Rosas

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jueves, 28 de febrero de 2019

Urquiza y la masonería


Por Federico Ibarguren
 Era necesario asegurarse, además, y sobre todo, el renunciamiento completo del jefe federal máximo, a los designios del Gobierno invisible. Y para esto, Mitre, que ya había ingresado en la masonería tiempo atrás, maniobró con gran tenacidad y sagacidad política. Complicó en el asunto a Dalmacio Vélez Sarsfield, a quien envió a Entre Ríos para que tuviera audiencias personales con el vencedor de Cepeda en el Palacio San José, convenciéndolo —en aras de la paz de la nación— a enrolarse en la misma logia masónica donde a la sazón militaba Mitre.    Sobre este asunto completamente desconocido, hasta hace unos años, por el público, don Antonio Castro (historiador urquicista que fue nada menos que director del Museo Sarmiento) escribió en el número 2 de la revista Historia, a cargo del académico Raúl Molina, un artículo titulado Urquiza y la masonería, en el cual da pruebas fehacientes —basándose en documentos auténticos en poder del autor— del ingreso secreto de don Justo José a la masonería (Logia Confraternidad Argentina) en la sesión porteña del 21 de julio de 1860; es decir: 14 meses antes de su derrota en Pavón a manos de Mitre.  
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 Escribe a este respecto don Antonio Castro: "Después de la batalla de Cepeda, el 23 de octubre de 1859, y de la firma del Pacto de Unión, en San José de Flores, el 11  noviembre de 1859, que puso fin a la larga separación de Buenos Aires, uniéndose la Nación, y antes de la batalla de Pavón, el 17 de setiembre de 1861. donde las fuerzas de la Confederación Argentina, al mando de Urquiza, abandonaron el campo estando triunfante su caballería, en un gesto que aún no ha desentrañado la Historia, pero existiendo la documentación precisa que puede interpretar el doloroso suceso —y manifestamos que la poseemos en nuestro archivo y oportunamente la publicaremos— en el lapso de estos acontecimientos, repetimos, se produce el acto de la incorporación del general Urquiza a la orden masónica de la República Argentina, el 21 de julio de 1860. Antes de proseguir, es necesario relatar los pasos previos llevados a cabo para preparar el ambiente y disuadir a Urquiza de la conveniencia de aceptar su ingreso a la masonería, proyecto iniciado en seguida de la firma del Pacto de Unión. En el escrutinio de las elecciones efectuadas para elegir el segundo presidente constitucional de la República, realizada el 6 de febrero de 186O, resulta electo el doctor Santiago Derqui, presidente, y el general Juan E. Pedernera, vice, que son proclamados el 8 de ese mismo mes y año para el período 1860-66. en medio de general y unánime aprobación y tranquilidad. El 14 de junio llega el doctor Dalmacio Vélez Sarsfield al Palacio San José, residencia del general Urquiza en Entre Ríos, comisionado del. gobernador Mitre ante el presidente Derqui, con el pretexto de invitar a ambos personajes a visitar  Bueños Aires, pero con el exclusivo fin, oculto, secreto, de sondear el pensamiento de Urquiza y fortalecer su ánimo alarmado por las proposiciones que le habían llegado de ingresar a la masonería, ya que su fe católica le impedía tal acción. El astuto e inteligente Vélez Sarsfield debió haberlo convencido, indudablemente, arguyendo que la Iglesia no prohibía [sic] a sus fieles formar parte de esa clase de sociedades secretas, ya que, en ese momento, servían como instituciones de carácter benéfico, o por lo menos así se disfrazaban... y no las había prohibido expresamente la Santa Sede [?]. Sabemos bien de la capacidad intelectual del sabio cordobés, extraordinario dialéctico, que no se paraba en pelillo más o menos para la consecución de sus fines, demostrada en su dilatada actuación pública. Y creemos que convenció a Urquiza. El 8 de julio el presidente Derqui y el organizador Urquiza llegan a Buenos Aires como invitados especiales del gobernador, Mitre, que los agasajó muy cordialmente durante quince días. Uno de los actos más cuidadosamente preparados en honor de sus huéspedes fue el realizado el 21 de julio de ese año de 1860, es decir, el ingreso de Urquiza a la masonería, juntamente con el otorgamiento al grado 33 a Derqui, Mitre, Sarmiento y Gelly y Obes".
En efecto: el 21 de julio do 1860 ingresa Urquiza, como se verá, a la Logia Confraternidad Argentina, convencido por Mitre. Sobre esta tenida masónica, el investigador católico padre Matías E, Suárez, inteligente historiador v archivista que se maneja con documentos de la época, en su esclarecedor libro Sarmiento, ese desconocido, Buenos Aires, Ediciones Theoría, año 1964, nos relata a través de los discursos pronunciados aquel día lo siguiente: "El 21 de julio de 1860 el antiguo Teatro Colón. ubicado en el solar que hoy ocupa la casa matriz del Banco de la Nación Argentina, vestía sus mejores galas para conferir el grado 33: 'a los ilustres Hermanos Santiago Derqui, presidente de la Nación Argentina; al general Bartolomé Mitre, gobernador del Estado de Buenos Aires v a Domingo Faustino Sarmiento, ministro de Gobierno de Buenos Aires; al general Juan A. Gelly y Obes, ministro de Guerra del mismo Estado, y regularizó en el mismo grado al gobernador de Entre Ríos, general en jefe de los ejércitos de mar y tierra, Ilustre Hermano Justo José de Urquiza'.  En la oportunidad, el masón Roque Pérez, como lo recuerda el legista Fabián Onsari, pronunció 'un gran discurso que felizmente se ha conservado íntegro'. Así dijo el citado jerarca; 'Si en épocas no muy lejanas, ellos han representado ideas políticas divergentes; si en el campo de la lucha han chocado sus espadas, la hidalguía de sus corazones y la altura de sus ideas les han hecho concebir que ésas son luchas estériles para los pueblos, de las que la humanidad sólo recoge lágrimas y despojos. Sólo la concordia, la fraternidad y la libertad en él orden han podido producir bienes perpetuos. Y abrazando con fe sus leyes y principios, esos hombres y sus adictos se presentan a nuestros ojos como los Verdaderos Masones, como los obreros de la paz y los re constructores de la sociedad. . ¡Sí, felices vosotros que al fundar la Masonería en este país, dábais a su primera logia el nombre de «Unión del Plata» y a su hija primogénita el de «Confraternidad Argentina». Estos dos nombres simbolizan lo que véis hoy realizado, después de cinco años de lucha desgarradora; y esas dos logias, que desde un principio manifestaban nuestros votos por la Unión Nacional aún existen vivas y florecientes para recibir en su seno, la una al Jefe de la República, la Unión del Plata; la otra, a los dos guerreros que cruzando sus espadas en el campo de batalla, firmada la paz, se daban el abrazo de hermanos y condujeron a la República al estado de felicidad en que hoy se encuentra, estableciendo la verdadera confraternidad argentina. Es que ambos eran «hermanos» al ligar sus esfuerzos para derrocar la espantosa tiranía que oprimía a los argentinos y para alzar en alto el pendón de la ley, de la libertad, del progreso y del orden, en la sociedad que les confiere sus destinos... El acto de hoy —concluye Roque Pérez— tiene pues un alcance y una importancia solemne, que dando realce a nuestra institución, nos obliga a ser fieles cooperadores de la obra colosal de sellar para siempre la revolución de nuestros pueblos y de mantener elevado y puro él pendón de nuestros padres [?], su creencia y su fe. política, al crear una grande y poderosa República unida por el vínculo indisoluble de la Constitución Nacional. Nos impone, antes que todo, el deber de acallar nuestras pasiones, de no desmentir en ninguna ocasión los principios profesados por él verdadero masón de trabajar con constancia para conseguir el imperio de la ley, de ¡a libertad y de la concordia, sin el cual toda sociedad es un caos; todo derecho, una mentira absurda; todo ascenso, un favoritismo repugnante en que se sacrifica la virtud y el mérito a la adulación y a la bajeza".
Bueno, señores, creo que después de lo leído se explica suficientemente el famoso "misterio" que envuelve la derrota de Urquiza en Pavón. Aquí está la causa verdadera —oculta— de por qué Urquiza abandonó el campo de batalla en 1861, en favor de su "Hermano Mitre", refugiándose en Entre Ríos y entregándole en definitiva el poder político de la Argentina al jefe porteño, su enemigo —ya que Mitre era más antiguo en la masonería y probablemente así lo exigió la central de la logia que los recibió a ambos—. Ésa es la razón, por lo demás también, del asesinato posterior de Urquiza por sus parciales que él había traicionado.

La Diplomacia para Sarmiento: "La Victoria no da derechos"


Por Miguel Angel Scenna
El 2 de enero de 1868 falleció el vicepresidente argentino en ejercicio, Marcos Paz, y Mitre debió dejar definitivamente el mando al Marques de Caxias para regresar a Buenos Aires, encargarse del gobierno y encarar la inminente campaña de renovación presidencial. El retiro de Mitre prácticamente marcó el fin de la intervención argentina en la guerra.  El 19 de febrero la escuadra brasileña forzó el paso de Humaitá y bombardeó Asunción. Era el principio del fin para López, que inició un lento repliegue que sólo terminaría con el exterminio de sus fieles y su propia vida.    El 12 de octubre Mitre entregó las insignias del poder a su sucesor, Domingo Faustino Sarmiento. Tiempo después las tropas brasileñas entraron en Asunción, iniciando un prolijo saqueo.  Las fuerzas argentinas se abstuvieron de ocupar la capital, permaneciendo acantonadas a distancia. 
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Fue un hecho honorable en cuanto se mantuvieron apartadas de los tristes espectáculos que allí se vieron, pero al mismo tiempo dejó las manos libes al ocupante para otros fines trascendentes entre ellos los archivos históricos y diplomáticos que sólo serán devueltos debidamente expulgados.   El Barón de Rio Branco quedó dueño de la situación: Lo primero que hizo en Asunción fue juntar unas trescientas firmas de paraguayos debidamente seleccionados, pidiendo a los aliados el establecimiento de un gobierno "libre".  Con eso en mano Rio Branco se presentó a Varela (canciller de Sarmiento), y como éste no era rival para el ducho Paranhos, el 2 de junio de 1869 se firmó el protocolo pertinente que daba el triunfo al Brasil.   Bajo ocupación brasileña y sostenido por las armas imperiales, se estableció en Asunción un triunvirato formado por Cirilo Rivarola, Carlos Loizaga y José Díaz de Bedoya, como gobierno paraguayo.  Ni Loizaga ni Bedoya eran realmente residentes en Asunción. Bedoya vivía en Buenos Aires y al poco tiempo se cansó de jugar al triunviro. Sin despedirse dejó todo y volvió a sus negocios en la capital porteña. Poco después se eclipsó Loizaga, quedando solo Rivarola. El detalle carecía de real importancia, ya que el mandatario verdadero del Paraguay era Rio Branco, único que ordenaba y disponía en Asunción, al punto que en Río de Janeiro lo llamaron con razón Virrey del Paraguay. Ocupaba la cancillería argentina don Mariano Varela, hijo de aquel Florencio que viajara a Europa en nombre del gobierno colorado de Montevideo para pedir la intervención anglo-francesa contra la Argentina, a cambio de la independencia de la Mesopotamia. Don Mariano pertenecía a un compacto batallón de hermanos y parientes visibles y audibles de lejos, era acérrimo enemigo de Mitre y abominaba de la Triple Alianza. Más periodista que político y más político que diplomático, supeditarla toda la conducta externa de la Nación a su concepción partidista interna, con total prescindencia de las consecuencias y de los intereses del país.   En Brasil los gabinetes se sucedían, alternando liberales con conservadores, pero manteniendo siempre la línea política exterior dirigida a un único y exclusivo fin: el engrandecimiento territorial y la hegemonía continental del Imperio. En Argentina cada gobierno que accedía al poder se esmeraba en desautorizar y desvirtuar al antecesor: Urquiza despedazó la línea de Rosas, Mitre prescindió de la de Urquiza; ahora Varela se encargaría de pulverizar la de Mitre. 
De modo que frente a una política coherente y consecuente, como éra la de Río de Janeiro, la Argentina contraponía otra incoherente, balbuceante, imprecisa, de grandes palabras vacías y ningún objetivo concreto. En suma, no había conducta exterior ni frente al Imperio ni ante los demás países del mundo .    El primer paso de Brasil ya estaba dado, al establecer sólo la ocupación de Paraguay y la instalación de un gobierno obediente. Quedaba el segundo movimiento: impedir que Argentina anexara el Chaco boreal como lo fijaba la Alianza. El momento llegó cuando el gobierno de Sarmiento comenzó a librar concesiones para explotación maderera más allá del Pilcomayo. De inmediato el gobierno paraguayo, digitado por Rio Branco, elevó una protesta formal. Asombro en Buenos Aires ¿Qué es lo que estaba pasando? Rio Branco se diluyó moviéndose a favor de Paraguay y el ejército argentino, por si acaso, ocupó Villa Occidental, frente a Asunción, mientras el general Emilio Mitre declaraba que el Chaco boreal era argentino.
En esos precisos momentos, en que era previsible una áspera disputa diplomática con Brasil, al canciller Mariano Várela se le ocurrió lanzar a los vientos su famosa teoría de que "la victoria no da derechos". Era el 27 de diciembre de 1869, a horas apenas del Día de los Santos Inocentes. Entonces el asombro estalló en Río creando una tensión agresiva entre ambas cancillerías.   Varela no era un americanista que le interesara un metro más allá de la provincia de Buenos Aires. Era un porteño localista,  Un liberal en línea rivadaviana que en sus escritos y actitudes nunca se elevó por encima del vuelo de las rencillas lugareñas.
El error fue de Sarmiento, al llevar a la cancillería a un orador de barricada sin la menor experiencia diplomática, hecho a las frases estridentes y altisonantes, al efectismo primario que arrancaba los aplausos de la barra o de la plaza sin más consecuencias que una bala de fogueo. Pero convertir a una cancillería en plataforma de lanzamiento de tan vistosos artificios siempre ha sido peligroso y contraproducente. Frente a los silenciosos, cautos y astutos brasileños, diplomáticos duchos en la puja de medias palabras y penumbra, Varela obró con estrépito de una campaña electoral, poniendo en manos de los rivales un arma preciosa para volver contra la Argentina. El hecho era descalificar a Mitre, afrentar al Brasil y desautorizar a la Triple Alianza, pero todo en un plano de estricto consumo interno, ya que la bendita doctrina no venía acompañada de ningún contexto, fuera político diplomático o militar, para ser apoyada de coherencia. Fue una frase pronunciada con gesto heroico, pero una frase que nos costó muy cara.   Una circunstancia interna agravó sensiblemente la posición argentina, dejándola en posición delicada frente al Brasil. El 11 de abril de 1870 fue asesinado el general Urquiza en San José y asumió el gobierno de la provincia don Ricardo López Jordán. Aquello fue una verdadera bomba en Buenos Aires. ¿Qué se traían bajo el poncho en Entre Ríos? López Jordán era sobradamente conocido como irreductible antiporteño, tanto que podía llamar en su auxilio a los brasileños, sin contar con que se ignoraba hasta qué punto podía estar metido el Imperio en el asunto. Además la postura de don Ricardo podía reverdecer el viejo liderazgo del interior en contra de Buenos Aires al que renunciara Urquiza. De modo que aunque López Jordán fue elegido legalmente y no había motivos para intervenir la provincia, Sarmiento le echó el ejército encima con inusitada violencia Así comenzo y se desarrolló a través de todo 1870 la larga guerra de represión en una provincia fronteriza con el Imperio, que se sumó a las cada vez más deterioradas relaciones con Brasil.   Es posible que los hechos de Entre Ríos influyeran para que el 20 de junio de 1870 Varela completara su ciclo de errores firmando con Rio Branco un acuerdo "desastroso", por el que aceptaba que el problema del Chaco se convirtiera en un problema de límites común, donde Paraguay podría hacer valer sus derechos territoriales. De ese modo se anulaban los beneficios ganados con sangre, se colocaba a la Argentina en una posición incierta frente a Paraguay y Brasil quedaba como triunfador.   En Paraguay intentaban recomponer un gobierno propio. Rivarola convocó en agosto a una Asamblea Constituyente que se tomó en serio su papel. Dictó una constitución liberal químicamente pura, capaz de contentar al más exigente, y se nombró presidente de la República a Facundo Machaín. Todo iba sobre rieles, pero los entusiastas paraguayos se habían olvidado de Brasil. Hasta Rivarola, que entregó el mando y se retiró, creyendo terminada su misión. No opinaba lo mismo Rio Branco. Estaba contento con Rivarola y no le gustaba que le impusieran presidentes, por lo tanto Rivarola depuso por su orden a Machaín y se proclamó presidente "constitucional" como Flores había hecho en Uruguay, también bajo las bendiciones brasileñas: Fue el primero de una larga serie de golpes que vendrían: Rivarola presidente constitucional a fin de año sería cambiado antes de los seis meses por Salvador Jovellanos; Jovellanos al poco tiempo por Juan Bautista Gilí; Gilí asesinado por los amigos de Rivarola; Rivarola muerto por los amigos de Gilí. Y así por mucho tiempo. Pero el 18 de noviembre de 1870 había una constitución respetable que daba a Paraguay la democracia y la libertad." (J. M. Rosa).
En Buenos Aires el golpe de Estado produjo una deplorable impresión. Ya no estaba en la cancillería Varela, que enfrentado al callejón sin salida de su doctrina debió renunciar en agosto de 1870. Lo sucedió Carlos Tejedor, pero no ganamos mucho en el cambio. Tejedor, correcto jurista y lamentable político, se movía en el campo de la diplomacia en medio de una compacta cerrazón que le impedía ver las realidades, atenido férreamente a los grandes principios abstractos.  Fue el continuador de lo que Cárcano ha llamado "poesía política" que tan tremendas consecuencias nos ha acarreado. Y como creía en los grandes principios de Libertad, Democracia y Justicia, se enojó mucho con Rivarola, al que consideró "tirano" y "déspota", un mero subproducto de estos semisalvajes países, sin ver en ningún instante la mano brasileña detrás del asunto. No comprendió que era imposible que Rivarola obrara por cuenta propia, y que el verdadero golpista se llamaba Rio Branco. Un historiador de la talla e ideología de Cárcano ha descripto en estos términos al canciller Tejedor; "Escribe ideas generales, diserta en el vacío sobre la política internacional del Río de la Plata, cuenta con factores de que no dispone, desconoce la verdadera actitud de Brasil y se contradice al juzgarla, carece de pensamiento concreto y en un momento gravísimo, que requiera ideas hechas y resueltas, se abandona a la onda desconocida de los acontecimientos imprevistos."
Pero si la cancillería argentina ignoraba todo lo que se puede ignorar sobre los propósitos y proyectos brasileños, Rio Branco estaba perfectamente al tanto de lo que pensaba Tejedor. Con este tipo de diplomático queríamos combatir y neutralizar a Paranhos, uno de los más talentosos hombres de Estado que produjo Brasil. Y por supuesto, ocurrió lo que tenía que ocurrir: mientras Tejedor disertaba en torno a vaguedades, Rio Branco se dedicó a los hechos concretos, produciendo un acontecimiento imprevisto de los que dice Cárcano, que desubicó plenamente al gobierno argentino. El 15 de diciembre de 1870 y el 14 de enero de 1871 Paranhos firmó dos bonitos protocolos con el gobierno paraguayo, por los cuales Paraguay accedía a concordar sus límites con el Imperio unilateralmente, con prescindencia de la Argentina. Con este golpe de mano Brasil se apartaba de su aliado, se quedaba con los territorios en disputa, asentaba su protectorado sobre el vencido y mejoraba su posición para oponerse a las pretensiones argentinas. Ya Río de Janeiro había decidido cuál sería el límite norte de nuestro país: no pasaría de ningún modo del Pilcomayo.

Hombres de negocios en la Confederación: Don Braulio Costa y sus socios


Por Hugo Galmarini
a) Braulio CostaHabía nacido en Buenos Aires hacia 1794. Emparentado con Juan M. de Pueyrredón a través de su casamiento con María Florentina Ituarte, sobrina de aquél, cuya belleza recordara Santiago Calzadilla en "Las beldades de mi tiempo", estaba vinculado a lo más destacado de la sociedad porteña a la que agasajaba en lucidas reuniones celebradas en su residencia cercana a la Iglesia de Santo Domingo.   David Peña ha destacado su porte aristocrático, recordando que "usaba chaleco de raso a diario, era un caballero completísimo, esbelto y fino como un lord". Prototipo de una Imagen inédita, financista y especulador, carecía al decir de Octavio Amadeo de "tonsura, toga y espada", atributos clásicos de prestigio en América Española.

Permanentemente presente en los grandes episodios políticos de su época, influyó desde un discreto segundo plano en importantes decisiones, como las tratativas de paz entre Lavalle y Rosas. Amigo y socio de Quiroga, recibió en su casa al caudillo y a su hijo Ramón.  Por ella Doña Encarnación dijo "Facundo ha ido a parar a lo del bribón don Braulio"; Casado el 20 de setiembre de 1820, fue padre de tres hijos. Eduardo Toribio, nacido el 27 de abril de 1824, tuvo como padrino a Gervasio Rosas; Magdalena Mercedes, nacida el 23 de setiembre de 1827, bautizada “para caso de necesidad" por Agustina Rosas y Luis Juan, que nació el 12 de agosto de 1825.

El general Iriarte en sus acres "Memorias" le atribuye el uso de dados falsos en los salones de juego merced a los cuales juntamente con Marcelino Carranza, Félix Castro, Ruperto Albarellos y Ladislao Martínez, lo despojaron de una fuerte suma de dinero.  En 1834 fue arrestado por una estafa en una operación de préstamo pactada con el ministro Manuel José García. Pero huyó cuando lo llevaban a la cárcel, y se exilió en Montevideo. Allí pactó acuerdos con el presidente Fructuoso Rivera, pretendiendo enfrentar a Quiroga contra Rosas. La muerte del riojano hizo fracasar sus planes, aunque de todos modos – por el momento – Rivera no se decidía a enfrentar a los federales. En 1838 acusó a Rosas de haber promovido el asesinato de Quiroga en la prensa de Montevideo. Pero la denuncia fue desestimada por los aliados de Rosas, ya que la hizo sin firma y en el periódico de los hermanos Varela, demasiado evidentemente enemigos de Rosas. Además de ser totalmente falsa. Durante su larga estadía en Montevideo perdió gran parte de su fortuna. Sus vínculos con Gran Bretaña le valieron de poco, por lo menos hasta 1845, en que este país se unió a la alianza contra Rosas por medio del bloqueo anglo-francés del Río de la Plata.  Falleció en Bs As en 1855

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b) Manuel Hermenegildo de Aguirre: Cuñado de Costa, se habla casado con María Victoria Ituarte. Comisionado ante el gobierno norteamericano para obtener el reconocimiento de nuestra Independencia, ocupó importantes cargos financieros y políticos. Falleció en Buenos Aires en 1842.           j
c) Andrés Arroyo y Pinedo. • Socio y pariente de Juan M. de Pueyrredón, fue Integrante de la Logia de los Caballeros de- Buenos Aires, a la que se le atribuía inclinaciones monárquicas. Presidió el Congreso Constituyente y el Banco Nacional. Mantuvo fidelidad al unitarismo y el padre Castañeda lo acusó, con su pintoresca violencia, de tener responsabilidad en la muerte de Dorrego.
d) Juan Pedro de Aguirre: Nacido en 1781, combatió contra los ingleses. De importante participación en los episodios de 1820, precursor de explotaciones en las regiones del Sud, fue uno de los más importantes armadores de corso en las guerras de la independencia y el conflicto con Brasil. Era considerado por Vicente López como "hombre de juicio sano, de una voluntad muy entera y de probidad consumada". En cambio, para Diego Luis Molinari era "el poderoso mercader, negrero a ratos perdidos, corsario en horas de pingües beneficios, traficante de armas británicas que alimentaban las guerras rioplatenses".
 e) Félix Castro: Teniente del cuerpo de Patricios, luchó en las invasiones Inglesas, integró la "Sociedad Patriótica" y participó activamente en política. Sin embargo, su actividad mayor se desarrolló en el mundo de los negocios. Accionista de las empresas mineras y del Banco Nacional,' gestor del empréstito Baring, socio de los Robertson, estuvo vinculado estrechamente a los intereses británicos. Falleció en Rio de Janeiro en 1842.
f) Félix de Alzaga: Nacido el 11 de junio de 1792, era hijo de Martín de Alzaga. Realizó misiones diplomáticas ante los gobiernos de Chile, Perú y Colombia. Legislador y miembro del Banco Nacional, tuvo importante intervención en las gestiones de paz entre Rosas y Lavalle. Sarmiento que lo conoció, recuerda su "arrogante fisonomía, modales altaneros, gallarda presencia y gran Influencia entre los hacendados".

Martiniano Chilavert


Asi cayó. Encomendando
Su alma a Dios y carajeando a sus matadores:
porque de vez en cuando
conviene sacudirse del cuerpo los rencores.
Y nada para eso,
nada más oportuno
que aprovechar el último suceso:
cuando le da a la muerte por meterse con uno.
Cayó de frente, herido de un tiro entre los ojos, y el corazón partido
por el fierro ciruja, mendicante, de quemas y despojos.
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Porque él había jurado ante la Patria rota
morir así, de frente, sosteniéndola, por su honor de soldado, la vista a la derrota.
Contra él nada pudo,
sino matarle el odio brasilero.
(A Dios se le hizo un nudo
en la garganta, cuando vio el desafuero.)
Pero él murió de frente, como tenía
calculado morir, mientras de repente se le acabó la pólvora de su batería.
La perrada extranjera
exigía el tributo
de su sangre, para que fuera
mayor el deshonor, mayor el luto.
(Porque usted, Coronel,
era la Patria; la Patria que, de borbotón en borbotón, estrujando un clavel
entre las manos, pisaba el último escalón.)

Ignacio Anzoátegui

martes, 26 de febrero de 2019

Inauguración Instituto de Inv. Hist.Juan M.de Rosas de "3 de Febrero"

Conferencia del Prof. Julio R. Otaño; Biblioteca Gral San Martín, Julio Perdiguero y Alberdi - Caseros.  MARTES 26 DE MARZO 18.45 HS.  Entrada Libre y Gratuita. Los esperamos

sábado, 23 de febrero de 2019

"Una Mirada Austral" Excelente espacio conducido por Pepe Muñoz Azpiri y Erika Blum: entrevista a Julio Otaño

Abogado (UBA) y Profesor de Historia; Integrante del Instituto Nacional Juan Manuel de Rosas y del Instituto Juan Manuel de Rosas de Gral San Martín.

viernes, 15 de febrero de 2019

Alberto Gelly Cantilo en "Luces y Sombras" gran programa cultural de la radiofonía

El Presidente de nuestro Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas participó de este gran programa conducido y producido por Marilina, Alberto y Javier.  Imperdible todo.

viernes, 8 de febrero de 2019

Las Piletas "Marimón" de José León Suárez


ESTACIÓN KM. N° 24. Inauguran exitosa Pileta Olímpica: A mediados de la década de 1930 "los hermanos Monteleone decidieron construir en medio de las dispersas quintas y campos de José L. Suárez hacia el Río Reconquista una pileta de natación de 50 metros de ancho por trescientos metros, iniciando en José ingenieros y Artigas, para aprovechar las "cavas" (socavones) hechas para sacar y embarcar arena y piedra para vender. La gran pileta estuvo lista y fue inaugurada en enero de 1937, siendo "una de las más grandes de Sudamérica". D. Mauro Marimón era uno de los propietarios de las tierras ubicadas cerca del río Reconquista y realizó una gran fiesta con la habilitación del balneario la víspera de la Navidad.  Poco después la administración de la Pileta Olímpica quedó en manos del corredor de autos D. Domingo Marimón (1903-1981), quien estaba asociado a la firma. Evidentemente la presencia del popular Marimón (Toscanito), unos pocos arreglos y propaganda le permitieron hacer populares a esas piletas y tuvieron espectacular "perfomance" y ganancias.

  


LA PILETA OLIMPICA: La pileta olímpica era de 400 metros de largo por 25 de ancho y profundidades de 0,60, 1,40 y de 3,80 metros frente a los trampolines olímpicos. Este Centro Deportivo estaba ubicado en las cercanías de la hoy estación José L. Suárez, apenas cruzando la avenida Brig. J. M. De Rosas entre las calles Artigas (M. A. Carril) y Belgrano, con acceso de tierra mejorado para llegar a la gran Pileta. Se realizaron diversas competencias acuáticas que duraban todo el día y cuyos premios eran entregados al anochecer, al son de una orquesta ubicada en el "Cortijo Español, que tocaba elegantes melodías y ofrecía grandes bailes durante las noches. Se realizaron carreras de natación en distintos estilos, partidos de Water Polo y saltos ornamentales, mientras otros corrían la carrera de la aguja y de la cuchara. Hubo varios kioscos que vendían alimentos y bebidas. Los hermanos sanmartinense Domingo y Mauro Marimón iniciaron la explotación de esa inmensa pileta olímpica y la reinauguraron el 25/12/1938, con un importante éxito.
Entonces se veían grandes carteles que indicaban el camino al *Balneario Municipal". Casi por dos décadas fue destacado lugar de esparcimiento y centro social y deportivo de la comunidad sanmartinense y vecinos. Actualmente hay un Cementerio Privado". 
Los propietarios de la Pileta Olímpica de J. L. Suárez habían construido una Pista o autódromo en paralelo y rodeando la Pileta Balneario de Villa Ballester con 6.699 metros de extensión
Por lo que la Comisión Cooperadora de la Cruz Roja de Villa Ballester cumpliendo el reglamento deportivo de carreras de autos argentinos y el código deportivo de la FIAC, programó correr treinta vueltas y completar 198 km en la pista de la Pileta de Olímpica por el "Gran Premio". 
El reglamento fue particularmente técnico y se refirió a todas las características de los automóviles; Los premios sumaron $26.500 M/N y $10.000 pesos para el primer puesto. Entre los corredores inscriptos figuran F. Peduzzi, A. de Rosas, G. Martín, E. Blanco, F. Pincirolli, C. Lagorio, E. Sokol, H. Slamares, F. Muñiz, L. Curto, M. Cobas, H. Giróla, etc. La competencia fue largada por el corredor Juan Manuel Fangio quien demoró un viaje personal al Uruguay para presenciar la clasificación, recorriendo toda la pista con los organizadores. Asistió muchísimo público y ganó la prueba el corredor Félix Peduzzi de Villa Ballester

extraido del libro de Valdez Tritti sobre el partido de Gral San Martín

martes, 5 de febrero de 2019

JUAN ANTONIO LAVALLEJA

por Antonino Reyes

Nació en Minas, Uruguay el 24 de junio de 1784. Hijo de Manuel Pérez de La Valleja, español originario de Huesca, estanciero acomodado, y de Ramona Justina de la Torre, española también. Después de acompañar a su padre en las tareas rurales se Inició en la carrera de las armas en 1811. Combatió en Las Piedras al mando de Artigas, a quien permaneció fiel cuando éste entró en conflicto con el Directorio. En 1815 vigilaba los movimientos de Dorrego y en Guayabos, en unión con Rivera, decidió la batalla a cargas de lanza. En la segunda penetración portuguesa de 1816 se batió con éxito contra los invasores en Minas y Florida, y en 1817 mandó la Izquierda de Rivera en el Paso del Cuello y en el combate de Pueblo Viejo del Pintado. Al frente de la extrema vanguardia de Artigas, en 1818, cayó prisionero de los portugueses. Este mismo año, durante la guerra con Brasil, fue hecho prisionero y enviado a la Isla de las Cobras, en Río de Janeiro hasta 1821.  
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En 1823, se unió al movimiento revolucionario iniciado por la logia "Caballeros Orientales" y el Cabildo de Montevideo para obtener la independencia de Brasil pero, fracasado ese intento, partió al exilio en Buenos Aires. Allí preparó y dirigió la llamada Cruzada Libertadora de los Treinta y tres Orientales, que buscaba liberar a la Banda Oriental de la dominación brasileña.   "Amigos, estamos en nuestra Patria. Dios ayudará nuestros esfuerzos y si hemos de morir, moriremos como buenos en nuestra propia tierra". Así, hincado en el suelo, habló Lavalleja a sus compañeros de aventura. Los Treinta y Tres Orientales acababan de desembarcar en La Agraciada e iniciaban la épica hazaña de arrojar a los brasileños de la Cisplatina. En Paso del Rey apresó a Borda y a 300 hombres; apresó la guarnición brasileña de San José, ocupó Canelones, asegurando a los brasileños avecindados respeto a sus personas y haciendas. Dejó establecido el cerco de Montevideo, encabezó el ataque a Colonia y venció en Sarandí a las fuerzas imperiales del coronel Bentos Manuel Ribeiro.
Declarada la guerra entre el Brasil y las Provincias Unidas combatió a las órdenes de Alvear en Ituzaingó y Camacuá. Sustituyó a Alvear en el mando y, terminada la guerra y declarada la Independencia oriental, fue, sucesivamente, jefe de Estado Mayor, ministro de Guerra y Marina y de Relaciones Exteriores. En 1830, elegido Rivera presidente, Lavalleja se alzó contra su autoridad e Inició una serie de insurrecciones que azotaron el suelo uruguayo. Derrotado por Manuel Oribe en 1832, fue dado de baja del ejército y borrado de la lista de los Treinta y Tres.  En 1834, con apoyo argentino, invadió el Estado oriental y, derrotado nuevamente, huyó a nado, internándose en el Brasil. A las órdenes del nuevo presidente Oribe, venció a su vez a Rivera. Caído Oribe en 1838, Lavalleja retornó a la Argentina, estuvo al servicio de Rosas e invadió el Uruguay por tercera vez, junto con el general Echagüe, siendo ambos vencidos en Cagancha.
Durante el sitio de Montevideo, Lavalleja figuró en el ejército sitiador desde 1843 a 1851. Al producirse la caída del presidente Giró, con motivo de un movimiento revolucionario, integró el Triunvirato que se hizo cargo del poder. Allí se desempeñaba cuando lo sorprendió la muerte repentinamente, el 22 de octubre de 1853, mientras firmaba un despacho en la casa de gobierno.

viernes, 1 de febrero de 2019

La Masonerìa en España

Por el Prof. Jbismarck
Luego de la Paz de Utrech y la llegada de los Borbones a España , se origina la llegada de la masonería en España En España se abrió la logia filial de Inglaterra en 1728. La figura más saliente de la masonería española fue el conde de Aranda, ministro del rey Carlos III y agente principal de la expulsión de los jesuitas en combinación con el marqués de Pombal, primer ministro y Gran Maestre de 1a masonería en Portugal. El masón D'Alembert había dicho: "Los jesuitas son la tropa de línea bien disciplina que bajo el estandarte de la "superstición", forman la falange macedónica, cuyo exterminio importa sobremanera". En Francia los había expulsado, en 1762, en número de 1.000, el primer ministro de Luis XV, el duque de Choiseul. Pombal los había desterrado de Portugal en 1759; en número de 1.100, descuartizando, además, a cinco y dejando morir en la cárcel un centenar.
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Los reinos borbónicos de Nápoles, Sicilia y Parma harán otro tanto en 1768, siguiendo el ejemplo de Aranda, que había expulsado, en 1767, a 7.000 de España y América, por las burdas calumnias y ridículas fábulas que configuraron el complot urdido por el duque de Alba.  Sus mismos autores, antes de morir, confesaron su perfidia; y la historia se ha encargado de demostrar hasta la evidencia la falsedad de sus acusaciones. El cerebro de esta conjura masónica era Pombal, principal "punto" del triángulo masónico: Pombal - Aranda - Choiseul.
Los masones aseguran que con tal expulsión y supresión de los jesuitas ganaron la principal batalla del siglo, pues ellos eran los que más se oponían a su penetración. Los llamaban ‘jenízaros del Papa’ y ‘granaderos del fanatismo y la intolerancia’.  El ministro de Gracia y Justicia, Manuel de Roda, escribía Choiseul, el 17 de diciembre de 1767: "Hemos matado al hijo; ya no nos queda más que hacer otro tanto con la madre, Nuestra Santa Iglesia Romana". Aranda cambió el rito inglés por el escocés filosófico primitivo y fundó, en 1780, con el ministro Campomanes, la primera Gran Logia Española, de la que fue Gran Maestre. El 24 de junio de 1780 fundó el Gran Oriente Español, que dependió de Francia.  Terminadas las guerras de la independiente se disolvieron estas logias, quedando tan sólo las nacionales masónicas.  Las filiales españolas de los carbonarios recibieron también el nombre de "ventas", o sea, mesones o posadas de leñadores y carboneros. En 1824 -después de la siniestra experiencia del gobierno masónico de 1820 - 1823 - el rey Fernando VII decretó la disolución de todas las logias y exigió la declaración jurada a todos sus súbditos de que no pertenecían a la masonería: pues, el ser masón, era delito de lesa majestad. Los masones españoles emigraron entonces a Londres y París, como lo han hecho bajo el régimen de Franco. Al morir Fernando VII, en 1833, se organizaron nuevamente las logias; provocando, en 1834 y 1835, las históricas matanzas de sacerdotes y frailes. De 1840 a 1854 las logias españolas sufren la triple influencia masónica de Inglaterra, Francia y Portugal. A sus sicarios se debió el atentado de la reina Isabel 1, que había clausurado las logias, y el conjunto de leyes antirreligiosas del primer ministro judío y masón Juan Mendizábal. Después de la revolución de 1868 se organizaron nuevamente y ejecutaron en 1870, el asesinato del ministro Juan Prim, que quiso restaurar la monarquía.