Rosas

Rosas

domingo, 10 de abril de 2022

Contralmirante Carlos Hugo Robacio (1933-2011) y el BIM 5...Héroes de Malvinas

Por Julio R. Otaño

Contralmirante Carlos Hugo Robacio (1933-2011) comandó el Batallón de Infantería de Marina Nº 5 durante la Guerra de Malvinas. El desempeño de la unidad fue reconocido como excepcional e incluso los jefes británicos pidieron conocer al Comandante de esos hombres que se asemejaban a “demonios tirando”.  El Batallón de Infantería de Marina Nº 5 Escuela, conocido por su sigla BIM 5, con asiento en Río Grande, provincia de Tierra del Fuego, es una unidad de la Armada Argentina, cuyo lema es “luchar para morir por la Patria” Cumplió con su lema con heroísmo cuando le tocó pelear en la batalla de Tumbledown, en los alrededores de Puerto Argentino, en las Islas Malvinas, hasta después de haberse decretado el cese de hostilidades en el conflicto del Atlántico Sur, en junio de1982.   El Capitán de Fragata Carlos Hugo Robacio estuvo en el frente junto a sus combatientes hasta el final.  Operó estableciendo fortificaciones de defensa alrededor de Puerto Argentino, en las alturas de Tumbledown, Monte Williams y Sapper Hill. El BIM5 soportó durante más de 44 días el fuego naval y de artillería sobre sus posiciones, para luego defender cada palmo de terreno, hasta agotar su munición, enfrentando incluso cuerpo a cuerpo a fuerzas de paracaidistas ingleses, comandos escoceses y del regimiento de Gurkhas. 

El Contralmirante Robacio relató sus días en Malvinas de la siguiente forma:  “Tenía a mi mando 700 hombres del batallón y alrededor de 200 efectivos del Ejército, con los que luchamos en el momento más crítico y más feroz del ataque británico; pese a ello, se registró un grado increíblemente ínfimo de bajas: 30 muertos y 105 heridos. Como contrapartida, le provocamos al enemigo el más alto número de muertos: aunque no lo reconocen oficialmente, en la zona donde peleó el BIM 5 los británicos perdieron 359  hombres. ¿De dónde saco esa cifra? Ellos mismos me la dijeron.  De los 74 días que pasamos en Malvinas, 44 recibimos fuego permanente sin poder responder. Sólo los 4 o 5 últimos días fueron de real combate para nosotros. Recuerdo un momento del último día, el 14 de junio, a las 10 y media de la mañana. Era un momento muy crítico. Nos estábamos replegando sobre Sapper Hill, desde Tumbledown y Williams. Veo que el segundo comandante, Daniel Ponce, capitán de fragata, cae, agotado, rendido. Él fue un segundo comandante perfecto, un ejemplo. Cuando cae, dos conscriptos van a auxiliarlo. No estaba herido. Estaba agotado, no podía más. Ponce ordena a los conscriptos que lo dejen. Ellos le dicen: “Si hay que morir, morimos los tres”. Lo ayudaron, lo levantaron, lo llevaron y los tres salieron con vida. A esto yo le llamo cohesión.  Todos sabían lo que estaban haciendo. Me conmovió la entrega del subteniente Silva, del Ejército, que se incorporó a mi unidad cuando se replegó el Regimiento 4. Silva era un valiente. Vino y me dijo que lo destinara en el lugar donde se iba a luchar más duramente. Fue a Tumbledown. Murió con sus 4 soldados, peleando con la mayor bravura. Allí estaban los escoceses (muy buenos, como los paracaidistas ingleses) y los famosos gurkhas, que eran pura propaganda. Caían como moscas.  También recuerdo a un conscripto que desobedeció mis órdenes. En un momento del combate en que los británicos eran rechazados, él corrió detrás de ellos, baleándolos sin parar. Yo le ordené que se detuviera. Pero él siguió. El fuego enemigo lo alcanzó y cayó muerto. Yo mismo lo enterré, estaba a 500 metros delante de las posiciones en que debía estar y rodeado de enemigos muertos. Actos de arrojo así hubo a montones, aunque no por desobedecer mis órdenes.”  El Segundo Jefe de la Compañía Mar, Teniente de Fragata Julio César Binotti, relata su experiencia de la siguiente forma: “Caía una lluvia de bombas, de artillería terrestre y naval de los ingleses. Era casi el mediodía, cuando la unidad finalizó su repliegue. Nosotros la seguíamos cubriendo. De repente escuchamos la aproximación de dos helicópteros, que pasaron y se detuvieron detrás de unos contenedores de munición. Allí bajaron ingleses que empezaron a hacernos fuego de morteros… En ese momento la actuación más destacada la cumplió el guardiamarina Koch, que era el jefe de la tercera Sección. Cuando ya tenía la orden de desprenderse, este oficial agarró su ametralladora, disparó con todo y permitió el repliegue de sus hombres, batiendo con fuego al enemigo. Le dio a un helicóptero, que quedó echando humo por ahí, delante de él mismo. Hizo que los ingleses retrocedieran y cayeran en un campo minado… El otro helicóptero inglés fue bajado por la Browning cal. 12,7 del suboficial Vaca, mientras las ametralladoras y tiradores de la segunda sección también abrían fuego. A eso de las dos de la tarde del 14 de junio llegamos al pueblo. Allí nos confirmaron que todo había terminado. Que no se podía pelear más. Entonces destruimos todas nuestras piezas: armas, visores, todo. La bandera de nuestra Compañía Mar fue a encontrarse con su nombre, bien al fondo del mar.”

El Suboficial Mayor de Infantería de Marina Daniel Benítez, en aquel entonces Cabo Segundo, recuerda al Contralmirante Robacio como un comandante que, pese a todas las inclemencias, siguió combatiendo y contraatacando. Afirma que era de carácter firme, pero siempre estaba al lado de la tropa. “Dado su accionar, fue admirado por comandantes gurkhas y galeses”, concluye.  Robacio se destacó por preparar a sus tropas, exigiéndolas al máximo, en tiempos de paz, para que estuvieran listas el día del combate. El Contralmirante Robacio obtuvo la condecoración de la Nación Argentina al Heroico Valor en Combate; la del Congreso de la Nación a los Combatientes de Malvinas; y las del Ejército Argentino “Orden a los Servicios Distinguidos” y al “Mérito Militar” en grado de Comendador. También recibió las medallas “Cruz Peruana al Mérito Naval” y “La Legión al Mérito” en grado de Comandante de la República del Perú.  En nuestras Islas Malvinas, Carlos Hugo Robacio combatió al frente de sus hombres de una manera tan decidida que asombró al enemigo. The Sunday Times dijo: “No se rindieron ni se retiraron los argentinos en la montaña de Tumbledown, donde la Guardia Escocesa debió enfrentar la más violenta de todas las acciones. Allí se hallaba el Batallón de Infantes de Marina argentinos muy expertos y bien atrincherados que disparaban sin cesar y de una manera impresionante”.   “A las 3 de la madrugada del 14 de junio hicimos uno de los contraataques más intensos contra el enemigo, en Tumbledown, junto con la compañía de Ejército del Mayor Jaimet. Ellos son los que chocan con los famosos gurkhas. Los nuestros eran más o menos 150 hombres. Ellos eran entre 800 y 1.000. Allí concentré fuego de la artillería de Ejército . Según me contó luego el General inglés Wilson, de la Quinta Brigada –con quien conversé cuando estuve prisionero- allí sólo quedó un tercio en pie. Los barrimos. Aunque ahora lo niegue, fue así”.  Robacio y su BIM 5 no acataron la orden de rendición el 14 de junio de 1982. Siguieron combatiendo con furor hasta agotar la munición y luego en combate cuerpo a cuerpo con armas blancas. Entraron a Puerto Argentino en perfecta formación, armas al hombro y a paso de desfile. Los ingleses, asombrados por tanto derroche de coraje, se formaron para saludarlos militarmente y recibirlos con honores.

Robacio nació en Caá Catí, ciudad distante 126 kilómetros de Corrientes Capital. En 1988, cuando Robacio era Capitán de Navío, el Municipio de Caá Catí le realizó un homenaje y un año después fue declarado ciudadano ilustre. La plaza Manuel Belgrano de Caá Catí, donde se encuentra un monumento a los caídos en Malvinas, cuenta ahora con una placa homenaje de la AIMARA al Contralmirante Robacio en la que se puede leer: “Comandó al Batallón de Infantería de Marina N°5, de sobresaliente desempeño durante la batalla de Puerto Argentino en nuestras Islas Malvinas”. Fue colocada el pasado 29 de mayo, fecha en la que en 2011 falleció el Contralmirante Robacio.

Palabras del héroe de Malvinas: “Yo no soy ni bravo ni valiente ni nada por el estilo. Soy un hombre común. Tengo miedo cuando cruzo la calle. Pero en Malvinas no pude tener miedo. No pude tenerlo porque creo que Dios no me dejó tenerlo, y la preocupación por mis hombres, su entrega, obviamente no me podían permitir el privilegio de tener miedo”.

Con la bravura y eficiencia que condujo a su unidad de combate, también vivió la post guerra, nunca se olvidó de sus hombres y de la reivindicación de la causa Malvinas. Trabajó incansablemente para que nadie se olvide de esos ‘leones’, apodo que él mismo les había asignado a sus subordinados, y con los que le tocó contribuir con la Defensa de la soberanía de nuestra Patria.

2 comentarios:

  1. Contralmirante Carlos Hugo Robacio. Que su nombre que es sinónimo de patriotismo y coraje, se eleve a la categoría de HEROE NACIONAL y que se construya un pedestal que lo muestre en toda su dimensión.

    ResponderEliminar
  2. Un ejemplo de soldado de la Patria. Se lo debe recordar siempre. Cuando vaya a Caá Catí visitaré la Plaza con su nombre y homenaje.

    ResponderEliminar