Nació
en Buenos Aires en 1809 y era hijo de George Brown Arnold, estadounidense y de la porteña Magdalena Diana. A los 17 años se incorporó como alférez al Regimiento 3ro de Milicias y luego vistió con orgullo el uniforme de Colorado del Monte. Su primera campaña comenzó a fines de 1828, formando en el ejército federal que
debió enfrentar a las fuerzas regulares de Lavalle. Peleó en Navarro y tomó parte
en las guerrillas que siguieron a esta batalla; su relato de las Vizcacheras sigue siendo
único: dijo en “Un soldado argentino”, que Rauch les venía
pisando los talones, con la ventaja de comandar tropas veteranas de la guerra
del Brasil. Los federales llegaron a Las Vizcacheras casi al mismo tiempo
que un nutrido contingente de indios, que combatirían a su lado. Dice
Arnold: “en tales circunstancias el enemigo se avistó. Sin tiempo
que perder, formamos nuestra línea de combate de la manera siguiente: los
escuadrones Sosa y Lorea formaron nuestra ala derecha, llevando de
flanqueadores a los indios de Nicasio; los escuadrones Miranda y Blandengues el
ala izquierda y como flanqueadores a los indios de Mariano; el escuadrón
González y milicianos de la Guardia del Monte al centro, donde yo formé”. Arnold nos dirá que Nicasio llevaba como
apellido cristiano Maciel, “valiente cacique que murió después de Caseros”.
Rotas las hostilidades, Rauch
arrolló el centro de los federales y se empeñó a fondo sin percibir que sus dos
alas eran derrotadas. Se distrajo y comenzó a saborear su triunfo pero pronto
se vio rodeado de efectivos a los que supuso suyos. Hay que recordar que
por entonces, los federales sólo se diferenciaban de los unitarios por un
cintillo que llevaban en sus sombreros, el que decía “Viva la
federación”. Escribio Arnold “cuando
estuvo dentro de nosotros, reconoció que eran sus enemigos apercibiéndose
recién del peligro que lo rodeaba. Trató de escapar defendiéndose con bizarría;
pero los perseguidores le salieron al encuentro, cada vez en mayor número,
deslizándose por los pajonales, hasta que el cabo de Blandengues, Manuel
Andrada le boleó el caballo y el indio Nicasio lo ultimó… Así acabó su
existencia el coronel Rauch, víctima de su propia torpeza militar”.
A
raíz de su acción, Andrada fue ascendido a alférez. Según Bayer y otros historiadores Nicasio
Maciel era llamado “Arbolito” por su estatura, delgadez y cabello crecido y habría
cortado la cabeza de Rauch, que era un famoso degollador de indios…..en el
relato de Arnold que es lo más fidedigno que poseemos en ningún párrafo habla
de “Arbolito” y sí señala lo que Bayer y cía omiten: que era partidario y
soldado de Juan Manuel y que falleció después de Caseros….
Dias
antes de Puente de Marquez se incorpora a las filas de Rosas “Allí estaba el comandante
General de Campaña don Juan Manuel de Rosas, el hombre de nuestra
predilección que con tanto gusto y sacrificio veníamos buscando desde la
derrota de Navarro”. Arnold después relata el
entusiasmo que predominaba en las masas federales a favor de Juan Manuel de
Rosas. En un relato referido a cuando éste regresaba en 1829 de
Santa Fe, hallándose reunidos en las cercanías de “La Turbia” alrededor de
2.000 hombres, al presentarse el Restaurador y “dirigirse en alta voz, diciendo
¡Viva la Patria!, fue contestado con entusiasmo. Posteriormente el
¡Viva Rosas! fue un trueno que salió del corazón de aquella muchedumbre,
demostrando el entusiasmo que tenían por el alma de aquel hombre”.
Nuevamente
se batió contra los unitarios en la jornada de dicho puente sobre el río de las
Conchas, y participo en el sitio de Buenos Aires, lo que le valió recibir los
despachos de teniente lro. En octubre de
1833 se distinguió en la Revolución de los Restauradores, y por el éxito
obtenido en una guerrilla sobre la plaza Miserere ganó el grado de capitán.
Seis años después hizo la campaña de Chascomús, contra los estancieros enfiteustas del, sur
levantados contra Rosas. Luego se retiró a su casa en el partido de San Miguel
del Monte, con el premio otorgado por la Sala de Representantes a los
vencedores de aquella sublevación.
En
agosto de 1840 hizo campaña contra Lavalle en Buenos Aires y se contó entre los
vencedores de Quebracho Herrado, Córdoba, el 28 de noviembre de ese año.
Fue ayudante en Córdoba del comandante general de Armas, coronel Vicente
González (a) Carancho del Monte.
El 16 de noviembre de 1841 infligió una
derrota a la indiada en el Arroyo del Medio. "Con los indios venían
los dos coroneles Saá y el de igual clase Baigorria”, dice Arnold. Pudo rescatar cautivos y cerca de 25.000
cabezas de ganado. En 1842
el Regimiento Nº 3 se estableció en Boquerón, cercanías de la ciudad de Rosario
(en la desembocadura del arroyo Saladillo en el río Paraná) con la misión de
proteger la frontera de Santa Fe contar las avances aborígenes. El entonces capitán Prudencio Brown Arnold
sería el encargado de la custodia de esa región, siendo el asiento de su escuadrón
el Fuerte Nuevo. Allí permaneció por
espacio de nueve años en continua lucha con los indígenas, a los que venció.
En
abril de 1844 derrotó a la indiada en Los Chañaritos, sin lograr apresar
al coronel Manuel Baigorria, que la comandaba. A mediados de 1845 se incorporó a las
fuerzas del gobernador Pascual Echagüe, para luchar contra el invasor “Mascarilla”
Juan Pablo López. Más
tarde fue destacado al norte de la provincia de Santa Fe, donde a las órdenes
del gobernador Pascual Echagüe participó en la batalla de Mal Abrigo,
La Batalla del Mal Abrigo fué un
enfrentamiento entre ejércitos federales y unitarios. El gobernador de Santa Fe, Juan Pablo
López “Mascarilla”, aliado de Juan
Manuel Rosas, fue acercándose a enemigos de éste, como José María Paz y
Pedro Ferre, gobernador de Corrientes. El tratado de unión firmado por
Corrientes y Santa Fe en 1841, provocó la reacción inmediata de Rosas. Los
ejércitos rosistas de Oribe y Echagüe derrotaron completamente
a López que debió huir a Corrientes. Pascual Echagüe asume
como gobernador de Santa Fe. A fines de junio de 1845, José María Paz envió a Mascarilla a Santa Fe.
Llevaba 400 exiliados santafesinos y 300 correntinos. Atravesó el Chaco
rápidamente. El gobernador Pascual
Echagüe se retiró a Buenos Aires.
López gobernó por espacio de un mes, hasta
que Echagüe reapareció a principios de agosto, y rápidamente avanzó hacia la
capital. López no estaba preparado, y abandonó precipitadamente la ciudad
huyendo hacia el norte, perseguido por el ejército federal de Echagüe. El 12 de agosto de 1845 se
produjo el choque decisivo entre las tropas unitarias conducidas por Juan Pablo
López y la fuerza federales que las perseguían, al mando de Gral. Echagüe, a orillas del Arroyo Malabrigo; Las tropas unitarias fueron derrotadas y
huyeron abandonando sus tres cañones, armas, y el bagaje de López en el que se
hallaba gran parte del archivo de Santa Fe, que había sacado en la retirada. El
capitán Arnold combatió al frente de su escuadrón. En Malabrigo
tomó 600 caballos tordillos y plateados al enemigo, y agrega: “carga como la de
los correntinos en Malabrigo, no la presencie jamás”.
Luego de la batalla Arnold pide
al Gobernador Echagüe, que le ha ofrecido su amistad, un poco de yerba y tabaco
para sus hombres; el Gobernador no contesta, aunque más tarde regala a Arnold
una bolsa con onzas de oro. Arnold las rechaza: “Yo habría recibido el obsequio
en el acto y agradecido mucho; pero como él sólo se refería a un obsequio a mi
persona, olvidando las necesidades de mis soldados que valían tanto o más que
yo, puesto que si ellos no hubiesen derramado su sangre con tanta lealtad y
constancia, yo no habría sido objeto de ese alto honor de S. E., si así puede
llamársele, entendía que no era noble ni justo que se hicieran distinciones
conmigo…”
Después
del pronunciamiento de Urquiza contra Rosas debió incorporarse a la división del
teniente coronel Martín Santa Coloma, en las cercanías de Coronda. En diciembre
de 1851 pudo salvar de un desastre a la
división del coronel Serrano, que se había sublevado, por torpeza de este jefe.
Su actuación movió a Rosas a otorgarle los despachos de coronel de caballería
de línea, pero no llegaron a poder de Arnold a consecuencia de los sucesos de Caseros.
Don Juan Manuel se los envió desde Southampton, a principios de 1876,
veinticinco años después.
El
propio Sarmiento nos ha dejado un retrato de las tropas de Rosas que fueron
entregadas en la capitulación de Montevideo, en que aún siendo enemigo
apasionado, no había podido sustraerse a la admiración que le provocaban estos
formidables y abnegados guerreros. Dice Sarmiento: ¡Matar y morir!
He aquí la única facultad despierta en esa inmensa familia de bayonetas y
regimientos, y sus miembros separados por causas que ignoraban, del hombre que
los tenía condenados a este oficio mortífero, y a esta abnegación sin premio,
sin elevación, sin término, tenían por él, por Rosas, una afección profunda,
una veneración que disimulaban apenas"
En
vísperas de Caseros se incorporó a las fuerzas de Pascual Echague y luego operó
sobre el sur de Santa Fe, hostilizando a los efectivos urquicistas.
El 19 de
enero de 1852, su columna de 160 hombres fue dispersada en la Loma Negra
por 2600 hombres de la división de Juan Pablo López.
Su fidelidad a la Federación, en esos días,
fue reconocida por el comandante en jefe del Departamento del Norte de Buenos
Aires, coronel Hilario Lagos.
En ningún momento dejó de hostilizar a las
fuerzas enemigas, por su extremo derecho y retaguardia. La rápida conversión
hecha por Urquiza desde la Guardia de Luján hacia Caseros cerró el paso a
Arnold, que no pudo incorporarse a Rosas antes de la batalla.
Luego de Caseros
marchó a la Guardia del Monte y desde allí pidió órdenes al general Pacheco,
quien dispuso se presentase a Urquiza. Ordenó a su columna que no se rindiese y
puso término a sus servicios. "Fui el último de los capitanes que
mandaban fuerza de los Ejércitos Argentinos que obedecían a este señor general
[Rosas] y el único que no presentó armas al general vencedor”, escribe
Arnold.
Urquiza le dio seis meses de licencia con orden de presentarse
nuevamente.
En
enero de 1853, el coronel Hilario Lagos, comandante en jefe del Ejército
Federal, lo designó comandante de milicias de los partidos de Rojas, Salto y
Pergamino.
Semanas
antes de Pavón, abandonó su estancia San Pascual, ubicada en el partido
de Ramallo, y se presentó al general Ricardo López Jordán, que organizaba en
Rosario fuerzas para la Confederación. El 17 de setiembre de 1861 luchó en Pavón
como ayudante de Urquiza. Y tres días después el presidente Derqui lo nombró
comandante de la Guardia Nacional de los partidos de San Nicolás, Pergamino,
Rojas, Salto y Junín. Mas el 2 de octubre renunció a dicho mando militar.
Poco
después Mitre lo autorizó a residir pacíficamente en su estancia o donde
quisiera. “Así concluí esta campaña
—dice—, ahumado con la pestilente pólvora de Pavón”.
Vivió
después en Rosario y San Nicolás, y posteriormente en su estancia Santa
María, en el sur santafesino. En octubre de 1875 le escribía a Rosas: “Su retrato de bulto (¿se trataria de una
escultura?) es el único que hay en la salita de mi casa, en esta ciudad, frente
a las ventanas de la calle”.
Su
afecto hacia el Restaurador permanecía incólume veinte años después de Caseros.
En 1875 remitió al exiliado 10 onzas de
oro que Juan Manuel agradeció en una carta fechada el 7 de enero de 1876.
Arnold dijo en su libro que en una
oportunidad, visitando las ruinas de Santos Lugares (hoy General San Martín),
escuchó al guía turístico explicar que el pozo que ocupaba el centro del
cuartel era usado para arrojar los cadáveres de los ejecutados. Asombrado,
preguntó entonces de dónde sacaban los soldados el agua para beber……Ayer mismo
escuche a un supuesto Historiador sanmartinense repetir esta felonía (para ser
bueno…2020)
El
coronel Prudencio Arnold publicó importantes escritos históricos, entre ellos: Colección
de artículos y refutaciones históricas sobre los acontecimientos del Rosario el
25 de diciembre de 1851; Rectificaciones
históricas al folletín del doctor Estanislao Zeballos titulado "Dinastía
de los Piedra , Refutación histórica sobre la batalla de Malalabrigo;
y sobre todo, Un soldado argentino, sus memorias autobiográficas,
Rosario, 1893.
Murió
el 31 de marzo de 1896. En sus últimos
tiempos apoyó a otro viejo rosista el doctor Bernardo de Irigoyen y a la Unión
Cívica santafesina. Su hijo Jorge Brown Arnold, autor de La muerte de la
República, fue secretario del nombrado doctor Irigoyen.
AUNQUE PAREZCA MENTIRA : Un proyecto en cámara de Diputados nos dice Que El Coronel Prudencio Brown Arnold LUCHÓ CONTRA ROSAS Y LOS MALONES INDÍGENAS....NI AUNQUE LO HAGAN A PROPÓSITO....
BIBLIOGRAFÍA:
Brown Arnold Prudencio Un soldado Argentino
Cutolo, Vicente, Nuevo diccionario biográfico argentino
Chavez Fermín; Iconografía de Juan Manuel de Rosas y la Federación
Fradkin, Raúl, ¡Fusilaron a Dorrego!, o cómo un alzamiento rural cambió el curso de la historia
Irazusta, Julio, Vida política de Juan Manuel de Rosas a través de su correspondencia.
Sierra Vicente D. Historia Argentina
Excelente relato, desconocido por muchos...
ResponderEliminarExcelente relato, desconocido por muchos...
ResponderEliminarMuy buen análisis de la historia.- Felicitaciones
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