Rosas

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martes, 30 de junio de 2015

La palabra valiente del maestro José María Rosa a 109 años de su nacimiento

Enrique J. M. Manson 

Hoy, 20 de agosto, se cumplen 109 años del nacimiento de José María Rosa. Muchas veces hemos hecho referencia a su coraje, propio del hombre que era capaz de salir de los límites del escritorio del maestro de historiadores para arriesgar el pellejo cuando de los intereses de la patria y de su amor al pueblo se trataba.
En septiembre de 1980, todavía había dictadura. Y todavía desaparecían argentinos. Pepe se había lanzado a la aventura de dirigir una revista opositora, Línea.
Fue en esa revista, que no contaba con protección especial alguna, en que el 4 de septiembre de 1980 escribió esta nota, que recordamos en homenaje a este nuevo cumpleaños. Sin reclamar por la libertad de prensa de la que gozaban los grandes medios  alineados con el gobierno criminal de entonces, en el número del día 4 se atrevió a escribir estas líneas, cuyo contenido podía traerle terribles consecuencias.
Aunque es posible imaginar que el Historiador del Pueblo ponía su seguridad en manos de la incapacidad de los tiranos, a quienes consideraba con razón no menos incapaces que asesinos.
"Desde la revolución de Mayo el pueblo ha sido nuestro soberano. Aquel viejo abuelo de la Patria que fue Saavedra no quiso valerse de su posición como comandante de Patricios.
Era la más alta autoridad militar, y el prestigio de su fuerza y de su nombre  era decisivo ante los demás cuerpos. Sin embargo votó en el cabildo abierto del 22 de mayo que 'No quede duda de que es el pueblo el que confirma la autoridad o mando.'
Nacimos República. No estaría de más recordar la definición de la Academia de esta palabra: "Forma de gobierno representativo en que el poder reside en el pueblo, personificado este por un jefe supremo llamado Presidente."
La Asamblea del Año XIII dispuso el emblema del gorro frigio, que es hoy nuestro escudo nacional, para sustituir las armas del Rey, confirmando que aquí gobernaría el pueblo y no las armas.
El gobierno presidido por el general Perón fue el exponente más elocuente de la soberanía política, pues surgió de comicios libres, custodiadas las urnas por el ejército argentino y por decisión del pueblo, decisión ratificada por amplia mayoría en dos elecciones más. Solamente en nuestra historia, en dos oportunidades, se han producido decisiones tan categóricas del pueblo en la elección de un presidente, y ellas correspondieron a Hipólito Yrigoyen y al general Perón. La elección de estos dos presidentes populares demuestra que nuestro pueblo se resiste a ser gobernado por minorías y podemos concluir que, al margen de cualquier bandería o militancia partidaria, la historia ha venido señalando  además, que sin la confianza del pueblo no es posible esbozar planes y menos aún lograr llevarlos a la práctica. En esta aseveración ha residido el por qué se había podido conseguir la independencia económica y la justicia social. Una prueba que nuestro gobierno tenía como respaldo al pueblo son los resultados de las negociaciones que se han podido llevar a cabo con la mayor parte de los otros  países.
Como contrapartida, habría que recordar las palabras de dos ciudadanos ingleses. Las pronunciadas por un legislador que dijo: "La República Argentina es nuestra mejor colonia, porque incluso se gobierna y se defiende sola", y las escritas a su gobierno por el embajador sir Reginald Beeper con motivo de relegar nuestro problema fundamental a la misericordia de las consideraciones de este partido local –se refería al peronismo- Es un absurdo no reconocer que va a ser muy difícil llegar a un acuerdo totalmente satisfactorio para todos."

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