Rosas

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domingo, 30 de noviembre de 2014

Doctor don Francisco Morales Padrón, gran Historiador

POR ENRIQUETA VILA VILAR
El profesor Morales Padrón, catedrático de Historia de losDescubrimientos Geográficos de la Universidad de Sevilla desde 1958,nació en Santa Brígida, un pequeño y bello pueblo de Las Palmas de GranCanaria, en julio de 1923. Murió en noviembre de 2010 a los 87 años, después de una larga enfermedad que no le impidió seguir trabajando prácticamente hasta el final. Para ello se requiere un gran amor a su profesión,así como tenacidad, constancia, esfuerzo y voluntad, virtudes todas ellasmuy arraigadas en el carácter de don Francisco. Si a ello se une la inteligencia, la curiosidad por todo lo que le rodeaba, su amor a la Enseñanza y su dedicación constante, se consigue la figura intelectual que fue, con más reconocimiento internacional que nacional, como suele suceder, y con una trayectoria profesional impecable y abrumadora.   Doctor Honoris Causae por varias Universidades europeas y americanas, distinguido con numerosas condecoraciones extranjeras y miembro de distintas Academias de la Historia Hispanoamericanas, poseyó en España la Encomienda conplaca de Alfonso X El Sabio y el premio de Andalucía de Humanidades Inb Jatib. Él sí fue profeta en su tierra: Hijo adoptivo de Las Palmas de GranCanaria, 1990; Hijo Predilecto de su pueblo natal, Santa Brígida, Can de plata del Cabildo Insular de Gran Canaria y Premio Canarias de acervo socio-histórico concedido por el gobierno autónomo de Canarias.  Pretender compendiar en unas líneas su formidable trayectoria académica es tarea imposible. Con casi sesenta libros y varios centenares  de  artículos publicados en revistas especializadas y en periódicos, con cursos y conferencias dictados en múltiples Universidades del mundo, con su tarea Docente en la Escuela Diplomática y los más de cuarenta años dedicados a la Universidad Hispalense, resulta difícil enumerar sus méritos y mucho menos calibrar los resultados. Por eso me voy a centrar en su obraescrita, para mí la más importante y la que mejor refleja los rasgos de su carácter a los que antes me he referido. Y para poder someterme a la brevedad obligada, la voy a dividir en cuatro grandes bloques, en cada uno delos cuales sólo mencionaré algunos títulos que me puedan parecer más relevantes: su obra sobre América, sobre Canarias, sobre Andalucía, sobre todo Sevilla, y un cuarto bloque que yo clasificaría con la palabra “Diversos”, siguiendo el gusto archivístico. Su trabajo de investigación en la historia americana es ingente. Unas veinticinco monografías entre las que destacan manuales ya clásicos,publicaciones de mapas y planos y tratados que van desde Colón, sus viajes o temas de los primeros años de la colonización hasta asuntos de la América contemporánea como ese bello libro titulado América en sus novelas. En 1955 publica dos de sus mejores obras:  El comercio canario- americano. S. XVI al XVIII y Fisonomía de la conquista indiana, que todavía son imprescindibles para todo americanista.  Pero yo destacaría de toda su labor investigadora sobre el mundo americano, una anterior, publicada en 1952 y titulada Jamaica Española, que en 2003 fue traducida al inglés.  Y la destaco, sobre todo, por dos motivos: porque es una historia sólida y completa, resultado de su tesis doctoral, del tiempo que la isla formó parte del Imperio español y, en especial, porque su incursión en el mundo del Caribe le hizo darse cuenta de la necesidad de escribir la historia de ese mar y su  hinterland, enclave principalísimo del Imperio español cuya documentación,  sobre todo de los siglos XVI y XVII, se encuentra en su mayor parte en el Archivo General de Indias. Y así inició un trabajo en equipo que dio como resultado una serie de tesis sobre las islas en los siglos XVI al XVIII, la mayoría de las cuales han sido publicadas. Porque como buen maestro, don Francisco no se limitaba a trabajar en solitario: incitaba a los que le rodeaban para que también lo hicieran y ese ha sido uno de los grandes logros de su vida. Por eso siempre le atrajeron las publicaciones colectivas y fue un nato creador y director de Revistas importantes. Concretamente en esta faceta fue primero redactor -jefe y luego director de este Anuario de Estudios Americanos desde 1966 a 1977 y fundó y dirigió Historiografía y bibliografía Americanista desde 1955 a 1977. Con motivo del V Centenario organizó y dirigió una de las obras más importantes que quedarán como testimonio de esta efemérides: la Colección Tabulae Americae en la que aparecieron, en edición facsímil, con estudios introductorios de profesionales de primera fila, una serie de libros de la Biblioteca Colombina, muchos de ellos propiedad del propio Almirante y anotados por él.  Su amor por su tierra natal le llevó a ocuparse de su historia, de sus documentos. En 1970 publica tres tomos del Cedulario de Canarias y el mismo año, el Cabildo Insular de Gran Canaria le edita Sevilla, Canarias y América.   A partir de entonces realiza una serie de trabajos en esta misma línea, algunos en equipo como ha sido una constante en su vida profesional, entre ellos la organización de los distintos Coloquios Internacionales con el título genérico de “Canarias y América”, que este año han cumplido su vigésima octava edición y que han dado lugar a un conjunto de publicaciones colectivas que forman una muy importante serie. Además fundó en 1979 la colección “Guagua” de libros de bolsillo sobre Historia canaria, que todavía aparece dirigida por él. Y Sevilla... La obra de Morales Padrón sobre Sevilla es algo más que una obra de investigación. Es una obra literario-amorosa que proviene, como toda producción de este tipo, de un conocimiento profundo y duradero y que se puede encuadrar entre la antropología, la literatura, la sociología y la observación, el estudio y la recogida de datos durante muchos años. Sólo citaré algunos títulos:  Sevilla Insólita, (siete ediciones), Visión de Sevilla, La ciudad del Quinientos, (su contribución a una obra colectiva que él ideó, diseñó y dirigió para la Universidad de Sevilla, la Historia de Sevilla más importante que se ha hecho en los últimos tiempos),  Sevilla y el río, Varias Sevillas, Sevilla, la ciudad de los cinco nombres, Viajeras extranjeras en Sevilla en el S. XIX, Otra imagen de Sevilla. La visión de los viajeros extranjeros (1500-1850) o los  trabajos colectivos sobre los Corrales de Vecinos o los Archivos Parroquiales. En el último apartado, que he denominado “Diversos”, se encuadra una producción heterogénea e intimista en la que se mezclan escritos autobiográficos, religiosos o puramente literarios y en el que me he permitido introducir un aspecto importante de su producción que es el menos conocido: la recuperación de personajes olvidados. Me estoy refiriendo a figuras al parecer tan dispares como pueden ser don Francisco de Saavedra, hombre polifacético e interesantísimo, con diversos altos cargos en América, presidente de la Junta de Sevilla durante la Guerra de la Independencia y figura, ahora de moda, pero completamente olvidado en los años 80 cuando don Francisco encontró sus escritos en un Archivo Jesuita e invitó a sus alumnos a trabajar sobre él y él mismo le dedicó varios estudios, el último aparecido en 2004 publicado por la Universidad de Sevilla;  Amigo personal de grandes historiadores y literatos mundiales, creador de varias Asociaciones americanistas internacionales y nacionales, es uno de los últimos representantes de una generación irrepetible y envidiable que han sido maestros de todos. Descanse en paz.

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