Rosas

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lunes, 31 de julio de 2023

JUAN PERÓN Y LEANDRO ALEM, VISIONES SOBRE LA CORRUPCIÓN POLÍTICA EN ARGENTINA

Por Luis Gotte

La corrupción política es un fenómeno que afecta a la calidad de la democracia, a las instituciones y al bienestar de la comunidad nacional. Es un fenómeno político y social, que no puede ser ignorado o naturalizado, sino que debe ser debatido y cuestionado desde una perspectiva política y ética, que promueva la participación y la responsabilidad de los votantes para lidiar contra este flagelo.
En Argentina, ha sido un tema recurrente a lo largo de su historia, y ha generado diversas reacciones y respuestas por parte de las diferentes administraciones políticas, como de las distintas organizaciones sociales. Ahora, cuáles fueron las visiones de los dos líderes políticos que tuvieron una influencia decisiva en la vida política nacional: Leandro Alem y Juan Perón. Ambos enfrentaron el problema de la corrupción desde perspectivas y contextos diferentes, y cómo sus acciones y discursos tuvieron consecuencias e implicancias para la vida política argentina. Tanto el fundador del radicalismo como del peronismo entendieron la gravedad de estos comportamientos y los combatieron: Alem, desde una postura ética y republicana, y Perón, desde su perspectiva de Comunidad Organizada.
Leandro Alem, fundador del primer movimiento de masas y de la Unión Cívica Radical, una doctrina política que se opondrá al régimen liberal, oligárquico y fraudulento, impulsando la ampliación de los derechos políticos. Fue un argentino honesto y austero, que denunció los negociados y las coimas que caracterizaron al gobierno de Juárez Celman, y que participó en varias revoluciones armadas para desterrar las prácticas políticas de una democracia autoritaria. Fue un defensor de la soberanía nacional, oponiéndose a la injerencia de las potencias extranjeras en los asuntos internos de Argentina. Un gran orador, elocuente y de convicciones firmes, que movilizó a las masas urbanas en torno a su proyecto político, americanista, federal y municipalista. Un político idealista que se suicida en 1896, desilusionado por la traición de algunos de sus compañeros de partido, que pactaron con el régimen, abandonando sus principios, convirtiendo al radicalismo en un partido moderado que ya no cuestionará las bases del régimen político sino los mecanismos de incorporación al mismo.
La visión de Alem sobre la corrupción se basaba en una concepción ética y republicana de la política, que valoraba la honestidad, la transparencia, la participación y la representación, considerándola como el principal obstáculo para el progreso y la justicia social, y que debía ser erradicada mediante la reforma institucional y la movilización popular. Alem criticaba la corrupción como una forma de degeneración moral y de traición a la patria, y la atribuía a la ambición y al egoísmo de las oligarquías entronizadas en el poder después de la batalla de Pavón (1861). Alem proponía la corrupción política como una forma de lucha política y de regeneración cívica, y la asume como un compromiso y un sacrificio personal. Contra ella se debe ser intransigente, “que se rompa, pero que no se doble”.
Leandro Alem, quiso hacer de la política una actividad decente y creyó honradamente en que era posible pensar un país más justo y libre, “fue derrotado, y seguramente esperaba esa derrota. Sin embargo, en ningún momento consideró que todo lo que hacía era en vano. Resistió a su destino hasta donde pudo y cuando comprendió que estaba al límite de sus fuerzas saludó a sus amigos y sin decir una palabra, sobrio y discreto como el caballero que siempre fue, subió a un coche tirado por caballos y marchó en silencio a la muerte”, dirá el historiador entrerriano Rogelio Alaniz.
El Gral. Juan Perón, produce el segundo movimiento de masas con su propia herramienta política, el Partido Justicialista. Desde su perspectiva, la corrupción política es un fenómeno que se produce cuando se rompe el equilibrio entre los intereses individuales y los intereses de la comunidad, y cuando se desvirtúa el sentido de la función pública. Perón afirma que la corrupción es el resultado de la falta de una doctrina y de una organización que orienten y regulen la acción política, y que la única forma de combatirla es mediante la participación y la movilización de la comunidad, que debe asumir el rol de sujeto y no de objeto de la política.
Se propone que la comunidad se organice en base a tres elementos fundamentales: la doctrina, la conducción y la organización. La doctrina es el conjunto de principios, valores y fines que guían la acción política, y que se resumen en la consigna de “libertad, independencia y justicia social”. La conducción es el ejercicio de la autoridad y la dirección política, donde debe darse la Unidad de Concepción para la Unidad de Acción. La organización es el mecanismo que permite la coordinación y la articulación de los distintos sectores y actores de la comunidad, y que debe ser flexible, dinámica y eficiente.
Según Perón, la Comunidad Organizada es la forma más alta y perfecta de la democracia, ya que implica la participación activa y consciente de la comunidad en la definición y la realización de su destino, y la armonización de los intereses individuales y colectivos, sin exclusiones ni privilegios. Ella es la expresión de la “tercera posición”, equidistante tanto del liberalismo como del progresismo, y representa el modelo civilizatorio que debe seguir Argentina y la Patria Grande.
En resumen, la corrupción política en nuestra comunidad nacional es un problema que presenta un desafío para nuestra democracia. Como hemos evidenciado, este fenómeno ha generado desconfianza y debilitado nuestras instituciones, en particular al sistema de representación política, llevándonos a un escenario donde se piensa en mesianismos.
Es necesario impulsar medidas concretas para combatir la corrupción política en Argentina, promoviendo la transparencia en la gestión pública y fomentando la participación de las organizaciones intermedias. Asimismo, es fundamental abordar las causas estructurales de la corrupción, controlando las conductas y comportamientos de nuestros representantes.
Debemos actuar con determinación y compromiso para erradicar la corrupción política, fortaleciendo así nuestra democracia y construyendo un país más justo y transparente para todos los argentinos.
“Hay un precepto constitucional que dice que las acciones privadas de los hombres quedan solo reservadas al juicio de Dios. Esto vale para todos, menos para algunos, o menos para alguien…Los que tenemos vida pública, no tenemos derecho a tener vida privada. Esto es doloroso, pero así tiene que ser. Nosotros tenemos que tener la suficiente transparencia para que la gente que nos acompaña, con su voto, con su apoyo, sepa qué somos, cómo somos, no solo en la vida pública, sino también en la relativa intimidad de nuestra vida privada…El hombre público no solo debe ser honesto, sino también parecerlo. La vida pública es una vida muy sacrificada, y el que no esté dispuesto a asumir estos sacrificios, que no se dedique a la cosa pública, que se quede en la esfera privada…el hombre público, y lo sé por experiencia, si no sabe afrontar el juicio de sus pares y de sus compatriotas, también poniendo de relieve cuál es su vida privada, mejor que no dedique a la política”, Antonio Cafiero.

Luis Gotte

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