Por: Roberto Antonio Lizarazu
La Historia
nos ofrece permanentemente hechos producidos en circunstancias
extrañas y contradictorias. En la nuestra, uno de esos hechos inusuales,
fue la participación de José Garibaldi al servicio de la Banda Oriental, enfrentándose con la Confederación Argentina
y puntualmente, en la batalla que comentaremos en esta nota, con
nuestro máximo héroe naval el Almirante Guillermo Brown. Esta batalla
terrestre y naval es la de Costa Brava que ocurre entre los días 15 y
16 de agosto de 1842, en el paraje de ese nombre, Costa Brava, en el
río Paraná, cercano al límite entre las provincias de Corrientes y Entre
Ríos.
Giuseppe
Garibaldi, quien termina siendo unas décadas más tarde, una de las
figuras más destacadas del proceso de la unificación italiana, nace en
Niza, en ese momento Reino de Piamonte el 4 de julio de 1807 y fallece
en Caprera, Reino de Italia, el 2 de junio de 1882. Pero entre los años
1840/50, Garibaldi andaba por estas alejadas pampas contribuyendo a la
fragmentación de estas incipientes naciones.
Cuadro de situación en la Confederación Argentina. Como
consecuencia del Tratado de paz con Francia, y firmado en octubre de
1840 el Tratado Arana-Mackau, una de las consecuencias fue la pérdida
del dominio del Río de la Plata, el Paraná y el Uruguay inferior por parte de la Banda Oriental.
Para 1841, en la Confederación Argentina
se había intensificado la guerra interna y los triunfos y fracasos de
unitarios y federales eran fluctuantes y alternados. El 28 de noviembre
de 1840 Lavalle es derrotado en Quebracho Herrado por Manuel Oribe. El
19 de septiembre de 1841 Lavalle sufre otra derrota en Famaillá a manos
del mismo Oribe. Luego muere en Jujuy el 8 de octubre de ese año.
Rosas
llama a Oribe que cruce al litoral porqué Paz había triunfado sobre
Echagüe en Caa-Guazú el 28 de noviembre de 1841 y amenazaba con un
avance desde Corrientes sobre Entre Ríos. Justo José de Urquiza evacua
al gobierno de Entre Ríos de La Bajada del Paraná y se refugia en la Isla del Tonelero, en jurisdicción de la Provincia de Buenos Aires.
Dadas estas novedades, Rosas requiere los servicios de varios marinos de gran experiencia para formar una escuadra de la Confederación. Son convocados y dados de alta: Guillermo Brown, Juan Bautista Thorne, el mítico sordo de la Vuelta
de Obligado, Francisco Erézcano y Azcuénaga, Francisco José Segui,
Juan King y José María Pinedo. Varios de ellos, como Segui y Pinedo por
ejemplo, habían sido dados de baja por un recordado decreto de Rosas del
16 de abril de 1835, que fue fundamentado por razones de política
partidista. Pero ahora no era momento de hacer política.
Por su
parte Rivera, (colorado, unitario) quien había reemplazado a Oribe
(blanco, federal) que andaba de campaña por nuestro interior, prepara su
propia escuadra con la pretensión de llegar hasta Corrientes, donde se
encontraban Ferré y Paz, para colaborar con las intenciones de
pretender avanzar sobre Entre Ríos y eventualmente llegar hasta Buenos
Aires y desplazar a Rosas.
Pero previamente debemos explicar el proceso de como Garibaldi aparece involucrado en la Batalla de Costa Brava del 15 y 16 de agosto de 1842, dirigiendo una escuadrilla contra otra de la Confederación que comanda Guillermo Brown.
Desde
1835 el Estado de Río Grande del Sur, mantiene un enfrentamiento con Río
de Janeiro porqué mantiene ideas independentistas y varios dirigentes
libertarios y carbonarios pretenden segregar ese Estado del Estado
central, en ese momento, con pretensiones imperiales. El jefe de este
movimiento era el libertario Coronel Bentos Goncalvez da Silva. Este
proceso revolucionario se denomina como “Revolución de los farrapos”
(harapientos). Garibaldi, de ideas libertarias y prófugas de Italia y
Francia, aparece en Río Grande para apoyar la segregación y logra que
se le otorgue patente de corso para lograr financiamiento para la
revolución, radicándose en Porto Alegre. Arma la nave “La Mazzini”
con la cual hace algunas incursiones de rapiña por el sur del Brasil,
en nombre de la revolución de los farrapos. Finalmente los separatistas
son derrotados gradualmente por los imperiales y Garibaldi termina
refugiado en Montevideo al servicio de Fructuoso Rivera. Para 1841
Garibaldi ya con su mujer Anita Ribeiro y su primer hijo Menotti, presta
servicios de variada índole a Rivera.
El combate fluvial y terrestre de Costa Brava (15 y16 de agosto de 1842).
Rivera solamente pudo disponer de limitados recursos, sobre todo de
calidad de personal, para competir el dominio fluvial en disputa,
precisamente con Guillermo Brown. Rivera designa a Giussepe Garibaldi
como nuevo jefe de la escuadra oriental en reemplazo de Coe. La flotilla
se componía de la corbeta “Constitución” de dieciocho cañones, el
bergantín “Pereyra” de dos cañones, la goleta “Libertad”, cuatro
faluchos y cuatro transportes de tropas y materiales.
La escuadra de la Confederación
quedó integrada por los bergantines “Echagüe”, “Americano”,
“Republicano”, y las goletas “9 de Julio y “Chacabuco”. Aumentando sus
efectivos por gestiones e iniciativa de Brown a siete buques y un total
de setenta cañones, mas transportes de marinería (hoy infantería de
marina) y diversos materiales bélicos y de aprovisionamiento.
La misión encomendada a Garibaldi era una misión imposible de concretarse. Había que remontar el Paraná, burlar el bloqueo de la Confederación,
llegar a Corrientes y tomar contacto con Ferré. No se podía desconocer
que para tales fines, tenía que superar, además de los buques de Brown,
el obstáculo de la isla Martín García, que se encontraba artillada y
algunos buques menores en la Bajada del Paraná que estaban al mando del experimentado Segui.
El 26 de junio de 1842, Garibaldi cuando pasa por la Isla Martín
García, enarbola bandera argentina para engañar a las baterías. No
engaña a nadie, pasa pero bajo fuego a discreción que produjeron
algunos daños. Mientras tanto Brown levó anclas desde Buenos Aires al
tomar conocimiento de la presencia de la escuadrilla oriental en el Río
de la Plata.
Recién el 19 de julio Garibaldi puede forzar el paso frente a la Bajada con acciones de combate con Segui. Detrás venía navegando Brown que al llegar a la Bajada incorpora a Segui con cuatro buques más: dos goletas y dos transportes de infantería.
El 15
de agosto, Brown da alcance a Garibaldi en el paraje llamado “Costa
Brava”, cerca del límite de Corrientes y Entre Ríos, donde existe una
estrechura del río y se produce el combate definitivo. El mismo se
extiende desde el 15 al 16 de agosto. El combate se efectúa desde los
buques y también en tierra. El “Echagüe” se apoyó en la orilla y Brown
ordena el desembarcado de infantería y cuatro piezas de artillería al
mando de los hermanos Mariano y Bartolomé Leónidas Cordero. Ambos
tenientes, que desde tierra hacen estragos al enemigo y mostraron en la
acción heroico comportamiento.
En la
noche del 15, Garibaldi aprovecha la oscuridad para lanzar dos
brulotes, que son interceptados por dos falúas, una dirigida por
Bartolomé Leónidas Cordero y el otro interceptada por la falúa que
dirige el Teniente José María Mayorga. Desde tierra Mariano Cordero y
sus tiradores apoyan ambas acciones.
Para
la tarde del 16 la escuadrilla garibaldina había consumido todas sus
municiones y esa noche se produce el desbande de sus tropas. Garibaldi
acodó los barcos “Constitución” y “Pereyra”, los roció con pólvora y
aguardiente y llevó a los tripulantes a la goleta “Libertad”. La
explosión y el incendio fueron tremendos. Aprovechando ese momento
Garibaldi y algunas tropas desembarcan y regresan a Montevideo
caminando. Brown ordenó, expresamente, que en esa huída pedestre no se
le disparara a nadie.
Con el
desastre sufrido por la escuadra riverista, Ferré y Paz solamente
podían recibir ayuda oriental por el lado del río Uruguay. Pero estamos
en vísperas de Arroyo Grande, que demorará por algunos años con las
aspiraciones de los liberales unitarios de derrotar a Rosas. Cosa que
sucederá recién diez años más tarde a manos de los federales
urquicistas.
Llama
la atención lo poco realista de esta acción bélica emprendida por los
orientales y la subestimación que demuestran por los hombres de la Confederación.
Rivera y Garibaldi eran personas de extensa experiencia militar pero el
plan nace muerto desde el principio. Habría que darle la razón a San
Martín cuando afirmaba que “Hay algunos trasnochados que suponen que somos como las empanadas, que nos pueden comer de un solo bocado”.
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