Rosas

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sábado, 22 de octubre de 2022

Primeras ediciones del Martín Fierro (a 150 años de ellas)

por el Prof. Jbismarck
El 12 de enero de 1873 un aviso publicitario en el diario porteño La Pampa informaba que "se comenzó a repartir un folleto titulado El gaucho Martín Fierro escrito en verso en estilo gauchesco por José Hernández, ex redactor del diario El Río de la Plata y ex ministro de Gobierno de Corrientes". Otros avisos similares le siguieron, en La Nación el 17 de enero, en La Prensa el día 18. Era la primera parte del poema, escrita por Hernández entre marzo y octubre de 1872 en una pieza de hotel en Buenos Aires. La segunda parte, La vuelta de Martín Fierro, aparecerá en 1879, el mismo año en que Eduardo Gutiérrez publica el folletín Juan Moreira. Ambas partes del poema de Hernández se unirán recién en 1910 en forma de libro, como lo conocemos ahora, hasta ser un clásico.  "No hay forma de saber cuántos millones de ejemplares se han vendido en el mundo. Pero fue traducido a 49 idiomas y existen al menos 1.300 ediciones diferentes", admite el editor Francisco Montesanto. La Cámara del Libro asegura que desde 1982, cuando se iniciaron los registros, hubo 91 ediciones con 2.700.000 ejemplares. En la Feria del Libro, creada en 1975, es siempre el texto más consultado.
Pero todo empezó con aquel folleto de 78 páginas y tapas azules, que se vendía a 10 pesos y se agotó en dos meses. Impreso en papel de diario, lo acompañaba otro escrito de Hernández, "Memoria sobre el camino trasandino", donde se hablaba de un ferrocarril que uniría a Chile y la Argentina, símbolo de los cambios del país. Entre los años 1873 y 1883, cuando Hernández lanzó su 12° edición del poema —la última que corrigió en vida— se vendieron 58.000 ejemplares. Era todo un éxito. En 1878 el editor José Puig y Clavera, dueño de la librería porteña "La Nueva Maravilla", le confiesa a Hernández que en los tres últimos años ha vendido 8.000 ejemplares, "un hecho nuevo y sin precedentes en el comercio de libros de esta ciudad".  En 1881 el ex presidente Nicolás Avellaneda escribe: "uno de mis clientes, almacenero por mayor, me mostraba ayer en sus libros los encargos de los pulperos de la campaña, 12 gruesas de fósforos, una barrica de cerveza, 12 Vueltas de Martín Fierro y 100 cajas de sardinas".
Año 1873, el sueldo de un peón rural rondaba los 150 pesos y muy pocos sabían leer. ¿Cómo fue entonces que el "Martín Fierro" tuvo tanto éxito? "En las pulperías siempre había una copia del folleto y un lector, quien lo cantaba a los demás. Pronto se impuso la figura del recitador y cantante profesional, un payador que declamaba el poema acompañándose con su guitarra". En 1889 el poeta uruguayo Elías Regules adapta al teatro el Martín Fierro para el circo criollo de los hermanos Podestá —italianos llegados de Génova— que se estrena en La Plata y atrae al mismo público popular del Juan Moreira. En 1894, Miguel de Unamuno considera que el poema "es lo más fresco y más hondamente poético que conozco de América".
Críticos y escritores lo hicieron clásico, no sin resistencias y malentendidos. En 1913 Leopoldo Lugones dio seis conferencias en el teatro Odeón, donde vinculó al Martín Fierro con la epopeya griega clásica. Entre el público estaban el presidente Roque Sáenz Peña y el ya anciano Julio Roca. "El precio de esa legitimación cultural fue muy caro, Lugones forzó las cosas intentando crear un mito de identidad nacional a costa de la destrucción del poema y de su contexto histórico".  
También era un planteo contra la inmigración: la "barbarie" había cambiado de signo, ya no estaba en el campo sino en las ciudades, en "la plebe ultramarina" de la que habla Lugones. Esto será rechazado por Calixto Oyuela y Jorge Luis Borges. "Es un libro muy bien escrito y muy mal leído", dirá Borges, el primero en señalar que la literatura gauchesca fue producida no por payadores sino por escritores de ciudad, que usaron los tonos de voz del gaucho. Desde la vanguardia literaria de 1920, con la revista Martín Fierro impulsada por Borges, el poema será releído de muchas maneras. Borges le dedica sus cuentos "El fin" y "Biografía de Tadeo Cruz". Para algunos, el ciclo gauchesco se cerraría con Don Segundo Sombra (1926), la novela de Ricardo Güiraldes. Desde 1919, cuando Ricardo Rojas incluye al Martín Fierro en su Biblioteca Argentina, se inicia la serie de ediciones eruditas y artísticas, que tendrá otros hitos: la filólogica de Eleuterio Tiscornia (1925), la ilustrada por Adolfo Bellocq (1930), las de Carlos Leumann (1945) y Ezequiel Martínez Estrada (1948), la de EUDEBA (1962) ilustrada por Juan Carlos Castagnino. La comprensión moderna de la obra nace con Muerte y transfiguración de Martín Fierro de Martínez Estrada, sigue con los críticos Angel Rama, Adolfo Prieto, Noé Jitrik y Josefina Ludmer, también con los historiadores Horacio Zorraquín Becú y José María Rosa quien vio en El Gaucho Martín Fierro una interpretación de la historia argentina.
El libro ha sido editado en cientos de ediciones y traducido a más de 70 idiomas, entre ellos al esperanto y al quichua o quechua.
El gaucho Martín Fierro sería oriundo de la localidad de Tres Arroyos, en la provincia de Buenos Aires. Otros argumentan que hay documentación de que habría vivido en el Pago de Monsalvo, en las zonas aledañas a la actual ciudad de Maipú. Se ha investigado, que Hernández era muy amigo de Zoilo Miguenz, fundador del partido de Ayacucho, ahí encuentra una denuncia contra un tal Meliton Fierro, que es su alter ego en el libro. De hecho, la única referencia geográfica que se cita en el libro es Ayacucho. Los numerosos análisis del Martín Fierro han destacado tanto las diferencias psicológicas del personaje como los cambios del propio José Hernández, en los siete años que median entre la publicación de "la ida" y "la vuelta" de Martín Fierro.
La mayoría de los críticos literarios y gran parte de los historiadores, sin embargo, suponen al personaje del poema como un sujeto ideal y paradigmático de los gauchos hasta los años 1870, teniéndose en cuenta que el gaucho Don Segundo Sombra existió realmente más allá de su literaturización.
Peculiaridades lingüísticas De la lectura de los prólogos que acompañaron a la obra se extrae la clara conclusión de que el autor pretendió reflejar el lenguaje de los gauchos. Esto derivó en un intenso estudio de la lengua de la obra por parte de la crítica en busca de emparentarla con el habla gauchesca.
Al margen de esta inestabilidad algunos de los rasgos característicos del poema son:
Reducción vocálica: pacencia por paciencia.
Reducción de los grupos consonánticos: vitima por víctima.
En la terminación -ado se pierde la d (certificao por certificado).
Ante el diptongo ue f pasa a j: juego por fuego.
d pasa a l (alquirir en lugar de adquirir).
Frecuente aspiración de h; juir por huir.
g en el grupo h+ue: güella.
Igualmente está generalizado el uso del voseo y de indigenismos como pingo, china, choclo, bagual (caballo) o tape (hombre rústico).

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