Rosas
viernes, 28 de septiembre de 2012
Cosmogonías
Por Don Singulario
-¡Hola don Singulario! Dale con esa palabrota, el otro día me dejó pasmado por su uso ¿Qué es eso de la agonía del cosmos? Ud. se la pasa criticando a la cadena oficial de la mala onda y hace lo mismo. Si se entera mi patrona que el cosmos está agonizando seguro se mete en una de esas sectas para esperar la fin del mundo…
-¡Pare amigo, pare! No se embale, es una palabra muy usada en las distintas ramas que tienen interés en el universo, en las religiones y en las mitologías. Se refieren al inicio y formación de la vida y los planetas. También lo usan los astrónomos que estudian el origen del cosmos.
-¡Ah, me había asustado! ¿Estos ñatos son los que andan por ahí anunciando el bimbang? ¿Es como ese que suena en la capital de los piratas?
-¡Qué cantidad de barbaridades se mandó en pocas palabras! Vamos a ver si intento comprenderlo. La teoría del Big Bang es una presunción que hacen los científicos de cómo nació el universo y bien se puede asociar a una cosmogonía científica moderna en oposición a las antiguas que se asentaban en mitos, leyendas y religiones. La otra barbaridad es que mezcló esa teoría con la famosa torre del reloj Big Ben de Londres que es algo así como la torre Eiffel de París o nuestro obelisco.
-Bueno don, pare con esa clase de erudición barata, cualquiera se puede confundir con esas palabras gringas.
-De acuerdo, y disculpe. A mí también siempre esa palabra me conmovió y cuando me metí a ver el resultado de las diferentes cosmogonías fue sorpresa tras sorpresa, la imaginación de los hombres no tienen fronteras cuando se trata de explicar lo desconocido. Todos más o menos conocemos cómo Dios creó al mundo en siete días, de acuerdo al relato que trae el Génesis en la Biblia…
-Síii, me acuerdo don, todo lo hizo en seis días, cielo, tierra luz, tinieblas, plantas, aves, plantas, bichos. Al final con el barro que se armó en tan poco tiempo, lo hizo a Adán a su imagen y semejanza, y le quitó una costilla para crear a Eva. Tanto laburo le dio esa mina, que lo dejó palmado y se dedicó a la fiaca el séptimo día y por eso el domingo nadie laburo.
-Como todas, sus interpretaciones libres dan terror, déjelo ahí.
Le voy a contar cómo interpretaron el origen del mundo nuestros vecinos los guaraníes según la versión del profesor paraguayo Rubén Bareiro Saguier publicada en el Correo de la Unesco de mayo de 1990. Los “teólogos de la selva” como los llamó el antropólogo francés Pierre Clastres, imaginaron a sus dioses y entre ellos no podían faltar los vientos, el agua, el fuego y la tierra.
-Déle don, siempre me sorprendieron con su cultura los guaraníes. Y ahora más, después que vi a la Coca Sarli en la peli “India” que pasó el otro día Canal 7. ¡Esos bailes a pecho descubierto…! ¡Qué espectáculo!, ¡La vieja me quiso apagar el aparato y todo! ¡Imagínese!
-¡No mezcle por favor! veamos como describe el profe el nacimiento del mundo:
«En el génesis guaraní la primera autocreación es del dios supremo Ñamandú. En medio de las tinieblas primigenias hace surgir su propio cuerpo del caos originario. La autocreación se hace a partir de un resplandor –la divina sabiduría– que se encuentra en lo que va a ser su futuro corazón. La majestuosa ceremonia se cumple a manera del despliegue de un árbol. Las imágenes con que se describe son esencialmente vegetales: plantas de los pies, brazos como ramas, el follaje de los dedos y, como remate, la esplendorosa copa del árbol en floración, la cabeza. [...]
La segunda etapa de la creación se relaciona con la antropogonía. Pero no se trata aun del origen de la figura humana concreta, sino de lo que ha de ser su atributo principal: la palabra. Esa palabra es un fragmento de la palabra divina y al mismo tiempo es humana. Ella permitirá al Guaraní –el "elegido"– comunicarse con la divinidad y gozar de una condición propia de los dioses: la inmortalidad. [...]
La etapa siguiente corresponde a la creación de cuatro dioses principales que ayudarán a Ñamandú en la ardua tarea de la cosmogonía. Cada uno de ellos posee un ámbito determinado: Ñamandú Corazón Grande (dueño de las palabras); Karaí (dueño de la llama, del fuego solar); Jakairá (dueño de la bruma, moderadora del calor, de la neblina vivificante); Tupá (dueño del agua, del mar y de sus ramazones, de la lluvia, del trueno, del relámpago y del rayo). Con cada uno de estos dioses se crea su compañera, llamada, en cada caso, "verdadera madre".
La cuarta y última etapa del génesis corresponde a la creación de la primera tierra, la del hombre y la mujer, la de los reinos animal y vegetal. En el centro de la futura tierra surge una palmera (pindó) azul color simbólico de lo sagrado sostenida por otras palmeras situadas en cada una de las cuatro direcciones de la rosa de los vientos y del tiempo (en guaraní la misma palabra, ara, designa ambos conceptos). Cinco palmeras azules sujetan como los dedos de una mano el lecho de la tierra. A continuación se crea el firmamento que descansa sobre cuatro columnas, la última agregada porque el cielo continuaba moviéndose a causa de los vientos.
Con la creación de la primera tierra van cobrando realidad el conjunto de sus diferentes atributos y componentes: el mundo acuático, el subterráneo, la llanura, el día, la noche, etc. Los mismos aparecen –o más bien se toma conciencia de su existencia– en función de animales que los van materializando. Así, la serpiente inaugura la superficie de la tierra; el canto de la "pequeña cigarra colorada" abre la noción del sonido; el coleóptero llamado girino da conciencia de las aguas con sus vuelos acrobáticos que rozan la superficie líquida; el saltamontes verde crea la pradera con sus brincos: donde clava sus patas, crece la hierba; el tatú es el "primero en herir el lecho de la tierra" con sus excavaciones; la noche nace cuando la lechuza, "dueña de las sombras", se posa para descansar.
Es el momento propicio para que Ñamandú cree al hombre y la mujer. [...]»
-Me deja con las ganas don, qué interesante su interactuar con la naturaleza
-Es muy atrayente el tratamiento que le dan a sus dioses naturales, en especial a Tupá, del agua y otros elementos. Los conquistadores en su afán de evangelizar lo asociaron al Dios bíblico, pero eso es otra historia.
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