por Don Singulario
-¡Hola don Singulario! La semana pasada me dejó picando un montón de cosas
con el tema del petróleo. Haciendo cola en el banco, escuché que mentaban el
artículo y haciéndome el sota, paré la oreja. ¡Parece que el título fue un
titulazo!
-El mérito es de Galeano. El tema es tan actual que apasiona.
Lamentablemente mueve intereses que, remedando a Carlos Villar Araujo “[...] en cuanto al petróleo, nunca las cosas son como
aparentan ser [...]”
-Por ejemplo, yo que le nombré como un héroe al germano
Fuchs porque fue quien lo encontró en Comodoro Rivadavia…
-Comencemos con ese mito tal el relato don Villar,
haciendo referencia a la recurrente lucha de los imperialismos de la época y su
penetración en nuestros territorios:
«La historia
petrolera argentina resulta incomprensible sin este tipo de reflexiones.
Verbigracia: el “casual“ descubrimiento de Comodoro Rivadavia. Hay anécdotas.
El doctor Julio A. Nota –estudioso de nuestro petróleo– asegura que el
pobrecito aguatero Fuchs no era ni pobrecito ni aguatero: se había
desempeñado como jefe de perforaciones en el yacimiento Pechenbaum, Alsacia,
por cuenta de una compañía vinculada al grupo Inglés. Los estudios geológicos de
los hermanos Ameghino, del sabio Speghazzini y otros habían demostrado la
presencia de hidrocarburos en la región. El propio perito Moreno recuerda en un
documento: “ [...] desde 1896 a 1903 di instrucciones a
los vecinos de Rada Tilly, hoy Comodoro Rivadavia, para que algún día fuera
punto de salida de los productos de la región andina y, a la vez del petróleo
cuya existencia era muchísimo más probable que la del agua”»
-La pucha don Singu, ¡qué interesante!, mientras recuerda
a lumbreras argentinas, lo está bajando del pedestal al pobre trepanador alemán…
-Déjelo continuar al redactor de Crisis si quiere conocer
algunos entretelones:
«El equipo
perforador que envía en 1904 la Dirección General de Minas, Geología e
Hidrología de la Nación era modernísimo ¿Para buscar agua? ¿Y por qué Puerto
Madryn debe esperar hasta 1913 a que le instalen un pozo de agua, mientras la
perforadora de Comodoro llega antes de ser fundado el pueblo? [...] El perito Moreno había
contestado a una petición de los pobladores de la zona con palabras
inequívocas: “[...] agua para beber no van a encontrar, esto se los puedo decir casi con seguridad, pero es fácil
que encuentren otra cosa de tanto más valor: yo estoy convencido de que debe
haber petróleo debajo de estos campos [...]
¿Por qué el mito,
por qué el misterio? ¿Acaso porque no había intención de divulgar los
eventuales hallazgos? [...]»
-A ver si comprendo la cosa don. Desde mucho antes se
presumía que por la zona había petróleo y sin embargo con equipos sofisticados aparentaban
buscar agua sabiendo que no la iban a encontrar. Como una idea conspiradora se
me ocurre que ciertos poderes económicos y políticos no querían hacer saltar la
perdiz y alguien la desbarató.
-Efectivamente, un día después del descubrimiento…
« [...] el Presidente
Figueroa Alcorta suscribió un decreto prohibiendo la denuncia de pertenencias
mineras y la concesión de permisos de cateo en 5 km a la redonda de Comodoro
Rivadavia, fue porque al frente de la sección Hidrología estaba un hombre
excepcional, el Ing. Julio Krause, que anticipándose a cualquier maniobra se va
personalmente a los diarios de Buenos Aires y difunde la noticia»
-Aunque lo esté obviando, don –yo se lo leo de ojito– don
Villar Araujo cuenta que tanto secreto tenía que ver con los ingleses (y sus
cipayos internos) tratando de ocultar esta riqueza a otras potencias que se
estaban preparando para lo que sería la Primera Guerra Mundial.
-¡Vicha bien! Lo amplío citando palabras de joven
funcionario del Almirantazgo, un tal Winston Churchill ¿le suena?:
«“[...] nos
corresponde ser dueños, o de cualquier manera gestores, en los lugares de
extracción, de una proporción razonable de la cantidad de petróleo crudo que
exijan nuestras necesidades” –reitera el investigador– O de cualquier manera
gestores, por ejemplo, prestando al “pocero Fuchs»
-Bueno don Singulario, usted da vueltas y vueltas y
siempre termina con el León Británico metiendo sus garras por algún lado de
nuestra osamenta. Aunque… mirándolas bien, aquellas palabras son bastante
parecidas a las que pronuncian en el actual gobierno de su Graciosa Majestad…
-Que tiene bastante poca gracia. Volvamos un poco a la
nota de la semana anterior, cuando nos referimos al capítulo Historia de una
frustración:
«En el primer Censo
Nacional de 1864 se describe la existencia de petróleo en Jujuy, Salta, Mendoza
y Comodoro Rivadavia. ¡Cinco años después que el “coronel Edwin Laurentine
Drake empezara la primera explotación comercial norteamericana en Pensilvania!
¡Seis antes que el joven John D. Rockefeller fundase la Standard Oil! Y
casi al mismo tiempo que allá, aparecen acá personajes con igual empuje, con
voluntad de emprender negocios arriesgados. Sólo que a los nuestros los
hunden. Está prohibido adelantarse a los tiempos cuando se es nativo de un
espacio social dependiente… Como ese señor Martin de Moussy, que funda con
capitales de la provincia y de Bolivia la “Compañía Jujeña de Kerosene”. Comete
el gravísimo error de enviar muestras a Pensilvania para que se las analicen:
le contestan que es un engendro
inservible, que eso no es verdadero kerosene.
Pronto empieza a
inundar el mercado –a precio de “dumping”– el kerosene “auténtico”, es decir,
norteamericano. De Moussy quiebra»
-Por lo menos don, era otro imperio.
-¿¿¿ ???
Disculpe, no se chive… es verdad que cuando hablamos del
“aceite de piedra” –de donde proviene su nombre– hay algo de fatalidad
- Siguiendo con la prehistoria, vea como relata lo
acontecido en Mendoza:
«Para una
experiencia similar (a la De Moussy), en Uspallata, los empresarios toman
recaudos: traen a un geólogo alemán a fin de que dictamine sobre el terreno: el
doctor Stalzner. Las posibilidades son buenísimas; entonces se dirigen al
gobierno central pidiendo apoyo; desean que construyan un ferrocarril para
sacar el producto.
Sarmiento desconfía,
importa un geólogo inglés el mayor Ricard, que coincide en valorar las
excelencias del yacimiento… y vuela a publicar su informe en Londres [...] los
empresarios locales sufren [...] cuando el gobierno hace oídos sordos a sus
demandas. “No hay en el país grandes capitales que exige esa industria”
argumentan desde Buenos Aires.
Sin embargo los
pioneros domésticos responden con hechos: las calles de Jujuy empiezan a ser
alumbradas con kerosene provincial. No importa si al año siguiente van a
reemplazarlo con su equivalente yanqui. Los jujeños no se entregan: trasportan
botellas a Buenos Aires e iluminan los salones del club anexo a la Exposición
Industrial de 1877…
Sábe don que cada vez que me cuentan estas historias,
como diría el gordito Palmiro Caballasca: ¡¡Me hirve la cabeza!!
-Como los jujeños del siglo XIX, siempre hubo quienes no
se entregaron. Dejo los nombres del Ing. Huergo y el Gral. Mosconi como enseña,
y todos los que hicieron la Patria desde el frío y ventoso patagónico hasta el
calor y los jejenes de Salta.
Quiero reivindicarnos a también a los gaseros que acompañamos (con la
naturales rencillas familiares) a los yipeeferos en toda la geografía nacional.
Agrego mi especial respeto a aquellos que, defendiendo su trabajo, salieron a
las calles en Cutralcó, Vespucio y otros lugares durante la nefasta segunda
década infame inaugurando los piquetes de la dignidad. Y a los que ahora
despliegan las banderas alegres de la recuperación
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