Por el profesor Jbismarck
Héctor J. Cámpora: llamado afectuosamente El Tío por
las jóvenes generaciones peronistas de los años 70, nació en Mercedes,
provincia de Buenos Aires, el 26 de marzo de 1909. Fue presidente del centro de
estudiantes de odontología de la facultad dependiente de la Universidad
Nacional de Córdoba en 1930. Culminó la carrera de odontología y decidió
radicarse en San Andrés de Giles, provincia de Buenos Aires.
Fue
un leal defensor de la Causa Nacional impulsada por el General Perón a
partir de 1945. Acompañó a Eva Perón
durante su viaje a Europa en 1947. Electo diputado nacional, ejerció la
presidencia de la Cámara de diputados entre 1948 y 1952. En 1955, tras el golpe de Estado por la
autodenominada Revolución Libertadora, fue incluido en una lista de
"sospechados" de corrupción y se presentó espontáneamente ante la
justicia para ser investigado, pero fue
acusado falsamente de corrupción y malversación de fondos y confinado al penal
de Ushuaia. En 1957, junto al empresario Jorge Antonio, el dirigente de la resistencia John William Cooke y el líder nacionalista Guillermo
Patricio Kelly, protagonizaron una fuga
cinematográfica y lograron fugarse a Chile. Más tarde, cerradas las causas
judiciales, Cámpora regresó al país
dedicándose a diversas ocupaciones para sostener a su familia. La intensidad de la protesta política y
social, cuya expresión más acabada podía encontrarse en la recurrencia de los
estallidos populares que siguieron al Cordobazo, fue creciendo
hasta imponer un clima de notoria ingobernabilidad. Así, ante una presión popular prácticamente insostenible -y que iba
identificándose cada vez más con el peronismo y con Perón- la dictadura se vio
obligada a organizar una salida democrática. A pesar de la voluntad de los
grupos más conservadores y del propio poder militar, resultaba evidente que
aquella salida debía incluir como condición sine qua non el fin de la
proscripción del peronismo y el regreso
del general Juan Domingo Perón al país. Así lo habían demostrado los
fallidos intentos de negociar con distintos actores políticos una propuesta
institucional que excluyera al general Juan Domingo Perón.
Evidencia también del poder de movilización que iba adquiriendo la Juventud Peronista fue la exitosa campaña política que ésta llevó adelante por el regreso del general Perón: el "Luche y vuelve", que culminó con la primera visita del histórico líder a la Argentina el 17 de noviembre de 1972, después de 17 años de exilio. La alegría y la movilización popular que acompañaron a esta breve visita preanunciaban el clima de fiesta que se avecinaba. En este contexto, el general Alejandro Lanusse -último dictador del período- se vio obligado a convocar a elecciones. Quedaba, sin embargo, una última posibilidad para impedir la llegada del general Juan Domingo Perón al sillón presidencial. La "cláusula de residencia", negociada precipitadamente en la reglamentación del acto electoral, se orientaba en esa dirección al prohibir la candidatura de quienes no hubieran estado residiendo en la Argentina con anterioridad a agosto de 1972. La posición del peronismo fue desafiante y, si revelaba el carácter ficticio que los protagonistas le adjudicaban a la representación política, ponía también en evidencia quién ocupaba y ocuparía la centralidad del escenario político: la consigna de la campaña electoral fue Cámpora al gobierno, Perón al poder.
Evidencia también del poder de movilización que iba adquiriendo la Juventud Peronista fue la exitosa campaña política que ésta llevó adelante por el regreso del general Perón: el "Luche y vuelve", que culminó con la primera visita del histórico líder a la Argentina el 17 de noviembre de 1972, después de 17 años de exilio. La alegría y la movilización popular que acompañaron a esta breve visita preanunciaban el clima de fiesta que se avecinaba. En este contexto, el general Alejandro Lanusse -último dictador del período- se vio obligado a convocar a elecciones. Quedaba, sin embargo, una última posibilidad para impedir la llegada del general Juan Domingo Perón al sillón presidencial. La "cláusula de residencia", negociada precipitadamente en la reglamentación del acto electoral, se orientaba en esa dirección al prohibir la candidatura de quienes no hubieran estado residiendo en la Argentina con anterioridad a agosto de 1972. La posición del peronismo fue desafiante y, si revelaba el carácter ficticio que los protagonistas le adjudicaban a la representación política, ponía también en evidencia quién ocupaba y ocuparía la centralidad del escenario político: la consigna de la campaña electoral fue Cámpora al gobierno, Perón al poder.
En 1971 fue designado delegado personal de Juan Domingo Perón
en remplazo de Jorge Daniel Paladino, quien fuera acusado de desnaturalizar la
función al haberse convertido en portavoz de la opinión militar. Contaba con el apoyo y la simpatía no sólo de
la JP -que lo había apodado cariñosamente "el Tío"- sino también de
sectores más amplios del espectro político y social que pugnaban por una
transformación económica y social atenta a las demandas de los sectores
populares y del capital industrial nacional. Finalmente, es probable que no
pocos hayan pensado en el gobierno de Cámpora tan sólo como un período
transicional hacia un gobierno encabezado por el propio general Juan Domingo
Perón. En tal carácter Cámpora llevó a cabo con éxito el plan de Perón para su retorno al
poder en 1973, tras el fracaso de la Revolución Argentina y con la apertura
que proponía el entonces presidente General Alejandro Agustín Lanusse. Este
buscaba una concertación cívico-militar que integrara al pueblo y a las masas
peronistas con las Fuerzas Armadas, en un gobierno conducido por militares,
idea que llevaba el nombre de Gran Acuerdo Nacional (GAN), lo cual no prosperó. Cámpora trabajó duramente y logró los
objetivos que allanaron las condiciones para el retorno triunfal del peronismo
al poder y de Perón a la legalidad y la escena política. Reorganizó el movimiento, creando la rama juvenil y logrando la afiliación masiva en todos los
sectores. Logró acuerdos con otros partidos políticos más pequeños para
conformar del Frente Justicialista para
la Liberación (FreJuLi); si bien falló en convencer al segundo partido
mayoritario, la Unión Cívica Radical, se debió más a la intransigencia de su
conductor, Ricardo Balbín, que a una falta de persuasión política. Aceitó
acuerdos con el sector empresario a través de la CGE (Confederación General Económica) conducida por el empresario José Ber
Gelbard. Pero el logro fundamental en esta etapa fue el exitoso retorno de Perón
tras 17 años de exilio.
Héctor Cámpora se presentó
en las elecciones de marzo de 1973 como
candidato por el FreJuLi, debido a la proscripción técnica hacia Perón de la
dictadura de Alejandro Agustín Lanusse, que determinaba que los candidatos
presidenciales debían acreditar un período previo de residencia en el país, que
Perón obviamente no podía satisfacer. La cláusula había sido diseñada ex
profeso en contra de la candidatura de Perón. Como vicepresidente de la fórmula
fue designado Vicente Solano Lima, del
Partido Conservador Popular, un desgajamiento del antiguo conservadurismo de la
provincia de Buenos Aires.
La fórmula Cámpora- Solano
Lima alcanzó el 49.5% de los votos y la UCR ocupó el segundo lugar con un 25%.
Como el FreJuLi no alcanzó más del 50% de los votos la legislación habilitaba
una segunda vuelta o ballotage. Sin embargo, para evitar su segura derrota, la UCR renunció a ese derecho y aceptó la
victoria de Cámpora, quien asumió el 25 de mayo de 1973, dándose así por
finalizado el período dictatorial de la autoproclamada Revolución Argentina.
Acudieron al acto de investidura, entre otros, el entonces presidente
socialista de Chile, Salvador Allende, y el de Cuba, Osvaldo Dorticós, en la tradicional Plaza de Mayo se concentraron
alrededor de un millón de personas para recibirlo.
En consonancia con su
promesa electoral y el deseo del pueblo, su primera medida fue -a horas de
asumir- liberar los luchadores sociales retenidos en prisión por la dictadura.
El Parlamento trató el tema esa misma noche y fueron amnistiados masivamente
numerosos presos políticos. El 28 de mayo Argentina
reanudó relaciones diplomáticas con Cuba y proveyó a ese país de automóviles e
insumos industriales, rompiendo por
primera vez el bloqueo económico de Estados Unidos al que había adherido la
dictadura. Como Ministro de
Economía Cámpora nombró a José Ber Gelbard, presidente de la Confederación
General Económica, facilitando el establecemiento de un "Pacto Social" entre la
Confederación General del Trabajo, el empresariado nacional y el Estado, lo que
incluía aumento de salarios y congelamiento de precios. Se retornaron los
lineamientos económicos de anteriores gobiernos justicialistas: un
Estado fuerte e intervencionista y
regulador orientado hacia una distribución más justa de la riqueza. Un clima de festejo se prolongó durante
todo el gobierno de Héctor Cámpora, convirtiendo a este período en una verdadera "primavera" para
importantes sectores de la población. En
áreas como la salud y la educación se impulsaron distintos proyectos que tenían
a los sectores populares como
principales beneficiarios. En términos generales, se esbozó una política
económica más atenta a las demandas de los asalariados y excluidos y
caracterizada por una mayor regulación estatal de las relaciones entre capital
y trabajo. La llamada "primavera
camporista" habría de durar tan sólo 49 días. El 20 de junio de 1973, al regresar Perón al
país, se produce la llamada Masacre de Ezeiza, brutal
enfrentamiento entre sectores antagónicos por el control de un palco donde
hablaría Perón, ceremonia finalmente abortada. La cifra de muertos se estima en
decenas e incluso centenas de personas, pero el hecho nunca fue investigado
oficialmente. Finalmente, el 13 de julio de 1973, para permitir la
llegada al poder del Gral Perón, Cámpora renuncia al cargo, permitiendo la
realización de nuevas elecciones, donde habría de ganar Perón con más del 62%
de los votos. El gesto de la renuncia promueve
que Perón califique a Cámpora como "extraordinario ciudadano
argentino". Al asumir, Perón lo nombra embajador en México. Regresa al país el 27 de septiembre de 1975 y
producido el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 se ve obligado a refugiarse en la embajada de México en Buenos Aires,
permaneciendo allí más de tres años, con un cáncer detectado y sin posibilidad
de tratamiento médico especializado. Obligada por la presión internacional,
El tirano Videla le permite volar a México, donde muere poco después, en Cuernavaca, el 19 de diciembre de 1980. En 1991 fueron
repatriados sus restos. En 2008 fue emplazado su busto en Casa de Gobierno. En el plano internacional y regional, el triunfo del Tío y su asunción
el 25 de mayo de 1973, hace ya 42 años significo la recuperación de un gobierno
popular luego de 18 años de proscripción en coincidencia con el comienzo de una
profunda crisis económica en el orden global. El comienzo de esa crisis tiene
una fecha exacta y es octubre de 1973, con la guerra de Yom Kipur, que
cuadriplica el precio del petróleo.
La paradoja de ese proceso y el desencuentro histórico de la Argentina es que el triunfo popular se obtiene cuando a nivel mundial las luchas populares por la liberación empiezan a perder fuerzas. En Latinoamérica se consolidan proyectos políticos reaccionarios y golpes de Estado que enfrentan a esos procesos populares. Cámpora es el hombre que condujo, con el soporte estratégico de Perón, la derrota de la dictadura de Lanusse, intentando contener a una nueva Argentina Tuvo un rol sumamente importante en la recuperación de la democracia, a la vez que generó una expectativa y un programa de cambio para la Argentina con eje en el desarrollo económico y la justicia social. Cámpora fue la expresión de las luchas y aspiraciones del campo popular y el hecho de que su gobierno haya terminado con una frustración no le quita ningún mérito. Su renuncia fue resultado de no poder contener a las fuerzas que desde hacía tiempo estaban en conflicto. Su reivindicación es un acto de justicia histórica, por su lealtad y compromiso con el liderazgo de Perón y, fundamentalmente, con el pueblo argentino. Un hombre que a lo largo de 18 años de proscripción no se prestó nunca al juego del colaboracionismo ni del neoperonismo. Un hombre que nunca traicionó sus ideales y pagó con la cárcel y el exilio su militancia, un ejemplo de honestidad.
La paradoja de ese proceso y el desencuentro histórico de la Argentina es que el triunfo popular se obtiene cuando a nivel mundial las luchas populares por la liberación empiezan a perder fuerzas. En Latinoamérica se consolidan proyectos políticos reaccionarios y golpes de Estado que enfrentan a esos procesos populares. Cámpora es el hombre que condujo, con el soporte estratégico de Perón, la derrota de la dictadura de Lanusse, intentando contener a una nueva Argentina Tuvo un rol sumamente importante en la recuperación de la democracia, a la vez que generó una expectativa y un programa de cambio para la Argentina con eje en el desarrollo económico y la justicia social. Cámpora fue la expresión de las luchas y aspiraciones del campo popular y el hecho de que su gobierno haya terminado con una frustración no le quita ningún mérito. Su renuncia fue resultado de no poder contener a las fuerzas que desde hacía tiempo estaban en conflicto. Su reivindicación es un acto de justicia histórica, por su lealtad y compromiso con el liderazgo de Perón y, fundamentalmente, con el pueblo argentino. Un hombre que a lo largo de 18 años de proscripción no se prestó nunca al juego del colaboracionismo ni del neoperonismo. Un hombre que nunca traicionó sus ideales y pagó con la cárcel y el exilio su militancia, un ejemplo de honestidad.
Gran documento !!!
ResponderEliminarSaludos desde La Cámpora Tigre !!
Poco he leido, al respecto, mi viejo, era primo hermano de Héctor, Santiago Cámpora, saludos desde Uruguay
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