Rosas

Rosas

lunes, 31 de octubre de 2022

El legendario Caballo Bayo de Don Juan Manuel....

Por Guillermo Terrera (H) 

Tal como ya se lo he contado a mi querido amigo Ricardo, este retrato del Ilustre Restaurador de las Leyes (que herede de mi padre y que el lo reprodujo en su libro "Rozas y su Obra"), esta colgado en una pared de mi despacho del estudio jurídico en General Belgrano.- Esta de forma tal, que todos quienes entran, se enfrentan con él; esta en la páred contraria, encima de una estufa de leña que calienta el ambiente.- Hace unos años, me toco defender a un grande y estimado amigo Don Federico Emilio Terrero, obviamente, descenciente del Don Juan Manuel (he sido abogado de varios de ellos, tales como Jorge Luis, tio de Federico y dueño del casco de la estancia "Poronguitos", ubicada sobre la ruta 41 entre General Belgrano y Pila, campo que les viene a los Terrero, de Don Clauduo Stegmann; tambien he defendido a Máximo hijo de Jorge Luis y alguno mas), pero este proceso, fue muy especial, porque fue un conflicto familiar que enfrentó a Federico con su hermana, resultó que el abogado de la otra parte, era el Dr Alejandro Meliton Ferrari, gran abogado y mejor persona con quien luego de ese enfrentamiento profesional, hicimos gran amistad.- El Dr Ferrari, descendiente de un unitario como Del Carril y él mismo unitario acérrimo, que en el aniversario de la muerte de Castelli, viajaba a Dolores, invitado por "Los Libres del Sur" y daba encendidos discursos en la plaza que lleva el nombre de aquel traidor, justo al pie de la piramide, que recuerda el sitio donde estuvo expuesta su cabeza.-

 Un día, le tocó ir con su clienta a mi estudio; asi fue, que al ingresar a mi despacho, se vio de enfrentado (por eso lo puse ahi, para que todos supiesen donde estaban) al cuadro de Rosas el Grande, mirándolo con esos ojos azules penetrantes e imperativos; asi fue, que el Dr Ferrari, se plantó y medio como que reculo jaja el efecto buscado¡¡¡¡.- En ese momento, no me dijo nada pero a partir de entonces sostuvimos largas tenidas sobre el tema.  En mi anterior largo comentario, hice mención a Don Claudio Stegmann, quien fue propietario de "Los Poronguitos", ese campo se lo habia comprado a Don Pedro Burgos (muy conocido en la zona de Pila) hacia la decada del 40 del siglo 19.- Pero lo que quiero recordar aca, es una anecdota que muchos sabran y es la del caballo Bayo que Don Claudio, le regaló al Restaurador, como reconocimiento al permiso que este le otorgara, para abrir una Pulperia en Pila.- Dice Rosas, que era un extraordinario animal (el mejor que tuvo en su vida) venido del Entre Ríos.- Rosas lo llevó a la campaña al desierto del 33 y fue una noche, que el bayo, fue muerto por un tigre (yaguareté).- La historia concluye, con que al día siguiente el propio Juan Manuel, dio muerte al tigre.-


Banderas de Vuelta de Obligado - Relato de GLORIA ETERNA

 Extraido de la página del Museo Histórico Nacional Dirigido por Gabriel Di Meglio (de lo mejor del Halperindonghuismo y del romerismo)

"De lanilla azul y blanca. Lleva tres franjas en sentido horizontal. En la franja superior dos gorros frigios, de color rojo, uno a la derecha y otro a la izquierda. En la franja central sobre fondo blanco, un círculo color rojo que lleva en el centro una cara circundada por ocho haces de rayos. La franja inferior es exactamente igual a la superior”.

“Otro hecho interesante que nos ha sugerido aquella información es la existencia en el Museo Histórico Nacional de una bandera argentina de la época de la Confederación, recogida por la escuadra anglofrancesa al pie de las baterías de obligado en el año 1845 y devuelta muchos años más tarde en forma privada por uno de los oficiales de la marina británica que intervino en aquel combate. (…) El almirante Sullivan intervino en el combate de Obligado en calidad de capitán y refería que en aquél homérico encuentro todos sus compañeros de armas, quedaron admirados de la bravura demostrada por el jefe de una batería argentina, emplazada en la costa y batida cruelmente por el fuego cruzado de los formidables cañones de todos los barcos ingleses y franceses. Era, según se supo después, el coronel Ramón Rodríguez, con el Regimiento de Patricios de Buenos Aires. Forzado en paso y posesionados los anglo franceses de la batería, batallaron entre los cadáveres ensangrentados de los defensores, una bandera de la Confederación, semejante a nuestra enseña nacional actual pero con emblemas rojos dentro de las franjas. El capitán Sullivan la llevó consigo y pasando los años, siendo ya almirante, enteróse un día de que una dama argentina había devuelto a un regimiento inglés una bandera conquistada en la invasión de 1807". (¿quien será la dama argentina? me pregunto yo. Julio R. Otaño...¿Mariquita Sánchez la afrancesada? ¿la perichona?)
“Deseoso de seguir ese ejemplo- escribió entonces el almirante Sullivan- quiero restituir al coronel Rodríguez si vive, o sino al Regimiento de Patricios de Buenos Aires si aún existe, la bandera bajo la cual y en la noble defensa de la patria cayeron tantos de los que en aquella época lo componían.  Si el coronel Rodríguez ha muerto y si el Regimiento no existe ya, yo pediría a cualquiera de los miembros sobrevivientes de su familia que la acepten en recuerdo suyo y de la muy brava conducta de él, de sus oficiales y de sus soldados en Obligado”.
Esta es la historia de la bandera argentina que un día pudo ser trofeo de guerra de una poderosa nación, y que hoy es todo un símbolo de heroísmo que se contempla con verdadera emoción en el sagrado recinto del Museo Histórico”.
FUENTE: La Razón, 18 de agosto de 1928.
Esta bandera es de lanilla, de 2m 90 por 4m 50 , tiene en el centro de la banda blanca un sol rojo, pero carece de gorros; asimismo no tiene leyendas federales.
“De acuerdo con los escritos de Martiniano Leguizamón y de Evaristo Ramírez Juárez, las cinco banderas que se encontraban en la capilla St. Louis, detrás de la tumba de Napoleón, en el Hotel de los Inválidos de París (en la actualidad Museo del Ejército), no constituyen trofeos militares de los franceses, quienes las tomaron en la batalla de Obligado, el 20 de noviembre de 1845.
La fundamentación de esto se debe a que las mismas son consideradas por Argentina como banderas mercantes, ya que son parte de las que se encontraban en los barcos con los cuales se mantenía la cadena a todo lo ancho del río Paraná, para impedir el paso de la escuadra anglo francesa. Por otra parte así lo estableció el parte de batalla de los vencedores que ratificaron el hecho, al decir que dichas banderas estaban “...varios pabellones argentinos tomados sobre las baterías y en los navíos que formaban la estacada”, es decir, los barcos unidos por las grandes cadenas que se utilizaron en ese evento.
Otro detalle de estas banderas mercantes es que no tenían las leyendas federales y algunas de ellas tampoco los cuatro gorros frigios en los cuatro ángulos de las enseñas. No eran por lo tanto las reglamentarias del ejército o de la armada de Rosas. De esas cinco banderas, exhibidas y muy mal conservadas durante muchos años, una fue devuelta en marzo de 1997 y está depositada en el Museo Histórico Nacional, y dos aparentemente fueron perdidas durante la ocupación de París durante la segunda guerra mundial y fueron dadas de baja en el inventario del Museo francés.
Actualmente existe una bandera argentina sin sol ni gorros frigios en los ángulos ni leyendas, colgada de la nave central de la capilla de St. Louis”.
FUENTE: PEÑA, Juan Manuel y ALONSO, José Luis; “Las Banderas de los Argentinos. Doscientos años de historia”, Aluar-Fate, Bs As, 2009, p 138.

“En la última etapa de su visita oficial al Cono Sur, el presidente Jacques Chirac entregó al presidente Carlos Menem una de las cinco banderas argentinas depositadas, desde 1846, en un santuario de la identidad nacional francesa: el Hotel des Invalides. El peso simbólico de esas banderas tomadas por el capitán de navío Francois Thomas Trébouart, el 20 de noviembre de 1845, recorrió la memoria colectiva argentina a lo largo de varias generaciones: interesó, ocupó, preocupó y llegó a veces a obsesionar, no sólo a historiadores y ensayistas, sino a diplomáticos, diputados, ministros, embajadores, militantes políticos y hoy incluso a dos presidentes electos democráticamente. El imponente emblema que ayer regresó al país es de color azul intenso, mide 2,90 X 4,50 metros, posee un sol rojo punzó en la banda blanca central, y acaba de ser restaurado, gracias a las técnicas más modernas y exquisitas de preservación de reliquias, por el personal especializado del Atelier de Restauration Textille du Musée des Invalides”.





"La divisa punzó"

Por Pacho O'Donnell
María Kodama pone en perspectiva a Rosas con un valioso aporte a la verdad histórica  Coescrito con Claudia Farias, el libro “La divisa punzó” reúne semblanzas, personajes, circunstancias y opiniones sobre la figura, siempre controvertida, del caudillo federal

Cuando recibí la invitación para la presentación de un libro de María Kodama en el CCK auspiciada por el Ministerio de Cultura cuyo título es La divisa punzó no pude menos que recordar el poema “Rosas” de Borges:
“(…) La imagen del tirano
abarrotó el instante,
no clara como un mármol en la tarde,
sino grande y umbría
como la sombra de una montaña remota
y conjeturas y memorias
sucedieron a la mención eventual
como un eco insondable.
Famosamente infame
su nombre fue desolación en las casas,
idolátrico amor en el gauchaje
y horror del tajo en la garganta (…)”
Dominado por el prejuicio, deduje que sería una detracción más, seguramente inteligente, contra el Restaurador. Grande fue mi alegre sorpresa al leerlo y comprobar que se trata de un libro de jerarquía histórica que rescata personajes, comentarios, circunstancias, opiniones de una gran objetividad y calidad literaria, que tratándose de alguien con quien nuestra historia oficial liberal se ensañó hasta la obscenidad, es un valioso aporte para la verdad histórica. Además, rescata al Restaurador del escarnio vengativo por haber mantenido a la oligarquía porteñista fuera del poder durante veinte años y lo propone como objeto de debate inteligente y desprejuiciado. “Estas páginas son el resultado de los interrogantes surgidos en ese largo viaje hacia Rosas y sus circunstancias como del deseo de compartir con otros nuestra larga conversación y de ayudar a matizar en lo posible las posiciones extremas y los desencuentros que surgen, de modo indefectible, cuando dialogamos sobre el pasado colectivo”. Y ese objetivo de la Kodama, en coautoría con Claudia Farías, se cumple.  El libro comienza con el recorrido de tres autores que tempranamente se ocuparon de Rosas y su tiempo. Comenzando por Antonio Saldías, amigo de Mitre e integrante por cuna de la oligarquía que regía los destinos argentinos que se vio sorprendida e indignada cuando el resultado de sus honestas investigaciones fue una publicación que cumplió con su enunciación del prólogo “No se sirve a la libertad manteniendo los odios del pasado”. El prolijo recorrido que las autoras hacen de las páginas de la “Historia de la Confederación Argentina” nos permite adentrarnos en los hitos fundamentales de la vida y obra de Rosas y de las circunstancias sociales, económicas y políticas, nacionales e internacionales, que les dieron sustento y razón: la alianza con López, la guerra contra Lavalle, la Campaña del Desierto, el Pacto federal, la guerra contra Bolivia, el bloqueo francés, la épica Vuelta de Obligado, el permanente conflicto con la Banda Oriental, Camila O´Gorman, la anunciada derrota de Caseros,Southampton, testamento.  Luego vendrá la exposición y el análisis de la obra de Ernesto Quesada, “La época de Rosas”, quien tuvo el privilegio de participar de una larga entrevista de su padre con el Restaurador que recogió en su libro. A continuación “Vindicación y memorias de don Antonino Reyes”, de Manuel Bilbao, sobre quien fuera edecán y mano derecha de don Juan Manuel durante muchos años. El contacto con su entrevistado hace que el autor corrija la versión sostenida en una primera publicación que recogía todos los infundios echados a correr sobre el Restaurador y que merecería su indignación al leerlo. Cuatro años después su compromiso con la verdad que le devela Reyes lo mueve a otra publicación que corrige la primera.  Las páginas de La divisa punzó recogen la riquísima correspondencia entre San Martín y Rosas, ambos patriotas y hombres de orden, que culminó con la cesión testamentaria del sable libertador, reconocimiento poderoso que nunca pudo ser absorbido por el unitarismo liberal y por su versión consagrada de nuestra historia. Las autoras en su capítulo “Rosas y el mundo” enlistan y presentan extranjeros que tuvieron participación en su vida, entre ellos Woodbine Parish, Charles Darwin, Henry Mandeville, Henry Southern y otros. Capítulo aparte para Mary Tyler Mann, esposa del célebre educador Thomas Mann y prologuista del Facundo.


Es muy interesante, quizás por ser menos conocido, el capítulo que lleva el título de “Words, words, words” y que nos presenta al Rosas escritor. Una vocación postergada y que hasta entonces sólo se había manifestado en las largas cartas que solía escribir con bella caligrafía. Un ejemplo está en este mismo libro en la carta a Facundo Quiroga desde la hacienda de los Figueroa.  La referencia literaria a cargo de las autoras, ambas escritoras, comienza con “la libreta” manuscrita donde a lo largo de años Rosas anotaba fragmentos de libros que le llamaban la atención y composiciones de su autoría. En su precipitada huida luego de Caseros no atinó a recogerla y esperó con ansiedad que su amigo Terrero se la hiciese llegar a su destierro en Southampton. Consta de 458 entradas ordenadas y numeradas por mi querido y admirado historiador revisionista Fermín Chávez.
Las anotaciones del Restaurador no siguen un orden temático y parecen escritas impulsivamente, muchas veces con carácter ejemplarizador o moralizante que hoy consideraríamos algo ingenuo:
Un alma insensible es como un piano sin cuerdas, del cual en vano se procuraría sonido 
Una mujer discreta al lado de un necio es uno de los seres que me inspira más comprensión (10)
También da cuenta de opiniones sobre la vida y los seres humanos, como frutos de su experiencia:
Sería demasiado castigar a una mujer, hacerla amar a un sabio y casarla con un tonto (12)
Generalmente los hombres que atavían mucho, tienen un aire embustero. La verdad es sencilla y modesta (14)
Era de carácter que unía a grandes talentos, todos los vicios de un ambicioso (32)
En ocasiones echa mano a la poesía:
Si pretendes acabar
la obra que te has propuesto,
has de comenzar a obrar:
que lo difícil en esto
se ha vencido al comenzar (424)
¡Oh! ¡Cómo todos se jactan,
de ser agradecidos!
¡Y qué pocos en efecto
se acuerdan del beneficio!
Cuando esperan un favor
los más se muestran rendidos;
pero apenas lo reciben
Los más lo echan al olvido (423)
Juan Manuel de Rosas
Algunas observaciones, señalan las autoras, parecen ser autorreferenciales o alusivas a personas próximas:
Aunque debo lisonjearme de tener tan nobles progenitores, nunca he desconocido que la verdadera nobleza empieza donde empieza el verdadero mérito (39)
Fueron la escoria de la nación. Sus depravadas costumbres, unidas a un coraje determinado y un orgullo mezclado de bajeza, los hacía capaces de hazañas grandes, y de grandes maldades (40)
En algún caso, aunque la libreta no consigna ningún nombre propio, puede adivinarse la referencia: el fusilamiento de Dorrego, que tanto lo afectó, haciendo que su primer acto de gobierno fuera un gran homenaje al mártir de Navarro.
En uno de esos momentos de enajenación, en que el hombre no es dueño de sí mismo, mandó que fuese fusilado sin otra forma legal, que su cruel voluntad, su ambición y su envidia (42)
No ahorra su experiencia en el Gobierno:
El menosprecio de la opinión pública, es vicio en un particular, y crimen en un gobernante (6)
Pero qué puede la justicia lejos del trono? (30)
Son a veces más poderosos los resortes de la política que los de la fuerza acreditada (46)
La prudente cautela es una de las armas de un diestro general (52)
No está ausente algo parecido al humor:

El hombre a los diez años es conducido por cualquier bagatela; a los veinte por una amante; a los treinta por los placeres; a los cuarenta por la ambición; desde los cincuenta en adelante, por la avaricia, pero rara vez por la razón y la sabiduría (7)

El segundo texto que Kodama y Farías rescatan del Rosas literato es un cuento, Desespera y muere, frase cuyo origen Rosas no aclara aunque lo hacen las autoras: es de Ricardo III, de Shakespeare. Es un relato romántico en inglés que trata sobre el amor desdichado entre María y Andrés escrito por Rosas durante su exilio y en edad bastante avanzada.

“En 1858, en las cercanías de Fontainebleau entraron en una casa de huéspedes una señora y un caballero, que se proponían pasar en el campo una temporada.

En los primeros tiempos salían juntos todas las mañanas, y no volvían hasta la hora de comer.

La noche la pasaban leyendo en su cuarto.

Esa fue su vida durante el estío.

Cuando llegó el tiempo de la caza, el joven salía temprano y volvía tarde.

Ella nunca salía esos días. Parecía muy triste. Andrés hizo conocimiento en la caza con algunos; después al poco tiempo llevó a varios a la casa, comieron juntos y se divirtieron, bebiendo y hablando muchas horas de la noche. Por la mañana, Andrés se fue con ellos y pasó algunos días sin volver.

Luego estas ausencias se repitieron a menudo. María pasaba esos días cerca de la ventana o de la lumbrera, trabajando o leyendo, cuando no lloraba. A fines del invierno Andrés se marchó, dejando pago el gasto que podía hacer la joven durante su ausencia, que anunció debía ser bastante larga.

Transcurrieron dos meses después de su salida, y María ninguna carta recibió. La joven estaba tan triste, que luego se enfermó”.

La historia, “una sentencia tristísima” según su autor, se resuelve trágicamente como era habitual en el romanticismo de entonces, en una segunda parte escrita en primera persona:

“12 de octubre. Amigo mío: me has amado mucho, y todavía te lo agradezco. Unos meses de tal felicidad valen más que una vida larga, atravesada siempre por sinsabores, sean cuales fueren la posición y la fortuna. Adiós para siempre, Andrés; tengo que cerrar estas páginas antes de que la fría mano de la muerte arranque la pluma de mis manos.

¡Adiós!
María Kodama y Claudia Farías G. en la presentación de "La divisa punzó" (Lihuel Althabe)
Nada puede añadirse. La historia es cierta: los que visiten el bosque de Fontainebleau podrán ver en la gruta los nombres de Andrés y María y debajo la inscripción “Desespera y muere”.
Por fin, la tercera de las obras literarias analizadas por las autoras es el “Diccionario pampa”, redactado por Rosas para una mejor comunicación con los pueblos originarios, demostración de su sensibilidad social. Que se puso también de manifiesto en su conquista del desierto basada en los acuerdos y negociaciones con los indígenas y no con su exterminio, como sucedería más tarde. Cabe agregar la campaña antivariólica que promovió con su ejemplo entre los pampas, tehuelches y ranqueles que los rescató de una peste que provocó muchas muertes, campaña que mereció el premio de la “Sociedad Jenneriana”, fundada por el inventor de la vacuna contra la viruela, Edward Jenner. El diccionario, de considerable extensión, como lo revelan las autoras del libro que comento, consta de varias partes. Por él nos enteramos que ALI-Co quiere decir agua, y RUMEN-CO, agua que pasa, que PICHi significa pequeño, CUYEN, luna, PUQUEN, invierno. Registra también el nombre de numerosos caciques, como ANGUE-PANGI, cara de león o vivir, MOGENo GURRU-NAMON zorro y piedra, recogiendo características de cada uno. Asimismo el diccionario se ocupa de palabras usuales como ¿QUÉ? Chem, vivir MOGEM, EPU dos PATACA cien. Es interesante que CHE quiere decir indio, gente.

Don Juan Manuel le dio gran importancia a su diccionario y lo pulió y lo amplió hasta el fin de sus días. Tanto fue así que en la cláusula 24ª. de su testamento declara: " El Diccionario y gramática Pampa manuscritos, los dejo a Manuelita, por su muerte, a Máximo, su esposo, y por muerte de este, a sus hijos, por escala de mayor edad”.

No termina aquí La divisa punzó, pero la extensión de este comentario me obliga a concluirlo.

Mi opinión del libro de Kodama y Farías es muy favorable, y cumple con el propósito de corregir lo que denuncia uno de sus acápites, cita de Carlos Pereyra: ”A Rosas no se le ha historiado, se lo ha novelado. Y se lo ha novelado en folletín” . Al folletín las autoras de La divisa punzó oponen la verdad histórica convertida en bella literatura.

martes, 25 de octubre de 2022

El Señor de la Pampa....

 Por Diego Ezequiel Pogonza

Es el 4 fe noviembre de 1831, un frío ajeno al clima acecha por los campos....
Entra en escena El Restaurador..




domingo, 23 de octubre de 2022

Buque Museo Fragata ARA "Presidente Sarmiento"

Por el Prof. Julio R. Otaño

En el período noviembre 1888 - junio 1889, la Corbeta "La Argentina" cumplió el cuarto viaje de aplicación de los cadetes de la Escuela Naval Militar. Comandaba esa nave el Capitán de Navío Martín Rivadavia, quien comprobó que "La Argentina" presentaba defectos que hacían necesario su reemplazo por otro buque que estuviera provisto de los más modernos elementos de la náutica y lo hiciera idóneo para cumplir adecuadamente la función de buque-escuela.  Fue así que, en 1893, el Capitán Rivadavia elevó al Jefe del Estado Mayor General de Marina, Contraalmirante D. Daniel de Solier, un proyecto para construir un buque-escuela para la Armada Argentina.  Los fundamentos de Rivadavia lograron que las autoridades políticas los consideraran, concretándose el proyecto que derivó luego con la firma del respectivo contrato de construcción de la nave.   El 13 de septiembre de 1895, mediante decreto, el capitán de Navío Manuel Domecq García fue designado comandante-inspector del buque-escuela a construirse, para lo cual le fueron entregados los antecedentes y planos de la futura nave.   Domecq García efectuó un exhaustivo análisis de todo ello y produjo un extenso informe al Estado Mayor General de Marina, en el cual formulaba observaciones y solicitaba autorización para efectuar modificaciones al proyecto original, hecho que mereció la aprobación de la superioridad. Arribado a Gran Bretaña, el capitán Domecq García estableció contacto con los directores del Astillero Laird Brothers, en Birkenhead. Tras múltiples estudios, consultas y discusiones, se llegó a un acuerdo definitivo, que concluyó con la firma del contrato respectivo.  Las pruebas de mar tuvieron lugar el 19 de mayo de 1898 y cinco días después se probaba el armamento. El 30 de junio de 1898 se enarboló el pabellón nacional en la Fragata "Presidente Sarmiento".    A cargo del teniente Thorne, la "Sarmiento" zarpó de Liverpool el 14 de julio de 1898, con escalas en Vigo y en Génova. Navegando sólo a vela, arribó a la rada exterior del puerto de Buenos Aires el 10 de septiembre de ese año.   Prestó servicios como buque-escuela entre 1899 y 1939, realizando 37 viajes de instrucción por todo el mundo, circunnavegando el mismo en varias oportunidades y siendo siempre embajadora de paz de la Nación Argentina, aún en tiempos de guerra internacionales. En sus escalas fue visitada por personalidades de la época, hoy figuras históricas como el Kaiser Guillermo II de Alemania o el Zar Nicolás II de Rusia y formó parte de las revistas navales de las coronaciones de Eduardo VII de Inglaterra y Alfonso XIII de España. Participó además de la apertura del Canal de Panamá y la inauguración de la estatua de San Martín en Boulogne-Sur-Mer y la del General Belgrano en Génova.  Intervino en las maniobras y en la Gran Revista Naval del Centenario de la Revolución de Mayo, donde embarcaron en ella la infanta Isabel de Borbón y el Presidente de la República; en las Revistas Navales de Mar del Plata de los años 1902 y 1939.  El día 18 de abril de 1938 la gloriosa nave zarpaba del puerto de Buenos Aires para cumplir el último de los viajes de aplicación (Nº 37), que finalizaría en noviembre de ese año.  A partir del año 1939 dejó de realizar viajes internacionales pero permaneció formando parte de la División de Instrucción de la Escuela Naval Militar, donde sus cadetes realizaban embarcos quincenales para cortos viajes de instrucción por mar. A partir de la década del 50 sus viajes se limitaron a navegaciones por el Río de la Plata, Paraná y Uruguay. En el año 1956 participó como buque presidencial en la Revista Naval de Mar del Plata, tras lo cual realizó un viaje de confraternidad al Uruguay, fondeando en Montevideo. En esos años fue buque Insignia de la Fuerza Naval de Instrucción.  Su último destino en actividad fue el de buque-escuela, para el adiestramiento del personal subalterno de la Escuela de Marinería y curso profesional de Cabos de Mar.   El año 1961 es el último como unidad naval pues a fines de diciembre pasó a convertirse en Buque Museo de la Amada Argentina y se estudió su conservación y ubicación definitiva para su custodia.  El 18 de junio de 1962 el PEN dictó el Decreto Nº 5589, que declaraba a la Fragata ARA "Presidente Sarmiento" como Monumento Histórico Nacional. Fue inaugurada como Buque Museo el 22 de mayo de 1964.

Principales características
Eslora: 85,5 mts.
Manga: 13,32 mts.
Puntal: 7,55 mts.
Calado medio: 18 pies.
Desplazamiento con combustible completo: 2.733 tons.
Velocidad: 13 nudos, económica 6 nudos.
Tripulación: 31 oficiales, unos 40 cadetes y 275 tripulantes.






























sábado, 22 de octubre de 2022

Primeras ediciones del Martín Fierro (a 150 años de ellas)

por el Prof. Jbismarck
El 12 de enero de 1873 un aviso publicitario en el diario porteño La Pampa informaba que "se comenzó a repartir un folleto titulado El gaucho Martín Fierro escrito en verso en estilo gauchesco por José Hernández, ex redactor del diario El Río de la Plata y ex ministro de Gobierno de Corrientes". Otros avisos similares le siguieron, en La Nación el 17 de enero, en La Prensa el día 18. Era la primera parte del poema, escrita por Hernández entre marzo y octubre de 1872 en una pieza de hotel en Buenos Aires. La segunda parte, La vuelta de Martín Fierro, aparecerá en 1879, el mismo año en que Eduardo Gutiérrez publica el folletín Juan Moreira. Ambas partes del poema de Hernández se unirán recién en 1910 en forma de libro, como lo conocemos ahora, hasta ser un clásico.  "No hay forma de saber cuántos millones de ejemplares se han vendido en el mundo. Pero fue traducido a 49 idiomas y existen al menos 1.300 ediciones diferentes", admite el editor Francisco Montesanto. La Cámara del Libro asegura que desde 1982, cuando se iniciaron los registros, hubo 91 ediciones con 2.700.000 ejemplares. En la Feria del Libro, creada en 1975, es siempre el texto más consultado.
Pero todo empezó con aquel folleto de 78 páginas y tapas azules, que se vendía a 10 pesos y se agotó en dos meses. Impreso en papel de diario, lo acompañaba otro escrito de Hernández, "Memoria sobre el camino trasandino", donde se hablaba de un ferrocarril que uniría a Chile y la Argentina, símbolo de los cambios del país. Entre los años 1873 y 1883, cuando Hernández lanzó su 12° edición del poema —la última que corrigió en vida— se vendieron 58.000 ejemplares. Era todo un éxito. En 1878 el editor José Puig y Clavera, dueño de la librería porteña "La Nueva Maravilla", le confiesa a Hernández que en los tres últimos años ha vendido 8.000 ejemplares, "un hecho nuevo y sin precedentes en el comercio de libros de esta ciudad".  En 1881 el ex presidente Nicolás Avellaneda escribe: "uno de mis clientes, almacenero por mayor, me mostraba ayer en sus libros los encargos de los pulperos de la campaña, 12 gruesas de fósforos, una barrica de cerveza, 12 Vueltas de Martín Fierro y 100 cajas de sardinas".
Año 1873, el sueldo de un peón rural rondaba los 150 pesos y muy pocos sabían leer. ¿Cómo fue entonces que el "Martín Fierro" tuvo tanto éxito? "En las pulperías siempre había una copia del folleto y un lector, quien lo cantaba a los demás. Pronto se impuso la figura del recitador y cantante profesional, un payador que declamaba el poema acompañándose con su guitarra". En 1889 el poeta uruguayo Elías Regules adapta al teatro el Martín Fierro para el circo criollo de los hermanos Podestá —italianos llegados de Génova— que se estrena en La Plata y atrae al mismo público popular del Juan Moreira. En 1894, Miguel de Unamuno considera que el poema "es lo más fresco y más hondamente poético que conozco de América".
Críticos y escritores lo hicieron clásico, no sin resistencias y malentendidos. En 1913 Leopoldo Lugones dio seis conferencias en el teatro Odeón, donde vinculó al Martín Fierro con la epopeya griega clásica. Entre el público estaban el presidente Roque Sáenz Peña y el ya anciano Julio Roca. "El precio de esa legitimación cultural fue muy caro, Lugones forzó las cosas intentando crear un mito de identidad nacional a costa de la destrucción del poema y de su contexto histórico".  
También era un planteo contra la inmigración: la "barbarie" había cambiado de signo, ya no estaba en el campo sino en las ciudades, en "la plebe ultramarina" de la que habla Lugones. Esto será rechazado por Calixto Oyuela y Jorge Luis Borges. "Es un libro muy bien escrito y muy mal leído", dirá Borges, el primero en señalar que la literatura gauchesca fue producida no por payadores sino por escritores de ciudad, que usaron los tonos de voz del gaucho. Desde la vanguardia literaria de 1920, con la revista Martín Fierro impulsada por Borges, el poema será releído de muchas maneras. Borges le dedica sus cuentos "El fin" y "Biografía de Tadeo Cruz". Para algunos, el ciclo gauchesco se cerraría con Don Segundo Sombra (1926), la novela de Ricardo Güiraldes. Desde 1919, cuando Ricardo Rojas incluye al Martín Fierro en su Biblioteca Argentina, se inicia la serie de ediciones eruditas y artísticas, que tendrá otros hitos: la filólogica de Eleuterio Tiscornia (1925), la ilustrada por Adolfo Bellocq (1930), las de Carlos Leumann (1945) y Ezequiel Martínez Estrada (1948), la de EUDEBA (1962) ilustrada por Juan Carlos Castagnino. La comprensión moderna de la obra nace con Muerte y transfiguración de Martín Fierro de Martínez Estrada, sigue con los críticos Angel Rama, Adolfo Prieto, Noé Jitrik y Josefina Ludmer, también con los historiadores Horacio Zorraquín Becú y José María Rosa quien vio en El Gaucho Martín Fierro una interpretación de la historia argentina.
El libro ha sido editado en cientos de ediciones y traducido a más de 70 idiomas, entre ellos al esperanto y al quichua o quechua.
El gaucho Martín Fierro sería oriundo de la localidad de Tres Arroyos, en la provincia de Buenos Aires. Otros argumentan que hay documentación de que habría vivido en el Pago de Monsalvo, en las zonas aledañas a la actual ciudad de Maipú. Se ha investigado, que Hernández era muy amigo de Zoilo Miguenz, fundador del partido de Ayacucho, ahí encuentra una denuncia contra un tal Meliton Fierro, que es su alter ego en el libro. De hecho, la única referencia geográfica que se cita en el libro es Ayacucho. Los numerosos análisis del Martín Fierro han destacado tanto las diferencias psicológicas del personaje como los cambios del propio José Hernández, en los siete años que median entre la publicación de "la ida" y "la vuelta" de Martín Fierro.
La mayoría de los críticos literarios y gran parte de los historiadores, sin embargo, suponen al personaje del poema como un sujeto ideal y paradigmático de los gauchos hasta los años 1870, teniéndose en cuenta que el gaucho Don Segundo Sombra existió realmente más allá de su literaturización.
Peculiaridades lingüísticas De la lectura de los prólogos que acompañaron a la obra se extrae la clara conclusión de que el autor pretendió reflejar el lenguaje de los gauchos. Esto derivó en un intenso estudio de la lengua de la obra por parte de la crítica en busca de emparentarla con el habla gauchesca.
Al margen de esta inestabilidad algunos de los rasgos característicos del poema son:
Reducción vocálica: pacencia por paciencia.
Reducción de los grupos consonánticos: vitima por víctima.
En la terminación -ado se pierde la d (certificao por certificado).
Ante el diptongo ue f pasa a j: juego por fuego.
d pasa a l (alquirir en lugar de adquirir).
Frecuente aspiración de h; juir por huir.
g en el grupo h+ue: güella.
Igualmente está generalizado el uso del voseo y de indigenismos como pingo, china, choclo, bagual (caballo) o tape (hombre rústico).

Buque Museo Corbeta ARA "Uruguay"

Por el Prof. Julio R. Otaño

Este buque a flote de mayor antigüedad de la Armada Argentina fue incorporado oficialmente en septiembre de 1874. Último exponente de la legendaria Escuadra de Sarmiento, la Corbeta "Uruguay" intervino en revoluciones, rescates y expediciones, y fue incluso sede flotante de la Escuela Naval.  Desde 1967 es Monumento Histórico Nacional y como tal se exhibe en Puerto Madero, en la ciudad de Buenos Aires.  
Construcción de la Corbeta "Uruguay"
Fue construida en los astilleros Cammell Laird Brothers, de Birkenhead (Inglaterra), a un costo de 32.000 libras, según un contrato firmado para dos unidades gemelas (Uruguay y Paraná), con fondos de la ley de armamentos de 1872. Fue botada el 6 de marzo de 1874.
Finalizada su construcción y alistamiento el 2 de mayo de 1874, al mando del capitán inglés Jaime A. Powlett y una tripulación de 27 hombres, inició su viaje al país en convoy con la Paraná, arribando ambas a Montevideo el 5 de julio del mismo año. En este puerto eran esperados por sus comandantes argentinos, los que recibieron los buques simbólicamente el 6 de julio, para luego zarpar y entrar al Riachuelo el día siguiente. Entonces fueron inspeccionados por una Comisión Inspectora que los recibió bajo acta.
Gemela de la Paraná, fueron las primeras llegadas al país de los buques de hierro y vapor adquiridos por el Presidente Sarmiento, desde 1877, fue buque-escuela, recorriendo las costas del sur y reafirmando nuestra soberanía. De ella egresó la primera promoción de la Escuela Naval y, en 1880, dejó de ser buque escuela, sirviendo de transporte y de apoyo de comisiones científicas.
En 1903 tuvo su momento más glorioso, su hazaña de más renombre. A mediados de ese año cundió la inquietud por el destino de la expedición al Polo Sur del explorador sueco Otto Nordenskjöld. El "Antartic" no había regresado. En él estaba también el Alférez de Fragata argentino José María Sobral. El gobierno nacional decidió enviar a la "Uruguay", al mando del teniente de navío Julián Irízar, tras prepararla para la expedición.
El 8 de noviembre, se produjo el feliz encuentro en Snow Hill y tras recoger a los demás tripulantes del destrozado "Antartic", la "Uruguay" emprendió el regreso, sorteando terribles temporales. El recibimiento en Buenos Aires fue apoteótico.
En 1904 volvió a la Antártida en ayuda del sabio Charcot y realizó otras duras campañas. Fue, luego, polvorín flotante y, en 1960, se destinó a buque museo.
Monumento histórico
Considerando que la nave era la más veterana de la Armada a flote, que en 1877 se le dio la jerarquía de buque escuela de los futuros oficiales de marina, que en 1878 formó parte de la Expedición del Comodoro Py que reivindicó la soberanía nacional en la Patagonia, que en 1903 cumplió su hazaña más memorable cuando auxilió a la tripulación del Antartic aislada en los hielos antárticos y que además de toda esta parte heroica de su trayectoria, cumplió funciones científicas en las entonces despobladas costas del Mar Argentino y en la Antártida, el Poder Ejecutivo declaró por decreto del 6 de junio de 1967 a la Corbeta ARA "Uruguay" monumento histórico, responsabilizando a la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos, junto con la Armada de la conservación de la nave y de proyectar su futuro destino y funcionamiento.