Durante el siglo XIX comenzó a manifestarse en la doctrina
una tendencia a acentuar la distinción entre el Estado y la sociedad civil. La sociedad deja de ser considerada como un conjunto de
individuos aglutinados por el Estado, y pasa a ser vista como un grupo formado
por las interrelaciones que surgen al pretender sus miembros satisfacer sus
propias necesidades. Las teorías de Hegel impregnaron la elaboración científica
posterior y ejercieron una gran influencia decisivo en el pensamiento político
de la época, hasta el punto de inspirar doctrinas como el nacionalismo, que se
extendió por Europa e impulso los cambios políticos que convulsionaron el
continente durante la última parte del siglo. Basadas en una peculiar
interpretación de los postulados idealistas, las formulaciones más radicales
del nacionalismo sirvieron de justificación teórica para la aparición de un
nuevo tipo de Estado, el totalitario, El Estado se convierte en una entidad
omnipotente que anula los derechos individuales y modela a su antojo la
colectividad sobre la que ejerce su poder.
Otras concepciones del Estado surgidas durante el XIX tomaron como punto
de partida el enfoque sociológico, muy relacionado con la metodología del
positivismo, que abogaba por despojar la ciencia políticas de cuestiones éticas
y metafísicas.
Así, el fenómeno estatal es contemplado como mero
instrumento de las clases sociales, idea que comparten, entre otros autores,
Max Weber, para el cual sólo se diferencia de otras formas de gobierno por
ostentar el “monopolio legítimo de la fuerza”, o los utilitaristas ingleses,
cuyo máximo representante fue Jeremy Bentham, que concebía el Estado como un
medio artificial de conseguir la armonía entre individuos y lograr así la
estabilidad social.
Karl Marx, en su concepción, considera al Estado como una entidad de
carácter transitorio, surgida de la división en clases de la sociedad con el
fin de perpetuar el dominio de la clase superior, que debe ser sustituida por
una “dictadura del proletariado” y cuyo destino es desaparecer cuando las
clases hayan sido abolidas por el comunismo
Karl Marx: Pensador socialista y activista revolucionario de origen
alemán (Tréveris, Prusia occidental, 1818 - Londres, 1883).
Karl Marx procedía de una familia judía de clase media.
Estudió en las universidades de Bonn, Berlín y Jena, doctorándose en Filosofía
por esta última en 1841.
Sus ideas políticas le obligaron a dejar Alemania e
instalarse en París (1843). Estableció
una duradera amistad con Friedrich Engels (un gran empresario textil), que se plasmaría en la estrecha
colaboración intelectual y política de ambos.
Fue expulsado de Francia en 1845 y se refugió en Bruselas.
Su dedicación a la causa del socialismo le hizo sufrir grandes dificultades
materiales y el exilio definitivo en la ciudad de Londres, superados gracias a
la ayuda económica de Engels.
Marx partió de la crítica a los socialistas anteriores, a
los que calificó de «utópicos», quienes se habían limitado a imaginar cómo
podría ser la sociedad perfecta del futuro y a esperar que su implantación
resultara del convencimiento general y del ejemplo de unas pocas comunidades
modélicas.
Por el contrario, Marx y Engels pretendían hacer un
«socialismo científico», basado en la crítica sistemática del orden establecido
y el descubrimiento de las leyes objetivas que conducirían a su superación; la
fuerza de la Revolución (y no el convencimiento pacífico ni las reformas
graduales) serían la forma de acabar con la civilización burguesa.
En 1848, a petición de una Liga revolucionaria clandestina
formada por emigrantes alemanes, Marx y Engels plasmaron tales ideas en el
Manifiesto Comunista, un panfleto de retórica incendiaria situado en el
contexto de las revoluciones europeas de 1848.
Posteriormente, durante su estancia en Inglaterra, Marx
profundizó en el estudio de la economía política clásica y, apoyándose
fundamentalmente en el modelo de David Ricardo, construyó su propia doctrina
económica, que plasmó en El Capital; de
esa obra monumental sólo llegó a publicar el primer volumen (1867), mientras
que los dos restantes los editaría después de su muerte su amigo Engels,
poniendo en orden los manuscritos preparados por Marx.
Partiendo de la doctrina clásica, según la cual sólo el
trabajo humano produce valor, Marx denunció la explotación patente en la
extracción de la plusvalía, es decir, la parte del trabajo no pagada al obrero
y apropiada por el capitalista, de donde surge la acumulación del capital.
Criticó hasta el extremo la esencia injusta, ilegítima y violenta del sistema
económico capitalista, en el que veía la base de la dominación de clase que
ejercía la burguesía. Sin embargo, su
análisis aseguraba que el capitalismo tenía carácter histórico, como cualquier
otro sistema y estaba abocado a hundirse por sus propias contradicciones
internas, dejando paso al socialismo.
La
tendencia inevitable al descenso de las tasas de ganancia se iría reflejando en
crisis periódicas de intensidad creciente hasta llegar al virtual
derrumbamiento de la sociedad burguesa; para entonces, la lógica del sistema
habría polarizado a la sociedad en dos clases contrapuestas por intereses
irreconciliables propietarios y proletarios, de tal modo que las masas proletarizadas, conscientes de su
explotación, acabarían protagonizando la Revolución que daría paso al
socialismo.
En otras obras suyas, Marx completó esta base económica de
su razonamiento con otras reflexiones de carácter histórico y político: precisó
la lógica de lucha de clases que, en su opinión, subyace en toda la historia de
la humanidad. También indicó Marx el sentido
de la Revolución socialista que esperaba, como emancipación definitiva y global
del hombre (al abolir la propiedad privada de los medios de producción, que era
la causa de la alienación de los trabajadores), completando la emancipación
meramente jurídica y política realizada por la Revolución burguesa (que
identificaba con el modelo francés); sobre esa base, apuntaba hacia un futuro
socialista entendido como realización plena de las ideas de libertad, igualdad
y fraternidad, como fruto de una auténtica democracia;
la «dictadura del proletariado»
tendría un carácter meramente instrumental y transitorio, pues el objetivo no
era el reforzamiento del poder estatal con la nacionalización de los medios de
producción, sino el paso -tan pronto como fuera posible- a la fase comunista en
la que, desaparecidas las contradicciones de clase, ya no sería necesario el
poder coercitivo del Estado. Marx tuvo seguidores y los tiene en la actualidad- Éstos seguidores se escindieron entre una rama
socialdemócrata cada vez más orientada a la lucha parlamentaria y a la defensa
de mejoras graduales salvaguardando las libertades políticas individuales
(Kautsky, Bernstein, Ebert) y una rama comunista que dio lugar a la Revolución
bolchevique en Rusia y al establecimiento de Estados socialistas con economía
planificada y dictadura de partido único (Lenin, Stalin, Mao)
La teoría marxista fue reelaborada por sus continuadores, entre
los que destacó Lenin, (Nació el 22 de abril de 1870 en Simbirsk Hijo de un
funcionario). En 1887, la policía
arrestó y ejecutó a su hermano mayor Alexander por haber participado en una
conspiración para asesinar al zar Alejandro III. Cursó estudios en la Universidad de Kazán
ese mismo año, pero fue expulsado al poco tiempo por participar en actividades
revolucionarias. Estudió las obras clásicas del pensamiento revolucionario
europeo, especialmente El capital de Karl Marx. Admitido en la Universidad de San Petersburgo terminó
Derecho en 1891. Cuando estalló la I
Guerra Mundial en 1914, Lenin se opuso a la intervención de Rusia en el
conflicto alegando que supondría una lucha fratricida entre los obreros de toda
Europa en beneficio de la burguesía y alentó a los socialistas a “transformar
la guerra imperialista en una guerra civil”.
La Revolución Rusa de 1917 lo tuvo como actor principal.
El Zar Nicolás II fue asesinado junto a
toda su familia y Lenin fue elegido presidente del Consejo de Comisarios del
Pueblo (jefe de gobierno). El régimen
soviético se impuso en una cruenta guerra civil (1918-1921). Gracias a la labor
del Ejército Rojo, creado y organizado por León Trotski, el régimen soviético
salió triunfante de este enfrentamiento.
La primera de las tres aplopejías que sufrió Lenin en mayo de 1922 le
dejó incapacitado para cumplir con las obligaciones de su cargo. Nunca volvió a
desempeñar un papel activo en el gobierno o en el partido. Se había recuperado parcialmente a finales
de 1922, pero sufrió un segundo ataque en marzo de 1923 en el que perdió el
habla. Lenin murió el 21 de enero de
1924 en la localidad de Gorki.) Para
Lenin el Estado es tan sólo un mecanismo de coerción utilizado por la clase
dominante para sojuzgar a la dominada.
Para que las clases, con intereses económicos en pugna, no se devoren
entre sí se hizo necesario un Poder, y este Poder que brota de la sociedad,
pero que se coloca por encima de ella y que se divorcia cada vez más de ella,
es el Estado.
Cuando hayan desaparecido los capitalistas, cuando no haya
clases, sólo entonces desaparecerá el Estado y podrá hablarse de libertad. Sólo entonces se hará realidad una democracia
completa y sólo entonces la democracia comenzará a extinguirse
ESTADO Y HEGEMONÍA: ANTONIO GRAMSCI (Cerdeña, 22 de enero de 1891 - Roma, 27 de
abril de 1937) fue un filósofo, teórico marxista, político y periodista
italiano.
Escribió sobre teoría política, sociología, antropología y
lingüística.
Fue uno de los fundadores del Partido Comunista Italiano,
encarcelado bajo el régimen fascista de Benito Mussolini, estudia al Estado
italiano desde su conformación como unidad, destacando su naturaleza de
clase. Siguiendo a los clásicos, dice
que el Estado es en esencia coerción, dictadura, dominación.
Reafirma así los elementos aportados por el
desarrollo de la teoría marxista introduciendo el elemento del consenso, de la
dirección, de la hegemonía, que completa la forma de supremacía de las clases
dominantes en los capitalismos desarrollados.
“La supremacía de un grupo social se manifiesta de dos modos, como
dominio y como dirección intelectual y moral‟
Gramsci estableciendo un estudio de hegemonía de la clase
dominante. La supremacía de una clase
aparece como un momento sintético que unifica la hegemonía y la dominación, el
consenso y la coerción, la dirección y la dictadura en el Estado.
Y es precisamente mediante la sociedad civil que las clases
dominantes logran consolidar su poder, como lugar donde se difunde su “visión
del mundo“.
Lo que sucede es que se detiene a analizar la forma en que
la fuerza se combina con el consenso ideológico para integrar a las masas en el
Estado. El derecho no expresa toda la
sociedad, sino la clase dirigente, que «impone» a toda la sociedad las normas
de conducta que están más ligadas a su razón de ser y a su desarrollo. La función máxima del derecho es la de
presuponer que todos los ciudadanos deben aceptar libremente el conformismo por
él señalado.
La libertad informativa se reduce a la libertad de empresa
informativa, con lo que se ejerce coacción respecto al tipo de mensajes
ideológicos que se difunden y los que son expulsados del sistema de circulación
de ideas o directamente no llegan a conformarse.
La clase dominante ejerce su poder, no sólo por medio de la
coerción, sino además porque logra imponer una visión del mundo, una filosofía,
una moral, unas costumbres, un “sentido común” que favorecen el reconocimiento
de su dominación por las clases dominadas.
Existe una política de alianzas como elemento necesario para
la conformación hegemónica de una clase social. “El Estado es concebido como un
organismo propio de un grupo, destinado a crear las condiciones favorables para
la máxima expansión del mismo grupo”
La clase dominante necesita, para hacer valer sus intereses,
como decía Marx, presentar al Estado ante la sociedad como representante del
conjunto del pueblo.
Las divisiones económicas entre los “ciudadanos” se ocultan
tras la paridad jurídica entre explotadores y explotados y junto con ellas, se
oculta también la completa separación y no participación de las masas en las
labores parlamentarias.
Por eso es tan fundamental que el proletariado logre la
dirección del conjunto de las clases subalternas para, a partir de amalgamar en
una visión integral proyectar su hegemonía al conjunto de la sociedad.
El concepto gramsciano de hegemonía no se resume en lo
cultural, sino que presupone el aspecto político. “La hegemonía política puede y debe existir
antes de llegar al gobierno…”.
Gramsci atribuyó un papel central a los conceptos de
infraestructura (base real de la sociedad que incluye fuerzas de producción y
relaciones sociales de producción) / superestructura (“ideología”, constituida
por las instituciones, sistemas de ideas, doctrinas y creencias de una
sociedad), a partir del concepto de “bloque hegemónico”
El poder de las clases dominantes sobre el
proletariado y todas las clases sometidas en el modo de producción capitalista,
no está dado simplemente por el control de los aparatos represivos del Estado
pues, si así lo fuera, dicho poder sería relativamente fácil de derrocar dicho poder está dado fundamentalmente por la
“hegemonía” cultural que las clases dominantes logran ejercer sobre las clases
sometidas, a través del control del sistema educativo, de las instituciones
religiosas y de los medios de comunicación.
A través de estos medios, las clases dominantes “educan” a los dominados
para que estos vivan su sometimiento y la supremacía de las primeras como algo
natural y conveniente, inhibiendo así su potencialidad revolucionaria. En prisión escribió 30 libretas de historia
y análisis conocidos como Los cuadernos de la cárcel (Quaderni del carcere),
que incluyen su recuento de la historia italiana y el
nacionalismo, así como ideas sobre teoría marxista, teoría educativa y de
crítica
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