POR ENRIQUETA VILA VILAR
El profesor Morales Padrón, catedrático de
Historia de losDescubrimientos Geográficos de la Universidad de Sevilla desde
1958,nació en Santa Brígida, un pequeño y bello pueblo de Las Palmas de GranCanaria,
en julio de 1923. Murió en noviembre de 2010 a los 87 años, después de una
larga enfermedad que no le impidió seguir trabajando prácticamente hasta el
final. Para ello se requiere un gran amor a su profesión,así como tenacidad,
constancia, esfuerzo y voluntad, virtudes todas ellasmuy arraigadas en el
carácter de don Francisco. Si a ello se une la inteligencia, la curiosidad por
todo lo que le rodeaba, su amor a la Enseñanza y su dedicación constante, se
consigue la figura intelectual que fue, con más reconocimiento internacional
que nacional, como suele suceder, y con una trayectoria profesional impecable y
abrumadora. Doctor Honoris Causae por varias Universidades europeas
y americanas, distinguido con numerosas condecoraciones extranjeras y miembro
de distintas Academias de la Historia Hispanoamericanas, poseyó en España la
Encomienda conplaca de Alfonso X El Sabio y el premio de Andalucía de
Humanidades Inb Jatib. Él sí fue profeta en su tierra: Hijo adoptivo de Las
Palmas de GranCanaria, 1990; Hijo Predilecto de su pueblo natal, Santa Brígida,
Can de plata del Cabildo Insular de Gran Canaria y Premio Canarias de acervo
socio-histórico concedido por el gobierno autónomo de Canarias. Pretender compendiar en unas líneas su
formidable trayectoria académica es tarea imposible. Con casi sesenta libros y
varios centenares de artículos publicados en revistas
especializadas y en periódicos, con cursos y conferencias dictados en múltiples
Universidades del mundo, con su tarea Docente en la Escuela Diplomática y los
más de cuarenta años dedicados a la Universidad Hispalense, resulta difícil
enumerar sus méritos y mucho menos calibrar los resultados. Por eso me voy a
centrar en su obraescrita, para mí la más importante y la que mejor refleja los
rasgos de su carácter a los que antes me he referido. Y para poder someterme a
la brevedad obligada, la voy a dividir en cuatro grandes bloques, en cada uno
delos cuales sólo mencionaré algunos títulos que me puedan parecer más
relevantes: su obra sobre América, sobre Canarias, sobre Andalucía, sobre todo
Sevilla, y un cuarto bloque que yo clasificaría con la palabra “Diversos”,
siguiendo el gusto archivístico. Su trabajo de investigación en la historia
americana es ingente. Unas veinticinco monografías entre las que destacan manuales
ya clásicos,publicaciones de mapas y planos y tratados que van desde Colón, sus
viajes o temas de los primeros años de la colonización hasta asuntos de la
América contemporánea como ese bello libro titulado América en sus novelas. En
1955 publica dos de sus mejores obras: El
comercio canario- americano. S. XVI al XVIII y Fisonomía de la conquista
indiana, que todavía son imprescindibles para todo americanista. Pero yo destacaría de toda su labor
investigadora sobre el mundo americano, una anterior, publicada en 1952 y
titulada Jamaica Española, que en 2003 fue traducida al inglés. Y la destaco, sobre todo, por dos motivos:
porque es una historia sólida y completa, resultado de su tesis doctoral, del
tiempo que la isla formó parte del Imperio español y, en especial, porque su
incursión en el mundo del Caribe le hizo darse cuenta de la necesidad de
escribir la historia de ese mar y su hinterland,
enclave principalísimo del Imperio español cuya documentación, sobre todo de los siglos XVI y XVII, se
encuentra en su mayor parte en el Archivo General de Indias. Y así inició un
trabajo en equipo que dio como resultado una serie de tesis sobre las islas en
los siglos XVI al XVIII, la mayoría de las cuales han sido publicadas. Porque como
buen maestro, don Francisco no se limitaba a trabajar en solitario: incitaba a
los que le rodeaban para que también lo hicieran y ese ha sido uno de los
grandes logros de su vida. Por eso siempre le atrajeron las publicaciones
colectivas y fue un nato creador y director de Revistas importantes.
Concretamente en esta faceta fue primero redactor -jefe y luego director de
este Anuario de Estudios Americanos desde 1966 a 1977 y fundó y dirigió Historiografía
y bibliografía Americanista desde 1955 a 1977. Con motivo del V Centenario
organizó y dirigió una de las obras más importantes que quedarán como
testimonio de esta efemérides: la Colección Tabulae Americae en la que
aparecieron, en edición facsímil, con estudios introductorios de profesionales
de primera fila, una serie de libros de la Biblioteca Colombina,
muchos de ellos propiedad del propio Almirante y anotados por él. Su amor por su tierra natal le llevó a
ocuparse de su historia, de sus documentos. En 1970 publica tres tomos del Cedulario
de Canarias y el mismo año, el Cabildo Insular de Gran Canaria
le edita Sevilla, Canarias y América. A
partir de entonces realiza una serie de trabajos en esta misma línea, algunos
en equipo como ha sido una constante en su vida profesional, entre ellos la
organización de los distintos Coloquios Internacionales con el título genérico
de “Canarias y América”, que este año han cumplido su vigésima octava edición y
que han dado lugar a un conjunto de publicaciones colectivas que forman una muy
importante serie. Además fundó en 1979 la colección “Guagua” de libros de
bolsillo sobre Historia canaria, que todavía aparece dirigida por él. Y Sevilla... La obra de Morales Padrón sobre
Sevilla es algo más que una obra de investigación. Es una obra
literario-amorosa que proviene, como toda producción de este tipo, de un
conocimiento profundo y duradero y que se puede encuadrar entre la antropología,
la literatura, la sociología y la observación, el estudio y la recogida de
datos durante muchos años. Sólo citaré algunos títulos: Sevilla Insólita, (siete ediciones), Visión de
Sevilla, La ciudad del Quinientos, (su contribución a una obra colectiva que él
ideó, diseñó y dirigió para la Universidad de Sevilla, la Historia de Sevilla
más importante que se ha hecho en los últimos tiempos), Sevilla y el río, Varias Sevillas, Sevilla, la
ciudad de los cinco nombres, Viajeras extranjeras en Sevilla en el S. XIX, Otra
imagen de Sevilla. La visión de los viajeros extranjeros (1500-1850) o los trabajos colectivos sobre los Corrales de
Vecinos o los Archivos Parroquiales. En el último apartado, que he denominado
“Diversos”, se encuadra una producción heterogénea e intimista en la que se
mezclan escritos autobiográficos, religiosos o puramente literarios y en el que
me he permitido introducir un aspecto importante de su
producción que es el menos conocido: la recuperación de personajes olvidados.
Me estoy refiriendo a figuras al parecer tan dispares como pueden ser don
Francisco de Saavedra, hombre polifacético e interesantísimo, con diversos
altos cargos en América, presidente de la Junta de Sevilla durante la Guerra de
la Independencia y figura, ahora de moda, pero completamente olvidado en los años
80 cuando don Francisco encontró sus escritos en un Archivo Jesuita e invitó a
sus alumnos a trabajar sobre él y él mismo le dedicó varios estudios, el último
aparecido en 2004 publicado por la Universidad de Sevilla; Amigo personal de grandes
historiadores y literatos mundiales, creador de varias Asociaciones
americanistas internacionales y nacionales, es uno de los últimos
representantes de una generación irrepetible y envidiable que han sido maestros
de todos. Descanse en paz.
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