 80%).
Todo esto es por demás conocido, pero no en cambio que la vacunación antivariólica haya llegado a las tolderías. Jorge Oscar Sulé destaca:
“No sabemos con precisión a partir de que fecha se inició la inoculación de la vacuna entre los distintos grupos indígenas. Sí sabemos por el diario “El Lucero” del 4 de enero de 1832 que Rosas recibió una distinción de la Sociedad Real Jenneriana de Londres, institución oficial que tuvo entre sus objetivos la divulgación y propagación de la vacuna antivariólica, el cultivar la memoria del sabio médico Eduardo Jenner que descubrió y perfeccionó el antídoto, como así también distinguir a quienes la promovían.
Dicha institución científica, puso en conocimiento del gobierno de la Confederación Argentina que su gobernador don Juan Manuel de Rosas había sido designado “Miembro Honorario” de esa Sociedad “en obsequio de los grandes servicios que ha rendido a la causa de la Humanidad, introduciendo con el mayor éxito la vacuna entre los indígenas del país”
Si la información de esta distinción llegó al Río de la Plata en enero de 1832 es dable suponer que hacia 1831 o antes la introducción de la vacuna en los medios indígenas ya era una práctica generalizada y un hecho conocido.
Saldías, refiriéndose a una época inmediatamente después del parlamento que Rosas tuvo por el Tandil (circa fines de 1825 y comienzos de 1826), afirma:
“En esas circunstancias se había desarrollado la viruela en algunas tribus. Como resistieran la vacuna, Rosas citó ex profeso a los caciques con sus tribus y se hizo vacunar él mismo. Bastó esto para que los indios en tropel estirasen el brazo, por manera que en manos de un mes recibieron casi todos el virus”.
Es conocida también la información que suministra el embajador inglés en Buenos Aires Sir Woodbine Parisch y que vuelca en su libro “Buenos Aires y las provincias del Río de la Plata”, cuando relata que en uno de los tantos parlamentos efectuados por Rosas en la Chacarita de los Colegiales hacia 1831 suministró la vacuna a muchos indios que integraban la comitiva de caciques pampas y vorogas. Manuel Gálvez, en su obra conocida, asienta un número estimativo de ciento cincuenta vacunados.”
Pero fue la permanencia en Luján, donde Muñiz había sido designado en 1828 como médico por el gobernador Dorrego, cuando se desarrolla la fecunda labor de trabajos paleontológicos, sacando a luz, como dice Babini “el extraordinario mundo fósil sepulto en las barrancas de su río”. Allí reunió, clasificó y estudió abundante material, en el que hay restos de megaterios, mastodontes, elefantes, toxodontes, milodontes y gliptodontes; un material apreciable que en 1841 obsequia al gobernador Rosas, coleccionado en 11 cajas cuyo contenido dio cuenta la Gaceta Mercantil (Ameghino insistirá más tarde que no fue un obsequio, sino un despojo, pues Rosas habría obligado a Muñiz a hacer la pretendida donación). Y Rosas, magnánimo, obsequió dicha colección al almirante francés Juan Enrique José Dupotet – jefe de la escuadra de Francia en el Plata y reemplazante de Leblanc -, lo que ha dado lugar a severas críticas por parte de los antirrosistas. Señala Fermín Chávez:
“Coincidimos con Ivern cuando puntualiza que la entrega de tan valioso material a Francia fue hecha por Rosas, seguramente, con el doble fin de cicatrizar heridas de guerra y de demostrar la capacidad científica argentina a una potencia que nos había creído colonizables. Desde el punto de vista de la ciencia nada se perdió con el obsequio, ya que el envió fue a poder precisamente de la nación que era el principal centro de estudios paleo-óseos, con sabios como Paul Rivet. Si hubo protestas de algunos naturalistas, como Florentino Ameghino, hay que tener en cuenta que de aquel centro científico provinieron las refutaciones a ciertas conclusiones de éste último. Por lo demás nadie se ha roto las vestiduras porque el propio Muñiz ofreciera en venta a Darwin otra colección, o por la donación de el mismo explorador de Luján de otros fósiles a la Academia de Ciencias de Estocolmo, hecha en 1861”.
En el Museo de París, a la sazón el centro de estudios paleontológicos más importante del mundo en ese momento, las piezas fueron estudiadas por Henri Gervais. La otra parte de la colección fue a Londres por mediación de Woodbine Parisch. Muñiz prosiguió con sus trabajos y finalmente depositó, en 1857, sus nuevas colecciones en el Museo Público de Buenos Aires.
Es de tener en cuenta que el marco de la época no era precisamente idílico, con guerras y bloqueos internacionales contra el país (casi dos mil días) y continuos enfrentamientos de dos facciones en pugna. Eran tiempos brutales, no muy diferentes a los actuales, con la diferencia que se actuaba sin hipocresía. Si alguien hubiera propuesto como consigna en alguno de los bandos, algo así como “los argentinos somos derechos y humanos”, se le hubieran descompuesto de risa.
Las batallas entre unitarios y federales solían ser muy cruentas, casi siempre los pocos sobrevivientes del ejército derrotado eran ejecutados, luego se les cortaba la cabeza y se la exhibía como escarmiento. Ambos bandos acostumbraban a castrar a sus enemigos, a cortarles la lengua, las orejas o arrancarles la barba con piel. Mas allá de las exageraciones de los relatos, abundaban las cabezas decapitas enviadas como obsequio, y la pasión por el degüello quedó reflejada en el cancionero federal:
Al que con salvajes
Tenga relación,
La verga y degüello
Por esta traición;
Que el santo sistema
De Federación
Les da a los salvajes
Violín y violón

Es comprensible que en ese clima la tarea de recoger huesos constituía ya no una excentricidad, sino directamente una actividad de lunáticos. En consecuencia, no deberíamos ruborizarnos tanto por la actitud de Rosas, habida cuenta que a lo largo de toda nuestra historia hubo personajes que regalaron el país entero.
Tal vez el descubrimiento paleontológico más importante de Francisco Javier Muñiz fue, según los historiadores de la ciencia, el del “tigre de las pampas”, el tigre fósil por él descrito en 1845, en informe que publicó la Gaceta Mercantil. Se trata de la especie que él llamó Muñifelis Bonaerensis, estudiado también por Kaup, Owen, Lund, Cuvier y Blainville, y que en la actual nomenclatura científica se denomina Smilodon bonaerensis (Muñiz). El entusiasta naturalista recogió cerca de Luján, en 1837, un esqueleto imperfecto de dicha especie. Charles Darwin, al recibir un informe de Muñiz sobre ella, comentó en su respuesta al médico de Luján: “Su espécimen sobre el Muñiz-felis debe ser horrible. Sospecho que será un Machaerodus, del cual hay algunos fragmentos en el Museo Británico, procediendo de las Pampas”.
También encontró Muñiz en Luján huesos de un caballo fósil, bajo el esqueleto de un megaterio. Y otra novedad fue el hallazgo de un árbol fósil en la pampa, que anunció a diversos naturalistas y museos. Las determinaciones del sabio argentino eran exactas, según determinó Germán Burmeister.
En 1833 Darwin pasó por Luján, localidad donde en ese momento residía Muñiz. No se conocieron personalmente, no obstante, más tarde los dos naturalistas mantuvieron una correspondencia científica que inició Darwin al expresar el deseo de poseer mayores informaciones respecto de la “vaca ñata”, curiosa especie doméstica que había observado en sus viajes y que le había interesado vivamente. Muñiz contestó con precisión las preguntas de Darwin y las respuestas fueron utilizadas en la segunda edición del Viaje, así como más adelante en el Origen de las Especies, de 1859.
“Hace algún tiempo – le dice Darwin en carta del 28 de febrero de 1847 – que Ud. tuvo la fineza de mandarme por Mr. E. Lumb algunos informes muy curiosos, y para mí de mucho valor, sobre la vaca Ñata. Agradeceré cualquier otra información sobre cualquiera de los animales domésticos del Plata, como el origen de algunas razas de aves, chanchos, perros, ganados, etc.”. Durante años las comunicaciones entre ambos sabios fueron frecuentes, también le hizo llegar una verdadera curiosidad: la descripción del terremoto que se produjo en la campaña de Buenos Aires el 19 de octubre de 1845, “extraordinario fenómeno de nuestras pampas” como lo llamó Muñiz. Con el título de Descripción del fenómeno y teoría relativa, apareció dicho trabajo en La Gaceta Mercantil del 26 de febrero de 1846. Su autor observó que ella “podría servir algún día de apéndice a la Historia Física del país”.
Por esa época Muñiz dio fin a sus Apuntes topográficos del territorio y adyacencias del Departamento del Centro de la Provincia de Buenos Aires, con algunas referencias a los demás de su campaña, con datos interesante sobre la geología, la geografía, la etnografía y la medicina social. Respecto a las observaciones geológicas sobre la formación pampeana, confesaría más tarde Ameghino: “Mis descripciones, demostrando que los mamíferos extinguidos quedaron sepultados en el barro de antiguas lagunas, perecen copiadas de Muñiz. Es que ambos, con cuarenta años de intervalo, hemos escrito sobre el terreno, con el cuerpo del delito a la vista, que da siempre una idea distinta de la que se hace el sabio desde el bufete. En el mismo caso se encuentran muchas otras observaciones de Muñiz exactísimas, pero que sólo se conocen desde un cortísimo número de años.”
En realidad, existe un discurso subyacente en la obra de Muñiz: la ciencia concebida como articulación entre la labor política y la tarea de imaginar una nación. Ya desde principios de la emancipación surge la necesidad de conformar un discurso, una literatura fundacional, que superara la crisis cultural producida por la expulsión de los jesuitas, primero, y por el fraccionamiento del espacio colonial, después. Se impone la obligación de construir un universo simbólico centrado en el espacio, y en ello, adquiere particular importancia el elemento telúrico, el paisaje, en particular “la pampa se convierte en proverbial escenario para el nacimiento del orden nuevo de la nación”.
Alejandro Kohl, en una acertadísima interpretación de este período fundacional, resalta el verdadero propósito de Muñiz: “La intencionalidad a todos los escritos es poner de manifiesto la existencia de la nación Argentina. Para ello, el autor apela de diferentes modos a la reivindicación de lo autóctono y, en especial, al estudio de la naturaleza. Se trata de una naturaleza concebida como terruño, como suelo propio; sus descripciones y comparaciones buscan, en última instancia, resaltar los tesoros naturales existentes en el propio suelo. Esa simbología consagra el espacio por medio de la elaboración de una concepción cosmogónica de la nación, en que realidad se funda con lo natural. El gaucho representa aquí una figura subsidiaria del paisaje, cuya presencia reafirma ciertos aspectos entrañables del suelo patrio”.
Esta necesidad de destacar la singularidad de la nación, a partir de detallas descripciones del entorno natural, se expresa claramente en un trabajo de 1848, publicado en La Gaceta Mercantil, en varias entregas: El ñandú o avestruz americano, estudio exhaustivo y, al decir de Fermín Chávez “verdadera joya de fresco estilo hipocrático”, en que nuestro animalito es objeto de toda suerte de minuciosas observaciones. Sus abundantes descripciones se encuentran enriquecidas por un tono de polémica permanente, debido a las comparaciones con animales similares de otras latitudes, mostrando en cada caso algún elemento distintivo de la fauna local o, lisa y llanamente, su superioridad.
Incluye los antecedentes de una campería en las pampas bonaerenses y un estudio sobre la salubridad de la carne de ñandú, y sus preparaciones. (Actualmente, en los mejores restoranes de Buenos Aires, es consumida por el turismo como una delikatessen autóctona). En el capítulo que dedica a la domesticidad del Struthio Americanus de Linneo propone la cría y conservación de la especie, luego de dar la razón de su escasez, que no era otra que las “boleadas” o cacería mediante el empleo de boleadoras.
Esta arraigada costumbre campera fue el origen de numerosas calamidades, como la quemazón de campo, como modo de enviar una señal convenida de antemano. Esta práctica adquiría proporciones de verdadero peligro cuando, por cualquier circunstancia imprevista, sobretodo por el cambio de la orientación del viento, el incendio alcanzaba una extensión considerable. Al mismo tiempo las corridas desenfrenadas de aquel gran número de jinetes, provocaban inquietud y el alboroto de las haciendas, tal vez aquerenciadas con el trabajo de años en campos que todavía no conocían el alambre. De ahí las disparadas, desplazamientos y entreveros de animales de distintos dueños, cuyo necesario ordenamiento posterior era motivo de grandes trabajos que ocupaban bastantes días de hombres y caballos. Por eso las autoridades, tanto por el requerimiento de los propietarios rurales como por la evidencia que la extinción de la especie significaba privar a la provincia de una fuente de riqueza, dictaron varias disposiciones represivas.
Si por su ciencia Muñiz fue universal, por sus creencias es resueltamente local. El lenguaje de lo autóctono, la lengua gauchesca entendida como proceso de regionalización de la cultura, también será estudiada por nuestro autor. En 1848 tenía Muñiz ya reunido el léxico gaucho, producto de su permanente y largo contacto con el habitante de la campaña: una especie de apéndice al diccionario de la lengua, que tituló Voces usadas con generalidad en las Repúblicas del Plata, la Argentina y la Oriental del Uruguay. En este léxico Muñiz definía las siguientes palabras: Abajera, Amadrinarse, Aparte, Bagual, Batea, Bocado, Bolas, Boleadora, Botas de Potro, Cascarrias, Chapín, Charque, Chiripá, Gaucho, Gauchipolítico, Horquilla, Madrina, Manga, Mangrullo, Orejano, Ovejero, Pasajero, Palenque, Palo a Pique, Parejero, Payar, Rancho, Recado, Redomón, Rodeo, Tambo, Tapera, Tirador, Tientos, Trajinar, Vichador, Vizcachera y Yaguané.
Finalmente, es de destacar un trabajo de particular significado escrito circa 1822, su Noticia sobre las islas del Paraná, que Muñiz recorrió probablemente hacia 1822, publicado recién en 1925, con un mapa que parece también pertenecerle y que sería también el primer mapa especial sobre esas islas. Aparte de las descripciones arqueológicas que contiene, en él consigna su fauna y su flora y destaca que tales islas estaban todavía pobladas por animales feroces. Habla de nogales, naranjos, yerba mate y lugares “muy propicios para el cultivo del arroz”. Lamentablemente, hasta el momento se dan como perdidos o extraviados textos suyos con descripciones de las polvaredas de 1832 y de las inundaciones de Luján en 1838, así como también estudios sobre el cólera y la fiebre amarilla. Quiera Dios que alguna vez aparezcan en algún anaquel perdido de un archivo o biblioteca pública o en el remate de una colección privada.
Francisco Javier Muñiz enalteció la incipiente ciencia argentina con su curiosidad omnívora y con la rigurosidad de su trabajo; con él, el territorio de la república adquirió una nueva dimensión. Su actividad creadora, su dimensión científica, se desarrollaron estrechamente con las necesidades y características del medio ambiente que lo rodeó. Fue el primer sabio que, mediante acertadas observaciones y conclusiones, dio respuestas concretas a los arcanos de la pampa.

(1)No fue hasta 1927 que, gracias al científico cubano Carlos Finlay, se supo que el agente transmisor de la fiebre amarilla era el mosquito Aedes aegypti. En el siglo XIX, este desconocimiento llevó a creer a los médicos que la enfermedad se contagiaba por las miasmas o vapores que emanaban de los cuerpos de los muertos. Más precisamente, en la epidemia de fiebre amarilla que azotó Buenos Aires en 1871, creían que los vectores eran los inmigrantes italianos. Las minorías suelen ser inculpadas en estos casos cuando se ignoran las causas de este tipo de fenómenos, tal como sucedió en el Medioevo con las comunidades árabes y judías que, dado sus hábitos higiénicos prescriptos en el ritual religioso, eran menos propensos que los europeos para contraer males como la “peste negra”, que azoló a Europa. En Buenos Aires, en tan solo seis meses, murieron 14.000 personas sobre una población estimada en 200.000 habitantes, aproximadamente. Según los historiadores, la fecha de iniciación de la epidemia fue el 27 de enero de 1871 con tres casos identificados por el Consejo de Higiene Pública de San Telmo. Debido a esto, las personas de clase adinerada que antes vivían en ese barrio, se mudaron hacia el norte de la ciudad, por lo que San Telmo fue tomado por los inmigrantes italianos y españoles. La gran cantidad de muertos devino en la creación del cementerio de la Chacarita, ya que el llamado Cementerio del Sur no daba abasto. Hay muchas teorías sobre por qué se dio esa epidemia en Buenos Aires, pero la principal es que la ciudad avanzaba hacia una mayor urbanización y el hacinamiento de personas y la poca limpieza fueron la perfecta combinación para que el mosquito se reprodujera y contagiara de fiebre amarilla a la población.

lunes, 27 de junio de 2011

El caballo en el Martín Fierro

Por Alberto Buela Que no se ha dicho ya sobre el nuestro Poema Nacional que pudiéramos decir nosotros. Aquí sólo nos ocuparemos de un detalle: aquello que Fierro dice sobre el caballo. Claro está, que no es un detalle menor pues no se puede pensar al gaucho sin el caballo, salvo que estemos hablando de los gauchos paraguayos, que como muy bien dice don Justo Pastor Benítez en su hermoso Solar Guaraní, ellos son "gauchos de a pie", sobre todo después de la desastrosa guerra de la Triple Alianza (1865-1870) que destruyó vidas y haciendas del Paraguay.
El caballo está presente a lo largo del poema, pero contrariamente a lo que pudiera pensarse, como tema está considerado una sola vez por Fierro y la hace a propósito del trato en el amanse y la uso que le daba el indio y con una mención esporádica a la doma criolla. Esta última es relatada al comienzo nomás del poema cuando hablando de la vida bucólica del gaucho, período que va desde las primeras vaquerías hasta la época de Rosas, dice:

Yo he conocido esta tierra,

en que el paisano vivía

y su ranchito tenía

y sus hijos y mujer...

era una delicia ver

cómo pasaba los días.



Y unas estrofas más adelante, relata el trabajo del domador diciendo:

El que era pion domador

enderezaba al corral,

ande estaba el animal

-bufidos que se las pela...-

y, más malo que su agüela,

se hacía astillas el bagual.



Y allí el gaucho inteligente

en cuanto el potro enriendó,

los cueros le acomodó,

y se le sentó enseguida,

que el hombre muestra en la vida

la astucia que Dios le dió


Y en las playas corcoviando

pedazos se hacía el sotreta

mientras él por las paletas

le jugaba las lloronas

y al ruido de las caronas

salía haciéndole gambetas.


!Ah tiempos! ... !Si era un orgullo

ver jinetear un paisano !

Cuando era gaucho baquiano,

aunque el potro se boliase,

no había uno que no parase

con el cabresto en la mano.


Como vemos es, más o menos, lo que se sigue realizando ahora en la doma común de los potros. Aunque hay algunas diferencias, pues, al menos en la pampa húmeda ya no se usa esa carona grande de cuero que fuera de tanto uso junto al lomillo en el siglo pasado. Hoy el recado de bastos lo ha reemplazado, aún cuando es digno de destacar que últimamente se ha producido una recuperación del lomillo, si bien no en el uso cotidiano, al menos dentro de los centros tradicionalistas y eso es halagüeño.

La primera observación que hace Fierro sobre el trato que el indio da a su pingo es acerca del tipo de paso que utilizaba.


Hace trotiadas tremendas

dende el fondo del desierto

.........................

Marcha el indio al trote largo,

paso que rinde y que dura.



Esto ha quedado en nosotros bajo el nombre de "trote criollo" paso utilizado para las largas marchas y que adquiere toda su fuerza luego de la segunda sudada, que es cuando el animal logra acomodar su cuerpo y respiración en forma plena al ritmo de este paso.

Se ocupa también de describir la forma de montar:



Siempre llenos de recelos

en los caballos en pelos

se vienen medio desnudos.

De ese modo anda liviano

no fatiga al mancarrón;



Y de cómo lo cuidan y vigilan hasta de noche:



Por vigilarlo no come

ni aún el sueño concilia;

sólo en esto no hay desidia;

se noche,les asiguro,

para tenerlo seguro

le hace un cerco la familia.





Exalta Fierro las bondades del flete aborigen, su velocidad y destreza, en dos oportunidades una estando en la frontera cuando pelea con el hijo de un cacique:



Todo pampa anda valiente

anda siempre bien montado

!Qué fletes traiban los bárbaros,

como una luz de lijeros!





Y la otra luego del duelo en defensa de la cautiva a quien le matan su hijito:



Yo me le senté al del pampa,

era un oscuro tapado

era un pingo como galgo,

que sabía correr boliao.

Inmediatamente después de este verso, ubicado en el canto X de La Vuelta comienza la larga exposición en once versos acerca del amanse y educación del caballo por parte del indio.

Es interesante notar que Fierro no se va a ocupar más del tema del caballo salvo alguna que otra esporádica mención. Es decir que prácticamente a partir de la segunda mitad del poema -La Vuelta tiene treinta y tres versos, mientras que la primera parte El Gaucho Martín Fierro sólo trece - el caballo desaparece como tema.





El pampa educa al caballo

como para un entrevero;

como rayo es de ligero

en cuento el indio lo toca;

y, como trompo, en la boca

da güeltas sobre de un cuero


Lo barea en la madrugada;

jamás falta a este deber;

luego lo enseña a correr

entre fangos y guadales;

!ansina esos animales

es cuanto se puede ver!


En el caballo de un pampa

no hay peligro de rodar,

!jué pucha! y pa disparar

es pingo que no se cansa;

con prodigalidá lo amansa

sin dejarlo corcobiar.


Pa quitarle las cosquillas

con cuidao lo manosea;

horas enteras emplea,

y,por fin, sólo lo deja,

cuando agacha las orejas

y ya el potro ni cocea.


Jamás le sacude un galope

porque lo trata al bagual

con paciencia sin igual;

al domarlo no le pega,

hasta que al fin se le entrega

ya dócil el animal.


Y yo sobre los bastos

me se sacudir el polvo,

a esa costumbre me amoldo;

con paciencia lo manejan

y al día siguiente lo dejan

rienda arriba junto al toldo.


Ansí todo el que procure

tener un pingo modelo,

lo ha de cuidar con desvelo,

y debe impedir también

el que de golpes le den

o tironén en el suelo.


Muchos quieren dominarlo

con el rigor y el azote,

y si ven al chafalote

que tiene trazas de malo,

lo embraman en algún palo

o embraman en algún palo

hasta que se descogote.


Todos se vuelven pretestos

y güeltas para ensillarlo:

dicen que es por quebrantarlo,

mas compriende cualquier bobo

que es del miedo del corcorbo

y no quieren confesarlo.


El animal yeguarizo

(perdónenmé esta alvertencia)

es de mucha conocencia

y tiene mucho sentido;

es animal consentido:

lo cautiva la paciencia.


Aventaja a los demás

el que esta cosas entienda;

es bueno que el hombre aprienda,

pues hay pocos domadores

y muchos frangoyadores

que andan de bozal y rienda.





De la lectura atenta de estos versos se desprenden tres o cuatro ideas, se destaca primero la paciencia como regla en el amanse de los potros, luego la regularidad de las tareas hasta crearle un hábito, y por sobre todas las cosas la suavidad en el manejo del animal. Como vemos si algo desaconseja Fierro es el uso de golpes y violencia en la educación del caballo. Por eso puede hablar de "muchos frangoyadores", pues frangollón es el chapucero, el que hace de prisa y mal una cosa.
Hacer un animal completo como el "moro de número", esto es, sobresaliente y destacado como el que llevó Fierro a la frontera implica mucho tiempo, y ello era un privilegio que podían darse en aquella época en donde aún "el tiempo es tardanza de lo que está por venir", y no como ahora, que se ha transformado en dinero: time is money, según nos quieren inculcar desde los medios masivos de comunicación. Así podemos decir que el rescate de aquel tiempo tan americano, entendido como "un madurar con las cosas", es una de las tareas más exigentes de la hora actual, porque en definitiva es rescatar el aspecto existencial de la vida criolla, que la intelligensia vernácula siempre asoció a la siesta, la vagancia y la indolencia nativa o gaucha.
Cuando se editan trabajos como el presente que provienen de una colección de artículos editados en distintas circunstancias, el riesgo que se corre es que se transformen en un elenco de trabajos sin un hilo conductor. De modo que se impone una breve explicación al lector del presente texto.
En primer lugar lo publicamos a solicitud de varios amigos que veían perderse esta serie de meditaciones desperdigadas por allí y allá. Y en segundo lugar porque estimamos que existe un hilo conductor, pues creemos que todos estos trabajos vienen a mostrar que lo griego es un aspecto sustantivo de nuestra cosmovisión heleno-cristiana, anfibológicamente llamada judeo-cristiana, que deber ser rescatado en todos sus aspectos si pretendemos hacer frente con cierto éxito a esta globalización que se nos viene encima desnaturalizándonos.
Lo greco es para nosotros parte de la tradición más viva que nos legara Occidente. Es por ello que pretendemos llamar la atención acerca de su reemplazo por lo judeo, sobretodo en el Occidente anglosajón, a partir de una lectura interesada, política e ideológicamente, de la naturaleza del ser occidental. El judeo-cristianismo para definir a Occidente es tan falso como el latinoamericanismo para definir a Nuestra América.
Rescatar las enseñanzas de los griegos en sus aspectos prístinos ha sido y es una tarrea de todos los tiempos y que los pensadores sin aditamentos deben llevar a cabo, aunque más no sea por una ascética de la inteligencia. Y los artístas como una zambullida en la belleza sin más

miércoles, 22 de junio de 2011

Las 20 verdades de Arturo Frondizi.

Por Rodolfo Terragno

1- Gobernar sin enconos ni prejuicios.

2- No usar la casa rosada para hacer política partidaria.

3- Terminar con el clientelismo.

4- Abstenerse de toda decisión discrecional.

5- Respetar celosamente la división de poderes.

6- No olvidar que libertad y orden público son cara y cruz de la misma moneda.

7- Garantizar la seguridad jurídica.

8- Tener presente que, sin previsibilidad, no hay inversión.

9- Ofrecer estadísticas oficiales verdaderas e irrefutables.

10- Promover sistemas de capitalización y ahorro.

11- Fortalecer el mercado de capitales.

12- Asegurar el autoabastecimiento de energía.

13- No olvidar que el agro es factor de progreso técnico y social.

14- Permitir la libre competencia.

15- No más estatizaciones.

16- No más confiscaciones.

17- Promover el federalismo económico.

18- Combatir la inflación con productividad, no con controles.

19- No redistribuir pobreza.

20- Promover una epopeya económica y social.

Arturo Frondizi: el primer desarrollista

Por Gustavo Clausi

Frondizi nacía en 1908 en Paso de los Libres (Corrientes). Estudió abogacía y periodismo y militó en la UCR donde nunca estuvo muy a gusto.

En 1958 fue elegido Presidente democrático hasta 1962, cuando se lo derroco con un golpe militar. Ya militaba con Balbin y sus ideas darían inicio al MID (Movimiento de Integración y Desarrollo), y antes al partido Intransigente, pero no prosperó en él la idea. Recién en 1972, Oscar Alende retoma las ideas de Frondizi para su PI.-
Frondizi, inspirado por Rogelio Frigerio, caminó hacia el “desarrollismo” apostando a la Industria pesada en Argentina. Al ser tan nuevo e innovador, tuvo innumerables paros, grandes manifestaciones y algunos atentados con saldo total de casi 20 muertos en manos de estudiantes de la izquierda.-

Crea el plan CONINTES que prohibía las huelgas (ya que se tornaban violentas). Esto
ya lo había realizado Eva, cuando los trabajadores hicieron un paro reclamando un aumento de 350 a 550 pesos lo que provocó que ella tomara la decisión de prohibir las huelgas, aduciendo que habían arrinconado a la oligarquía y ese logro era mas que los 200 pesos de aumento que exigían (sic Evita).-

Con respecto a su política exterior fue astuto al reunirse y aliarse (por así decirlo) con las ideas “demócratas” de Kennedy quien gozaba de buena vista de el publico yankee. El gobierno de Frondizi fue muy restringido por los militares quienes les llegaron a imponer ministros de la talla de Alsogaray y Alemán.-

Frondizi logró un leve desarrollismo en la industria y en relaciones exteriores que venían desgastadas, aunque no por mucho tiempo mas. Un 29 de marzo de 1962 fue derrocado por las FFAA y llevado a la Isla Martín García. Así, Frondizi creaba el MID y se acercó mucho al peronismo.-

La visión desarrollista de Frondizi hizo mucho bien al pueblo argentino aunque duró poco su gobierno, falleciendo en 1965 por causas desconocidas y fue premiado con el premio de la FUNDACION KONEX en 1998 (póstumo) convirtiéndolo en KONEX DE HONOR (único presidente en recibirlo en Argentina).-

Frondizi es o era considerado el único (por muchos periodistas, escritores y filósofos) como el último presidente en implementar un modelo estratégico de país y el único y último presidente en pensar en la industrialización y desarrollismo de la Argentina.-

“La batalla del petróleo” merece un capitulo aparte en su vida. Llegó a escribir un libro sobre la implementación de capitales extranjeros en la explotación del mismo con netas ganancias aseguradas al país. A esta política la llamó NACIONALISTA.-

El segundo gran tema eran los ferrocarriles, tarea encomendada a Alsogaray quien viaja a EEUU a interiorizarse de los funcionamientos de ese país y traer a Larkin al
pais, quien crea el ”plan Larkin” siendo debatido por la modernización que el mismo implicaba lo que dejaría un exceso de empleados sin trabajo.-

Muchos periodistas estaban de acuerdo, pero la crisis política del momento hizo renunciar al Ing. Alsogaray y poco y nada cambió el tema de los ferrocarriles.-

Creo que a Frondizi, solo le faltó tiempo. Hubiera realizado una industrialización masiva en la Argentina..

martes, 21 de junio de 2011

Artigas y el Revisionismo en el Uruguay

Por Alberto Methol Ferré

Artigas fue el centro de la lucha nacional en el Río, de la Plata en la segunda década del siglo XIX. Baste un hecho elocuente, que relata Zum Felde: en 1883 el senado uruguayo dispuso la erección de una estatua a Artigas y, en lugar de la inscripción proyectada que decía: “La patria agradecida, al fundador de la nacionalidad Oriental del Uruguay", la comisión senatorial estableció en su informe, aprobado por el alto cuerpo: "El general Artigas está reputado como la personalidad política más levantada de nuestro país. Pero la inscripción no armoniza con la tendencia del Prócer a propósito de la Confederación, a favor de la cual luchó hasta que abandonó el suelo de la Patria”. Por lo cual se resolvió inscribir simplemente el nombre de Artigas al frente del monumento.
Con Artigas, el revisionismo histórico argentino rompe con las ataduras parroquiales para tomar una ruta verdaderamente nacional, superando los límites intelectuales de la balcanización. Son, si, varios historiadores argentinos que se aproximan cada vez más a la comprensión de Artigas. Podría citar a Federico Ibarguren, Rodolfo Puigros, Ernesto Palacio y otros. Pero, en honor a la verdad, el que más lejos está llegando es José María Rosa, y es por ello que para mi uruguayo y nacionalista hasta los tuétanos, es honra escribir estas líneas introductorias. Lo que puedo expresar es la seguridad, la confianza, que esta conferencia, este ensayo, de José María Rosa, sea el preanuncio de un gran libro. Sé que ahora el tiempo corre distinto a cuando Mitre quiso – en plena juventud – hacer su primera obra sobre José Artigas y se le quedó en el tintero.
Artigas era materia resistente, y no le sirvió para sus fines. Si Mitre no pudo con Artigas si puede José María Rosa. Y para terminar estas reflexione: ya demasiado largas, quiero dejar expreso mi agradecimiento a la Fundación Raúl Scalabrini Ortiz por haberme brindado su hospitalidad. Y permitirme en cierto modo una reparación. Lo cierto es que Scalabrini Ortiz fue un desconocido en mi patria. Sobre él sólo se escribió su necrológica. Tuvo, empero, una pequeña legión de fíeles, que mucho le deben. Y el signo de mi tierra es que, día a día, la vida luminosa de Scalabrini Ortiz ensanche su memoria. Nosotros también, por Artigas, somos hijos del hombre que esta solo y espera.

lunes, 20 de junio de 2011

Nuevo Presidente del Instituto Nacional de Investigaciones Juan Manuel de Rosas

El abogado Constitucionalista Alberto González Arzac asumió hoy la presidencia del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas.
El flamante presidente expresó que el Instituto "es el que desde 1938 ha venido terminando paulatinamente con aquello que Ernesto Palacio denominara `historia falsificada´ y fue edificando una `historia documentada´".
Rememoró que en toda nuestra historia "sufrimos diversas persecuciones, hasta llegar a lo más insólito: que el presidente De la Rúa desnacionalizara el instituto, un verdadero absurdo".
Sobre ese episodio agregó que "como absurdo que era, el Congreso bajo su mismo gobierno votó la ley de nacionalización del instituto, convirtiéndolo en el primero de su tipo. Lo votó por unanimidad, hasta sus propios legisladores fueron en contra de ese disparate".
González Arzac aseguró, además, que "a costa de los riesgos y del sacrificio, se consiguieron cosas, como la reivindicación de las figuras de los caudillos provinciales, la repatriación de los restos de Juan Manuel de Rosas y la reafirmación de la soberanía en la batalla de Obligado".
Aludió luego a la "colaboración de todos" para "seguir con la reivindicaciones históricas".
En este sentido explicó a Télam que "hay que seguir todo lo que constituyó la Confederación Argentina, los gauchos, los negros, los indios, eso es lo que la ley nos impuso y es lo que venimos haciendo".
González Arzac destacó que "restaurar el lugar de la Vuelta de Obligado fue un acto fundamental por parte de la Presidenta, porque tomó partido en algo que otros gobiernos habían esquivado, un concepto acabado de la soberanía nacional".
Estuvieron presentes en el acto el historiador Pacho O´Donnell; el Historiador Arturo Pellet Lastra; la titular de la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas, Delmira de Cao; el general Fabián Brown, director del Colegio Militar; el politólogo Marcelo Gullo; el historiador y ensayista José Luis Muñoz Azpiri (h); Fabián Dantonio, titular de Ediciones Fabro, y varios académicos del Instituto Juan Manuel de Rosas.

domingo, 19 de junio de 2011

"Juan Manuel"

Por Homero Manzi
Juan Manuel es un poema de Homero Manzi que musicalizara, en 1934, Sebastián Piana que es una Milonga Federal o Candombe. Grabada por Charlo con acompañamiento de orquesta (09-11-1934) el conjunto de guitarras que dirigía el maestro Besada.
Este trabajo artístico al editarse fue dedicado a Jorge Luis Borges, quien por aquellos años era ya muy amigo de Sebastián Piana y de Homero Manzi y simpatizante del Brigadier Gral. Don Juan Manuel de Rosas el “joven Borges” en el año 1926 escribía un texto “El tamaño de mi esperanza” donde decía entre otros conceptos sobre Juan Manuel:

“No se ha engendrado en estas tierras ni un místico ni un metafísico, ¡ni un sentidor ni un entendedor de la vida! Nuestro mayor varón sigue siendo don Juan Manuel: gran ejemplar de la fortaleza del individuo, gran certidumbre de saberse vivir, pero incapaz de erigir algo espiritual, y tiranizado al fin más que nadie por su propia tiranía y su oficinismo”.


Juan Manuel
(milonga federal)
Poema de Homero Manzi (1.934)
Candombe de los morenos
por los Barrios del Tambor.
Candombe de noche roja
por la Niña y el Señor.

Coro:

Cuntango, carancuntango,
cuntangó carancuntán.

En vaina de sombra turbia
la traición es un puñal.
Urquiza viene llegando
lo saldremos a esperar.

Juan Manuel,
al revolear de los ponchos,
banderín del escuadrón,
los colorados más bravos
ya se fueron a Morón.
Juan Manuel,
para luchar por la gloria
de tu estrella Federal,
con tamboril de morenos,
la Mazorca con puñal.
El diecinueve de octubre
murió Doña Encarnación.
Los parches retumban duelo,
llora la Restauración.

Coro:

Cuntango, carancuntango,
cuntangó carancuntán.

Candombe de los morenos
por los Barrios del Tambor.
Candombe de noche negra
por la Niña y el Señor.

Emponchado en la derrota
se fugó en un barco inglés.
Dicen que estaban llorando
los ojos de Juan Manuel.

Coro:

Cuntango, carancuntango,
cuntangó carancuntán.

Con un silencio de potros
la pampa los despidió.
No pudo volver al pago
y en otra tierra murió.

jueves, 9 de junio de 2011

Homenaje al Dr. Raúl Lima

El HCD de la Ciudad de Santiago del Estero distinguió al Dr. Raúl Lima

Durante la 5ta sesión ordinaria del Concejo Deliberante se rindió sendo homenaje al Dr. Raúl Jorge Lima.

El Dr. Raúl Jorge Lima fue declarado mediante Ordenanza "Ciudadano Distinguido” por las obras realizadas en bien de la cultura de nuestra provincia.

El Dr. Lima, quien estuvo acompañado por su esposa, hijos, familiares y amigos, recibió de manos de la concejal, Cecilia López Pasquali, plaqueta recordatoria y copia de ordenanza.
El prestigioso escritor resaltó la labor desarrollada por este Concejo Deliberante, agradeciendo además la distinción otorgada.

También se hicieron presentes en el Recinto, la Comisión Directiva, jugadores y simpatizantes del Club Atlético Estudiantes, que el próximo 1 de abril cumplirá 98º años de su fundación.

El Cuerpo de concejales declaró de Interés Municipal los actos conmemorativos por este acontecimiento.

NUESTRAS FELICITACIONES AL QUERIDO AMIGO Y COLABORADOR Y LE PEDIMOS QUE CONTINÚE CON SU INMENSA TAREA.

Día del Periodista

Por Leonardo Castagnino

El 7 de junio se conmemora el “Día del periodista” en recuerdo que en ese día de 1810 sale el periódico "La Gazeta de Buenos Ayres". Muchos atribuyen equivocadamente su fundación a Mariano Moreno, pero el periódico fue creado por decreto de la Primera Junta, dirigido por el padre Alberti y solventado por dineros públicos (1). A su vez, muchos suponen que La Gazeta fue el primer periódico, y el propio Mariano Moreno el primer periodista. Sin embargo hubo otros anteriores.

En 1764 ya circulaba de mano en mano un manuscrito con el mismo nombre, y el ejemplar más antiguo que se conoce corresponde al 19 de junio de ese año.

En 1781 la “Imprenta de Niños Espósitos” imprimía el boletín “Noticias recibidas de Europa por el correo de España y la vía de Janeyro”.

En 1801, fundado por el español Antonio Cabello y Mena, se ediababa el “Telégrafo Mercantil”, cuyo subtítulo era “Rural, político-económico e historiográfico de Río de la Plata”. Contaba con 149 suscriptores y una tirada los días miércoles, sábados y domingos. Después de 110 ediciones fue clausurado por el virrey del Pino el 8 de octubre de 1802, por un artículo sobre Malvinas, que el virrey consideró agraviante.

Tambien fueron anteriores al periódico de Moreno, el “Semanario de agricultura, industria y comercio” que apareció en septiembre de 1802 dirigido por Hipólito Vieytes, y en mayo de 1807 se editaba en Montevideo “Estrella del Sur”, periódico bilingüe editado por ingleses, y que incentivaban la rebelión de pueblo.

El 3 de marzo de 1810, y hasta el 23 de febrero de 1811, salió también el “Correo de Comercio de Buenos Ayres", dirigido por Manuel Belgrano.

Luego apareció el periódico "La Gazeta de Buenos Ayres", el 7 junio de 1810. No era “prensa independiente”. Era un periódico oficial, creado por decreto de la Primera Junta y sostenido con fondos públicos. En un editorial titulado “La Libertad de escribir”, el mismo Moreno decía que “Debe darse absoluta franquicia y libertad para hablar en todo asunto que no se oponga en modo alguno a las verdades santas de nuestra augusta religión y a las determinaciones del gobierno” , y para completarla, por decreto era de lectura obligatoria desde los púlpitos de las iglesias.

El Salón Literario

En 1837 se inicia el “Salón Literario”, donde se reúnen el libreros Marcos Sastre y nombres como José Mármol, Miguel Cané, Juan Bautista Alberdi, Esteban Echeverría , Juan María Gutiérrez, Carlos Tejedor y Vicente Fidel López, entre otros. Se la conocería como “la generación del 37”. Admiradores de la civilización europea y francesa, entre otras cosas se dedicaban a escribir y publicar poemas en “La Gaceta Mercantil” y en “El diario de la Tarde” . En noviembre de 1837 aparece “La Moda, gacetín semanal de música, de poesía, de literatura, de costumbres”, que entre otras cosas se dedicaba a comentar las tendencias de la moda femenina.

En el discurso fundacional del Salónn Literario, Marcos Sastre expresaba: “Tengo por indudable que estamos en la época más propia y que presenta más facilidades para dar un empuje fuerte a todo género de progresos. El gran Rosas es el hombre elevado por la sola fuerza de su genio al alto grado de influencia de su fama…Veo ya dispuesta a la nueva generación a conocer todos los errores que han entorpecido el desarrollo intelectual”.

Pero no les duraría mucho el “rosismo” a estas jóvenes literatos afrancesados: al año siguiente Rosas los acusaba de conspiradores y traidores, porque apoyaron abiertamente a los civilizados franceses que bloquearon el Río de la Plata. Entonces Rosas pasó, de ser “el gran Rosas”, el “hombre elevado” de “genio alto” del año 37, a ser apenas un año más tarde “el tirano”, el “imbécil” y el “malvado”. La última edición de “La Moda”, dirigido por Alberdi, salió el 21 de abril de 1838.

Fray Francisco de Paula Castañeda
Dibujo de Ch.Decaux
Publicado por Adolfo Saldías
Fray Francisco de Paula Castañeda

Otra prensa

Durante la época rosista circularon una gran cantidad de periódicos y hojas sueltas. Entre 1829 y 1933 salió “El Lucero”, y desde 1929 a 1852 “La Gaceta Mercantil”, ambos dirigidos por Pedro de Angelis. “El Diario de la Tarde”, que apoyaba al gobierno de Rosas, apareció desde 1829 a 1852. Entre 1827 y 1858, se publicó “The britich packet”.

También se pueden nombrar otros como “El defensor de los derechos de Pueblo”, “El amigo del país”, “El Patriota”, “El Constitucional”, y una serie de hojas sueltas con nombres tan extraños como “El caique Chañil”, “El loco machucabatatas”, “El toro embretado”,” La Ticucha”, “Críticas de unos terneritos”, “El gaucho del Colorado”, “Los cueritos al sol” y otros.

No podemos dejar de mencionar al ocurrente Padre Castañeda, que cuando sospechaba que le estaban por clausurar un periódico, ya tenía preparada le edición del próximo, con títulos tan extravagantes como “El desengañador gauchipolitico”, “La Verdad Desnuda”, “Vete Portugués que aquí no es” y "Eu no me meto con ninguem" entre otros, y el impronunciable y larguísimo título “El desengañador gauchi-político, fedeimontonero, chacuacoriental, chotiprotector, putripublicador de todos los hombres que viven y mueren descuidados en el siglo diez y nueve de nuestra era cristiana”.

Con motivo de la capitulación rivadaviana ante el imperio brasileño luego de haber ganado la guerra en Ituzaingó, el Padre Castañeda disparaba su artillería pesada contra Rivadavia, a quien apodaba “Crispinillo el Trompudo”, “El Teruleque”, “Escriba”, “Doctor Bernardino Garrapata” y “Don Bernardote Riobombo”. Desde su periódico “Vete Portugués que aquí no es”, y a modo de plegaria, rezaba: “Del nuevo Don Quijote de La Mancha, de la trompa grandísima, del inflado con antiparras, del sapo diluviano, del escuerzo de Buenos Aires, del Rey loco, del Ombú empapado en aguardiente, del Doctor en Ignorancia, de la Sota de Bastos (...) ¡Libera nos Domine!”

(1) Agradecemos el aporte del Dr. Arturo Pellet Lastra.

Boutang: donde las ideas se atropellan

Por el Prof. Alberto Buela


Conocer personalmente a Pierre Boutang en 1981 y tratarlo hasta 1984 ha sido una de las mejores experiencias filosóficas que hemos tenido. La vehemencia de su conversación y la convergencia en su persona del periodista, el panfletario, el polemista, el literato, el historiador, el político, el orador y el poeta hicieron de él, el filósofo completo de que nos habla Platón cuando nos dice: filósofo es el que ve el todo y el que no, no lo es (Rep. 537 c 14-15). Y eso fue Boutang.


Datos biográficos

Nació en Saint Etienne en 1916 y murió cerca de París en su casa de Saint Germain en Laye en 1998. “Fue un joven tan brillante que llegó a ser el más joven agrégé de filosofía de Francia” ha sostenido Francois Marie Algoud que lo conoció muy bien.
Comenzó como profesor de filosofía en 1936 y en ese mismo año comienza a participar en La Acción Francesa de Charales Maurras. La diferencia entre ambos es que Maurras se hace monárquico en tanto que Boutang lo era desde siempre por su familia. Al morir Maurras, que fue considerado por él como le Maître, lo nombra su sucesor pero Boutang no acepta.
En el 43 participa en el gobierno de Giraud en el norte de África y cuando se retira de la Armada colonial francesas en 1946 fue dado de baja sin pensión y con la prohibición de enseñar. Trabaja de periodista y en 1955 rompe con la Acción francesa y su antisemitismo. Es más, a partir de allí se transforma en un sostenedor del sionismo y del Estado de Israel.(ver: artículos de mayo-julio de 1967 en La guerre de six tours)
Va a insistir con la tesis de que la constitución de la Quinta República reposa sobre el modelo monárquico, que a su vez está articulado con el cristianismo. Tesis que viene de uno de sus primeros trabajos: La política considerada como cuidado de 1948.
Este cierto apoyo desde la monarquía a la república gaullista sumado a la intervención en su favor de Edmond Michelet, Alain Payrefitte y subrepticiamente Francois Mitterant, hicieron que de Gaulle lo reintegre a la enseñanza en 1967.
Primero como profesor en el Instituto Turgot, luego en la universidad de Brest y por último como titular(1976) de la cátedra de metafísica en la silla que había pertenecido a Emmanuel Lévinas en la Paris IV-Sorbona. Es allí, donde lo conocí a propósito de mi tesis de doctorado bajo Pierre Aubenque, dictó clase hasta 1984, prolongando su seminario en su casa de Saint Germain en Laye hasta el fin de sus días.

Datos sobre su pensamiento

Dejamos de lado en este artículo toda la obra literaria de Boutang compuesta por cuatro o cinco novelas, al par que sus traducciones del griego, del inglés y del italiano. En cuanto a su veintena de ensayos vamos a tratar uno de los primeros, luego su tesis de doctorado bajo la dirección de Jean Wahl (1888-1974) : L'Ontologie du secret de 1973 y un escrito póstumo Le Temps (1993).
Su primer escrito (1946) fue la traducción de La apología de Sócrates de Platón y el segundo, un año después, Sastre, est-il un possédé? lo que le valió el resto de su vida ser considerado como el Antisartre.
Antes que nada hay que decir que el concepto de legitimidad es una noción clave en la filosofía política de Boutang. En la Politique considérée comme un souci (1948), va a sostener luego de una descripción fenomenológica del poder que se produce una modificación cristiana del poder. Y para ello se va a apoyar en una nueva interpretación de Dostoiesky, Kafka y Shakespeare. Analisa en primer lugar el concepto de autoridad bajo su aspecto paternal. La idea en la filosofía contemporánea de « cuidado », « sorge », « cura » está en Platón, y Boutang lo sabe. Es la de « epimeléia ». Y allí es donde va a pivotear él. Porque la epimeléia tiene que ver con el poder en tanto se aplica a la comunidad, al poder como servicio. Pone además de relieve el contexto existencialista en que la obra aparece cuando afirma : « la paradoja inherente a la condición humana es el hecho para el hombre que debe vivir como un compromiso necesario y absoluto, este acontencimiento siempre contigente y relativo que es aquel de haber nacido en una comunidad que no eligió ».

Sobre la Ontologia del secreto , que se articula sobre la metáfora del viaje de Ulises y que puede leerse como un gran poema en prosa, afirma Boutang: « Describo y termino aquí una larga investigación sobre el ser tal como se esconde y aparece en el secreto. La diversidad de secretos, su contorno material y la intención de su forma todo ha sido tenido en cuenta en nuestro largo recorrido ».
Georges Steiner ha consierado este trabajo « uno de los textos maestros de la metafísica del siglo XX ». Y Gabriel Marcel ha afirmado que « es un monumento por la profundidad de su análisis y al riqueza de su meditación que tiene algo de autónomo que es excepcional ».

En El tiempo, ensayo sobre el origen se va a ocupar de tres puntos, pero eso lo dice recién al final del ensayo, como es habitual en él, luego de un largo periplo o « viaje » como gusta decir, por toda la historia de la filosofía. Estos tres puntos son 1) sobre los orígenes en la historia en sus épocas y con sus repeticiones y acá va a rescatar y se va a apoyar en Gianbattista Vico (1668-1744) que es un pensador moderno « que no tiene nada en común con los dogmas de las Luces…Además la filosofía de Vico es una de las raras en la edad moderna que es completamente compatible con el pensamiento cristiano ». 2) sobre el origen y la repetición del origen en la experiencia moral, donde « la penitencia » que es la que lo puede explicar, está cada vez menos comprendida en su sentido. 3) sobre el origen en cada hombre de la unión del alma con el cuerpo « la reflexión más profunda, sobre el origen y la modalidad de esta unión, es particularmente el objeto del comentario de Santo Tomás sobre el Tratado del alma de Aristóteles ».
Y de un salto abrupto según su estilo se pregunta de golpe: « la palabra misma d´avortement = aborto, que proviene de ab-oriri que significa « morir naciendo ». ¿Puede o podría ser distinguida de un homicidio puro y simple ? ».
Si este no es un pensador contra corriente y no conformista que nos digan donde se encuentra otro.
La finalidad de este artículo de divulgación ha sido intentar sacar de la oscuridad y el desconocimiento la figura de Pierre Boutang en el mundo de lengua castellana.

Post Scriptum : Le Figaro, 18/2/2008
Hay rayos del espíritu. Es lo que le pasaba a Jean Francois Mattéi cuando encontraba al filósofo y polemista Pierre Boutang, quien había tomado la sucesión de Emmanuel Lévinas como profesor de metafísica en la Sorbona en 1976. « Mi primera impresión, confirmada por las siguientes, fue la de un gigante del pensamiento. El se movía con una comodidad increible en los textos más difíciles y recitaba de corazón el Parménides de Platón y las poesías de Rimbaud…El me impresionaba menos por su inmensa cultura que por la soltura con que la manejaba », explica Jean Francois Mattéi, devenido fiel seguidor de Boutang, pero no está seguro de ello porque no sabe si áquel « haya sido un maestro que espera un discípulo ». J.F.Mattéi a menudo viaja a Collobrières dans le Var, donde Boutang poseía una casa sin electricidad. Allá, ellos han divisado la bella estrella degustando « un travel » bien frio, al lado aquellos que Boutang admitía en su proximidad y que corrían el riesgo de hacerse reprender si ellos no habían leído Platón, Aristóteles, Santo Tomás y tantos otros. Católico y monárquico, Boutang, que jamás renegó de Maurras era un hombre tal que la distensión se acompañaba a menudo con la colera. ! Qué personaje ¡.
Boutang: un juicio sobre Meinvielle

Alberto Buela

El 17 de octubre de l981 llegaba a París por primera vez y luego del económico viaje en micro desde el aeropuerto de Orly, descendí a unas cuadras de la Casa Argentina en la Cité Universitaire, marchando a pie hasta la misma, pero unos trescientos metros antes de llegar observo una manifestación frente a la entrada de la Cité y dada la fecha pensé como Borges: “Estos peronistas son incorregibles, hasta acá vienen a festejar el día de la lealtad”. Pero me equivoqué, eran iraníes partidarios del imán Komeini y contrarios a Bani Saar, un reformista pronorteamericano.

Me inscribí en la Sorbona, la de verdad, no la Patrick Lumumba de la calle Guillaume 28 donde se doctoró la mayoría de los socialdemócratas argentinos como el excanciller Dante Caputo. Ni en las Écoles Pratique des Hautes Études como tantos de nuestros filósofos investigadores del Conicet. Allí, bajo la dirección de Pierre Aubenque, uno de los especialistas más profundos de Aristóteles en el siglo XX, realicé, la licenciatura, el DEA (Diplome d´études approfondie) con dos seminarios complementarios, uno bajo la dirección de Pierre Hadot sobre Eros et Afrodite chez Plotin y otro dictado por Pierre Boutang sobre L´ontologie de l´origine, además del dirigido por nuestro director sobre Métaphysique livre Z.

Y es a propósito del dirigido por Pierre Butang que viene a cuento la anécdota que paso a relatar.
Cursaba yo su seminario regularmente y de manera aplicada, el hombre era vehemente en la exposición pero al mismo tiempo un disperso que comenzaba hablando de Aristóteles o Scheler y terminaba siempre con una contundente crítica al gobierno socialista de Mitterrant. Se notaba en él un compromiso existencial con los destinos de Francia. No era para menos, después me enteré que siendo joven había sido secretario de Charles Maurras, que tenía en su haber la mejor traducción de la Divina Comedia al francés, también la Apología de Sócrates, y una treintena de obras entre novelas, obras de teatro y ensayos filosóficos. Su encono con la democracia me recuerda que estando una mañana dando clase el sol le da en la cara y entonces solicita a uno de los oyente: “Señor, corra las cortinas que el sol me jode (m´embete) como la democracia”.

Años después comprendí la decisión de mi agudo director de tesis que siendo él socialista me instó a cursar con un monárquico un seminario del DEA. Claro está, mi crítica a la democracia liberal coincidía con la de Boutang.

Mi participación en su seminario era bastante activa debido sobre todo a los comentarios y observaciones que sobre Aristóteles y Max Scheler podía hacer, teniendo en cuenta que éste último está más traducido al castellano que al francés y que sobre el primero contaba con los comentarios griegos de Alejandro de Afrodisia en la Biblioteca Leon Robin del Centre de Recherches sur la pensée antique, que yo leía antes de cada sesión del seminario. En una palabra, no eran tantos los méritos propios sino la sabiduría de los antiguos sobre los que me había subido a los hombros.

Para mi sorpresa un día me convoca a su despacho luego de la sesión y me pregunta de donde sacaba mis comentarios sobre Aristóteles ante lo cual le dije la verdad y añadí: “Pero yo estudié Aristóteles antes de venir acá con Conrado Eggers Lan y con el cura Meinvielle”. “El Padre Julio Meinvielle, respondió, el teólogo más profundo del siglo XX, porque le otorgó a la teología mayor funcionalidad político-social que ningún otro. Fue el primero en criticar a Hitler y el primero en desarmar el andamiaje teórico de Jacques Maritain y su engendro: la democracia cristiana”.

Terminando ya el seminario, nosotros estabamos en plena guerra de Malvinas, me invitó a cenar junto con el entonces viejísimo abad Luc Lefevre el fundador y director hasta su muerte de La Pensée Catholique, participó de la cena el joven profesor Philippe Veysset.
Boutang, espléndido y dicharachero realizó todo un racconto de su vida política, estaba contento porque acababa de terminar su voluminosa obra sobre Maurras que saldría publicada dos años después bajo el título Maurras, la destinée et l´oeuvre. El viejo abad comenzó luego a hablar de Meinvielle y su polémica con Maritain y las cartas de Garrigou-Lagrange, hizo una larga exposición a la que Boutang asentía cada tanto, hasta que de golpe explotó: “Vea, Maurras me dijo una vuelta, es la inteligencia más profunda que ha dado la Francia en lo que va del siglo”. Ante semejante afirmación suavemente le observé: “Profesor, Meinvielle era argentino”. Mire joven, me respondió: “Si yo fuera abogado le diría que para nosotros vale más el ius sanguinis que el ius solis, pero como soy filósofo y francés le digo que el valor universal de Meinvielle lo hace más francés que argentino. El producto argentino hasta ahora es más pintoresco (tango y gauchos) que universal. Meinvielle ha sido, que conozca, el primero que rompió ese cliché conmoviendo con sus observaciones y críticas a lo mejor de la inteligencia europea”.

Esta apropiación lisa y llanamente de un autor cuando lo consideran valioso, que los europeos realizan cotidianamente otorgando miles de cartas de ciudadanía a científicos, artistas y pensadores muestra el peso internacional de Meinvielle, afirmado sin tapujos ni vergüenzas por un filósofo de la altura de Pierre Boutang(1916- 1998).

La defensa de la argentinidad de Meinvielle la dejamos como final abierto para que la complete cualquiera de nuestros lectores. Simplemente decimos que era un hijo de nuestra tierra, educado en nuestra tradición más genuina, prueba de ello la da un pariente suyo, el poeta campero Omar Meinvielle, autor de El Lunar de mi Tripilla. Recibió una esmerada educación en el seminario metropolitano de Buenos Aires en su mejor época, la de los Derisi, Sepich, Garay y tantos otros. Tuvo un sobrino que llegó a obispo. Vemos pues, como el origen francés de la familia no le impidió dar auténticos hijos de la tierra argentina.


Ficha Bibliográfica
Novelas
La Maison un dimanche. Suivi de Chez Madame Dorlinde, Paris, La Table ronde, 1947. (Rééd. Paris, Éd. de la Différence, 1991).
Quand le furet s'endort, Paris, La Table ronde, 1948.
Le Secret de René Dorlinde, Paris, Fasquelle, 1958.
Le Purgatoire, Paris, Le Sagittaire, 1976.
Ensayos y filosofía
(et Henri Dubreuil), Amis du Maréchal, Paris, F. Sorlot, coll. "Cahiers des amis du Maréchal" Nº 1, 1941
Sartre est-il un possédé ?, Paris, La Table ronde, 1946
La politique : la politique considérée comme souci, Paris, J. Froissart, 1948
La République de Joinovici, Paris, Amiot-Dumont, 1949.
Les Abeilles de Delphes, Paris, La Table ronde, 1952. Reedición en 1999 (Ed. des Syrtes)
Commentaire sur quarante-neuf dizains de la 'Délie', Paris, Gallimard, 1953
La Terreur en question, Paris, Fasquelle, 1958.
L'Ontologie du secret, Paris, PUF, 1973. Reeditado en 2009 con prefacio de Jean-François Mattéi (PUF, collection 'Quadrige').
Reprendre le pouvoir, Paris, Le Sagittaire, 1977.
Gabriel Marcel interrogé. Entretien de 1970, Paris, Paris, J.-M. Place, 1977.
Apocalypse du désir, Paris, Grasset, 1979. Reedición a Ed. du Cerf, 2009
La Fontaine politique, Paris, J.-E. Hallier/A. Michel, 1981.
Précis de Foutriquet. Contre Giscard, Paris, J.-E. Hallier/A. Michel, 1981.
Maurras, la destinée et l'œuvre, Paris, Plon, 1984.
Art poétique. Autres mêmes, Paris, La Table ronde, 1988.
Karin Pozzi ou la quête de l'immortalité, Paris, Éd. de la Différence, 1991.
Le Temps, essai sur l´origine, Paris, Hatier, 1993
(avec George Steiner), Dialogues. Sur le mythe d'Antigone. Sur le sacrifice d'Abraham, Paris, Lattès, 1994.
La Fontaine. Les "Fables" ou la langue des dieux, Paris, Hachette, 1995.
William Blake : manichéen et visionnaire, La Différence, 1990.
La Source sacrée (Les Abeilles de Delphes II, posthume), Ed. du Rocher, 2003.
« Dialogue sur le Mal », in Cahier de l'Herne Steiner, Pierre Boutang et George Steiner, dialogue animé par François L'Yvonnet, L'Herne, 2003.
La guerre de six jours, Paris, Les Provinciales, 2011.
Diario (inédito) 5000 páginas (1946-1997)
Traducciones
Platon, Apologie de Socrate, Paris, J. et R. Wittmann, 1946.
Platon, Le Banquet, Paris, Hermann, 1972.
G.K.Chesterton , L'auberge volante (The Flying Ill), Lausannne-Paris, L'Âge d'homme, 1990.
William Blake, Chansons et mythes, Paris, La Différence, 1889.
Sobre Pierre Boutang
Dossier H, "Pierre Boutang". Collectif (articles de Gabriel Matzneff, V. Volkoff, G.Steiner, Jean José Marchand, etc.), 440 pp. L'Age d'homme, 2002.
Geneviève Jurgensen, "Pierre Boutang, l’art de l’absolu et du paradoxe", en La Croix, 30 de junio 1998
Patrick Kechichian, "Pierre Boutang, un intellectuel engagé. De Maurras à Mitterrand", dans Le Monde, 30 de junio 1998
Gérard Leclerc : "Pierre Boutang et l'Eglise", La France Catholique, 17 de enero 2003
Joseph Macé-Scaron, "La mort de Pierre Boutang: un métaphysicien intransigeant", dans Le Figaro, 29 de junio 1998
Pierre Marcabru, "Pierre Boutang : un gentilhomme d’un autre temps", dans Le Figaro, 16 de diciembre 1999
Revista Éléments de París, hay un dossier sobre Boutang pero no recordamos la fecha.

(*) filósofo, mejor arkegueta, eterno comenzante
alberto.buela@gmail.com - www.disenso.org
Association des amis de Pierre Boutang 47, rue du Rochechouart 75009 Paris.