por el Dr. Oscar J. C. Denovi
Jerónimo Costa. Buenos Aires 1808 - Villamayor 1856
“He recibido orden de apoderarme de las posiciones que Ud. ocupa, y siendo que dispongo de fuerzas muy superiores a las suyas, le doy plazo de una hora para entregar el espacio que defiende. Cumplido dicho plazo, de no ser afirmativa la respuesta, comenzarán las hostilidades sin más trámite!”. El jefe al mando de la guarnición defensora, reúne a sus oficiales, y le comunica que esta dispuesto a sostener el honor de su pabellón. Sus oficiales le responden estar dispuestos a acompañarlo. En consecuencia, contesta la intimación en los siguientes términos:
“En contestación a la nota del señor comandante solo tengo que decirle que estoy dispuesto a sostener –según es mi deber– el honor de la nación a la que pertenezco”.
Luego de hora y media de combate entre atacantes en número de 550 hombres, y defensores que sumaban 125, agotadas las municiones por estos últimos, que continuaban la lucha con arma blanca y garrotes, el jefe atacante ofrece la rendición, haciendo notar que su continuación no reportaría ninguna ventaja a los defensores, y por el contrario, su prolongación solo produciría una inútil efusión de sangre.
Prisioneros, la totalidad de los miembros de la guarnición, aun los heridos en condiciones de ser movidos, son remitidos a Buenos Aires con una nota del jefe vencedor que decía lo siguiente: Señor General Rosas,”Debo destacar los talentos militares del jefe de la guarnición defensora, y la animosa lealtad de este oficial hacia su país. Esta opinión tan francamente manifestada, es también la de los capitanes de otras dos unidades de combate, testigos de la increíble actividad del Jefe defensor, como de las acertadas disposiciones tomadas por este oficial superior, para la defensa de la importante posición que estaba encargado de conservar. He creído que no podría darle una prueba mejor de los sentimientos que me han inspirado, que manifestando a V. E. su bizarra conducta durante el ataque dirigido contra él el 11 del corriente por fuerzas muy superiores a las de su mando”
¿Quien ha tenido noticias de un episodio de armas sucedido en tiempo de la Confederación Argentina, donde los argentinos federales combatieron heroicamente y el oponente valoraba el comportamiento de quienes mandaban esas tropas, según la historia oficial? ¿Es decir quienes en la escuela secundaria supieron, de este acontecimiento que fue protagonizado por infantes de marina franceses, con el concurso de uruguayos riveristas contra fuerzas argentinas que estaban destacadas en la Isla Martín García el 11 de octubre de 1838?
¿Quién era ese jefe legendario, que luego participará en decenas de combates y batallas y que ya tenía una larga trayectoria militar? Habremos de responder, el entonces Teniente Coronel Jerónimo Costa.
Junto a él, estaba otro jefe legendario, en ese momento el Mayor Juan Bautista Thorne, (el sordo de Obligado) quien en la reunión convocada por Costa, antes de enviar la nota al capitán francés, al ser consultado, respondió:”No he nacido en la República Argentina, pero he combatido con dignidad bajo este pabellón y combatir es el deber de los que defendemos la Isla.” (5)
¿Quién era el hidalgo Capitán Francés que elogió la conducta de Costa y con él de nuestras tropas, a quién se le encomendó la toma de la Isla? También responderemos dando su honrado nombre: Hipólito Daguenet.
Este fue el primer combate de cierta importancia, del conflicto con Francia, de 1838 a 1840, cerrado con el tratado de Paz Arana – Mackau. ¡Cuantas cosas ocultas tiene la Historia Argentina oficial, la que se daba en los colegios hasta la aparición de ese engendro pedagógico que es la materia Ciencias Sociales que trasmite menos hechos todavía que aquella distorsionante y ocultante historia argentina!!
(1) – (2) Con algunos términos cambiados, por la forma como se encaró este artículo, la intimación y su contestación guardan el respeto del contenido conminatorio.
(3) Entrecomillados, son los párrafos textuales de la nota remitida por el oficial Francés al Gobernador Rosas, copias de ella en los párrafos pertinentes, se encuentran en los legajos de los oficiales Costa y Thorne, en el Servicio Histórico del Ejército.
(4) En 1837 gobernaba la República Oriental del Uruguay el General Manuel Oribe, sucediendo a Fructuoso Rivera, quién años atrás había obtenido la presidencia del país en lucha con Lavalleja, recurriendo a las consabidas maniobras de bandolerismo al que era afecto. No dispuesto a aceptar el veredicto de la elección, Rivera se propuso reconquistar el poder por medio de las armas. Para ello se puso de acuerdo con el General Juan Lavalle, que por entonces operaba con los unitarios refugiados en Montevideo desde 1829, para volcar a favor de estos la situación política de la Provincia de Entre Ríos. En el 18 de Septiembre de 1836, Rivera es derrotado en “Carpintería”, y esto lo impele, una vez más, a refugiarse en Brasil, donde emprenderá una vez más también el reclutamiento de tropas, con miras a obtener sus objetivos presidenciales.
En ese estado de cosas en la Republica Oriental, se suma que los aliados de Rivera entran en la concreción de viejas negociaciones con el Mariscal Santa Cruz, realista hasta el triunfo patriota, y patriota desde aquel momento, en que comienza su plan de apoderamiento de Perú y el norte argentino que motiva la alianza chileno-argentina de 1837, contra la Confederación Peruano-Boliviana.
Es para esta época también que Lavalle se pone a órdenes de Rivera, con lo que los unitarios conforman una alianza estratégica contra la Confederación Argentina. Diversos acontecimientos bélicos desafortunados, terminan por dejar a Oribe solo dueño de la ciudad de Montevideo. Oribe arma algunos barcos para desembarazarse de los enemigos que dominan las aguas sobre el río Uruguay y el Plata, pero el Jefe Naval de la flota que bloqueaba el litoral argentino, contralmirante Luis Leblanc, le hace informar que esos barcos quedarán librados a su suerte.
Conminado por Rivera a dejar la Presidencia, Manuel Oribe no tiene más remedio que descender de su cargo comunicando a la Legislatura de su país, “que los agentes y el jefe naval de la Francia han abusado indigna y vergonzosamente de su fuerza y de su posición para hostilizar y derrocar el Gobierno legal de un pueblo amigo e independiente.”
Bajo esta situación política actuaron las tropas uruguayas en Martín García aquel 11 de octubre. Pero hay algo más, aquella presencia uruguaya la necesitaba Francia para hacer ver que se concurría en “apoyo” del país rioplatense. El peso de la operación recayó sobre la armada francesa. Esto no podía trascender de esa manera. Había que embozar la operación.
(5) Ver “El Restaurador” Nº 4.
Fuente de textos: “Historia de la Confederación Argentina” de Adolfo Saldías.
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El Dr. Oscar J. C. Denovi, Licenciado y Doctor en Ciencia Política, militante de siempre del rosismo y militante político del Movimiento Nacional, es Académico de número del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, formando parte de su Comisión Directiva como Secretario General. Escribió numerosos artículos en el diario “La Nueva Provincia” y en el periódico y ahora revista “El Tradicional”. Fue Profesor de las Universidades del Salvador, de La Matanza y del Comahue, siendo actualmente Profesor Titular de la Universidad Católica de La Plata.
Bienvenido Dr. Denovi a las páginas de “El Restaurador”.
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LA FOTO CORREPONDE A UN HOMENAJE REALIZADO AÑOS
ATRÁS EN EL QUE PARTICIPÓ EL DR. DENOVI (PRIMERO POR LA DERECHA)
Y EL PROFESOR JAIME GONZÁLEZ POLERO (PRIMERO A LA IZQUIERDA)
EN EL MONUMENTO HECHO CONSTRUIR POR EL INSTITUTO DE
INVESTIGACIONES HISTÓRICAS JUAN MANUEL DE ROSAS
EN LA ISLA MARTÍN GARCÍA EN EL AÑO 1938, CON
MOTIVO DEL 100º ANIVERSARIO DE LA DEFENSA DE LA ISLA.
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